El muro

El joven David, antes de ser rey era perseguido por varios malhechores que querían dañarlo. Ingresó a una cueva.

Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.
Con tal desesperación elevó una plegaria al Creador:

"Dios todopoderoso, haz que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".

En
ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que él se
encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer
una telaraña en la entrada.

David volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:

"Señor te pedí ángeles, no una araña."

Y
continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte
en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la
arañita tejiendo la telaraña.

Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior a la que se
encontraba el joven David y este quedó esperando su muerte.

Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había
tapado toda la entrada.

Entonces se escucho esta conversación:

Primer hombre: – Camina, entremos a esta cueva.

Segundo hombre: – No. Mira que hay telarañas, nadie ha entrado en esta
cueva. Sigamos buscando en las otras.

Así fue salvado el joven David, antes de ser rey.

Pedimos
cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero
Dios nos da aquellas pequeñas cosas que se pueden volver grandes.

A veces pedimos muros para estar seguros, pero Dios en
cambio nos pide confianza en Él, para dejar que su poder se
manifieste y haga que algo como una telaraña nos de la misma protección
que una muralla.

Si has pedido un muro y no ves más que una
telaraña, recuerda que Dios sabe lo que cada uno de nosotros realmente
necesita. Confía en Él y Él hará.

2 comentarios sobre “El muro”

  1. Les felicito por su página y por su iniciativa, aunque soy un tanto escéptico. Creo que si el verdadero mesías viniera, cosa que dudo (la verdad no se oye entre el ruido) no podría detener al hombre.

    Quién puede detener el vuelo del águila cuando vuela/
    quién derrama el caliz de las tinieblas/
    quién da la espalda a la vida para que muera/
    quién conoce la verdad porque la siguiera/

    El hombre sigue un camino,/
    ¿quién lo puede detener?/
    (-¡Deténganlo, deténganlo!- Gritan, y siguen el mismo)/

    Quién puede detener al hombre/
    que a hombre no llega.

    Un saludo

Deja una respuesta