Resp. 45 – El poder del arrepentimiento

Shalom More,
necesito me responda lo siguiente de su enseñanza. Ud dice que la vida en Este mundo es solamente un pasaje un momento ya que la vida eterna depende de la correccion con la que hayamos vivido de la fidelidad con la que hayas acatado los mandamientos. El dia que yo muera cual va hacer mi medida por decirlo de alguna forma, va haber un antes(sin cumplimento de las siete leyes) y un despues(cumpliendo las siete leyes) Y por ultimo nos podria enseñar mas sobre este tema tan importante
Gracias More por su tiempo
Norma M.
Chile

Shalom,
«¡Bendito el que viene en el nombre del Eterno!» (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenida y gracias por enviarnos su interesante misiva.

Ante todo, no digo yo que éste sea un mundo pasajero, lo expresa el Tanaj, lo enseña la Torá Oral… yo modestamente repito (y acepto).

Tampoco digo yo que nuestra Posteridad depende de nuestras acciones, lo dice la Torá escrita, lo confirma el Tanaj, lo asegura la Torá oral. En otras oportunidades lo he enseñado, creo que en serjudio.com encontrará al respecto enseñanzas, citas, fuentes, etc.

Ahora, pasemos a su muy interesante y acertada pregunta.
Cuando llegue el momento de su Juicio, tras fallecer en Este Mundo:
¿Será tenida en cuenta su vida pasada, la de estar hundida en la idolatrí­­a, y sufrirá a causa de ello?
¿O solamente se contará desde que encontró la Luz y decidió vivir con fidelidad al Eterno, a partir de los mandamientos para los noájidas?

Prestemos atención al profeta:

«Dice el Eterno: ‘¿De qué Me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabrí­­os.
Cuando vení­­s a ver Mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis Mis atrios?
No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
Cuando extendáis vuestras manos, Yo esconderé de vosotros Mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!

Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí­­, vendrán a ser como blanca lana.
Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.

Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’«

(Ieshaiá / Isaí­­as 1:11-20)

Lo que hemos puesto en verde, es la expresión del poder del arrepentimiento sincero.
Si la persona pecó y su alma está enferma, figuradamente está roja de errores y actos perversos, el Eterno asegura que se borrará el mal, que lo rojo se convertirá en blanco.
Pues así­­ funciona el arrepentimiento completo y sincero.
No queda nada de lo negativo anterior, por el contrario, desde Arriba se asume el gran esfuerzo que realizó la persona para emerger desde las profunidades.
Numerosas son las frases laudatorias de los Sabios para el que se ha arrepentido sincera y completamente, pero déjeme citarle solamente una:

El lugar que ocupan los que se han arrepentido sincera y completamente, ni siquiera los justos perfectos lo pueden ocupar.
(TB Brajot 34b)

Tan grande es el poder del arrepentimiento, que transforma lo negativo en positivo, lo rojo de pecado en blanco de pureza.
Así­­ pues, no debe la persona perder un instante para emprender el camino del arrepentimiento, del retorno a la esencia pura y celestial de su espí­­ritu.
Pues, si no retorna antes del dí­­a de su muerte, ya será tarde…

Ahora bien, preste atención al párrafo del profeta que marque de color rojo.
Esas son todas acciones correctas, muchas de ellas son mandamientos que el Eterno ha encomendado a los judí­­os.
Pero cuando las hace una persona pecadora, porque supone que con eso obtiene perdón, limpieza interior, crecimiento, la respuesta desde Arriba es: «no quiero nada de eso».
Entiéndalo bien.
Dios no quiere sacrificios, ni sangre, ni ofrendas, ni incienso, ni que se congreguen, ni que recen, ni que hagan rituales los que son pecadores y no buscan arrepentirse sinceramente.
Dios abomina tales acciones ejecutadas por los perversos, que en vez de arrepentirse y actuar correctamente, solamente se quedan con lo exterior, con los gestos, pero sin el espí­­ritu de santidad que es necesario.

En azul he puesto lo que ayuda a completar un saludable proceso de arrepentimiento: dejar de hacer el mal, quitar los pensamientos negativos, hacer el bien, actuar con justicia, detener el pecado, apartarse del pecador, ayudar al necesitado, identificarse con el desamparado.
Es decir, aquel que busca el arrepentimiento, que no divague ni se pierda den filosofí­­a; que no crea que la sangre o los rituales tendrán efecto purificador; que ni siqueira ose rezar al Eterno; sino que rectifique su vida, que actúe acorde a los mandamientos, que proteja a los menos poderosos, que sostenga a su comunidad, que se alí­­e con los que hacen justicia.
Que luche para construir un mundo de shalom, en donde haya plenitud e integridad para todos.
Esa es la condición insipensable para que cuaje correctamente el proceso de arrepentimiento total y sincero.

Por úiltimo, de marrón he pintado el destino de los que se empeñan en seguir por los caminos del desvarí­­o.

Así­­ pues, amable señora, ahora que ha descubierto su lugar, el rol que el Padre celestial le ha conferido; ahora que ha reconocido la fealdad de los dogmas que recibió anteriormente; debe usted avanzar más y más en su perfeccionamiento. Confí­­e en la Justicia celestial y en la Misericordia que sobreabunda. Sepa que su pasado rojo de errores y pecados, se ha transformado en blanco de pureza.
Sepa que su Posteridad depende de la justicia y bondad de sus acciones, y continúe construyendo Shalom.

Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.

Iebarejejá H’ – Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom.

Moré Yehuda Ribco

 

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