Archivo de la categoría: El consejo diario

El consejo diario 11

Están los pendientes del aplauso ajeno,
que se olvidan,
que el único aplauso importante es el que uno mismo se da,
y que es aprobado en los Cielos.

Están los que solamente se aplauden a sí mismos,
y olvidan que si no alientan a su prójimo,
su auto-aplauso de nada vale,
y Arriba reprueban su actitud.

Están los que no aplauden ni quieren ser aplaudidos…

El consejo diario 10

Se siente "bueno" quejarse, echar culpas y reclamar de la vida.
Se siente  tan "bueno", que es la vía segura al fracaso y al perpetuo malestar.

La vía del triunfador se compone de trabajo, responsabilidad y compromiso.
Quien actúa como triunfador,
encuentra el Bien, no se queda con un pasajero sentimiento "bueno".

El consejo diario 8

Hay dos tipos de "justos":
1- los chaqueta abrigada, y
2- los estufa.

Los primeros no perjudican al prójimo, pero son justos solamente en lo que les atañe personalmente. Encuentran calor para sí, sin importarles los demás.

Los segundos son justos para sí y para el prójimo. No les sirve estar calientes, sino que también el prójimo lo esté.

Noaj usaba su chaqueta abrigada.
Avraham, el primer patriarca judío, era como una estufa.

¿Y tú?

El consejo diario 7

No le digas a tu hijo que sea bueno,
mejor muéstrale que tú eres bueno porque actúas bien.

No le digas a tu hijo que es bueno,
porque te hace caso,
dile que él es bueno haga lo que haga,
pero que su conducta debe estar en armonía con la belleza de su interior.
Ya que una fea conducta, hace parecer feo al que la comete.

El consejo diario 6

Por derecho de nacimiento ERES HIJO de DIOS,
Él te ama, te acompaña, te sustenta,
nada ni nadie te puede negar este derecho que te pertenece.

PERO, depende de tus acciones,
si es que en realidad te comportas como hijo de Dios,
o como un extraño a Él.

Depende de tus acciones,
si serás abrazado como hijo,
o mandado como siervo.

Medítalo.

El consejo diario 5

Hay noájidas que siguen presos de una idea muy común entre los que han reencontrado su ser noájida,
que es sentirse y creerse como los hermanitos tontos del judaísmo,
niñitos a los que hay que llevar de un lado para otro.

Lo cierto es que este sentimiento no tiene basamento en la realidad,
sino en el hecho de que éste noájida
aún no ha asumido la madurez y poderío de la identidad noájica.

El día que asume su identidad espiritual con decisión y compromiso,
se reconoce como socio de los judíos en la tarea de construir Shalom para perfeccionar el mundo.