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¿Arde París?

Noviembre 13, 2015; un viernes 13 en París, Francia.
Ocho islamistas fallecieron a manos de la polícia francesa, debieron titular CNN, TVE, AFP, BBC y todos los otros agresores de los medios desinformativos; pero no lo hicieron.

Allí sí parece que les dolió la masacre de gente inocente. ¿Doler? Bueno, supongo que no realmente. Más bien les interesó atraer la atención de otra forma.
Cuando, los asesinos islamistas, enraizados en su fanatismo islámico y amparados por el seudo progresismo, nuevamente se llevaron de este mundo a gente falta de culpa. Con ello asesinaron buenas personas, diezmaron familias enteras, pero también perpetraron un atentado a la sociedad en general. No solo la francesa, con sus faltas actuales y pasadas; sino a la humanidad toda.
Pronto surgieron ratas ideológicamente corruptas acusando a los imperialismos, sionistas y tantas otras idioteces.
Así como también ahora gritaron los inútiles políticamente correctos, reclamando justicia para la infame Palestina, como si algo tuviera que ver en el asunto. Es que, en sus mentes pútridas, Israel (bah, los judíos), son culpables de cada desastre que ocurra, y si no hay relación o calamidad, ellos la inventan para seguir violentando al 0,02% de la población mundial (los judíos).

El hecho es que a mí, en lo personal, humildemente, me duelen todos los inocentes que fueron masacrados, individuos, familias, colectivos.
Pero no solo aquellos de París, sino todos los inocentes; caídos a causa de las garras del terrorismo coránico, o por el narcotráfico, o por rencillas políticas, o por el motivo que fuera.
Sí, también aquellos que sobreviven en los países miembros del vasto imperio árabe-musulmán; como los atormentados en Cuba y en Venezuela; como los de Kenia y Nigeria; como los del Tíbet; como los de México y Colombia; como los de Israel que a diario están expuestos a la maldad genocida del islamismo y sus compinches de turno.

Todos ellos me duelen, pero más me duelen mis hermanos en Israel y fuera de ella.
Aunque del resto las redes sociales y los medios masivos no hablan; porque no vende, porque no forma parte del plan del seudo progresismo en su afán por congraciarse con la bestia del alfanje.

¿Arde París?
Es una fogata más en la gran hoguera que el imperio árabe-musulmán y sus cómplices seudo progresistas encendieron y mantienen ardiendo proponiendo la extinción total.

¿La respuesta?
Construir SHALOM con acciones de bondad y justicia. A veces la medida de la justicia debe prevalecer en toda su enormidad, erradicando el mal hasta su propia raíz; así se permite a la bondad florecer en plenitud.

Reino móvil

La tecnología está por doquier, ayudándonos en nuestras cuestiones diarias así como en las infrecuentes.
Pero también a veces es un verdadero obstáculo, sino un pozo sin fin plagado de dramas y problemas.

Por supuesto que los beneficios son amplios y en todas (o casi) las áreas de nuestra vida.
Posa tus ojos en cualquier parte, allí está presente la revolución tecnológica de los últimos años.
De hecho, estás leyendo estas humildes líneas gracias (en parte) a ella.

Sin embargo, han aparecido patologías relacionadas a la tecnología, por ejemplo la “nomofobia”, que es el miedo a estar sin el celular, sea por haberlo olvidado o perdido, o por quedarse sin batería. Sí, es un miedo que se asocia con el de perder objetos considerados valiosos, pero en este caso se siente casi como si estuviera en riesgo la propia existencia.

También existe el “FOMO” (Fear of missing out), que es miedo a no estar al día en las noticias, o peor aún, a ser excluido de las actividades en las que participan los conocidos. Es el miedo antiguo y conocido de estar por fuera del grupo, de ser anónimo, de no participar, pero ahora infinitamente potenciado por estar conectado todo el día y sabiendo hasta el mínimo detalle de las vidas ajenas.

O quizá a ti te ocurra, que sacas el celular para revisar el Facebook, o poner alguna anotación en Instagram, o un mensajito por el Whatsapp, o entrar a la página de noticias o…
Y seguramente también quieres avanzar al siguiente nivel en el jueguito que te ha atrapado y del cual eres adicto.
Los comerciantes se aprovechan, con razón o sin ella, entonces de pronto el móvil además de teléfono es agenda, reloj, guía de rutas, taxista, cámara, dama de compañía, diario, mapa, guía telefónica, tablero de juego, pizarra, oficina, celestina, linterna, calculadora, regla, libro de rezo, y ve tú sumando todo lo que cabe en esa pequeña maravilla.

¿Cuántos están a la mesa pero desconectados de quienes están a su alrededor?
¿Y los que conducen su auto con el celular en la mano, cosa que supongo es ilegal en todas partes?
¿Y los que van caminando sin prestar atención al tránsito porque están muy concentrados en los mensajitos que vuelan por la pantallita?
¿Y los alumnos que se escurren para enviarse respuestas de pruebas recién presentadas por el maestro?
¿Y en el trabajo, desorganizando tu tarea, distrayéndote de tu quehacer, perjurando a tus colegas, patrones, compradores, usuarios, etc.?
¿Y en la cama, robándote tiempo al sueño precioso o a la intimidad de pareja?
¿Y siendo la primera “presencia” al despertar, sea a la mañana o en medio de la madrugada porque te angustias por saber la última ocurrencia en la red social?
Seguramente tienes varios ejemplos más que puedes compartir, porque este efecto se encuentra por todas partes.

Te voy a contar un secreto, podemos descansar de este monstruo adorado.
Se crearon aplicaciones para limitar el uso del celular, o de la conectividad, o de las notificaciones. Si te interesa, puedes buscar que encontrarás. Están las otras, aquellas que te cuantifican el uso y luego te lo presentan para que puedas evaluar cómo has estado usando tu único e irrepetible tiempo de vida.

También, hace mucho más tiempo, se creó el poder de la voluntad.
Ésta quizás sería la mejor herramienta para hacer de la tecnología una aliada y no la causa de tu malestar.

Las fantasías infantiles de las varitas mágicas y los decretos de prosperidad

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El EGO puede jugarnos malas pasadas cuando nos hace creer que somos todopoderosos o por lo menos brujos al estilo de Harry Potter.

Es muy común ver ahora en las redes sociales y en ciertos grupos “esotéricos” o “espirituales”, la declaratoria de que van ser multimillonarios, que tendrán a determinada pareja, etc. Ahora las redes sociales están inundadas de esos “oráculos” y “magos” que piensan que con “oración” y concentración máxima obtendrán las cosas como si se tratara por arte de magia.

A veces la realidad puede ser tan dolorosa y difícil para las personas, que piensan que con pociones mágicas y hechizos van a poder lograr las cosas; dejan de lado el hecho de que si quieren una buena relación de pareja, deben de comenzar por mejorar ellos mismos, que si quieren tener dinero, deben de trabajar muchas horas y sacrificar muchas cosas para poder tenerlo, y no se ponen a pensar, que inclusive el tener dinero no es que haga la vida más sencilla, pues a la par del dinero vienen las envidias de las personas, los estafadores que buscarán despojar a las personas de sus bienes, etcétera.

Hay quienes se van al “Feis” y “decretan” treinta días, trescientos sesenta días… de prosperidad y abundancia, como si con esas soluciones instantáneas realmente se lograran las cosas. Luego nos preguntamos el por qué hay tantos divorcios, asesinatos, estafas, etc. La gente anda frustrada por la vida porque vive en un ensueño, piensan que eventualmente obtendrán la felicidad absoluta, y no se dan cuenta que esa felicidad absoluta no es sino un ideal que nunca se podrá alcanzar, y que mientras tanto los años pasan y la vida se les va de entre las manos.

Está bien que quieras ser feliz, está muy bien que quieras ser próspero, pero lo que no está bien es que pienses que hay caminos rápidos a la prosperidad, o que ya porque “decretas” todas esas maravillas en tu vida, que entonces se van a dar.
Amigo lector, no caigas en esos juegos pueriles de quienes viven desconectados de la realidad con altas dosis de Disney y pocas dosis de realidad. Su vida se basa en idealizar personas u objetos perecederos, que cuando cumplen su función y dejan de existir o simplemente se van, las personas caen en estados de depresión severísimos y piensan que el mundo se les vino encima.

No existe una panacea ni una pomada canaria para vivir una vida de felicidad eterna en este mundo, lo que sí existe es la actitud que nosotros adoptemos hacia las circunstancias. Tampoco se trata de suprimir las emociones o ignorarlas, porque eventualmente saldrán, quizás no por medio de unas lágrimas sinceras, pero podrían darse sintomatizaciones a nivel corporal, como úlceras, infartos, etc.

En vez de buscar soluciones rápidas y conyunturales, busca soluciones a largo plazo, trabaja en ti mismo con esfuerzo y dedicación y no caigas en el juego del EGO de buscar la cultura del microondas, que lo que busca es generar vacíos en las personas para que sean llenados con bienes y servicios que quizás no ocupemos en realidad, pero que por esas falsas necesidades que el sistema y nosotros mismos nos creamos, contribuimos a seguir incrementando la cultura del microondas.

Errores que se repiten…

Dios le dice a Avram: «Vete (solo) de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré» (Bereshit / Génesis 12:1), pero resulta que: «Avram [Abram] tomó a Sarai su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes que habían acumulado y al alma que hicieron en Jarán [Harán]; y partieron hacia la tierra de Canaán. Después llegaron a la tierra de Canaán» (Bereshit / Génesis 12:5).
Marchó acompañado por montón de personas, lleno de bienes y con un destino marcado (por sus ideas y pasado), el cual era la tierra de sus antepasados hebreos (la que conocemos como Israel).
Cuando debía ir solo, despojado, confiando únicamente en la brújula del Eterno que le indicaría la tierra en la cual asentarse.
Por ello Dios le dice rigurosamente: «A tu descendencia daré esta tierra.» (Bereshit / Génesis 12:7).
Es decir, la tierra y las promesas del Eterno no era para todos esos seguidores, los “abramistas” que iban con él (noájidas plenos, que llegaron a la conciencia y dedicación gracias a Avram); sino para la nación judía, que nacería siglos más tarde.
De cierta forma le estaba indicando expresamente el Eterno que Avram estaba actuando según su criterio y no de acuerdo a lo que Él estaba ordenando que hiciera, lo cual podría conducir a problemas.

Luego, hay un conflicto territorial entre sus empleados y los de su sobrino Lot.
Avram debiera haber explicado su patrimonio territorial, por derecho Divino, y pedido que Lot fuera a otra tierra, para así evitar el conflicto.
Sin embargo, Avram dice: «Por favor, no haya contiendas entre tú y yo, ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. ¿No está delante de ti toda la tierra? Por favor, sepárate de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.» (Bereshit / Génesis 13:8-9).
¿Cuál fue la respuesta del Eterno a esta generosidad innecesaria, y tal vez errónea?
Él dijo al patriarca: «Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte, el sur, el este y el oeste. Porque toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia, para siempre.» (Bereshit / Génesis 13:14-15).
¿Está claro, o se precisa más?
La tierra de Israel era de Avram y para sus descendientes, para siempre. ¿Cómo iba Avram a alentar para que otro, aunque fuera un pariente, decidiera tomarla en posesión (ilegal) y hacerla suya?
Dios le estaba diciendo clarito que Avram no debía seguir por esa ruta, de entregar la propiedad otorgada por Dios a él y sus descendientes. No era para los parientes de Avram, tampoco para sus leales seguidores espirituales. Era, y es, patrimonio sagrado de los hijos de Israel, quienes somos los judíos.

Es una lección que parece no cala aún en la mente y corazón de todos los descendientes de Abraham, pues sigue habiendo gente dispuesta a regalar lo que no les pertenece a aquellos que no corresponde.
Tal vez, si en lugar de concesiones al malvado se exigiera respeto a las leyes (universales, emanadas del Eterno), entonces viviríamos más armoniosamente, en la Era Mesiánica construida por los propios hombres.

El seguir las Siete Miztvot no es un juego

El noájida consciente de su identidad, debe de ser un referente moral para la sociedad y para quienes le rodean.

Hay cosas que la Ciencia simplemente en esta fase incipiente no puede explicar, tenemos paradojas con la física cuántica, multiversos y ahora cambios en los genes que pueden permitirle a un paciente recibir un transplante de médula ósea de su propia médula, reduciendo así las posibilidades de rechazo.

Sin embargo, como los seres humanos somos seres multidimensionales, no nos podemos enfocar solo en un aspecto de nuestros planos de inmanencia sino que debemos de enfocarnos en todos a la vez, so pena de parecer como los científicos que se encierran en su propio mundo y no lidian con la realidad, o el hedonista que solo vive para satisfacer sus placeres físicos y nunca se inclina por aprender acerca de la vida.

El embarcarse en el noajismo implica un cambio de vida sustancial, como a mayor conocimiento mayor es la responsabilidad, así el noájida se convierte, no solo en un líder sino también en un referente moral. La responsabilidad que viene aparejada con la libertad, diferencia al noájida de las otras personas en que el noájida no tiene como excusa el desconocimiento de las leyes, pues las leyes son simples, pocas pero contundentes; de seguirse estas leyes al pie de la letra, las tasas de criminalidad disminuirán considerablemente, no habría la cantidad de divorcios que hay, entre otras muchas cosas que suceden y que tienen como origen al EGO.

Así es, ese sentimiento instintivo que nos lleva a gritar, lloriquear, patalear y, eventualmente, cuando estos mecanismos fallan para atraer la atención deseada o los fines perseguidos, la desconexión de la realidad. Algunos tienden a confundir la libertad con el libertinaje, y no comprenden que la libertad va de la mano con la responsabilidad, quien es realmente libre, es también realmente responsable, no pone excusas para no hacer las cosas, reconoce los errores pasados, asume el compromiso de corregirlos y de no volver a errar.

El efecto resorte que tiene el EGO, es decir, que las personas tratan de suprimir los impulsos primitivos en vez de dejarlos ir, es lo que lleva a que muchas personas terminen cayendo en los mismos errores del pasado, que es precisamente lo mismo que pasa cuando uno encoge un resorte e intenta sostenerlo por cierto tiempo; eventualmente nos cansaremos de sostener el resorte encogido, y cuando lo soltemos, el resorte se estirará violentamente y volverá a su posición original, o inclusive se podría estirar más.

Quien escoge seguir las reglas del noajismo, debe de comprender que lo aprendido en las doctrinas religiosas no le va a servir a la hora de controlar al EGO, pues las religiones enseñan a suprimir los instintos en vez de dejarlos ir poco a poco. Es el resultado de la cultura del microondas donde queremos las cosas ya, para realmente lograr un cambio profundo y duradero se ocupa de la consistencia y del tiempo; no se logra con dietas milagrosas ni con soluciones esotéricas exprés. Por eso, quien desee aprender la belleza del noajismo, debe de tener en cuenta que está asumiendo una gran responsabilidad, y que debe de actuar con toda la probidad del caso, pero para ello, debe también dejar ir esos resabios que en algún momento aprendió de las religiones y de las formas erróneas en que éstas tratan de regular el comportamiento humano.
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La posición de Noaj

Muchos se toman el tiempo y la energía para criticar a Noaj/Noé, tildándolo de egoísta, poco interesado en ayudar al prójimo, satisfecho con estar a salvo él, entre otras cosas.
Sin embargo, la Torá nos dice: «Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj [Noé] caminaba con Elohim.» (Bereshit / Génesis 6:9).
Era un TZADIK cabal, un verdadero hombre justo, pues caminaba con Elohim.
Que en la práctica significa que: «Y Noaj [Noé] hizo conforme a todo lo que Elohim le mandó; así lo hizo.» (Bereshit / Génesis 6:22).
¿Te das cuenta de que menciona dos veces que él hizo lo que Elohim le ordenó? Bien pudiera haberse dicho una sola vez, pero adrede la Torá hace está repetición, en parte para que aprendamos que se considera TZADIK completo a Noaj por estar estrictamente apegado a lo que Dios le ordenó. No añadía, no quitaba, sino que era detallista en no cambiar nada de lo que le fuera ordenado. Ni siquiera, según consta en el relato, tuvo alguna sugerencia para que el Eterno mitigue el castigo, o incluya a otros en la salvación. No, así no era Noaj. Él recibía, él cumplía ciegamente, con fidelidad obtusa, sin cuestionamientos (al menos que nosotros los escuchemos).
Y esto merece elogios, pues era lo correcto y necesario en su época, así como en varias más. Pues se  encontraba en un estado tan precario que era imposible apartarse siquiera un milímetro del trazo dispuesto por el Eterno. Se debía ser riguroso, TZADIK en toda la dimensión de la palabra, y no JASID (bondadoso, en su sentido original y no en el modernoso).
Y si nos tomamos el tiempo para aplicar la sabiduría, advertimos que se está mencionando a Dios como Elohim, es decir, su faceta de Juez, de Rey y no del que prodiga misericordias como una madre atenta.

Sabemos que muchos siglos más tarde los profetas del Eterno proclamaron que la senda del leal a Él debe ser la conjugación sabía entre JESED y TZEDEK, bondad y justicia. Esa es la manera de construir SHALOM, la paz, la completud, el estado de armonía saludable.
Noaj estaba inclinado solo hacia uno de los componentes, no tenía margen para más, o quizás él no estaba entrenado para salir de ese modo de ser que había adquirido y representaba: ser extremadamente justo.
Pero nosotros podemos hacer el esfuerzo para encontrar el balance, ser un poco como Noaj, un poco como Abraham, para así cumplir nuestra parte como constructores de SHALOM.

Como sabes, los gentiles han sido mandados por el Eterno Elohim para vivir de acuerdo a la Torá Noájica, que consta de siete mandamientos.
Son obligatorios para TODOS los seres humanos, a excepción de los judíos que tienen 613 en lugar de solo 7.
Aquel que gentil que vive de acuerdo a los mandamientos noájicos sin dudas es un TZADIK, un justo.
Pero, si quiere alcanzar un grado más, estaría bueno introducir también la adecuada participación del JESED, bondad.
Entonces, al mandamiento de no adorar dioses ajenos se le puede complementar con saber que el Eterno Elohim existe, rezarle solamente a Él, estudiar acerca de noajismo y compartirlo.

Al mandamiento de no blasfemar (maldecir a Dios), pudiera sumársele alabarLo, ayudar a que otros lo conozcan y participen en Sus alabanzas, difundir el noajismo y dar una poderosa mano a quienes se dedican a enseñarlo.

A no asesinar, agregar dar vida a hijos y educarlos en la senda del SHALOM, adoptar en caso de no poder concebir y educarlos, ayudar a los necesitados, contribuir activamente con los que benefician realmente al prójimo.

A no relaciones sexuales ilícitas, llevar una vida de familia benéfica, en la cual hay respeto, amor, colaboración.

A no robar, ser caritativo, ser solidario, apoyar con dinero a organizaciones tales como SERJUDIO.com y FULVIDA.com (o similares), alimentar al hambriento, cobijar al desamparado, alentar al abatido.

A no comer parte de animal con vida, enseñar el respeto al ambiente, luchar para que la vida de los otros seres sea respetada y solamente sean usados con fines provechosos realmente, evitar el gasto innecesario de los recursos, educarse en ciencia.

A que haya sistema de justicia, se le puede añadir el fomentar los valores espirituales, el respeto a la ley, la responsabilidad ciudadana.

Son algunas ideas que permiten fortificar a la persona y la sociedad, que el legalismo y la formalidad no sean la única cara de la persona, sino que también reluzca su bondad cuando ésta es realmente provechosa y no opera como cómplice o impulso para el mal.

Lej Lejá 5776–sionismo pleno

Comienza la parashá con una orden clara, contundente y directa de Dios a Abraham (aún llamado solamente Avram): «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.» (Bereshit / Génesis 12:1).
Cuánta confianza debía de tener nuestro patriarca para hacer caso a esa voz, que por primera vez oía (que nosotros sabemos era la de Dios), para dejar todo y aventurarse a radicarse en una tierra que todavía era misteriosa para él. Cuenta el Midrash que él había estado allí en varias ocasiones, pero una cosa es ser visitante o turista, y otra muy diferente saber que a partir de ahora ese sería su hogar.

Sus antiguos antepasados habían vivido en aquel amado lugar, que nosotros conocemos como Israel, pues de allí provenía su tatarabuelo Ever. Por algún motivo se habían debido mudar hacia la región de las actuales Irak-Turquía.
Ya Teraj, el padre de Abraham, había deseado retornar a la tierra de los Ivrim (hebreos) y había emprendido el viaje con su familia. Sin embargo, por esto o aquello se detuvo a mitad de marcha.

Ahora Abraham retomaba el camino, confiando en la voz que escuchó en su interior, el llamado de Dios que le indicaba que su lugar estaba en Israel. Fue el primer sionista-espiritual, cuyo objetivo es vivir y embellecer la tierra santa para que reluzca la Luz del Eterno desde allí.
Tal vez fue la primera, pero sin dudas no fue la última en que los descendientes hebreos tienen puesta su mente, corazón y empeño por su hogar milenario. Algunos quedan en el camino, en tanto otros siguen a pesar de todos los inconvenientes y contratiempos hasta alcanzar esa meta anhelada.
Releamos el HATIKVA: “Mientras en lo profundo del corazón palpite un alma judía, y dirigiéndose hacia el Oriente un ojo aviste a Sion, no se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años, de ser un pueblo libre en nuestra tierra: la tierra de Sión y Jerusalén.”
.
Tal vez podemos identificar en estas palabras, con las modificaciones obvias del caso, lo que también pasaba dentro de Abraham.
¿Te das cuenta?

La orden divina fue acompañada por unas promesas: «Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» (Bereshit / Génesis 12:2-3).
¿Qué significa exactamente cada una de estas promesas de Dios?
¿Hasta dónde se han cumplido?
¿Qué es lo que falta?
¿Qué podríamos hacer nosotros, como judíos o noájidas, para hacerlas realidad, si es que aún no lo son?
¿Fueron éstas las que movieron a Abraham a radicarse en la tierra de la familia judía?
¿Cuáles pudieran ser las enseñanzas para los noájidas en su vida cotidiana y en la práctica?

La parashá continúa luego con gran cantidad de temas de importancia, algunos con absoluta vigencia y actualidad, por lo que te invito a que los busques y estudies, y si quieres nos lo compartas luego.

Tú cuentas, ¡y mucho!

Alrededor de noventa y tres mil millones de años luz es la extensión del universo, según conocemos actualmente (https://es.wikipedia.org/wiki/Universo#cite_note-2).
Te aseguro que ni tú ni yo nos hacemos realmente a la idea de lo que es significa y representa.
Podemos mencionar la frase, escribir sus ceritos uno detrás del otro, creer que estamos conscientes de su magnitud, pero en verdad no está en nosotros siquiera acercarnos a imaginarnos su impactante enormidad.
Es que, por más millas que tengas recorridas, por más países que conozcas, por más ríos que hayas navegado, por más aventuras extremas que sumes a tu agenda, nunca, jamás de los jamases te aproximarás siquiera a una minúscula porción de lo que esa distancia representa.
Distancia medida en años luz, por lo cual, también nos está hablando de la tremenda antigüedad del universo, hasta hoy sabemos que tiene cerca de 15.000.000.000 de años.
Cifras astronómicas, siderales, inconmensurables, imposibles de presentificar en nuestra experiencia.

Y por encima de toda esa gigantez, excediendo infinitamente su enormidad, inconmensurablemente más inimaginable es el Eterno Elohim.
¿No te parece pedantería y tontera bravucona los que te dicen hablar en nombre de Él, cuando ni siquiera tienen la mínima idea de las cosas más simples y fáciles que Él ha ordenado seguir?
¿No consideras petulante, absurdo, blasfemo, pecaminoso los que pretenden controlarLo por medio de pactitos, recitos, decretitos?

Por otra parte, en toda esa monumental realidad que supera cualquiera imaginación, Él te puso aquí y ahora.
Él te dio vida.
Él te sostiene.
Él se ocupó de darte mandamientos de vida, para que vivas aquí y ahora así como en la eternidad.
Tienes los Siete Mandamientos si eres gentil; tienes los que te corresponden de los 613 si eres judío.
Esa es tu nutrición y la senda de eternidad.
Entonces, ¡eres importante! ¡Eres valioso! De todo el gigantesco universo tiempo/espacio, Dios quiso que existieras y que participaras como Su socio para traer SHALOM al universo.

Por ello, no subestimes tu lugar, tu importancia.
Construye SHALOM, aquí y ahora, a pleno, por medio de acciones de bondad y justicia.

En este momento la santa nación de Israel está en riesgo por el enemigo sádico, malvado, odioso. El imperialismo árabe-musulmán a través de sus fuerzas colonizadoras que se hacen llamar “palestinos” están abocados a destruir el Estado laico de Israel, hogar milenario y actual de la nación judía. También tienen en sus planes conquistar el resto del mundo y decapitar a los “infieles” o convertirlos a su tortuosa fe por medio de cualquier acto violento que se les ocurra.
Sus lacayos que se presentan “progresistas”, así como todos los que se dejan comprar por el inmenso poderío económico del imperialismo árabe-musulmán, son cómplices.
Participan también los medios de DESinformación que omiten la verdad, silencian los hechos, presentan mentiras como verdades, cuentan lo que les conviene, entre otras arbitrariedades asesinas y genocidas.
En este terrible momento, ¿qué puedes hacer tú para ayudar a establecer el SHALOM allí y en todas partes?
¿Cómo demostrarás tu rol magnífico de hijo del Señor?

Un sentido a la Crisis Existencial

En tanto observo a las personas, a algunos conocidos, a lo que publican mis contactos del Facebook o en este hogar, a mí mismo, más me convence que de la sensación de falta de ubicación, de sentido, o de crisis existencial nadie se escapa.

También me convence que a la mayoría esa sensación nos aterroriza.

A nadie le agrada y la detestamos completamente de manera no consciente; la sublimamos hacia religiosidad, la reprimimos negándola, o bien sea, la evadimos temporalmente.

Sea cual sea la actitud que se asume frente a la crisis de existencia y a la duda, lo cierto es que está presente y más activa que nunca. Porque es parte de la esencia humana; de mi esencia y de la tuya, es lo que nos conecta a ti y a mí. Podemos discrepar en todo, ser físicamente diferentes, hablar distintos idiomas, estar en desacuerdo con confesiones de fe o divinidades, pero del vacío existencial, de la falta de sentido de las experiencias de vida, de la sensación de falta de soporte en algo más a lo terrenal nos hace idénticos.

El vacío existencial nos hermana. El dolor que produce esa desubicación nos hace uno; equivalentes a ti y a mí. No hace falta que lo digas, ni que lo confieses, ni que lo niegues. Con solo leer lo que publicas, mirarte unos minutos, o simplemente conversar pocos minutos contigo a la luz de una taza de café y un cigarrillo, podré conéctame contigo por medio del vacío.

Yo no tengo la respuesta a la crisis existencial. Desconozco si alguien la tiene o si existe algo o alguien que de seguridad en esta existencia.

Pero, personalmente, me canse de sublimarla, reprimirla, negarla o temerle. Cuando me empoderé de mi libertad y reconocí la crisis existencial descubrí mi humanidad. Cuando trato con personas y les descubro que entre sus propios velos esconden la misma crisis, les encuentro su humanidad y me identifico; me conecto.

Y en función de llenar tanto vacío me he puesto en marcha; para, de mi parte, intentar no dejar sin una chispa de luz tanta densa oscuridad que nos hermana.

Hice memoria para intentar identificar, en mi caso, el momento justo en que por primera vez note la presencia del vacío negro de la existencia, y no lo pude datar.

Pero concluí que un niño no lo puede experimentar, racionalizar, pensar, imaginar, ni siquiera creer en el vacío existencial. La duda existencial se presenta luego en la persona, es la bienvenida que da la Vida a la persona que crece y se responsabiliza. Que intenta apropiarse de su vida y de su futuro, es decir, para el que vive buscando una vida y no solo sobrevivir.

Una primera razón que le he dado a la crisis existencial es que marca la madurez. Ya las fantasías de niño y su visión del mundo quedaron atrás; ahora su propio vacío le demostrará que su etapa infantil quedó atrás, ahora es maduro, y parte de su nueva etapa es la responsabilidad de responderle al vacío que está experimentando. Cualquier respuesta que le de la persona madura le conectará con sus semejantes. Ya sea con sus semejantes de la iglesia, la congregación, la familia o el clan; o con toda la humanidad.

Algunos siendo personas maduras se inclinan por no responderles al vacío existencial que experimentan y lo reprimen negándolo siguiendo los patrones familiares heredados (la religión de la familia); otros lo subliman hacia otras confesiones de fe en dios o en dioses (gracias a la gama religiosa que ofrece la sociedad); por otro lado, otro tanto la evaden por algún tiempo, porque da miedo observar la crisis. El hecho dudar de dios, de la vida después de esta vida, de la seguridad de las tradiciones de la familia, del líder espiritual de confianza, del more, o de cualquiera que ha significado cierto anclaje seguro, es pavoroso. Sencillamente es una duda infartante.

Sea cual sea el mecanismo que se escoja para acogerse en seguridad contra la crisis existencial en una persona madura, sigue siendo una actitud pueril.

Si la crisis de existencia, entonces, marca la etapa de adultez, lo mejor sería asumirla, observarla y reconocerla como un adulto, explorando los otros mecanismos que como humanos tenemos para responder, y no con los que un niño dejó atrás.

Porque si como niños respondemos a la crisis de la existencia, como niños nos consumirá su negra presencia. Si como adultos respondemos a la crisis existencial, al menos tenemos la posibilidad de darle un sentido a su extraña negritud.

De mi parte, hasta aquí. Si quieres acompañarme en este viaje hacia el agujero negro, bienvenido, y gracias por no dejarme solo. Pero si no quieres, no te voy a juzgar y te entiendo. Prometo que si salgo vivo y cuerdo de mi viaje hacia el agujero negro, te contaré lo que vi.

 

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(Que siga siendo en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina restituirle la salud, la vida y su familia.)

Crisis existencial y la auto-finalización

Las personas sentimos soledad, falta de sentido, y dudamos de dios. Para no sentir eso, y auto engañarnos con una falsa seguridad, nos afiliamos a la creencia de turno de la sociedad.

Tener el vocablo “dios” en el pensamiento, en las ideas y en las palabras, aliviana mucho el sinsentido tan profundo que padecemos. Creemos que estaremos salvos de las circunstancias; o cuando las experimentamos, creemos que con el vocablo “dios” nos salvaremos de la mala racha.

No es fácil observarse y concluir, objetivamente, que en realidad no sabemos nada de nuestra propia existencia; siempre la hemos evadido, concentrándonos en otras cosas que nos distraen de nosotros mismos. Porque observarse da miedo. Y da terror ver que no tenemos filiación con nada en el mundo.

Nadie comprende más de lo humano que los propios humanos. A nadie más que en otro humano podemos recurrir para que nos auxilie y nos explique nuestra filiación, nuestro origen, nuestro propósito de existencia, y nos de esperanza.

Porque si me tocara juzgar un lado positivo de la religión es precisamente ese, dio esperanza al hombre aterrorizado; pero el costo fue la libertad natural para esclavizarlo a ideas antinaturales, pero sin poder desarraigar la crisis existencial que pareciera estar en un lugar casi santo en el hombre.

Esa crisis existencial es la prueba mas inequívoca de dos hechos: 1. Que no nos gusta ser sinceros con nosotros mismos y prestarnos atención; 2. Que encontramos en la confesión de fe la desconcentración necesaria de nosotros mismos y la protección a la propia duda existencial.

Si en el trascurso de nuestra vida encontramos otra confesión de fe con mejores argumentos, pues sencillamente se cambia de confesión, repitiéndose el ciclo si se llegara a encontrar otra. Esto demuestra la seria crisis personal y no la veracidad de las confesiones religiosas.

Por eso se ven personas antes católicas y ahora evangélicas, luego judíos mesiánicas o netzaritas, luego noajidas, luego buscando conversiones judaicas, para luego, seguramente, querer ser extraterrestres o marcianas.

Pero, insisto: esto demuestra la seria y severa crisis de soledad e impotencia por no tener seguridad, y la falta de sincera auto observación.

Lo que nos pasa no es desprecio por la vida, ni odio por la existencia. Es el vacío, soledad, abandono y la falta de sentido lo que sufrimos y evadimos.

En una antigua enseñanza del sitio hermano serjudio.com (1) , se nos cuenta como dos escuelas de sabios judíos discutieron dos años y medio la finalidad de la creación del hombre, para concluir que si bien ya existe, lo mejor es éste haga todo lo posible para ser lo que puede llegar a ser, descubra sus potencialidades para construirse, superarse y trascender.

De su lectura integral puede deducirse que el hombre tuvo, necesariamente, un punto de inicio (aunque un poco confuso), pero el hombre mismo no está finalizado. Su falta de acabado provoca la crisis necesaria para ser empujado a construirse, finalizarse, darse “el toque final”.

Si bien esta es una conclusión prematura a la que se puede perfectamente llegar, personalmente quisiera concentrarme en la crisis, para darle algún sentido, antes de proseguir a la meta, que es la responsabilidad del auto acabado.

Esa tesis judía no esta tan lejos de las tesis seculares; ni tampoco es ilógica o irracional. El Dr. Erich Fromm (2) argumenta, convincentemente, que el ser humano rompió los lazos primarios que lo unían al reino animal y lo puso de cara a otra realidad. En dicho rompimiento, los instintos básicos ya no ordenaban lo que tenía que hacer. El sentimiento de soledad e impotencia le hizo, con sus pares, crear modelos sociales cuyas tradiciones le daban seguridad al hacerlo autómata. Sin embargo, la evolución social también le hizo romper con esas tradiciones dejándolo nuevamente solo e impotente. Ya el hombre no lo comanda el Instinto quien ordenaba LO QUE HAY que hacer; tampoco no lo comanda la tradición que le ordenaba LO QUE SE DEBE hacer. Solo le resta un camino, y ese es hacia adelante, reconstruirse por medio de la espontaneidad de ese “yo” del hombre creativo que la humanidad no hemos alcanzado, pero que lo evidencia la inspiración de un artista; evolucionar a un ser que, sin perder su identidad, lo vuelva a unir a la naturaleza y a los hombres.

Por otra parte, el Dr. Viktor Frankl (3) sostiene una posición parecida; e insiste que el humano es un ser libre. Es libre de ser impulsivo, autómata, robot o programado biológicamente, para llegar a convertirse en un ser responsable, con conciencia; con la facultad de autodeterminación porque está dotado de un inconsciente que no solamente es impulsivo biológico, sino que también de sentido. El ser humano posee un órgano de sentido que denomina conciencia, que lo impulsa y lo trasciende a algo más que un ser programado, pero que su origen es irracionalizable e inobservable. Tal como lo es el ojo humano quien no puede observarse a sí mismo, es la conciencia. Tal como lo es el ombligo, que a simple vista no tiene función, pero su existencia evidencia un origen trascendente al hombre. La crisis de libertad le produce una neurosis noogena, que no es solamente disfuncionalidad entre impulsos instintivos; sino que se traduce como falta de sentido.

Ambos, apuntan a una primera crisis, la de la libertad de ser una cosa animada, a la libertad para llegar a un ente que se trasforma. Ambos apuntan a potenciar las capacidades del hombre para su reconstrucción, o mejor dicho, para su evolución o re-creación. No como objeto de voluntades divinas sino desde la propia voluntad del hombre, y desde su propia identidad desconocida por él. No desde el “seudo yo” que creemos que somos, sino desde el Yo Trascendental que desenmascara la conciencia.

Albricias En esa medida el existencialismo vacío se difumina, y las razones de ser, aparecen ¡¡.

Por su parte, el Lic. Yehuda Ribco (4) propone que el ser humano tiene un componente irracionalizable e inobservable, que lo vincula a un estado de existencia superior e inentendible para todos (NESHAMÁ); ya que vivimos en este mundo cuatridimensional. A pesar de contar con ejemplos tecnológicos con los que podemos comprender un poco mejor dicho fenómeno (5) , resulta cierta crisis introducir lo eterno en el marco estrecho de este mundo de cuatro dimensiones, lo que da como resultado necesariamente un sentimientos de desubicación que impulsa a la búsqueda de un sentido por medio de ejecución de actos, conociendo el bien, actuando con ética universal; es decir, evolucionando hacia un estado de ser que no es símil al modelo humano propuesto por las religiones, sino que a un estado de ser que no tiene final pues pasa en continua trasformación.

De las tres teorías que modernizan la enseñanza judía antigua mensionada, se le puede dar un sentido a la crisis existencial de la siguiente forma:
1. Tuvimos un punto de inicio.
2. No fuimos acabados en ese primer inicio
3. Esa falta de finalización está acompañada por una libertad enorme e incomprensible
4. Esa libertad da terror porque nos responsabiliza en nuestro propio acabado.
5. La responsabilidad propia es estar en continuo auto definimiento y auto acabado
6. Esa responsabilidad es ineludible.

De mis crisis existenciales, y las respuestas que he intentado darles, puedo concluir que somos seres no finalizados o acabados, como semicírculos o algo sin cerrar; pareciera que nos delegaron la autorización para nuestra propia “finalización”; para acabarnos de crear nosotros mismos, sin otras autorizaciones o intervenciones adicionales. En otras palabras, somos responsables de nuestra propia post-creación, o sea, evolución.

Si somos seres no acabados, paralizar el proceso de la propia finalización no sería una opción válida; tampoco lo sería evadir el proceso del auto finalización desconcentrándonos con creencias religiosas o confesiones de fe que den la seguridad engañosa esperanzadora.

Lo más viable es enfrentar el propio miedo a preguntarse, a dudar y a observarse, para determinar los rastros religiosos que hemos comido, para vomitarlos de nuestra existencia ya que fuimos engañados con su falsa seguridad y esperanza. Tal vez ese sea el primer paso hacia una libertad mas evolucionada, más consciente, más saludable para continuar nuestra propia evolución personal.

 

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(Que sea en mérito por la vida del joven valiente Gerardo Cruz hijo de Patricia Barquero. Quiera La Autoridad Divina salvarlo de la muerte prematura a la que los matones lo pusieron.)

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1.http://serjudio.com/dnoam/rap83.htm

2.El miedo a la libertad.
3. La presencia ignorada de dios.
4.http://serjudio.com/exclusivo/cterapia/insignificantes-eso-dijo-el-kohelet

5. http://serjudio.com/personas/etica/memoria-y-conciencia-tras-la-muerte