Punto de Relevancia en el Crear

Andrés Cordovés

 

 

He escuchado cientos de enseñanzas acerca de los seis días de la creación, algunas mas alejadas otras menos alejadas de la que deja ver la Torah, lo cierto es que me ha llamado mucho la atención una parte del sexto día, tantas cosas pasaron en ese día y todas fueron contadas en la Torah.

 

Desglosemos cada versículo del día sexto:

(26) Y dijo Dios: Hagamos un hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y que señoree en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en los animales, y en toda la tierra, y en todo el reptil que anda arrastrándose sobre la tierra.

 

El Midrash comenta que D’’s consultó con los ángeles sobre si convendría crear al hombre o no, ¿pero acaso D’’s tiene que consultar con Sus criaturas para hacer algo?, ¿acaso hizo esto mismo al hacer las cosas anteriores?, ¡claro que no tiene que consultar con nadie al respecto de Su obra!, ¿entonces por qué lo hizo?, ¿por qué consultó con los ángeles?, al enseñanza aquí es clara, HUMILDAD, si Él consultó con Sus criaturas anteriores sobre nosotros, ¿por qué inflarnos nosotros de orgullo y vanagloria?, no es bueno que el hombre haga las cosas a su manera, de acuerdo a su voluntad; es bueno que consulte, que acuda a un amigo, a un maestro, que deponga su voluntad a la voluntad de D’’s, que no actúe fatuamente.

 

(27) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó.

Maimónides, en su obra "Guía de los Descarriados", distingue dos conceptos: tzélem (forma) y demut (semejanza), de tóar (aspecto) y tavnit (configuración). Tóar y tavnit expresan la figura material, mientras que tsélem y demut la forma espiritual. La Torah, al indicar tzélem y demut define el espíritu y nos confronta con uno de los principios básicos del judaísmo. No es posible elevarse a Dios por medio de la materia, tóar y tavnit, pero sí por medio del espíritu, tzélem y demut.

 

(28) Y les bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra, y sojuzgadla; y dominadla los peces del mar, y a las aves de los cielos, y a todo animal que se mueva sobre la tierra.

 (29) Y dijo Dios: He aquí que os di toda hierba que da simiente, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros servirá para comer.

 (30) Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo ser que se mueva sobre la tierra en que haya vida, toda verdura de hierba (les servirá) para comer; y fue así.

 

¿Para qué estamos en la tierra?, para dar vida, tanto en el plano físico, por medio de la procreación, como también en el plano espiritual, por medio del juicio y la dominación, si sabemos como administrar los bienes que D’’s nos dio para deleite y agradecemos por ellos obraremos con justicia y tendremos verdadero dominio sobre ellos.

 

(31) Y vio Dios todo lo que hizo, y he aquí que era bueno en gran manera; y fue tarde y fue mañana: día sexto.

 

Acá es donde entramos en lo mas profundo, notemos que la Torah dice: bueno en gran manera”, el resto de las cosas anteriores eran solo buenas, pero el día sexto D’’s afirma que la creación era buena en gran manera.

Adán fue creado pocas horas antes de finalizar el sexto día, según explican los Rabinos, también fue separado de Java* pocas horas antes de terminarse el día sexto, y también comió del árbol del conocimiento del bien y del mal en el mismo día sexto, pecó en el mismo día sexto, fue expulsado del Edén durante el día sexto, encontramos pues notable que D’’s afirmara en Su Torah que el día sexto fuese bueno en gran manera.

 

Esto es  porque el hombre en su esencia no puede ser malo, la tendencia del hombre de no distinguir entre lo bueno y lo malo es por haber comido del fruto del conocimiento del bien y del mal antes del séptimo día, si Adam hubiera tenido paciencia y hubiera comido del árbol del conocimiento del bien y del mal en el séptimo día éste (el árbol) se hubiera convertido en el árbol de vida. El fruto del árbol del conocimiento que es ingerido en “Iemot Hajol”, en los días hábiles, en un contorno de la vida secular, donde los límites se mezclan, y no hay diferencia entre lo sagrado y lo profano, hace que el bien y el mal se entremezclen y esta mezcla es la razón de todos los problemas que existen en nuestro mundo, los que traen a la muerte física y espiritual.

 

No sucede esto cuando el fruto del árbol del conocimiento es comido en “Shabbat Ioma deneshamata” (El shabbat/séptimo día del alma), cuando tenemos dos almas y doble porción de sabiduría que hace la diferencia entre lo sagrado y lo profano.

 

Por ello: “Y dijo el Eterno Dios: He aquí que el hombre se ha tornado como uno de nosotros, para conocer el bien y el mal. Y ahora él quizá extienda su mano y tome también del árbol de la vida y coma, y viva para siempre.

¿A qué se puede referir esto?, a mi modo de ver el día séptimo aún no ha llegado, éste se hará material con la era mesiánica, dónde tomaremos del árbol de la sabiduría y sabremos al fin diferenciar entre lo sagrado y lo profano, entonces habrá reposo.

 

Somos concientes del bien y del mal, está en nosotros aprender a reconocerlos y diferenciarlos, esto es a manejar nuestros instintos y dominarnos en la medida de nuestras posibilidades, solo así haremos llegar el séptimo día, el día de reposo al plano material.

 

Andrés Cordovés.

info@fulvida.com

 Volver a la página principal