Un ojo que ve, un oído que escucha.

Por Andrés Cordovés, Venezuela

 

“Reflexiona acerca de tres cosas y nunca caerás en manos del pecado, Conoce  lo  que  hay  encima  de ti. Un  ojo  que  ve,  y  un  oído  que  escucha (Y no olvides)  que  todas  tus  acciones  están  escritas  en el libro.”

(Pirkei Avot 2:1)

 

Rabí Yehuda Hanasi aconseja reflexionar sobre tres cosas para poder reconocer una acción no productiva y así no cometer un error, debemos conocer lo que hay encima de nosotros, esto puede interpretarse de la siguiente manera: debemos tener conciencia que hay por encima de nosotros.

Esto que Es superior a nosotros, Este que Es superior a nosotros, D’’s, es un ojo que ve y un oído que escucha, que ve y escucha en nuestro corazón, que sabe desde antes lo que pensamos hacer. Por ello debemos tener conciencia que Él está allí, que nuestros actos dan cuenta de qué somos.

Cuentan que el Jafetz Jaim viajaba en una carreta repartiendo los libros que escribía, viajaba por muchos sitios repartiéndolos gratuitamente, en una ocasión iba por un prado lleno de árboles frutales, el conductor de la carreta no pudo contenerse y se bajó para tomar una fruta, el Jafetz Jaim vio lo que este hombre iba a hacer y comenzó a gritar: “¡lo están viendo, lo ven!”, asustado y sorprendido por los gritos del Rabi el hombre regresó rápidamente a la carreta, cuando se hubo recuperado del susto vio por todos lados y no percibió a nadie, preguntó el hombre al Rabi: “¿por qué me asustó mi señor, si no veo a nadie en los alrededores?”, respondió el Rabi: “Estás equivocado, hay quien nos ve, y ¡nos ha visto!.

Por último Rabi Yehuda Hanasi aconseja tener presente siempre que todas las acciones nuestras están escritas en el libro, esto se refiere a que la persona escribe cada una de sus acciones (como causa) y por ella recibe bien sea recompensa o bien sea castigo (como consecuencia).

Saber que hay un ojo que ve, un oído que escucha es cumplir el primer precepto para las naciones.

 

¡Cuidado al hablar!

 

“verdad y juicio recto juzgarán en vuestras puertas”

(Zejaria 8: 16).

 

La verdad es la virtud del hombre, el juicio recto/equilibrado es la manera de construir la paz para todos, por eso debemos apegarnos a las palabras del profeta para que dentro de nuestras puertas (dentro de nosotros) tengamos verdad siempre en la boca y hagamos juicios rectos a nuestros semejantes.

 

“Abtalión solía decir: Sabios sean cuidadosos con vuestras palabras, no sea que os arriesguéis a ser deportados a un lugar en que las aguas (el estudio) sean impuras; los discípulos que os siguieran podrían tomarlas y morir y el divino nombre quedaría profanado.”

(Pirkei Avot 1:11).

 

La palabra es uno de los poderes más grandes que poseemos.

Debemos cuidar lo que decimos, nosotros y mucho mas aquellos que son dirigentes, dice la mishna que no debe la persona sabia (el dirigente, el maestro, y también podemos tomar esto para todos, ya que lo que sabemos debemos enseñarlo a otro) arriesgarse a ser deportado a algún lugar donde la aguas (el estudio) sean impuras, esto es que no debemos usar términos, ideas ajenas a la Torah, debemos ser claros, sencillos y precisos en la enseñanza, sin cometer abuso de la palabra, debemos ser lo mas apegado al término real. Los discipulos si siguen este patrón enseñarían lo que ha entendido de su maestro (que estaba tergiversado) y así lo enseñarían, muriendo espiritualmente y profanando así el Santo Nombre de D’’s.

Debemos tener presente que hablar verdad y ser cuidadoso con lo que decimos es cumplir con el segundo mandamientos para las naciones.

 

El Valor de los bienes de tu prójimo.

 

“Y dijo Dios: He aquí que os di toda hierba que da simiente, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, a vosotros servirá para comer.

(Génesis 1:29)

 

D’’s provee el sustento diario a cada ser humano, ¿estamos nosotros por sobre el prójimo para quitarle lo que D’’s estipuló darle?

 

“Aprecia el dinero de tu prójimo tanto como el tuyo”

(Pirkei Avot 2:12)

 

Rabi Iosi HaCohen da una enseñanza en su mishna que nos sirve para agregar algo más a lo que he dicho, no solo no estamos sobre nuestro prójimo para quitarle lo que fue dispuesto para él por D’’s, sino que debemos cuidar los bienes del prójimo como si fueran nuestros.

A Rabí Ieoshua ben Jananiá le ocurrieron tres hechos que ilustran esta enseñanza:

En cierta ocasión fui a una posada a comer, y la comida era tan sabrosa que transgredí los buenos modos y me comí todo el contenido de los platos. Lo mismo me ocurrió al día siguiente.  Pero el tercer día, la anfitriona me preparó un manjar que, después de haberlo probado, no pude comer a causa de la gran cantidad de sal que contenía, y por ello lo aparté a un lado. La buena mujer lo vio, se me acercó y quiso saber por qué había yo rechazado el guiso. No queriendo criticar sus dotes culinarias, le contesté: no tengo hambre; más ella me dijo: maestro, el hecho de que te comas el pan indica que tienes hambre; lo que ocurre es que la comida está muy salada. Evidentemente, me he excedido al echar demasiada sal; pero tú has transgredido dos veces los buenos modales, pues has comido todo, todo lo que contenían los platos.

 

En otra ocasión estaba yo atravesando un campo, que según todas las apariencias, era un camino público, cuando se me acercó una jovencita y me preguntó por qué había atravesado una propiedad privada. Yo le contesté: como el camino está muy trillado creí que era un camino público. Y la jovencita me dijo: es porque, del mismo modo que has hecho tú, muchas personas no tienen escrúpulos en atravesar por campos ajenos, y por eso está tan trillado.

 

Otra vez, me  dirigía hacia una ciudad, y al llegar a un cruce de caminos no sabía por cuál tomar.  Había allí un niño y le pregunté: niño,  ¿cuál es el camino más corto para llegar a la ciudad?,  y él me respondió, señalando a uno de ellos: éste es el más corto y el más largo; El otro es el más largo, pero el más corto.  Creyendo que se trataba de una manera infantil de explicar las cosas, eché a andar por  “el más corto y más largo”. Pronto llegué a los alrededores de la ciudad, y vi cuán cerca estaba, pero cuán difícil era penetrar en ella, porque había muchos jardines todos cercados por una alta valla.  Me vi obligado a regresar, y al llegar al cruce hallé todavía al niño, y le pregunté por qué me había dicho que era el más corto. Y así sería; me contestó: Si no hubiera jardines que impidiera entrar en la ciudad.  Precisamente por eso te dije que era el más corto, pero al mismo tiempo el más largo (Eruvín 53b)

Valorar los bienes de nuestro prójimo es cumplir el mandamiento de no robar.

 

Una acción interesante.

 

Ya lo dijeron los sabios, el mundo está fundado en tres cosas, la Torah, el Culto y la Caridad.

Guemilut Jasadim dice Rabi Shimon Hatzadik, ¿qué es guemilut jasadim?

Según los sabios vestir a desnudos, visitar enfermos, consolar a los deudos, y enterrar a los muertos.

Sobre el vestir a desnudos ya dijo  Rabi Iosi Ben Iojanan dijo: “Abre  tu  casa  a  la  hospitalidad;  considera  a los  pobres  miembros  de  tu  familia.”

Visitar a los enfermos, consolar a aquellos que perdieron un ser querido y enterrar a los muertos son actividades poco cotidianas, por eso debemos hacer énfasis en darle cobijo, vestido y comida a quien lo necesita, aquellos que por alguna razón se hallan sin ese sustento que nosotros tenemos requieren de nuestra atención, el que existan pobres en la sociedad lo podemos interpretar como una prueba que D’’s nos hace para ver que tan atentos estamos de la necesidad de nuestro semejante.

Recordemos que solo somos caminantes en este mundo, este mundo es el corredor que nos lleva al mundo que viene luego de la muerte, pero que seamos peregrinos no nos hace menos responsables de vivir el camino, si en camino hayamos el puente destruido, entonces activémonos y construyámoslo, si tenemos la ayuda de nuestro prójimo avanzaremos mas rápido en el trabajo, si en el camino vemos que hay uno que va en nuestra dirección y necesita de nuestra ayuda, entonces acompañémoslo y hagamos que se sienta tan cómodo como nosotros en el viaje hacia el lugar que vamos, si vemos que una persona se extravía del camino, entonces, llamémosla para que venga y camine junto a nosotros, alertemos a quienes se dirigen en direcciones contrarias a la que todos debemos ir, así nos será mas fácil, mas rápido y más provechoso el viaje y cuando lleguemos solo tendremos que descansar.

Actuar con interés por nuestro prójimo nos ayudará a no asesinar.

  

Dos que son uno.

 

“Por eso, el hombre deberá dejar a su padre y a su madre, para unirse con su mujer y serán una sola carne”(Bereshit 2:24).

 

Así enseñan los sabios: Más valen dos que uno, eso es, el hombre unido a la mujer (Iebamot 29), Quien ama a su mujer como así mismo, y la honra más así mismo, a él la escritura promete: “Paz y tranquilidad en su casa” (Idem 62), “Una mujer buena es un don para su esposo” (Idem 63), “La Bendición de D-s se encuentra solo donde hay una feliz comunión entre marido y mujer” (Zohar 1:55)

El hombre deberá dejar a su padre teniendo un trabajo, autonomía, un oficio que lo sostenga y que pueda sostener a su esposa, se unirá a su mujer por medio del matrimonio, y serán una sola carne debiendo salir de sus propios “intereses” y crecer cada uno en forma personal.
Antes del matrimonio, tanto el novio como la novia, estaban centrados en alcanzar sus logros, y realizar sus propias aspiraciones, en la vida matrimonial, por el contrario, tiene cada una de las partes un sinfín de posibilidades, para conocer las necesidades del otro, para así cambiar de hábitos o adaptarlos, para convertirse juntos en una sola unidad.

Pero si se hace referencia al hombre, ¿el hombre es mas importante que la mujer?, desde luego que no, somos hombres y mujeres diferentes entre nosotros tanto en lo físico como en lo emotivo y esto no es en balde, porque es eso lo que nos hace complementarios.

Un sexo solo no puede expresarse en su totalidad, pero cuando se entiende el valor de cada sexo, y juntos se conectan en un intenso amor, D’’s reside en la pareja y así se ve aumentada la paz y la armonía en el mundo, entonces el principio intelectual y el emocional se desarrollan juntos y se unen.

Unirse el hombre con la mujer y ser unidad es cumplir el quinto fundamento.

 

Avraham, Moshe ¿cómo no imitarlos?

 

Tanto Avraham como Moshe son ejemplos de gran piedad y justicia, Avraham supo que D’’s reina sobre todas las cosas, así enseñó toda su vida y esto le hizo merecedor de ser el patriarca de Israel, el Talmud dice que D’’s ofreció la Torah a varios pueblos antes que a Israel, pero todos se negaron a recibirla, solo por Avraham D’’s le entregó a Israel 613 preceptos y le hizo pueblo de sacerdotes.

Moshe actuó con piedad y con justicia igual que el patriarca de Israel Avraham, él recibió como líder de Israel la Torah, señal del pacto que aseguraba la promesa hecha a Avraham, Moshe llegó a tal grado de justicia y piedad que alcanzó un inmenso nivel de santidad y pudo comunicarse con D’’s como ningún hombre ha podido ni podrá nunca.

Dos hombres, uno de ellos, pionero y fiel servidor al Eterno, de buen corazón y justas acciones, el otro, el primer Rabino de Israel, hombre que experimentó el hablar cara a cara con el Eterno, íntegro líder, ¿no merecen estos hombres admiración y respeto?, ¿no debemos nosotros intentar ser como ellos?

Intentar ser como Avraham ó Moshe es actuar con justicia y piedad. Cumplimos el sexto mandamiento.

 

Delicioso Alimento.

 

La salud a través de la alimentación es uno de los retos de la sociedad en general y de cada persona en particular.

La alimentación es la ingestión de alimentos con la finalidad de obtener de ellos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para conservar la salud. Forma parte de la nutrición. Es un proceso automático y a la vez un acto voluntario que está condicionado por diversos tipos de factores que determinan una buena o mala nutrición. Por esto debemos cuidarnos de lo que comemos.

Pero para que el alimento sea delicioso no solamente debe ser equilibrado en nutrientes, la hora de la comida debe ser un momento dedicado no solo a nutrir nuestro cuerpo físico, recordemos que los alimentos son un bien que nos da el Eterno, por ello debemos también nutrir nuestro espíritu, dando gracias a D’’s por el sustento diario.

Alimentando el espíritu con la acción de gracias y alimentándonos sanamente, comiendo el delicioso alimento diario cumplimos el séptimo mandamiento para los noajidas, para las naciones del mundo.