16 de Adar 5766 (16/3/2006)

Desde el principio de los tiempos

Lic. Yehuda Ribco

El Eterno había dictado a Adam, aún estando en el jardín del Edén, al menos seis de los siete mandamientos universales.
Los eruditos no tienen tradición clara respecto a sí el mandamiento de no comer miembro de animal con vida ya había sido dado a Adam pero no estaba en vigor, o si recién se dictó luego de que Noaj/Noé salvara a los animales de perecer en el Diluvio.

Los Sabios nos indican que las sietes leyes objetivas, que sirven como fundamento para nuestra conducta, se encuentran en el siguiente párrafo:

"Y el Eterno Elokim mandó al humano diciendo: 'Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.'"
(Bereshit / Génesis 2:16-17)

En el Talmud (Sanhedrin 56b) se explica este pasaje de la siguiente manera:

Mandó”, refiere a la observancia de las leyes sociales, el establecimiento de cortes de justicia.  
El Eterno”, es la prohibición en contra de la blasfemia.
Elokim”, es el mandato a no caer en idolatría.
al humano”, es la prohibición en contra el asesinato.
diciendo”, es en contra de la inmoralidad sexual.
de todos los árboles”, está vedando el robo.
Puedes comer de todos”, niega el comer un miembro de un animal con vida.”

(Traducción libre)

El Padre dictó estos mandamientos directos a Adam y Javá, sin darles un “Torá” escrita.
Por tanto, era obligación de ellos trasmitir los mandamientos y el amor a sy cumplimiento a sus descendientes.
Pero esto, no aconteció, y lentamente la creciente humanidad fue perdiendo contacto con su esencia espiritual, con la integridad por medio de los mandamientos dados por el Eterno.

Como los gentiles no cuentan con un libro revelado por el Eterno para que los oriente y enseñe en las rectas sendas, debes comprender que la guía fundamental de los gentiles es la acción de los gentiles piadosos y fieles a Dios. Es decir, tú puedes y debes aprender de aquellos noájidas que actúan con esmero dentro del marco que les impone los preceptos universales.
Por supuesto que es de excelencia, aunque en segundo plano, que reciban personalmente la orientación por parte de los maestros judíos idóneos para tal empresa.
(El llamado Nuevo Testamento, o el Corán, o cualquier otro texto de las religiones, NO es una guía apropiada para mover al gentil a la comunión y adhesión con el Eterno, Uno y Único Dios. Como tampoco lo es el estudio/lectura de Torá por parte del gentil, sin la conducción e instrucción a cargo de maestros judíos calificados).

Dios al momento de estipular los 7 mandamientos para las naciones a Noaj/Noé y sus descendientes, selló un pacto eterno:

"He aquí que Yo establezco Mi pacto con vosotros, con vuestros descendientes después de vosotros..."
(Bereshit / Génesis 9:9)

¿De quién es entonces responsabilidad hacer su parte del pacto con Dios?
¿De Dios mismo?
¿De los judíos, que tenemos otro pacto eterno con Dios?
¿O de los gentiles?

La respuesta es evidente: de las naciones de la tierra.

Lamentablemente para el mundo, muy temprano en la Historia, las naciones prefirieron la haraganería o el incurrir en rebeldía contra Dios, y por tanto desecharon el cumplimiento de los preceptos para las naciones, apartándose de Dios y Su voluntad.
Así pues, la acción noble y trascendente por medio del cumplimiento de los preceptos para las naciones, dejó paso a la superstición, la religión, la fe ciega, la indiferencia, la apatía, la rebelión, la vileza encubierta como piedad.

Ahora bien, ¿por qué Dios entregó una Torá escrita con su complemento oral a Israel, y no dio un texto sagrado con sus 7 preceptos para las naciones del mundo?

Esta interesante pregunta será respondida en próximas publicaciones.

Tomado del Libro "Luz para la Vida" Una guía para buscadores de Dios. Por el Licenciado Profesor Yehuda Ribco.

Si deseas adquirirlo escribe a info@fulvida.com

Volver a la sección
Volver a la página principal