La responsabilidad MÍNIMA de un noájida respecto a dar caridad es que, en caso de ser requerido porque alguien urge de una necesidad básica para vivir, (por ejemplo, medicamentos) el noájida debe darle, según sus posibilidades, el aporte económico para cubrir dicha necesidad.

Así que, si alguien cercano está hambriento, usted está obligado a proveerle, por lo menos, un plato de comida.

Si alguien cercano está seriamente enfermo, usted está obligado, por lo menos, ayudarlo a que reciba asistencia en un hospital.

En tiempos del profeta Abraham, la gente de Sodoma rechazaba incluso hacer lo mínimo, y según los Sabios de Israel, este fue uno de los pecados que causó la destrucción de dicho lugar.

Es más, en realidad no existe límite para la cantidad de caridad que una noájida pueda decidir dar, pero nuestras acciones deben estar gobernadas por lo razonablemente apropiado.

Uno no debe empobrecerse a si mismo por dar caridad, porque de hacerlo, estaríamos sumando un pobre más a una familia o a la sociedad.

Por otro lado, un judío tiene el mandamiento en la Torá de dar caridad. Una persona judía de generosidad comprobada, generalmente planifica dar el 10% de sus entradas.

Un noájida observante/fiel debe evitar dar caridades que son manejadas por personas pertenecientes a la idolatría o falsas religiones, especialmente aquellas que patrocinan el misionerismo (seudo judíos mesiánicos sefarditas – netzaritas).

Es recomendable dar para organizaciones judías observantes.

Finalmente, también puede dar a organizaciones seculares, y especialmente a fundaciones que procuran el bienestar de las personas.

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