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Un hombre por la libertad

Reci�ntemente se ha estrenado en Venezuela una pel�cula biogr�fica sobre aquel latinoamericano cuyo nombre est� grabado en el Arco del Triunfo de Par�s, y su estatua erigida frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, su retrato colocado en la galer�a de los personajes del Palacio de Versalles, aquel a quien tres continentes vieron luchar decididamente por sus ideales; estamos hablando del hombre que mereci� de Napole�n Bonaparte el elogio de: ". .. Este Quijote, que no est� loco, tiene fuego sagrado en el alma…"  y del que Bol�var dijo: "… el m�s ilustre colombiano…", ese que trajo a la Am�rica Hispana, gracias a sus relaciones con los precursores de nuestras independencias, las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, aquel que un 28 de Marzo de 1750, en la ciudad de Caracas, nac�a, para situarse en el pedestal que los hombres han destinado a sus l�deres m�s sobresalientes, Sebasti�n Franciso de Miranda, "el criollo m�s culto de su tiempo". 

En su largo periplo por este mundo, este caraque�o, descendiente de canarios, Venezolano de Espa�a, particip� en la independencia de las trece colonia de Norteam�rica, batall� en las fronteras francesas mientras se agitaban las calles de Paris al son de la marsellesa, form� parte de los ej�rcitos rusos, siendo amigo de la Zarina Catalina de Rusia, predic� a los j�venes militares criollos la doctrina de la emancipaci�n, de la autoadministraci�n de las tierras meridionales, de la independencia de la metr�pol�s espa�ola, gan� mentes y voluntades a favor de la causa revolucionaria en nuestros pa�ses latinoamericanos, dirigi� �l mismo una expedici�n en la cual daba comienzo a los movimientos independentistas latinoamericanos, dise�� la bandera de tres naciones del norte de Am�rica del sur, y fu� el pensador de Colombia, de una naci�n �nica suramericana, fue el occidentalizador de los patriotas.

Sus inicios los di� en la Universidad de Caracas, donde se gradu� de Bachiller, para 1771, este muchacho de apenas 21 a�os, zarpa a tierras peninsulares con el prop�sito de servir en el ej�rcito real, para 1774 luchaba en la defensa de Melilla, contra las fuerzas del Sult�n de Marruecos y luego se encamina en la expedici�n contra Argel, a�os m�s tarde se encontraba en el continente norteamericano defendiendo la plaza de Pensacola, donde por primera vez vislumbra los cambios que deben reproducirse en su patria; una patria que a�n permanec�a en el sue�o, en la fantas�a, puesto que la patria para los nacidos en la Am�rica hispana se hallaba a distantes millas n�uticas del suelo que ve�a nacer mestizos y puros. Es edecan del general Juan Manuel Cajigal para 1782, y junto a ï¿½ste libra la expedici�n naval que parte de Cuba para conquistar las Bahamas, negociando �l una capitulaci�n, derrota tras derrota, regresa a suelo espa�ol para ser acusado de traici�n, por lo que huye a la nacida recientemente rep�blica norteamericana, donde estudia m�s detenidamente el proceso y frecuenta a personajes como Washington, La Fayette, Hamilton, Paine, esbozando su proyecto de constituir a la Am�rica hispana en un Estado independiente de la Corna Espa�ola.

Inglaterra le sirve de residencia por largos a�os, persigue a�n la idea de crear la Patria Am�ricana; Miranda lleg� a dominar seis idiomas e incluso tradujo del griego y el lat�n, cultiv� una biblioteca que lleg� a preservar 6.000 vol�menes, en su mayor�a representativos de la cultura del siglo de las luces.

Viaj� por gran parte de la Europa, conoci� la cultura de esos pa�ses, se nutri� de sus artes, ciencia e historia, enriqueci� su idea, sus proyectos, pidi� financiamiento, pero no lo obtuvo, recibi� tareas que le valieron m�s honores que una simple ayuda militar y nunca la consigui�.

Para 1792, Miranda, amigo del Alcalde de Par�s, Jer�nimo Peti�n, es nombrado Mariscal de Campo del Ej�rcito Revolucionario Franc�s, cosechando en poco tiempo las victorias de Morthomme y Briquenay, para luego coronar con Valmy, se ve envuelto en intrigas y casi muere en la guillotina en Francia y decide regresar a su residencia en Londres, donde reanuda sus peticiones para hacer la independencia en latinoam�rica, tras fracasar en su intento de motivar a ingleses y norteam�ricanos en la financiaci�n de su proyecto no se abate sino que decide emprender solo su misi�n, el 3 de agosto Miranda pisa suelo venezolano, izando la bandera tricolor colombiana, pero no consigue el apoyo popular y tiene que huir de manos del ej�rcito realista, cuando la Junta Suprema de Gobierno de Caracas viaja a Londres en busca de su apoyo para la constituci�n de la primera rep�blica del continente, viaja a Caracas e integra el congreso constituyente, sus intervenciones y las de sus pupilos hacen tomar la decisi�n definitiva de adoptar la independencia y crear un gobierno federal en los territorios, hasta ese momento, pertenecientes a la Corona Espa�ola.

1812, Bol�var pierde la plaza del Puerto Cabello y Miranda se ve obligado a Capitular, lo que no les gusta a los mantuanos venezolanos y lo denuncian y lo entregan al gobierno espa�ol, quien lo hace prisionero hasta su muerte, en el arsenal de la Carraca, en la prisi�n de las cuatro torres. 

Su misi�n la seguir�a el joven Bol�var en el norte y San Mart�n y Art�gas en el sur de nuestra Am�rica. 

Hoy, orgullosos de contar con estos ejemplos de personas podemos hacer realidad los sue�os y fantas�as que una vez pensaron estos hombres, no solo ser republicas independientes, sino hacer cada d�a de esas rep�blicas independientes nuestro suelo, hacernos nosotros m�s iguales y respetarnos, hermanarnos y construir la justicia y equidad.

Cu�ntanos tu opini�n acerca de este art�culo.

Andr�s Cordov�s, Venezuela. 

Cuando tu hermano está en peligro…

Por Andrés Cordovés, Venezuela

¿Si alguien golpea a tu hermano injustificadamente, dejarás que pase desapercibida la ofensa?
¿Si amas a tu hermano, deseas la paz y la justicia y ves tal hecho, te quedarás de brazos cruzados?
¿Si el agresor se mofa, aún después de cometer el acto inmisericorde de injusticia para con tu hermano, dejarás que sobresalga la desarmonía?
¿Si a tu hermano lo hieren, no te están hiriendo a ti también, por qué no defiendes el honor, por qué no luchas en contra de la perversión?
¿Si alguien, ajeno al conflicto, se burla de tu familia, no defenderás la honra de tu familia?
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