Sembrar y fortalecer la autoestima correcta

Hemos estado viendo acerca de cómo la creencia pauta el modo de actuar.
Si creemos que somos unos fracasados, difícilmente gozaremos de éxitos.
Si consideramos que la vida es un valle de lágrimas y que el gozo es pecado, dudosamente tendremos momentos de dicha.
Si tenemos la idea de que no merecemos el cariño o respeto de la gente, estaremos solos o abatidos por el ánimo humillado.
Si nos sabemos hijos de Dios y conocemos nuestro sendero, nos disponemos a disfrutar de lo bueno que está a nuestro alcance.
Si en nuestro corazón es firme la idea de que es bueno controlar lo que podemos controlar, al resto lo dejamos fluir, entonces no nos empecinaremos en ser dominantes o en creernos en constante estado de impotencia.
Sí, nuestra manera de percibir e interpretar al mundo establece nuestras conductas; y nuestras conductas también pueden influir en modificar (favorablemente o no) nuestro sistema de creencias o los esquemas de pensamiento (dependiendo nuestro grado de desarrollo).

Así como tenemos creencias sobre el mundo externo y lo percibimos/interpretamos para luego actuar de acuerdo a ello, también ocurre con nuestro mundo interno, con lo que pasa en nosotros y lo que consideramos que somos.
La autoestima es la manera en que nos nos evaluamos a nosotros mismos.
La evaluación adecuada, que tiene en cuenta los defectos y virtudes, hace que también podamos evaluar correctamente los sucesos, por tanto actuar de manera positiva.
La evaluación errónea, desvirtúa nuestra auto imagen, nos conduce necesariamente hacia el fracaso, porque equivocamos las respuestas así como las preguntas.
Veamos ahora un breve pantallazo de cómo sembrar y fortalecer la autoestima correcta (son temas que ya hemos trabajado en varias oportunidades, si quieres buscar encontrarás mucha más información a tu disposición). 
Implantemos semillas de vida y éxito, pensamientos saludables, profecías que se autocumplirán para bien y bendición.

  1. Aceptarte.
    Verte, admitir que eres tú, con tus defectos y virtudes, con lo que te gusta y lo que no.
    Si reniegas de algún aspecto y te lo ocultas de ti mismo, éste no desaparecerá ni serás más feliz.
    Mejor admitir aquello que está, para reforzar lo positivo, modificar lo que es mejor rectificar, extirpar lo pernicioso y asumir lo que no tiene cambio.
    Esta es la verdadera humildad.
  2. Agradece.
    Mira qué tienes para agradecer, no pienses solamente en cosas materiales, ni en aquello que sea “grande”, descubre aquello que estás dejando de apreciar por enfocarte en lo que no tienes o crees que te falta.
    Agradece.
  3. Aquí y ahora.
    Desgastarte con sentimientos de culpa, no tiene sentido.
    Angustiarte por lo que no existe, no sirve para nada.
    Vive el momento presente a plenitud.
    Si hay asuntos que debes corregir del pasado, hazlo.
    Si hay aspectos para permitir un posible mejor futuro, dedícate.
    Pero centrado complemente en este tiempo, en este lugar.
    Tienes una energía limitada, unos recursos que no son infinitos, si los malgastas en quejas, rencores, venganza, culpas, miedos, ansiedad, no estás invirtiendo para una vida exitosa ni feliz.
  4. Lista tus tres mayores éxitos.
    Haz una lista con los que consideras tus tres mayores éxitos en tu vida.
    Ordénalos del más al menos valioso para ti.
    Reconoce cómo pudiste alcanzar las metas, llegar al triunfo.
    Visualiza qué te ayudó a lograrlo.
    Determina qué herramientas tienes actualmente para ser una persona exitosa y que se deleita con lo bueno que ya tiene.
    Probablemente descubrirás que tienes más de tres para incluir en el listado y no sabrás cuáles dejar fuera. Está bien que así sea.
  5. Lista tus tres mayores fracasos.
    Ordénalos del peor al menos malo.
    Trata de recordar (o supón) cuáles eran tus creencias que te condujeron a esa frustración.
    Evalúa cuáles hubieran sido las ideas que te hubieran beneficiado en lugar de hacerte caer. 
    Distingue qué es lo que hubieras preferido escoger y cómo harías ahora si estuvieras en similar situación.
    No te quedes atrapado por el recuerdo del fracaso, reconócelo y úsalo como ejemplo para no volver a repetir los patrones de pensamiento/conducta negativos.
  6. Tu parte.
    Ve aquello que tú puedes controlar y hazlo.
    No pretendas controlar lo que no puedes controlar.
    No esperes que otros hagan tu parte.
    No digas: “mi jefe debe escucharme”, mejor propón: “voy a diseñar alguna estrategia para comunicarme con mi jefe”. Tú harás tu parte, lo mejor que puedes. Depende del otro que él haga la suya propia. Si el otro no lo consigue, tú puedes expresar tu estado, tu sentir, pero no imponer, ni asumir que es parte de un destino marcado que te lleva al fracaso.
    Estudia, aprende, dialoga, coopera, pide consejo, aconseja, lo que sea necesario para hacer tu parte.
  7. Realiza.
    Propón metas y alcánzalas.
    Una buena estrategia es dividir las tareas en pequeños segmentos, con metas parciales a alcanzar.
    Entonces, si quieres correr 10km y apenas si te mueves, difícilmente lo logres, deberás entrenarte. Y si consigues correr esa distancia al primer intento, probablemente termines lesionado.
    Por tanto, diseña tu plan, entrénate, se constante, se paciente, se firme en tu flexibilidad, y muévete de a un éxito parcial por vez. Querer abarcar todo partiendo de nada, es imposible.
    Pequeños logros van motivando positivamente, y van aproximando la meta final.
    No dejes de observar tu entorno, evaluar el trecho recorrido, y no te angusties por lo que todavía falta, sigue andando, entrénate haciendo.
  8. Social.
    Deja de buscar el contacto con las personas que resultan tóxicas para ti en este momento, si puedes evitarlas.
    Acércate a los que te ofrecen respeto, admisión, cariño, una mano amiga, crítica positiva.
  9. Comparte.
    Ser solidario es una manera excelente de fortalecer la autoestima positiva.
    Haz por otro de manera generosa, sin esperar nada a cambio. Por supuesto, todo dentro de sus límites. No puedes dedicar el 100% de tus recursos a otros, ni todo tu tiempo, ni dejar de percibir salario o lo que te corresponde para ti y el sostén de los tuyos.
    Pero, hay cosas que puedes dar y hacer por otros de manera desinteresada. Que sea de lo mejor de tu cosecha, no las sobras o los restos.
    Cuando tú das, misteriosamente tú recibes (y por lo general más de lo que has dado).
  10. Disfruta de lo permitido en tanto te alejas de lo prohibido.
    No tienes porqué dar excusas si estás deleitándote con algo, ni si estás de vacaciones, o te ganaste la lotería. Tienes derecho al placer en tanto sea permitido.
    Pero, que la el placer no se convierta en indulgencia, luego en pereza, luego en impotencia.
  11. Firme flexibilidad.
    Está bien ser firme, mantener los principios, ser un idealista. Pero, la flexibilidad es una manifestación de la salud.
    Se puede ser coherente manteniendo una actitud de firme flexibilidad. ¿Hasta que punto puedes doblarte sin ser genuflexo ni quebrarte?
    Sé perseverante sin por ello ser una roca insensible.
  12. Cambia el discurso.
    Si tu vida se basa en tus percepciones/interpretaciones, en tus creencias, en lo que te dices, ¿no sería mejor cambiar tu discurso a uno que fuera alentador, positivo, que te acaricie sin por ello te nuble la visión de las dificultades?
    En lugar de decir: “mi destino es oscuro”, “Dios me la pone siempre difícil”; podrías decir: “Dios no nos pone pruebas que superen nuestra capacidad”, “soy hijo de Dios, tengo una conexión directa con la Fuente de Todo, ¿cómo podré aprovecharlo?”.

Me gustaría saber tus comentarios y que me contaras cómo te vienen ayudando los textos que te estoy regalando sobre estos temas.

2 comentarios sobre “Sembrar y fortalecer la autoestima correcta”

  1. Buenas noches!!!
    «Dios no nos pone pruebas que superen nuestra capacidad» una frase que me cala muy profundo. El autoestima es algo que debemos alimentar, fortalecer y trabajar en ella. Es necesario crear en los niños una base fuerte para que el dia de mañana sean adultos seguros.

  2. «..Si nos sabemos hijos de Dios y conocemos nuestro sendero, nos disponemos a disfrutar de lo bueno que está a nuestro alcance…“soy hijo de Dios, tengo una conexión directa con la Fuente de Todo, ¿cómo podré aprovecharlo?”. »

    Muchas gracias More por el artículo. Me llama la atención esta apreciación suya. Por que me queda la duda de como llegar a alcanzar ese nivel de conciencia, que esté por encima de cualquier sentimiento religioso o de cualquier circunciancia.

Deja una respuesta