¡Cómo cuesta conocerse!
Algo te está incomodando de ti mismo, y prefieres esconderlo bajo la alfombra en lugar de barrerlo para fuera y extirparlo de ti.
Tú sabes, si lo tapas sigue estando ahí. Aunque no esté a la vista, su presencia se hará notar tarde o temprano. Si escoges sepultar las cosas en tu inconsciente, en vez de trabajarlas y mejorar realmente, entonces no te quejes por lo que padeces.
Lo que no quieres reconocer no permanece quieto y sin reclamar tu atención, por el contrario te reclama energías, que bien podrías emplear en cosas más beneficiosas, como ser feliz por ejemplo. Entonces, allí tienes esa faceta desagradable, escondida pero viva, exigiendo que la atiendas, a la cual dedicas energía valiosa para mantener escondida y en silencio, cosa que tal vez logras a medias.
Así te vas desgastando, alterando, enfermando. Para mantener el precioso orden dilapidas tus recursos. Para presentar un rostro agradable, te llenas de caos y confusión internamente, lo que seguramente se hará notar y con consecuencias indeseables.
Pero decides seguir el jueguito, hacer de cuenta que tienes cierto control y poder, que no estás sometido a la impotencia que te carcome. Así no aportas a la solución, solamente acrecientas la dificultad. Porque al problema inicial se le sumará todo lo que produce esa sustracción, ese esfuerzo por aparentar estabilidad.
¡Qué derroche de energía!
¿Qué es aquello que ocultas?
¿Qué sentimiento?
¿Cuál actitud?
¿Algún vicio?
¿Un deseo?
¿Alguna carencia?
¿Qué, tú puedes darte cuenta y comenzar a trabajar para tu crecimiento?
Probablemente escuchaste decir que lo que detestamos en otro seguramente sea una cualidad negativa nuestra que preferimos ignorar.
Entonces, cuando alguien es lisonjero y te desagrada, ¿es que tú eres adulón?
Si te molesta que llega tarde sin considerar el tiempo de los otros, ¿tal vez tu seas impuntual?
Si la consideras altanera, ¿quizás estás proyectando tu propia manera de ser en ella?
¿Te parece un sujeto quejoso, que solamente sabe victimizarse, tal vez tanto como tú mismo?
Así por el estilo.
¿Te parece que tiene algo de realidad esta postura de ver en otro lo que no nos atrevemos a reconocer en nosotros mismos?
Si así fuera, al menos en muchos casos, tendrías una buena herramienta para darte cuenta qué has estado ocultando en el clóset.
Puede resultar más simple verlo en ese otro, aquel al cual estamos rechazando, en vez de asumirlo de buenas a primeras como algo nuestro.
Entonces, evalúa si tú portas ese rasgo, descubre si lo estás cubriendo bajo mantos de inconsciencia y excusas varias. Si ahí está, si lo has escondido debajo del tapete, ¿no crees que es la oportunidad de admitirlo y ponerte en campaña para que deje de estorbarte?
El primer paso ya lo diste: darte cuenta que estabas suprimiendo de tu conciencia un contenido que te incomoda.
También el segundo: admitir que “eso” es parte tuya.
Así como el tercero: tener el deseo de hacer algo positivo para no malgastar más energías manteniéndolo en la oscuridad, sin poder lograrlo realmente.
Luego, el proceso sigue (te recomiendo que busques “TESHUVÁ” en el sitio y veas lo que puedes aprender de ello).
A instancias del EGO, que nos quiere mantener en estado de impotencia, solemos también ahogar algunas de nuestras cualidades positivas.
¿Suena aún más raro que lo anterior?
Sí, lo sé.
Por ahí te atreves a mirar los logros de otro, no para envidiarlo y ni siquiera para tomarlo como ejemplo a seguir. Sino para tratar de encontrar en ti esa misma virtud.
¿Admiras que es agradable en su trato social?
¿Te maravillas por su facilidad para el éxito?
¿Elogias su dignidad?
¿Te agrada su estilo que irradia poder?
A todo esto, ¿cómo sabes que no estás proyectando en esa persona tu propia imagen que el EGO mantiene escondido bajo escombros de sentimiento de impotencia?
Recuerda que en esencia eres una neshamá, un espíritu en constante conexión con el Todopoderoso, con acceso a todo lo bueno.
Tienes capacidades valiosas, que tal vez has mantenido encerradas en celditas mentales, a instancias de las órdenes del EGO.
¿Sería mucho pedir que hicieras un camino similar al de TESHUVÁ para liberar esas chispas sagradas, de poder, de LUZ?
¡Vamos!
Haz un pequeño viaje por tu interior, y si te sirve usa el mapa de tus sintonías con las conductas del otro.
Por ahí descubres que lo del otro no tiene conexión contigo, o encuentras cosas que tenías escondidas y que al liberarlas pueden darte una vida más dichosa.
O liberas el potencial encerrado en celditas mentales, o liberas al expulsar lo nocivo que estabas atesorando como si fuera un tesoro.
Hazlo, por favor, y luego me cuentas.
Si te sirve, te agradezco si colaboras con tu apoyo económico para ser mi socio en la tarea de seguir descubriendo la LUZ del Eterno que todos llevamos dentro.
Pasa lindo día.
Con tal marco de preguntas y cuestionamientos a las conductas es como caminar en un campo minado, en alguna caemos, sino en todas, somos humanos estimado Yehuda, llenos de problemas, trancas y quizás cuantas conductas pre-aprendidas, pero creo que eso es lo bueno y hermoso del ser humano, somos una contradicción, somos a veces buenos y otras no tan buenos, al final, no somos perfectos y quizás, sólo quizás, el que nos diseñó, si “algo” o “alguien” lo hizo, es dable sospechar que es bastante más inteligente que nosostros y pensó que era bueno hacernos así.
no entiendo esta critica.
ni supongo q querer preguntar para mejorarnos es negar o afirmar algo acerca del poder de Dios… en todo caso, es reafirmar nuestro libre albedrio.
en fin, sea feliz como yo trato de serlo.
No, no es la intención plantear una crítica a los argumentos de artículo, es una opinión al respecto. Tengo como presunción y quizás me equivoque que cuando no hay citas a textos sagrados en ellos, se puede asumir que se trata de una opinión personal, una intelectualización o quizás una opinión profesional sobre los asuntos que se tratan, en ese marco objetivamente se puede opinar. El texto me recordó en cierta medida los argumentos de grupos religiosos cristianos que intentar posicionar sus conocidos mensajes subliminales… «arrepiéntete miserable pecador», » confiesa, confiesa tus pecados ocultos», «por esos pensamientos tuyos serás combustible del infierno», es decir, mira a tu interior algo malo habrás hecho, nada agradable. Claro, como la lista de pecados es tan extensa, seguro que hago ticket en varios, es decir estoy frito. Ahora ¿quién puede decir que se conoce realmente?, me da la impresión que cada vez el espejo muestra rostros diferentes, pareciera ser que a partir de las anclas de los principios éticos y morales, el resto, y sobre todo la imagen ( del espejito-espejito..) depende hasta el estado de ánimo, también de las circunstancias, pero ante todo de nuestra flexibilidad mental, gracias a lo que Ud. indica como “libre albedrio” no somos un ejército de autómatas, es admirable nuestra capacidad de mutar, de adaptarnos a las circunstancias, en lo flexible que es nuestra mente para revisar posturas anteriores que considerábamos malas como normales, o al revés, etc., una maravilla, somos capaces de reinventarnos todos los días, muchas veces para mejor.
Gracias por su artículo, me hacen pensar, cuestionar, reflexionar, a veces escribo mis discrepancias, otras muchas veces simplemente me callo.
hasta ahora solo veo q ud, amigo curioso, es el unico q habla en este post y comentarios de «pecado»…
yo no lo hice, ni siquiera lo tenia en mente.
sera q se me esta volviendo religioso, amigo curioso?
por otra parte, el texto n otiene nada de subliminal, ni de atemorizante.
estamos hablando del mismo post?
por otra parte, tener o no citas de textos sagrados no hace a q un texto sea o no basado en fuentes sagradas.
me extraaña de alguien de gran nivel academico e intelectual ese comentario…
o ud menciona a cada maestro de arquitectura cada vez q da una mirada profesional a un asunto, y si no hay tal cita su opinion es solo l aopinion de un vecino mas…
por otra parte, se agradecen los comentarios, de uno y otro sesgo, sirven para pensar juntos.
pase lindo dia.