Esta semana para la nación judía corresponde leer la sección de la Torá llamada Metzorá מצורע, que es la quinta del tercer tomo de la Torá, el sefer Vaikrá ספר ויקרא, conocido en español como "Levítico".
Comienza con el tratamiento de la enfermedad que se denominaba tzaraat צרעת, la cual algunos traducen como “lepra”, aunque tal parece que no era exactamente ese padecimiento.
Según sabemos, el agente patógeno de ésta es una bacteria baciliforme llamada Mycobacterium leprae, la cual, dadas determinadas condiciones, provoca la enfermedad con sus úlceras cutáneas desfigurantes, daño neurológico periférico y debilidad progresiva.
En su manifestación externa pudieran ser idénticas, tzaraat y lepra, e incluso en su noxa biológica; sin embargo, según nuestra Tradición, tzaraat era originada como resultado de alguna grave conducta pecaminosa de la persona que la padecía. Por lo general, aunque no exclusivamente, se asocia como terrible consecuencia del lashón hará -habladuría, murmuraciones, chismes-, que es cuando hablamos de gente, cosas ciertas o que no lo son, estando presentes ellos o no y que no hay real necesidad de ser dicho/escuchado. (Recordemos, entre otras halajot, que hablar lo necesario, bueno y justo para evitar el perjuicio del inocente es lo correcto, aunque lo dicho pudiera ser negativo acerca de alguien).
Chismear pudiera parecernos de poca importancia como para provocar tan espantosa enfermedad, porque, ¿quién no habla de otros? Es una conducta bastante habitual, por lo cual no nos damos cuenta de su tremendo impacto perjudicial, por ello es bueno tomar conciencia de que: “…es peor que una flecha filosa, porque mata a quien va dirigida, a quien la escucha y a quien la dice… incluso a gran distancia…” (Talmud, Arajín 15b).
Es que, de cierta forma a través del chisme, de las habladurías, de llevar cuentos de otros de un lado para el otro, las personas pueden resultar gravemente dañadas, se producen peleas, distanciamientos, rencores, separaciones, desconfianza, malos entendidos, entre otros efectos lesivos. Es por ello de suma importancia conocer la gravedad del lashón hará para evitarla al máximo posible.
El mecanismo prescrito por la Torá en nuestra parashá para luchar contra el tzaraat, incluye el estar en cuarentena, aislado y fuera del contacto con otras personas. Así el afectado tiene tiempo para reflexionar acerca de la conducta negativa que le llevó a esa triste situación. En este obligatorio recapacitar solitario se puede aprender acerca del valor que tiene la palabra, ya que una sola palabra es capaz de destruir una vida entera, de liquidar socialmente a una persona intachable, de provocar daños más allá de los imaginados.
Al contrario también es cierto, ya que una palabra bendita es capaz de aportar luz, salud, alegría, vitalidad a los días de la persona.
Como leemos de la inspirada pluma del sabio Shlomó/Salomón: "La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto." (Mishlei / Proverbios 18:21), sea éste amargo y mortal, o dulce y bendito. ¿Qué eliges?
Aquel que se entretiene con el lashón hará, pone su vida y salud en riesgo, así como la del prójimo; al respecto, con gran sabiduría expresa el salmista David: "¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela." (Tehilim / Salmos 34:13-15).
De acuerdo a la Tradición, desde hace siglos ya no enferma la gente de tzaraat (aunque sí de lepra).
Pero, se continúa haciendo lashón hará, así como las otras conductas nocivas que también producían antaño esta triste enfermedad.
¿No te parece que podríamos hacer algo para cambiar esto?
Si tuviéramos que pensar que lleva a hacer lashón hará, ¿tú que mencionarías?
¿Cuáles pudieran ser tus reacciones si te encuentras en una conversación en la cual se la está haciendo?
¿Qué podríamos des-aprender y aprender para evitarla?
¿De qué se hablaría si el tema no fuera otras personas?
¿Cómo se entiende el funcionamiento de la justicia divina cuando la consecuencia del lashón hará era el tzaraat?
Será interesante conocer tu punto de vista, y si está acompañado por reflexión y fuentes te agradeceré doblemente.
¿Que nos empuja para hacer lashón hará? Nuestra propia falta de valentia para reconocer los defectos que nos incumben, así, en primera persona, en uno mismo.
Es más facil criticar, murmurar del projimo, hundirlo, humillarlo para que nuestros errores y fallos sean equiparables a los suyos y así intentar esconderlos, minimizarlos. Creemos que no somos los unicos culpables, que los demás tambien lo son, y que así, compartidos y repartidos se nos hacen menos «culpa y error». Por otra parte, tambien creemos en que el projimo hablará mal de nosostros, cayendo así en pre-juicios…otorgandole a priori una conducta que quizas no se dé.
Ante la situacion de encontrarnos en una conversacion en que se dé lashon hará…. si el/los intercolutores no responden a nuestras observaciones, la primera, que de tan simple y obvia, pasa inadvertida como es el no hablar o criticar a una tercera persona si esta no está presente para que pueda y deba defenderse..solo es cumplir con el mas minimo concepto de educacion y civismo, el no criticar si la persona no está presente..o bien, desde nuestro parecer y entender los Preceptos de Dios y su aplicacion para con el projimo…por nuestra parte debemos abstenernos de continuar en la conversacion.
Debemos des-aprender a no creernos acusadores-jueces-ejecutores de nuestro projimo, mas bien ayudando de una manera positiva en aquello que podamos, aunque al projimo le consideremos o se considere nuestro enemigo.
Aprendiendo con la reflexion, la autocritica que nos haga ver que todo aquello que criticamos a los demas, tambien en mas o menos medida lo encontramos en nosostros, en cada uno.
En otros tiempos al enfermo de lepra se le confinaba en Lazaretos. Se aislaba así la enfremedad.
Aislemos la enfermedad, no al enfermo.
La Torá establece que: «Juzgarás a tu prójimo con justicia» (Vaikrá / Levítico 19:15).
NO hay que juzgar AL prójimo, sino a SUS acciones, en tanto y en cuanto se haya quitado la mayor parte de subjetividad al juicio. http://serjudio.com/rap1751_1800/rap1781.htm
Ya lo dijo el sabio entre los hombres: «No te alegres cuando caiga tu enemigo; y cuando tropiece, no se regocije tu corazón»
(Mishlei / Proverbios 24:17) http://serjudio.com/rap801_850/rap813.htm
Amplio algo más sobre lashón hará.
Pero hay un punto que sí podemos empezar a aplicar a nuestras vidas y a nuestro comportamiento: Evitar la soberbia. Y el síntoma por excelencia de la soberbia también se halla relatado al final de nuestra Perashá: El Lashón Hará, la maledicencia (el hablar cualquier cosa mala de otro, sea verdad o mentira, si es mentira además de ser Lashón Hará es difamación, “Motzí Shem Ra”). Así como con lo que entra en la boca debemos de ser cuidadosos, más cuidadosos debemos de ser con lo que sale de ella. http://serjudio.com/tora/bemidbar/03behaaloteja/behalotej-humildad-anttesis-de-lashn-har
«No andarás calumniando en medio de tu pueblo. No estarás sobre la sangre de tu prójimo. Yo soy el Eterno.»
(Vaikrá / Levítico 19:16)
http://serjudio.com/rap1001_1050/rap1025.htm
Hablar lo necesario. Buen consejo.
Gracias More.