¿Adónde llega la persona cuando piensa realmente?
¿Y adónde cuando se deja guiar por creencias fundadas en el EGO?
A todo esto, ¿qué es pensar?
¿Adónde llega la persona cuando piensa realmente?
¿Y adónde cuando se deja guiar por creencias fundadas en el EGO?
A todo esto, ¿qué es pensar?
En la tradición judía hay una frase que se suele mencionar en celebraciones y ocasiones festivas: “mazal tov”.
Mazal es signo y suerte.
¿De dónde surgió esta palabra?
“Galgal haMAZALOT” (que sería el plural) es la manera de denominar al círculo Zodiacal.
Recuerdas aquellos signos, los zodiacales, que desde antaño fueron figuras –en principio animales- identificadas en el firmamento, que no existen más que en la percepción y creencia de quien las observa. El círculo zodiacal es el camino imaginario que sigue el sol en su traslado alrededor de la tierra. (Obviamente, el sol no orbita en torno nuestro, ni sigue un camino que coincide con el zodíaco, es mera percepción nuestra sumada a la egotista creencia de ser el centro del universo).
Estos dibujos fantasiosos fueron luego asumidos como poderes sobrenaturales, con capacidades para determinar personalidad, destino, suerte, etc.
Tov es bueno.
A todo esto, “mazal tov” se podría traducir como “buen signo”, “buena suerte”.
En su origen (obviamente idolátrico), probablemente, el saludo quería expresar: que tu suerte sea buena, que los astros, el destino, los poderes ocultos, los dioses, se alineen para brindarte éxitos.
Porque también existía la creencia en el “joser mazal”, “falta de suerte”, ser un yeta, un mufa, desgraciado, “shlimazel”, alguien a quien no le sonríen los astros y carece del toque mágico que le permita ser exitoso.
Entonces, al usar el pensamiento mágico, con el cual se cree que pensamiento y palabra condicionan al universo, se invocaría la buena suerte y ésta debería suceder.
¿Comprendes la idea?
Suerte, eso que ocurre de manera casual, sin que tengamos ningún control.
O, tal vez hay alguna persona que considera a la suerte como una máscara de la intervención divina.
Como sea, ese poder que nos excede, nos ocurre.
En lo personal, al saludo yo lo tomo básicamente como “te deseo el bien”, que para mí es una buena manera para no incursionar en creencias que impliquen cuestiones metafísicas reñidas con la sencilla integridad del fiel al Eterno.
¿Cómo se concilia esto con la discusión en masejet Shabat 156a?
Porque en esa sección se menciona que entre los sabios estaban los que creían en el mazal, y estaban los que creían en él pero que no tenía influencia sobre los judíos.
Me parece que una manera de conciliarlo sería atendiendo a masejet Meguilá 3a, en donde Ribi Irmiá dijo: "אף על גב דאינהו לא חזו – מזלייהו חזו" – “Aunque ellos no percibieron lo que veía Daniel, sus mazalot lo percibieron”.
Por lo visto, hay una manera de entender al mazal como algo diferente a suerte, relacionado a la magia y a la superstición.
Hay una manera de considerar el concepto mazal con creencias íntegras, que no se opongan a la sencilla lealtad que debemos al Eterno.
Según RASHI en el sitio, por mazal se entiende “el ministro de cada persona en lo Alto”.
Entonces, ya no estamos en un plano mágico, supersticioso, idolátrico, sino en uno diferente, el que trata de explicar la conexión del hombre con esa realidad invisible, inmaterial, que pertenece al plano espiritual.
Como explicamos muchas veces, el hombre es multidimensional.
Su esencia, aquello que no muta, que no cambia, que no se perjudica con pecados, su lazo divino perpetuo, su Yo Esencial, es la neshamá, el espíritu.
Es lo más auténtico y permanente de nuestro ser.
Es la chispa divina que nos da existencia.
Es lo que nos hace estar aquí y ahora, al tiempo que estamos conectados con el TODO. Todos los tiempos, todas las circunstancias, todos los lugares. Obviamente que nuestra individualidad temporal, terrena, no puede soportar la infinita cantidad de datos e información de estar conectado con todo, por lo cual el Eterno nos ha diseñado con filtros para que esta neshamá no nos impida realizar nuestra vida terrenal. Mientras dormimos algunos de los filtros pueden relajarse, pero no cancelarse, y es por ello que en algunos sueños podemos tener acceso a información y conocimiento que de otra forma no tendríamos. Algo similar, pero de mayor rango, ocurría cuando la profecía estaba habilitada por el Eterno en la tierra.
Ese mazal mencionado por Ribí Irmiá, suponemos, es la terminal en el otro lado, el enchufe que nos conecta al toma corrientes espiritual.
Estamos aquí y ahora, y nuestro mazal está inmerso en el todo.
Desde esta perspectiva, “mazal tov” podría entenderse entonces, un poco más profundamente, como: “que estés conectado con lo bueno”. Lo que llevaría a llenarse de impresiones positivas, de aspiraciones exitosas y agradables, con intenciones afirmativas. Está conexión, este halo luminoso, proveería de energía para realizar acciones que colaboren en alcanzar logros beneficiosos.
Que tu vínculo con el todo te brinde la capacidad y energía para hacer, aquí y ahora, lo necesario para disfrutar de la bendición.
Lo cual me hace acordar a una de esas interpretaciones “de salón”, ¿cabalística?, que se brinda sobre la palabra mazal.
La M es de makom: lugar.
La Z es de zeman: tiempo.
La L es de laasot: realizar, hacer.
Simpático, ¿no?
Vive el aquí y ahora, haz en este momento y lugar, porque el presente es el único tiempo que tienes y el hacer es la única manera de modificar tu realidad.
Si implantas ideas luminosas, serás de luz.
Si te abrazas con la oscuridad, estarás en penumbras.
Si te detienes en sentimientos de culpa, en reproches, en quejas, en rencor, en deseo de venganza, en envidia, en miedo, en angustia, en excusas… ¿cuál es tu victoria?
Enfocarse en lo que bendice, ¡esa es la solución!
Llena tu mente de vida, sé creativo, resuelve, soluciona, activa, emprende, realiza el potencial que tienes.
No dependas de que el universo se orqueste para hacer tu voluntad, ni creas que amuletos, ensalmos, pactos con dioses, son la manera de obtener beneficios.
Los dioses, no existen.
La magia, es ilusión (o cuestiones que algún día la ciencia develará como naturales).
Dios NO es tu esclavo para cumplir y satisfacer tus mañas y deseos.
El Zodíaco no determina tu existencia.
El horóscopo es un engaño.
Tu signo zodiacal tiene tanta influencia sobre ti como tú creas que tiene.
Tu suerte… tu suerte…
Pero tu mazal, entendido como tu enchufe al todo, ese sí puede hacer la diferencia, si es que tú haces tu parte, aquí y ahora.
Tienes elementos a mano para modificar tu “destino”.
Pero, de tanto enfocarte en los problemas, dejas de percibir las soluciones.
De tanto masticar la culpa/queja/rencor dejas de hablar en positivo y crear.
De tanto regodearte en el sufrimiento y victimizarte (o victimizar), no operas en la realidad para modificarla con lo que ya tienes a tu alcance.
Recuerda, solo puedes controlar lo que puedes controlar. Desear el control más allá, es obligarte a sentirte en ruinas. Creer que no tienes poder, cuando lo tienes, es abandonarte a la miseria. Llorar, gritar, patalear, desconectar de la realidad es la mejor manera para seguir esclavo del EGO y no actuar según la ley del AMOR.
Eres afortunado, ahora hazlo realidad.
No sé si me he dado a entender, el tema puede resultar complejo y obstaculizado por las creencias del EGO.
Si no me he sabido expresar, por favor házmelo saber.
El inspirado salmista elucidó:
"El principio de la sabiduría es la reverencia al Eterno.
Buen entendimiento tienen todos los que ponen esto por obra, su elogio permanece para siempre."
(Tehilim / Salmos 111:10)
El gran Salomón enunció:
"La reverencia al Eterno es el principio del conocimiento;
los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina."
(Mishlei / Proverbios 1:7)
Equivocarnos es parte de ser humanos.
Estar a merced del EGO y pasar de sentimiento de impotencia a sentimiento de impotencia, (con sus consecuentes prepotencias, orgullos, descalificaciones, etc.), es una constante.
Excedernos o restringirnos, desconociendo los sanos límites, suele ser habitual.
Sí, somos humanos, pasibles de error y hasta deseosos de lo negativo.
Esto nos bloquea el crecimiento, en todos los niveles.
Antepone una muralla para que no disfrutemos la LUZ de nuestra neshamá, nuestra sagrada conexión perpetua con el Eterno.
Y nos encerramos en celditas mentales, de barrotes débiles pero que sin embargo nos atormentan e impiden disfrutar.
Nos llenamos de miedo, angustia, culpa, perjuicios, juicios sin fundamento, comparaciones, de todo lo que nos ata al EGO, a su falso poder, a nuestra decadencia.
Así, vivimos en exilio.
Pero, por ser humanos también podemos escoger y andar por la senda del AMOR.
Saber que nos hemos equivocado (voluntariamente o no) y querer corregirlo por medio de la TESHUVÁ, es el comienzo de la sabiduría.
Está en nosotros desaprender y aprender para encontrar el límite correcto, aquel en donde controlamos lo que podemos/debemos controlar, y que nos ubica en un marco seguro que permite gozar de lo permitido en tanto nos apartamos de lo prohibido.
De esta manera demostramos una sincera reverencia al Eterno, no de palabras, no de pantomimas, no de representación teatral religiosa, sino concreta, verdadera, con efectos ciertos en la construcción de Shalom.
La Era Mesiánica, la tuya, es posible hoy mismo, solamente debes hacerla realidad.
¡Cómo cuesta conocerse!
Algo te está incomodando de ti mismo, y prefieres esconderlo bajo la alfombra en lugar de barrerlo para fuera y extirparlo de ti.
Tú sabes, si lo tapas sigue estando ahí. Aunque no esté a la vista, su presencia se hará notar tarde o temprano. Si escoges sepultar las cosas en tu inconsciente, en vez de trabajarlas y mejorar realmente, entonces no te quejes por lo que padeces.
Lo que no quieres reconocer no permanece quieto y sin reclamar tu atención, por el contrario te reclama energías, que bien podrías emplear en cosas más beneficiosas, como ser feliz por ejemplo. Entonces, allí tienes esa faceta desagradable, escondida pero viva, exigiendo que la atiendas, a la cual dedicas energía valiosa para mantener escondida y en silencio, cosa que tal vez logras a medias.
Así te vas desgastando, alterando, enfermando. Para mantener el precioso orden dilapidas tus recursos. Para presentar un rostro agradable, te llenas de caos y confusión internamente, lo que seguramente se hará notar y con consecuencias indeseables.
Pero decides seguir el jueguito, hacer de cuenta que tienes cierto control y poder, que no estás sometido a la impotencia que te carcome. Así no aportas a la solución, solamente acrecientas la dificultad. Porque al problema inicial se le sumará todo lo que produce esa sustracción, ese esfuerzo por aparentar estabilidad.
¡Qué derroche de energía!
¿Qué es aquello que ocultas?
¿Qué sentimiento?
¿Cuál actitud?
¿Algún vicio?
¿Un deseo?
¿Alguna carencia?
¿Qué, tú puedes darte cuenta y comenzar a trabajar para tu crecimiento?
Probablemente escuchaste decir que lo que detestamos en otro seguramente sea una cualidad negativa nuestra que preferimos ignorar.
Entonces, cuando alguien es lisonjero y te desagrada, ¿es que tú eres adulón?
Si te molesta que llega tarde sin considerar el tiempo de los otros, ¿tal vez tu seas impuntual?
Si la consideras altanera, ¿quizás estás proyectando tu propia manera de ser en ella?
¿Te parece un sujeto quejoso, que solamente sabe victimizarse, tal vez tanto como tú mismo?
Así por el estilo.
¿Te parece que tiene algo de realidad esta postura de ver en otro lo que no nos atrevemos a reconocer en nosotros mismos?
Si así fuera, al menos en muchos casos, tendrías una buena herramienta para darte cuenta qué has estado ocultando en el clóset.
Puede resultar más simple verlo en ese otro, aquel al cual estamos rechazando, en vez de asumirlo de buenas a primeras como algo nuestro.
Entonces, evalúa si tú portas ese rasgo, descubre si lo estás cubriendo bajo mantos de inconsciencia y excusas varias. Si ahí está, si lo has escondido debajo del tapete, ¿no crees que es la oportunidad de admitirlo y ponerte en campaña para que deje de estorbarte?
El primer paso ya lo diste: darte cuenta que estabas suprimiendo de tu conciencia un contenido que te incomoda.
También el segundo: admitir que “eso” es parte tuya.
Así como el tercero: tener el deseo de hacer algo positivo para no malgastar más energías manteniéndolo en la oscuridad, sin poder lograrlo realmente.
Luego, el proceso sigue (te recomiendo que busques “TESHUVÁ” en el sitio y veas lo que puedes aprender de ello).
A instancias del EGO, que nos quiere mantener en estado de impotencia, solemos también ahogar algunas de nuestras cualidades positivas.
¿Suena aún más raro que lo anterior?
Sí, lo sé.
Por ahí te atreves a mirar los logros de otro, no para envidiarlo y ni siquiera para tomarlo como ejemplo a seguir. Sino para tratar de encontrar en ti esa misma virtud.
¿Admiras que es agradable en su trato social?
¿Te maravillas por su facilidad para el éxito?
¿Elogias su dignidad?
¿Te agrada su estilo que irradia poder?
A todo esto, ¿cómo sabes que no estás proyectando en esa persona tu propia imagen que el EGO mantiene escondido bajo escombros de sentimiento de impotencia?
Recuerda que en esencia eres una neshamá, un espíritu en constante conexión con el Todopoderoso, con acceso a todo lo bueno.
Tienes capacidades valiosas, que tal vez has mantenido encerradas en celditas mentales, a instancias de las órdenes del EGO.
¿Sería mucho pedir que hicieras un camino similar al de TESHUVÁ para liberar esas chispas sagradas, de poder, de LUZ?
¡Vamos!
Haz un pequeño viaje por tu interior, y si te sirve usa el mapa de tus sintonías con las conductas del otro.
Por ahí descubres que lo del otro no tiene conexión contigo, o encuentras cosas que tenías escondidas y que al liberarlas pueden darte una vida más dichosa.
O liberas el potencial encerrado en celditas mentales, o liberas al expulsar lo nocivo que estabas atesorando como si fuera un tesoro.
Hazlo, por favor, y luego me cuentas.
Si te sirve, te agradezco si colaboras con tu apoyo económico para ser mi socio en la tarea de seguir descubriendo la LUZ del Eterno que todos llevamos dentro.
Pasa lindo día.
Supongo que habrás oído alguna vez el dicho: “se le subió el poder a la cabeza”.
Debe existir el mismo, con pequeñas variaciones, o similares en todas partes.
Si nunca lo escuchaste, ahora sí.
Es fácil de entender.
Aquel que no tenía poder, o no habiéndolo ejercido, de pronto lo consigue y ocupa un rol de dirigencia y se transforma en un tirano, un déspota, una persona ruin que aplasta (o quiere hacerlo) a quienes están a su alrededor.
Se descontrola, pierde la orientación, abusa verbal y materialmente, amenaza, inculpa, echa culpas, ignora las necesidades de otros, es caótico, trastoca el sentido del poder y ejerce solamente una falsa autoridad que no es otra cosa que autoritarismo.
Sí, la imagen caricaturesca de cualquier dictadorzuelo (piensa en ese político, corrupto, mentiroso, padrino, ahijado, veleta, insultante, entrometido, abusador, fiestero, infiel, agresivo, etc.; sí, ese mismo)…
Tú sabes, la celebridad es una de las manifestaciones del poder, entonces no es extraño que exista la frase “se le subió la fama a la cabeza”, con similar intención.
Cuando el anónimo un buen día se descubre admirado, seguido, poseedor de “likes” y “deditos pa’rriba” y bien pronto olvida su origen, su pasado, su compromiso, su situación, y pretende doblegar a los demás en base a su adquirido renombre, insulta, demanda, expropia, con la excusa de que su fama es suficiente para hacerlo.
No tiene idea que: "La soberbia del hombre lo arruina, pero al humilde de espíritu le sustenta la honra" (Mishlei / Proverbios 29:23).
Sí, la imagen caricaturesca de cualquier artista o “estrellita” del deporte (piensa en ese que es conocido por patear una pelota, mover los labios, etc., pero especialmente por sus affaires, conflictos, adicciones, pleitos, abusos, hijos no reconocidos, orgías, infidelidades, etc.; sí, ese mismo)…
El gran rey Salomón describió en varias ocasiones a las personas nubladas por el “poder”, por ejemplo cuando dijo: "Engaño hay en el corazón de los que traman el mal, pero en el corazón de los que aconsejan paz hay alegría" (Mishlei / Proverbios 12:20).
¿Cuál es ese “engaño”, que mencionó el gran rey, que anida en el corazón de lo que mal traman?
¿Qué lleva a la persona a abusar de su situación de –supuesto- poder?
¿Qué nubla el entendimiento y malogra el actuar de los que alcanzan un relativo éxito?
Sí, es el Ietzer haRá, el EGO, la tendencia hacia lo negativo.
El EGO responde automáticamente a nuestro sentimiento de impotencia, usa sus herramientas: llanto, grito y pataleo, o desconexión de la realidad; así como cualquiera de sus derivados.
Al estar, o sentirnos, en estado de impotencia, se dispara el EGO para tratar de llamar la atención y de esa forma manipular hasta conseguir obtener la satisfacción necesitada, o el salvarse de caer nuevamente en la pesadilla espantosa de la impotencia.
Este mecanismo natural y saludable es oportuno en los primeros días de vida, o en situaciones sumamente desbordantes cuando no tenemos otros recursos a disposición; pero, el EGO queda desfasado, y en vez de servir como mecanismo auxiliar pasa a ser una tendencia y luego un amo en nuestra vida.
Así, en vez de resolver las cuestiones por medio de la Comunicación Auténtica, vamos por la senda del EGO, con prepotencia para ocultar la impotencia. Gritamos, cuando deberíamos hablar en tono mesurado. Nos quejamos, cuando deberíamos plantear nuestras necesidades y estrecheces con el fin de conseguir resolución positiva. Empleamos la fuerza física, cuando deberíamos hacer uso de la negociación. Mentimos, engañamos, negamos, insultamos, agraviamos, idealizamos, fantaseamos, en lugar de posar con firmeza nuestro pies en la realidad y poner la mente a crear resoluciones favorables para la mayoría.
Ahí está el EGO, en el corazón, en nuestro interior, en lo profundo de nuestra mente, manejándonos para tramar el mal, aunque sinceramente no quisiéramos el mal de nadie –o sí.
Entonces, si tiene un poquito de poder, puede actuar con crueldad. Ser estricto por demás. Imponer su parecer y apabullar a los que disienten. Creen que esa es la mejor manera de proteger su débil interior, su escasa potencia, por medio de un agresivo y cruel actuar. Con la violencia mantienen a raya sus terrores. Al encarcelar a sus oponentes y censurar sus dichos, pretende hacer valedera su triste y débil creencia.
Así funciona el EGO.
Al contario, los que andan de acuerdo al AMOR, son los constructores de Shalom.
Ellos son los que generan alegría, buena onda, entendimiento, conocimiento, libertad, soluciones, progreso, fidelidad, bondad y justicia. Por ello, son personas alegres, confiadas y confiables. Aprendieron a mantener al EGO a raya, en su función de último recurso para situaciones reales de impotencia; para el resto, no lo usan.
Hablan, dialogan, negocian, pactan, respetan, cuidan, mantienen el orden, promueven el amor a Dios y al prójimo, no precisan del engaño, ni del escarnio, ni la burla, ni la ofensa, ni la imposición, ni…
Tienen presente que: "La reverencia del Eterno es aborrecer el mal. Aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino y la boca perversa." (Mishlei / Proverbios 8:13).
Los constructores de shalom son SIEMPRE líderes y que apenas se hacen notar, como expresara el sabio Lao Tse: “El mejor líder es aquel que apenas se hace notar”.
Sí, SIEMPRE líderes, aunque estén en un rol laboral secundario o terciario, no por ello dejan de valorar lo que hacen y quienes son.
Aunque sepan que no tienen la última palabra, ni quieran tenerla, entienden que son parte de una red de poder y que ellos tienen su cuotas del mismo.
Construyen shalom en todo momento, de dentro hacia fuera, y con ello ya son líderes.
Porque, liderar no implica necesariamente estar a la cabeza de un grupo, partido, corriente, etc.; sino estar UNO a la cabeza.
Ser cabeza.
Pero, cuando la cabeza está llena de humo, de papelitos, de autoritarismo, entonces solo hay caos, confusión, dolor, miseria, miedo.
Pero el líder, ordena sus pensamientos, no tapa la realidad, es solidario y enseña a cooperar. Propone, comanda, guía, pero con respeto y comprensión.
No busca vengarse, no guarda rencor, no es iracundo, no es engañoso, no…
ES constructor de shalom, porque actúa con bondad Y justicia en todo momento.
SIEMPRE tienes el poder, SIEMPRE…
El otro día conversaba con un conocido al cual los negocios no le han sonreído, más bien le han amargado la existencia, y ya hace mucho se encuentra en un estado económico calamitoso.
Los intentos, escasos, que ha hecho para elevarse del pozo no han dado resultados favorables. Por el contrario, cada vez se hunde más, o eso es lo que el siente y como él lo vive.
El desánimo, las creencias negativas, las culpas, la impotencia viene ganando terreno a pasos agigantados.
Pero la falta de éxito no se vive solamente en el plano económico, material, profesional, sino que también tiene su presencia en el de la familia y con la relaciones sociales.
No puedo decirte si uno precede al otro, si uno causa al otro, ni cual antecedería a cual, como tampoco si son parte de una misma entidad que se manifiesta en diferentes planos. No lo sé, tampoco creo que me aporte saberlo, aunque a veces uno puede suponer que un cambio positivo en su hacienda producirá un estrechamiento de los vínculos familiares, ¿o no?
No lo sé, pero hay un par de hechos ciertos (verificables más allá de opiniones):
Permíteme que te hable solo del asunto con la joven, de los supuestos amigos quizás hablemos otro día.
Su hija no conoce al padre. Por lo que sé, el contacto nunca fue estrecho. Si bien pudieron pasar horas y días juntos, en la tierna infancia de la niña, no era un tiempo cargado de especial significado, de comunicación auténtica, sino más bien de hacerse cargo de las cuestiones básicas para preservar la existencia de la pequeña.
Quizás me equivoque, no lo sé realmente, pero según recuerdo de los esporádicos comentarios de aquellos años y los fugaces contactos en la actualidad, siempre tuve esa impresión.
La niña estaba, el padre estaba, la madre estaba, pero entre ellos como si no hubiera profundidad, como si la energía gravitacional que los vinculase fuera escasa, cada uno en su propia órbita, en su mundo, con leves contactos, los imprescindibles digamos.
Actualmente, la joven se despierta cuando quiere, ya que esté en vacaciones, no tiene hora para salir de la cama, tampoco para irse a dormir. No hay un marco que la regule, no tiene límites, no conoce de reglas que le exijan cumplir determinadas funciones para beneficio del grupo familiar o de alguno de sus integrantes. Es una mera receptora. Nada da. Solo recibe, y espera recibir. Si no dan, demanda, exige, reclama, insulta, se enoja, se queja, hace sentir la culpa de vivir en la pobreza, aunque de manera sutil y sin decirlo abiertamente. Pero bien que hace sentir la culpa de la falta económica y lo aprovecha para que sus padres, en particular el padre, esté a su servicio, no le imponga pautas, etc. Es una hábil jugadora, o eso cree ella, o eso me parece a mí.
Y esta existencia receptora parece que se continúa en la época de clases. La chica no es precisamente estudiosa, ni aplicada, ni esmerada. Llega tarde, falta, sale más temprano y sin autorización, no presenta trabajos, no cumple con pruebas escritas, a duras penas y con mucho esfuerzo de parte de los docentes y la institución es como la joven avanza en su carrera estudiantil, a tropezones, con decepciones constantes, con el ánimo por el piso. Al llegar a fin de año pareciera que la muchacha quedará repetidora, pero de alguna manera consigue sortear los obstáculos necesarios para pasar de año, aunque se lleve algunas materias a examen, obviamente.
No, tampoco en el colegio se puede decir que la joven es emprendedora, trabajadora, responsable. Está, pero como si no estuviera.
Y al pensar en sus vínculos con compañeros, descubrimos nuevamente la misma ausencia, la idéntica necesidad de recibir de otros favores, asistencia, lecciones, lo que fuera necesario para devolver a cambio nada, ni un simple y sincero “gracias”.
Entre sus conductas habituales, según sé, cuando está en casa se encierra en su cuarto todo el día, allí come sola ya que ni se reúne en ninguna de las comidas diarias con sus padres, solamente sale para pedir comida, o reclamar dinero para salidas con amigas. En los pocos momentos de interacción de la chica con mi conocido (su padre), éste se desvive por “servirle”, traerle cosas, darle incluso lo que no tiene materialmente. Ella quiere un celular caro, ella lo obtiene. ¿Cómo hace Jacinto, mi amigo, para comprarlo? ¡Ni idea! El hecho es que la joven tiene un juguete oneroso para… ¿para?
Y Jacinto se excusa diciendo que no le da vacaciones afuera, ni viajes, ni fiestas, ni una casa propia, ni auto, ni… entonces acomoda aquí, mueve allí, para darle a la niña lujos pequeños, para de cierta forma calmar su culpa, su impotencia.
Como si con esos objetos y con la permisibilidad sin límites pudiera esconder el reflejo de ineficacia en todos los planos.
Dispara excusas, se justifica, se miente a sí mismo y a los pocos que le puedan prestar atención, para hacer creer que de esta manera brinda a su hija cariño, comprensión, respeto, algo valioso para compensarla por las carencias materiales, ya que él es incapaz de generar el dinero suficiente como para permitirse siquiera pequeños lujitos.
Al mismo tiempo, está enojado con la vida, amargado, quejoso, resentido, con deseo de venganza, esperando la realización de sueños improbables que le permitan salir de su calamitosa situación. Se enoja, se fastidia, se concentra en problemas (reales o imaginarios) y de tanto enfocarse en la miseria, probablemente deja pasar bandadas de oportunidades para mejorar y escalar sanamente en la vida.
El otro día, como amigo ya que no es paciente ni alumno, le pregunte a Jacinto por qué no cambiaba de pisada.
Que le parecía si dejaba de pretender comprar el cariño de su hija con esas presuntas libertades absurdas (que son una cárcel para todos) y con querer satisfacer el capricho insaciable y manipulador de la chica.
¿Por qué mejor no le regalaba un poco más de su presencia, verdadera presencia, multidimensional?
¿Qué tal si una de las comidas diarias, al menos, era en familia, todos reunidos?
Pero Jacinto tenía preparada una rápida respuesta: la niña, Candela se llama (creo que no lo comenté hasta ahora), estaba acostumbrada a comer a sus propios ritmos y en su cuarto, no podría hacer que cambie ahora.
Le pregunté si al menos una comida, por ejemplo la cena, cuando se supone están los tres en casa, sería posible juntos.
Dijo que lo pensaría, pero su actitud me decía lo contrario.
Entonces le pregunté cuál sería el mejor regalo que podría darle a su hija.
Y salió que con vacaciones en Punta del Este, o Disney, o un S4, o tales zapatos carísimos (mujer al fin)…
Le interrumpí (típico en mí) y le dije: ¿no sería mejor que tuviera a su padre?
Porque, esto mismo le sucede a padres “exitosos”, aquellos que traen montones de dólares a casa todos los meses, pero que nunca están. Por ahí se comunican por Skype, Whatsapp, o algo así. Pero estar, lo que se dice estar… pues no tanto…
Así, para compensar la ausencia, imponen la presencia material de los regalos, la plata, los viajes, el lujo.
A su manera Jacinto pretendía algo similar con Candela. ¿Podría ser?
Pero, ¿no son mejores regalos un marco firme en la flexibilidad, atención, presencia verdadera, orientación, “castigo”, obligaciones y responsabilidades para cumplir?
Muy lindo el celular comprado vaya a saber cómo, muy lindo vivir siendo receptora que se humilla constantemente, muy lindo ser huérfana con los padres al otro lado de la puerta… ¿cierto?
¿Tal vez Jacinto pudiera ser exitoso en los negocios si cambiara su forma de relacionarse con su hija?
¿Quizá la familia tuviera momento de satisfacción con lo poco o mucho que tienen actualmente?
¿Acaso la vida de Candela pudiera dar un salto favorable al recibir lo que está realmente necesitando y no lo que su EGO quiere y el EGO de sus padres ofrece?
¿Qué piensas?
Bueno, por ahí tú eres Jacinto, o eres Candela, o la esposa/madre.
O los conoces, con otros nombres, historias muy pero muy parecidas a ésta que he inventado para que aprendamos algo juntos… que es…
Dijo el sabio:
"El ingenuo todo lo cree, pero el sagaz considera sus pasos."
(Mishlei / Proverbios 14:15)
La manipulación emocional es habitual en el arsenal del EGO.
¿Qué hace el manipular?
Recurre a inyectar sentimiento de culpas, amenaza, se victimiza, es lisonjero, se muestra halagador, nos hace creer insustituibles, afirma que si no actuamos según su provecho no valemos nada, nos castiga, nos promete, nos introduce en situaciones penosas… ¿a qué no recurre el chantajista emocional para obtener la atención y aquello que desea? Puede ir, y va, de un extremo al otro en un segundo, todo le resulta admisible con tal de doblegarte.
Tú no eres una persona para él, sino un instrumento para alcanzar una finalidad egoísta. Entonces, ¿por qué habrías de esperar respeto, consideración, misericordia, comprensión, paciencia, cariño o cualquier otra actitud positiva?
Su objetivo es librarse de su propio sentimiento de impotencia al tenerte bajo su (presunto) poder.
Su dominio existe, porque logra dominarte, pero poder realmente no tiene.
Si tú comprendieras esto, sería mucho más simple no caer en sus trucos, no dejarte entrampar por cadenas muy débiles.
Por ejemplo, cuando te dice (o hace entender con gestos, miradas, actitudes, una historia de maltratos previos): “haces lo que te digo o ya verás”. O tú sientes a causa de su actitud: “cuidado con papá, ya está por explotar”. O, “mejor no le digo a mi esposa lo que pienso, no sea que haga otra escena espantosa y terminemos a los gritos”. O …
Sí, está pendiente la amenaza de un castigo, de una acción punitiva. Probablemente ya la padeciste en otra ocasión, por ello ahora es suficiente con esa intimidación. Incluso si no es una cuestión que implique violencia física, porque puede ser también presiones emocionales, humillación pública, papelones, etc. Cualquier cosa que represente para la víctima ser mortificado sirve como arma en manos del chantajista emocional.
Pero está el que se presenta como víctima, aquel que te afirma, confirma, jura que sin tu mano no puede levantarse, sin ti no tiene sentido su vida, si lo dejas se mata, si no le das dinero morirá de hambre, si le despides del trabajo irá a la calle, si no sales con él es la confirmación de que nunca nadie lo querrá, estuve toda la tarde cocinando para ti y no comerás… ¿entiendes la idea?
Puede también que el discurso manipulador se enfoque en el pasado, algo así como “es tu culpa mi situación”, y te muestra y demuestra que te has equivocado en el pasado, cómo le has provocado miseria, que egoísta fuiste por no hacer esto o aquello, cómo sufre ahora debido a tu ineficacia, por lo cual deberás esmerarte para enmendar esa (por lo general irreal) culpa tuya. Tienes que hacerlo y si no lo captas ya se encargará el manipulador de ser tu sombra hasta que te desmorones y admitas tu “culpa” y te pongas a trabajar para satisfacer sus deseos (que por lo común nunca terminan de satisfacerse).
Y está ese otro que no va por la senda de hostigar, sino que atormenta con promesas. Alienta, garantiza premios, sugiere satisfacciones, llena de esperanzas, propone placeres y trofeos, te promete aquello que conseguirá tu participación en sus planes, pero nada es gratis sino que tú debes someterte a su voluntad.
Lo cierto es que, hagas como pretende, a medias, o no, regularmente no recibirás nada de lo prometido, o una parte ínfima, que sirve para mantenerte en expectación, ilusionado con alcanzar esa zanahoria en la punta del palo delante de ti.
Así juega contigo el timador emocional, y tú eres partícipe del juego, no te creas totalmente “inocente” en el asunto.
Con castigos, haciéndose la víctima, seduciendo con promesas, con alguna de ellas o todas terminas aceptando su dominio (ya que no su poder) y te entreveras en ese caos de sufrimiento.
¿Te has visto representando en alguna de estas circunstancias?
Sea en un papel como el otro, ¿crees reconocerte aunque sea parcialmente?
Si es así, ¿quisieras cambiar algo?
¿Qué?
Hemos estado viendo acerca de cómo la creencia pauta el modo de actuar.
Si creemos que somos unos fracasados, difícilmente gozaremos de éxitos.
Si consideramos que la vida es un valle de lágrimas y que el gozo es pecado, dudosamente tendremos momentos de dicha.
Si tenemos la idea de que no merecemos el cariño o respeto de la gente, estaremos solos o abatidos por el ánimo humillado.
Si nos sabemos hijos de Dios y conocemos nuestro sendero, nos disponemos a disfrutar de lo bueno que está a nuestro alcance.
Si en nuestro corazón es firme la idea de que es bueno controlar lo que podemos controlar, al resto lo dejamos fluir, entonces no nos empecinaremos en ser dominantes o en creernos en constante estado de impotencia.
Sí, nuestra manera de percibir e interpretar al mundo establece nuestras conductas; y nuestras conductas también pueden influir en modificar (favorablemente o no) nuestro sistema de creencias o los esquemas de pensamiento (dependiendo nuestro grado de desarrollo).
Así como tenemos creencias sobre el mundo externo y lo percibimos/interpretamos para luego actuar de acuerdo a ello, también ocurre con nuestro mundo interno, con lo que pasa en nosotros y lo que consideramos que somos.
La autoestima es la manera en que nos nos evaluamos a nosotros mismos.
La evaluación adecuada, que tiene en cuenta los defectos y virtudes, hace que también podamos evaluar correctamente los sucesos, por tanto actuar de manera positiva.
La evaluación errónea, desvirtúa nuestra auto imagen, nos conduce necesariamente hacia el fracaso, porque equivocamos las respuestas así como las preguntas.
Veamos ahora un breve pantallazo de cómo sembrar y fortalecer la autoestima correcta (son temas que ya hemos trabajado en varias oportunidades, si quieres buscar encontrarás mucha más información a tu disposición).
Implantemos semillas de vida y éxito, pensamientos saludables, profecías que se autocumplirán para bien y bendición.
Me gustaría saber tus comentarios y que me contaras cómo te vienen ayudando los textos que te estoy regalando sobre estos temas.
De acuerdo a como interpretas el mundo es como vives.
El mundo “objetivo” solamente cobra sentido a través de la subjetividad, por tanto generalmente, no estamos relacionados con ese mundo objetivo sino con lo que proyectamos en él.
Hace mucho tiempo atrás, un filósofo llamado Epícteto sostenía que nuestro estado emocional no es determinado por los sucesos, sino de cómo decidimos sentirnos en relación a ellos.
Por ejemplo, puedes tener cien millones de dólares, pero si crees/sientes que eres pobre, entonces de poco y nada valen tus millones: vivirás en pobreza.
Puedes ser una persona físicamente saludable, pero si tus emociones te impiden disfrutar, estás imposibilitado de desplegar tus capacidades a plenitud: vivirás enfermo.
Lo mismo ocurre a la inversa, si estás en una situación de carencia material pero de ánimo positivo, entonces encuentras la manera de estar satisfecho, agradecido, dichoso, sin por ello vivir en un conformismo absurdo.
Si hoy tienes solo para el arroz blanco, lo comes feliz, pero no por ello dejarás de buscar para mañana comer pollo con arroz.
Si has estudiado para el examen y confías en tu capacidad, probablemente puedas sortearlo favorablemente. ¿Pero qué pasaría si entras atemorizado, creyendo que eres un tonto, que te olvidas de todo, que no estudiaste lo suficiente?
Siglos antes que el filósofo mencionado, y con su sabiduría inspirada nos dijo el proverbista:
"Mejor es una comida de verduras donde hay amor que de buey engordado donde hay odio."
(Mishlei / Proverbios 15:17)
Porque, no es la riqueza material del alimento –en este caso- lo que determina su bondad, sino el estado emocional de quien lo consume.
¿De qué vale toda la riqueza económica allí donde hay pobreza emocional/mental/espiritual?
¿Cuán valiosa es la sencilla merienda en un marco de aceptación, respeto, admiración, cuidado?
Como sea, son tus creencias, el filtro de tu emoción/pensamiento, lo que determina tu estilo de vida.
El padre de la psicología cognitiva, el Dr. Aarón Beck afirmó que muchas depresiones, ansiedades, malestares eran consecuencia del pensamiento irracional y negativo que desconecta de la realidad, haciendo vivir a la persona en un calabozo de ilusiones dolorosas.
Tú, que quizás hace tiempo nos acompañas en nuestras enseñanzas acerca del EGO, probablemente te has dado cuenta de que estas ilustraciones no son nuevas para ti.
Si no has seguido nuestras lecciones de CTerapia, entonces puedes comprender la racionalidad y valor de lo que estás aprendiendo ahora.
Claro, si tu sistema de creencias te lo permite, si no estás sometido a un bloqueo que te hace permanecer en tu celdita mental.
Porque de eso se trata, de poder ver y verse, para ser libre, feliz, dichoso en la bendición que recibes constantemente.
Si somos capaces de controlar aquello que podemos controlar, y por consiguiente dejar fluir los pensamientos tóxicos para implantar ideas positivas, entonces estaremos condicionando favorablemente nuestra conducta. Esto no te garantiza el éxito, porque solamente controlas lo que puedes controlar, no eres el amo del universo. Pero, estará tu mente al mando y no el EGO.
No es el destino el que te determina, ni exclusivamente lo que los demás hacen, debes saber que tú tienes tu alcance, tu parte, que si no la haces entonces eres cómplice de tu fracaso.
Por lo general, ni el éxito ni el fracaso dependen exclusivamente de ti; pero, si dejas de hacer TU parte, o haces a desgano, con creencias negativas, sin ponerte por completo en la tarea, ¿a quién culparás?
Si tus ideas te llevan a interpretar adversamente las situaciones, sin encontrar el punto de equilibrio, ni la sintonía con la realidad, entonces, ¿cómo pretendes ser feliz?
Si te crees que te mereces todo lo bueno, pero no dejas de quejarte, echar culpas, maldecir, envidiar, amargarte, ver las debilidades, ¿siquiera tendrás un poco de lo bueno que te crees merecer?
Es cierto que los hechos externos tienen influencia sobre nosotros, ¿cómo negarlo? De hecho, controlamos tan poquito, somos tan impotentes en regla general. Por ello, sepamos que podemos controlar y dediquémonos a ello. Si solamente puedes decidir cual será tu actitud ante lo que sucede, y no puedes modificar de ninguna manera, entonces que tu actitud sea de victoria dentro de la oscuridad.
Según Viktor Frankl, padre de la Logoterapia: “Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito”. También: “Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues esa es su sola y única tarea. Ha de reconocer el hecho de que de que él está sólo en el universo (que) nadie puede redimirle… ni sufrir en su lugar (y que) su única oportunidad reside en la actitud que adopte al soportar su carga. La actitud más enriquecedora -no necesariamente la más fácil- es descubrirle un sentido al sufrimiento”.
Tomemos un ejemplo sumamente claro de cómo el pensamiento puede llegar a arruinar a quien vive en abundancia y tiene al mundo en su puño, pero es pobre, amargado, lastimoso y se dirige al más absoluto fracaso.
Atiende:
"Aquel día Amán salió alegre y contento de corazón.
Pero cuando Amán vio a Mordejai [Mardoqueo] en la puerta real, y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mordejai [Mardoqueo].
Sin embargo, Amán se contuvo y se fue a su casa. Entonces envió llamar a sus amigos y a Zeresh [Zeres], su mujer.
Y Amán empezó a referirles la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, todo con que le había engrandecido el rey, y cómo le había enaltecido sobre los magistrados y los servidores del rey.
Y Amán añadió: -También la reina Ester a ninguno hizo que viniera con el rey al banquete que dio, sino sólo a mí. Además, para mañana yo seré su invitado junto con el rey.
Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mordejai [Mardoqueo] sentado junto a la puerta real."
(Ester / Esther 5:9-13)
¿Ves?
Amán tenía absolutamente TODO a lo que podía aspirar.
Era el hombre más importante del reino, luego del rey.
Su poder era inmenso, de vida o muerte sobre individuos y naciones.
Creía tener a la reina bajo su influjo, deseosa de concretar alguna cuestión licenciosa con él.
Estaba en el pináculo del éxito material, social, personal.
Tenía todo para ser feliz y no pasar un momento de congoja.
Pero, al ver a la persona que le recordaba que era solamente un hombre, aquel que no se estremecía al verlo, se llenaba de sentimiento de impotencia.
Amán creía tener todo, y quizás externamente era cierto, sin embargo, nada tenía, porque estaba esclavizado a su EGO.
Entonces, no podía disfrutar, no gozaba, no agradecía, no vivía en paz y ayuda a otros a hacerlo.
Estaba corroído por malos sentimientos, que le perturbaban la percepción de las cosas.
Su EGO estaba al mando, entonces lloraba, gritaba, pataleaba se abstraía de la realidad. Su mirada estaba desenfocada de las oportunidades múltiples para ser feliz, ya que solamente se concentraba en es puntito que le recordaba su impotencia. Eso no lo podía tolerar, lo hundía en sentimientos oscuros, le hacía permanecer encerrado en su celdita mental.
¡Hubiera sido tan fácil ser feliz!
¿Qué le faltaba?
¡¿Qué?!
Pero, su EGO no le permitía hacerlo.
Le llenaba de pensamientos nefastos, de muerte, destrucción, celo, queja, ira… su mirada estaba ofuscada por los lentes del EGO.
Si Amán hubiera comprendido lo miserable que le hacía su apego al EGO…
Si en lugar de querer destruir para satisfacer una irreal demostración de poder, hubiera corregido sus pensamientos, armonizado sus creencias, controlado lo que podía controlar, ¡cuán diferente hubiera sido su historia!
Tenía todo para ser el primero en construir shalom, pero no podía hacerlo. ¿Cómo hacerlo, si no era más que un presidiario en su celdita mental?
¿Comprendes cómo este mecanismo puede estar ejerciendo su influjo en tu vida?
¿De cuáles cosas aptas y saludables te privas para cumplir con los mandatos del EGO?
¿Cuántas trampas pisoteas simplemente por creer que no puedes hacer otra cosa?
¿Qué oportunidades dejas pasar por considerar que no te mereces una vida diferente?
¿Cuánto desperdicias al no reconocer lo bueno que ya tienes, disfrutarlo, agradecerlo y compartirlo?
¿Qué soluciones pasan a tu lado y ni te das cuenta concentrado en quejarte y echar culpas?
Sí, las creencias te estructuran tu manera de sentir, de actuar, de vivir.
¿Qué puedes hacer para vivir mejor entonces?
¿Ya has reído hoy?
Espero que sí, porque si no lo has hecho… ¡no sabes de lo que te has perdido!
Aprovecha ahora, ¡ríe!
¿Cómo dices? ¿No tienes motivos? ¿Todo es oscuro y pesado? ¿No tienes “suerte”? ¿Tu esposa se fue con otro? ¿Te despidieron? ¿Tu mejor amigo está gravemente enfermo? ¿No tienes ni para comer? ¿Perdiste todos tus ahorros en una “inversión milagrosa” que pronto se descubrió como fraude? ¿Tus vecinos son molestos? ¿El gobierno corrupto se instaló eternamente en el poder? Sí… pareciera que tienes razón, que no hay motivos para reír… ¿no?
Pues, ¡todo lo contrario!
Éste es el momento justo para hacerlo.
Claro, respetando la situación emocional de cada uno, porque, por ejemplo, no es cosa de ir a un velorio a reír a mandíbula batiente,¿no te parece?
Por ahí tú tienes una visión diferente acerca de la muerte, la cual no es trágica sino solamente un pasaje, un hecho necesario, un hasta luego; ¿pero eso lo comparte la gente que está de duelo? Por ahí eres tú quien tiene razón al respecto, e incluso el ánimo jocoso –en una dosis mesurada- sería un bálsamo para los dolientes, pero… ¿sería respetuoso de los sentimientos de esas personas y de sus creencias?
Entonces, cuando puedas, y espero que sea todos los días, encuentra el tiempito para reír, soltar la sana carcajada, disfrutar del sonido de tu felicidad.
¿Qué dices? ¿Sigues sin tener motivos? Bueno, déjame que te diga un par de datos.
Reír, es un excelente tónico. Vitaliza, energiza, quita penurias, limpia el alma, permite enfocar el pensamiento, estimula el buen placer.
Dispara cambios positivos en el organismo, regula tus sistema endócrino e inmune, reduce el estrés, disminuye el dolor, silencia el sufrimiento, fortalece el sistema cardiorrespiratorio, baja el colesterol, equilibra la presión arterial, controla el peso corporal, entre otros beneficios.
La risa es contagiosa, te hace sentir mejor y a quien está a tu lado.
En pocas palabras te estoy diciendo que reír beneficia a tu salud multidimensional.
Claro, la risa saludable, no aquella que se basa en burlas, malicia o cuestiones ligadas a pecados.
Porque, una cosa es la risa saludable y otra muy diferente el ladrido del burlón y sus compinches, tómalo en cuenta.
Te pondré un ejemplo, de cientos disponibles. Es personal, quizás no muy elevado, ni trascendente, ni con aires científicos, pero es una experiencia de primera mano que quizás te permita entender los alcances de reír.
No sé si es porque corro casi todos los días de la semana varios kilómetros, o porque así es mi contextura, pero el hecho es que se me encarnan las uñas en ambos pulgares de los pies. Con paciencia y destreza es mi señora, médica ella, la que se dedica a extirpar esos callos dolorosos. Debo confesar que no es una operación pacífica, sale sangre, hay mucho dolor, pero si no se hace la cuestión empeora. Sí, el dolor es terrible. Imagina un pedazo de tu carne que es desgarrada lentamente y arrancada de cuajo. Bien, se puede gritar, llorar, quejarse o abstraerse de la realidad (las herramientas básicas del EGO ante la sensación de impotencia), pero por experiencia propia ninguna de ellas es efectiva para reducir el dolor o hacer más llevadera la cuestión. ¿Sabes qué ayuda (además de contratar a una podóloga especializada)?
¡Reír!
No sonreír, ni una mueca tímida que parezca alegre, sino una verdadera y sonora risa.
Aunque no haya motivo, de seguro que no lo hay. Pero, al hacerlo el dolor se reduce e incluso deja de percibirse. Se siente uno mejor, aunque se esté en un trance doloroso.
Reír, aunque pareciera que es un contrasentido.
Lo he probado, no una sino varias veces, y he visto sus notables resultados.
Con esto y con otros asuntos (por ejemplo, prevención de ataques cardíacos).
Mucho más ahora, a poco de comenzar el mes de Adar (I, en este año 5774), el cual está relacionado en la Tradición con la alegría.
Pero no es solamente un mes, o un día, o una festividad, sino una vara constante. Atiende:
"Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo,
(servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas…"
(Devarim / Deuteronomio 28:47-48)
¿Comprendes?
Uno pude tener “abundancia de todo” y sin embargo ser un desgraciado, esclavo del EGO.
Como el vil Amán, dueño de TODO, menos de su propia vida al no ubicar al EGO en su lugar. Atiende:
"Aquel día Amán salió alegre y contento de corazón.
Pero cuando Amán vio a Mordejai [Mardoqueo] en la puerta real, y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mordejai [Mardoqueo].
Sin embargo, Amán se contuvo y se fue a su casa. Entonces envió llamar a sus amigos y a Zeresh [Zeres], su mujer.
Y Amán empezó a referirles la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos, todo con que le había engrandecido el rey, y cómo le había enaltecido sobre los magistrados y los servidores del rey.
Y Amán añadió: -También la reina Ester a ninguno hizo que viniera con el rey al banquete que dio, sino sólo a mí. Además, para mañana yo seré su invitado junto con el rey.
Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mordejai [Mardoqueo] sentado junto a la puerta real."
(Ester / Esther 5:9-13)
Desgraciado el malvado, quien teniendo absolutamente toda la abundancia, riqueza, poder, gloria, y sin embargo se ahogaba en su propia ira, en su fracaso al no ser amo de su propia vida.
Tal es el destino de los esclavos del EGO.
Pero, al reír sanamente, se está acorralando al EGO para llevarlo a su útil rincón y no permitirle que sea él quien se encargue de manejar nuestra existencia.
Detrás de la sana risa se encuentra la confianza en el Eterno, la EMUNÁ, que nos fortalece y vitaliza. Que brota desde nuestro Yo Esencial y nos recorre dándonos la seguridad de que tenemos un Padre Celestial, que es Rey de reyes.
Entonces, si la vida es complicada, si te parece que no tienes motivos para reír, quizás es tiempo de que empieces a hacerlo.
¡Ríe, ríe por tu vida!