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Sentimiento de culpa

El EGO emplea trampas para mantener a la persona en estado de impotencia, sea ésta real o imaginaria, igualmente la persona se encuentra incapaz, débil, imposibilitada, a merced del EGO y por tanto actuará según sus principios y no de acuerdo al AMOR.

Un instrumento súper eficaz para inmovilizar a la persona, sumergirla en impotencia, llevarla a la destrucción (parcial o total, propia o ajena) es el sentimiento de culpa.
Recuerda algo que ya hemos enseñado en otras oportunidades, el sentimiento de culpa no es lo mismo que la culpa.
La culpa se siente cuando uno efectivamente ha hecho algo negativo y este sentimiento funciona como alarma, para corregirse, modificar la conducta, reparar los daños, etc.
En cambio, el sentimiento de culpa es producto del EGO que surge ante conductas que de por sí no ameritan ese sentimiento, o ante ninguna conducta ni omisión, sino como astuta trampa para dejar atrapada a la persona.
Con culpa uno puede realizar alguna tarea correctiva, constructiva.
Con sentimiento de culpa uno no puede hacer nada, porque nada ha hecho mal antes, porque no tiene nada realmente para reparar, porque no carga ninguna responsabilidad sobre aquello que se está acusando (o le acusan).

Hacer sentir culpa es un clásico en el arsenal de los  manipuladores. Como la víctima no ha hecho nada pero se le sumerge en sentimientos de culpa, se le somete a un adoctrinamiento culposo, finalmente la víctima será doblegada y asumirá una posición sumisa, esclavizada, a merced del manipulador.
Un ejemplo, la madre que le dice al hijo que debe comer, porque si no lo hace ella morirá, o sufrirá, o le pasará algo terrible.
En el mismo tenor, cuando los mayores espetan al niño: “deberías avergonzarte por lo que acabas de hacer”, aunque aquello fuera algo acorde a su edad, no tan vergonzante, o porque no hizo nada en realidad. Pero igual, el adulto ha puesto la semilla del sentimiento de culpa, de sentirse en falta, de estar mal, de haber “metido la pata”, y el niño no entendió bien cómo, ni cuándo, ni qué, pero seguramente que sí es culpable, si su mamá, papá, maestra, abuela, etc. se lo dicen con tanta convicción. Entonces, él asume culpas inexistentes y se va percibiendo como fallado, defectuoso, pecador, capaz de generar el caos con sus acciones y tan idiota que ni siquiera se da cuenta por sí mismo de lo que hizo mal.
Otro ejemplo clásico, el clérigo que siguiendo su doctrina religiosa acusa a todos de ser pecadores, de merecer el infierno, de cargar con la culpa de pecados “originales”, de ser inicuos por acciones normales y saludable, para terminar afirmando que la “salvación” solo se obtiene a través del ministerio religioso, de la fe en su deidad, de donar dinero a esa congregación, lo que fuera útil para el provecho del clérigo manipulador.
Otro ejemplo, el partido político que te hace sentir culpa por tener auto, casa, buena ropa, rica comida, hijos en colegio privado, etc.; te harán sentir culpa por disfrutar de lo que legal y lealmente has seguido. Su propuesta es una que te somete a sus vejaciones, el partido, el líder, la doctrina, esa es la que te salva… digamos, una religión laica, más del mismo EGO pero en ropas civiles.
O, tristemente, los que sufren desde niños violencia familiar, o en su casa la hay, pronto pueden ser esponjas de sentimientos de culpa. Aún cuando la violencia no iba dirigida directamente contra ellos, ni se les acusaba a ellos, ni se les pegaba, sino que eran testigos, por ejemplo, de uno de sus padres agrediendo al otro, o entre ambos (por supuesto que esto también es violencia contra el niño). Incluso así el niño pronto cargará con sentimientos de culpa, porque no supo defender a la víctima, por querer al agresor, por suponer que él desencadenó la golpiza, por lo que fuera.

Así como el manipulador emplea el sentimiento de culpa, también el manipulador interno lo hace.
El EGO ejerce similar presión sobre la persona, la somete a todo tipo de vejaciones y engaños para que admita ser culpable de esto y aquello, por tanto deberá atenerse a los mandatos del EGO, seguir en estado de impotencia, no librarse nunca, jamás alcanzar la felicidad. Porque, ¿con qué derecho será feliz, exitoso, amado aquel que es tan culpable?
Así, sin nadie que le recrimine, aquel que se siente culpable cuando fantaseó con una relación extramatrimonial, o aquel que se culpa amargamente cuando falleció un familiar de una enfermedad grave o por accidente y se cree culpable por no haber evitado eso, o quien rompió un noviazgo, o, encuentra tú las situaciones en las cuales nos auto acusamos amargamente de cuestiones por las cuales no hay culpa real.

No importa lo que hayas hecho,
o lo que no hayas hecho,
lo que importa es aquello que crees que hiciste,
cómo valoras su gravedad,
qué tanto crees que tiene relevancia y cuánto afecta.
Así pues, más que sopesar cuestiones prácticas,
es considerar acerca de creencias,
que en casos de sentimiento de culpa son, evidentemente, creencias erróneas.

Allí opera el EGO, en envenenar las creencias, en dejar un rastro casi invisible pero tóxico.

Al sentimiento de culpa inicial se le van sumando otros, por otras acciones inexistentes, pero también por el desagrado de estar sintiendo culpa y no poder hacer nada para resolverlo.
Como una trampa que se va estrechando, como un nudo sobre el cuello que se va apretando, al sentimiento de culpa se le añade más sentimiento de culpa.

Al mismo tiempo, es enorme el gasto energético dedicado a defenderse del sentimiento y (paradojalmente) para sostenerlo vigente. La persona consume de sus recursos valiosos en contiendas internas que no llevan a ningún lado. Lo que la va sometiendo no solamente a una sensación de impotencia, sino a un estado real de falta de poder.
Por lo cual, la persona intenta sobreponerse, y hará más gastos inútiles, lo que le dejará aún más debilitada.
O por el contrario, se deja caer y se hunde en sentimientos nocivos, terribles, dolorosos, autodestructivos.

La mirada está puesta en el pasado, más bien aferrada al pasado.
Lo que impide vivir plenamente el aquí y ahora, que es nuestro único tiempo y realidad.
Lo que obstaculiza o imposibilita planear y llevar adelante obras que nos beneficien hacia el futuro. De hecho, el futuro se prevé como igualmente espantoso, una copia idéntica a errores y malestares ya vividos, o como algo que provoca ansiedad y anhelos de evitación, pues se tiene mucha ansiedad de los desastres y malestares que sobrevendrán.

Entonces, la persona no encuentra caminos para salir, para vivir.
Se cree incapaz de amar o ser amada; trabajar o recibir elogios; estudiar o progresar; ser respetada y cuidada; etc.
Se representa con los peores colores, asume todos los males como castigos necesarios, e incluso llega a propinarse auto-castigos, de manera consciente o no. Así se hace cortes, tiene accidentes, se tropieza, se confunde, pierde cosas, sufre de dolores en el pecho, tiene jaquecas tremendas, padece malestares estomacales, duerme mal, tiene pesadillas, consume drogas, se junta con personas poco “recomendables”, vive sesiones de sexo alocado y peligroso, lo que fuera que le haga sentir culpable, miserable, fracasado, impotente, enfermo, incapaz.
El castigarse a sí mismo puede ser debido a (al menos) dos factores: se desea el castigo como una manera masoquista de tratar de resolver los malestares que le causa el sentimiento de culpa; o, se autocastiga para de esa forma tener algún control sobre la tortura, pues seguramente el castigo social, divino, del destino, el que fuera, sería muchísimo peor que el que se está provocando. Cuando en verdad, su vida es una sucesión de momentos escalofriantes, llenos de pesadillas, faltos de respeto, sin dignidad, sin gozo, sin felicidad. No por lo que otros acusen, sino por la propia auto flagelación, la auto condena, esa especia de odio y rencor que se siente por sí mismo.
Sin duda, es algo muy doloroso y por supuesto causante de impotencia, cada vez mayor.

Partamos de una realidad: cometer es parte de nuestra naturaleza.
Pero para los que sufren de sentimientos de culpa, los errores se convierten en tremendas demostraciones de su maldad, de su falla, de su enfermedad, de su estupidez, de lo que fuera que quisieran adjetivarse negativamente.
Sea porque usan una máscara de fracaso, o una máscara de híper perfección y triunfalismo, con ambas el resultado es similar: los errores ínfimos se transforman en catástrofes. Como si a través de la lente del EGO los errores no fueran parte de nuestra realidad, o como si esos errores inexistentes fueran reales.
Tienen cierta incapacidad para ver gamas de grises, sino más bien extremos donde solo hay blancos o negros. Está bien o está mal. Uno es pecador o es “salvo”. Sin gradaciones, sin atenuante.
Entonces, si, por ejemplo, en la adolescencia actúo de manera “rebelde”, digamos, como la típica imagen del adolescente; entonces cada acto, cada palabra, cada sentimiento, luego es sobrevalorado y dimensionado de tal forma que demuestra que uno está loco, se merece lo peor, no tiene remedio, no se merece cariño, nadie lo podría apreciar, etc.
Si cometió errores, se hicieron “locuras de joven”, se traspasó algún límite, en vez de reconocer que es algo natural y que quedó en el pasado (o que incluso ni siquiera existió tal hecho hecho, palabra, sentimiento), se vive aferrado al recuerdo, se lo tiene presente, se impide la vida en el aquí y ahora en base a acusaciones de cosas olvidadas y extintas hace décadas.
Se siguen castigando, siguen fracasando, siguen en relaciones enfermizas, sigan en dependencia, sigan agrediéndose, siguen y siguen en el círculo cada vez más estrecho y más polarizado del cual pareciera que no quieren salir.

Es que así opera el EGO, y logra perfectamente su cometido con la manipulación a través del sentimiento de culpa.
¿O no?
Supongo que tú puedes hacer una lectura meramente teórica del asunto, pero si te atreves a indagar en ti mismo descubrirás que a ti te pasa. Tal vez no en grados “patológicos”, quizás no a un punto en el cual estés encerrado en tu cuarto y apenas tengas una vida fuera de él, o quizás sí.
Pero a todos nos ha pasado de sentirnos culpables y no saber qué hacer para librarnos.

Como los errores son normales, son esperables, podemos aprender a disminuirlos, a reducir los impactos negativos, a corregir aquello que puede ser arreglado, pero es un hecho, solamente controlamos una escasa porción de la realidad, de la interna y de la circundante. Por tanto, estamos sometidos a probabilidad de error a menudo.

Veamos algunas pocas ideas para tratar de salir del pozo del sentimiento de culpa, que tal vez no resulte fácil pero es posible:

  1. Reconoce que cometer errores es normal.
  2. Comete algún errorcito adrede de vez en cuando, nada que sea lesivo ni cause daños a nadie. Por ejemplo, olvídate de ver tu programa favorito en TV; que se te queme una milanesa; que te olvides el cumpleaños de tu suegra (¡esto nunca jamás te ocurra, ella no te lo perdonará!), algo, pequeñito, que no cause dolor a nadie, solamente un malestar molesto a ti. Y reconoce tu error, admítelo y PERDÓNATE. He visto que la gente tiene una enrome dificultad en perdonarSE. Aprende a no ser así.
  3. Aprende acerca de la TESHUVÁ (proceso de auténtico arrepentimiento) y ponla en práctica lo más rápido que puedas.
  4. Discierne entre lo que realmente es tu culpa y lo que no. Si no puedes hacerlo, porque te sientes culpable de todo, entonces pide ayuda profesional para poder ir investigando con asesoría acerca de lo que has hecho, las implicancias, etc.
  5. Entrénate en ser un cuestionador, alguien que no teme preguntar para tratar de encontrar la verdad de las cosas. No te quedes con impresiones, no repitas lemas, no seas dogmático, no te pienses que sabes todo (o no sirves para nada), no te fanatices. Pregunta, aprende a hacerlo. Verás que las cosas no son tan simples como parecen, ni tan complejas como parecen. Descubrirás diferentes facetas y tonalidades y no solamente el monolito de blanco o negro que asumes como real.
  6. Estudia lo que enseñamos sobre el EGO y coteja cómo se manifiesta en tu vida. Tienes una gran tarea por hacer con esto.
  7. Asume que puedes controlar lo que está bajo tu dominio, el resto no puedes ni debes controlarlo. Por tanto, lo que pasa no siempre es por ti o fue tu error o culpa. Si estabas en el trabajo cuando tu hijo tuvo un accidente en la escuela, ¡no es tu culpa! Tú debías trabajar, él debía estar en la escuela. Y si hubieras estado con él, no sabes que otra cosa hubiera sucedido. Controlas lo que está bajo tu dominio, el resto déjalo fluir.
  8. Reconoce qué es de cada quien y permite que así sea.
  9. Goza del aquí y ahora en tanto no desperdicias tu futuro.
  10. Deja de torturarte con palabras, acciones, recuerdos, relaciones que te mantengan en tu celdita mental.
  11. Ayuda generosamente y sin esperar nada a cambio a alguna persona que esté en situación de necesidad (material, emocional, espiritual, social, etc.). Si no puedes con una persona, hazlo con animales, en una protectora de mascotas por ejemplo. Pero no te quedes en la inmovilidad ni en el egoísmo, sino que sé altruista.
  12. Usa la Comunicación Auténtica siempre.
  13. Haz ejercicios físicos acorde a tu condición sanitaria.
  14. Dedica tiempos para actividades de ocio que sean en compañía, con presencia real pero también vale virtual.
  15. Vive cada instante de tal forma para que no tengas nada por reprocharte. ¿Cómo? Construyendo shalom, actuando con bondad Y justicia Y lealtad. Pero, si no pudiste hacerlo, entonces relee desde el primer ítem de esta lista.

El EGO puede ser tu mejor amigo o tu peor enemigo, ponte en campaña para lograr que tu energía esté enfocada en construir shalom.

Resp. 1140 – Préstamos onerosos a judíos y ejecución de pagos

invitado nos consulta:

Buenos días Moré y amigos de FULVIDA,

Sería ético que un noájida le preste dinero a un judío devengado cierto interés y que si el judío no paga que se le demande judicialmente? Gracias y que tengan un excelente día.
Cartago, Costa Rica

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Resp. 1139 – Dios y dios: la misma farsa con diferente olor ?

frankkk nos consulta:

More, por un lado tenemos al NT que nos dice que vino un mesias que resulta que mataban incluso a los judios por amor a el, pero por el lado del Tanaj tenemos a Dios que dice que los amo tanto que los eligio a los judios y mire las cosas y su magnitud que les pasaron en varias ocaciones de la historia, no puede llegar a ser mas de lo mismo, nada mas que cambia la historia? Ademas es abstracto y hay muchos rabinos y sabios con un entendimiento distinto… Saludos !
Franco Farioli, 19 años, estudiante, Santa Fe, Argentina

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El orgullo

El orgullo es definido en el diccionario (Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe) como:

  1. m. Autoestima.
  2. Exceso de estimación propia,arrogancia.
  3. Satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso.

Como ocurre con muchísimas otras cualidades, hasta cierto punto es noble pero en su exceso o su defecto puede devenir en problemas, en negatividad.
Precisamos de un monto adecuado de orgullo, que puede ser comprendido así como autoestima ajustada a la realidad; pero cuando se traspasa el límite saludable, estamos ante un monstruo interno que provoca diferentes formas de dolor, para uno y para el prójimo.
La cuestión radica, entonces, en tener claro cuál es ese límite y aprender a controlarse para no sobrepasarlo.

Es interesante advertir que en la Torá no aparece ningún mandamiento o consejo explícitos al respecto de limitar la arrogancia.
Encontramos un pasaje que se refiere al rey judío, el cual debe ser estudioso de la Torá y cumplidor de sus preceptos, entre otras cosas para que:

"no se enaltezca su corazón sobre sus hermanos"
(Devarim / Deuteronomio 17:20)

No es un mandamiento en sí mismo, ni se aplica a todos los judíos o al resto de la humanidad, sino específicamente al rey.
Aquel que se supone tiene todo el poder del reino, que es seguido y obedecido por sus súbditos, que legisla y juzga, lleva a la guerra y hace la paz.
A él se le dice que debe ser esmerado en su conducta, para no ser doblegado por su EGO y terminar actuando reactivamente al sentimiento de impotencia. A él se le exige que lleve una vida estricta de Torá y mandamientos, porque si no se pondrá en un sitial superior a sus hermanos, olvidando que son, precisamente, sus hermanos y no sus esclavos o peones en sus maquinaciones.

Al respecto, el comentarista Ibn Eza, explica:

“se puede enaltecer si se cree libre del cumplimiento de los mandamientos”

Por ello, que se someta a la Constitución judía, a la Ley del Eterno, para que no permita nunca la idea o sentimiento vanidoso de suponerse diferente y superior al resto de los mortales.
Es triste, pero la historia lo demuestra una y otra vez, como el hombre se confunde cuando sorbe un poco de poder, y entonces deja de actuar con humildad, pierde el norte, cae en acciones tremendas, desprecia la vida y dignidad de su prójimo, todo por sentirse por encima de las leyes, por creerse libre para actuar según su propia complacencia (que suele ser solamente EGO y nada más que EGO).

En tanto el Ramban enseña al respecto del pasaje de la Torá que se evidencia la prohibición de la Torá con respecto a la GAAVÁ, el orgullo. Su deducción es la siguiente: si el rey, hombre poderoso si lo hay en el país, tiene prohibido enorgullecerse, ¡cuánto más el común de los ciudadanos, que no cuentan con tanto poder! Solo Dios es digno de orgullo, de altivez. En tanto el hombre no, ni siquiera el rey. Por lo cual nos recuerda el pasaje inspirado:

"Abominación es al Eterno todo altivo de corazón; de ninguna manera quedará impune."
(Mishlei / Proverbios 16:5)

El “Sefer Mitzvot Gadol” enumera la prohibición del orgullo dentro del precepto (para judíos) 64, a partir del versículo:

"Cuídate de no olvidarte del Eterno tu Elokim"
(Devarim / Deuteronomio 8:11)

Entendiendo que el orgulloso pone a su EGO en el sitial del Eterno.
Deja de adorar al Eterno para servir a su EGO.
Se olvida de Dios, de tanto orgullo que invade su corazón.

Como pasó con el rey de Babilonia, sobre el cual fue profetizado:

"Tú has dicho en tu corazón: ‘Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de Elokim levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea, en las regiones más distantes del norte.
Subiré sobre las alturas de las nubes y seré semejante al Altísimo.’"
(Ieshaiá / Isaías 14:13-14)

A ese punto llega el orgulloso, a creerse un dios, a asemejarse con el Creador.
Como otro perverso en la historia de las religiones, del cual se dice que afirmó:

"El Padre y yo somos uno" (Jn 10,30) y "Quien me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14,10)

Ese orgullo enfermo, insano, abominable, que es plena idolatría y muerte en vida.

Como bien describe el profeta al altivo rey, y como él a cualquiera que se deja esclavizar por el orgullo:

"Por tanto, así ha dicho el Señor Elokim: ‘Por cuanto se elevó en estatura y levantó su copa hasta las nubes, y su corazón se enalteció con su altura, por eso lo he entregado en mano de la más poderosa de la naciones, que ciertamente hará con él conforme a su impiedad. Yo lo he desechado; y los extranjeros, los más crueles de los pueblos, lo cortan y lo abandonan. Sobre los montes y en todos los valles cae su follaje, y sus ramas son rotas en todas las quebradas de la tierra. Todos los pueblos de la tierra se van de su sombra; lo abandonan.
Sobre su tronco caído habitan todas las aves del cielo, y sobre sus ramas están todos los animales del campo.
Así sucede para que ninguno de los árboles que crecen junto a las aguas se exalte por su altura, ni levante su copa hasta las nubes; y para que ninguno de los árboles que beben aguas confíe en la altura de sus ramas. Porque todos son entregados a la muerte, a la parte más baja de la tierra, en medio de los hijos de los hombres que descienden a la fosa.»"
(Iejezkel / Ezequiel 31:10-14)

El Talmud lo expresa con claridad, este aspecto del EGO ocupando el lugar de Dios, cuando los Sabios mencionan a Dios afirmando:

“Él y Yo no podemos vivir en el mismo mundo”… “se lo debe talar (al orgulloso) como a un árbol dedicado al culto idolátrico”
(Pesajim 66b y Sotá 5a)

Sin embargo, el orgullo dentro de su límite es imprescindible, tal como en el caso de los reyes indica el Talmud:

“¿Por qué fracasó el rey Shaúl?
Porque despreció su honor (orgullo).”
(Ioma 22b)

Y en el mismo Talmud se enseña que del Sabio se espera que tenga 1/64 de orgullo, porque es indispensable para preservar su sabiduría y poder hacer un uso acorde de ella.
Como por ejemplo, el equipo deportivo o deportista solitario, que está siendo ampliamente derrotado pero igualmente sigue jugando el partido con nobleza, con entereza, como si estuviera cero a cero, sin esquivar la responsabilidad, porque respeta al rival, al público, al deporte y especialmente a sí mismo.

Así pues, el orgullo, entendido como autoestima, honor propio y necesario, dignidad, respeto, es aquel que se encuentra dentro del marco de lo saludable y correcto; pero cuando se rompe ese límite y el sentimiento de altivez invade pensamientos y emociones, la persona está en declive, cavando su propia fosa fatal.
Como aconteció en la conocida historia de la Torá:

"Entonces Moshé [Moisés] mandó llamar a Datán y a Abiram, hijos de Eliab, pero ellos respondieron: -¡No subiremos!
¿Te parece poca cosa que nos hayas hecho subir de una tierra que fluye leche y miel a fin de hacernos morir en el desierto, para que también insistas en enseñorearte sobre nosotros?
Tampoco nos has traído a una tierra que fluye leche y miel, ni nos has dado heredades de campos y viñas. ¿Vas a sacar los ojos a estos hombres? ¡No subiremos!
Entonces Moshé [Moisés] se enojó muchísimo y dijo al Eterno: -¡No aceptes su ofrenda! Ni siquiera un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho daño.

Aconteció que al acabar él de hablar todas estas palabras, se rompió la tierra que estaba debajo de ellos.
La tierra abrió su boca y se los tragó a ellos, a sus familias y a todos los hombres que eran de Koraj [Coré], junto con todos sus bienes.
Ellos con todo lo que tenían descendieron vivos al Sheol. La tierra los cubrió, y perecieron en medio de la asamblea."
(Bemidbar / Números 16:12-33)

Aquellos que enfermos de orgullo se creían por encima de Moshé (el más humilde de los hombres), y que gritaban a quien quisiera oír que ellos “no subirían”, y que ellos morirían en el desierto; esos terminaron cayendo en lo profundo del abismo que se abrió a sus pies. Como una paradoja jocosamente mortal, los que pretenden ser más de lo que son, llenos de vanagloria, terminan por tropezar y ser menos de lo que pueden llegar a ser.

Por esto, Maimónides que siempre predicó andar por el justo camino del medio, en el caso del orgullo pregona que la persona sea muy cuidadosa, que sepa defender su dignidad y no despreciar su honor, pero se atenga a ser muy modesto y a que su corazón no se hinche pretenciosamente. Es que, como mencionamos, muy pronto el EGO consume las energías, desvía la senda, nubla el entendimiento y hasta el más brillante pierde su capacidad a causa del orgullo (Pesajim 66b).

El Ramban, en la carta de la ética que envió a su hijo, le explica que uno puede ejercer control sobre el orgullo, en parte, al emplear lo que nosotros denominamos Comunicación Auténtica (busca al respecto en el sitio, hay abundante material disponible). Previniendo las reacciones automáticas del EGO, para contenerlo y de esa forma sostener el orgullo en su justa medida. Así, la persona no trata de manipular, no llama la atención de modos indecorosos, no emplea la violencia en ninguna forma, sino que respeta y pretende ser respetado.

En tanto el Ramjal, en Mesilat Iesharim capítulo 11, nos señala algo que es fácilmente reconocible: el orgulloso trata de tapar sus falencias, de hacerse el distraído, de negarlas, de seguir empecinado en el error por el mero hecho de no reconocer su debilidad. Está en constante huida de sí mismo, negando su realidad, inventando excusas para mantenerse en la celdita mental que lo tiene esclavo a pesar de estar la puerta abierta y sin cerrojo. Es que el orgullo, digna herramienta del EGO, sirve fielmente a su señor, pues deja a la persona sumida en impotencia (real o sentida) y por tanto reaccionando de forma automática desde el EGO.

Por tanto, cuando hay una sobre valoración (desmedida) de los deseos, ideas, acciones, opiniones, sentimientos, objetos propios, estamos ante un traspaso del límite saludable.
Lo que conllevará, tarde o temprano, el menoscabo hacia los demás.
El reemplazo de una realidad compartida por otra pergeñada por el EGO, para que acomode a los propios intereses, que finalmente serán reactivos a la impotencia y terminarán en impotencia.

Como aquel que habiéndose dado cuenta de su error, prefiere seguir en él, con la excusa de que es muy tarde para arrepentirse; o ha perdido mucho tiempo en esa senda falsa y sería penoso reconocerlo; o le da vergüenza admitir no ser “perfecto”; o huecas vanidades similares.
Como aquel que por no querer aparecer como menos a ojos de los demás se queda en ignorancia, en falsa sapiencia, en error, en dolor, en angustia, todo por no querer parecer inferior, necesitado, impotente. Lo cierto, es que es impotente y multiplicado por aferrarse a lo que lo empobrece.
Como aquel que evita situaciones que le sugieren vergüenza, o incomodidad, o de alguna forma ser centro de atención negativa, por lo cual se queda encerrado, quieto, inmóvil, oculto, camuflado, no sea cosa que alguien reconozca su estado de supuesta inferioridad, que probablemente solo exista en su imaginación.
Como aquella persona maltratada en su relación matrimonial, o víctima de hostigamiento laboral, que no tiene nada para perder si hace la denuncia judicial correspondiente, pero (en parte, y solo en parte) su orgullo le impide proceder, para lo cual encontrará justificativos más que razonables, pero que solamente le hunden en la violencia, en el malestar, en la muerte en vida.
Y así, podemos seguir recordando a amigos y pacientes, a personajes de libros o los que vimos en películas, o a nosotros mismos.

¿Qué hemos aprendido hoy y cómo nos ayuda a mejorar nuestra vida?

El consejo diario 402

Si eres noájida, ¿por qué mejor no vives como tal?
Esa es la mejor forma de difundir el noajismo.
Quien pueda, y quiera, te acompañará en la senda del Eterno.

Claro que puedes conversar, mostrar, enseñar, explicar, rebatir argumentos falaces, hacer proselitismo, dedicar tu tiempo a la difusión, por supuesto, sin embargo, el método más eficiente y provechoso es el vivir de manera coherente y consciente de acuerdo a tu sagrada espiritualidad.

Resp. 1137 – Alguna promesa para los Noajidas?

RocioRico77 nos consulta:

Saludos Licenciado Ribco
mi pregunta es sobre las promesas que El Eterno da a su pueblo ¨Estare contigo
¨Yo ire delante de ustedes¨ ¨Yo peleare sus batallas¨
que hay para nosotros los Noajidas existen algunas promesas o ¿todas son para su pueblo amado? gracias por su tiempo
Rocio Rico, 36 ,Comerciante, Saltillo, Coahuila, Mexico

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Resp. 1136 – Se han recopilado todos los libros sagrados del Tanaj?

shyngr nos consulta:

Hola moré, quería consultarle: ¿Sabe ud de algún libro sagrado
del Tanaj que haga falta por recopilar?
Mi preg. surge porque estuve hablando con una persona seguidora del dios cristiano y alega que en la su biblia(N.T.) aquellas citas que dicen: "como dice la escritura…" (Juan 7:38) y no incluye la referencia al Tanaj es porque tal vez haya libros que no se han encontrado aún por eso no hay referencia específica pero quizá esos autores si los conocieron.

Muchas gracias y shalom.
Shy Ng, 32, ingeniero, san jose, CR

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Resp. 1134 – ¿Se comete un acto grave si se decide seguir con un embarazo aunque la vida de la madre esté en riesgo?

Esther nos consulta:

Saludos Moré;
En otro foro he podido leer acerca del aborto y que a la mujer se le está permitido abortar siempre y cuando el bebé no haya asomado la cabeza y siempre que la madre esté en peligro de muerte. Pero si la madre decide aun no habiendo nacido el bebé, dejar su tratamiento para llevar a cabo su embarazo auque eso le suponga su fallecimiento (la de la madre). ¿Está cometiendo un acto grave contra el Todopoderoso? Gracias por su dedicación.
Esther  Alicante, Petrer

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Pinjás y la acción

Esopo fue un autor de la antigüedad griega, nació hacia el 600 AEC, no se sabe exactamente donde ni los jalones de su historia. A pesar de esto, ha legado sencillas pero profundas enseñanzas, algunas de las cuales hemos venido compartiendo en otras oportunidades. Era politeísta, por lo cual algunas de sus parábolas aluden a sus creencias. Nosotros no compartimos tales opiniones, sin embargo, incluso de esas fábulas podemos aprender. Como enseña el enorme Maimónides: “Recibe la verdad de aquel que la diga” (Introducción a su comentario a Masejet Abot). Así pues, podemos dejar de lado el envase y beneficiarnos del contenido apropiado. Por ejemplo: “Conducía un carretero su carro hacia una aldea, cuando éste cayó a una zanja profunda. El hombre, en lugar de ayudar a los bueyes a salir de aquel pozo, se quedó allí cruzado de brazos, lleno de fe invocaba a los dioses, y en especial a Hércules, que era el de su mayor devoción. Llegó entonces Hércules y le dijo: -¡Empuja una rueda, arrea a los bueyes y no invoques a los dioses si no pones esfuerzo de tu parte! Por ahora, estás rogando inútilmente.”
¡Cuánto tiempo y conocimiento han pasado y a pesar de ello mucha gente, creyente en uno o varios dioses, parece seguir actuando como el carretero!
Espera que de algún lugar mágico y misterioso aparezca la solución a los problemas que por ellos mismos podrían resolver.
Por supuesto que rezar al Eterno es una acción positiva, confiar en la ayuda de Hashem es estupendo; el problema es la pasividad pretensiosa que asume que Dios hará lo que uno mismo puede y debe hacer.

En la Tradición encontramos la siguiente enseñanza: “Dijo Aba Shaul: Está escrito en la Torá: ‘Este es mi Dios y a Él elogiaré’ (Shemot/Éxodo 15:2). ¿Cómo es posible que un hombre elogie a Dios? Es posible cuando se comporta como Él. Tal como Él es compasivo y lleno de bondad, también tú has de ser compasivo y actuar bondadosamente.” (Mejilta de Rabí Ishmael 3).
Para el sabio Aba Shaul había un conflicto en el pasaje de la Torá, porque: ¿De qué vale el elogio, ese rezo lleno de palabras lisonjeras, cuando ninguna llega a describir realmente al Eterno ni hay plegaria o regalo que Él precise? ¡Todo es poco y nada ante Él!
La solución es simple: la manera de agradar a Dios, de rendirle homenaje, no está precisamente en las palabras, sino especialmente en las acciones en sintonía con Su Voluntad. ¡Esa es la alabanza efectiva! Como dijera el profeta: "Porque misericordia quiero Yo, y no sacrificios; y conocimiento de Elokim, más que animales asados." (Hoshea/Oseas 6:6).
No seamos como el carretero, mejor actuemos como proponen Aba Shaul y Hoshea. Podemos aprovechar cada momento para hacer lo que es bueno y justo, de esa forma estamos elogiando a nuestro Padre y llenando el mundo de Shalom. Así, en vez de esperar sentados a los milagros, somos socios en su manifestación.

A todo esto, ¿cómo se relaciona este comentario con la parashá de la semana?
Pinjás, nieto de Aarón haCohén, en una ocasión actuó de tal modo que logró encausar una situación penosa para el pueblo judío. Cuando nadie atinaba a hacer nada, él intervino y fue resuelto el asunto. Como consecuencia, Hashem prometió: "Yo le concedo Mi pacto de paz." (Bemidbar / Números 25:12).
La Torá nos quiere enseñar algo concreto: haz tu parte, pon tu máximo empeño, siempre dentro de lo legal, cumple con lo que te toca y no dejes de rezar mientras tanto. Tú ejerce lo que te corresponde y deja a Dios que haga lo que es de Él.
Eso construye shalom.