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Job 1:5 ¿Se sumergían ritualmente los hijos de Job?

En los últimos días se ha suscitado la idea de que en el libro de Job, en el Tanaj, se menciona que los hijos de Job tomaban abluciones rituales para noájidas como mecanismo de purificación espiritual para gentiles.
Se trajo como evidencia para tal suposición el versículo 5 del capítulo primero.
Veamos qué dice concretamente ese verso, en su contexto:

א אִישׁ הָיָה בְאֶרֶץ עוּץ, אִיּוֹב שְׁמוֹ; וְהָיָה הָאִישׁ הַהוּא, תָּם וְיָשָׁר וִירֵא אֱלֹהִים–וְסָר מֵרָע.  ב וַיִּוָּלְדוּ לוֹ שִׁבְעָה בָנִים, וְשָׁלוֹשׁ בָּנוֹת.  ג וַיְהִי מִקְנֵהוּ שִׁבְעַת אַלְפֵי צֹאן וּשְׁלֹשֶׁת אַלְפֵי גְמַלִּים, וַחֲמֵשׁ מֵאוֹת צֶמֶד בָּקָר וַחֲמֵשׁ מֵאוֹת אֲתוֹנוֹת, וַעֲבֻדָּה, רַבָּה מְאֹד; וַיְהִי הָאִישׁ הַהוּא, גָּדוֹל מִכָּל בְּנֵי קֶדֶם.  ד וְהָלְכוּ בָנָיו וְעָשׂוּ מִשְׁתֶּה, בֵּית אִישׁ יוֹמוֹ; וְשָׁלְחוּ, וְקָרְאוּ לִשְׁלֹשֶׁת אַחְיֹתֵיהֶם, לֶאֱכֹל וְלִשְׁתּוֹת, עִמָּהֶם.  ה וַיְהִי כִּי הִקִּיפוּ יְמֵי הַמִּשְׁתֶּה וַיִּשְׁלַח אִיּוֹב וַיְקַדְּשֵׁם, וְהִשְׁכִּים בַּבֹּקֶר וְהֶעֱלָה עֹלוֹת מִסְפַּר כֻּלָּם–כִּי אָמַר אִיּוֹב, אוּלַי חָטְאוּ בָנַי וּבֵרְכוּ אֱלֹהִים בִּלְבָבָם:  כָּכָה יַעֲשֶׂה אִיּוֹב, כָּל הַיָּמִים.

Ahora, veamos qué dice en una traducción basada en fuentes judías eruditas, las únicas con derecho y potestad para traducir y comentar sobre sus propias escrituras y tradiciones:

"Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Elokim y apartado del mal.
(2) Le nacieron siete hijos y tres hijas.
(3) Poseía 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.
(4) Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
(5) Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los consagraba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: ‘Quizás mis hijos habrán pecado y habrán bendecido a Elokim en sus corazones.’ De esta manera hacía continuamente."
(Iyov / Job 1:1-5)

La dificultad en la suposición acerca de los baños rituales se genera a partir de la palabra que traducimos “consagraba”, y que en el original dice “vaikadshem”.
Ya veremos qué significa, pero antes notemos qué dicen algunas traducciones cristianas (por lo tanto ajenas, insuficientes, riesgosas) al respecto:

  • Al terminar esos días de fiesta, Job los hacía venir para purificarlos: madrugaba y ofrecía un holocausto por cada uno, por si habían pecado maldiciendo a Dios en su interior. Job jamás dejaba de hacer esto. “La biblia de nuestro pueblo”.
  • Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos, pues decía: “Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón.” . “Biblia latinoamericana 2005”.
  • Y sucedía que cuando los días del banquete habían pasado, Job enviaba a buscarlos y los santificaba, y levantándose temprano, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque Job decía: Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Así hacía Job siempre. “La biblia de las américas”.
  • Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos, y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado á Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. “Reina Valera 1909”.
  • Al terminar esos días de fiesta, Job los hacía venir para purificarlos: madrugaba y ofrecía un holocausto por cada uno, por si habían pecado maldiciendo a Dios en su interior. Esto lo solía hacer Job cada vez.  “Biblia del peregrino”.

Por lo general no nos interesa en lo más mínimo lo que los traductores / corruptores cristianos dicen sobre palabras o versos del Tanaj, pero en esta ocasión nos parece oportuno, ya que entendemos que es por la incorrección en la traducción que luego se derivan los errores en la suposición.

Notamos que se usan dos voces “purificar” y “santificar”.
En el contexto judío (que da origen al relato de Job, que si bien era un gentil, su narración es parte de las escrituras judías, escrita por judíos, para judíos, con nociones judías) no remiten al mismo concepto, no son sinónimos.
Purificar (“letaher”) es retornar a la pureza, a la conexión con la vida.
Santificar (“lekadesh”, ) es separar, convocar, reunir en asamblea, apartar, consagrar, escoger, reservar, preparar.
No, evidentemente no es lo mismo purificar y santificar.
Ni tampoco se usa indistintamente a lo largo de las sagradas escrituras judías.
Los autores saben qué significa cada una y cuando corresponde su uso y no las confunden.

Tomemos un ejemplo de cuando aún no había Torá revelada, de cuando todavía no existía un cuerpo “dogmático” judío, de una época paralela a la de Job y veamos cómo se dice purificar: "Entonces Iaacov [Jacob] dijo a su familia y a todos los que le acompañaban: -Quitad los dioses extraños que hay en vosotros, purificaos (“veiteharu”) y cambiad vuestros vestidos." (Bereshit / Génesis 35:2). En ese mismo sitio, el renombrado comentarista Ibn Ezra dice sobre “purificaos”: “que bañen sus cuerpos”. Sí, así es. Purificar implica en muchas ocasiones el lavado de partes o la totalidad del cuerpo, pero eso es “letaher”, no “lekadesh”. Recordemos es éste el verbo que usa Job y no el correspondiente a purificar.
Es evidente, letaher no es lekadesh. Podríamos seguir abundando en ejemplos, hay decenas al respecto, pero no creo oportuno extendernos. Quien quiera realmente y se maneje con sinceridad y luz, encontrará correctamente.

El verso 1:5 de Job no usa la voz letaher sino una derivada de lekadesh, dice “vaikadshem”.
Así que partiendo desde el conocimiento básico del lenguaje es improbable hasta el grado casi absoluto de que el autor haya pretendido que los hijos de Job se “purificaran”, sino más bien que se “consagraran”, “santificaran”. Repito, lekadesh es santificar, convocar, reunir en asamblea, separar, apartar, consagrar, escoger, reservar, preparar.
(http://translate.google.com/#iw|es|%D7%9C%D7%A7%D7%93%D7%A9).

Los comentaristas clásicos sobre este pasaje, al respecto de la palabra en cuestión, no explican, lo que significa que es comprensible en sí mismo, sin suposiciones, sin nada extraordinario que aprender.
Pero, para no dejar dudas, la exégesis tradicional y establecida del Metzudat David enseña sobre “vaikadshem”: “Los convocó para que vinieran donde estaba él, así podría encaminarlos por la senda recta del Eterno”.
En similar dirección explica el Metzudat Tzión, cuando pone aquí mismo: “Se refiere a convocar, como cuando dice “hitkadshu lemajar” – “reúnanse mañana” (Bemidbar / Números 11:18)”.
Claramente se usa el sentido de “convocar”, consagrar, juntar, separar especialmente, para nada vinculado con el “purificar”.
Mucho antes que estos sabios comentaristas, en el propio Vaikrá Raba (sección 7) explicita exactamente la misma identificación con el pasaje en el libro de Bemidbar.

Veamos allí entonces qué es leakdish.
Según Rashi: “Prepárense para una desgracia que ocurrirá, como en Jeremías 12:3”.
Prepararse, estar listos, reunirse, estar pendientes, pero de purificarse… nada…

En conclusión, si tomamos en cuenta las fuentes sagradas, los comentaristas de renombre, el lenguaje en su obviedad, las costumbres de aquel tiempo y cultura, no hay siquiera una remota posibilidad para suponer que Job hacía que sus hijos tomaran baños rituales, abluciones. Nada en el texto lo permite suponer, ninguno de los comentaristas consultados lo sugiere siquiera al pasar.

Así pues, de aquí no hay evidencias de baños rituales que realizaran los noájidas de antaño como mecanismo de purificación espiritual.
Y de haberlo en algún sitio, tampoco se constituye en precedente legítimo para realizar hoy en día las costumbres que correspondían a aquellos tiempos y lugares.
Lo que Dios espera de cada gentil es el cumplimiento de los Siete Mandamientos y todas las buenas acciones que corresponden a sus razonables derivados. Esto es, llevar una vida de santidad por medio de las acciones buenas, justas y leales, tal como Él mismo se encargó en más de una ocasión de reclamar a través de Sus profetas.
Si los antiguos, que se presumen noájidas conscientes, realizaban ciertos rituales, actuaban según las normas de su época, no amerita como para tomarlo como necesario o bueno para esta era o nuestras culturas.
Mucho ha variado y no depende el noajismo de tales rituales o costumbres del medio oriente, sino de la fidelidad a los Siete Mandamientos y no a otra cosa.
Lo que era correcto como costumbre hace 3500 años probablemente no tenga cabida en la actualidad, ni sentido, ni razón de ser para el noájida despierto y activo.
Te menciono al pasar tres que se me vienen a la mente: poner la mano en el aparato sexual del otro cuando se va a prometerle algo; hacer sacrificio de animales como forma de alabar a Dios; la poligamia. En su momento puede que hayan tenido sentido, aunque algunas de las costumbres mencionadas como de los pueblos en aquellas épocas ya resultaban dudosas incluso entonces. Pero actualmente, no tienen sentido ni utilidad ni vigencia para el noájida. Lo quieren hacer, bueno, mientras no sea ilegal… pero… ¿serán más “santos” por vivir como los antiguos del medio oriente?

Pero los Mandamientos y aquellas reglas que permiten desarrollar una vida de plenitud en todas las dimensiones, acorde al sentido de los Mandamientos, eso sí tiene total vigencia y vigor.

Es más, Maimónides estableció como norma que deben ser extremadamente cuidadosos los noájidas de no inventar rituales que deriven en religiones, pues precisamente de ello es lo que hay que apartarse, la religión es lo que “impurifica”. Explícitamente codifica Maimónides:

Es regla general que no deben inventar una nueva religión ni adoptar para sí preceptos que no les corresponden [que son de los 613 para los judíos] o crear mandamientos por sí mismos sobre la base de sus propias decisiones .
Si quiere, que se convierta al judaísmo formalmente y cumpla con todos los preceptos [de los judíos], o que se quede con sus instrucciones noájicas, y no añada ni quite de ellas.

Si se dedicó al estudio de Torá [de las partes que no le conciernen directamente como noájida], o hizo Shabat [al modo judío], o innovó alguna cosa “religiosa” se lo debe castigar y se le debe informar que es merecedor de la pena de muerte, aunque no se le ejecute.”
(Mishné Torá, Hiljot Melajim cap. 10, ley 9)

En definitiva, seamos dichosos con nuestra porción, hagamos lo posible por construir Shalom que es muy necesario, indispensable, tal es nuestra sagrada tarea en el mundo.
Podemos dedicar nuestra existencia a lo que es bello, puro, santo, justo, cierto, verdadero, favorable, hay tanto para hacer, que está esperando por nosotros.
No sé si es razonable dedicar recursos y escasos y estar pendientes de cosas accesorias, que pueden resultar llamativas, anecdóticas, engordantes del EGO, útiles en cuestiones secundarias y a veces verdaderas piedras de tropiezo para multitudes….
Tenemos tanto para hacer, tanto necesario, y el tiempo es tan escaso.
Aprovechemos nuestras energías para hacer de este un mejor mundo, para que vivamos en Shalom y nuestros descendientes.
Eso es lo que hubiera querido decirnos Job

Yo, tú, otro, uno

En tu origen eres completamente otros.
Presta atención, cuando el espermatozoide de tu padre penetra la membrana del ovocito de tu madre y ambos se combinan, en ese preciso instante sagrado de la fecundación, eres una célula microscópica, solo una célula es todo lo que eres, una célula absolutamente formada por materia de una célula de tu madre y una de tu padre.
Eso y solamente eso.
¿Te das cuenta que en tu inicio eres absolutamente otros?
Esa célula se divide, luego la división se continúa y el maravilloso de la gestación sigue su curso.
De la célula inicial se forman cientos, miles, millones, que van adquiriendo su forma y funcionalidad de acuerdo a un programa específico diseñado para la especie.
Al día 40, considera la Tradición (TB Menajot 99b), que el espíritu se integra al feto. De acuerdo a Rashi in situ, “el feto adquiere forma humana”. En este momento está consagrado el Yo Auténtico.

Al nacer el bebe entra en contacto directo con otras personas, hasta ese momento su único contacto era reducido, con su líquido amniótico y placenta; con esporádicos contactos con el afuera mediatizados a través de su madre; con sonidos, posiciones, sustancias que provenían de su madre.
Pero al nacer, todos los sentidos se ven invadidos de ajenidad. Sonidos, aromas, caricias, movimientos, formas, sabores, palabras, mandatos… el otro, lo otro, se impone por doquier. Todo es otro. Hasta el mismo es otro, ya que no tiene conciencia de ser ni tampoco de la existencia de algo que es otro. Todo es una masa multiforme, extraña, cambiante, aterrorizante a veces y placentera otras. Todo mezclado, sin formas, sin contenidos, sin sentido. Cosas que están y desaparecen, pero tampoco se sabe que es una cosa y que es la otra.

Al irse desarrollando su cerebro y al estar sumergido en un océano de experiencias, su memoria se va plasmando con información, que muy lentamente va siendo ordenada, sistematizada, adquiriendo asociaciones, desarrollando sentidos. Muy lentamente.
Sus pensamientos, que son corporales, de movimiento, de sensaciones, provienen del afuera.
Cuando adquiere la capacidad de simbolizar, de expresar ruiditos comunicantes, más tarde palabras y luego un lenguaje, también es producto del afuera que se incorpora y se va sistematizando dentro.
Tus ideas no son tuyas originalmente, son retazos que pediste prestado a otros y compusiste para que parecieran tuyas. A veces surge un rayo de inspiración, algo que modifica por completo lo anterior, pero cuando vemos detenidamente encontramos que no hay tal desaparición de lo viejo, sino que aquello permanece, de una u otra forma sosteniendo lo nuevo y en apariencia original. Solo Dios crea algo de la nada, nosotros solamente damos forma a lo que ya está creado. Vamos desarrollando, modificando, pero siempre en base a lo anterior.
Por lo general, aquello que hemos introducido de fuera es asumido como realmente propio, como sustancial para la vida, como bastión a defender incluso al riesgo de matar o morir. Pero, son solo creencias, ideas, vapor que viene de fuera y te impregna hasta parecer verdadero.
Todo viene de otro, aunque lo único auténtico en ti es el Yo Auténtico, y hasta éste es esencialmente Otro.

Nos vamos construyendo con nuestras experiencias, en nuestras relaciones con el entorno y con otras personas.
Vamos tomando prestados roles, creencias, lemas, ideas, gustos, hábitos, como si fueran producto de experiencia personal, cuando realmente es una marejada continua del afuera que se va adquiriendo. Es cierto, cada uno es individual, es uno, pero formado por otros, con otros, de otros. Hasta cierto punto, y tal como indican las fuentes esotéricas de la Tradición, todos somos uno, unificados, somos cosmos, somos uno.
Ya no solamente uno en nuestra multidimensionalidad, sino uno con el prójimo, uno con el extraño, uno con lo que fue y lo que será, unificados en esa dimensión denominada “Iejidá”, donde se comprende que todos somos extensiones con apariencia de individualidad, pero realmente un solo ente universal. Pero claro, llegar a comprender y asumir esto, no es para todos, ni se pretende que se acepte esta idea y se viva acorde a lo que exige. De hacerlo, la senda es la del AMOR, no el del romance, no el de los poemas, no el infantil, no el que se disfraza para ocultar la miseria egoísta. El AMOR en su comprensión de la unidad del ser, de la unicidad de la aparente diversidad.

Nuestro camino individual está ligado al de los que nos rodean. 
Lo queramos o no, estemos de acuerdo o no.

En nuestro origen somos otros, nos vamos construyendo como otros, en un nivel profundo somos uno con todo.

¿Quién envío a los exploradores?

En el comienzo de la parashá Shlaj Lejá encontramos lo siguiente:

"Entonces el Eterno habló a Moshé [Moisés] diciendo:
‘Envía hombres para que exploren la tierra de Canaán, la cual yo doy a los Hijos de Israel. Enviaréis un hombre de cada tribu de sus padres; cada uno de ellos debe ser un dirigente entre ellos.’
Moshé [Moisés] los envió desde el desierto de Parán, de acuerdo con el mandato del Eterno. Todos aquellos hombres eran jefes de los Hijos de Israel."
(Bemidbar / Números 13:1-3)

Por su parte, en el relato que hace Moshé 38 años más tarde, él dice:

"Todos vosotros os acercasteis a mí y dijisteis: ‘Enviemos delante de nosotros hombres que nos reconozcan la tierra y nos traigan información acerca del camino por donde hemos de ir y de las ciudades a las que habremos de llegar.’
Me pareció bien lo dicho, y tomé a doce hombres de vosotros, un hombre por tribu."
(Devarim / Deuteronomio 1:22-23)

Son varias las cuestiones que se pueden formular al poner un texto junto al otro, y mucho más cuando se suman los versos previos y posteriores, pero quiero centrarme solamente en la aparente contradicción que con fuerza surge de estos párrafos: ¿quién pidió u ordenó que fueran enviados los exploradores, los meraglim? ¿Dios? ¿El pueblo? ¿Moshé?

Al estudiar con atención los textos en su contexto, al prestar atención a lo que está escrito y especialmente a lo que está omitido o sugerido, podemos rápidamente brindar una respuesta certera y satisfactoria.
(Se pueden suponer muchas versiones, se pueden inventar supuestas respuestas, pero hay que encontrar lo que es cierto, lo que está sintonizado con el resto del sistema de conocimiento).

El asunto fue así.
Los hebreos estaban a pocos días de ingresar a la tierra prometida, la cual sería conquistada con la ayuda poderosa del Eterno.
Luego ellos se repartirían las porciones que conformarían las provincias correspondientes a cada una de las doce tribus que heredarían territorios, quedaría excluida la tribu de Leví, la cual no tendría territorios autónomos aunque sí ciudades de residencia dentro de las provincias de sus hermanos.
Los hebreos deberían hacer la repartición de los terrenos, por lo cual el Eterno comanda a Moshé que vayan a explorar la tierra líderes tribales, de las doce tribus que heredarían territorios. Es por ello que el mandato de Dios excluye a los levitas, pues no tenían necesidad de enviar un representante a reconocer la tierra ya que luego no estarían en las negociaciones correspondientes a la repartición.
Es por ello que Dios solicita que sean cabezas tribales, gente que conoce a los suyos y entiende que precisan para solar de residencia. Gente con poder para negociar en nombre de sus hermanos, con sus connacionales de las otras tribus.
Así pues, la exploración mandada por Dios no tenía fines militares o de reducir la ansiedad de las masas dudosas acerca de su capacidad de conquista ante el enemigo residente, sino tan solo conocer para definir las porciones a adjudicar a cada tribu.

Pero entonces, de entre el pueblo surge un clamor, un anhelo, un deseo temeroso arraigado en el EGO.
Ellos saben que Dios les prometió luchar a su favor, que Él estaría de su lado y la tierra sería tomada de los enemigos.
Pero el EGO asusta, hace sentir impotencia, manipula para que uno no se libere de sus tenazas y de paso haga caer a otros ante sus respectivos EGOs.
De entre los alelados se levanta un pedido, que los dirigentes no sean meros observadores imparciales, que medirán capacidades territoriales con vistas a la división de parcelas. No, eso no es suficiente para los esclavos del EGO. Ellos precisan sentir que alguien está allí para salvarlos de sus conflictos, al tiempo que es manipulado por sus debilidades.
Se quejan, presionan, manipulan, hacen saber que tienen miedo, dudas, angustias ansiedad, temor, y piden que se los comprenda, son libertos, nunca fueron independientes, nunca lucharon para tomar su lugar, etc.
Moshé lo sabía muy bien, por dos años había padecido los incontables conflictos que provocaban.
Les dijo:

"Mira, el Eterno tu Elokim te ha entregado la tierra que está delante de ti. Sube y tómala en posesión, como el Eterno, Elokim de tus padres, te ha dicho. ¡No temas ni desmayes!’"
(Devarim / Deuteronomio 1:21)

Pero no era suficiente las palabras, ni las señales, ni los milagros.
Ellos querían algo más, el EGO no se sacia, es parte de su táctica para someternos.

Ellos quisieron que los exploradores trajeran otras noticias sobre la tierra y sus habitantes, de su poder, de sus capacidades, de sus ejércitos, de sus debilidades, de sus tesoros, de esto y aquello, todo lo necesario para dejar en paz los temores.

Esto le pareció bien a Moshé, entonces, por sobre la orden dada por Dios, él encomendó a los hombres otra tarea, una extra. Algo que a primera vista no contradecía ni obstaculizaba la finalidad para la cual fueron enviados por Dios.
Moshé, de motu propio, comandó:

"… a explorar la tierra de Canaán y les dijo: ‘Subid de aquí al Néguev, y de allí subid a la región montañosa.
Observad qué tal es la tierra, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si es poco o numeroso.
Observad qué tal es la tierra habitada, si es buena o mala; cómo son las ciudades habitadas, si son sólo campamentos o fortificaciones;
cómo es la tierra, si es fértil o árida; si hay en ella árboles o no. Esforzaos y tomad muestras del fruto del país.’ Era el tiempo de las primeras uvas."
(Bemidbar / Números 13:17-20)

Sí, no hay ninguna contradicción ahora, se entiende perfectamente que ocurrió.
Dios mandó algo, específico, claro, definido, que correspondía a las doce tribus que tomarían posesión de la tierra, necesario para las negociaciones de adjudicación.
El pueblo precisaba otra cosa, su EGO estaba saturando de dudas y quejas para manipular la situación y llevar a la perdición al pueblo.
Moshé en modo alguno se opuso a Dios o dejó de cumplir lo que Él le mandó hacer, pero, añadió algo para satisfacer al EGO del pueblo, que revisaran la tierra para confirmar que ellos podrían tomarla y que sería bueno y agradable vivir en ella.

El resultado, bueno, como suele pasar cuando el EGO comanda y se añade a lo que fue ordenado… completa tú la historia.

Koraj 5772 – קרח

Koraj (que era primo de Moshé y Aarón), secundado por algunos conflictivos personajes, además de doscientos cincuenta renombrados hombres de Israel se rebelaron en contra de la autoridad de Moshé y Aarón.

Koraj reclamaba que Aarón no tenía más derecho que cualquier otro del pueblo a ejercer las funciones del Cohen Hagadol (Sumo Sacerdote), él decía que cualquiera de Israel podría serlo. Su queja era contra el aparente favoritismo del dirigente Moshé hacia su propio hermano, Aarón. Sus reclamos no tenían ningún sustento legal o práctico, pero eran un buen vehículo para agitar aires revolucionarios y beneficiarse personalmente de ello. Detrás de sus palabras propicias hacia el pueblo, se escondía su conveniente envidia y deseo desmesurado de poder.
Estos rebeldes se presentaban a sí mismos como defensores de los derechos del pueblo, amigos del hombre común, solamente interesados en romper la corrupción de las “altas esferas”. Pero lo cierto es que eran personas sumamente codiciosas, ansiosas de mando, desesperadas por alcanzar estatus, fama, renombre, más posesiones de las que ya tenían.
Claro que no iban por la vida confesando sus vicios, no era provechoso para sus objetivos revelar su verdadera identidad e intereses. Preferían jugar al amigo, al compañero, al luchador social, para esconder sus pretensiones.
Como suelen hacer los demagogos, te abrazan y sonríen, te hacen bailar a su ritmo, juegan un rato contigo, te ofrecen algunos regalitos, te prometen maravillas, te hacen pasar un rato amable, pero nada de esto es por amor, bondad o justicia, sino meramente como mecanismo para obtener predominio sobre ti, manipularte, llevarte hacia donde ellos quieren, que no suele ser el lugar que a ti te beneficia.

Según nos descubre el diccionario (Espasa-Calpe, 2005), demagogia es: “Uso político de halagos, ideologías radicales o falsas promesas para conseguir el favor del pueblo. /Manipulación deliberada para ganarse a alguien. /En la antigua Grecia, gobierno dictatorial con el apoyo popular.”.

El gran autor griego Aristófanes dijo acerca de los demagogos: “…ustedes son como los pescadores de anguilas, en aguas tranquilas no pescan nada, pero cuando revuelven del fondo el barro para enturbiar las aguas, su pesca es buena; de la misma manera hacen ustedes, cuando los tiempos son turbulentos, es que se llenan ustedes los bolsillos con ganancias.”.

Por decisión del Eterno será demostrado públicamente quien es Su escogido para la función sacerdotal, si Aarón o si Koraj y su pandilla.
Durante la prueba, delante del pueblo, se abre la tierra que se traga a los revoltosos con sus pertenencias.
Aquellos que habían querido sobresalir de manera indigna, caen a lo más profundo.

Nos enseñan los Sabios: ”Aquel que persigue los honores, los honores escapan de él”.
La mejor manera de obtener un sitial de prestigio es por medio de la humildad, de la autoestima positiva y no a través de las fantasías del EGO y sus manipulaciones.
Así como es acertado descubrir a tiempo al que nos propone amistad falsa, nos invita a alocados proyectos, con excusas variadas, pero solo pretende obtener ventajas personales a costa de lo que te pertenece por derecho.

Teshuvá y noajismo

Es parte del mecanismo de sometimiento al EGO el que te sientas impotente, fracasado, inútil, incapaz de salir adelante, merecedor de lo malo, pecador, destinado al infierno, dependiente de algún “mítico salvador”.
Comprende la diferencia entre caer y arrastrarse.
Una cosa es caer, todos caemos.
Otra cosa es suponer que ese es nuestro destino, lo que nos merecemos, nuestro castigo divino, y que no tenemos derecho a levantarnos y avanzar, sino solamente a arrastrarnos o yacer sin fuerzas y esperando la muerte cruel.
Algunos siguen tirados, esperanzados en poder caminar si un supuesto redentor les viene a ordenar hacerlo, o que solamente por medio del auxilio de otros pueden incorporarse y hacer algo con sus vidas.
El sentimiento de impotencia, el “saberse” fracasado aun antes de intentar otra cosa, suele ser producto del EGO, en su soterrado trabajo de debilitarte para dominarte, para que continúes siendo su esclavo, para que no puedas ser libre y feliz.

Y por ahí andan aquellas personas llenas de potenciales maravillosos, con capacidades extraordinarias para hacer de sus vidas un paraíso y contagiar de bien al mundo, pero apagados, disminuidos, enfermos, zombis que se arrastran encadenados al EGO.
Cargan pesadas mochilas, propias y ajenas.
Se sienten incapaces, malos, merecedores del mal, destinados al mal, fracasados, impotentes, pecadores y no se levantan.

O están esos otros, que son el otro lado de la misma moneda, que presumen de superioridad, que se llenan de humo, que están hinchados a más no poder, que se hacen pasar por geniales referentes, pero que son solamente payasos, miserables que viven disfrazados de millonarios, vanidosos que esconden en sus fantasías de poder y superioridad su escasa valía, su terrible impotencia.

Tanto los que se arrastran por el peso de sus creencias de incapacidad, como los que viven en las nubes de creerse superiores pero sin fundamento, son esclavos del EGO, sometidos a los trucos y trampas del EGO, esclavos.

Las religiones y las doctrinas religiosas inventan dioses y santos salvadores, todos ellos diseñados para dominar a las masas y los individuos. Son instrumentos del EGO, para mantener a los fieles atrapados en las telarañas del EGO. Esos dioses (falsos, solamente existentes en los corazones de sus seguidores) a través de sus clérigos hacen sentir culpa, achacan pecados, prometen castigos terribles e infernales, impiden todo tipo de escapatoria hacia la libertad pero al mismo tiempo dan un solo camino de esperanza: el creer en ellos, someterse a ellos, dejarse dominar por completo por ellos.
Esos dioses payasescos dicen (en los textos inventados por sus creadores): “yo soy el único camino, la única verdad, la única vida, y nadie se salva si no es a través mío… todo aquel que cree y se esclaviza a mí vive, pero el que no lo hace, está destinado al infierno eterno junto a su padre el diablo”.
Así actúan las religiones, instrumentos del EGO, herramientas de dominación imperial.

Entonces, ¿cómo habrás de escapar y ser libre si desde que naces a cada instante te hacen creer y sentir que nada puedes, nada eres, nada te mereces si estás sin la cobertura de tu dios y de sus pastores?
Sí, así funcionan las religiones, y llevan miles de años haciéndolo y perfeccionando sus mecanismos de dominación.
Por lo cual, no resulta extraño que el noajismo no tenga “éxito”, sino que siga siendo vivido y compartido por muy pocos.
Es que el noajismo, al igual que su hermano el judaísmo, NO son religiones ni deben ser equiparadas a ellas.
No buscan la dominación de personas y colectivos, sino su liberación.
No inventa dioses ni salvadores, sino que favorece a que el hombre se desarrolle hasta el máximo de sus capacidades y sea un constructor de shalom.
No destina a nadie al infierno por ser falto de fe en tal o cual dogma, sino que prioriza las acciones de bien y justicia muy por encima de cualquier creencia doctrinal o fe en imposibles. De hecho, tampoco destina al infierno a los seguidores de las religiones, porque comprende la debilidad del humano y trata de darle una mano real, sincera, beneficiosa para que cada uno pueda quebrar el yugo del mal, romper el imperio del EGO.

Pero, aquellos que despiertan a su conciencia espiritual, con mucha dificultad perseveran en la senda correcta.
Carradas retornan al fango del cual apenas si salieron un poco.
Tienen mucho miedo, mucho.
Se sienten tan impotentes.
Se creyeron libres, pero era solo una brisa, nada más.
Muy pronto sus EGOs activaron sensaciones de impotencia, plagaron de miedo, llenaron de dudas, hicieron trampas para retenerlos, para volver a encerrarlos en sus celditas mentales.
Los hábitos cultivados durante décadas no se rompen de la noche a la mañana, ni solamente el despertar de la conciencia es suficiente. Es necesario trabajo, esfuerzo, sacrificio, constancia, energía, resiliencia, aprendizajes nuevos, des-aprender, perdonar, perdonarse, conocerse, amarase, respetarse… no, no es solamente con quererlo, ni por haber abierto los ojos un ratito que se rompe el yugo del EGO y se vive bajo la orientación del AMOR.

El EGO es ingenioso, tanto como lo es la persona. Secuestra el pensamiento que se pone al servicio del EGO. Se inventan numerosas excusas, justificaciones, lo que sea necesario para paralizar a la persona, domesticarla, tenerla esclavizada y sin protestas.
Ingeniosas frases tales como “mi esposa me presionó para volver a la iglesia”, “pero el pastor no era tan malo”, “si el noajismo fuera verdadero sería multitudinario”, “el moré no me dijo lo que quería escuchar”, “mejor malo conocido que bueno por conocer”, “como pastor ganaba mucho dinero y tenía una posición social de respeto”, “estoy acostumbrado a congregarme los fines de semana”, “quiero estudiar la Torah”, “me gustan los rituales”, “quiero rituales”, “quiero rituales pero no como algo religioso sino porque los rituales…”, “yo quería convertirme al judaísmo”, “noajismo como que es demasiado libertad y no sé qué hacer”, “quiero un rabino que me ordene la vida”, “quiero una sinagoga que me acepte”, “nadie me entiende cuando digo que soy noájida”, “soy pecador y no encuentro ningún ritual que me purifique, a mí no me parece que solamente pidiendo perdón y haciendo bien las cosas seré salvo”, “extraño a mi novia que sigue siendo religiosa”, “quiero más palabras en hebreo y más mandamientos”, “perdí a mis amigos del mesianismo y quiero volver a estar con ellos, a que me hablen”, “y si esto también es mentira”, etcéteras hasta el infinito.

Sí, el EGO sabe qué puntos tocar en ti para tenerte bajo la pata, calladito, sufriendo, impotente.
Y si no sabe qué hacer, ataca con todo lo que tiene, alguna cosa le va a dar resultado.
Te llueven los problemas, te equivocas a cada rato, estás nervioso, te angustias, no duermes, dices cosas que no quisieras decir, te juntas con gente que no quieres estar, te quedas solo, te enfermas, te sientes impotente, te sientes impotente, te sientes impotente… te desmayas a cada rato por este miedo o aquel, todo te demuestra que eres un fracasado y no hay nada que te rescate con promesas mágicas (y absolutamente mentirosas) de milagros que hará por ti un dios salvador. Entonces te desploma, te caes, te encadenas, te encierras nuevamente en tu celdita mental, retornas al rebaño.
Pierdes el tren al paraíso, pobrecito, para quedarte abrazado a tu EGO, a las fantasías de poder, a los sentimientos de impotencia, a la creencias en salvadores, en dioses… pobrecito…

Emprender el camino de unificar tu ser, de descubrir tu Yo Auténtico y armonizarlo con tu Yo Vivido, eso lo perdiste también.

Pero tienes la TESHUVÁ al alcance de la mano, ni bien quieras, ni bien lo hagas.

Recomiendo el estudio concienzudo de este escrito: http://fulvida.com/id-noajica/identidad/alegra-secreta y  este http://fulvida.com/ajenos/misioneros/teshuv-la-salvacin-mesinica

TESHUVÁ: la salvación MESIÁNICA

Cuando has pecado, te has apartado de la senda que debes andar, esa es la definición de pecado.
Como muchos quizás sientes y crees que estás perdido para siempre.
Así también te lo han inculcado en tu hogar, en tu iglesia, en tu “sinagoga”, en infinidad de sitios que pregonan doctrinas religiosas en las cuales el hombre ES pecador y sin remedio, alguien destinado a la muerte eterna, al sufrimiento, al “infierno”.
Cuando te quieren manipular, que es en el 99% de los casos, te ofrecen falsas esperanzas, salidas milagrosas, maravillosos remedios para enfermedades que no tienes. Te venden, a precio carísimo, salvadores, redentores, sangres derramadas para purificarte, y te hacen sentir y creer que esa es la única manera de escapar del destino espantoso que te espera por ser pecador. Si no acatas, si no te sometes, si no te esclavizas, entonces estás condenado, solamente “tu padre” Satanás está aguardando por ti, para freírte en aceite hirviente y azufre en el infierno. Te desean las peores maldiciones, te auguran un futuro de pesadilla eterna. O acatas sus dogmas y te dejas abusar por los amos y reniegas de todo derecho a ser libre, o lo peor está preparado para ti. No hay otra solución, solamente infierno o sus dogmas.
Atención, esto es evidente cuando se trata del mito de Jesús, Yehua, o el nombre que le quieran poner, en donde es textual esto mismo que te dicen. Te hablan del pecado original, de tu imposibilidad de ser salvo sin la sangre del cordero, de como su dios te odia y por ello te impone mandatos imposibles, para que tropieces y te vayas directo con tu padre el demonio. Es textual, así te amenazan y manipulan para que acates, te sometas, cierres los ojos, canceles el pensamiento y creas por fe ciega, o te vas al infierno, o te vas al infierno… o te hacen vivir el infierno con sus amenazas, presiones, agresiones, hostigamiento, desprecio, abandono, etc.
Pero, no solamente los seguidores del falso dios colgado actúan así. De todas las tiendas religiosas se levantan los “iluminados” que te atemorizan con castigos y sufrimiento, aquí o en la eternidad, si es que no avienes a ser manipulado por ellos. Cambiarán los nombres de los dioses, serán otras las propuestas doctrinales, pero al final es lo mismo: EGO. Manipulación, falsas creencias, soluciones mentirosas, hacerte vivenciar la impotencia para romper tu autoestima, esclavizarte, echarte culpas, fomentarte miedos, obligaciones estrafalarias, repetición de lemas, conductas absurdas que se convierten en reglamentarias, no comunicar, ser dócil ante el clérigo, llevarte a un estado de pobreza multidimensional desde la cual no tengas más respuesta que el abandonarte a sus exigencias.
Repito, desde todas las tiendas religiosas y sectarias se procede así, más o menos encubierto, con mayor delicadeza o brutalidad, pero allí en el fondo y en la finalidad encontramos siempre lo mismo. Mucho EGO, manipulación, distorsión de la realidad, desbalance, falta de Shalom (verdadero) aunque se repita mucho la palabra “shalom”, agresión, quejas, hacer sentir culpable, amenazas, promesas imposibles de verificar, esperanzas huecas… EGO… mucho EGO…

Entonces, ¿qué hacer?
Es un hecho que el pecado existe, porque pecar es desviarse de la senda que uno debe transitar y no hay nadie que no se aparte de ella.
Sea por rebeldía, o comodidad, o ignorancia o error, todos tenemos en nuestro haber muchos ladeos y bifurcaciones.

Lo cierto es que Dios, el Uno y Único, ha creado un mecanismo insuperable para ajustar tu vida, equilibrarte, hallar la armonía con el prójimo y el cosmos.
Es posible recuperarse, volver a la ruta sagrada.
No te desesperes.
Porque, Dios ha preparado para ti el camino de la TESHUVÁ, del arrepentimiento, del retorno, de la respuesta efectiva y positiva.
En palabras del profeta Isaías (1:16-18): “ Lávense, purifíquense, aparten de Mi vista sus malas acciones. Cesen de obrar mal, aprendan a obrar bien; busquen el derecho, socorran al oprimido; defiendan al huérfano, protejan a la viuda. Entonces, vengan, y discutamos –dice el Eterno–. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, se volverán blancos como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.”.

No está en rituales, tampoco en la fe.
No son necesarios sacrificios, ni derramamiento de sangre.
Son se precisan intermediarios entre Dios y el hombre, redentores milagrosos que limpien de los pecados.
Nada de eso pide Dios.
Él está declarando exactamente qué es lo que indica para rectificar al humano, para quitar el peso del pecado de sobre sus espaldas y de su conciencia.
Es Dios el que habla en boca del profeta, y no un payaso disfrazado de religioso, o un emisario del EGO.

Entonces, podemos enumerar los pasos oportunos y necesarios para el proceso de TESHUVÁ.

  1. Saber que X acción está mal.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.

Llegados a este punto, se ha podido tomar conciencia de lo realizado y procedido a apartarse del mal, para enmendar luego lo destruido, a la par de moverse en dirección al bien.
No es un procedimiento mágico, ni se obtiene una limpieza espiritual milagrosa, sino que se retoma la senda de la que uno se ha desviado, pues eso es pecar: apartarse de la buena senda.
Dios es bueno y justo, por lo cual la posibilidad del retorno es factible, sin esperar a que vengan del espacio fuerzas místicas a rescatarnos, sin necesidad de rituales complejos, ni siquiera de sacrificios o rezos purgatorios.
Todo está allí, en las acciones.
En el bien hacer, en el proceder con bien, con justicia, en lealtad al Eterno, con amor sincero hacia el prójimo.

Para avanzar por el sendero de la TESHUVÁ requerimos de autoestima adecuada, porque si no conseguimos evaluarnos justamente, si no sabemos dónde estamos parados, qué tan lejos de la meta estamos, difícilmente notemos lo perdido de nuestro transitar por la vida.
Aunque, no basta con saber que uno está desviado del camino, también es imprescindible admitir que se ha fallado, en poco o mucho, y tener la fortaleza para emprender la vuelta, y mucha más aún para pedir perdón con sinceridad. No es fácil reconocer la impotencia, pero cuando se hace, se está en verdadero control de aquello que se puede controlar.
Si somos más profundos en nuestro análisis, llegamos a descubrir que de hecho nuestra autoestima, nuestra propia valoración, se fortalece cuando ponemos vigor para volver a la senda correcta.
Los errores pueden hundirnos, pero también fortalecernos. Está en nuestra decisión, en la forma que encaremos las cosas, qué obtendremos.
Así pues, cuando el EGO nos quita de la ruta, nos debilitamos, sentimos la impotencia que nos corroe y nos trastornamos en nuestro correcta evaluación de nuestro verdadero alcance y poder.
Pero si no dejamos al EGO que comande nuestra vida, si no hacemos caso a esas voces que nos demuelen por dentro, si no nos derrumbamos detrás de nuestros apetitos y miedos, estamos en condiciones de retornar al camino bueno y crecer en él.

Cuidado, el EGO está listo para que tropecemos en cada uno de los 9 pasos del proceso de TESHUVÁ que te he explicado más arriba.
Cada uno puede ser motivo para la derrota, para volver a la celdita ridícula que nos impone el EGO.

Ya lo dijo el Eterno a Caín (Bereshit / Génesis 4:6-7):  “–¿Por qué estás resentido y con la cabeza baja?
Si obras bien, andarás con la cabeza levantada. Pero si obras mal, el pecado acecha a la puerta de tu casa para someterte, sin embargo tú puedes dominarlo.”
.

Los posibles pozos que te ponga el EGO podrían ser:

  1. Saber que X acción está mal.
    1. X no es un acto malo, en realidad es una buena acción.
    2. Todo es cuestión de opiniones.
    3. No dijo Einstein que todo es relativo.
    4. Hay diferentes puntos de vista al respecto.
    5. Mi religión no lo toma como malo.
    6. En la física cuántica se dice que algo es y no es al mismo tiempo.
  2. Saber que uno ha hecho tal acción mala.
    1. Yo no fui.
    2. Yo no lo hice.
    3. Me obligaron.
    4. Está escrito que pasara.
    5. Fue su culpa, ¿quien le mandó estar ahí cuando pasó?
    6. Los caminos de dios son misteriosos.
  3. Reconocer que uno la ha realizado, sin dar excusas, sin justificarse, admitiendo el hecho, la seriedad del mismo, la responsabilidad por lo efectuado y sus consecuencias.
    1. Eso está justificado porque esa persona merecía que le pasara eso.
    2. Puede que sea algo malo, pero no en esta oportunidad.
    3. Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
    4. Yo soy pobre y tenía necesidad de hacerlo.
    5. Fue sin querer, otra cosa hubiera sido queriendo.
    6. No fue nada en realidad, protestó y reclamó más de la cuenta.
  4. Querer enmendar la situación provocada por el pecado.
    1. Ok, estuve mal, lo admito. ¿Lo dejamos así?
    2. Ya te pedí perdón, ¿qué más quieres que haga?
    3. Bueno, al pasado pisado.
    4. Listo, no podemos arreglar lo que ya está roto.
  5. Hacer lo posible para corregir, mejorar, reparar, restaurar lo que se ha dañado con la acción negativa.
    1. Me siento mal por lo que te hice, me encantaría ayudarte, pero ahora no puedo.
    2. Ya pasó mucho tiempo, esto no tiene arreglo.
    3. Hice lo que pude por repararlo, pero quedo así como está ahora, espero que te sirva.
    4. Otro día arreglamos, ¿está bien, no?
  6. Admitir la acción y pedir sinceramente perdón a la persona que ha sido agraviada y luego a Dios. En caso de ser un pecado contra Dios, pedir de Él el perdón. De nada sirve pedir perdón a Dios si no se ha pedido primero de la persona ofendida (de ser posible) y si no se ha tratado de corregir lo roto por nuestra acción.
    1. Dios juzga, no el hombre.
    2. Yo ya me confesé con mi clérigo, no tengo nada que hablar contigo.
    3. Eres rencoroso y vengativo, ¿cómo esperas que te pida perdón?
    4. ¿Acaso no te ordeno dios dar la otra mejilla?
    5. ¡Si ya te pagué por lo que rompí! ¿Qué más pretendes de mí?
    6. Tu que eres mi dios, lávame de todos los pecados, hazme renacer en ti, porque tu sangre limpia todos los pecados.
  7. Aceptar las consecuencias legales o materiales de los hechos que hemos desencadenado.
    1. Te pagué, te pedí perdón, ¿qué más quieres?
    2. ¡Esto es injusto!
    3. ¡Ya me disculpé!
    4. Mi dios lava mis pecados, no tengo nada que agregar.
    5. Mi redentor se hace cargo de mis pecados, ¡arréglate con él!
    6. Pero si me perdonaste, ¿cómo te atreves a pedirme que te devuelva lo que te extravié?
  8. Comprometerse a no volver a incurrir en esa acción en el futuro.
    1. Fue solo un error, no volverá a pasar.
    2. Todos cometemos errores.
    3. Errar es humano.
    4. Bueno, por ahora me portaré bien, pero si se presenta la ocasión…
    5. Ah, quien sabe el futuro… no me pidas que adivine que voy a hacer entonces.
    6. Está en manos de dios.
  9. Perdonarse, no torturarse con sentimientos de culpa, negaciones, remordimientos. Dejar libre, fluir, no esclavizarse.
    1. Soy un pecador y ya no tengo salvación.
    2. Solo la sangre del cordero redime y no creo en él.
    3. Soy malo.
    4. Soy impotente, nada de lo que haga vale.
    5. Satanás me ha esclavizado.
    6. Es el EGO, yo no tengo fuerza sobre él.

Estos son solo algunos ejemplos, quizás no todos muy brillantes o creativos, pero espero que sirvan para que se entienda mejor el punto que quiero establecer.

El proceso de TESHUVÁ es esencial, porque realmente no estamos libres de errores, voluntarios o involuntarios.
Por ello, es bueno hacer el ejercicio diario de evaluar nuestras acciones, no para mortificarnos inútilmente, sino para descubrir tanto las cosas positivas que reforzar, como aquellas en las que hemos tropezado y poder mejorarnos en ellas.
Pedir perdón sinceramente es para valientes, para gente con poder y fortaleza. Es posible para TODOS, sin excepción, la cuestión es aprender a no caer en las trampas del EGO, a no ser un pupilo del Yo Vivido en sus múltiples antifaces, sino una persona que vive en busca de la armonía entre su Yo Auténtico y su Yo Vivido.
Romper el yugo del EGO para aceptar la Ley del AMOR.

Y perdonar al que se arrepiente… ah perdonar… leamos lo que codificó Maimónides (Hiljot Teshuvá 2:10): “Está prohibido ser cruel y no aceptar la conciliación, debe ser suave para conciliar y duro para enojarse. Cuando el que ha pecado le pide que le perdone, debe perdonar de todo corazón y con ánimo dispuesto. Incluso si le ha angustiado mucho con su pecado, la Torá ordena que no se vengue ni guarde rencor, y así debe proceder la simiente de Israel con su corazón correcto.”.
El perdonar no implica dejar de lado la justicia, pero sí la amargura, el resentimiento, el remordimiento, el deseo de venganza, la impotencia.
Al perdonar te liberas del peso horrible, sin por ello dejar de pretender que se imponga la justicia con su determinación.

Esto es en esencia la ERA MESIÁNICA.
Una en la cual se termina el exilio, se acaba el imperio de las pasiones, se quiebra el imperio del EGO.
Es la Era en la cual se gobierna con paz, amor, justicia y lealtad. Se toman decisiones, buenas o malas, correctas o no, pero siempre basadas en el análisis, en el conocimiento, en la buena intención nutrida con sabiduría. Se establece un reino interno de shalom, de armonía multidimensional y ya no más de guerra, de pecado.

Te propongo que seas parte de los que construyen shalom, asientan el reinado mesiánico.

Parashat Shelaj Lejá 5772 – שלח לך

Te contaré el tema predominante en la cuarta parashá del cuarto libro de la Torá, Bemidbar/Números. Ante la incertidumbre e insistencia del pueblo y con permiso de Dios, Moshé envía líderes tribales, uno por tribu, aquellos que contaban con el apoyo de sus hermanos. Les encarga explorar la Tierra Prometida durante cuarenta días. Regresan cargados de frutas inmensas que demuestran lo descomunal que brinda aquella tierra. Diez de los exploradores aprovechan el impacto visual para afirmar que los habitantes también son gigantes y por tanto, ellos creen, que será imposible la conquista. Se ven como langostas delante de los poderosos canaaneos. Pronto se esparce un ánimo de desesperación y sospecha entre el pueblo, descreen de su poder para triunfar, ni aun con la promesa de Dios de estar con ellos. Se sienten infinitamente más débiles que sus enemigos, ¿pero lo son realmente? ¿La fortaleza está en las armas, las murallas, los músculos, el tamaño del ejército, en qué radica el poder? ¿Alguien con potencia física pero que se siente frágil, es efectivamente poderoso? ¿La belleza de la rosa, está en ella, o en el ojo que la ve, o en el cerebro de quien interpreta su imagen?
Tal parece que Calev y Ieoshúa, los dos exploradores que confían en Dios, sabían una respuesta a estas dudas, pues tratan que el pueblo recuerde que si Dios está con ellos, nada hay para temer. Él no es hombre para hacer promesas y no cumplirlas y Él había pactado que la tierra sería propiedad de los israelitas. La empresa puede parecer imposible, pero no lo es.

El pueblo se deja esclavizar por sus miedos, parecen sordos y necios a razones y evidencias, se cierran alrededor de lo que ellos sienten y creen, por lo que no permiten que se les ayude a ser libres. Al contario, claman que es preferible morir allí mismo o retornar a Mitzraim (Egipto). Lloran entre quejidos y postración. Como consecuencia, obtienen lo que desean y temen. Se decreta que no entrarán a la tierra, sino que los varones de entre 20 y 70 años morirán en el desierto, tal como ellos habían pedido. Permanecerán hasta completar 40 años en el desierto, al cabo de lo cual se permitirá que entren a la tierra de Israel.
A pesar de la orden de Dios, un grupo (los llamados “mapilim”) decide emprender la conquista de la tierra. Al contrario de sus hermanos israelitas, ellos se consideran con poder como para conquistar aquí y ahora, aunque Dios no los acompañe. Son advertidos por Moshé para que así no hagan, no tienen autorización ni la protección de Arriba. Ellos no lo oyen y rápidamente son exterminados por los hostiles y vigorosos habitantes de esa región.

Desde el dubitativo pedido de enviar expedicionarios hasta las reacciones revoltosas del final, todo fue muy grave, por lo que hubo que implorar al Eterno para que brille con Sus atributos de misericordia y mitigue Su estricta justicia. Dios respondió con la famosa frase, tantas veces repetida en los rezos de Iom Kipur: "Yo lo he perdonado, conforme a tu palabra." (Bemidbar / Números 14:20).

Hasta aquí mi narración de los hechos que suelen considerase centrales en la parashá.
Ahora, te dejo una frase, del filólogo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900), para que encuentres cómo se relaciona con lo que hemos aprendido hoy:" Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti."

Un par de preguntas para ayudarte: 1- ¿Mintió alguno de los dos grupos de expedicionarios?
2- ¿Cuál es el error en común del pueblo en general y luego el de los “mapilim”?

Des-Aprender

La Real Academia indica que aprender es:

  • Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.
  • Concebir algo por meras apariencias, o con poco fundamento.
  • Tomar algo en la memoria.

Es una actividad que vamos haciendo desde el comienzo de nuestra vida, se supone que se continúa hasta el momento de la muerte.
Pero, esa suposición no suele confirmarse en los hechos.
Más temprano que tarde dejamos de aprender.
Nos quedamos aferrados a aquello que creemos, conocemos hemos experimentado, recordamos o nos parece recordar.
Nos dicen quien somos, que somos, como debemos comportarnos, que creer, que pensar, que no pensar, que sentir, como vivir, a que aspirar, recibimos mandatos a los que convertimos en mandamientos, en patrones de conducta inmutables. Luego damos vuelta en torno a los mismos ejes, una y otra vez repitiendo, volviendo a situaciones que ya hemos experimentado o que son muy similares. Sostenemos nuestros disfraces, los variamos apenas, y con mucha suerte. Seguimos por la ruta que nos han trazado, incluso cuando nos suponemos rebeldes que rompemos los esquemas.
Seguimos presos de los aprendizajes, de esas ideas, creencias, deseos, temores, sentimientos, mascaradas, personas, aprendizajes.

Dejamos de aprender y damos todo por sentado.
Ya no hay más preguntas, sino solamente respuestas prefabricadas, las que encajamos a como dé lugar.
Cuando se nos presenta algo que quiebra nuestro esquemas, lo tratamos de acomodar rápidamente, hacerlo comprensible de acuerdo a lo que sabemos, manipularlo hasta que se comporte según nuestra “imagen y semejanza”. Es intolerable lo que está realmente por fuera de ese marco estrecho de nuestro aprendizaje adquirido. Es peligroso, porque nos muestra inoperantes, en impotencia.
Se lo acomoda o se lo desaparece de la conciencia, sea por olvidarlo, apartarlo, negarlo, lo que fuera con tal de que no perturbe.
Preferimos la oscura celdita mental, con nuestros aprendizajes encajonados, sin novedades, sin sorpresas, sin preguntas, nada que altere la falsa calma, la falsa seguridad, la falsa estabilidad.
Porque estamos presos, enfermos, en una existencia vacía, sin embargo nuestro sentimiento de impotencia es terrible por lo que nos creemos poderosos para no hacer caso de razones, o absolutamente incapaces por lo que no valen de nada las razones. Como sea, prevalece el sentimiento de impotencia, la nulidad de nuestro ser.

Por supuesto que esto es aprovechado por todos aquellos que hacen su negocio a partir de nuestra debilidad y consiguiente desesperada búsqueda de salvación. Sean líderes religiosos, políticos, partidarios, grupales, comunales, todos los que se creen con autoridad y nos someten a sus designios. Se encargan de fortalecer nuestra necedad, oscurecernos aún más en nuestra ceguera. Las preguntas son peligrosas, corrompen, porque pueden llevar a la libertad o al menos a un atisbo de conciencia. Entonces, prohíben las dudas, condenan al que piensa por fuera del rebaño, cancelan la opción de la divergencia, se niegan a responder cuando son increpados, son amos de sus sectas con poder “divino”, sin que nadie tenga derecho ni capacidad como para cuestionarlos o siquiera comprenderlos en sus acciones.
En algunas ocasiones estos amos de la nada son más astutos y procuran que estemos sumergidos en la ignorancia, nos enseñan a ser ignorantes activos. “Aprendemos” lemas, memorizamos párrafos, repetimos con fidelidad solamente aquello que el pastor (el clérigo de la religión, secta, grupo que sea) nos enseña, y a eso llamamos “aprender”.
Si nos falta el pastor, nos entra la confusión, caemos en el caos, no sabemos qué hacer. Por ahí seguimos andando por la senda marcada, con absoluta falta de integridad, con apego inmoral al que ya no está a la cabeza. O buscamos con desenfreno a otro pastor, otra congregación de fieles, otros lemas, otras banderas, algo para hacernos sentir alguien. No podemos vivir en la duda, en la interrogante, en la soledad del que busca la verdad y construye shalom. Preferimos el abrazo falso, la risa mentirosa, la palabra hueca, la enseñanza podrida con tal de no estar fuera de la celdita mental que llamamos “yo”, “mi vida”.

Es necesario des-aprender.
Sacar la mugre de la mochila que pesadamente cargamos a nuestras espaldas.
Quitar lo inútil, borrar la memoria, hacer lugar, librarnos, tirar por la borda, y lavar y limpiar y hacer brillante nuestra mente.
Des-aprender es un paso esencial antes de estar en condiciones de aprender realmente.

Te propongo que me ayudes a formar una lista de cuestiones que debemos ir des-aprendiendo para de a poco irnos constituyendo en personas saludables, en lo que significa en verdad ser un constructor de shalom.
Nuestro pasado es diferente, cada uno carga su propia mochila, con sus propias cuestiones, sus aprendizajes, las cuestiones que debe hacer desaparecer conscientemente o las que ha de modificar para convertirlas en experiencias provechosas.
Pero, igualmente tenemos cosas en común, similares, que podemos compartir aquí para irnos dando una mano mutua en nuestro crecimiento.
Por ejemplo, un amigo de este hogar expuso lo siguiente en otro de nuestros posts:

  • A des-aprender que la Biblia sea indispensable para los noájidas: la religión de la cruz siembra el terror que sin las escrituras ‘sagradas’, el hombre no tiene rumbo -incluso yo, que no pertenecí a sectas o ser prácticamente de la tradición religiosas de mis padres, lo llegué a creer-.
  • Des-aprender que existe una entidad maligna que le hace travesuras al Creador y a las creaciones.
  • Des-aprender que no podemos levantarnos de pie y caminar por sí solos.

¿Me ayudas?
Gracias… por ayudarTE…

Resp. 1079 – donde aprendo?

unomas nos consulta:

shalom queridos amigos me presento ante todos vosotros antes de hacerles una pregunta. espero no molestar a nadie ya que quizás no sea esta la sección apropiada para realizar preguntas.

me llamo Manuel soy de España. las biblias que tenemos aquí están enfocadas al cristianismo así que desconfió de su contenido.

como principiante al conocimiento de hijo de noe no se de donde saciar mi sed de conocimiento en cuanto a la verdad referente al eterno y sus instrucciones.

mi pregunta es la siguiente
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Parashat Behaalotejá 5772 – בהעלותך

La tercera parashá del cuarto libro de la Torá, Bemidbar/Números, que nos presenta una variada temática:

  • El diario encendido de la Menorá (candelabro de siete brazos) en el Beit HaMikdash (Templo), a cargo de Aarón haCohén y sus descendientes.
  • Consagración de los levitas como servidores en funciones sagradas del Templo.
  • Ordenanzas respecto al sacrificio de Pésaj para las generaciones, que es de naturaleza y esencia diferente al ofrendado como Pésaj en Egipto. También se establece la posibilidad, en casos de necesidad, de traer el korbán (sacrifico) un mes más tarde, en el Pésaj sheni.
  • El uso de shofarot y trompetas para dar anuncios, alertar y convocar.
  • El orden de desplazamiento del campamento de Israel. La travesía se hacía de forma ordenada y armónica, como parte del entrenamiento para la libertad y autonomía que estaban recibiendo del Eterno.
  • Los extranjeros que acompañaron a los judíos a su salida de Egipto murmuran en contra de Dios y de Moshé porque se sienten hastiados del man, el alimento de misterioso origen celestial que los nutría de forma sabrosa y perfecta. Los quejosos, a los que se sumaron algunos del pueblo, querían carne, no les bastaba con lo que desde Arriba estaban recibiendo a diario como provisión y subsistencia.
  • Dios instala el Sanedrín, Senado judío, formado por 70 representantes (y un presidente), con funciones legislativas y judiciales, para colaborar con Moshé en su tarea de conducir al pueblo.
  • Miriam, hermana de Moshé, habla negativamente acerca de cuestiones personales de éste; como consecuencia es afligida por Tzaraat, aquella enfermedad especial que hemos explicado en el comentario de las parshiot Tazría-Metzorá este año. Moshé, quien es destacado como el más humilde entre los hombres y el más leal servidor del Eterno, pide a Él por su sanación, sin guardar rencor ni penas.

El pueblo era llevado por Dios, protegido, cuidado, mimado, nutrido, aleccionado sin demasiado esfuerzo, pero parecía que nada era suficiente. Las quejas no paraban, los gemidos, lloriqueos y rebeliones. Algunas demandas son comprensibles, dada la dura situación que atravesaban y su pasado como esclavos; sin embargo, nada parece contentar al deseo de la otra esclavitud, la del Ietzer HaRá (EGO) (según el verso 11:4).

Quizás podamos entender esta perpetua insatisfacción al estudiar el siguiente pasaje del conocido pensador, autor y educador judeo-argentino, Jaime Barylko, que cuando trata acerca de las doctrinas de Sócrates concluye diciendo: “… enseña a pensar, a distinguir entre apariencia y verdad. Nos enseña que la fortuna, los bienes materiales, las riquezas, los honores, todo aquello por lo cual el hombre se desvive, son juguetes que nos divierten, falsas máscaras del ser.
El verdadero ser busca su perfección interior, el autogobierno, el aprendizaje continuo. En eso y sólo en eso consiste el bien
.”