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Quiero o no quiero

Hay gente que tiene más claro qué es lo que no quiere a aquello que quiere.
¿Tú de cual tipo de persona eres?
Vamos a verificarlo , ¿qué te parece si te sientas un rato a pensar y escribir cuáles son las cosas que no quieres, y luego aquellas que quieres?
Por supuesto que serás honesto contigo mismo, no te engañarás ni incluirás o quitarás adrede ítems de tu lista para que cuadre con tus creencias previas.

Ahora, cuando ya has visto tus dos listas, ¿podrías enfocarte por un ratito en la lista de los “sí”?
De todo ello, ¿qué es lo que verdaderamente deseas y cuáles son meramente entretenimientos, cosas pasajeras que se pueden descartar?

¿Cuál de los ítems deseados te resulta apasionante, al punto que es un motor que te impulsa a alcanzar tu meta?

¿Cuál de ellos es solamente una ilusión, porque aunque es lícito y permitido para ti, te crees que es inalcanzable?

¿Con cuál de ellos alcanzarás un nivel de satisfacción y felicidad que te dará paz y estabilidad?

¿Cuál de ellos te ayudará a manifestar el sentido verdadero/trascendente de tu vida?

¿Cuál es una herramienta para potenciar tus mejores aspectos?

¿Cuál desbloquea las cáscaras que perturban el pasaje de la LUZ de tu NESHAMÁ?

¿Cuál suma máscaras y oscurece aún más tu vida por no gozar de la LUZ?

¿Cuál es el que te reportará bendición y bienestar, los cuales querrás compartir con la gente de tu alrededor?

Si te animas y te parece relevante, ¿qué te parece si nos compartes tus respuestas aquí mismo, como comentario?

Y antes de terminar este encuentro de hoy, permíteme una interrogante más por favor, ¿cómo te sirve este ejercicio para ser feliz y construir shalom?

Abandono

El miedo al abandono es uno de los miedos básicos que acompañan al ser humano de forma natural.
Puede estar más o menos encubierto, peor o mejor trabajado para que no afecte negativamente nuestra vida cotidiana, pero ciertamente es un compañero constante.
Por ello, resulta muy importante tener en claro qué implica, porque podría no ser tan obvio.

Es miedo a no poder retener a las personas que uno quiere que estén a nuestro lado. Porque, a los hijos pequeños uno puede dominarlos, ellos (aparentemente) no tienen recursos para rechazar nuestra presencia. Pero, los chicos crecen y normalmente se van separando, incluso llegan a dejar el nido y no regresar, a veces ni siquiera para una corta visita. Y las otras personas que nos resultan importantes, padres, hermanos, pareja, amigos, no están a nuestra disposición, ni controlamos sus vidas, aunque nos cueste darnos cuenta y admitirlo. Ellos podrían un día ya no estar, de hecho, si no nos morimos nosotros antes, seguramente que eso pasará: ellos ya no estarán, aunque lloremos, gritemos, pateemos, reclamemos de la vida, hagamos pactos con dioses, neguemos las evidencias, como sea, la verdad es que seremos abandonados tarde o temprano, o nosotros seremos quienes abandonemos. Porque, la muerte no ha sido borrada,  e incluso si la vida continúa en una vida posterior a ésta, físicamente no estará esa persona querida (u odiada) que pretendemos permanezca a nuestro lado.
Claro que sí, que sentir el miedo al abandono, en definitiva es confrontar la máxima impotencia, la cual es la muerte.

Pero, no se queda en ello este miedo, sino que también se expresa como que esas personas relevantes de nuestra vida no estén de manera cariñosa con nosotros. Sí, están acá, los vemos, los escuchamos respirar, ocupan un lugar en el espacio, podemos hasta conversar y compartir algunas experiencias juntos. Pero, nos sentimos o estamos abandonados, porque no hay afecto, no hay amor, las emociones podrían ser las negativas porque de las positivas no hay noticia.
Está el cuerpo presente (quizás) pero la persona en sí misma está ausente.
Podemos tratar de conquistar la atención, el aprecio, el reconocimiento amoroso; pero es difícil que se consiga.
Podemos seguir juntos hasta que la muerte nos separe, dentro de muchas décadas, y sin embargo estar afectivamente secos, marchitos, carentes de toda vitalidad. Sí, tal vez hay respeto mutuo, cumplimiento de las responsabilidades, compromiso lealmente sostenido en muchos o todos los aspectos de la relación, y sin embargo estar muertos por dentro. Como ser un poema fantástico, o una canción maravillosa, pero sin que nadie jamás lo lea o la escuche y disfrute.

Una variante del anterior es el miedo a no tener quien te responda cuando digas «ay, preciso ayuda», “¿habrá alguien que me atienda?”; porque el otro puede estar a tu lado, pero tú no ser relevante para él. No hay vínculo, sino solamente una relación. No somos un tú en comunión con un tú, sino dos meros ellos que comparten alguna cuestión superficial o práctica. Quizás seguir con la persona por no tener para pagar la renta por separado, o miedo a no encontrar otro cuerpo que esté a nuestro lado, o para tener a quien echar culpas y castigar por nuestras frustraciones. ¡Vaya uno a saber!
Lo cierto es que cuando esto ocurre, puede ser que hayamos convivido en completa soledad por tener miedo al abandono. ¡Es tan frecuente que suceda!

Y también está el miedo a no poder controlar lo que el otro decide, incapaces de obligar a que escoja lo que nosotros queremos, a que sienta como sentimos, a que piense como pensamos, o que se oponga a nuestros deseos.
Tal vez cueste un poco más identificar esto con el miedo al abandono, pero también lo es. Porque, estamos esclavizados por el EGO y tenemos la urgente pretensión de ser el centro de la vida del otro, porque sentimos que si no contamos con su atención y acción de acuerdo a nuestro interés, no valemos, estamos en peligro, somos inútiles y desechables. En cualquier momento el mundo se nos viene abajo al faltarnos esa persona que con su presencia “mágica” lo sostiene. Entonces, desde nuestra debilidad pretendemos dominarlo, y manipulamos como un títere a quien consideramos poderoso y necesario para poder sostenernos con vida e integridad. Es una paradoja, porque con nuestra vulnerabilidad encontramos el mecanismo para doblegar la voluntad del otro. Pero, estamos dependiendo del otro y desesperados porque no salga de nuestra área de influencia. El menor atisbo de su libertad representa una avalancha de emociones catastróficas, que deseamos evitar al máximo posible.

Por estar bajo la presión del miedo, la persona puede llegar a extremos increíbles, tales como continuar con la persona que más odia, mantenerse en soledad sufriendo por ella, saltar de una relación fallida a otra, hacer daño a la persona que se quiere, padecer por la constante presencia del miedo, llenarse de relaciones tóxicas, buscar la fantasía de una persona o relación perfecta, entre otras.

Uno de los pasos iniciales para superar las limitaciones impropias, es reconocerlas y admitirlas.
Cuando entendemos el miedo y lo observamos, estamos mejor capacitados para llevar una vida plena y saludable.

El hombre sufre

El hombre sufre.
El sufrimiento es causado por su impotencia.
Sea que haya tenido alguna oportunidad de ejercer poder antes del sufrimiento, como si no, el hecho cierto es que ahora sufre.
Sea su culpa, o responsabilidad, o que haya sido víctima de otra persona, o como consecuencia de algún evento natural que le aconteció y sumió en el estado de impotencia, lo cierto es que ahora sufre.

Ahora, cuando sufre, ¿cuál es su poder?
Pues, no dejarse llevar por el EGO, es decir, no reaccionar automáticamente con el fin de llamar la atención (de otros seres humanos, o de supuestos seres sobrenaturales, o de Dios) y así tratar de obtener algún auxilio que le salve del sufrimiento.
En este instante de sufrimiento, es que puede ejercer su poder de elección, de libre albedrío.
El libre albedrío es la capacidad y oportunidad que tiene el hombre para escoger entre el bien y lo que no lo es.
Si se deja empujar por su EGO, cancela momentáneamente su libre albedrío, pues no escoge realmente, simplemente se deja llevar o arrastrar de manera ciega e irreflexiva. Pero, si detiene el movimiento automático y toma una decisión, sea esta “buena o mala”, estará ejerciendo esa capacidad única que es propia de nuestra especie.
Si la elección es guiada por la NESHAMÁ, entonces tenderá al BIEN, a la construcción de SHALOM por medio de acciones de bondad Y justicia.
Tal vez el resultado final no sea el que uno escogió, pero debemos saber que controlamos una ínfima porción de la realidad, tan pequeña que ni siquiera controlamos la mayor parte de nuestro organismo.

Por tanto, si detenemos la reacción disparada por el EGO y hacemos el esfuerzo para escoger verdaderamente, eso es lo que controlamos; no el resultado.
Igualmente, somos responsables por lo que hacemos y dejamos de hacer.

¡Así lo decidió el Eterno!
Porque, no nos creó como marionetas de Su poder, ni como autómatas dirigidos por instintos, ni para depender de milagros o maravillas sobrenaturales.
Nos hizo humanos, a Su imagen y semejanza.
Por tanto, con capacidad para discernir –en la medida de nuestras limitaciones- entre el bien y el mal, y también para ser socios en la creación.
Podemos elegir y debemos hacer. Así nos creó Él, ¿alguna queja?

Si nos hemos equivocado, si nos desviamos del camino correcto, la elección inteligente y excelente es la TESHUVÁ.
No escapar de nuestras responsabilidades, ni acusar a otros o a Otro. Como tampoco vivir angustiados en reproches y sentimientos estériles de infelicidad.
No es el desánimo lo que nuestro Padre quiere para nosotros.

Cada persona leal al Eterno y a su propia esencia espiritual entiende que no se debe pretender manipular a Dios, ni por medio de órdenes, ni con rezos, ni con sacrificios, ni con negociaciones, ni con pensamientos mágicos, ni con fe, ni con el cumplimiento de preceptos, ni por seguir costumbres, ni con reverencia a hombres o dogmas.
A Él se le agradece, se le pide como un hijo al padre amoroso, se le alaba como a un Rey que está por encima de todos los gobernantes.
Pero, no se espera que Él esté a nuestro servicio, ni haga nuestro trabajo, ni complete nuestra tarea domiciliaria, ni prepare el examen y lo dé en  nuestro lugar, ni que labore en nuestro reemplazo para traer el sueldo a casa, ni que solucione los que nosotros estamos capacitados para resolver.

El idólatra, incluso disfrazada de piadoso y docto en Ley –Torá- no deja de ser idólatra.
Por tanto, mucho cuidado con la fe; extrema precaución con los que insisten en llevar una vida religiosa que está hueca de todo contenido espiritual. Absoluta claridad para no seguir sufriendo, ni siquiera con la excusa de llevar una sonrisa perpetua en el rostro y proclamar lemas de alegría sin fin con apariencia de Torá.

El sufrimiento es inevitable en esta vida.
Inevitable también es sobreponernos, ser poderosos, construir SHALOM, ser poderosos dentro de nuestras limitaciones para no aumentar el malestar con más impotencia.

Ietzer hatov

Así como naturalmente el EGO (IETZER HARA, tendencia o formador de mal) es parte de nuestro equipo, también lo es el IETZER HATOV (tendencia o formador de bien).

Como ya hemos enseñado en abundancia del EGO, no nos detendremos ahora a explicarlo nuevamente. Mejor, tómate un largo tiempo para descubrir en este hogar el material de lectura que te ayudará a descubrir en ti tu EGO, cómo reconocerlo, como contenerlo, como aprovecharlo. Precisarás mucho tiempo y dedicación, desaprender muchos conceptos y desarmar multitud de creencias, especialmente las que provienen del mundo religioso, en cualquiera de sus versiones. Porque, estos estudios sagrados poco y nada tienen que ver con los dogmas de las religiones, muy por el contrario, sirven para identificarlas como formaciones sociales originadas en el EGO y por tanto adversas al espíritu, al AMOR, a la verdad.

Dedicarte al estudio del EGO y a aplicar los mecanismos para corregirlo, puede ser una tarea para toda la vida; pero, aunque no te des cuenta, en ese trabajo de a poco dejarás de enfocarte en el EGO, ya no prestarás atención a sus cosas, perderás interés en las fantasías de las religiones, para por fin estar en armonía contigo y el universo, viviendo de acuerdo a la Voluntad Divina.
Estarás construyendo SHALOM, haciendo tu parte en la santa obra de la creación como socio del Eterno y así viviendo a pleno como un hijo de Él.

El IETZER HATOV es el llamado continuo, que como un rumor casi silencioso proviene de la NESHAMÁ (Yo Esencial, espíritu), y te invita constantemente a vivir de acuerdo a la Ley del AMOR, a construir SHALOM, a disfrutar de lo permitido, a alejarte de lo prohibido.
Si estuviéramos todo el tiempo siguiendo la ruta que nos traza el IETZER HATOV, entonces la LUZ de la NESHAMÁ llenaría cada uno de nuestros rincones, todas nuestras dimensiones de existencia serían plenas, con sentido, vitales.
Entonces, aunque nos ocurriesen cosas lamentables, las desgracias nos llovieran, el mundo se desmoronara a nuestro alrededor, aconteciese lo que es natural que ocurre, es decir, fuéramos objeto de la impotencia, si estamos orientados por el IETZER HATOV, entonces somos capaces de sufrir con dignidad, aceptar la penuria con nobleza, tratar de buscar/crear el sentido trascendente, endulzar la amargura, armonizar en el dolor.
El mal suceso seguirá estando, porque ser impotentes es parte normal de ser humanos, de estar vivos en este mundo; pero, ya no se incrementará la impotencia con los comandos tortuosos del EGO, con sus reacciones desmedidas, con sus desvíos inmoderados, con su succión hacia la oscuridad que nos aumenta el malestar y la impotencia aunque nos haga fantasear con tener poder.

Es decir, con la LUZ de la NESHAMÁ alumbrando, contamos con el verdadero poder, incluso cuando materialmente estamos sometidos a la impotencia.
Actuar en respuesta al llamado del IETZER HATOV nos empodera; reaccionar a manos del EGO nos debilita hasta cuando aparentamos ser fuertes.

Sabemos que el EGO es necesario, tiene su función muy específica y debemos estar agradecidos al Eterno por habernos creado con él.
Pero, cuando se aparta de su rol y ocupa el de comandar la vida del individuo, termina siendo un gran problema.
Por tanto, contenerlo y ubicarlo es imprescindible si deseamos disfrutar de bendición y bienestar.

Sin embargo, nuestra concentración debe estar en el IETZER HATOV, en el llamado a construir SHALOM, a actuar de acuerdo al AMOR con acciones concretas de bondad Y justicia.
A desarrollar nuestras capacidades al máximo en cada una de nuestras dimensiones, en tanto corregimos las fallas y mejoramos lo perfectible.
Debemos estudiar aquello que es permitido, dedicarnos a entrenarnos en andar por el camino correcto.
Pero especialmente, repito, construir SHALOM con acciones de bondad Y justicia. Estas acciones incluyen las palabras también, así como los pensamientos.

Entonces, veremos actuar al EGO en nosotros y en los otros, pero ya no reaccionaremos desde el EGO; ¡no somos títeres para comportarnos como tales!
Escogeremos las respuestas apropiadas, de acuerdo a los elementos de valoración que contemos en el momento.
Cerraremos la brecha que nos desconecta y así estaremos conectado y unificando, interna y externamente.

La LUZ de la NESHAMÁ, con su AMOR, cura las heridas del EGO.

Ahora tú elige que voz escuchar, la ronca y gritona del EGO, o la casi muda pero demasiado bella de la NESHAMÁ.

(Texto originalmente escrito para serjudio.com, pero publicado aquí por su considerable valor para la persona noájida).

Hacer y hablar

De las enseñanzas del maestro para las generaciones, Maimónides:

Incluso sobre las necesidades físicas es conveniente no platicar demasiado; sobre esto encomendaron los sabios:  Todo aquel que se excede en sus palabras, introduce el pecado” y dijeron: Toda mi vida la pasé entre sabios, y nada hallé mejor para el cuerpo que el silencio.  Lo principal no es la teoría, sino la práctica.” (Abot 1:17).

Del mismo, modo tanto en los temas referentes a la Torá, como también en los relativos a la sabiduría, es apropiado tratar de ser breve y conciso, así ordenaron los sabios:  “En todo momento el maestro de enseñar a sus alumnos por el camino más concreto y breve” (Pesajim 3b).

En cambio si la plática se vuelve abundante y el contenido escueto, se trata de tontería, sobre lo cual se declaró:  «Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del necio» (Kohelet / Predicador 5:2).

Un cerco para la sabiduría es el silencio, por lo tanto, la persona no debe apresurarse en responder ni hablar en demasía. Que eduque a sus discípulos con tranquilidad y cordialidad, sin gritos ni extensos discursos. Eso es lo que dijo Shelomó: «Las palabras del sabio con sosiego son oídas, y son mejores que el grito del que gobierna entre los necios» (Kohelet / Predicador 9:17).”
(Mishné Torá, Hiljot Deot, Leyes de cualidades, primer capítulo)

En numerosas ocasiones explicamos la importancia de la Comunicación Auténtica.
No es una propuesta nuestra sin fundamentos, sino una verdadera base para la vida en plenitud, de construcción de Shalom.

Aprender a usar la Comunicación Auténtica puede llevar tiempo, es necesario desaprender otros modelos, quitar creencias, borrar lo que entorpece la manifestación de la NESHAMÁ (Yo Esencial, o espíritu).
Sin embargo, es una cuestión ineludible para el noájida, así como para el judío.

Si puedes decir las cosas de forma concreta, simple, apuntando a la claridad, a la eliminación de inconvenientes para la comprensión del otro, ¿por qué no hacerlo?
Si podemos ser respetuosos, ¿para qué emplear malos modos, agresiones, gritos, etc.?
Si podemos preguntar amablemente, con ánimo de establecer la claridad, ¿para qué afirmarse en presuposiciones y creencias sin base?

Pero, no nos enseñan, ni aprendemos, a usar la Comunicación Auténtica.
Por el contrario, se nos impulsa a seguir las pautas del EGO, entre las cuales se encuentra el dificultar la comunicación, tanto del lado del emisor como del receptor.
Nuestra capacidad para fijar la atención es sumamente débil, apenas si podemos ir reteniendo unos pocos datos. Lo que pasa alrededor, se pierde.
Entonces, cuando pretendemos comunicar, hagamos el esfuerzo de ayudar a nuestro auditor a enfocarse. Démosle la oportunidad de concentrarse en lo que estamos queriendo comunicar.
Si queremos decir “hola”, ¿cuál te parece que debiera ser el mensaje?
Y si queremos decir algo un poquito más complicado, por ejemplo, “amor”, ¿cómo hacerlo sin traicionarnos ni provocar errores innecesarios?
No, no es fácil. Requiere un gran trabajo por nuestra parte. Por supuesto que el receptor también tiene su parte en la tarea, pero no le saturemos con asuntos que le desviarán o le llevarán a confundir el mensaje.

Recuerda, parte de la actividad del EGO es llevarnos a sentirnos impotentes, para de esa manera ofrecernos una vía fácil de salvación que lo ubique en el sitio de nuestro amo.
Podemos desarmar parte de sus trampas empleando las sencillas pautas de la Comunicación Auténtica.
¿Cómo? ¿Qué no sabes cuales son?
Muy simple: usa el buscador, encuentra, lee, estudia, analiza, critica, comenta, aplica.
¿Estás dispuesto?

Recuerda, el EGO quiere que te sientas impotente. Si te doy la papilla todita masticada para que tragues sin esfuerzo, ¿estoy colaborando con tu crecimiento a ayudando a tu EGO a mantenerte perplejo y a su mando?
Pero, si te doy una durísima carne asada con cuero, que se te hace casi imposible de masticar y tragar, ¿estoy ayudándote o siendo cómplice del EGO?

Hace tiempo propusimos un interesante ejercicio, decir todo en solo siete palabras.
Te invito a que busques esa propuesta, la leas y trates de ejercitarla.
Luego nos cuentas los resultados.

Tenemos mucha cosa innecesaria o molesta parar ir quitando de nuestra mochila, para aligerarnos la vida y percibir la claridad radiante de nuestra esencia espiritual.
Los pequeños consejos y enseñanzas que comparto contigo, tienen esa finalidad.

Ten presente al gran maestro de maestros, Shamai: “haz del estudio un hábito constante, habla poco y haz mucho, y acoge a todas las personas con cara sonriente.” (Abot 1:15).

Texto originalmente publicado en http://serjudio.com pero con importantes enseñanzas para el noájida y su vivencia noájica.

NH3

Uno de nuestros miedos básicos es al abandono, hacemos hasta lo indecible para que no se convierta en realidad.
Literalmente lo indecible, cosas rebuscadas y sin mesura, con tal de mantener lejos el desamparo.
Pero, como todo miedo, es irreal, una fantasía proyectada al futuro que nos quita energía vital ahora. Lo cierto es que el miedo es una estrategia del EGO para mantenernos en impotencia, vulnerables, a su merced. A mayor miedo, menor energía disponible para construir, menor libertad, menor placer, menos ánimo para vivir a pleno y no bajo su yugo.
Lo cierto es que, llegado el distanciamiento, la situación real seguramente no será como lo fantaseado en nuestro miedo, a no ser que actuemos como personajes de teatro el guión que nuestro miedo nos ha escrito.

Tarde o temprano llega el momento en que se concreta la ruptura con alguien que ha sido significativo en nuestra vida. Por abandono, pelea, distanciamiento, desinterés, otros proyectos que convierten en incompatibles las antiguas relaciones, hastío, crecimiento y darse cuenta de lo tóxico de la relación, muerte, cualquiera sea la causa o causas, en nuestra vida habrá gente que se vaya (seguramente para no volver), así como nosotros seremos gente que se fue para otros.

Por supuesto que es un tiempo de impotencia, aunque la separación sea lo necesario y saludable, aunque sea lo lógico y razonable, aunque finalmente sea una victoria, sin dudas que cuando esa persona significativa parte de nuestro lado, es momento de sentir una impotencia real.
De manera similar si somos nosotros los que partimos, y lo hacemos convencidos y ejerciendo un cierto poder y no como víctimas, también estaremos sintiendo la impotencia, porque algo se ha terminado, un ideal no alcanzado, proyectos rotos, un fracaso social, dudas acerca del futuro, el abrazo espantoso de los miedos, o cualquier otro que sea el factor de debilidad que nos ha dejado en ese trance.

Pero, toda ruptura es la oportunidad para un nuevo comienzo.
No aferrarse a imposibles, admitir el proceso, vivirlo, dejar fluir lo que no se puede ni debe controlar, perdonar, pedir perdón, perdonarse, construir SHALOM.

Para erradicar la idolatría

Aprender a lidiar con el EGO, a ubicarlo en su rol correspondiente, implica necesariamente liquidar por completo la idolatría en nuestra existencia.
Es decir, si esfumamos el seudo poder del EGO en nuestra vida, uno de los beneficios será librarnos de cualquier tendencia o cercanía con la idolatría.
Pero además, estaremos más sanos, disfrutaremos más y mejor de las cosas habituales y permitidas, tendremos un ánimo más positivo, andaremos construyendo SHALOM con actos de bondad y justicia sin apenarnos por cuestiones irrelevantes o enfrascarnos en asuntos impertinentes.

El EGO es un compañero de toda la vida, y es bueno que así sea, porque es útil y necesario en su trabajo correspondiente, siempre y cuando no usurpe otras funciones ni se convierta en el titiritero.
Por ello, nuestra tarea es conocerlo, entender como trabaja, no permitir que siga ejerciendo control donde no tiene cabida, esfumar su dominio pero sin pretender desaparecerlo o anularlo. El EGO está bien que esté allí en donde tiene que estar.
Tampoco podemos pretender educarlo, porque es una porción de nuestro cerebro no pasible de educación, responde instintivamente, así es y así debe ser.
Sin embargo, también son conductas aprendidas que se han convertido en hábitos, y como tales se disparan de manera involuntaria, inconsciente. Son estos hábitos los que se deben modificar, muchos de ellos extirpar, otros contener, evaporar.

Entonces, la clave está en darnos cuenta cuando el EGO secuestra el pensamiento, arrebata la acción, se transforma en el amo allí en donde solamente es un siervo; y no permitir que eso acontezca.
Es decir, si vamos a llorar, gritar, patalear o desconectarnos de la realidad (con cualquiera de sus derivados), deberemos hacer un mínimo esfuerzo para no hacerlo. Permitir que el flujo reactivo primitivo pase sin acción, para luego tomar decisiones voluntarias, razonadas, inteligentes, que permitan construir SHALOM.
Cuando el EGO, en su faceta netamente orgánica actúa, es necesario e indispensable, no podremos controlarlo, no tendremos cómo detenerlo, actuará más allá de cualquier idea que quisiéramos imponerle. Es una impulsividad instintiva, sin componentes ni emocionales, sociales o intelectual. Esa reacción está para garantizarnos la vida física, para encontrar el auxilio en otros que nos atienda, cuando somos realmente impotentes e ineficaces para lograrlo por nosotros mismos. Es un agente de rescate y seguridad.
Pero, cuando el EGO en su faceta de patrón de conducta negativo intente actuar, es entonces cuando tendremos el poder para domesticarlo, anularlo, hacer algo diferente y mejor.

La clave está en no reaccionar ciegamente, sino hacer una breve pausa para escoger tomando en cuenta los datos que se tienen a disposición.
La intención debe ser construir SHALOM, que es paz, integridad, plenitud.
Esto se consigue con el equilibrio del bien Y la justicia.
No una, ni otra, sino la combinación de ambas.
El exceso de bondad perjudica, a uno, al otro, al ambiente.
Lo mismo pasa con el exceso de justicia.
Aquel que es muy extremo en la bondad, termina agotado, sin recursos, enojado con la vida, iracundo consigo mismo, vacío, abusado por otros.
El que se sobrepasa en justicia termina agobiado, rígido, abrumado, estresado, peleado, hastiado, vanamente perfeccionista, desesperanzado y a veces violentado a sí mismo y a otros.
Pero, cuando se consigue detener el vaivén de uno a otro, o el paralizarse solo en uno de ellos, para conseguir una combinación exquisita, entonces por fin hay SHALOM.

Complicaciones para lograr la armonía no faltan.
Una de ellas seguirá siendo el deseo de control, de seguridad; aspiramos a controlar la realidad. El EGO nos ha enseñado a que podemos conseguirlo con sus trampas.
En verdad, no lo logramos jamás, pero ese seudo poder, la apariencia de control, es una droga adictiva. Cuando no lo conseguimos con los trucos habituales, seremos más manipuladores, más perversos, más tóxicos, descendiendo cada vez más en la celdita mental que nos arma el EGO.
El tener fe es una forma terrible que toma ese deseo. Tenemos fe y con ella pretendemos controlar a dioses y poderes sobrenaturales. Con la magia, superstición, religión estaremos manipulando para seguir en aparente control, seguros poderosos. Nos entrenan para eso, nos adoctrinan para ser personas de fe, es decir, esclavos del EGO al que endiosamos.
Y lo cierto es que seguimos impotentes, y peor, ignorantes del daño que nos estamos provocando con esta conducta horrible, que aleja del espíritu, que inunda de malestar pero se rodea de canciones, lemas, promesas, y todo lo que sirva para mantenernos hipnotizados y encerrados en la celdita mental.

Ahí entra nuestras otras herramientas, las que como personas maduras deberíamos desarrollar. El intelecto, la razón, la construcción, la aceptación; el construir SHALOM.
Para desarrollarnos y crecer, dotar nuestra existencia de algún sentido propio y orientado a lo espiritual, abandonando el deseo irreal de seguridad y control de la existencia. A eso lo podemos llamar «creer» o tener “EMUNÁ”.
Para el que tiene «fe» todo tiene una respuesta mágica; pero, para el que «cree» (tiene EMUNÁ) todo constituye una oportunidad para CONTRUIR un sentido lógico.
La fe es idolatría, EGO.
La EMUNÁ es conexión.

Entonces, ¿cómo no va a ser el estudio exhaustivo acerca del EGO uno lleno de espiritualidad, de TORÁ, de TESHUVÁ?

El complejo EGO

El EGO es inicialmente una minúscula área de nuestro cerebro, con una función fundamental y necesaria, provocarnos para llamar la atención para obtener la satisfacción de las primeras necesidades básicas, sin las cuales moriríamos (o desconectarnos de la realidad, para preservar energía a la espera de obtener auxilio externo).

Luego mantiene ese mismo rol, reaccionar automáticamente a situaciones reales de impotencia, cuando precisamos una rápida respuesta que se dispare sin mediar el pensamiento y cualquier tipo de evaluación que pudiera poner en peligro la integridad o la vida.

Pero, pronto va adquiriendo otro rostro, mucho más oscuro y tenebroso, usurpando otras funciones y llevando a la persona a estados de enfermedad.
Esto ocurre por el entrenamiento en ciclos de sentir la impotencia real –> reaccionar automáticamente con el empleo de alguno de sus instrumentos –> cierta resolución de la impotencia real –> sentimiento de cierto poder por el uso de esas herramientas –> pero se vuelve a sentir la impotencia real, y así se continúa.
Este ejercicio constante, la repetición de acciones y sus consiguientes reacciones, va estableciendo un patrón de conducta definido, un hábito.
A lo natural se le va sumando una segunda naturaleza, la de la rutina automatizada, inconsciente, muchas veces involuntaria.

Este patrón de conducta habitual no logra resolver nada, puesto que el sentimiento de impotencia no se soluciona con los instrumentos del EGO; por el contario, aumenta el estrés, la insatisfacción, la ira, el sentimiento de vulnerabilidad, el empecinamiento por obtener poder a través de las herramientas del EGO.

Sumemos a esto el influjo y la instrucción que obtenemos por el ejercicio del supuesto poder por parte de nuestros cuidadores y criadores, los mayores que se hacen cargo de nuestra “educación”, quienes sometidos a sus propios EGOs nos inundan de impotencia, de sensaciones de falso poder, de miedos, creencias absurdas y todo el resto de lo que nos exila de nuestra LUZ de la NESHAMÁ para dejarnos a oscuras, perdidos, abandonados, como sin fuerzas. Solamente contando con el “salvador” mágico, el EGO, revestido en cualquiera de sus disfraces: autoritarismo, superstición, religión, manipulación, bravuconería, melancolía, ataques de pánico, entre otros.

Llegados a un punto se podría decir que somos adictos al EGO, justificamos sus descalabros, anhelamos sus intromisiones, alentamos su secuestro de nuestro intelecto, colaboramos para seguir prisioneros de él y que otros caigan bajo su aparente poder.
Por su presencia hemos ido formando las máscaras que constituyen nuestro Yo Vivido, es actor principal y gran responsable de nuestra personalidad.
Resulta impensable, al día de la fecha, imaginar una humanidad desprovista de EGO, puesto que es un elemento primordial de nuestra existencia terrena.
Es lo que nos hace humanos, y no ángeles. Por ello, aunque no pecáramos estaríamos igualmente necesitados de TESHUVÁ, de retornar a nuestra esencia.

El EGO llega a formarse y nutrirse de cuatro de nuestros cinco planos de existencia, todos menos el espiritual –obviamente-.
No depende de uno solo, por lo cual resulta complejo su conocimiento, comprensión cabal y estrategias para ubicarlo en su rol saludable y necesario.

En brindar elementos para esfumarlo, domesticarlo, aprovecharlo estamos nosotros abocados. Es una forma de contribuir a establecer la Era Mesiánica.
Puedes alinear tus dimensiones detrás de la dimensión espiritual, que sea la ética divina/natural, la que determine el curso de tus decisiones. Entonces, la potencia del BIEN, la LUZ del espíritu llenaría todos tus rincones, educaría al EGO.
O, podrías mesurar tus acciones y palabras para que sean apegadas al razonamiento y el conocimiento, aunque te falle la percepción de la orientación espiritual. En este caso, el riesgo de secuestro del pensamiento por parte del EGO no deja de estar presente.
Como sea, es necesario aprender, desaprender, embarcarse en la tarea de crecer construyendo SHALOM.

Lo que enferma y lo que sana

Hay una muy pequeña glándula en el corazón de nuestro cerebro denominada hipotálamo que regula nuestro cuerpo, para que tienda a la homeostasis, es decir el equilibrio dinámico.
Segrega hormonas, sustancias químicas, que provocan diferentes reacciones en nuestro organismo y controla funciones tales como: temperatura corporal, hambre, estados de ánimo, liberación de hormonas de otras glándulas -especialmente la hipófisis-, presión sanguínea, función muscular, sistema inmunitario, comportamiento sexual, sueño, sed, frecuencia cardíaca.
¡Imagínate su importancia!

El hipotálamo también reacciona a las percepciones sensoriales, sin capacidad para diferenciar si son reales, imaginarias, estimuladas por una película, etc.
Como busca el equilibrio, al recibir información que pudiera afectarlo se pone a trabajar para conseguirlo, cambiando y reajustando las funciones del organismo para lograrlo.
¿Qué pasaría si nos llenamos de pensamientos negativos, de impotencia, de fracaso, de amargura, de malestar, de conflicto?
¿Cómo crees que sería su reacción, nuestra reacción?

Habrá cambios químicos que percibiremos como emociones, sentimientos, intuiciones, sensaciones, que podemos considerar como alertas que sirven para llamarnos la atención y modificar aquello que nos está incomodando para restablecer así el control, el equilibrio perdido.
Si nos hacemos caso de tales anuncios, o los desciframos erróneamente, o no podemos/queremos modificar la situación que los provoca, el cuerpo creará síntomas, como manera de protegernos de cierta forma de aquello que nos afecta al tiempo que señala lo que lo provoca.
Si entonces nos hacemos cargo de la situación y la resolvemos, encontraremos que los síntomas se mitigan o desaparecen, reposamos de la invasión de llamados de atención internos que nos aturdían.

Por supuesto que si las percepciones sensoriales son agradables, el hipotálamo segregará sustancias químicas que nos complacerán, para mantenernos en ese estado plácido, equilibrado.
¿A qué no sabes con qué asociamos en este hogar al hipotálamo?
Sí, EGO o IETZER HARÁ.

¿Entiendes la importancia de construir SHALOM interna y externamente en todo momento?
Ya no solamente como un llamado sagrado o ético, ni como una misión basada en razonamientos lógicos, sino como una necesidad biológica de cada ser humano.
Si nos llenamos de pensamientos tóxicos, de palabras negativas, de acciones contrarias al SHALOM, estamos provocando que nuestro organismo reacciona de manera forzada, llevándonos a estados de malestar, sufrimiento, conflicto, vulnerabilidad, ira acumulada, agotamiento físico/mental, frustración, etc. Entonces, tendremos miedo, angustia, ataques de pánico, infartos, úlceras gastrointestinales, hipertensión arterial, algún tipo de diabetes, alergias, conflictos interpersonales, debilitamiento del sistema inmunitario, lesiones musculares, intentos de autoeliminación, adicciones, entre otros efectos directos de nuestra falta de control y no aceptación de la misma, de nuestra lucha a como dé lugar por ser poderosos donde no lo somos, de nuestra desconexión de la realidad en lugar de modificarla en la medida de lo posible o admitirla y fluir con ella.

En principio, ¡no hay nada mágico en pensar positivamente para ayudar a tener una vida más feliz!
Pero claro, cuando el pensar positivo se transforma en un lema religioso, en un mandato obligatorio y si no se cumple se merece la condena divina, entonces ya no se está realmente en presencia de una enseñanza saludable, sino en un disfraz de felicidad usado como instrumento por el EGO para mantenernos en impotencia. O cuando el llamado pensamiento positivo se usa para encubrir la impotencia, negarla sin hacer nada realmente eficaz para obtener poder, también resulta ser una herramienta del EGO para someternos.
El pensamiento positivo lleva a construir SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia; si no, es solamente una fantasía o un manejo del EGO.

Los consejos para una mejor vida son:

  • Admitir nuestra impotencia.
  • Controlar aquello que está en nuestro dominio.
  • Emplear la Comunicación Auténtica.
  • Disfrutar de lo permitido en tanto nos apartamos de lo prohibido.
  • Realizar acciones concretas de bondad Y justicia.
  • Evitar en lo posible el llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad (y los derivados de estas cuatro); que son solamente útiles en verdaderas situaciones límites de falta de control y con peligro de vida o integridad.
  • No estigmatizar la tristeza, sino darnos cuenta que existe y es parte de nuestro ser humano; pero tampoco acurrucarnos en ella de manera continua.
  • No obligarnos a sentir una felicidad que no sentimos, ni tenemos cómo sentirnos felices en tanto no demos los pasos necesarios.
  • Conocer nuestro funcionamiento para comprender lo que acontece y apartarnos de negación, superstición, magia, religión o cualquier otro sistema enfermizo de esclavitud mental.
  • Pensar positivamente, en serio, con conocimiento y optimismo reales.
  • Conversar con el Padre Celestial, no para ordenarle que haga según nuestro deseo, ni para demandar beneficios, sino para unificar nuestro ser con Su Ser.
  • Caminar el sendero de la TESHUVÁ.
  • Tomar sesiones de CABALATERAPIA.

La dificultad de comunicarse

En muchas ocasiones hemos estudiado acerca de la Comunicación Auténtica, vimos su importancia fundamental, la necesidad de conocerla y emplearla.
Trataré no repetir en este breve artículo lo ya trabajado, sino que prefiero aportar algunos nuevos datos que podrían serte de utilidad. Creo que sería oportuno y necesario que buscaras en este hogar y leyeras los textos al respecto.

Cuando estamos intentando comunicar cualquier idea para convertirla en mensaje debe sortear numerosos filtros, por lo que suele ir cobrando otro sentido, en ocasiones se va diluyendo hasta transformarse en otra cosa e incluso en lo contrario.
Suele recorrer las instancias que forman nuestra pentadimensionalidad y modificarse para estar en consonancia y tener “permiso” de seguir avanzando.

Veamos.
Nos surge una idea, o pensamiento, o intuición, u opinión, o invención; para sintetizar las llamaremos simplemente “idea”.
Ésta debe obtener la suficiente definición y forma como para que pueda ser aprehensible por nosotros mismos; porque de no serlo, pasará como una nebulosa ráfaga, un rayo que cruza nuestra conciencia y que incluso podría pasar por completo desapercibida de tan veloz y falta de delimitación. Por día nos surcan miles, sino millones de estas ideas. Con algunas nos enroscamos, quedamos pegados, les damos vueltas, las rumiamos y por lo general no suelen ser las que nos permiten crecer y ser más felices y complacidos, sino aquellas que nos dejan en estado/sentimiento de impotencia, que nos desgastan, que consumen energía que pudiera ser dedicada a la construcción de una realidad mejor.
Como te decía, la idea debe adquirir una forma accesible y comprensible por nuestra conciencia, dejar el caos amorfo para ser una idea concreta, aunque quizás no del todo establecida en cada uno de sus detalles.
Cuanta mayor claridad de pensamiento, mayor conocimiento, más sabiduría, mejor entrenamiento en el arte/ciencia del pensamiento, y menos secuestro de la mente por parte del EGO soportemos, entonces estaremos capacitados para desarrollar ideas estupendas, de acuerdo a nuestras capacidades y potenciales. Pero, las ideas no solo nacen o surgen de la dimensión mental, en ocasiones son concebidas en otras de nuestras dimensiones, no como ideas sino como mociones de energía que se convierten en una idea.

La idea no siempre adquiere sonido, estructura lingüística, pero si queremos que siga su curso por lo general deberá pasar el filtro social.
Así, no solamente será encajonadas dentro de una determinada lengua y uso de la misma, sino que probablemente deberá amoldarse para ser aceptable dentro del grupo de referencia y/o pertenencia.
Porque, no toda idea puede ser expresada, ni es admitida explícitamente por el grupo.
Así, la idea se maquillará, se disfrazará, cambiará para no ser rechazada, por lo cual es evaluada previamente, sopesada, comparada, juzgada y declara culpable en lo que pudiera resultar molesto. A no ser que se pretenda incordiar, la idea suele ser transformada. Y en ocasiones es cambiada precisamente para ser dañina.
Además, estudios de lenguajes han demostrado que la lengua puede determinar las percepciones, estructurar nuestra forma de percibir el mundo. Así como nos enseñan a nombrar las cosas, o a no hacerlo, pasamos a darnos cuenta de la existencia. Sea en las cosas que nos pasan en el mundo compartido, así como en nuestro mundo interno, de los afectos y sensaciones.

La idea ya se ha acomodado a un idioma y a ser aceptable para compartir con el grupo, pero debe pasar por otro filtro, el emocional.
Aquí los factores que operan por lo general se quedan en las sombras, provocando reacciones sin aparecer a la vista o en escena.
Si la mente no ha estado secuestrada por el EGO, igualmente al atravesar la dimensión emocional será zarandeada por infinidad de cuestiones del pasado, escondidas, acechando, que no se nombran, que incluso hasta pueden no ser sentidas conscientemente. Así, por ejemplo, unas palabras de felicitación son dichas con un tono de reprobación, o de evidente envidia.
En otras, las emociones están a flor de piel y toman el control abiertamente, o de manera poco disimulada. Entonces, cuando una idea viene aprobada por lo social, de pronto se convierte en una afrenta, en un motivo de enojo.

La dimensión espiritual orienta hacia el Bien, aspira a que toda nuestra existencia esté en armonía interna y externa.
Nos alumbra, en tanto no hayamos bloqueado a su alrededor su LUZ. Con su influjo se disiparían las amarguras, conflictos, rencillas, malestares, acciones incorrectas, es decir, todo lo que aparta del Bien. Pero, las manchas a causa de nuestras acciones incorrectas perturban el pasaje de su LUZ, dejándonos en semi penumbras, en capacidad para desplegar nuestro libre albedrío (capacidad para elegir libremente entre lo que es bueno y lo que no lo es).

El cuerpo se expresa, sea hablando, o con gestos, o con sonidos, o con textos, o con posturas, o con silencios, o con afecciones somáticas, o con movimientos. Cuando la idea es manifestada, probablemente está a una enorme distancia de lo que fue en su origen.
Sí, el cuerpo tiene también sus propios mecanismos de expresión, algunos de los cuales pueden estar al servicio de las otras dimensiones, otros son autónomos de nuestra voluntad, o sentimientos o mandatos.

Esto que venimos señalando como instancias consecutivas, como separadas y claramente distinguibles unas de otras, en los hechos se dan simultáneamente, en una milésima de segundo cada una de las dimensiones establece sus pautas, modifica, ordena, desorganiza, cancela, habilita, prohíbe, veta, admite, etc.
La imagen que acompaña este texto es una representación de la Torre de Babel, ¿te das cuenta por qué la escogí?

Es un tema muy importante, pero al mismo tiempo muy complejo.
Sería muy bueno si tú pudieras pensar ejemplos concretos y ver cómo se van dando estos filtros para comprobar su existencia, al mismo tiempo de ir adquiriendo conciencia y quizás aprendiendo a que predomine lo que construye SHALOM y no lo que lo interrumpe. Te agradezco si quieres compartir tus ejemplos, ideas, comentarios, dudas, al respecto aquí mismo.