Las religiones, falsas todas ellas, y sin embargo conquistan a miles de millones, una y otra vez.
(Recuerdo que noajismo y judaísmo NO son religiones, aunque algunos las vivan como tales y se use muchas veces esta palabra para hacer referencia a ellos).
Presento ahora algunas de las pistas para resolver este misterio.
1- El origen material de todas las religiones es el EGO. Los dioses, ángeles, salvadores, etc., son representaciones de ese salvador/destructor interno que todos poseemos, ya que es una zona de nuestro cerebro. Buscamos con desespero tener el control, superar las sensaciones de impotencia, para lo cual disponemos incorrectamente de las herramientas del EGO, las cuales no sirven para esta finalidad, por lo cual no obtenemos realmente lo que perseguimos. Seguimos faltos de control, impotentes, y confundidos. Sin embargo, nos ilusionamos con ser todopoderosos, con dominar a los elementos, aunque a duras penas dominamos alguna cosita de nuestra existencia.
Allí, en el rostro de cada dios, está el EGO.
(Recordemos que Dios no es uno de esos dioses, ni representa al EGO, aunque para muchos sea sentido como tal, por desgracia).
2- El origen espiritual de las religiones es la NESHAMÁ (espíritu, Yo Esencial), que nos forma a cada uno de nosotros.
Somos NESHAMÁ, pero no tenemos órganos sensoriales para captarla. Percibimos los ecos de su tenue voz. Sentimos su LUZ, pero es menoscabada por nuestras acciones/omisiones que nos desvían del camino espiritual. Como resultado se interponen cáscaras y máscaras entre la LUZ y nuestra conciencia.
De los retazos de chispas que llegamos a captar entre ensoñaciones se va formando una intuición de “algo diferente”, “otra cosa”, “un algo sobrenatural”. Si siguiéramos la senda espiritual, sincronizando las máscaras del Yo Vivido con el rostro del Yo Esencial, si quitáramos las manchas de nuestros errores/pecados por medio de la TESHUVÁ, si lleváramos una existencia plena en cada una de las dimensiones, entonces no disfrazaríamos los retazos percibidos de la NESHAMÁ como dioses y salvadores, sino que entenderíamos nuestra real conexión con el Uno y Único, desapareciendo así por completo toda religión y superstición.
3- Los emisores y sostenes de las religiones se encargan de elaborar y mantener ese pan podrido que les alimenta su EGO. Emplean las herramientas del mismo: llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad, con todos sus derivados.
Particularmente hacen uso de la manipulación emocional a través de tremendas amenazas para la vida en este mundo así como para una vida posterior; además hacen creer que la persona es pecadora, corrupta, destinada al sufrimiento eterno sin remedio en sus manos y sin forma de limpiarse por actos; pero prometen salvación única y exclusivamente a través de las ideas, creencias y rituales que ellos impulsan.
Es una terrible cárcel en la cual al prisionero (en verdad, rehén) no se le permite demostrar su inocencia, ni se le habilita a un juicio justo, no se le concede clemencia, ni se le permuta su condena a cambio de una vida ejemplar, ni se le libera tras de su muerte; solamente se es “libre” esclavizándose a la religión.
Incluso cuando la persona es inteligente, emocionalmente centrada, cae ante esta espantosa máquina de extorsión, puesto que es un mensaje que se repite insistentemente, desde siempre, que no perdona, que no permite la disidencia, que no habilita el pensamiento divergente, que condena y machaca sin piedad. Así, el intelecto se deja secuestrar por la emoción, y la emoción se embota detrás del EGO.
Pero, si la persona se somete, si deja de molestar con preguntas, si se arrodilla en impotencia, entonces es recompensado con promesas fantásticas. Se le premia con idiotizantes fantasías, pero que llenan de cierto sentimiento de poder, de complacencia, de al final ser “más que vencedor”, cuando ciertamente no es más que un perdedor y que se pierde en su desvío.
4- Tal como el niño desesperado por la atención de los padres, estamos todos nosotros por sentir la Presencia del Padre.
Suele pasar que el niñito que comete fechorías, miente, se burla, es descuidado, no estudia, etc., es recompensado por los padres que le prestan entonces atención a sus malas conductas. Entonces el niñito aprende que si quiere que sus padres le atiendan, debe portarse mal. No habrá vuelta atrás sencilla, cuando se instala la rutina de portarse negativamente y a cambio obtener el premio de la atención de los mayores. La rutina se convierte en un hábito, una segunda naturaleza, que actúa automáticamente.
Entonces, la persona prefiere ser llamada pecadora, que le traten como pecador, que le endilguen acciones que no cometió, que le amenacen con el infierno, que le llenen de miedo con dioses castradores y siempre vigilando desde el enojo; porque eso al menos tiene como recompensa que hay un dios atento, prestando atención.
Entonces, es un cierto elogio cuando el gurú de turno le escupe al rostro para marcarlo como pecador, puesto que al menos demuestra que está siendo alguien para ese dios.
No le sirve el mensaje liberador del noajismo y del judaísmo, en donde la responsabilidad y el compromiso están en la acción personal, en la construcción de SHALOM, por medio de acciones de bondad y justicia. Prefiere el bailoteo infantil y enfermizo, la palabrería hueca y pomposa, los rituales complejos y ridículos, la sumisión cansina y absurda, el maltrato evidente y sutil, el regalar hasta lo que no tiene para llenar la panza inflada de su gurú, prefiere cualquier cosa rastrera siempre y cuando se obtenga a cambio la atención del dios.
5- Las religiones se encargan de hacer pasar el plano emocional como si fuera el espiritual, en una grosera y malparida confusión.
Así, llenan a sus seguidores de mensajes que embotan la emotividad, que la llenan de éxtasis para al minuto siguiente desinflarla con pesadillas y terrores, para luego levantarla hasta los cielos con melodías y gritos eufóricos, para patearla luego por los pisos de la culpa y el remordimiento. Es un juego perverso, una montaña rusa emocional, de llanto mezclado con risotadas, de parranda lujuriosa mal encubierta con mediocre santurronería monacal. Todo batido y mezclado para que sea la emoción la que comande, que secuestre al pensamiento, que el cuerpo se alborote, que el plano social se convierta al mismo tiempo en prisión y tela de araña. Entonces, muy lejos queda la LUZ, bloqueada afanosamente por estas técnicas ensayadas hace milenios, desde el principio de la religión organizada, allí con el rey Nimrod.
Desaparece la espiritualidad de la vida, y es suplantada con lo emocional. Entonces, se considera espiritual el sentimentalismo, las sensaciones alborozadas, la música persuasiva, los gritos “aleluyescos”, y toda la parafernalia religiosa, que es eso, religiosa pero no espiritual.
6- Se somete al cuerpo también, sea a excesos para un lado así como para el otro.
No debe quedar ninguno de nuestros cinco planos equilibrado y correctamente nutrido, sino que el caos debe liderar. Allí donde no hay sincronía ni comunicación, es mucho más sencillo someter.
7- Se toman elementos genuinamente espirituales pero se los disfrazan para que sean parte de la religión.
Entonces, la Torá es la biblia, la cual es manipulada a gusto y disgusto del gurú.
Shabat, es el día de reposo, para hacer con él un motivo de agobio.
Las relaciones sexuales matrimoniales, un vicio malicioso que debe ser evitado o sostenido con el gurú, a espaldas del marido/esposa.
Así con todo lo que es sagrado que es usurpado y corrompido para estar en el arsenal mortificante de los amos de la religión.
8- Por supuesto, la invención de personajes antagónicos, que promueven los valores contrarios a la religión y que deben ser combatidos y exterminados.
Cualquiera que sean esos demonios, sean seres metafísicos o personas de carne y hueso, gente real o imaginaria; se precisan para tener un enemigo contra el cual luchar y desviar la atención de todos los puntos anteriores, entre otros beneficios oscuros que se obtiene con estas delirantes imágenes.
La batalla se puede librar en supuestos campos sobrenaturales, sin consecuencias directas visibles; o pueden ser las terribles manifestaciones como la Yihad, las cruzadas, la inquisición, o todo otro tipo de barbarie similar.
Ahora, algunas preguntas que me gustaría leer sus respuestas de tu parte:
- ¿Te sientes capaz de determinar cuáles de estos ítems corresponden a tu religión?
- ¿Será que existen religiones, o son todas variantes de la misma religión?
- ¿Fenómenos sociales tales como el nazismo, tienen algo diferente a las religiones?
- ¿Cómo hacer para no vivir en una religión?