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Educar al hijo sin EGO

Ya explicamos en muchas oportunidades el difícil trance que es el momento del nacimiento para todo humano.
Contamos con las útiles herramientas naturales del EGO para auxiliarnos, para atraer la atención y con ella el cuidado de los adultos de nuestro entorno.
Enseñamos también cómo esas herramientas van conquistando posiciones que no les corresponden, permitiendo así que la persona quede prisionera de celditas mentales, con respuestas esquemáticas y poco flexibles, lo que empobrece a la persona, la hunde en sentimientos de impotencia mayor, cosa que a su vez dispara nuevamente de manera automática a las herramientas del EGO.
Es un escabroso círculo de sufrimiento, de sentimientos ingratos, de violencia, fastidio, rencor, enojo, sentimientos de culpa, etc.

¿Qué pasaría si los padres, o aquellos adultos que cuidan y crían al niño, van haciendo caso omiso a las llamadas de atención que provienen del EGO del niño, en tanto refuerzan de manera firme las que se originan en el AMOR?
¿Si en lugar de ellos reaccionar desde el EGO, con abusos, agresiones, disgustos, impaciencia, incomunicación, etc., fueran proactivos y constructivos en sus relaciones con el niño?
Es decir, dotaran al niño de amor, atención, cuidado, respeto, seguridad, límites justos, metas apropiadas, estímulo positivo, modelos saludables a seguir, etc., evitando en la medida de lo posible todo lo que proviniera del propio EGO o del niño?

En verdad, no sabemos el resultado de nuestras acciones o de las omisiones.
Solamente controlamos aquella pequeña porción que podemos controlar, y pretender otra cosa, es estar sometidos al dominio del EGO.
Por lo cual, no podemos asegurar que, en esta tarea sagrada de criar hijos, si hacemos X la consecuencia siempre será Y. Pero, esta indeterminación no debe ser excusa para no hacer nuestra parte correspondiente, elegir adecuadamente, tomar buen recaudo para evaluar con conocimiento y confianza para escoger el que consideramos mejor camino.
Entonces, podemos suponer que si evitamos al máximo las trampas del EGO, el resultado será una persona más estable emocionalmente, con una mejor predisposición para encarar la vida como un constructor de SHALOM, afianzado en elecciones desde el bien y la justicia. Podemos suponer este resultado, pero nunca tendremos la certeza plena de que así será.

Entonces, un niño que se siente amado y no asfixiado por las conductas del EGO de sus padres o adultos que le crían, tiene más posibilidades de reducir la influencia del EGO en su vida, por tanto, se supone que ser más libre, más fuerte, mejor preparado para ver el mundo con la mirada realista-optimista, disfrutar de lo permitido, construir SHALOM.
Sus mayores servirán como modelo para de identificación, apropiarse de sus valores éticos, de sus maneras de comportarse, de sus ideas, para continuar por la misma senda que ellos.

Reitero, no es una ciencia exacta que puede predecir el futuro, millones son los factores en juego, que se nos escapan del control, por lo cual solo nos queda hacer nuestra mejor parte, para luego confiar en que lo que hacemos, más el resto de factores darán un resultado bienhechor.

Podemos afirmar los aspectos valiosos del niño, porque le brindamos aceptación, respeto, seguridad, confianza, un espejo en el cual mirarse con sinceridad, y le ayudamos a adquirir instrumentos intelectuales y emocionales para decodificar correctamente el mundo. Que sean personas plenas, no sombras quejumbrosas, ovejas de un rebaño, repetidores de lemas, autómatas de mandatos que no les pertenecen, fanáticos de cualquier moda, etc.
Darles tal certeza en ellos que no teman al fracaso, ni crean que solamente el éxito es la clave de la felicidad.
Permitirles experimentar, también el sufrimiento y la caída, para luego brindarles el apoyo para restablecerse, volver a levantarse, y ser más fuertes y mejores.
Que no sean esclavos del miedo ni de la culpa, sino que acepten sus limitaciones pero no las usen como excusas, y admitan sus errores y faltas para enmendarlas en un proceso de TESHUVÁ.
Que sepan dialogar, y no solamente decretar o ser sumisas almas de poderes ajenos.
Que no tengan miedo de decir “no”, cuando “no” sea la respuesta correcta.
Que no teman decir “sí”, cuando quieran algo que sea lícito y permitido para ellos.
Que aprendan a disfrutar, sin culpas, sin rencores, sin ahogos.
Que tengan conciencia de que son parte de un sistema mucho más grande y que tienen una parte para cumplir.
Que reconozcan la Presencia del Padre Celestial y sean dichosos hijos y siervos del Él.
Esto enseñarles, con el ejemplo y también con la prédica, enseñarles y otras cuestiones más que no hemos mencionado ahora.

Que el niño no sea la almohada que recibe los golpes de nuestra frustración e infelicidad.
No usarlos como pelotita de ping pong, para pelearnos con el cónyuge o ex.
Que no perciban que no les queremos, sino tan solo toleramos.
Que no esté ahí para consolarte en tus indolencias y limitaciones.
Que no sea tu víctima.
En resumen, que no sientan el peso del EGO, habiendo tanto AMOR que se puede dar y recibir de manera gratuita, digna, dichosa, saludable.

Por ahí tienes la excusa de que contigo no hicieron así.
O de que tus creencias te encierran dentro de una conducta repetitiva que no tolera el error, ni la falta, y aquel que se desvía es condenado.
O supones que nada de esto es relevante, sino solamente tus deseos egoístas.
Tienes la opción de escoger lo que harás, pero no tienes la opción de maltratar a tu hijo, porque NO ES tuyo…

Y, recuerda una última cosa, tú también eres ese hijo, al que puedes ayudar a salir de su celdita para que disfrute de este mundo y de la posteridad.

¿EGO localizado?

El EGO NO ES una metáfora, es el nombre que –en lo personal- asigno a una específica zona y determinadas funciones del cerebro (¿solamente humano? creo que no). Ya hemos compartido en otras oportunidades ubicación y designación que emplean las neurociencias. También se le puede llamar por su nombre tradicional, Ietzer haRá, tratando de no confundirlo con las imágenes que se han tejido a su alrededor que tenían una función explicativa.

El EGO es parte normal y natural de la especie humana, no es una construcción social ni depende de elecciones personales, sociales o culturales. Así como tenemos, por regla general, dos brazos o nariz, también contamos con esa sección del cerebro a la que llamamos EGO.

Dicho lo cual, debemos recordar que sobre la base biológica del EGO se forma también un hábito, a causa de las sucesivas reiteraciones de ciertos comportamientos que se convierten así en respuestas automáticas, inconscientes, que se disparan sin recurrir a la voluntad personal o a la elección del momento.

Entonces, el EGO dispara reacciones automáticas, tanto por estar codificadas de manera natural en nuestra naturaleza, como por ser hábitos que hemos ido adquiriendo con la repetición de conductas.

Está bien que así sea, el EGO NO es un enemigo, siempre y cuando no esté ocupando lugares y funciones que no le competen.
Por ejemplo, como mecanismo reactivo en situaciones de real impotencia, cuando lo que se precisa es una respuesta automática, veloz, entonces el EGO es nuestro mejor aliado. Para eso precisamente fue diseñado por nuestro Creador.
Pero, cuando es una situación de impotencia sentida, donde no hay una agresión material concreta, entonces las reacciones del EGO no resuelven (por lo general), sino que seguramente amplifican el problema, enroscan en una espiral de confusión, caos y malestar.

Visto lo cual, ¿podríamos decir que el EGO varía de acuerdo al país, región, ciudad, barrio, vehículo en el cual te movilizas, etc.?

Me parece que el EGO y su actuación seguiría siendo el mismo, allí en donde estemos, pero lo que varía podría ser:

  • los estímulos que lo disparan,
  • las costumbres que incentivan e intensifican su uso en ocasiones no acordes a su naturaleza.

En principio, y sin mucho análisis, cuando se vive en una casa campestre, sin el estrés típico de las grandes ciudades, es muy posible que no nos agredan tantos estímulos negativos, que nos hacen sentir en impotencia. Por supuesto que estaremos en situaciones de real impotencia, y de impotencia sentida, hasta en el lugar más pacífico y paradisíaco. No precisamos de otras personas para ser débiles o sentirnos ineptos. Nosotros mismos, cada uno de nosotros, nos encargamos de limitarnos, o la realidad nos impone su presencia con nuestras limitaciones. Pero, cuando uno se aparta de las tensiones de los centros urbanos, de las disputas por tonterías pasajeras, por demostrar que se tiene poder, por alcanzar metas sociales que poca relevancia verdadera tienen, entonces las agresiones reducen su número y alcance.

Además, cuando uno se ha criado, o se ha mudado, a una zona donde se enseña a vivir en armonía consigo mismo, con el prójimo, con el ambiente; donde se prioriza el verdadero trabajo espiritual y no las apariencias, de cualquier tipo; donde se lleva una existencia de aceptación de los límites y esfuerzo en superarse; donde se relaciona a través de la Comunicación Auténtica; donde se construye Shalom constantemente a través de conductas de bondad Y justicia; entonces, es más que probable que el EGO esté circunscripto a sus funciones específicas y necesarias, y poco avance en conquistar áreas que no le pertenecen. ¿Hay comunidades así?

Mira que diferente sería el avance del EGO cuando se está en medio del estrés de la ciudad, con ruidos, apuros, malos olores, escenas desagradables, inseguridad, miedos, exigencias, hacinamiento; y por si fuera poco, educados para reaccionar instintivamente, a los gritos, insultando, manipulando, pegando, amenazando, destruyendo, mintiendo, etc.

Tanto en la sociedad ideal como en la otra el EGO sigue existiendo, sigue siendo ese componente natural de nuestra especie, pero en una y otra se manifiesta de maneras diferentes. En una como aliado, en la otra como adversario.

Ahora, me pregunto, ¿será posible construir sociedad, familias, individuos, donde se lleve una existencia más cercana al ideal? O, ¿estamos condenados a seguir repitiendo los patrones distorsionados de existencia, que soportamos desde Adán y Eva hasta la fecha?

Me encantará leer tus opiniones, comentarios, preguntas, todas las cuales no se si responderé, pero seguramente leeré y tendré en cuenta.

Hábitos de éxito

En múltiples encuentros anteriores hemos descrito al EGO, sus funciones, origen, límites, los peligros que conlleva, etc.
Por tanto, ya conocemos acerca de las herramientas activas y la pasiva del EGO ante la sensación de impotencia, a lo que éstas llevan, los mecanismos que se disparan, los hábitos que se forman, etc. Hemos brindado numerosas alternativas al dominio del EGO, describimos otras maneras de accionar, señalamos que no hay un destino cruel fijo en esto, entre otras enseñanzas.

A veces pudiera parecer que reiteramos sin aportar nada nuevo, en otras vamos dejando más pistas del tema que finalmente conlleva un mejor conocimiento de sí mismo, del prójimo, de las relaciones que se tejen entre personas y sociedades, lo que posibilitaría una vida de mayor plenitud, bendición y trascendencia.
Tenemos la convicción de que no repetimos para aburrir, o por no tener otra cosa que brindar al amable lector, sino que cada ocasión tiene más datos, nuevas piezas para descubrir el rompecabezas y llevar a la senda de la vida correcta. Tal vez lo hacemos con mayor o menor destreza, no lo podemos evaluar, pero la mesa está servida con lo que consideramos buen alimento multidimensional. Si hay algo que sirve para llevar una vida de Luz, espiritual, seguramente que es el aprendizaje y aplicación de estos temas.

Un buen amigo, que estaba estudiando este texto, me preguntó al respecto: “¿Ante esa sensación, la persona tiene el poder de elegir como reaccionar, hasta revertir el hábito?”.
Estuvimos conversando un rato sobre esto, ampliando el conocimiento teórico pero especialmente el llevar a la práctica lo estudiado. Lo comparto para que pudiera ser de provecho para ti también.

De manera natural, así estamos creados, el EGO dispara sus reacciones automáticas, involuntarias, que son más veloces que el control consciente que se puede ejercer.
Emplean una vía rápida, que se adelanta en milésimas de segundos al pensamiento racional, evaluador.
Precisamente es este automatismo y rapidez lo que sirven como mecanismo defensivo, pues para ello fueron creadas.
Si cada vez que estuviéramos en real estado de impotencia tuviéramos que emplear la senda más lenta, para evaluar, razonar, considerar, terminaríamos muertos o gravemente heridos.
En una real situación de impotencia, lo necesario es el EGO actuando con sus primitivas pero efectivas herramientas.

Sin embargo, cuando la impotencia es sentida, por tanto no existe en la realidad compartida; o de existir la impotencia no conlleva un real peligro, las reacciones automáticas suelen aumentar la impotencia, sumar a la confusión, incrementar los problemas, atascar en vez de salvar.
Te pongo un ejemplo de ambas situaciones, para tratar de explicarme con más claridad.
Se viene encima tuyo un camión, tienes un segundo, probablemente de manera automática reacciones dando un grito y pegues un salto para apartarte de la colisión fatal.
¿Quién actuó?
El EGO, en su exacta y provechosa función.
Tu jefe te da más trabajo, te habla de manera abusiva, no te paga en fecha, te hace sentir una piltrafa y te hace trabajar sin pausa, reaccionas desde el EGO insultándolo y dándole una sonora bofetada que le vuela un par de dientes.
¿Quién actuó?
El EGO, provocando una cadena de acontecimientos que se salen de lo esperable y saludable.
¿Qué debieras haber hecho en el segundo caso?
Haber tomado las riendas de tu vida y escogido racionalmente una respuesta que evaluaras como la mejor, lo que NO incluye las herramientas del EGO.

Pero, ¿es posible romper este dominio del EGO? Como excelentemente preguntó el amigo.
Si es una reacción natural automática, si es además un hábito formado por la repetición incesante de comportamientos, si emplea una ruta propia más veloz que el pensamiento racional… ¿qué hacer para no seguir a merced del EGO?

Así como se forma el hábito negativo, puede formarse el positivo.
Repetir comportamientos saludables lleva a formar hábitos saludables.
Esto es, educarnos para controlar lo que exteriorizaremos, así como aprender a no dejar guardado dentro de uno la energía negativa.
Repito,
aprender a no exteriorizar lo que automáticamente brota del EGO,
aprender a no atesorar lo negativo en nuestro interior.

Entonces, en una situación de impotencia sentida el impulso del EGO emerge de las profundidad a velocidad de rayo,
con el trabajo necesario, constante, paciente, comprensivo,
tenemos que llegar a identificar la reacción, reconocerla, darnos cuenta de que algo la está provocando,
y no dejar que se manifieste hacia el exterior.
La retenemos unos instantes, lo suficiente para dejar que la otra zona del cerebro, la que es racional, codifique una respuesta constructiva, con menor influencia del EGO.
Es imprescindible aprender acerca del Comunicación Auténtica (entre otras cosas), y no cansarse en usarla. Porque, con la CA tenemos el canal para expresar nuestro disgusto, amargura, enojo, etc., sin agredir, sin exponernos, sin menoscabar la sinceridad ni la oportunidad del entendimiento. Por supuesto que el otro también participa, y si no está dispuesto a comunicar auténticamente, entonces será de nuestra parte el beneficio y alguna contrariedad.

Luego, no en ese momento, tendremos que manejar la energía que retuvimos para cambiarla a influjo positivo o retornarla de manera neutral a nuestro interior, pero nunca atesorar energía negativa, que termina dañándonos sí o sí.

Una gran estrategia, además, es tratar de encontrar alternativas que expliquen las conductas, NO que excusen el daño o la malicia, pero si que abran la posibilidad de no encerrarse en una idea fija, perniciosa, que agota las posibilidades de cambio y mejoramiento.

A veces, es necesario hablar «fuerte» con ciertas personas, que no entienden otro idioma más que el del EGO.
cuando esto ocurre hay que actuarlo, no sentirlo realmente,
para no caer en una espiral de impotencia, que le debilita más.
Igualmente, incluso allí no dejar de lado la Comunicación Auténtica, porque recuerda, la destrucción a veces es parte de la construcción, y la guerra en ocasiones es la única manera de alcanzar la paz.
¿Es lo que debemos escoger como primera opción?
Seguramente no; es la ultimísima puerta que debemos traspasar, si no tenemos otra forma.

Así, es cuestión de entrenarse pero con base teórica que afirme con claridad los conceptos y las acciones.

Debemos entender que aquel que manifiesta las reacciones del EGO, que menos trabajo ha realizado sobre sí mismo, probablemente es alguien muy sensible a sentirse impotente, a creerse impotente en cualquiera de sus variantes. A mayor creencia de fragilidad, mayores reacciones defensivas surgidas desde el pozo del EGO.
Sin embargo, aquel que se siente, cree, sabe poderoso, entonces tenderá menos a recurrir a las herramientas del EGO.
Seguramente que el automatismo estará presente, pero con menor intensidad en su manifestación externa.

Entonces, aprender cuáles son los puntos débiles y cuáles los fuertes propios, nos lleva a tener mayor dominio sobre nuestra existencia. Para lo cual, es necesario hacer un estudio de sí mismo, de las conductas, de los patrones de conducta, de los hábitos, de los modos de llamar la atención, de los mandatos internalizados, etc.

Bien, por ahora hasta aquí.
¿A qué conclusión práctica, para mejorar tu vida en plenitud, puedes obtener de estas sencillas enseñanzas?

El consejo diario 419

¿Cuál sería el resultado si insistes a tus hijos para que se sometan siempre ante el autoritarismo,
anulen sus deseos,
callen sus sufrimientos,
nieguen sus sentimientos,
desprecien las sensaciones placenteras,
persigan denodadamente la aprobación ajena so pena de ser defectuosos o perdedores
y que solamente tengan en mente el llenarse de compromisos y obligaciones sin fin y sin sentido?

El consejo, valora comprensivamente la pregunta y define una conducta saludable como respuesta.

De paso, ¿tú cómo fuiste criado?

El consejo diario 418

En apariencia resulta más fácil decir mentiras, manipular, inventar, dar excusas, agredir, presionar, amenazar, disfrazarse, travestirse, hostigar,
cualquier cosa que se te ocurre y que simule poder,
cuando en realidad son solamente estrategias para mantenerse entre las paredes de la celdita mental del EGO,
es decir, en impotencia.

El consejo sería, emplea la Comunicación Auténtica, aprende tus limitaciones y potenciales, vive a pleno disfrutando lo que está permitido para ti.

El consejo diario 417

¿Tú que quieres ser un tzadik (justo, ser de especial sensibilidad y actitud),
al menos sabes ser tú mismo,
en armoniosa sintonía entre tu Yo Esencial y el Yo Vivido?

El consejo sería, aprende a conocer tu esencia espiritual,
aprende a quererte,
vive de acuerdo a esa realidad pura,
entonces podrás alcanzar la plenitud sin necesidad de aparentar nada ante nadie.

Vienes y vas

«El enviado del Eterno la encontró en el desierto junto a un manantial de agua [el manantial que está en el camino de Shur],
y le dijo: -Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Ella respondió: -Huyo de la presencia de Sarai, mi señora.»
(Bereshit / Génesis 16:7-8)

¿De dónde vienes?
¿Hacia dónde vas?
Son dos interrogantes que debieras tener en tu menú diario, junto a sus correspondientes respuestas.

Pero, muchas veces pasamos por la vida sin preguntarnos esto,
o hacemos como la embrutecida Hagar y dejamos de responder a alguna de ellas,
o, como esta misma mujer, damos respuestas débiles, carentes de contenido, que nos mantienen en oscuridad e impotencia.

¿Qué respondió la sierva de Sarai a las preguntas del emisario celestial?
Solamente a la primera de las preguntas dio algo parecido a una respuesta.
Más o menos describió de dónde venía, de lo de Sarai.
Pero, no era una salida racional, inteligente, saludable, sino un escape, una reacción automática, algo rayano en el instinto. Ella estaba escapando de la situación/sentimiento de impotencia en su relación con su patrona. Salió corriendo y su rumbo quizás estaba más o menos dibujado en su mente, pero no lo supo o no lo quiso expresar ante el requerimiento del ángel.

Escapaba y no sabía hacía donde iba. Al menos no lo sabemos nosotros si es que tenía alguna meta en mente.
Lo que sabemos es que se sentía atormentada, ahogada en su impotencia, devastada y sin tener recursos para otra cosa más que permanecer paralizada o escapar.
Y huyó al desierto, a la soledad, a la miseria, a la probable muerte, si es que no intervenían los emisarios celestiales para cambiar su paso.

¿Te pasa a ti algo parecido cuando te encuentras en impotencia?
¿Reaccionas de manera automática, con las herramientas básicas y activas del EGO y/o sus derivados (llanto, grito, pataleo)?
Si no consigues rescatar algo de poder para sobresalir y mantenerte a flote, ¿recurres de la desconexión de la realidad y/o alguno de sus derivados, tal como lo es la escapatoria?

¿Sabes de dónde vienes y hacia donde te diriges?

Si no tienes en claro el puerto al cual quieres arribar, ¿hacia dónde navegas, o meramente te dejas llevar por las corrientes sin aportar nada sustancial a tu vida y a la de tu prójimo?
Si dibujaste en mente alguna meta, pero permites que cualquier viento te lleva y traiga, estás a merced de las opiniones y modas, son otros los que dictan tus caminos, ¿llegarás algún día a tu puerto?
¿Cómo estar pleno y feliz con una vida sin finalidad, sin sentido?
O, ¿es que el sentido de la vida es ajeno al sentido existencial?
Preguntas que probablemente sean difíciles de tragar y más para brindar respuestas claras y satisfactorias.

Y, si no tienes claro de dónde vienes y porque has salido de allí, ¿de qué te estás perdiendo?

Este breve texto espero que te ayude a diagramar tu posición actual, reconociendo tu punto de partida y el anhelado de llegada, así como lo que te motiva a seguir recorriendo la senda que aún te queda por andar.
Para que no seas una pluma al viento, un madero que flota, alguien que huye o reacciona automáticamente a las circunstancias de la vida.
Porque, así estarás más cerca de vivir una espiritualidad plena, que conlleva felicidad en lo cotidiano y en la eternidad.

Salir de ti

«Entonces el Eterno dijo a Avram [Abram]: ‘Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.»
(Bereshit / Génesis 12:1-2)

No intentaremos en este post abordar grandes ideas, ni rozar conocimientos densos y esotéricos. Trataremos de quedarnos en aspectos concretos, cotidianos, palpables, que puedan contribuir a una práctica diaria que nos brinde bienestar y bendición, aquí y en la eternidad.

Sea que existan casualidades o causalidades, que los accidentes sean solamente infortunios, o que todo forme parte de una trama misteriosa y harto compleja, lo cierto y comprobable es que cada circunstancia brinda un texto y un contexto para desplegar nuestro plan de vida en su integralidad.

El sentido de tu existencia lo construyes tú, con tus decisiones, con lo que haces o dejas de hacer.
¿Fue por casualidad? ¡Construye sentido!
¿Fue obra de la causalidad? ¡Construye sentido!

A cada momento, y de manera llamativa en aquello que rompe con la rutina, tenemos un texto que nos ofrecen los hechos, enmarcado en un contexto que brinda posibilidad para descifrarlo.
Ejemplo, cuando nos encontramos casualmente con alguien a quien hacía mucho tiempo no veíamos, y al cual habíamos justamente recordado por estos días, podemos tomarlo como (a) un hecho pasajero y sin importancia, o (b) atribuirle una trascendencia misteriosa, o (c) aventurar explicaciones más o menos racionales. Cualquiera sea nuestra actitud ante el acontecimiento, estaremos actuando de acuerdo a nuestras creencias, reforzándolas, trabajando para darnos seguridad y un marco conocido dentro del cual movernos.
Si creo que no existe casualidad, sino solo causalidad, entonces obviamente no se me cruzará por la mente otra idea, y entonces el haberme topado con esa persona seguramente se debe a algún factor metafísico, que forma parte de un plan cósmico que me resulta inabarcable.
Si creo que existe el azar, pudiendo haber un Dios que opera en el mundo y ejerce Su influencia, entonces mi mente no se detendrá mucho rato en descubrir conexiones misteriosas, simplemente me permitirá vivir el momento.
Si creo que no puedo determinar si es casualidad o causalidad, pero que tal vez hay enseñanzas de todo tipo para extraer del suceso, entonces me las ingeniaré para hablar de sincronicidad, telepatía, indeterminismo, o vaya uno a saber que teoría o conjetura de aspecto racional que sirva para explicar en mayor o menor medida el suceso acontecido.
Y así como con este ejemplo, con cualquier otro incidente –habitual o extraordinario- que se te ocurra proponer.
Un retraso que provocó salvarse de una desgracia.
Encontrar un billete de lotería ganador.
Ser diagnosticado a tiempo para curarse de una enfermedad gravísima a causa de consultar por una molestia totalmente secundaria e irrelevante.
Conocer a la “media naranja” de visita en un lugar al cual no teníamos ninguna ganas ni interés de ir.
Etcéteras hasta el infinito.

En raras oportunidades aprovechamos para elaborar pensamientos reales, que corten con la repetición de la creencia, y nos aventure a preguntar sinceramente con el afán de encontrar respuestas igualmente sinceras (aunque éstas fueran disruptivas con nuestras creencias).
Sería estupendo tomarse unos minutos, si fuera posible, para hacerse preguntas acerca de lo acontecido, analizar y no meramente dejarse llevar por opiniones, creencias, la corriente, aunque pueda resultar más fatigoso y a veces doloroso, porque a la postre nos dota de mayor poder, de oportunidad de encontrar un tesoro de felicidad y resguardo.

Más allá de la metafísica, de las teorías y las creencias en fuerzas místicas que operan en el mundo, están las acciones (o meramente reaccionamos) ante los hechos que nos suceden.

Una de esas rutinarias circunstancias de nuestra vida es la forma preferida para llamar la atención de los demás.
Está quien lo hace a través del llanto, o sus derivados; quien con gritos, o sus derivados; quien con violencia física, o sus derivados; quien desconectando de la realidad, en cualquiera de sus vertientes; quien a través de acciones descentradas del egoísmo, en cualquiera de sus facetas.
Aquello que le ha funcionado para llamar la atención, es lo que probablemente seguirá haciendo.
¿Es la docilidad?
¿Es la rebeldía?
¿Es la camaradería?
¿Es la complicidad?
¿Es la extorsión?
¿Es la palabrería densa?
¿Es la queja?
¿Es el autoritarismo?
¿Es la descalificación de otros?
¿Es la auto degradación con la consiguiente lisonja del otro?
Así cada uno podría descubrir a qué apela de manera más cotidiana para obtener esa atención tan necesaria, casi como el pan cotidiano.

Al vernos en el espejo y reconocer cómo nos comportamos, en algo tan básico y primitivo como el pedido de atención, seguramente nos sorprenderíamos en alguna de las siguientes categorías:

  • Nos mimetizamos con el comportamiento de alguno de nuestros padres, o de otras personas de referencia de nuestra infancia/actualidad.
  • Nos comportamos como complementarios a aquellas personas.
  • Nuestro comportamiento es el antagónico y totalmente contrario al que seguían esas personas.
  • En algunas muy raras excepciones no podremos encontrar ninguna de las anteriores, sino una por completo ajena.

De paso, podrías hacer el ejercicio de recordarte cómo lo hacías en tu infancia y cuáles eran las reacciones que brotaban de aquellos a los que pretendíamos llamar la atención.
¿Te animas a hacerlo?

Cuando podemos visualizar todo esto, hacernos preguntas al respecto, darnos cuenta de cómo estamos creyendo, actuando, reaccionando a los demás, quizás tendremos oportunidad de mejorar nuestra vida y la de nuestro prójimo.

Comunicación Auténtica desde el principio

En el comienzo de la historia del Hombre, relatada en Bereshit, encontramos al Eterno hablando con Adam y éste con Él. Y cuando Adam le habló, fue con reproche, falta de agradecimiento, escamoteo de la verdad.
Al Najash con Eva y ésta con él.
El Eterno con Eva y con el Najash.
Al Eterno con Cain y a éste con Él.
A Cain haciendo el intento de hablar con Hebel, pero sin alcanzar a hacerlo, según leemos: «Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató.» (Bereshit / Génesis 4:8).

Pasan las personas, las generaciones, los sucesos, la gente sabe hablar pero no se comunica.
Porque, no es lo mismo hablar que comunicarse.
¿Sabías?
Ni tampoco es igual un monólogo de a dos que un diálogo.
Por lo general, nos enfrascamos en monólogos de a dos, compartimos un espacio y hacemos la mímica de estar conversando y comunicándonos, pero es solo eso, una mímica.
La Comunicación Auténtica es escasa, lo era ya en el comienzo de la humanidad y lo sigue siendo ahora.

Mira un ejemplo desastroso, el que es registrado en la Torá como la primera conversación entre dos o más personas:

«Entonces Lemej/Lamec dijo a sus mujeres: ‘Ada y Zila, oíd mi voz. Oh mujeres de Lemej, escuchad mi dicho: Yo maté a un hombre, porque me hirió; maté a un muchacho, porque me golpeó.  Si Caín ha de ser vengado siete veces, Lemej lo será setenta y siete veces.'»
(Bereshit / Génesis 4:23-24)

Eso fue.
Un lamentable llamado de atención, las piruetas de un saltimbanqui para atraer un poco de interés sobre él.
¿Es eso comunicación, y Comunicación Auténtica?

Ten presente esas historias que enumeramos recién, donde el diálogo no existían, donde la palabra no se usaba para comunicar, donde el lenguaje era empleado como distracción o para someter a otros a manipulaciones varias. ¿Cuál fue el resultado de la falta de Comunicación Auténtica?
Errores, pecados, mentiras, engaños, violencia, sufrimiento, padecimiento, angustia, dolor,  miseria, soledad, exilio… Pudiendo comunicar no lo hicieron, entonces lo no dicho estalló en algunas de las facetas lamentables que provoca el EGO (alias Ietzer haRá).

Las historias de la Torá, especialmente las de su comienzo, no están para que aprendamos historia, antropología, paleontología, física o cuestiones similares, ni siquiera para aprender halajot (normativa judía) sino que son más bien un manual de vida para llevarnos por sendas de Vida en nuestra conducta. Como un GPS espiritual, que permite regular nuestra existencia terrenal en un ámbito que antecede y rodea a la estricta aplicación de la Ley.

Entre otras enseñanzas podemos distinguir ésta del empleo de la Comunicación Auténtica, de la cual hemos escrito en variadas oportunidades por lo que solamente te listaré sus pautas esenciales:

  • Ser honesto, sin por ello excederse en decir todo cuando ello no es generador de Shalom.
  • Respeto al otro y a uno mismo.
  • Claridad, sencillez, ser concreto.
  • No suponer, preguntar.

Si tenemos estas simples herramientas a mano, en el momento de interactuar, es mucho más fácil que colaboremos en la construcción de Shalom.
Un Shalom interno y que repercute positivamente en lo externo.

Opciones de vida

La vida es una constante toma de decisiones, en todos los planos de la vida.
Algunas parecen ser más fundamentales que otras, pero rara vez percibimos el alcance real de cada una de ellas.
Incluso lo que a simple vista puede parecer una elección banal, podría resultar en tremendos efectos, muchas veces inesperados.
A la inversa también se da, cosas que suponemos de gran impacto, a la postre se diluyen sin ser notadas.
Las posibilidades  son variadas, escapan a nuestro control, por más datos que recabemos previamente, siempre habrá factores que harán el final desconocido hasta alcanzarlo.

Así, cada uno puede escoger de acuerdo a lo que sabe, entiende, puede, aprecia, se manifiesta, supone, desea, planifica en un determinado contexto, en cierto momento puntual, ejerciendo el poder que tenemos allí y ahí; pero, luego, el resto ya no depende de nosotros. Hay una inmensidad que opera y que está por completo ajeno a nuestros intereses, sueños, cuestionamientos, manipulaciones. Hay una infinitud de factores ante los cuales somos absolutamente impotentes, y otros tantos que somos incapaces de determinar previamente.

Aunque quizás nos hayan hecho creer que por medio de sortilegios, operaciones cabalisteras, murmuración de ensalmos, rezos a deidades, saltos carnavalescos, pensamientos de atracción de beneficios, o cualquier otra cosa de apariencia metafísica encontraremos una llave secreta para obtener el control universal o de poderosas fuerzas ocultas, en verdad, solo podemos ese poquito que dominamos en el aquí y ahora. Luego, estamos a la intemperie, a la buena de Dios y de Su creación.

Por supuesto que podemos/debemos rezar, es decir conversar con el Padre y Rey, y confesarle nuestras debilidades, hacer luz en nuestras oscuridades, agradecer lo que tenemos, descubrir potenciales ocultos o manifiestos, ver por las necesidades y carencias de otros, así como también humildemente solicitar de Su ayuda (¡para agregar a todo lo que ya nos está dando!). Pero, lejos está el rezo verdadero de servir como una paparruchada pretenciosa de manipular al Señor de señores. Él hará de acuerdo a Su Voluntad, no de acuerdo a nuestro capricho u honesta necesidad.

Ante Él no valen gritos, llantos, aplausos o pataleos, como tampoco mentiras, engaños, fraudes, seudo negociados, intentos de echar culpas para obtener el sometimiento.
Tal vez nos beneficien a la hora de darnos excusas para no avanzar, o como mecanismos nefastos para someter a otros a nuestro impotente autoritarismo.
Pero, con Dios no tienen ningún efecto positivo.

Mejor es emplear el rezo para conocernos más, darnos cuenta de la situación en la que nos encontramos, evaluar nuestra capacidad, reconocer lo que podemos y lo que no, advertir en lo que podemos ser útiles al prójimo, liberarnos de cargas que nos corrompen y nos asfixian, todo ello mientras elogiamos dignamente al Eterno, le solicitamos Su apoyo y agradecemos por todo lo que nos provee.
En este caso, la plegaria es una poderosa herramienta, no de carácter místico ni operadora de mágicos resultados, sino como aplanadora que allana el camino para que avancemos hacia metas que son valiosas.

Claro está que a nuestros pedidos Su respuesta es “NO”, ¿por qué habría de ser de otra manera?
Podemos sentirnos desatendidos, afectados por esa prescindencia divina, apenados por no tener lo demandado, lo que corrobora nuestro sentimiento de impotencia. Si entonces reaccionamos de la forma natural, y que reforzamos con la constante repetición, con las herramientas del EGO, entonces nos estamos apartando de nuestra esencia sagrada, poblamos nuestra mente de más oscuridad, vibramos en ondas disarmónicas, lo que nos afecta y enturbia la existencia.
Mejor es no pretender controlar lo que está por fuera de nuestro dominio, dejar fluir, admitir y aceptar sin por ello dejar de hacer nuestra parte en la tarea plenamente.

Hay otras maneras que difieren a la habitual de desmoronarse, a malgastar energías, a estar enojado y con rencores.
Podemos elevarnos, aunque sea un peldaño, dejando de reaccionar automáticamente, a instancias del EGO.
Aunque sintamos la impotencia y la consiguiente respuesta inconsciente y maquinal, podemos hacer una breve pausa y aunque nos cueste un poco dejar de lado la reacción agresiva y manipuladora, para emprender el ejercicio del dominio verdadera, que aunque sea breve y limitado es nuestro real poder. Ya no más fantasías de control, no afanarse por someter a otro, dejar de depender con la careta de ser el que comanda. Podemos intentar otros modos y crecer.

Tenemos la opción, podemos elegir, entre seguir por el sendero del aprendizaje por el sufrimiento, o hacerlo por el camino de los actos de bondad Y justicia con lealtad.
Por el camino automatizado, el del sufrimiento, ya hemos experimentado el dolor, el continuo caer en impotencia, el pretender dominar para nuevamente ser inoperantes.
El otro camino, el de la conciencia, el de la plenitud, el de la consolidación del Yo Auténtico seguramente lo hemos recorrido menos, hasta incluso somos ignorantes de su presencia.
Tal vez es tiempo para escoger por una vez diferente, en dirección a la VIDA.