Este fin de semana fue un fin de semana muy provechoso, el sábado por la tarde un muy querido amigo me abrió los ojos con respecto a un plan relacionado con política y la diferencia entre el noajismo puro y otras cosas que parecen noajismo pero que no lo son y ayer por la tarde otro par de amigos y yo aprendimos una lección muy valiosa con respecto al miedo, miedo en la forma de metus, que proviene del latín y significa miedo, es decir una coacción o una intimidación que se da contra una persona para que haga o no algo, en tanto que irá, que es una palabra en hebreo, se usa para identificar al verbo ver. Aquí existe una diferencia y percepciones muy distintas de lo que es el miedo, mientras que para nosotros hablantes de una lengua romance el miedo es una perturbación angustiosa de un riesgo real o imaginario, en hebreo es una forma de prever y anticipar posibles consecuencias. Unos lo ven como algo negativo y otros como algo positivo, en tanto que se sepa utilizar es aspecto positivo del miedo.
Las personas tenemos miedo, miedo que las cosas nos salgan mal, que las personas hablen mal de nosotros, que la muchacha que invitamos a salir nos diga que no, que el muchacho vaya a dejar a la novia por otra, son los famosos “que tal si…”; “que tal si… no lo logro”, “que tal si… me dice que no”, etc., y así nos vamos saboteando a nosotros mismos creyéndonos nuestras propias historias como cuando un chico comienza a salir con una chica y el chaval en vez de disfrutar el momento con ella, comienza a ilusionarse y a pensar que ésta será la esposa y entonces se vuelve posesivo y controlador y quizás no sea muy evidente durante sus primeras citas porque está esperando para sacar las uñas, pero eventualmente las sacará.
Igual pasa con las chicas con los chavales, se preocupan que si él las va a abandonar, que no llama porque seguro está con otra, etc. o sea, nos preocupamos tanto por esos “que tal si…” que no vivimos en el aquí y en el ahora, pero no sólo nos torturamos con el futuro que creemos será, aunque no tengamos prueba alguna al respecto, sino que nos encanta torturarnos con el pasado, con lo malo que hicimos, con las tonteras que cometimos, con las vergüenzas a las que nosotros nos sometimos, o sea, los “por qué así?”; donde nos torturamos y pensamos que ya porque algo pasó de cierta manera en el pasado que necesariamente será igual en el presente. Entonces esas experiencias pasadas nos asustan como fantasmas en una película de Halloween.
Y obviamente los vivaces que son los que lucran con el miedo de la gente, recurriendo a la matemática que es el lenguaje del universo, se han dado cuenta que mientras la suma y la multiplicación engendran y crean, la resta y la división disminuyen y retroceden. Este mundo es grande, muy grande y los recursos son bastantes, de hecho, al estar Dios creando constantemente no podríamos hablar de una agotabilidad en los recursos sino fuera porque en este mundo en vez de las personas buscar crear, buscamos arrebatar. Un día de esos que me encontraba filosofando, estaba ponderando sobre la idea de aumentar la velocidad del Internet en casa y comencé a pensar sobre la naturaleza de los datos en sí mismos, sobre esa energía necesaria para transportar esos datos, entonces surgió la duda de si sería que al aumentar esos datos estaríamos sacando energía de otro lado o afectando a alguien más.
Quizás las preguntas suenen pueriles o erráticas pero creo que siempre es bueno interrogar y cuestionarse estas cosas porque al fin y al cabo la curiosidad es hija de la ignorancia pero madre de la Ciencia, entonces quise ahondar un poco más en el tema. Fue así como llegué a un libro que habla de un concepto muy interesante que es el de mejorar y aumentar la prosperidad sin arrebatarle a los demás sus cosas. Es un concepto muy avanzado que me llevó a entender que cuando esto suceda los abogados, jueces, policías y demás funcionarios de los sistemas administrativos y represivos de Justicia tendremos que buscar otra profesión, probablemente en el campo de la Ciencia, porque la humanidad como tal comprenderemos que siendo el proceso de creación un proceso constante, regenerativo y evolutivo, no es necesario quitarle a los demás cuando lo que se ocupa es aplicar amor para generar y crear.
Ese era otro aspecto interesante que tocábamos ayer mis amigos y yo, pues no se puede crear sino hay amor. Como seres humanos que somos tenemos dos responsabilidades, una es la de mantener y cuidar este mundo como buenos jardineros y la otra es la de deleitarnos en la Creación donde reconocemos que el Creador de todo esto fue Dios, o sea, en ningún lado se nos está prohibiendo que utilicemos nuestro intelecto para crear nuevas cosas, sino que sepamos que lo que como humanos creamos fue porque Dios como Todopoderoso con mente especial nos ha dotado. Es tan sencillo como esto, nadie niega que una cuchara fue moldeada por algún ser humano hace muchísimos años, pero ello en nada menoscaba el hecho que la cuchara moldeada por ese ser humano como producto del ejercicio de su intelecto es básicamente porque Dios le dotó con ese intelecto.
Quiere decir esto que tenemos que atenernos a Dios? De ninguna manera. Él pone las cosas para que nosotros las usemos, nos da los materiales en bruto, nosotros tenemos que utilizar los minerales y ser creativos para crear lo que necesitamos. Por eso es que como humanos tenemos la capacidad de crear, de engendrar, de regenerar tanto así como la de acabar, la de matar, la de enfermar, etc. Somos una dicotomía, a veces inclusive un oxímoron, pero el punto prevalece, podemos ser y no ser, podemos crear y destruir, sin embargo, la matemática no falla, hacemos algo positivo, eso genera consecuencias positivas, hacemos algo negativo, ese genera consecuencias negativas, positivo+negativo= cero, si las cantidades de positivo y de negativo son lo mismo, pero desgraciadamente como somos más propensos a hacer las cosas que nos alejan de la vida, entonces comenzamos a perder porque si hacemos menos cosas positivas que cosas negativas, entonces la matemática que no perdona hará el cálculo y enseñará el resultado que será invariablemente negativo y eso implicará una involución.
Pero si por el contrario nos enfocamos en la parte positiva y hacemos más cosas positivas que negativas entonces avanzaremos. Quitarle a alguien más lo suyo es algo negativo sin justa causa, genera consecuencias negativas y eso hace que perdamos lo que ya habíamos ganado, en cambio, si nos enfocamos en construir sin quitarle a los demás entonces generamos consecuencias positivas. A propósito de este punto más de uno dirá, “bueno, yo he siempre sido bueno y he dado caridad y ayudado a quien lo necesita y aquí estoy, como una maceta que del corredor no pasa”.
En el tema del amor hay una verdad muy cierta que dice que para que otros nos amen tenemos que comenzar por amarnos a nosotros mismos, igual pasa en el tema de la superación personal, si no tengo dinero para comer, cómo voy a regalar mi comida a alguien más? La peor maldad que se puede hacer es aquella que va contra uno mismo, no en vano los sabios decían que el peor tipo de crimen es el asesinato, el peor asesinato es el que se hace contra la familia, peor que el que se hace contra la familia es que se hace contra uno mismo, o sea el suicidio. En base al principio de proporcionalidad y al de analogía, es posible decir entonces que el peor robo que se puede dar es el que se da contra uno mismo, porque está bien ayudar, pero no entregar todo su dinero y bendiciones a los demás.
Como vemos la matemática, como lenguaje del universo que es implacable, ahí no hay llanto ni súplica que valga, Dios ha creado un universo que se maneja por acciones y por reacciones, nada de crueldad ni de satisfacer a dioses escarniosos, no, simple y llanamente un sistema objetivo y matemático que se mueve conforme los seres operamos en el tiempo y en el espacio y que en el caso de los seres humanos tenemos la gran ventaja de poseer un libre albedrío para decidir si nos vamos por diestra o por siniestra.
Por eso creer que la brujería es un mal inescapable o que por medio de ciertos rituales se evita o no se evita, es para ponerlo en palabras respetuosas, tema de orates. La brujería como tal es manipulación, si lo vemos desde un punto de vista matemático se basa en la resta y en la división y aunque muchos la utilizan para avanzar sus propios intereses, desde el momento en que manipulan o creen estar manipulando los elementos, cosa que no les compete, siguen siendo súbditos de la implacable matemática pues se siguen restando y dividiendo a sí mismos y no se dan cuenta.
Entonces la pregunta es cómo se combate la brujería? Como ya vimos las ocasiones en las que puede realmente haber brujería son muy pocas, en el resto de las ocasiones lo que hay es una manipulación mental, restas y divisiones, lo contrario de la resta es la suma y de la división la multiplicación. Algo que ayuda mucho es el estar feliz. Nótese que felicidad no es lo mismo que contentura, la felicidad viene desde adentro, tiene una base sólida mientras que la contentura es superficial, es una anestesia que nos ponemos. La alegría como tal es suma y multiplicación porque estamos en movimiento y el movimiento engendra vida en tanto que la inercia muerte. Lo que no se mueve se pudre y esa es la base de la brujería, hacerle creer a las personas que están inmóviles aunque estén en constante movimiento. Lo peor de todo es que esa situación engañosa de displicencia y frustración ocurre porque la persona que se cree afectada por esas patrañas es el eslabón necesario para sabotearse a sí mismo.