Una nueva oportunidad

Shalom a todos los noájidas y judíos del mundo. Quisiera compartir una parte de mi historia; quizás una de las más difíciles de contar para mí y en la que puedo no ser un modelo a seguir en muchos aspectos, pero por medio del presente escrito deseo transmitir lo importante que es valorar nuestra vida, así como también a nuestros seres queridos y no poner en duda el amor de Hashem hacia nosotros. Partiré contándoles que desde que tengo 8 años soy diabético tipo I o insulinodependientes y por tanto debo inyectarme a diario insulina para poder realizar normalmente mis actividades diarias, debido a que ,por causas aún desconocidas en esta enfermedad, las células del páncreas encargadas de la producción de esa hormona fueron destruidas. Pese a que era pequeño, no me costó asumir el tratamiento que tendría que seguir desde ese momento y de hecho nunca he sentido que esto constituya alguna desventaja para mí. Debo señalar que siempre he contado con el apoyo de mi familia en todo sentido.

Cuando tenía catorce años pasé por un periodo de depresión, en el que sentía que era innecesario para el resto y tendía a encerrar lo que sentía de los demás. Sólo Dios y yo lo conocíamos.A mi familia nunca se lo dije, porque no quería agregarles problemas a los que a veces habían. En ese tiempo, tomé la decisión de suicidarme de manera progresiva, aunque en principio dudaba en hacerlo. Para lograrlo, comencé a inyectarme sobredosis graduales de insulina, para que así no encontraran la causa del deterioro o muerte como cuando alguien intenta otros medios para conseguir eso. Entonces decidí hacer lo que pensaba. En un principio no surtió mucho efecto, pero al pasar los días comencé a tener hipoglicemias severas. A veces me inyectaba esperando morir mientras dormía, mas nunca pasó algo así, aunque sí que estuve muy mal. Pasó un año sin que me sintiera culpable por lo que había hecho contra mí y que preocupaba a mi familia. En ese momento estaba ciego y no era capaz de ver cuanto le importaba a mi familia y amigos. Un tiempo después, empecé a cuestionarme por lo que estaba haciendo. Sentía ganas de vivir y comencé a preguntarme por lo que Dios pensaba de mis actos. Me sentía hundido en un pantano del cual nunca creí poder salir; me llenaban sentimientos de tristeza, rabia e impotencia conmigo mismo y las sobredosis ya no eran con el fin de atentar contra mí, sino para vivir bien y sin que las hiperglicemias afectaran mi vida diaria (eso es porque mi organismo se había acostumbrado a que me inyectara altas dosis para mantener una glicemia normal y si hacía lo indicado por el médico de ese entonces era probable que se alterara). Pasó otro año en el que me sentía culpable y miserable porque en ocasiones tenía que mentir para poder sacar escondido la insulina sin que mi familia lo sospechara. Era denigrante el actuar de esa manera. Llegó un momento en el que necesitaba hablar con alguien y se lo conté a una amiga, la cual me ayudó mucho en esos momentos. Un día, me invitó a la iglesia donde asistía,oré y le pedí perdón a Dios por todo lo que había hecho contra mí y por el sufrimiento que le había generado a mi familia de manera indirecta. Después de hacer eso, al volver a mi casa, llegué con la idea de no volver a inyectarme más sobredosis pasara lo que pasara y al fin ser libre del círculo en el que yo mismo me había encerrado, así como de nunca más volver a intentar suicidarme sin importar cuan mal estuviera. Y así fue. Transcurrió la primera semana y lo único que me había pasado es que tenía muchas pero muchas hiperglicemias. Al pasar este tiempo, fuimos donde mi médico para reajustar la dosis. Apenas comencé a hacer lo que ella decía,volví a controlar la diabetes. El temor que tenía de salir de ese círculo era irreal y cuando me dí cuenta de eso, me sentí despojado de las cadenas que me había atado. Mi forma de ver las cosas no fue la misma. Pero mi familia nunca se ha enterado de esto. A veces pienso en su reacción al saberlo y siento temor y pena. Creo que se decepcionarían de mí y nuestra relación se quebraría, lo que me entristecería mucho. Eso es cuando me siento triste o mal. Pero también siento que debo ser honesto y pedirles perdón por lo que hice.

Alguien cercana a mí me dijo  que el daño que había podido causarles en el pasado, se ha reparado con lo que les he dado ahora de mí. Eso me tranquiliza. Pero a veces me quedo con la sensación de que tengo algo pendiente con ellos.

Lo bueno de esa experiencia es que me ayudó a entender mejor algunas cosas como el significado de la vida, la familia, los amigos,el expresarse y también para ayudar a quienes estén en situaciones similares de decepción en su existencia, como lo estuve yo. En muchas ocasiones me he sentido triste o aproblemado por errores que he cometido o cosas que me han pasado, pero nunca más he vuelto a intentar a hacer algo como lo hecho en el pasado. Es una promesa y la cumpliré hasta mi último día aquí en la tierra si Dios quiere.

Al fin, después de 2 años y medio pude recuperar la vida normal a la que me había privado antes y la que temía perder si me liberaba. En ese momento comencé a estudiar la Biblia y deseaba bautizarme y cambiar mi vida de lo que era hasta entonces. Le conté a mi familia que quería asistir a una iglesia protestante y dejar de ser católico. Esto me generó muchos conflictos con ellos, pues creían que estab dejándome infuenciar por terceras personas, pero nunca fue así. Sólo quería vivir conforme a lo que pensaba era la verdad. Este periodo coincidió con mi último año en el liceo y eran tantas las ganas de sentirme cerca de Dios que muchas veces sacrificaba mi tiempo de estudio buscando interpretaciones bíblicas o leyéndola para ser mejor.Esto tuvo sus consecuencias en muchos sentidos y en lo espiritual me sentía culpable porque hacía muchas de las cosas que comenzaba a aborrecer, dejándome llevar por mis impulsos. Cuando me daba cuenta de esto, le pedía perdón y ayuda a Dios para salir de esas situaciones conflictivas que reemplazaban a las previas. Aun cuando tenía dificultades para ir a la iglesia, seguía estudiando la «Biblia» . Meses más tarde, se manifestaron mis primeras dudas sobre las «profecías» que hablaban sobre la divinidad del mesías y que Jesús fuera este. Habían piezas que no me encajaron, como la «profecía» que habla sobre que le dirían nazareno, que nunca encontré y cuyas explicaciones me parecían absurdas. Pregunté a pastores, pero ninguno me dio una respuesta basada en la Escritura. Sólo eran derivadas de la fe y excusas. Paralelo a esto me comencé a preguntar que pensaban los judíos actuales sobre Jesús, ya que en varias partes decían que algunos lo consideraban un maestro o profeta. Fue entonces cuando conocí serjudio.com .Allí encontré respuestas a muchas de mis interrogantes, pero por mucho tiempo sentí duda sobre si en verdad rechazaba a un impostorl. Así que hasta el año pasado, seguí sin tomar una decisión sobre mis creencias y confieso que disentía en algunas de las interpretaciones que leía del moré. Comencé a visitar con mayor frecuencia la web y aconsultar al moré. A veces el pensó que era un misionero encubierto, pero en realidad le exponía lo que creía era correcto. Hace ya casi 10 meses acepté en definitiva que Jesús no es el Dios eterno, Rey del Universo y que ni siquiera es el mesías anunciado por los profetas, sino que más bien es un impostor.Y supe sobre los mandamientos, el noajismo y el sitio del moré y visitar también otros más. Presentía que las creencias que antes tuve no eran las correctas, pero me costó decidir de primeras porque sentía miedo de perder a Dios.

Actualmente, estoy consciente de mi identidad espiritual y mi tarea como noájida. Tengo muchos defectos por vencer mis defectos y temores con los que luchar. A veces me entristezco al ver que yo mismo saboteo mis proyectos al no esforzarme lo suficiente para que las cosas mejoren. Eso me motiva aún más para ser mejor. Quiero ser la persona que el Eterno quiere que sea y por eso batalla diario, con derrotas, pero también con victorias respecto a quien era ayer. Algunos de los textos que he escrito reflejan lo que he aprendido en estos años y por medio de ellos he buscado ayudar a quienes visitan el sitio.

Agradezco al Moré y cada uno de los que forman parte de FULVIDA, porque de algún modo u otro me han ayudado a entender muchas cosas y a darme cuenta de errores que pasaban inadvertidos. Y antes de terminar quisiera recordarles lo importante que es dar gracias a nuestro Creador por la oportunidad que nos día adía de disfrutar de la vida y las cosas sencillas que nos da, como un abrazo, una sonrisa o estar con nuestros seres amados.Saludos y Dios que  los bendiga a todos ustedes.Shalom.

F.P.SM.

6 comentarios sobre “Una nueva oportunidad”

  1. Sr. Caballero fue una etapa dificil lo de su vida pero ya conoce la verdad, a disfrutar de la misma. Saludos y gracias por recordarnos que debemos vivir y dar gracias todos los días. Es un muy buen texto…Un abrazo.
    Espero te mejores de tu enfermedad, bendiciones para ti y los tuyos.

  2. hola guerrero de la paz te felicito por la valentia que has tenido de contar algo asi sea muy bendecido yb a la ves saludar a todos los noajidas la paz de D-IS SEA CON TODOS yo soy VIÑA DEL MAR Y CASI SIEMPRE LEO ESTA PAGINA COMO PUEDO UBICARLO A USTED MI CORREO ES nibaldo_enrique@yahoo.com SE DESPIDE NIBALDO VERGARA, CONSTRUCCION Y MONTAJE

  3. me llego el post es muy bueno.

    a seguir por el camino del Bien apreciado amigo.

    es un ejemplo de valentia y perseverancia.

    gracias por compartir estas experiencias.

    abrazos!!!!!

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