Amo o esclavo de tus creencias

 “Tanto si crees que puedes hacerlo, como si crees que no puedes, siempre estarás en lo cierto”.
Creo que esta frase fue acuñada por Henry Ford, destacable personaje en ciertos planos de la vida (ejemplo: métodos de industrialización), aunque extremadamente sumergido en la oscuridad en otros (ejemplo: fue un ferviente antisemita gran parte de su vida).
Tomemos lo bueno incluso de lo malo y detengámonos a reflexionar brevemente en esta frase.

Podemos suponer que las creencias son usadas por nosotros, pero en un estudio más profundo llegamos a entender que muchas veces las creencias nos dominan.
Hay una vieja anécdota-metáfora que viene bien recordar ahora.

Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.
Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a los diez camellos y sólo tengo nueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. Él se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.

Algunas personas (muchas, en realidad) son tan lúcidas como los camellos a la hora de ser amos de sus creencias o sus siervos.
Creen que son unos fracasados, y por supuesto que fracasan.
Creen que se merecen estar solos, y viven en soledad aunque rodeados de cuerpos.
Creen que el mundo es perverso, y se enroscan en angustias de perversión.
Creen que son impotentes y se hunden en desesperación, enojos y/o esperanzas infantiles de dioses salvadores y dispensadores de salvación y sanación por fe.
Pero, gracias a Dios, hay gente que cree en positivo, que se anima a creer en un mundo de personas, de libertad responsable, de bondad y justicia y así por el estilo.

Es hora de que te preguntes a qué cuerdita te sigues atando, ¿no te parece?
Revisa tus creencias, todas ellas, que involucren los cinco planos de tu vida.
Qué estás creyendo acerca de tu cuerpo, de tu salud, de tu vida en el mero plano material, de tus dolencias, etc.
Qué estás creyendo acerca de tus emociones, de tu interioridad, de tus sentimientos, de tus vínculos, de tus logros y fracasos personales, de tu pasado.
Qué estás creyendo acerca de tu lugar en el mundo, de tus objetivos personales, de tus relaciones sociales, de tu misión en la vida, de tus éxitos y fama.
Qué estás creyendo acerca de tus posibilidades, de tus avances, de tus cuestionamientos, de tus estudios, de tu capacidad intelectual.
Qué estás creyendo acerca de la fe, de la creencia «religiosa», de tus obligaciones éticas-espirituales, de tu rol como constructor de shalom.
Así, con estos ejemplos, puedes guiarte para ir desatando cuerditas que te tienen apresado a viejos patrones de conducta, de sentimiento, de comunicación, de estar en el mundo, para reforzar aquello que es positivo y para modificar aquello que te ahoga.
Tu Yo Auténtico es pleno, conectado a la eternidad, luminoso, puro; recubriéndolo está ese disfraz que llamamos Yo (el Yo Vivido), con todas las cuestiones que se le fueron añadiendo con el transcurso de los sucesos de nuestra vida. Los mensajes que recibimos de nuestros padres, de nuestros maestros, esas palabras de aliento o por el contrario aquellos que nos marcaron como defectuosos. Una a una las prendas que cargamos en nuestra mochila y que nos hacen existir de una cierta manera, que conforma nuestro Yo Vivido, que generalmente no está en armonía con nuestro Ser Interior, con nuestro Yo Auténtico.
Cuanto mayor sea la brecha entre ambos yoes, mayor es la distancia hacia la dicha y verdadera felicidad.
Si aprendemos a armonizar nuestro Yo Vivido en pos del Yo Auténtico, encontraremos que hasta los problemas son soluciones.
No hay destino marcado e inamovible, pero con nuestras creencias vamos formando un riel que parece rígido, que como un camino férreo de tren nos va llevando hacia algún lugar y es escaso nuestro margen de maniobra.
Nos sentimos apretados, presionados, sumergidos, determinados, levados sin escape, cuando eso no es cierto en la realidad sino en nuestra realidad mental, en las creencias que nos indican como perdedores, abusados, extraños, merecedores de penas, etc.
Pero, tenemos el poder de surcar las aguas del océano de la existencia, porque no es una vía de tren, sino un océano para conocer, disfrutar y desarrollar.
En gran medida depende de nosotros, aunque no sólo de nosotros.

En palabras del gran Maimónides:

La libertad está dada para todo hombre: si desea encaminarse por el camino bueno y ser un justo, tiene libertad para hacerlo; y si quiere encaminarse por el camino malo para ser malvado, tiene libertad para hacerlo.
(Mishné Tora, Hiljot Teshuva, 5:1)

Es muy importante tener en cuenta como nos vemos, nos sentimos y cuales son las palabras que utilizamos en nuestro diálogo interno a la hora de plantearnos (o no) realizar determinada tarea, alcanzar algún objetivo, etc.
¿Cuáles son las frases recurrentes de nuestro Yo Vivido que nos hacen repetir el mismo camino una y otra vez?
Porque, en buena medida somos lo que creemos ser.
Si utilizamos palabras limitantes nos resultará difícil desarrollar nuestro potencial.

Éstas son algunas de esas frases o palabras que nos absorben la energía y nos petrifican en lugares de dolor y oscuridad:

  • Es el destino.
  • No puedo.
  • Todo me sale mal siempre.
  • ¡Quién puede apreciar a alguien como yo!
  • Lo dejo para más adelante.
  • Nunca pude hacerlo.
  • Es difícil.
  • No sé (como excusa, no como certeza de realidad que lleva a ponerse a estudiar para saber).
  • Dios me castigó.
  • No lo merezco.
  • Soy malo, pecador, hereje, no creyente, etc.
  • No tengo suerte.
  • Algo habré hecho que me merezco esto.
  • No sé por donde empezar.
  • Nadie me quiere.
  • Aquel otro es mejor que yo.
  • Tengo miedo al fracaso.
  • No soy responsable (o tú tienes la culpa y no yo).

Estas creencias, o del estilo, son las que determinan nuestro comportamiento y nuestro no-accionar.
Son cadenas del EGO para someternos a un estado de servilismo, de indecisión, de patetismo, de vivencia reforzada de la impotencia.
(En un aparte te hago notar que todas las frases o palabras limitantes son manifestaciones de impotencia, que es lo que se esconde en la base de todos -o casi- nuestros dramas emocionales).
Cuando creemos que un objetivo es difícil o imposible, nuestra mente hará todo lo posible para “no lograrlo” a través de los pensamientos, estados de ánimo y el lenguaje, que conducirán a la inactividad.
La impotencia de base se entronizará a través de nuestras actitudes, reforzando la creencia de que somos impotentes.
Ese sentir la impotencia nos llevará a estados de enojo, con nosotros o con otros o con la vida en general, nos llevará a agresiones, nos llevará a vivir la impotencia y «saborearla».

Te propongo que cambies el diálogo interno, reemplaces los patrones mentales que te bloquean para reemplazarlos por afirmaciones que te potencien.
Que te «burles» de tus sentimientos de impotencia, para quitar poder a la impotencia y así ser tu poderoso y constructor de shalom interna y externamente.
Así ya no habrá excusas para construir tu vida.

“Una persona usualmente se convierte en aquello que cree que es.
Si yo sigo diciéndome que no puedo hacer algo es posible que Yo termine siendo incapaz de hacerlo. Por el contrario si tengo la creencia que si puedo hacerlo con seguridad adquiriré la capacidad de realizarlo aunque no lo haya tenido al principio”
Gandhi.

Es tiempo de crear una conciencia nueva en ti.
De aprender nuevos lemas, llenos de sano optimismo, plenos de poder, que te habiliten en lo que es permitido sin que te limiten inmerecidamente.
Es hora de revisar lo que cargas en tu mochila, para hacer de lado aquello que te está asfixiando y hundiendo en la oscuridad.
Tienes un mundo de shalom para construir, y Dios te cree capaz, por algo te ha dado esa misión.

18 comentarios sobre “Amo o esclavo de tus creencias”

  1. Este es uno de esos mensajes que sacuden a cualquiera.
    Me encantó!
    Aprendí que constantemente debo revisar lo que creo, pienso, siento, hago, etc (porque lo oí, vi, aprendí de terceros), y asi evitar que alguna creencia se adueñe de mi sin razón alguna.
    Gracias maestro, miles.

  2. Gracias Yehuda, este es uno de los mensajes mas impactactes que le leido durante este año. Pienso que muchas veces traemos esas cuerdas que nos atan al fracaso porque nuestros padres fueron asi y creemos vamos a ser fracasados tambien por herencia. Otras veces porque creemos en los demas y no en nosotros mismos y en nuestra capacidad e inteligencia. Pero ese pensamiento cambia cuando alguie a traves de un consejo o un texto nos confronta con nosotros mismo y nos hace ver que todos y todas somos hijos e hijas de un Padre amoroso, exitoso y lleno de fuerza y valor.
     
    El unico limite que tenemos es el de nuestra mente. Si nuestros deseos y motivaciones se alinean a los de Dios, contamos con Su apoyo para seguir a delante, sentirnos realizados y ayudar a nuestro projimo dando lo mejor de nosotros.
     
    Pienso q a traves de textos como este y su difusion oportuna podemos ayudar a mucha gente a salir de su situacion. Haciendo esto construimos shalom y ayudamos a traer la Luz de la Verdad a sus vidas.
     
    Yo definitivamente lo voy a hacer.

  3. Shalom
    Estimado More Yehuda:
    Muy buen texto una leccion de autoestima.Despues de leerlo uno se sinte reconfortado.
    Yo tengo mis lemas no son mios mas bien son del tema Mi camino del grupo Mafia
    dice no voya parar  por un tropezon, una y mil veces me cai y me levante.
    En la vida uno tiene sus momentos  pero con ayuda de HSHM  sale adelante.
    Gracias More Yehuda por sus enseñanzas
    Saludos
    Pablo

  4. Es cierto, muchas veces el olvido llega a nuestra mente,  olvidamos quienes somos, olvidamos que fuimos creados a imagen del «Creador de todo lo que existe».

    Declaramos con nuestra boca quellas creencias inexitentes, que no sólo creemos, sino que aceptamos y damos por ciertas, asumimos dichas incapacidades que el ego pretende hacernos creer como verdades absolutas, nos diisminuimos y luego empezamos vivir de ese modo, declaramos y vivimos acorde a lo que le hemos creido al ego.

    Hay un adagio popular por estos lados que dice «el pez muere por su propia boca»; luego de leer la enseñanza a gregaria «…y por sus creencias».

    Mi gracias Moré, personalmente debo evaluar muchas de esas frases…  Y lo haré.

  5. Puedo escribir un comentario y lo haré, no tengo miedo a fracasar en el intento :D, palabras que me alentaron a escribir este comentario, mi primer comentario :). Hola a todos, de vez en cuando leo algunos de los textos de este sitio y este me gusto.

  6. Antes que nada, gracias por este gran texto amigo Yehuda.

    Las creencias son algo complicado.

    Por ejemplo El Eterno le dijo a Caín:

    …Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido? Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti será su deseo; pero tú lo puedes dominar.» Genesis 4:7

    Muchos años después aparece alguien diciendo la sig falacia:

    …Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia… Romanos 6:14

    Un invento llamado «gracia» a la cual somos merecedores por la creencia en jesus.

    Acaso no podemos enseñorearnos del pecado nosotros mismos? Nos han hecho creer que estamos atados y bajo la maldición del pecado y q solamente mediante el sacrificio de la cruz seremos libres del pecado, bastante parecido al camello…

    Saludos

    Natanael

  7. Desde que conocí el noajismo he empezado a tener un concepto de Dios totalmente diferente de como se tiene en cualquier religión.

    He aprendido que Dios es mucho más grande y abstracto de lo que éstas lo presentan, es un Dios que excede infinitamente nuestra finita mente, algo que escapa a nuestra imaginación, un Dios que con tan solo observar Su Creación el ser humano se queda perplejo, como lo dijera el famoso Albert Einstien:

    «Difícilmente encontraréis entre los talentos científicos más profundos, uno solo que carezca de un sentimiento religioso propio. […] Su sentimiento religioso adquiere la forma de un asombro extasiado ante la armonía de la ley natural, que revela una inteligencia de tal superioridad que, comparados con ella, todo el pensamiento y todas las acciones de los seres humanos no son más que un reflejo insignificante.»

    Por esto, cuando veo tal Grandeza, me pregunto ¿qué somos nosotros para que El Creador nos tenga en cuenta?

    Con este pensamiento, lo que ahora me cuesta asimilar es el dios personal que la religión presenta, un dios al servicio nuestro, un dios que cada cuanto tenemos una necesidad debe estar ahí conmigo, un dios que salva o condena, que premia o castiga.

    Pienso que Dios nos ha dado todas las herramientas para desenvolvernos en este bello regalo que es la vida, todo depende de nosotros, y todo cuanto podamos hacer para agradarLo, redunda en bienestar para el ser que decide acatar sus mandamientos. ¿Qué le podemos dar o qué le podemos quitar a Dios con nuestro bueno o malo comportamiento?

    Aquí vuelvo a citar a Einstein:
    «El comportamiento ético de un hombre debería basarse con eficacia en la compasión, en la educación, y en las ataduras y necesidades sociales; no es necesaria ninguna base religiosa. El hombre iría realmente por mal camino si se viera restringido por el miedo al castigo y por la esperanza de la recompensa tras la muerte.»

    Creer en un dios al modo religioso, es el daño más grande que se le puede haber causado a la humanidad. Ya basta de creencias en dioses antropomórficos! como dijo un famoso caricaturista:

    «…Y Dios creó al hombre a Su Imagen y a Su semejanza, entonces vino el hombre y creó a Dios a su imagen y semejanza también…»

    Saludos,

    Natanael

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