La Decencia…

El valor que nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo momento y lugar. Decente es la mujer que gusta que la traten con respeto y como a una dama, porque se trata con respeto a ella misma. Posiblemente uno de los valores que habla más de una persona es la decencia, para vivirla se necesita educación, compostura, buena presencia, respeto por si mismo y por los demás, pero es muy notable la delicadeza que guarda respecto a la sexualidad humana y todo lo que de ella se deriva.

La decencia es el valor que nos hace conscientes de la propia dignidad humana, por él se guardan los sentidos, la imaginación y el propio cuerpo, de exponerlos a la morbosidad y al uso promiscuo e indebido de la sexualidad.

Cuando una persona deja de vivir este valor, su personalidad sufre una transformación poco agradable: muchas de sus conversaciones hacen referencia al tema sexual; continuamente busca algo que estimule su imaginación y sentidos (revistas, películas, internet, etc.); la mirada se vuelve inquieta, buscando enfocarse en personas físicamente atractivas; asiste a espectaculos y lugares donde la sexualidad humana es sólo una forma de tener placer…

Una vez que se entra en este sucio círculo todo cambia de dimensión, en vez de considerar como importantes los aspectos más humanos de las persona (inteligencia, cualidades, sentimientos), ahora es la presencia y atracción física lo que cuenta por el placer que pueda obtenerse, debido a que los afectos ya no importan.

Faltar a la decencia hace que las relaciones con personas del sexo opuesto sean inestables y poco duraderas, fundamentadas en la búsqueda de placer, con una evidente falta de compromiso y obligaciones. Por eso no debe sorprendernos el aumento de infidelidades y divorcios; jóvenes que cambian de pareja con mucha faciliad, madres solteras, orfandad, abortos…

Lamentablemente, parece ser que en determinadas empresas el poseer un buen físico y poca calidad moral son los requisitos para obtener un empleo, debido a ello, muchas son las mujeres que pierden “estupendas” oportunidades de trabajo, por vivir la decencia, por no permitir que se abuse de su condición. ¿Políticas empresariales? Seguramente son las personas al frente de los recursos humanos, quienes abusando de su posición pretenden aprovecharse de la necesidad que los demás tienen. Así es, una sola persona es capaz de destruir la imagen de una empresa.

Al vivir este valor se garantiza la unión y estabilidad familiar, los hijos pueden contar con la presencia y ayuda de ambos padres; los jóvenes descubren que la verdadera realización personal no se alcanza con la satisfacción de los placeres, sino a través de el desarrollo profesional, el trabajo y la formación intelectual; y socialmente las personas no tendrían que preocuparse de la calidad moral de los ambientes que le rodean.

En medio de un ambiente que parece rechazar las buenas costumbres y se empeña en cerrar los oídos a toda norma moral, emerge la personalidad de quien vive el valor de la decencia: una forma de vestir discreta, con buen gusto, elegante si lo amerita la ocasión; sus conversaciones no tienen como tema principal el sexo; en su compañía no existe la incomodidad de encontrar miradas obscenas; su amistad e interés son genuinos, sin intenciones ocultas y poco correctas.

Esta personalidad en ningún momento se asusta ante la sexualidad humana, se puede afirmar que la conoce y entiende con mucho más perfección que el común de las personas. Conocedor de su propia naturaleza, evita los espectáculos, imágenes, conversaciones y compañías que puedan despertar susensualidad. No es su propósito fingir que no tiene esas inclinaciones, les da su lugar, su importancia; ha decidido que lo más valioso del hombre se alcanza a través del entendimiento, el autodominio, el trabajo y la sana convivencia con sus semejantes.

La persona decente hace valer la integridad de su comportamiento, cuida de que no existan interpretaciones equivocadas sobre su conducta: evita trasnochar sin necesidad; se informa con anterioridad sobre los espectáculos y lugares a los que desea asistir y no conoce; aunque trata a todo las personas con respeto y cortesía, evita las compañías cuya conducta es incompatible con su formación.

Para vivir mejor el valor de la decencia, puedes considerar como importante:

– Manifiesta respeto por los demás. Cuida que tu mirada no ofenda o incomode a las personas del sexo opuesto. Evita que tus conversaciones y bromas hagan alusiones a la sexualidad.

– Ten especial cuidado con tu forma de vestir. Los atuendos demasiado cortos o ligeros, efectivamente hacen que te conviertas en centro de atención, pero no te hace lucir con formalidad, además, puedes llevarte una sorpresa al descubrir las intenciones que despiertas en los demás.

– No vivas con ingenuidad pensando que tu educación y principios bastan para vivir decentemente. Evita las ocasiones y los medios que pongan en peligor tu integridad: revistas, espectáculos, películas e incluso compañías.

– Al cuidar tu mirada formas un carácter recio: Evita observar con insistencia a las personas, esto simpre demuestra intenciones poco honestas.

– No basta ser decente, es necesario actuar como tal: sin cometer falta alguna, se pone en entredicho la honorabilidad de una jovencita que llega a su casa en la madrugada, sobre todo si salió con el novio y en automóvil; lo mismo ocurre con la mujer casada que viste con prendas demasiado cortas; quien adquiere revistas con publicidad demasiado sugestiva, aunque el contenido haya sido el propósito…

La persona que se preocupa por vivr el valor de la decencia en los detalles más mínimos, paralelamente despierta confianza en los demás por la integridad de su conducta; sus relaciones son estables porque se basan en el respeto y el intéres auténtico que tiene por colaborar con los demás.

Tal vez por eso la decencia es motivo de burla, porque no es un valor para tímidos y cobardes que se dejan llevar por lo que la comodidad y el placer dictan, es un valor que templa el carácter. lo fortifica y ennoblece.

5 comentarios sobre “La Decencia…”

  1. Muy buen aporte, la decencia, la etica y la responsabilidad deben ser la base que nos permita seguir adelante con un hogar, estos entre otros son los que nos permitiran crear un hogar con fundamentos, me inspira a elaborar una lista con una serie de valores a seguir que meditare profundamente para que cuando forme un hogar no haya desviaciones en el camino de la felicidad.

  2. Gracias por tu reflexión Juan Manuel….. Toda las personas deberían aplicar cad uno de los valores para poder construir un mundo mas equitativo y sin controversias a la hora de ser…. Este valor » DECENCIA» no tiene limites de edad…. puedes ser una mujer de 50 años y también puedes ser decente … pero bien… «ser o no ser» como dijo Shakespeare… «esa es la cuestión «… a muchos les es mas fácil «practicar la indecencia» que da mas satisfacción…. pero… las consecuencias son tremendas… ya que nos dañamos nosotros mismos… Que tengas una bella jornada Bendiciones en el Eterno…

  3. Mi enhorabuena por tu mensaje. Hay que defender la decencia que está muy olvidada e incluso relegada. La mujer decente puede alcanzar un atractivo muy importante. No digo que lo consiga en todos los varones; pero si en algunos.
    Cuando leía algo sobre el amor platónico me sonaba a versos en salsa. Sin embargo una de mis experiencias más agradables ha sido de esa clase. Estaba de turismo en Turquía. Entré a visitar la mezquita azul. Me quedé contemplando la hermosa cúpula. Pronto me percaté de la presencia junto a mí de una muchacha turca muy hermosa. Tendría unos 18 años. Vestía una túnica color salmón y un velo de seda. Miraba a la cúpula en actitud de rezar con las palmas de la mano extendidas. Su cara estaba iluminada como en un éxtasis místico. Parecía ingrávida. El verla me produjo una felicidad profunda. En su presencia me era imposible tener un pensamiento erótico. Me sentí embriagado de la pura feminidad que emanaba. Entendí en ese momento lo que se puede llamar amor platónico. El sorber la decencia, la virtud y la expresión de pureza con la mirada, puede resultar tan emocionante como la más bella de las melodías musicales. Es un placer tan puro que incluso resulta incompatible con el erotismo. Por desgracia las mujeres no creo que puedan sentirlo, ya que los varones no me imagino que podamos dar esa imagen. Somos más prosaicos.

  4. Amigo Facior, te agradezco tu aporte ….Hay personas ( Mujeres y Hombres) que se preocupan por vivir este valor…y lo hacen cuidando hasta los detalles más mínimos, Esto indudablemente genera confianza en los demás un basamento en el respeto y el intéres auténtico hacia el otro… Si todos pudiéramos llegar a concebir un ápice de cada valor… las relaciones humanas no estarían desbordadas del libertinaje carnal… que tengas un buen día en el Eterno… Paz y Bien.

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