La «ratzón» o voluntad

Dentro de la cábala es importante el concepto de «ratzón» que significa “voluntad”. Lo es tanto en el aspecto humano como divino de la misma.

En primer lugar se identifica el tipo de voluntad, pues no es lo mismo el poder hacer algo que la voluntad de hacer algo, ni es lo mismo la voluntad de hacer todo lo que se puede o algo de lo que se puede.

Los tipos de voluntad

Entrando en lo divino y, en ello, en la idea de «En Sof» (Infinito), cabe decir que se considera que “En Sof” tiene dos tipos de voluntad: la ilimitada y la limitada.

La voluntad ilimitada sería la plena voluntad y capacidad de “En Sof” cosa que, según la cábala, excede a la capacidad de imaginarla y, también, existe una limitación –casi podríamos decir “prohibición”- tácita respecto a indagar en ella.

Si bien al respecto hay dos posturas: la que considera pura y simplemente eso “materia prohibida”, sin más, y la que lo entiende como “materia reservada”. La distinción tiene sus implicaciones porque lo primero significa no profundizar en «En Sof» –taxativamente- y lo segundo significa poder hacerlo… si se tiene capacidad para ello, solo que como es algo profundamente sagrado debe “reservarse” –digamos que no sería algo para ser revelado públicamente-, eso conlleva un cierto riesgo de confusionismo, porque la cábala es esotérica en la medida que es iniciática –como lo es cualquier otro conocimiento, sea académico o no-, pero de lo que no se trata es de un “conocimiento secreto”.

La base de esa renuencia o restricción se encuentra en el «Tanaj» mismo. Así, en el «Zohar» se alude a la misma, por ejemplo, en los siguientes términos: «Rabbí Simón empezó a hablar así: El traidor revela los secretos, pero aquél cuyo corazón es fiel guarda para sí la palabra que le ha sido confiada. (Prov. 11:13). El mundo no subsiste sino por el secreto. Si el secreto es necesario en las cosas profanas, cuanto más lo es en el Misterio de los misterios del más antiguo de los tiempos, que ni tan sólo fue confiado a los ángeles superiores.» (“Zohar”, III 127b-128a).

En cualquier caso la indagación sobre la totalidad de «En Sof» no podría llegar más lejos que aquello que su voluntad desee revelar, y eso nos llevaría a la voluntad limitada de «En Sof», pues ésta es la que se manifiesta, se puede indagar y se puede obtener resultados a través de su estudio.

La voluntad limitada es, pues, aquella voluntad que «En Sof» muestra públicamente, digamos que equivale a lo que puede saberse –y Él desea que se sepa- de «En Sof». No implica que «En Sof» no pueda hacer más que lo que muestra –que su voluntad se limite por falta de capacidad- sino que significa que su voluntad se “limita” a mostrar la parte que muestra que -siguiendo a la Cábala, en particular, y al judaísmo, en general- apenas es una parte de sí mismo.

Voluntad y emanaciones

Se encuentran, pues, dos tipos de voluntad divina, la cábala llama a la voluntad ilimitada o simple “En Sof” (Infinito o Luz Infinita) propiamente, mientras que su voluntad limitada serían las emanaciones o sefirot.

Dicho en otras palabras, se considera que Hashem creó un mundo limitado por medio de su voluntad limitada o sefirot. Y ese mundo y esa creación es la que da pistas sobre lo que Hashem desea mostrar o desea que se sepa.

Cuando menos para quién pueda alcanzar tal conocimiento, que, repetimos, no se concibe como “secreto”, estrictamente hablando, pero sí como iniciático y reflexivo, porque se trata de un conocimiento alcanzable intelectualmente, por la vía del intelecto, si en la cábala hay “iluminación” esa “iluminación” lo es intelectual, en ese sentido la cábala reúne condiciones místicas y racionalistas a la vez.

Las sefirot

Las sefirot pueden ser definidas brevemente como segmentos de la expresión de la voluntad limitada de «En Sof». En ese sentido, la creación del mundo sería una manifestación de la voluntad divina de crearlo.

Cada una de las sefirot es un aspecto, a la vez, de la creación y la voluntad divina. Aquí hay que entender por “mundo” la totalidad del universo o universos definibles a partir de la mística cabalística y del judaísmo.

Uno de ellos sería el que podríamos llamar “el nuestro”, que no sería sino la realidad material que nos rodea –incluyendo “nuestro” universo-. Pero debe irse con cuidado en la definición de otros mundos a partir de las sefirot, porque sobre todo se refiere a niveles de cognición, de conocimiento, sería caer en un error entenderlos en términos de literalidad y, también, en términos de representación pura, de alegoría sin más. La manera de acercarse a ellos y a esas sefirot es a partir de una “textualidad” –de la forma- que no excluye sino que incluye lo que simboliza la misma. Eso sí, entendiendo el símbolo como parte del lenguaje, como un tipo de lenguaje, dicho de otro modo: desde la semántica.

Las sefirot son diez y representan los poderes mediante los cuales D_os expresa su voluntad limitada, que es, siguiendo esta mística, ni más ni menos, que el mundo en cuanto lo existente, que es diferenciable de la voluntad entera, esa es la realidad que es… «En Sof».

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