El olvido y el recuerdo

Tanto el recuerdo como el olvido cumplen una función. Tienen su justo tiempo y lugar. Nada en la creación del Eterno es por azar, inútil o sin sentido. Quizás nosotros no llegamos a percatarnos de las cosas, o tal vez les atribuimos significados alejados de la verdad, pero lo cierto es que todo lo que Dios ha creado, es bueno y hasta muy bueno.
Así con el recuerdo, también con el olvido.
Repito, en su tiempo y lugar, en su medida correcta y adecuada.
Aquello que no ha de ser perdido, debe perdurar en la memoria; tal como lo que ha de ser borrado no debiera volver a acaparar nuestra atención.

Ahora que lo menciono, ¿notas la relación que existe entre memoria y atención?
De manera muy superficial podemos apuntar que la memoria es el depósito que resguarda lo que en alguna oportunidad puede aflorar nuevamente a nuestra conciencia, magnetizar hacia allí nuestra atención.
Pero otras veces el recuerdo no opera atraído por el pensamiento consciente ni apareciendo con claridad en la pantalla de tu conciencia, sino que se producen sucesos “extraños”, interrupciones, actos fallidos, los que pueden ser recuerdos que no alcanzan a ser hechos conscientes, no les prestamos la debida atención, y entonces nos la reclaman con esas manifestaciones que cortan la rutina, lo “normal”. Como el recuerdo no es hecho consciente, sino que opera desde las sombras, entre velos, no surge el recuerdo, sino el olvido o la falsa memoria. Paradójico, pero así opera este llamado del pasado cuando no está armonizado con el presente.
Seguramente te ha ocurrido, esa palabra que sabes muy bien pero no puedes recordar, el nombre de esa persona que todos los días ves pero ahora se te olvido, el recado para tu suegra que oh casualidad se te pasó porque ni siquiera tuviste un poquito de memoria al respecto, y así pequeños (o mayores) acontecimientos que desde las sombras de nuestro reservorio están indicando que hay cosas pendientes, cosas que no hemos resuelto. Entonces la memoria falla (hay otros motivos, pero estamos hablando de éste ahora), o se llena de contenidos que no armonizan con lo que está pasando, son señales de que hay algo que está pretendiendo ser atendido pero no lo es.

Es frecuente que este recuerdo vivo del pasado, que desde las sombras nos está llamando, que nos provoca e interrumpe de maneras poco armoniosa, sean lecciones que no hemos aprendido, o asuntos pendientes que no hemos resuelto y algo permanece abierto y sangrante en nuestro ser (metafóricamente hablando).
Algo hemos bloqueado, algo no resolvimos, algo pasó o sentimos y no lo pudimos integrar a nuestro ser, sea incorporándolo o sea dejándolo ir.
Exactamente como herida abierta, doliendo, desgastando, provocando el malestar.
Si no lo resuelves de algún modo saludable, la herida no se cerrará por sí sola. Quizás lo olvides, pero allí estará y de alguna u otra manera golpeará a la puerta de tu conciencia para que atiendas lo pendiente.

Reitero, aquellas cosas pendientes, que no supimos o pudimos resolver y nos sigue doliendo, encontrará algún camino para que le prestemos atención.
Cuando lo incorporamos, sea por integrarlo a nuestro ser, sea por dejarlo ir en paz, entonces habremos detenido un desgaste incesante de energía anímica, habremos curado una de nuestras heridas.
Aprendimos alguna lección, cerramos una puerta que tiene que estar cerrada, dimos un paso en nuestra construcción de shalom interna.

Pero, ¿cómo saber si tal olvido, tal acto fallido, tal descuido, tal lapsus, tal falso recuerdo, tal sueño molesto son en efecto heridas del pasado que desde las sombras nos reclaman?
Y si podemos darnos cuenta, ¿cómo interpretarlos para hacer consciente el recuerdo que clama por ser atendido?
Y si conseguimos hacerlo consciente, ¿cómo integrarlo o soltarlo?

Pero, una y otra vez dejamos pasar la oportunidad. Lo dejamos pasar, o como una simple intrusión, un olvido más, un error, algo pasajero, una desgracia más, y así por el estilo. Entonces, no aprovechamos el momento y ahondamos el sufrimiento, nos quedamos esclavos de la ignorancia y el error.

9 comentarios sobre “El olvido y el recuerdo”

  1. Hay bastante hipocrecia en los seres humanos. A veces no se pueden cerrar heridas debido a la falta de comunicacion autentica , hay personas demaciadamente explosivas. Permita el Creador guiarnos por el camino de la paz , en compañia de la Sabiduria.
    Gracias.

  2. Creo que muchas veces es nuestro proposito olvidar para no enfrentar responsabilidades y cuando nos llega el recuerdo de ello hacemos caso omiso o no prestamos importancia ya. Me explico:
    Cuando recibimos un cambio mayor de una compra realizada e inventamos que mas tarde pasamos y arreglamos eso,cuando reprendemos un hijo por equivocacion y no reparamos nuestro error , cuando nos comprometemos a
    llegar a una cita y la verdad no nos interesa ir etc

  3. Hace un tiempo escuche que ambas a veces son una bendicion.
    esa palabra que sabes muy bien pero no puedes recordar, el nombre de esa persona que todos los días ves pero ahora se te olvido, claro que me ha pasado, inclusive asuntos que ya tenia buen tiempo olvidados, un dia de repente los recordaba

  4. excato manuel ambas son importantes recordar lo bueno de nosotros y de las cosas que nos rodean y olvidar las cosas malas como rencores malos momentos no es facil olvidar lo malo ero hay que hacerlo si se quiere vivir en paz con uno mismo sin ritos orientales ni cosillas asi solo es poner nuestra parte para que las cosas salgan bien

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