¿Te cuento mi problema?

Hace poco estudiamos acerca de lo inconveniente de habituarnos a reacciones violentas, incluso dirigidas a objetos, como método para liberar presión interna ante situaciones de impotencia. Porque, creado el hábito por la repetición de la conducta, necesaria y automáticamente se presentará cuando estemos en situaciones de impotencia. Entonces, nuestro cuerpo pedirá “a gritos” algún acto violento para sentirse descargado. Si no hay objetos, ¿sobre qué o quién se descarará esa violencia? Y, aunque hubiera “objetos apetecibles para romper en un ataque de furia descargadora”, ¿esa es la manera saludable de controlar nuestra vida y canalizar nuestras impotencias?

Hoy toca el turno de desmitificar otro ídolo de la psicología popular (que suele ser otra forma de ignorancia y superstición): rumiar los problemas.

Somos de aquellos que una y otra vez hablamos de nuestros problemas, nos quejamos, damos una y otra vez vueltas a lo negativos que nos sucede.
Desde lo que a nuestros ojos es una gran desgracia, hasta aquello que objetivamente lo es.
Hablamos con una amiga, con otra, con el vecino, pedimos consejos quizás, volvemos sobre el tema, compartimos nuestras lamentaciones con todo aquel que se cruza en el camino.
Por ahí nos dijeron, con total buena intención, que si hacemos así estamos quitando angustias de nuestro corazón, nos liberamos del sufrimiento que nos aqueja a causa de esa debilidad. Como si el acto de rumiar los problemas, hablar y hablar y hablar de ellos, fuera el mecanismo idóneo para resolverlos.
De cierta forma es como si dijéramos: “Es mi problema, ¿cómo no habré de tomarlo tan personal, tan a la tremenda, con tanta facilidad para contagiarlo a otros?”.

En la Universidad de Missouri decidieron investigar si la co-rumiación ayuda a mejorar el bienestar de las personas. Es que así procede la ciencia, no actúa ciegamente a partir de creencias, no admite como ciertos los supuestos, sino que hace preguntas, comprueba, verifica, desmiente, rectifica y muchas veces los resultados son los contra lógicos, los contrarios a las creencias firmemente establecidas en la ignorancia popular.

El hallazgo es que los efectos de la impotencia se acrecientan, con depresión, ansiedad e incluso cierto rechazo social.
El continuo parloteo acerca de los problemas los intensifica, en parte porque:

  • el tiempo/energía se usa en hablar y no en resolver;
  • de tanto girar alrededor de ellos se magnifican y se pierde su real dimensión;
  • se puede agredir a otra persona, que no está interesada en escucharnos pero lo obligamos a hacerlo, o que la involucramos en asuntos que no le conciernen, o que acusamos y echamos culpas (o hacemos sentir culpable) y no tienen parte ni responsabilidad en el asunto;
  • funciona como un “teléfono descompuesto”, en el cual cada uno va añadiendo más datos erróneos y confusos, derivando la situación en algo generalmente peor.

Por supuesto, como hemos mencionado al principio, se genera también un hábito poco saludable, el de centrarse en los problemas para comentarlos, regodearse en ellos, compartirlos, cargar a otros con nuestros asuntos, sumar cada vez más detalles oscuros a nuestro mal, dedicarse a rumiar pero no a resolver.
Masticar incesantemente los problemas, es contraproducente, es enfermizo, es esclavizarse al EGO.

Cuanto más te enfocas en el problema y te adviertes impotente, mayor impotencia sientes. De esa forma, buscarás por los métodos del EGO adquirir algún sucedáneo de poder, quizás mintiendo, negando la dificultad, esperando que algún dios o enviado místico resuelva milagrosamente las cuestiones, achacando culpas incesantemente, quejándote de tu fatal destino, insultando a X, admitiendo que eres un fracaso y mejor es el suicidio que esta vida tan amarga, y una larga y poco interesante lista de reacciones del EGO.

En lugar de esto, tienes caminos alternativos.

  • Sin dudas que en ocasiones es necesario pedir consejo, en otras es bueno comentar con alguna persona que nos pueda ordenar las ideas, también expresar los sentimientos forma parte de una tarea de salud. Pero, de manera limitada, concreta, específica. Con la gente que realmente puede ayudar. Un rabino, por ejemplo, sabe de Torá, pero no tiene porqué saber de salud ni de cuestiones emocionales. ¿Te parece que sea el profesional idóneo para ayudarte con tus problemas sicológicos, económicos, laborales, etc.? Puede tener experiencia, buena voluntad, alguna idea superficial sobre esto y aquello, ¿pero es el profesional que deberías consultar? Y así, con todo el resto de los problemas con sus oídos.
  • Controla lo que puedes controlar, deja de pretender dominar lo que no puedes ni debes.
  • Deja fluir los problemas, no te aferres a ellos, no permitas que se adhieran a ti.
  • Busca soluciones, si no las hay, ¿por qué habrás de seguir enfocado en lo que no puede resolverse?
  • Confía en Dios y reza, pero no esperes que Él haga lo que tú tienes que hacer (o dejar de hacer).
  • Realiza actividades saludables y productivas: colaborar con un necesitado, hacer ejercicio, acompañar a un enfermo, donaciones, solidaridad, tu trabajo, etc.
  • Si las ideas obsesivas acerca del problema te siguen inquietando de manera incesante, conversa con tu psicólogo, pero no permitas que ni él ni tú se concentren exclusivamente en lo que padeces y en lo mal que te sientes.

Recuerda que el EGO te ejercita en conductas perjudiciales para que se conviertan en hábitos que te esclavizan. Actúa con inteligencia y poder, habituándote a lo que te brinda satisfacción, energía, alegría, amistad, sentido de vida.

8 comentarios sobre “¿Te cuento mi problema?”

  1. Hola More, me encanto este post, siempre he sido una persona que no me gusta comentar de los problemas que se me presentan en la vida porque pienso que las demás personas pues no te ayudan, la mayoría les encanta saber de los problemas ajenos solo para tener de que hablar con otros y en vez de ayudar lo que hacen es criticar sin mirar su vida en el espejo que tienen guardado en sus casas, creo que la gente les encanta darse baños de rosas sabiendo los problemas de los demás, la gran mayoría son una cosa delante de ti cuando le cuentas tu problema pero no has terminado de dar la espalda y ya te están señalando y aveces cogen tus problemas como objeto de burlas .
    Y como usted dice es mejor dedicarse a resolver al momento cada problema que se le presenté en la vida y no acumularlos porque después no se haya por donde empezar eso es como cuando algún efecto electrodomésticos se le rompe en la casa si no lo arregla rápido después se le rompe otro y otro y otro y desgraciadamente lo mismo sucede en nuestras vidas , cuando te biene un problema arréglalo rápido porque la mayoría de las veces son rachas de venir un problema tras otro y luego cuando las arreglas todas y te biene una bendición pues te llueven mil otras y que felicidad uno siente .

    Es muy difícil encontrar una persona que realmente valga la pena de escoger para uno desahogarse y sentirse mejor con un buen consejo , las hay pero estas personas son difícil de encontrar por eso como usted dice si el problema ha hecho mucho efecto en la persona pues es mejor ir con un profesional.
    Muy buen post, pues creo que la mayoría lo que hacemos es comentar los problemas que tenemos a cualquier persona y no buscar por la ayuda idónea .

  2. Poner la mente en un sólo lugar no es beneficioso. Por eso las opciones que brinda el More son ideales para evitarlo.

    Además, quién quiere estar con un quejoso? Con alguien que no hace sino hablar de su problema como si él o ella fuesen la única persona que los tiene?

    Son esos momentos los que ponen a prueba qué tanto hemos aprendido, qué tanta consciencia espiritual tenemos, qué calidad de noajidas somos.

    Gracias More

  3. gracias por sus comentarios, enriquecen el post.

    no digo de no compartir nunca los problemas, a vecs es necesario, es bueno tenr a alguien q te escuche, a alguien q te permita ver cosas q tu no ves.
    la cosa es no concentrarse en eso solamente, ni rumiar el tema, una y otra y otra y otra y otra vez.

    muchas gracias por leerme y aportar!

  4. Muy buen post. Mucho tiempo se pierde hablando y hablando de por.mismo una y otra y otra vez sin tomar en.cuenta k ese tiempo mal invertido en hablar lo pudimos haber utilizado en resolver. La vida nos pone las palabras precisas en el momento indicado. Gracias More x estas palabras precisas ¡ a hacer por k hay k hacer!

  5. Excelente. Rumiar los problemas es matador, desgasta mucho, casi que la locura.Gracias a Dios salimos de esa celda.
    Muchas gracias por los consejos y mostrarnos que debemos esta atentos a no caer en el juego del EGO. Gracias More.

  6. Recordando más, me costó casi un año poder levantarme, el EGO, me decía que era vergonzoso, empezar desde abajo cuando habías estado en una «buena» posición económica. Excelente tema, estará en mis favoritos. gracias nuevamente.

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