¿Dónde está el piloto?

Si eres ciego y estás sin compañía en medio de un sorpresivo espectáculo de luces y colores, probablemente no compartas los comentarios de los videntes que están a tu alrededor, ni experimentes sus emociones. ¿O tendrías manera de hacerlo?

Y si eres sordo, tal vez percibas algunas débiles vibraciones del aire sobre tu cuerpo, pero no disfrutes las melodías como los que oyen al lado tuyo, quienes llevados por el regocijo danzan y hacen palmas rítmicas. ¿O podrías sumarte de alguna forma a la fiesta musical?

Y si estás amargado o hundido en tus penurias, pueden estar narrándote aventuras fantásticas y llenas de emoción dichosa, pero no encontrarás motivo de placer, ni tu corazón se alegrará junto a los otros. ¿O conoces algún modo de sintonizar la onda positiva?

Entonces, ¿está fuera lo que te provoca alegría/pesar, o eres tú el amo de tus emociones?
Tus comentarios harán al contenido, sentido y comprensión de este sencillo post.

2 comentarios sobre “¿Dónde está el piloto?”

  1. Creo que ante nuestras emociones bien podríamos:

    Por un lado optar por usar «el piloto automático», es decir poner en ése pedestal al Ego, dándole la posibilidad de mantenernos sumidos en nuestra impotencia mientras la acrecienta. El Ego sera quien finalmente nos arrojaría a reacciones frente a nuestras emociones. Seguramente bajo esa dirección «no es dentro sino fuera» en donde estará todo lo que precisamos para ser felices…

    Por otra parte, podríamos trabajar un poco más… ello implica conocernos y re – conocernos en nuestro valor real, entrenarnos en aprender a pilotear, a ser el piloto de nuestras reacciones frente a las emociones. Es decir a no reaccionar tan instintivamente, pero teniendo claro que si eso ocurre, siempre es posible parar un momento y buscar una reacción que sea de construcción y no obedezca a ese primitivo poder del Ego.

    Ello implicará no negar esas emociones, reconocerlas pero … hacer lo posible por elegir la mejor manera para reaccionar ante ellas! ALgo podremos controlar y algo seguramente no, es algo que no debemos olvidar.

    Gracias Moré, por la invitación a la reflexión…

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