Por: Daniel López
De niño me opongo, de adulto, propongo o…
Desde que era pequeño, en ocasiones recuerdo haberme opuesto a conductas que mis mayores tenían, las cuales, algunas de ellas yo no comprendía, no reconocía, no aceptaba (dentro de mis pensamientos) e inclusive en muchas ocasiones llegaba a rechazar de alguna manera.
Con el pasar de los años, algunas de las conductas de este tipo formaron parte de mi vida. Algunas con diversa intensidad, en distintas etapas y diferentes niveles según el tipo de conducta. Pero estuvieron ahí (o están), han sido parte del trayecto que me trajo hasta el momento en que escribo todas estas líneas.
Algunas trajeron disfrute, deleite, placer, alegría (temporal) como también angustias, cansancio, hastío, disgustos, tristeza…
Ahí estuvieron… están… o seguirán estando.
Pero de seguro que cuando eran aquellos tiempos de niño, antes de que estos hábitos fuesen “conocidos” para mí, no sabía que estos serían algún tipo de compañía, real o imaginaria. No había idea de que terminaría haciendo aquello que no me gustaba o haciendo que lo que no me gustaba, me terminara por gustar. De seguro que manifestaba que yo sería diferente, que no me pasaría lo mismo, que para mí la vida significaba otra cosa.
Hoy, es cierto que conscientemente también soy capaz de oponerme a conductas que otros tienen o incluso a algunas que, desde la tendencia a hacer las cosas equivocadas, quieran hacerse presentes a través de mis actos. En algunos planos lo he logrado hacer, en otros, aún tengo mucho por trabajar según me he ido percatando.
He estudiado también de que la llave que libera la cadena que me ata a cualquiera de estas prácticas, puede estar en gran medida mis propias manos y que esto es una de las tantas tareas que se permiten realizar en esta realidad, aunque también hay otras cadenas que necesitan de ayuda externa (en la forma que corresponda)
Mi dilema hoy en día está reflejado en la dificultad para desligarse de la práctica que “siento” que me trae provecho, y que, aunque vea que lo trae, el sólo hecho de sentir que ésta sea buena o no, al parecer no debería terminar siendo el factor fundamental para terminar haciéndolo…
Puedo estar equivocado, puedo no ayudar a nadie con esto, si quiera a mí.
Pero escribir me da un poquito de orden a la ensalada de pensamientos que en ocasiones llega a confundir y a colmarme de dudas sobre cómo es realmente la manera que me reflejo en esta realidad.
Quién desee acotar algo, estaré atento, mi escrito no es alguna conclusión definitiva, es sólo una lluvia de ideas que quise acomodar para exponer cierto tema, de una manera particular.
Gracias amigo Daniel….Quizás querías continuar con De adulto, propongo e IMPONGO?
La oposicion, no solo de niño, es bueno oponernos a todo aquello injusto…ahora que al ser adultos, tenemos unas bases mas concretas para la reflexion y la accion…basadas en el Shalom y el conocimiento de Los 7 Preceptos.
El Proponernos, eliminar, des-aprender, aprender y llevar a la practica todo lo aprendido y lo que se va aprendiendo.
La Imposicion…..La buena, la que nos hacemos a nosotros mismos, mejorando dia a dia. Y por supuesto, eliminando esa Imposicion del Ego, que nos doblega y destruye nuestra relaccion con el projimo.
Feliz Septimo.
A usted por valorar lo compartido!!
Tenga usted tb buen termino de semana y si le es importante tb un feliz 7mo, otra semana más que se hizo presente con altos y bajos. A Dios gracias.
Q bueno q me comparta su opinión.
Q construya ud Shalom.