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El mismo fraude

Desde que el mundo es humano, hay avivados que se aprovechan de la necesidad de poder, de confianza, de creer de los otros.
Con un par de repetidos trucos y un poco de ingenio, se amañan para vender fantasías, comerciar con humo, cambiar oro por espejitos de colores.
Podría parecer extraño, pero no paran de aparecer incautos que están ansiosos por vender “su alma al diablo” (es lenguaje poético, no confundir por favor) siempre y cuando reciban promesas de éxito, ventajas, riquezas, amor, PODER.
Solo precisan eso: promesas de poder. Aunque las evidencias demuestren la falsedad, aunque haya testimonios que certifican el engaño, aunque existan leyes que lo prohíban, aunque todo juegue en contra, el ansioso de sentirse poderoso seguirá como ciego, nulo, irracional el dictado de su deseo y adquirirá el falaz producto que le hará sentir poderoso, salvo, amado, sano, bendito. Pura fantasía, cara fantasía, peligrosa fantasía, que no para de producirse y venderse a cada rato.
El artista de la estafa no deja pasar la oportunidad, con un producto, con otro, pero siempre en el fondo es el mismo aburrido cuento: alguien desesperado para no padecer más la sensación de impotencia que se sumerge en delirios de grandeza, en promesas de poder, por lo cual pagará hasta lo que no tiene y perderá hasta lo que posee.
¿Qué venden y cómo se enriquecen a más no poder las religiones, los cabalisteros, los gurúes, los sanadores milagrosos, los fabricantes-vendedores de objetos mágicos, los astrólogos, los seudo científicos con improbables herramientas alquimistas, los mano santas, los “rabinos” milagreros, los fraguadores de pirámides multinivel, cualquiera de los clérigos mesiánicos, líderes y jefes de sectas, los traficantes de la fe en cualquiera de sus versiones?
Todos hacen su negocito, con más o menos habilidad para el engaño, con mayor o menor conciencia de la estafa que representan. Ellos creen obtener algún poder sobre sus víctimas (y a veces lo consiguen materialmente), así como éstas creen obtener algún tipo de poder místico-cósmico que resolverá tales o cuales angustias y sentimientos de culpa. Todos sin excepción, víctimas y victimarios forman parte de un engranaje de esclavitud, de miseria, de falsedad, de EGO. Aunque algunos se enriquezcan (y muchas veces en cientos de millones de dólares) y otros tengan dominio sobre vidas, no dejan de ser todas almas que padecen en la celdita mental de sus propios EGOs.

Desde el punto de vista del embaucador, hay que prometer poder, al mismo tiempo amenazar con toda clase de inconvenientes, sufrimientos, impotencias para aquel que rechace el ofrecimiento.
Hay que engrandecer los mágicos beneficios que se obtendrán, hacerlos maravillosos, increíbles, imposibles de alcanzar de otra manera, porque aunque con razonamiento mesurado toda la fantasía se caiga, es más fuerte el sentimentalismo, el ansia, la codicia, el deseo de poder.
Hay que regodearse en la impotencia actual de la víctima, en lo que falta, en el fracaso, en el miedo, en el éxito de otros, en la vergüenza de ser miserable, en la humillación de quedar fuera de la nave de los salvos, agrandar la imagen de dolor y pesadillas que se tienen y se temen.
Hay que hundir en sentimiento de impotencia al comprador, dando la única esperanza a través del producto/servicio que se está ofertando a precio carísimo.
Hay que prometer y prometer, mucha promesa, cuanto más irreal e imposible de comprobar mejor.
Hay que someter a escarnio, a humillación, a dudas, a desear lo inalcanzable. Hay que hacer sentir el miedo, recordar el espanto de la soledad, los engaños sufridos, la sombra permanente de la impotencia, hay que llevar al borde de la desesperación para ofrecer luego pan y agua junto a promesas maravillosas de salvación ideal.
Hay que presentarse de manera prolija, simpática, risueña, expeliendo aroma de triunfo y seguridad. Hay que conducir el más vistoso carro, vestir los más refinados trajes, lucir la más suculenta compañera, llenarse de brillos y reflejos; o, dar la imagen del serio y reservado hombre piadoso, señor de los misterios, en ropas de religioso pundonoroso. Hay que demostrar que uno está por arriba de los demás, pero es capaz de bajar al llano, donde se encuentra el comprador, para ofrecerle esa mano milagrosa. Hay que desarmar a los otros con la presencia de gloria, con amenazas a los contrarios, con la palmada dulce y falsamente amistosa. Hay que usar el disfraz necesario, el título rimbombante, el figurín que atraiga como un imán a los sedientos de poder. Hay que admirarse como hombre del dios, elegido por el destino, iluminado con la clave del poder universal y rodearse de acólitos, tontos y mercenarios para amurallarse detrás de sus adulterados elogios.
Hay que prometer poder, uno increíble, cuanto más fantástico será más fácil de vender.
Hay que ofrecer aquello que no es posible demostrar, y si se quiere demostrar que sea con testimonios trucados, experiencias fingidas, publicidad engañosa, pretendidos expertos en la materia que solamente aspiran a obtener su porcioncita de poder o dinerillo.
Sí, hay que desligarse de toda lógica y razonamiento y poner las satisfacciones prometidas en un tiempo remoto, en un estado absolutamente diferente, en un mundo por venir, en un próximo negocio que saldrá.
Hay que permitir que la ilusión del EGO, nuestro primer salvador, siga su curso, y forme al rebaño detrás del que se ofrece como líder.
Si el premio no se obtiene, en algo fracasó la víctima, no el sistema o el vendedor. No tuvo suficiente fe, no pagó lo necesario, dudó, se apuró, otra persona hizo “un trabajo” para que tropezara, hay una fuerte lucha “espiritual”, todavía no era el tiempo de la cosecha, mala suerte, torpeza del comprador, etc.
Siempre el estafador encontrará la manera de que recaiga sobre la víctima el fracaso, de ese modo lo asegura en una situación de impotencia lo que le requerirá mayor inversión para alcanzar la prometida esperanza. El perdedor cooperará para tapar el asunto, para encontrar justificativos, para hacer que otros caigan junto a él, pero en lo posible dejar en alto el honor de su victimario… es que, en el fondo sigue creyendo en esas promesas de poder que tan bien le supo engalanar el vendedor de ilusiones.
Y, repito, cuanto más fantástica e improbable (imposible de probar) sea la promesa, más ingenuos corren a comprarla.
Así, el mejor cómplice del defraudador es su víctima.

Siempre el mismo patrón, sea en los engaños religiosos, en volteretas seudo espirituales, en eventos místicos, cultos “cabalísticos”, negocios en fraudulentas pirámides multinivel, en esquemas Ponzi, venta de objetos curativos, dólares falsos, tiempos compartidos desastrosos, cintas rojas contra el mal de ojo, bendiciones de sabios para curar maldiciones, peregrinaciones a tumbas de santos, reliquias de mártires, charlatanería seudo científica, medicina criminal, compras de votos, clientelismo político, supuestas reencarnaciones, pagar para poner papelitos en el Muro de los Lamentos, falsos profetas de todas las épocas, lideres religiosos camaleónicos (D. Hernández, al ejemplo), pago por recitación de salmos, amuletos y otras supersticiones (aunque las ofrezcan “rabinos”), prelados vendiendo indulgencias, conversiones al judaísmo online, recuerdos de otras vidas, sanaciones espirituales, cultos varios, negocios fáciles y rápidos donde con poca inversión se obtienen inmensos beneficios, fraudes y más estafas, siempre el mismo patrón, siempre el deseo de poder de la víctima cegando el camino al entendimiento y discernimiento.
Y, no es cuestión de inteligencia, ni de conocimiento académico memorizado, ni de aptitud para el ingenio, puesto que hasta los más notables y calculadores son esclavos también de sus EGOs. Recuerda, el EGO toca resortes que son más profundos que la zona del cerebro propiamente humana, nos hace reaccionar de manera primitiva, animal, allí donde la grandeza humana queda reducida a unas neuronas juguetonas y a unas hormonas traviesas.
Así, el genio junto al escuálido se juntan a adorar las mismas patrañas, el rico con el hambriento, el opulento con el lumpen, quien habla hebreo con el extranjero, todos por igual sirviendo a su sed de poder, a su añoranza de librarse de la impotencia.

El sagrado texto nos presenta el primer caso registrado de una de estas estafas de “venta de poder”, acompáñame a releerlo.

"Y el serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que el Eterno Elokim había hecho, dijo a la mujer: -¿De veras Elokim os ha dicho: ‘No comáis de ningún árbol del jardín’?
La mujer respondió al serpiente: -Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
Pero del fruto del árbol que está dentro del jardín ha dicho Elokim: ‘No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis.’
Y el serpiente dijo a la mujer: –Ciertamente no moriréis.
Es que Elokim sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Elokim, conocedores del bien y mal.
Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió."
(Bereshit / Génesis 3 1:6)

El mismo esquema, se repite y cambian solo algunas circunstancias y eventualidades.
Mira como actuó Jushai/Husai en 2 Shemuel / II Samuel capítulo 17, vendiendo espejitos de colores y a Abshalom comprándolos (el motivo del consejero y la justicia del hecho no la estamos evaluando, sino el método así como el resultado).
Mira 1 Melajim / I Reyes capítulo 22, para encontrar cómo operaban los falsos profetas y contrastarlos con el profeta de la verdad, para otro ejemplo.
Mira Iejezkel / Ezequiel capítulo 13, y verás una descripción bastante ajustada a la actualidad, con toda su manga de mercachifles y estafadores cabalisteros que van uniformados como lo que se supone “ortodoxo” y lideres de generación.

Estudia el pasaje de Bereshit, usa el conocimiento que compartí contigo, observa como actúa el vendedor de humo y cómo opera el EGO de la víctima.
Luego, si tienes suficiente fortaleza multidimensional, trata de ver en qué puntos eres tú una víctima o un victimario.
Si te encuentras identificado, tal vez sería hora de comenzar un proceso de corrección.

Un gran paso en rectificarse se encuentra en estas simples pero sagradas palabras: “tamim tihie im Hashem Elokeja” – “Íntegro serás con el Eterno tu Dios” (Devarim / Deuteronomio 18:13).
No estamos en el camino del Eterno cuando nos complicamos con cosas innecesarias, cuando dejamos de ser simples para aparentar santidad, ni cuando pretendemos alcanzar un poder que no tenemos ni nos corresponde.
Seamos simples, seamos claros, seamos íntegros.
No vaguemos sedientos de poder detrás de espejismos.
No desperdiciemos la vida, la única que sabemos que tenemos. Sino mejo vivamos con entereza, disfrutando a pleno de lo que tenemos permitido.
En las inspiradas y sabias palabras del salmista:

"[Canto de ascenso gradual] Bienaventurado todo aquel que reverencia al Eterno y anda en sus caminos:
Cuando comas del trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien.
Tu mujer será como una vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos serán como brotes de olivo alrededor de tu mesa.
Así será bendecido el hombre que reverencia al Eterno.
¡El Eterno te bendiga desde Tzión [Sion]! Que veas el bien de Ierushalaim [Jerusalén] todos los días de tu vida.
Que veas a los hijos de tus hijos. ¡La paz sea sobre Israel!"
(Tehilim / Salmos 128)

Sin disfraces, sin laberintos de imposiciones rigurosas, sin patrañas, sin superstición, sin magia, sin promesas improbables, sino una vida plena, feliz, de satisfacción, aquí y ahora, de compromiso, de trabajo, de esfuerzo, de dedicación, completa, real, espiritual porque se asocia a lo material.
Atiende el consejo para que vivas.

¿Talit mesiánico?

Los mesiánicos, esos gentiles cristianos que se hacen pasar por judíos, no paran con sus engaños y mentiras.
Alguien me hizo llegar una dirección en donde se ofrece a la venta (y a un precio abusivo) un “talit mesiánico”.

A primera vista puede parecer un talit (manto ritual judío) moderno.
Pero, pronto se ven las diferencias que lo apartan de la verdad, de lo espiritual, de la vida.

Tiene adornos idolátricos, de evidente contenido cristiano, como el pez (originalmente vagina de la diosa de la fertilidad), que se confunde con una menorá una estrella de David. Es un símbolo pergeñado en tiempos recientes por los mesiánicos y otros grupos de cristianos que se hacen pasar por judíos para cometer sus tropelías y llevar a la “salvación”, o correctamente dicho, la perdición aquí y en la eternidad.

Le han cosido lo que pudiera parecer la berajá (bendición), como en muchos telitot modernos se ven.
Pero, no es la bendición tradicional y consagrada, sino una burla que alaba a la falsa deidad, al falso mesías, al pecador Jesús, bajo el alias que le quieran regalar.
Su sentido es absoluta y groseramente idolátrico, erróneo y falsificador.

Si alguno de esos cristianos disfrazados de lo que creen judío lo dice, según algunas autoridades rabínicas su pecado no es tan grave como si esto lo hiciera un judío.
En lo personal, y es mi humilde opinión, esta aberración enferma a cualquiera, sea gentil o judío, con la abominación de la idolatría, de la mentira, del engaño, de la falsa santidad, de la burla a la deidad, de la apropiación de contenidos de otros, entre otras cosas.

Igualmente, es de muchísimo cuidado que las personas judías no cometan el error de adquirir y usar uno de estos TRAPOS MUGRIENTOS, al confundirlos por ignorancia con un verdadero manto ritual apropiado para el judío.
Es que, es más que probable que algún judío termine usando una de estas estafas, al no tener noción de su propia tradición, al ignorar lo correcto y poder evaluarlo. E incluso, en ocasiones los mantos son adquiridos por gente con muy buena onda, tías, amigos, etc., que pasan por una tienda de judaica en sus viajes y lo quieren regalar al novio judío que se casará o para el joven en su bar mitzvá.
Ya en el pasado he visto gente que fue engañada en su buena fe, al comparar falsos tefilín, por ejemplo. En ellos el engaño era con un evidente sentido económico, una estafa monetaria, al vender cajas de cartón al precio de sagrados tefilín.
Pero, con estos mantos impúdicos ya no solamente se estafa en lo económico, sino que se agrede directamente lo espiritual, lo consagrado, aquello que pertenece a la nación judía, que es parte de su cultura, de su tradición, de sus mandamientos, de su pacto sagrado con Dios.

Valga la aclaración, para que la buena gente ande con mucho cuidado.
Los piratas de la fe no descansan.
Cada vez inventan otras estrategias para seguir adorando a sus EGOs, y engordando sus cuentas bancarias, sus iglesias, su aparente poder.
Así como hay estrafalarios mercaderes de “Kabbalah”, que venden superstición, adhesión a la ignorancia, falsa espiritualidad, sectarismo, entre otras cosas; están estos habituales piratas, que se camuflan, se hacen pasar por lo que no son, buscan información para elaborar nuevas técnicas de dominación y manipulación.
Cuidado, por favor.
No solamente van a perder dinero en algo falso, también pueden perder cosas mucho más importantes y eternas.

Si les parece, difundan, compartan, ayuden al prójimo a no caer en la trampa.

No vales nada pero te prometo todo

Por lo general, (no puedo afirmar que siempre),
en las iglesias (así como en cualquier otro grupo religioso y/o fundado en la adoración/sumisión al EGO)
se usa mucho el manipular a la gente,
diríamos que es la moneda corriente.

Entre otras cosas se le hace sentir inseguro,
pobrecito, miserable, incapaz, pecador sin salida,
ignorante, insuficiente, lleno de cuestiones negativas, infestado por “demonios” (con el nombre y función que ese grupo use),
en peligro constante, al borde del infierno (o su correspondiente similar),
necesitado de que “otros” le digan como vivir y que hacer.
Si usted elige, seguramente que será para mal.
Si piensa, será obra del “ietzer hará” o algún demonio.
Si cuestiona, algo malo le está pudriendo por dentro, y es una amenaza para la paz social.
Si se opone al líder, está loco, es un rebelde, está poseído, es Satanás, un hereje, digno de expulsión o hasta la muerte (en cualquiera de las dimensiones posibles).

Por supuesto que esos “otros”,
que son iluminados,
conscientes,
hombres de la divinidad,
poseedores de la fe y el saber,
los decisores del destino,
son el pastor (o el clérigo/líder a cargo) y algunos "hermanos" de confianza del líder,
presentados como gente especial,
con poderes,
muchos de los cuales sobrepasan cualquier entendimiento,
de naturaleza sobrenatural,
que siempre saben lo que hacer y cómo hacerlo
y que le ordenan cada detalle de cómo usted debe vivir.

De lo grande a lo pequeño,
cuestiones “espirituales” y materiales,
todo debe pasar por el tamiz y el filtro de los “elegidos”.
No tiene usted derechos, ni privacidad, ni capacidad, ni poder alguno.
Solamente debe someterse.
Anularse.
Negarse.
Ser fiel al líder y a sus compinches.
Dejar de lado cualquier cuestionamiento, no analizar, no dudar, no buscar fuera, no oponerse.
Cualquier duda, es demostración de maldad.
Cualquier oposición es síntoma de una terrible enfermedad con repercusiones eternas.
El líder manda, usted obedece.
El líder es la voz de la deidad, usted un instrumento.

Puede ser el dios de cualquier religión o secta,
recuerda eso.
El líder siempre es sumiso a su verdadero dios,
el EGO,
el cual también te aprisiona a ti.
Ese pastor,
que se viste de santo, de cristiano, de católico, de musulmán, de judío, de noájida, de mormón, de agnóstico, de budista, de zen, de ateo, de científico, de cientificista, de…,
siempre está en lo mismo: obtener falso poder por medio de las herramientas del EGO.
Para esta gente,
el líder y sus compañeros,
la religión,
el grupo,
la secta,
la jaburá,
la kehilá,
la “familia”,
la “hermandad”,
la comunidad,
como lo llamen,
es una forma de lograrlo,
y tú eres un peón en su fábrica de falso poder.

Al mismo tiempo,
una paradoja,
mientras te hacen sentir/creer que eres poco y nada,
te aseguran que tienes tremendo poder,
uno que es capaz de doblegar la voluntad de la deidad,
de confabular al universo para que cumpla tus deseos,
de lograr todo aquello que con tu pensamiento mágico desees,
claro… siempre y cuando no te vayas a rebelar contra el poder del pastor y sus amigos.

Porque el pastor es muy poderoso,
mucho.
¿Sabías?
Y tú eres poca cosa, indefenso, impotente, pecador.
¿Sabías?
Y la salvación, paraíso, shalom, identidad, dinero, amistad, etc.
lo obtienes solamente a través de seguir al pastor.
¿Sabías?
Porque no eres nada,
pero yo, el amado pastor, te prometo todo.

¿Te ha tocado vivir algo así?
Me agradará conocer tus testimonios, sé que los tienes.

Total recall

Es posible implantar falsos recuerdos en nuestra mente.
Sea que alguien lo intente de manera voluntaria, o que ocurra de forma involuntaria, la posibilidad es cierta.
A modo de ejemplo, dos estudios académicos al respecto: http://www.unisci.com/stories/20012/0613011.htm y http://www.spring.org.uk/2008/02/implanting-false-memories-lost-in-mall.php

Para nuestro cerebro no hay forma de diferenciar si el estímulo percibido es real o producto de la imaginación; si es un suceso que está ocurriendo (u ocurrió) o es parte de una ficción.
¿Recuerdas cuando estabas viendo una película de terror y te sentías aterrado? ¿Y cuando x acontecimiento te hizo saltar de la butaca del cine?
Tú sabías que estabas viendo una película, sabías que estabas en un cine, que no había un peligro real, que todos esos estímulos eran pura ficción; y sin embargo, ¿no producían efectos absolutamente reales en ti?

Entonces, ¡cuidado a qué pensamientos te encadenas!
Si aferras ideas negativas, que te llenan de malestar, que abruman, que te someten, que te hincan en impotencia, ¿acaso estarás promoviendo una vida saludable y de avances?
Por el contario, si tus pensamientos se dirigen hacia lo positivo, luminoso,de construcción de Shalom, ¿serás tan fácilmente adoctrinado por el EGO?

Nosotros no somos partidarios del supuesto pensamiento positivo que mágicamente hace de Dios –o dioses- tu servidor, ni que orquesta a todo el universo para satisfacer tus necedades.
Esas ideas fantasiosas son otras estrategias del EGO, para dejarte encerrado en tu celdita mental.
Tal como afirmar con petulancia que “todo es para bien”.

Pero sí somos amigos del verdadero pensamiento positivo, aquel que sirve para darte cuenta de tus limitaciones que al mismo tiempo te potencian en tus virtudes.
En no dejarte corroer por sentimientos de culpa, ni ideas anticipadas de angustias y tormentos.
En no aprisionarte a mentiras ni engaños, ni a falsas doctrinas que solamente tienen al EGO como patrón.

Pero sí a pensar en soluciones, en múltiples respuestas a preguntas, en preguntar cuando la conformidad parece la única salida.
Apoyamos el pensamiento creativo, que no se arrincona en etiquetas ni en supuestas soluciones milagrosas.

No dejes que jueguen con tus recuerdos, no permitas que te implanten ideas mentirosas que terminan por robarte lo más caro que tienes: tu vida.

Trabaja en la construcción de shalom, disfruta de lo que tienes permitido, planifica con mesura tus próximos pasos, comparte con tu prójimo.
Llénate de vida.

(Leilui nishmat abi umori Pesaj ben Yehuda Arie).

Vaigash: hombre poderoso

Como hemos señalado en varias ocasiones, las herramientas instintivas y básicas del EGO son: llanto, grito, pataleo y desconexión de la realidad.
Son las formas que tiene el individuo indefenso, recién nacido, para llamar la atención y obtener la satisfacción de sus necesidades primarias.
Son las que mantiene el individuo en estado de impotencia (real o imaginario) para tratar de conseguir atención y satisfacción, sea real o imaginaria.

En la parashá de la semana, Vaigash, nos encontramos con el siguiente pasaje: "Iosef [José] ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su presencia, y gritó: -¡Que salgan todos de mi presencia! Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. Entonces se puso a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios. Y fue oído también en la casa del faraón." (Bereshit / Génesis 45:2).

“No podía contenerse”: hubo impotencia, un “no poder”, por lo tanto, automáticamente se disparó el EGO.
Entonces, gritó.
Y lloró a gritos.
Tan fuerte, con tanta impotencia contenida, que su rugido se escuchó fuera y fue comentado largamente.
El hombre más poderoso de Egipto, de su época, aquel que era el salvador del pueblo, ese que parecía un dignatario celestial “Tzafnat Paneaj”, demostraba su humanidad, su debilidad, su impotencia y su EGO reaccionando.

Sin embargo, era un hombre que había trabajado su ser, no un esclavo del EGO, no alguien que se mantenía encerrado en su celdita mental.
Por lo cual, luego de la comprensible ruptura emocional y reacciones del EGO, vuelve a retomar el control.

Así: "Iosef dijo a sus hermanos: -Yo soy Iosef. ¿Vive aún mi padre? Sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban aterrados delante de él.
Entonces Iosef dijo a sus hermanos: -Acercaos a mí, por favor. Ellos se acercaron, y él les dijo: -Yo soy Iosef vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Elokim delante de vosotros."
(Bereshit / Génesis 45:3-5).

“Yo soy Iosef”: y no las máscaras del Yo Vivido, no un maniquí del EGO, no alguien que actúa por pasiones o fantasías. Soy Iosef, aprendí a poner mi Yo Auténtico por delante, a que sea mi neshamá (espíritu) la que controle mi vida, a través de acciones de bondad y justicia, analizando racionalmente las situaciones, y alumbrando con la Luz del Eterno y no con la del deseo.
Soy Iosef, sé por lo que he pasado, lo que me han hecho. Tengo memoria, pero no rencor, ni deseo de venganza. No me mueve el EGO, porque de hacerlo ahora ustedes serían torturados y morirían. Pero no pasará nada de eso, porque tengo realmente el poder, ese limitado que el ser humano tiene, y no me creo más de lo que soy, pero tampoco menos.
Soy Iosef, y no un personaje que actúa según las fantasías del EGO, ni procura alcanzar falso poder con manipulación, autoritarismo, agresiones o cuestiones similares.
No precisaba hablar fantasiosamente, ni engañar, ni hacer sentir temor o demostrar que el era el poderoso. Ni precisaba hacer discursos teológicos –falsos- de que “todo es para bien”, o por el estilo. Sencillamente tenía que andar por el camino del AMOR, que es el antagónico al del EGO.

De esa forma, comunicando auténticamente, estableciendo un vínculo de poder con sus hermanos, es que pudo superar el trance terrible y permitir a sus hermanos salir del “pozo” en el cual se encontraban.

¿Cuál crees que podrían ser las lecciones prácticas para tu vida cotidiana?

Abundancia de todo

¡Pasa, es tan común!
Si hay extendida una gran sábana blanca, o una tela de pintor, o una pared, o una hoja, con un punto negro, ¿qué es lo que sueles mirar?
¿Adónde se dirige tu mirada?
¿Qué atiendes?
Sí, supongo que es el punto el que esclaviza tu visión, el que se adueña de tus ideas.
Hacia allí se encamina tu atención, como si fuera un imán que atrae irremediablemente.
Pasa, es común que así sea.

Como con el punto en la pantalla en blanco, es el resto de los asuntos.
Nos quejamos, lamentamos, rogamos, clamamos, lloramos, enojamos, confundimos, obsesionamos por esas fallas que se cruzan en nuestra vida.
Nos aferramos al dolor, abrazamos el sufrimiento, nos apretamos fuerte a lo enfermo mientras pasa de largo la infinidad de bienestar y placer.

Tanto te perturbas por esa cosa (probablemente) insignificante.
Derrochas tu energía, dejas de disfrutar de lo bueno que tienes para ti.
Sumas sentimiento de impotencia a la anterior impotencia.
Añades máscaras y cáscaras, acrecientas las dificultades, te hundes en reacciones poco efectivas.
¿Por qué?
Por concentrarte en el punto negro en vez de admirar la pantalla enorme y tersa, que está esperando que tú la disfrutes.

Entonces, dejas de ser feliz a cambio de enfocarte en la amargura.
Sí, ese punto está ahí y no lo quieres.
Hasta quizás sea algo grave, señal de algo más profundo y terrible.
La idea no es negar la realidad, no es evadirte, no es fantasear que mágicamente desaparece lo negativo a fuerza de no pensar en ello o por llenarte de pensamiento positivo supuestamente mágico.
La idea es admitir lo malo, aceptar que es real, pero no enfocarte en él.
Dejar fluir, para controlar aquello que está en tu haber controlar.
Eres poderoso en determinado sector, así como limitado en otros.
¿Sobre qué vale la pena poner la atención y dedicación?

Entonces, aprende a aplicar con sabiduría y conocimiento tu energía.
Busca tu Yo Auténtico en medio de la maraña de máscaras y cáscaras del Yo Vivido. Encuéntralo.
Date cuenta cuáles de tus facetas del Yo Vivido resuenan al compás sagrado de tu Yo Esencial.
Entonces, estarás en la senda de la unidad, de la unicidad, de la armonía interna que se amplifica en lo externo.
Podrás sentir el SHALOM que estás construyendo con esta acción, entonces tus acciones serán de bondad y justicia, movido por el AMOR y ya no por el impedido EGO.
Vivirás aquí y ahora, plenamente, sin sentir culpas por el pasado, y sin angustiarte por el futuro.
Estarás presente, serás presente, en unidad contigo mismo, con el prójimo y con el Eterno.
Gozarás, serás feliz, ya no actuarás movido por el EGO y usando sus herramientas.
Estarás enfocado en el bienestar, en la bendición, serás bendito y de bendición para otros.
Estarás consciente y ya no en caos, sumiso al Eterno sin por ello abandonarte en esclavitud.

Por supuesto, la vida seguirá dándote puntos oscuros, habrá tiempos de llorar y no solamente para reír.
Pero, será tu respuesta diferente, de vida, de sentido, de trascendencia, de felicidad lo que finalmente te quedará.

Quizás ahora puedas entender de una manera diferente, ¿más profunda?, este versículo que explica el motivo de que sobrevengan maldiciones:

"Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo…"
(Devarim / Deuteronomio 28:47)

Y si entiendes el mensaje, entonces no lo dejes en idea, en una sensación pasajera, en un rayito de luz que realmente poco espabila la inmensa oscuridad; mejor, vive a pleno, construye shalom, haz tu parte en la tarea.

Creencias in-felices

Hay personas que creen
que el ser humano está condenado a NO ser feliz,
destinado a no sentir felicidad,
porque la felicidad es una utopía, algo irreal, inalcanzable, un sueño sin posibilidad de hacerse realidad en este mundo.

Es imposible ser feliz,
y si alguien afirma sentir felicidad,
está enfermo, se equivoca, miente, es víctima de una posesión diabólica, se deja arrastrar por la irracional y ciega pasión,
pone en grave riesgo su vida espiritual.

Así también creen que es pecado aspirar al placer, al deleite, al disfrute,
particularmente si implica lo sensual (sensorial),
¡cuánto más a sentirlo en carne propia!

Creen que lo “material” necesariamente es enfermizo, pecaminoso, infernal, despreciable, satánico
y que las ansias deben ser puestas en un mundo más allá de esta vida,
único lugar de bienestar, de disfrute, de dicha.
Cada bien gozado en esta vida,
equivale a mil bienes desechados en la eternidad.
Cada segundo de felicidad terrenal
cuesta eternas horas de placer espiritual.

Siguen una doctrina que afirma que es bueno ser un desgraciado,
es necesario serlo,
porque si obtenemos algún beneficio,
si disfrutamos de algún placer terrenal,
estamos pecando,
destruyendo nuestra espiritualidad,
desviándonos del buen camino,
restando a nuestra porción de disfrute en el más allá.

Desde esta perspectiva,
santo es el que niega este mundo,
anula sus deseos y pervierte sus necesidades,
es admirable el que tiene fe y vive con ella,
es ejemplar el que abdica a todo disfrute y tiene su vista puesta en otro mundo.
¿Gozar de los bienes materiales?, no, eso es para pecadores.

No interesa si es un bien adquirido lícitamente,
si no se ha incurrido en ninguna violación legal para hacer uso de él,
el solo hecho de sentir placer,
de permitir la chispa de la felicidad,
ya implica pecado, negatividad, fracaso, culpa, perdición.

Vaya uno a saber el motivo, pero creen que estamos condenados a ser pecadores
y que solamente debemos aspirar a una salvación sobrenatural en base a la fe,
o a trabajar infinitamente para restringirnos de los goces.
La vida elogiosa es la del en constante arrepentimiento,
del reconocimiento de nuestra pobreza espiritual,
de admitir nuestras fallas, reales o imaginadas,
de no aspirar a un minuto de calma
ya que somos impíos y merecedores de torturas.

Sí, en permanente angustia por el futuro,
ahogados por el miedo a lo que vendrá,
carcomidos por sentimientos inagotables de culpa,
esperanzados en alguna mágica salvación pero que no es de este mundo, ni en este mundo.

Creen que el sufrimiento redime, libera, exonera.
Creen que la fe es las más poderosa herramienta.
Creen que con rezos se consigue hacer que Dios (o dioses, porque esto se verifica en numerosas religiones) se trasforme en un esclavo todopoderoso, en un genio de la lámpara, listo para realizar toda clase de prodigios a cambio de promesas, oraciones, repetición de salmos y ensalmos, interesada caridad, banales sacrificios, o el magnífico efecto metafísico del “pensamiento positivo”.
Creen que la externalidad (rituales, ropajes, convenciones, adulación, extremismo, superstición, etc.) son la clave sagrada para preservar su forma de vida.
Creen que el rigor es piadoso, la exigencia necesaria.

Entonces,
creen que la felicidad no existe,
y/o es inalcanzable,
y/o es un pecado sentirla,
y/o es para luego de la muerte y con cantidad de requisitos previos,
y/o Dios está para servir a sus deseos, siempre y cuando negocien un buen trato con Él.

Sí, hay gente que cree estas cosas.
¿Tú eres uno de ellos?

Mi grupo, el mejor

Ponte en un grupo, o deja que te digan que perteneces a uno, y bien pronto creerás que eres parte del mejor grupo, del que sobresale, del que se distingue, del que merece el éxito, bienestar, gloria, poder, etc.
Sea un equipo deportivo, un partido político, una religión, un grupo de actividades, poseedores de X o Y aparatito electrónico, o simplemente separarte en el grupo A del grupo B en una competencia entre amigos.
Algo en ti te hará creer en la superioridad de tu equipo, en la necesidad de defenderlo y de paso agredir a los otros.
Lo vemos a menudo, en cosas triviales, increíbles, como los chicos que defienden a Apple y sus juguetitos caros y estilizados ante los que se enarbolan de Android, Samsung, Windows, Nokia, etc. Son ya “clásicas” esas sosas peleas entre “haters” y “fans”. Que este fue primero, que este es mejor, que aquel copia, que ese otro esclaviza en China para obtener beneficios, que ese otro trabaja para la NSA, que… argumentos, excusas, agresiones, ¡para defender las ganancias de empresas multimillonarias!
¿Y qué decir de las revoluciones, matanzas, y etcéteras criminales y terroríficos varios en el nombre de la justicia social, del bienestar popular, de la humanidad?
¿O las barbaridades que se cometen en nombre de dioses del amor, o religiones del amor, o para que el hombre sea “salvo” de improbables infiernos?
¿Y los muertos y heridos a causa del fanatismo deportivo? Aunque los profesionales, que muchas veces cobran suculentos sueldos y otras miserias, un día jueguen en el equipo P y al mes siguiente defiendan los colores de la camiseta C… ¡qué importa! Lo único que parece relevante es saber que eres el mejor, porque eres parte de ese grupo. No es algo que pasa solo a los “barra brava”, a los que se apasionan hasta la locura, pasa, simplemente pasa…
Ni siquiera tienes que conocer al otro grupo, ni saber nada de ellos, con saber que tú perteneces a este grupo y ellos a ese, ya es suficiente.
¿Que no te pasa, dices tú?
¿Estás seguro?

Tu último día…

Si supieras que tu vida termina en pocos días, quizás mañana mismo, ¿cambiarías algunas de tus prioridades?

¿Qué harías?
¿Simplemente te sentarías a imaginar y fantasear con lo que te gustaría hacer?
¿Llorarías por lo que no obtuviste?
¿Te encerrarías a lamentarte y quejarte?
¿Destruirías al mundo por su indiferencia ante tu dolor e impotencia?
¿Buscarías ser el centro de atención, lástima, piedad?
¿Cumplirías tus deseos perversos, contrarios al bien y la justicia?
¿Te arrepentirías de algo?
¿Arreglarías alguna cosa o relación?
¿A quién llamarías para conversar?
¿Hacia quién irían tus pensamientos?
¿Qué harías, qué harías?
¿Qué de aquello que hasta ahora te movía y era el centro de tu vida, pasaría a un segundo plano, o al olvido más completo?
¿Cuál cosa que atesorabas para algún día, para luego de jubilarte, para algún mañana, disfrutarías hoy?
¿Llenarías tus horas con obras de bien, con solidaridad, beneficios al prójimo?
¿Dejarías de lado el cigarro, la droga, el alcohol, el resentimiento, el deseo de venganza, todo lo que se opone a la vida buena y justa? (¿Para qué dejar el alcohol y el cigarro, para cuidar de tu salud que ya no te servirá de nada en unas horas?).
¿Verías esa película pendiente?
¿Gastarías horas en comentar del importante partido de fútbol del fin de semana pasado?
¿Jugarías con tus conocidos a ver quien recuerda más nombres de jugadores de fútbol de las selecciones nacionales desde el origen de los tiempos?
¿Qué oportunidades te darías y darías a otros?
¿Cómo querrías marcharte de este mundo?
¿Harías una fiesta? ¿Prepararías tu propio velorio?
¿Cómo querrías ser recordado por quien te sobreviva?
¿Prepararías tu despedida, lo que dirás a los que te aman y rodean?
¿Pretenderías manipular a Dios con pactitos, arreglitos, oracioncitas, magia en forma de ritualismo supersticioso?
¿Querrías mejorar tu placer en el mundo venidero por medio de atiborrarte de acciones religiosas?
¿Por fin te conciliarás con el prójimo, contigo mismo, con el Eterno?
¿Podrías marchar en shalom, interno y externo?

Generalmente, ninguno de nosotros sabe cuando nos iremos a reunir con nuestros ancestros.
Cada día puede ser el último.
Conozco, y probablemente conoces, gente que ha estado en accidentes graves, en situaciones de enfermedad complicada, en ocasiones que rozaron la muerte de las cuales pudieron volver a la vida terrenal. ¿Aprovecharon la nueva chance? ¿Entendieron lo importante de disfrutar aquí y ahora, de construir shalom en cada acción? ¿Cambiaron positivamente gracias a la experiencia?

Éstas pueden ser las últimas palabras que leas… entonces, si supieras que tu vida termina en pocos días, quizás mañana mismo, en un rato, ¿cambiarías algunas de tus prioridades?

Te deseo una larga y prospera vida, llena de bondad y justicia, comprometido con la construcción de Shalom.