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Se aproxima Pesaj

El hermano pueblo judío celebrará nuevamente su fiesta de Pesaj, tiempo de libertad.

Es bueno que repases el material que tenemos horneado y sabroso para ti en nuestro HOGAR FULVIDA al respecto.

Se abre haciendo clic aquí.

Si bien es una festividad judía, tiene mucho de bueno para aportar a la identidad noájica.

Hagamos lo posible por compartirlo, por difundirlo para construir Shalom.

Que pases el más bello día.

Ámbitos del aprender

Muchas veces creemos que aprender implica poseer (o en el peor de los casos, repetir) algún conocimiento de tipo intelectual.
Aprender ideas, conceptos, frases, lemas, explicaciones, párrafos, versos, etc.
Pero aprender incluye otras dimensiones y no solamente la intelectual.
También se aprenden procedimientos, es decir, modos de hacer cosas.
Como también se aprenden actitudes, es decir, posiciones, posturas, disposiciones mentales-emocionales que se manifiestan de algún modo.

Estos tres ámbitos del aprendizaje han de estar presentes en cada real aprender, porque es imprescindible que la teoría, práctica y conciencia estén entremezclados, potenciando a la persona en sus capacidades y virtudes.

No basta con una sola de estas dimensiones, ni para aprender, ni para aplicar lo aprendido, ni para la vida.
Tenlo presente.

Te daré un ejemplo.
Uno puede saber mucho sobre la caridad, tener en cuenta leyes, normas, reglas, costumbres, etc.
Por supuesto que este conocimiento es muy bonito y hasta provechoso, pero estéril si no se conjuga con la acción.
Aquí entra el procedimiento, el hacer. Que es, como dar para no humillar al receptor, cuando dar, que hacer, que decir, que ocultar. Es decir, todas las acciones encaminadas para efectuar en la práctica la caridad.
Esto es estupendo, alentador, maravilloso pero quedaría en lo yermo si la persona no tiene el deseo, la voluntad, el movimiento emocional, la conciencia que lo lleve a aplicar en los hechos lo que sabe y la forma de hacerlo.

En síntesis, tienes ante ti diferentes retos de aprendizaje y aplicación.
No te quedes en uno solo de ellos, aprende de los tres ámbitos y aplícalos.
El beneficiado, como siempre, serás tú.

Clave de alegría

Armonía entre nuestras dimensiones.
Que el Yo Vivido esté en sintonía con el Yo auténtico.
Unificarnos.
Conectarnos con nuestra esencia y así contactarnos realmente con Dios y con el prójimo.
La sincronía de todos los planos que conforman lo material con lo espiritual, siendo éste la guía, la Luz que alumbra el camino a seguir.
Que las decisiones sean tomadas desde el amor y no desde el EGO.
Que se tomen decisiones y no meramente se reaccione.

La alegría sincera se encuentra al actuar de acuerdo al propio ser espiritual.
La alegría sincera se produce cuando se vive bajo la Luz de la Vida.
Las mentiras, los engaños, las falsas identidades, las apariencias, las actuaciones teatrales en el escenario del mundo, son manchones que tapan la Luz, impregnan de pesar el alma. Llevan al sufrimiento, a la desesperación, al exilio, al “pecado”.
No es la prohibición, lo que no te está permitido, lo que te angustia, sino el deseo por lo prohibido, el tomar lo ajeno, el disfrazarte de quien no eres.

En lo prohibido no encuentras la dicha, aunque provee de cierto deleite sensorial. 
La satisfacción no está en sumar cosas que no te pertenecen, aunque podemos sacar rédito de ellas. 
Tampoco en vivir de acuerdo al deseo de otro, al mandato de otro, al aplauso de otro, a la aprobación de otro… ni siquiera si ese otro eres tú en el exilio, ignorante de tu identidad esencial, en desarmonía.
Serás feliz cuando te encuentres, te ames, te respetes, te cuides.
Cuando admitas tu ser espiritual como el señor de tu palacio interno y ya no más al EGO.

Al morir

Los que parten del mundo dejan aquí sus posesiones, títulos, propiedades, amistades, familiares, cuerpo.
Quedan de este lado también los recuerdos en aquellos que fueron influidos por su presencia.
Y continúan aquí las acciones (buenas o no), así como los efectos en cadena a partir de ellas.
Casi todo queda en este mundo, para ser reciclado, para ser absorbido, para ser continuado, para reintegrarse y volver a ser.

Pero hay algo que parte, se va, no se ancla al mundo, el espíritu.
La esencia de cada uno retorna a la Fuente de Vidas.
El espíritu con la información (teórica y práctica) recogida en cada instante de existencia mundana.
Se podría decir que los difuntos se llevan consigo sus recuerdos, todos ellos, hasta los que el cerebro tenía escondidos u olvidados. Memorias de datos, pero especialmente de experiencias, de vivencias, de todo eso que permite experimentar la multidimensionalidad del ser humano y que no tiene cabida en una existencia de solo espíritu.

Los que han partido están en un mundo sin cuerpo, sin cambios, sin tiempo. Es todo tiempo y todo lugar, y ninguno a la vez.
Es un lugar que no ocupa lugar, un tiempo que no corre.
Es, sin dudas, una realidad alternativa y diferente a la que nuestros sentidos nos brindan, a la que nuestro cerebro puede alcanzar a comprender.
Es un mundo hecho de información, de todo tiempo y lugar, de cada ser vivo.
Un mundo de unidad.
No hay separación física ni temporal, todo es unidad.
En lo espiritual la separatividad se manifiesta por la falta de armonía, por el desequilibrio.

Siendo así, cuando la persona ha logrado unificar su existencia aquí, encuentra placer allí.
Esa es la idea madura que subyace a la infantil imagen de “premio y castigo” en el más allá.
El castigo es consecuencia de la separatividad, del desequilibrio, del exilio, de la falta de conexión consigo mismo y por ello ruptura con Dios y el prójimo.
El premio, por su parte, es consecuencia de la armonía del ser, de sintonizar el Yo Vivido con sus múltiples caretas al faro sagrado del Yo Esencial.
Si ha trabajado su ser para armonizarlo, se ha quitado las cadenas del EGO de encima, ha despertado su conciencia, se ha unificado entre sus dimensiones, entonces ha conseguido aquello que le brinda el máximo placer en la eternidad.
La clave sagrada para el despertar de la conciencia y la unificación es el vivir con bondad, justicia y lealtad. Es el estar siempre dentro del marco de los mandamientos que de acuerdo a Dios corresponden a cada uno (siete para los gentiles, 613 para el pueblo judío).

Cuando la persona que parte ha quedado en desarmonía, sus recuerdos acumulan oscuridad, sus emociones están cargadas de negatividad, su Yo Auténtico empalidecía debajo de multitud de máscaras de falsedad, el EGO era su amo, entonces tiene que pasar por un proceso de refinamiento, de hasta once meses terrestres, un curso acelerado de corrección.
No es un infierno, no es un limbo, no es un purgatorio, es un estado espiritual de "fermentación", de depuración, hasta que los recuerdos pierdan su carga emotiva negativa, y pueda poner en armonía lo que no pudo lograr en vida.
Luego, se conecta en armonía a la Fuente de Vidas, a la unidad completa.
Hay pleno conocimiento, conciencia.
Esa es la existencia en paz.

El fuego de la buena intención

El hombre es un ser multidimensional: espíritu, mente, sociedad, emociones, cuerpo.
Los mandamientos que Dios ha ordenado a cada cual, Siete para los gentiles, 613 para el pueblo judío, proveen del mecanismo para armonizar nuestras dimensiones, llevarnos a la plenitud, de acuerdo a lo que nuestra esencia espiritual necesita.
Al judío no le basta con los Siete para las Naciones, sino aquellos que corresponden que cumpla de los 613.
Al gentil no le aporta directos beneficios espirituales cuando toma para sí mandamientos que son de los judíos, aunque de alguno de ellos puede obtener gratificaciones parciales en una u otra dimensión. Y sí puede ocurrir lo contario, que usurpe mandamientos de los judíos que tiene prohibido, y esa infracción lesione su integridad, lo aleje de su esencia, le nuble la conciencia, lo someta aún más al dominio del EGO. Es por ello que el gentil debe evitar propasarse en su anhelo por las cosas “de Dios”, no sea que por ansiar lo que no le pertenece, aunque sea con buenas intenciones, termine fracturado, en exilio, perdido, en esclavitud.
Mira lo que pasó a sacerdotes de Dios, hijos del Sumo Sacerdote, amados de Dios:

"Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron en ellos fuego, pusieron sobre él incienso y ofrecieron delante del Eterno fuego extraño que Él no les había mandado.
Entonces salió fuego de la Presencia del Eterno y los consumió. Y murieron delante del Eterno."
(Vaikrá / Levítico 10:2)

Si esto pasó con esta buena gente, llena de buenas intenciones, de familia “sagrada”, conocedores de Dios, imagínate que no pasará con el gentil que presume poder tomar para sí del patrimonio judío, y creerse más “santos” con esa intromisión y vergonzosa conducta…
No querido amigo, no añadas lo que no te corresponde. No dejes que el EGO te haga creer que serás más “santo” por usar lo que no es tuyo, por disfrazarte de judío, por tomar para tí preceptos que no tienen permiso tomar.
Pobres las almas de mesiánicos, netzaritas, falsos judíos todos ellos, así como los que se hacen pasar por descendientes de las tribus perdidas, o lo que se hacen pasar por judíos porque su apellido esto o aquello, o porque algún pariente emigró de España hacia América hace siglos. Pobres de ellos, gente perdida, esclavizada, tiranizada por el EGO, presos de religiones.
Viven en el infierno en este mundo y se preparan un infierno para la eternidad.

Cuando lo cierto es que el camino que Dios ha marcado para los gentiles es perfecto, es bello, es santo, es completo.
El noajismo es la respuesta a la mayoría de los males que aquejan a este mundo.
El noajismo es la clave para hacer de este mundo un paraíso terrenal.
Sin usurpar mandamientos de los judíos, ni tradiciones judías, ni modos que se acostumbra asociar con lo judío.
Lo judío es para los judíos, lo noájida para los gentiles.
Eso es lo que Dios ha decretado, por siempre.
Tengamos cuidado, no seamos como Nadab y Abihu que por querer hacer de más, llenos de buena onda, terminaron incinerados, irreconocibles, perdidos.

Ahora, conoce tu identidad espiritual, ámate, cuídate, vive a plenitud y comparte este mensaje de vida eterna con tus hermanos y con los extraños.

Tu poder MESIÁNICO

Sentirse impotente, serlo, es una constante en nuestra existencia terrena.
Realmente nuestro poder personal y colectivo es limitado.
Somos dependientes, frágiles, minúsculas partículas de polvo estelar que a veces cobran conciencia.
Somos infinitos espíritus pero reducidos a un pasar efímero, corto, pobre.

Para irnos acomodando nos vamos probando máscaras, vistiendo uniformes, cosechando trofeos, poseyendo, teniendo, creyéndonos nuestros propios cuentos, sufriendo, reclamando, quejándonos, padeciendo, viviendo de lo externo porque tememos a aquello que está en lo profundo.
Así vamos haciendo nuestra vida. Así dejamos correr el tiempo, hasta que llegamos a la tumba siendo desconocidos de aquel que está en el espejo.
Sumergidos en el Yo Vivido, alejados de la conciencia de nuestro Yo Auténtico.
Nos inventamos excusas, somos maestros en eludir, en negar, en olvidar, en imaginar alternativas que nos escondan a la conciencia de nuestro ser.
Tal cual la primera pareja humana hiciera:

«Cuando oyeron la voz del Eterno Elokim que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Eterno Elokim entre el árbol del jardín.»
(Bereshit / Génesis 3:8)

Incapaces de confrontar su conciencia, hundidos en el miedo provocado por la impotencia, tras esclavizarse al EGO, así hicieron. Se ocultaron entre los árboles, se escondieron, trataron de no ser vistos, como si pudieran huir de Dios, como si los ropajes externos y las riquezas pudieran silenciar la voz sagrada de la conciencia que retumba en el interior de nuestro ser.
Allí, en nosotros, como parte nuestra, en la parte más sana de nuestro ser, está la voz que constantemente nos habla, nos bendice, pero nosotros optamos por oír otras cosas, hacernos los distraídos, narcotizarnos, perdernos. Por ello, estamos en el exilio, en la diáspora, en el destierro, fuera de nuestro hogar.

Estamos en exilio.
Porque nos sentimos impotentes fue que marchamos al exilio.
Nos mantenemos en el exilio porque hacemos esfuerzos para sentirnos en casa, cuando no lo estamos.

Si aprendiéramos a conectarnos con nosotros mismos, a armonizar nuestras diferentes instancias, a que el Yo Vivido no estuviera chocando y negando al Yo Auténtico, si dejáramos de lado las excusas, si no tuviéramos más religiones sino espiritualidad, si… si esto ocurriera, sería el fin del exilio, el inicio de la Era Mesiánica, personal y colectiva.
Porque, tenemos el poder.
Dentro de nuestra limitada existencia, en la finita vida del hombre, éste ya tiene poder.
Por supuesto que no el de Dios, ni de estar por encima de todo, ni de la auto suficiencia; somos y seremos dependientes, la cuestión no está en negarlo ni en fantasear con estados de existencia mágicos.
Como ciertamente describe Maimónides para la Era Mesiánica:

“No supongas que el Rey Mashiaj debe realizar milagros y maravillas, provocar nuevos fenómenos dentro del mundo, resucitar muertos, o realizar otros hechos similares… No debemos suponer que en los Días del Mashiaj (Era Mesiánica) se anulará algo de la naturaleza del mundo, o que habrá alguna innovación en la Obra de la Creación. Sino, el mundo continuará según su modelo… Nuestros sabios enseñaron: (Talmud Berajot 34B) no habrá ninguna diferencia entre el mundo actual y la era de Mashiaj excepto (nuestra emancipación de) la subyugación a las naciones. ”
(Mishné Torá, Leyes de los Reyes, Cap. 11: Ley 3, Cap. 12: Ley 1, 2)

Así pues, el fin del exilio, personal y colectivo, no conlleva cambios fuera de lo que es natural.
Fuimos, somos y seremos dependientes, limitados, impotentes, es bueno saberlo, reconocerlo y no por ello hundirse en la desesperanza, escapar con el EGO hacia el exilio, tal como venimos haciendo.
Solo Dios, repito, solo Dios es todopoderoso, independiente en absoluto.
Hasta el esperado rey de Israel, el Mashiaj, será un hombre, restringido a su condición de tal. Poseerá capacidades exquisitas, será muy sabio, muy comprensivo, muy refinado, pero solo un hombre. Con mucho poder, la que da el liderazgo, la que brinda la inteligencia aplicada al bien, la de la Torá, pero también con las flaquezas de todo ser humano. Nacerá, llorará, tendrá apetito, padecerá frío, se quedará dormido, le dolerá quizás una muela, se enfermará… será un hombre, muy bueno, muy justo, muy sabio, muy leal, un ejemplo, pero un hombre.
Lo dice claramente Maimónides, lo codificó como ley.

Te repito, en nuestra acotada existencia, YA contamos con el poder.
Tampoco es el ilusorio poder, la apariencia que brinda el EGO de dominar a los demás por medio de manipulación, ni el de la violencia, ni el de la imposición agresiva, ni el del autoritarismo en cualquiera de sus formas. Ya que este aparente dominio que surge del EGO no es poder, sino juego de poder, apariencia, delirio, enfermedad, impotencia trastornada en supuesto poder.

Es bien otro el poder que está en ti.
Es el de la conexión espiritual, el de tu ser esencial, el de tu espíritu.
Es el que te conecta constantemente con Dios, y a través Suyo con todo lo existente, en todo tiempo y lugar.
Es el poder de estar en paz contigo mismo y con el prójimo.
Cuando aprendes a armonizar tu existencia, a ser uno contigo, estás en camino de ser uno con el otro, uno con Dios.
Allí resplandece la Luz de Vida, el poder.
Se expresa por medio de la conducta bondadosa y justa, cuando haces el bien a otra persona sin esperar nada a cambio.
Cuando bendices en lugar de enfadarte, cuando le deseas buen día incluso a aquel que te molestó.
Cuando te arrepientes y reparas el daño que has ocasionado, y llevas a reparar y al arrepentimiento al que te lesionó.
Está aquí y ahora, que es el único tiempo y lugar que existe. No está en el pasado, ni tampoco en el futuro. No está en otro, ni siquiera en grandes sabios, sino en ti. Es TU esencia, tu conexión sagrada con Dios, que nadie más tiene, que nadie más puede hacer resplandecer. Es TU poder sagrado.
Cuando escoges la vida, y actúas para promoverla.
Cuando siembras alegría en otros, seguramente cosecharás alegría tú.

Conoce tus máscaras, aprende a usarlas y no a que te usen.
Toma conciencia del EGO actuar en tu vida, no te opongas a él, pero tampoco le sigas el paso.
Deja fluir las insinuaciones del EGO, deja que te haga sentir impotente, no luches en vano.
Enfócate en aquello que es bueno y justo puedes hacer.
Encuentra tu ser, ámalo, cuídalo, estarás en la plenitud de tu poder.

Para ayudarnos a comprender, compartir y experimentar esto, te pido que comentes, compartas con tus amigos y redes sociales, pero especialmente que lo lleves a la práctica.
El que se beneficiará, eres tú.
Puedes salir del exilio y ayudar a que el mundo avance hacia la Era Mesiánica.

Un baño interno de Luz de Vida

Cuando la otra persona, o la situación en sí, nos hace sentir impotencia (o la vivimos), de forma automática surge la respuesta del EGO.
Ésta puede ser con llanto, grito, golpe o desconexión de la realidad, cada una de éstas o alguno de sus derivados.
Hagamos memoria y rápidamente veremos que es así.
Te pongo un par de ejemplos, solo como ilustrativos, no te quedes pegado a ellos.
El conductor de adelante va lento, no tienes como rebasarlo, además hizo una maniobra terrible y casi le chocas. Sigue lento, como de paseo en mitad de la jornada laboral. Tú quieres llegar más rápido. Te agitas, te pones tenso, sudas, estás ansioso, lo insultas, le gritas alguna cosa poco bonita, le muestras el dedo medio, tocas la bocina como si eso le diera alas al auto, desearías romperle la cara a ese maldito que te estorba en tu apurado transitar.
Tu hijita se niega a comer, le pides por las buenas, sigue sin comer. Le pides que coma, ahora subiendo el tono de tu voz, sigue sin comer. La amenazas con alguna reprimenda si no come, entonces ella juega con la comida pero no come. Gritas, ella hace pucheritos, como para largarse a llorar y no come. Gritas más fuerte, y de paso agregas alguna palabra fuerte, quizás hasta la zarandeas un poco o tomas el tenedor y quieres embucharle al menos un bocado, y ella sigue obstinada sin comer, ahora llorando y berreando amargamente.
EGO y sus reacciones… ¿las ves?
Revisa en tus recuerdos, en tus hábitos, en tu forma de hacer las cosas y verás al EGO trabajando, probablemente al mando de tu vida.

Responder desde el EGO es lo útil en una situación que es de extremo peligro vital, cuando nuestra vida está en juego y la reacción instintiva de supervivencia es la necesaria.
El EGO está allí para auxiliarnos en la supervivencia, cuando no hay otra forma posible e inmediata de responder.

Pero, responder desde el EGO ante el sentimiento de impotencia, sirve para aumentar el problema, hacer más pesada la sensación de debilidad, alejar de la resolución pacífica y saludable, enturbiar las relaciones, agravar la enfermedad.

Una buena manera de actuar fuera del contralor del EGO sería a través de un estado de conciencia donde tengamos buenos pensamientos y actuemos compasivamente con la persona que nos hace sentir impotentes.
Esto no implica negarse a lo que es justo, a detener al verdadero agresor, a que las autoridades pertinentes se encarguen de ajusticiar al perverso que nos daña.
No estamos tratando de cuestiones “graves”, sino las cotidianas, esos constantes enfrentamientos con tu pareja, esas peleas por dominio con tus hijos, esas bromas con tus compañeros, esas luchas constantes para demostrar tu poder, tu fortaleza, tu dominio, para no caer en la angustia de la impotencia.
Es en estas ocasiones diarias, de muchas veces al día, que te propongo lo de actuar con buenos pensamientos y compasivamente.
Una buena manera de entrenarse para alcanzar la maestría en la construcción del Shalom, puede ser el desear que el otro reciba un baño interior de Luz de Vida.
Este buen deseo no alcanza, pero es un bello inicio.
Así, en vez de ponerse ansioso y agredir cuando el conductor de adelante va lento, bien podemos desear que esté lleno de Luz, que su vida sea bendecida. ¡Todo lo contrario a las maldiciones y palabrotas que “naturalmente” diríamos, producto del EGO!
Puedes argumentar que no sientes esa compasión, que en verdad quieres mandarlo al demonio, que se pudra, que choque, lo que sea menos que le deseas Luz de Vida. Y sí, es comprensible. Tú y yo, todos tenemos mucho que des-aprender. Pero no pongamos esto como excusa para seguir haciendo lo mismo que es enfermo y malo. Comencemos el cambio, seamos constructores de Shalom.
Deséale el baño interno de Luz de Vida. Que el Eterno bendiga su existencia. Aunque no lo sientas. Aunque te parezca hipócrita de tu parte. ¿Cuál es el problema? Dios no te enjuiciará por desearle el bien al prójimo, aunque no te sientas compasivo realmente. Por el contrario, este ejercicio de accionar por la positiva en lugar de reaccionar desde el EGO te hará fuerte. Te dará el dominio real sobre tu vida. No serás todopoderoso, no te escaparás del sentimiento de impotencia, pero estarás mejor parado para no volver a la celdita mental del EGO.

Pero, no caigamos en trampas del EGO al pretender hacer esto.
Porque alguno puede hacerlo con la idea de recibir algo a cambio.
Por ejemplo, Dios me recompensará si hago esto. O el otro se correrá del camino y podré avanzar como yo quiero. O me siento bien conmigo mismo porque soy tan genial que no me ofusco sino que bendigo de corazón.
Todo esto sigue siendo EGO.
Porque lo hacemos para recibir algo a cambio, y ésta no es la idea correcta.

Hazlo, porque es bueno hacerlo.
Seguramente recibirás muchas cosas buenas, para empezar menos presión del EGO, más salud multidimensional, mejores relaciones humanas, mayor paz, entre otras cosas.
Pero que no sea el recibir tu meta, sino solamente un beneficio secundario, muy lindo, muy bueno, pero no lo principal, no tu sentido de vida.

Al desearle al otro Luz de Vida, estarás siendo tú bañado por ella.
Aunque no seas genuino al principio, el acto de entrenarte te dará esa clara armonía, unidad, conexión.
Desea el bien, hazlo.

La máscara más cara

Una pregunta para responder aquí si quieres o para reflexionar y responderte a tu mismo.
La idea es que te sirva para ir avanzando en el camino del autoconocimiento. Si te conoces más y mejor, probablemente te ames un poco más, te cuides, te conectes contigo mismo y con el prójimo a un grado que no lo consigues desde el desconocimiento.

La pregunta:
¿Cómo usa tu EGO algunas de las máscaras de tu Yo Vivido para apartarte de tu Yo Auténtico?

Te daré un ejemplo, para que puedas realizar este ejercicio con mayor precisión. No te quedes pegado al ejemplo, es solo eso, un ejemplo.
El profesional que actúa en sus relaciones personales al estilo de su preparación académica y actividad laboral, sea médico, abogado, sicólogo, maestro, contador, lo que fuera. Usa frecuentemente la excusa de que hace así por “deformación profesional”, no otra cosa. Pero cuando analizamos la situación a la Luz del Conocimiento descubrimos que es un modo para dominar las situaciones que le angustian, que no sabe cómo resolver por no contar con recursos saludables para encauzar sus emociones. Su sentimiento de impotencia le obliga a presentarse con la máscara del profesional, encuadrado dentro de un marco que le brinda seguridad, sensación de relativo poder.

Ahora, es tu turno.
Adelante en el camino de la Luz.

El cordero de oro

La ignorancia es parte sustancial del ser humano (lo demuestra de varias maneras la foto que acompaña este texto).
El desconocimiento alcanza incluso hasta aquellos aspectos personales que pudieran ser sumamente íntimos.
Cargamos con zonas oscuras, puntos ciegos, somos naturalmente incapaces de penetrar el misterio de nuestra existencia, ¡cuánto más lo que está más allá de ella!
Esta ignorancia normal y hasta es bueno que exista, dentro de sus límites. No podemos vivir con la constante presencia de recuerdos, de proyecciones hacia el futuro, de pensamientos, de miedos, de deseos, etc. Tener toda la información al mismo tiempo, todo el tiempo, resulta en una sobrecarga, en ineficiencia, en descontrol, en locura, en muerte.
Gracias a Dios, nuestro cerebro es un gran filtro, entre su infinitud de tareas también nos sirve para bloquear y mantener fuera de la conciencia multitud inmensa de información que no es necesaria ni oportuna en este momento, es bueno que así sea.
Lo que no es tan bueno, es que aquello que debiéramos conocer y ser conscientes esté oculto, cubierto, negado.
Podemos creer que somos esclarecidos, que tenemos el saber y el poder, por lo que controlamos nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestro entorno.
Podemos suponer, con toda buena intención, que al menos tenemos conocimiento y conciencia de lo que nos atañe personalmente, sin embargo, somos esclavos de nuestra ignorancia y a veces incomprensión. Porque, no llegamos a conocer nuestro Yo Auténtico, nos quedamos solamente con las caretas que provee el Yo Vivido. Nos identificamos con etiquetas que nos dieron, nos inventamos personajes que asumimos como “yo”, vamos por la vida actuando como si fuera un teatro, en constante huida de encontrarnos ante el espejo del alma.
Esta ignorancia de nuestro ser, es el exilio de la persona.
Vivimos en exilio, fuera de nuestra tierra prometida.
Abandonados, desamparados, ignorantes de lo que es esencial: nuestro Yo Auténtico.
Al mismo tiempo, como tejemos historias de vida con bases imperfectas (ya que desconocen o rechazan la verdadera naturaleza del Yo), nos sentimos en la necesidad de elaborar miles de excusas, mentir y mentirnos, para no angustiarnos, para mitigar el sentimiento de culpa, para sufrir menos, para eludir la responsabilidad.
Sí, llevamos una vida de ilusión, aunque sea absolutamente real y concreta.
Una vida de desconexión de la realidad, sumergida en cuentos irreales que nos vamos inventando o tomamos de otros (padres, amigos, maestros, compañeros, medios de comunicación, etc.).
Como no estamos conectados con nuestro Yo Auténtico, no podemos estar conectados con el prójimo, ni con el entorno y tampoco con Dios. Apenas si lanzamos algunas líneas de vinculación, nos mantenemos en contacto, nos atamos, nos esclavizamos, pero no nos conectamos.
Si no nos conocemos, si no estamos conectados, si estamos en exilio, si llevamos vida de ilusión, si pasamos por este mundo como turistas sin marcar presencia, si nos mantenemos en la inconsciencia, si seguimos encerrados en celditas mentales, ¿cuál es el sentido de vivir así?

Es NATURAL de nuestra condición humana ser y sentirnos impotentes (faltos de poder).
La reacción original ante esto es la que parte del EGO, y puede expresarse de dos modos:

  • con abatimiento, desesperación, abandono, tristeza, la impotencia hecha carne (pero no concientizada); o
  • con pretensión de controlar todo, incluso aquello que está por fuera de nuestro dominio; fantasear con el control, creerse en posesión de las claves del poder, o buscar manipular la realidad (material o social) para imponer nuestro deseo.

Desde nuestros primeros momento de vida en este mundo el EGO nos acompaña.
En aquella pesadilla que es el verse sumergido por completo en la impotencia de entrar al mundo, el EGO nos auxilió, o eso creemos. Fueron sus rústicas herramientas las que nos permitieron sobrevivir, sobrellevar el terror de la impotencia, conseguir que alguien se hiciera cargo de nuestras debilidades y nos confortara. Fueron los gritos, los llantos, los pataleos del EGO los que alarmaban a los adultos a nuestro alrededor para que nos satisficieran, nos tranquilizaran, nos hicieran sentir menos el cuchillo mortal de la impotencia. Y cuando la satisfacción no era obtenida, o se demoraba, era el buen EGO el que nos desconectaba de la realidad tormentosa, el que nos llevaba al mundo de la inconsciencia, de la insensibilidad, de la anestesia, de la fantasía.
El EGO estaba allí, como salvador. Porque es su función natural, porque eso es lo que debe hacer desde su lugar de existencia en la base primitiva de nuestro cerebro.

Es este EGO salvador el que luego se toma como modelo de los dioses, ángeles, salvadores, seres místicos de la guarda, poderos milenarios, extraterrestres benéficos, etc.
Es este EGO el que es identificado luego con aquellos a los que asignamos poder, autoridad, dominio, sabiduría, consejo, etc. Cuando ciertamente el EGO no tiene poder, ni autoridad, ni dominio, mucho menos sabiduría o sapiencia, y es lo contrario a la conciencia.
Sí, el EGO es el origen de las religiones, de todas ellas.
En principio por ser la imagen interna de una “potencia salvadora”, que nos beneficia, que nos “ama” a pesar de nosotros no ser merecedores de ello.
Sí, también los que hacen de Dios, del verdadero y único, un “dios”, otro ídolo, están mancillando al Eterno, al equipararlo con los dioses inventados, con los dioses fabricados por los hombres, al hacer de la creencia personal de Él otro derivado del EGO.
Entonces, no es de extrañar que se pretenda negociar con Dios, imponerle nuestro deseo, creer en Él si nos hace los mandados, demostrar Su existencia si nos hace milagritos, suponer que Él está pendiente de nosotros como si fuéramos el centro del universo y Él nuestro servidor. También los que prostituyen lo espiritual para hacerlo religioso, esos también viven bajo el mando del EGO y no al servicio de Dios.
Todo esto es aprovechado por los miserables traficantes de la fe, sean de la religión que fueran, con el disfraz que usen, en el idioma que hablen, con el dios o dioses o no-dioses (ateos, organizaciones civiles, políticas, militares, nacionales, laborales, gremiales, etc.) que representen.
Allí está el pastor (para llamarlo en modo genérico, no solamente le pastor evangélico o mesiánico), que es el que tiene el supuesto poder, el supuesto saber. El pastor que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo manda. El pastor que todo aconseja, prohíbe según su entender, decreta según su parecer. El pastor que no admite controversias, que no acepta preguntas “inoportunas”, que se enoja, que maldice, que presiona, que impone, que decreta, a sus ovejas y a sus dioses. El pastor que toma el lugar visible del EGO, que se convierte a ojos de sus seguidores en un dios, o emisario santificado por el dios. El pastor que nunca miente, nunca estafa, nunca se equivoca. El pastor al cual hay que tener contento, jamás contradecir o contrariar. El pastor que debe ser sostenido por el aporte de sus ovejas. El pastor que puede darse lujos que le niega a sus seguidores. El pastor que hace y deshace, que te dice una cosa y te dice la otra, que te ordena pero él y los que él escoge están libres de esa orden.
Te repito, no solo el pastor de la iglesia, puede ser un rabino, un cura, un sensei, un patrón, un comandante, un gerente, un rebe, un maestro, el burócrata, un guía, un jefe de sección, el conductor del bus, un gurú, un ministro de Estado, un monarca, un… cualquiera que esté ocupando el rol externo del EGO. Ese que se cree en control, o que realmente tiene algún poder sobre ti, sea por la función/cargo que está ocupando, por el lugar social que alcanzó, por la fantasía religiosa que le rodea e impregna con supuestos poderes, etc.
Ahí está el EGO, en ese funcionario, trabajando como el EGO sabe: gritos, pataleo, llanto o desconexión de la realidad, con sus derivados adquiridos con el crecimiento y las experiencias.
Si te pones a mirar desde el ojo de la conciencia, si analizas con la claridad que te estoy compartiendo, pronto verás cómo es que funcionan estas organizaciones basadas en el EGO, soportadas en el EGO, cuyo objetivo es el EGO.
Si estás entrampado en la telaraña del EGO, si tus puntos ciegos son muchos, probablemente no lo distingas, estarás condicionado para ver y no ver, de acuerdo a cómo te han adoctrinado. Una vez que has podido tomar distancia y te has quitado parte de la mochila de encima, cuando has des-aprendido, estás capacitado para aprender, para esclarecer, para crecer.

Cuando alcanzamos a comprender lo que está sucediendo, cómo el EGO está detrás, tanto del pastor como de la oveja, entonces es más sencillo explicar qué está ocurriendo. Se explica porqué la gente se deja estafar y se enoja cuando se trata de ayudarla, se entiende cómo amparan al pastor ladrón que vive a cuerpo de rey gracias al dinero de las ovejas que pasan miserias, se entiende el fanatismo, todo fanatismo, la ceguera.
Todos tenemos puntos ciegos, y el EGO se aprovecha de ellos, los amplifica, aumenta las sombras, porque ante la Luz el EGO se evapora.
La confusión, el caos, el desorden, la falta de razonamiento, la repetición de lema huecos, la prepotencia, la agresión verbal, la humillación, el hacerse la víctima, la queja, el reclamo injustificado, la indiferencia, todo parte de lo mismo y busca lo mismo: el dominio del EGO por sobre la persona.
Cuando Moshé desapareció en el Monte Sinaí y no retornó cuando el populacho lo esperaba, éste temió y acongojado protestó ante Aarón:

"haz para nosotros elohim (dirigentes, poderosos, dioses) que vayan delante de nosotros; porque a este Moshé [Moisés], el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido."
(Shemot / Éxodo 32:1)

Sí, la ceguera se extiende merced al EGO.
Ellos, el populacho, los extraños que se sumaron a Israel sin consentimiento de Dios, estaban aferrados a sus celditas mentales. Eran devorados por el miedo. Reaccionaban a causa del pavor o para obtener su deseo. Ellos no entendían, no comprendían, no tenían conciencia, no podían testimoniar que era Dios quien sacó a los judíos de Egipto, cosa que ellos aprovecharon para escapar también. Ellos veían a Moshé, veían a Moshé blandiendo el palo, veían a Moshé como el pastor, entonces era Moshé quien lo sacó de Egipto. Ahora, el líder ya no está. Desapareció. Entonces, desesperadamente precisan algo que ocupe su lugar. No importa lo que sea, pero que esté ahí, como el pastor, como el EGO materializado y visible.
Tal cual les pasa a algunas personas que han pasado por nuestro hogar FULVIDA, que salieron de la cárcel de la religión de Jesús/Yeshua/Isa (con cualquiera de los nombres que inventen, da lo mismo, es lo mismo), y dejaron al pastor, alias rabino mesiánico, alias moré mesiánico, alias roé, alias… Eso se dieron cuenta de que era nefasto, perjudicial, mentira, mortal, y corrieron lejos, pero bien pronto, bien bien pronto, se entramparon nuevamente. O regresaron a la misma congregación religiosa, o a una similar, o se abalanzaron sobre un rabino o alguien que se vende como tal, o se clavaron a otro líder religioso, por lo general líderes ávidos de dinero, poder, dominio sobre otros, renombre, aplausos. Bien rápido pidieron, demandaron, exigieron tener un líder como antes, alguien que fuera delante, alguien que encarnara al EGO. Amenazaron con escándalos, desastres, etc., para obtener su deseo, su retorno al caos, su sumersión en la inconsciencia e irresponsabilidad.
Sí, recuerdo a muchas personas que pasaron por aquí, por FULVIDA, y al no dárseles otro pastor que encarnara al EGO, ni otro falso dios que les esclavizara, rápidamente regresaron a sus celditas mentales, a servir a hombres, a adorar ídolos, a dormir nuevamente en la pesadilla del EGO.
Los que nos mantenemos aquí queremos hacer bien las cosas, nos miramos unos a otros y preguntamos qué estaremos haciendo mal. Seguramente que cada día podremos ir corrigiendo muchas cosas, sea en lo personal como en lo institucional. Pero, el hecho evidente, que surge cuando se analiza las cosas con calma y con el conocimiento que surge al ver al EGO, es que esas personas no fueron libres, no despertaron, sino tan solo se dieron vuelta en la cama, abrieron un poco los ojos, y volvieron a dormir. No quieren libertad, quieren servidumbre. No están preparados para servir a Dios, sino mantenerse esclavos del EGO. Con la excusa que sea, que mi esposa sigue allí, que mi esposa amenazó divorciarse, que Yehuda no me enseña hebreo, que el “rabino” tal me enseña “kabbalah”, que yo quiero seguir predicando “la palabra”, que en FULVIDA no hay “torah”, que siempre se habla de lo mismo, que… excusas, lo mismo que el populacho, quieren un pastor, quieren alguien con aparente fuerza que les marque el camino con su bastón, quien más inconsciencia y no libertad.
Analicemos, no demos excusas, analicemos y encontremos qué hay detrás.

Los esclavos del EGO, en su sumisión, en su esclavitud, tienen la necesidad de adoctrinar a otros, de manipular a los demás, de sumar gente a sus filas, de que nadie los contradiga, de reinventar la historia, de predicar la mentira con insistencia hasta que parezca que es verdad:

"… hizo un becerro de fundición, modelado a buril. Entonces dijeron: -¡Israel, éste es tu elohim (dirigente, líder, dios, poderoso) que te elevó de la tierra de Egipto!"
(Shemot / Éxodo 32:4)

Oh sí, el actuar como misionero es parte del síndrome del EGO.
El populacho, los extraños que huyeron detrás de los judíos ahora vienen a predicar “la verdad” a los judíos. Los “mesiánicos”, los “netzaritas”, los gentiles paganos que se hacían pasar por judíos, rápidamente querían adoctrinar al os judíos acerca de “torah”, de Dios. Cuando es evidente que el becerro de oro recién salió de la fundición, que era un muñeco de oro hecho por el hombre, estos misioneros con total desparpajo, con total desvergüenza anuncian y proclaman que ese es el dios de la salvación.
Sí querido amigo, el cuentito que te traen los falsos judíos mesiánicos es similar al que contaba el populacho que adoraba al becerro de oro.
Ponían al becerro en el lugar de Dios, o tal vez en el de Moshé. Como sea, le atribuían poderes mágicos, milagrosos, era la verdad y la vida, era la única conexión con Dios. Ese becerro era el que los salvó de Egipto.
Mentiras descaradas, evidentes estafas, pero dichas con tal pasión, con tanta insistencia, con tanto versículo apañado para acomodarlo a sus gustos, con tanta convicción, que finalmente los ingenuos e ignorantes podían creerles, podían sumarse a sus filas de desquiciados adoradores del EGO.
Lo vemos hoy en día, algunos lo soportan a diario dentro de sus familias o amistades.
Deben resistir el embate de los misioneros, falsos judíos que se hacen llamar efraimitas, netzaritas, mesiánicos, que vienen con su cuento preparado, entrenados en repetir lo mismo una y otra vez, en no responder a preguntas sino solamente seguir un curso de pensamiento ya dictado.
Ello vienen a traer “la revelación”, acerca del mesías, del que volverá, del hijo del hombre, del hijo de su dios, de… del becerro de oro, recién salido de la fábrica del EGO pero que es venido y vendido como sagrado, como de Dios, como salvador, como redentor.
Es así, tal cual lo vemos en el relato de la Torá, tal cual pasa hoy en día.
El “cordero”, es el becerro de oro.
Así como el populacho se inventó a su elohim, los seguidores del dios/mesías de “Nazaret”, igual hacen.
Pero también los que comercian con supuesta Kabbalah, y los que se hacen pasar por judíos aunque no sean mesiánicos, y los que se la pasan inventando historias religiosas para quedarse felices, y los que se fanatizan detrás de hombres, y… no… no es solo “pecado” los seguidores del cuento del nuevo testamento… parece que es “pecado” de los hombres en general…

Cuando al populacho se lo contraría, es despiadado. Deja correr la sangre, Agrede como puede. Es el fanatismo en persona. No se le lleva la contra. No se trae una lámpara que ahuyente las sombras. El populacho está ahí para servir al EGO, para no sentirse impotentes, para sentirse parte de algo más poderoso que les da poder y sentido a sus patéticas vidas.
El EGO domina, por lo cual hay violencia, más o menos encubierta. Hay falsedad, hay mentira, hay disfraces, hay locura, en una mayor o menor medida.
El EGO está al mando, entonces el misionero grita, llora, patalea o se desconecta de la realidad, con todas las conductas derivadas de éstas.
Piensa en el tiempo que tú eras misionero, una oveja de tu pastor. ¿Acaso no predominaba alguna de estas conductas?
O ahora, cuando te topas con todos esos disfrazados de judíos en tu vida, en el mundo o en Facebook, o en otros lugares de internet. Allí están, chapuceando en algo que creen es hebreo, mintiendo sobre su idioma. Haciéndose llamar por nombres que no son los suyos. Jurando tener un linaje que no es real. Afirmando acerca de doctrinas que no entienden pero ellos creen. Te imponen sus ideas, debes decir que sí o ellos se ofenden, se enoja, maldicen, se burlan, levantan la voz, gritan, amenazan, se hacen las víctimas, recurren a trucos como decirte que no debes juzgar, o debes amar, o que no te comportas como alguien de “torah”, o que ellos son maltratados como dijo su salvador que pasaría, o que su “rebe” es todo lo que el mundo precisa, o que su escuelita es la única santa, o… al final ellos son duros como piedras, son paredes, no entienden, no comprenden, no salen de su lugar, te cansan, te desesperan. Si tú eres débil, caes en la trampa de las risas y abrazos de bienvenida. O te dejas caer, ya cansado de luchar y ser incomprendido. Ellos son realmente los débiles, pero tienen el poder del imperio romano (EDOM) detrás. Tienen la falsa fortaleza del EGO que les impulsa a cualquier acción con tal de alcanzar sus deseos.

Pero, seamos justos y compasivos, no seamos severos, realmente para quien está encarcelado por el EGO es absolutamente difícil darse cuenta de esto, admitirlo, tomar conciencia, despertar, mantenerse fiel luego de hacerlo. El EGO hace muy bien su trabajo, por lo cual nos mantenemos en la ignorancia, absortos a la realidad, domesticados, esclavos, encerrados en la celdita mental que no tiene puerta ni llave pero de la cual no salimos.
Tampoco seamos severos, porque aprender esto lleva su tiempo y esfuerzo, y vivirlo a pleno, con lealtad, mucho más.
Así pues, el mundo de los hombres se encuentra sometido por el EGO.

(Recordemos, el EGO no es un demonio, no es un dios, no es un ángel caído, no es una fuerza mística, no es un alienígena que se posesionó de nuestra alma, no viene de fuera, no es antinatural; el EGO es una función natural, normal, de todo ser humano. Su meta es que la persona sobreviva, pero cuando se excede de sus límites, la lucha por la supervivencia lleva al egoísmo, egolatría, egocentrismo, violencia, malicia, abandono, dolor, sufrimiento, etc.
Recordemos y tengamos claro, no existe una lucha del EGO contra Dios, ni contra el hombre. Nada se opone a Dios. Y el EGO no está en lucha con el hombre, es parte natural y normal de él).

Un buen consejo para lidiar con los esclavos del EGO es no lidiar con ellos.
No enojarse, y si uno se enoja no demostrarlo.
No debatir ni rebatir, aunque uno pueda demostrar a cabalidad la falsedad del misionero, puesto que él está ciego y encerrado en su celdita. De nada sirve la razón y la lógica.
No luchar para ver quien sabe más, quien es más inteligente.
No es necesario, de hecho, es contraproducente.
Lo mejor, cuando se está en un mano a mano y no hay terceros que pueden ser perjudicados al escuchar la doctrina podrida del religioso, es no seguir su plan marcado de repetir lemas hasta el cansancio, de hablar en términos “bíblicos”, de cansarse por no llegar a nada con ellos. No, nada de esto es bueno. Lo mejor es uno hacer su propio juego y no jugar al de ellos.
¿Cómo es esto?
Nuevamente, no confrontando, no queriendo demostrar nada, no haciendo alarde del propio poder, no insultando, no aclarando versículos.
Sino, hacer una única pregunta y no salir de ella hasta que se obtiene una respuesta satisfactoria de parte del misionero.
Una pregunta inicial muy interesante es: “¿Para qué vino aquí?”, o también, “¿Para qué me está diciendo lo que me dice?”.
El misionero lanzará montón de lemas huecos, versículos, admoniciones, palabras incongruentes, supuestas respuestas. Usted ha de mantenerse firme en su pregunta, hasta que obtenga una respuesta satisfactoria. La tal respuesta debe provenir de la persona, no de sus amos, ni de libros, de tampoco sirve que esté formada con frases hechas. Debe ser personal, desde el alma de la persona que está en rol de misionero.
Luego, vaya usted al terreno personal, NO de la agresión, ni descalificación, ni de competencia, sino para conocer a la persona, su situación, su sentir. Que hable de cómo se siente con su familia, con su trabajo, con su vida. Nuevamente, no es para que usted salte y diga “Aha, ¿viste como creer en el muchachito no hizo que tu padre no abusara de ti, ni que tu marido te respete y no te golpee, ni que tu hijo no se drogue? ¿Viste como tu falso dios no sirve para nada porque no es verdad?” ¡No! No es para burlarse de la persona del misionero que usted preguntó por lo que le concierne a ella, sino para abrir un canal de Comunicación Auténtica, que lo lleve a tratar de entablar conexión de Yo Auténtico a Yo Auténtico. Seguramente fracasará, ya está avisado, pero vale la pena el intento. Porque quizás la próxima vez tenga éxito, o tal vez ahora, quien lo sabe… lo importante es no responder al EGO con EGO.
Nosotros también estamos sometidos al EGO, no por identificarnos como noájidas leales o judíos verdaderos con conocimiento y vida de judaísmo estamos libres del EGO.
El EGO está en nosotros, es parte nuestra, opera con fuerza en nuestra vida cotidiana.
Por ello, debemos estar atentos y no dejarnos llevar por él.
Porque, cuando entramos al juego del misionero, en realidad estamos poniéndonos en modo EGO para relacionarnos con el otro en modo EGO. Eso es malo, para uno y el otro.
Pero, si estamos conscientes y hacemos el esfuerzo, el EGO no tendrá tanta injerencia en nuestras conductas, aunque la tenga.
Algo será diferente si trabajamos desde el modo Dios y no desde el modo EGO.
Al no entrar a bailar la danza del EGO, dejaremos descolocado al misionero, que solamente sabe de EGO, no más.
Tratará de fortalecerse, de cerrarse, de fanatizarse aún más.
Pero recordemos, a pesar del EGO, a pesar de la indoctrinación, a pesar del fanatismo, allí dentro, en algún lugar está el espíritu puro, la conexión que también el misionero tiene con Dios. También en él habla la vocecita sagrada, aunque tapada por el griterío de la congregación de burladores.
Ahí, en algún lugar ahí, está el lazo sagrado para conectarnos con el misionero, con el siervo del EGO.
Repito, no esperemos milagros, pero estamos aquí para ser felices construyendo shalom. Así que… vamos a hacerlo…

  1. ¿Qué nuevas enseñanzas has tenido leyendo y comprendiendo este texto?
  2. ¿Cómo te puede ayudar a ser más feliz?
  3. ¿Tiene alguna utilidad práctica a la hora de tatar con tu EGO?
  4. ¿Pondrás en práctica alfo de lo aprendido aquí?
  5. ¿Cómo harás para difundir, compartir, este mensaje de vida?
  6. ¿Qué harás para apoyar nuestra sagrada tarea y que no se pierda?

Gracias por acompañarme hasta aquí.

Purim: dimensión interior revelada

“Meguilat Ester”, la narración del rollo de Ester describe un acontecimiento histórico, según confirma nuestra Tradición; pero en una lectura singular es también un manual espiritual de gran valía.
Esta segunda cualidad es compartida por todos los textos del TANAJ (Sagradas Escrituras judías), sin embargo, en el libro de Ester se destaca notoriamente este potencial redentor.
A través de sus jalones vemos pautas de cómo adquirir la madurez personal, la libertad del dominio del EGO, la estabilidad multidimensional tan anhelada y temida.
En su sencillez radica su profundidad.
En su simpleza mental se basa su potencia de liberación multidimensional.
En su aparente ausencia de Dios, pues no se lo menciona ni menta, se revela Su plenitud.

Es interesante observar que desde su propio nombre ya se descubre su virtud: Meguilá significa rollo, pero se asocia íntimamente a la voz “descubrimiento”, “revelación”; en tanto que Ester se vincula con “oculto”, “cubierto”.
Es la clave para que lo que está oculto sea descubierto, que la luz sea emanada, que las celdas sean abiertas, que los ojos contemplen sin dañarse.

Podemos advertir que son cuatro los personajes principales: el Rey (Ajashverosh/Asuero), la reina Ester, Mordejai y Amán.
Más allá de sus papeles en el drama real, representan también arquetipos, patrones internos de cada persona y según el misticismo cabalístico son patrones de conducta del Eterno.

Ya que nuestra intención es revelar un poco , y tan solo un poco, de la sabiduría oculta, atengámonos a los personajes en su rol de paradigmas y no como las personas reales que habitaron la Persia antigua.

Según consta en la Tradición, cuando en el libro de Ester se menciona al Rey a secas, no se está aludiendo al rey Ajashverosh, sino al Eterno.
El Rey que provee y decreta.
El Rey que domina y absuelve.
El Rey sobre todos los reyes.
Lo que podría ser Ajashverosh, a escala humana, si fuera libre del EGO, amo de su propia vida ((Favor de no confundirse y pensar que somos dioses, como se menciona en alguna religión, en la Nueva Era, en ciertas sectas cabalisteras, o dijera el serpiente edénico. No somos dioses, pero podemos emular las acciones de Dios y ser sumamente poderosos y factores de bendición.)).
Pero, el rey Ajashverosh, es torpe y dominado, macabro y patético, títere y monigote peligrosamente poderoso.
Ajashverosh es un niño en cuerpo de adulto, un bebe recién venido al mundo, ignorante, indócil, efusivo, carente de conciencia, falto de tino, desmesurado, angurriento, lleno de terrores, absolutamente hundido en la más profunda y oscura impotencia.
Pudiendo ser el Rey, no es más que una figurita desdibujada, una marioneta, un imbécil armado y sin control.
Ajashverosh eres tú, soy yo, cuando dejamos de lado nuestro Yo Auténtico para regodearnos en las caretas que nos van poniendo y se convierten en nuestro Yo Vivido, lejano y desconectado de nuestro Yo Auténtico.

Por su parte, Ester es la receptora de los dones de lo Alto.
Está en el papel de reina al mismo tiempo que en el de sierva.
Es beneficiada por el Rey, pero no deja de estar bajo su mandato.
Es la vocecita de la conciencia, la que no deja de estar conectada a la Fuente de Vidas, aunque esté sometida a disfraces, falsas identidades, secuestros, vidas falsas que debe llevar.
Es esa llamita perenne en nuestro interior, siempre enfocada en lo espiritual, pero que dudosamente reconocemos o admitimos como guía.

Amán es el EGO.
El amo detrás de las máscaras.
El pobrecito tirano.
El que se desespera por el 0.01% que no posee en lugar de gozar del 99.99% que está para su deleite.
El que odia, por no haber encontrado el amor a sí mismo.
El que destruye, difunde caos, perturba la calma, reduce a escombros la vida, apena y esclaviza.
El que anhela que los demás se arrodillen ante su presencia, para sentirse algo más que un débil pordiosero desamparado y sin poder.
El que manipula y juguetea con la tortura, para huir de su miseria vital.

Mordejai es la tendencia altruista, es la que permite a la persona estabilizar en armonía sus dimensiones, la que reduce al EGO a su mínima expresión, la que posibilita que haya sintonía entre el Yo Vivido y el Yo Auténtico.
Mordejai es quien salva, quien da vida, quien es bueno y justo siempre bajo el imperio de la lealtad superior.

El niño ñoño de Ajashverosh asienta en el poder y directriz del imperio a Amán, lo deja hacer y deshacer.
Siendo Ajashverosh el amo, se convierte en esclavo de su Amán.
Es Amán el señor del imperio, en tanto Ajashverosh es el monigote manipulado y vapuleado por su visir.
Eres tú, llevando la vida de fracasos que quieres aparentar de éxitos, a merced de tu EGO.
Tienes el palacio para gozar, la vida para disfrutar, la bendición constante para deleitarte, pero te estremeces lleno de miedo y dudas, iracundo y sufriente, porque el EGO está al timón y tu vida es un caos, aunque des mil excusas muy bien dibujadas para seguir engañándote.

En tu servilismo al EGO estás dispuesto a sacrificar lo más valioso que tienes: tu vida aquí y en la eternidad (representadas por el pueblo judío, en el relato de Ester).
En tu mansedumbre vil vejas a Ester, la sometes a tus nefastos delirios, simplemente para obedecer las órdenes oscuras y tenebrosas de tu Amán.
En tu bajeza ignoras a tu salvador, al único que vino a rescatarte, a Mordejai.
Cortas las alas a tu liberación, la encierras en una casa prostibularia, en tanto alientas el –falso- poder de Amán.
Te corrompes y corrompes al mundo.
Eso eres, un pobre Ajashverosh, que huye de la vida para hundirse en la muerte –aunque el corazón lata y se respire-.

Tal cual está relatado con fidelidad en la historia multidimensional de Ester, tal cual…
Te pido que la leas con cuidado, teniendo a mano está guía interpretativa. ((Lee solamente del hebreo original si eres judío y puedes hacerlo, o recurre a traducciones de judíos eruditos en Torá y leales a la Tradición, no a esas malas invenciones llamadas biblias cristianas o similares.))
Verás que no he añadido adjetivos, que no me he desviado de la impronta marcada por el sagrado texto.
Estamos hablando de tu realidad, aunque penosa de admitir… ¿no?
Estamos estudiando verdadera Torá, original Cabalá, sin palabrería, sin malabarismos ni trucos, sin apartarnos de la pureza que debemos poseer a la hora de hacer esta tarea sagrada.
Vamos señalando la celda y mostrando la llave para que abras la puerta y salgas a la Luz de Vida.

Ahora, ¿cómo destituir a Amán?
¿Cómo se hizo en la Meguilá para conseguir esta alta meta, beneficiosa en grado sumo para toda persona?

En lo personal te podría dar algunas indicaciones elaboradas a partir de otras fuentes fidedignas, pero atengámonos al relato y su instructivo de vida.
Daré algunas ideas, no todas, no en profundidad, dejaremos que el secreto siga resguardado para quien tenga la voluntad y capacidad de penetrarlo como, cuando y con quien le corresponda.

El comienzo de la derrota de Amán se encuentra en esta frase:

«Amán entró, y el rey le preguntó: -¿Qué se hará al hombre a quien el rey desea honrar? Amán pensó en su corazón: ‘¿A quién más deseará honrar el rey, sino a mí?‘»
(Ester / Esther 6:6)

Si se lo quisiera destituir directamente, daría una batalla “infernal”, sin tregua.
Si se le amenazara con quitarle un ápice de poder, se aferraría con uñas y dientes, llevando a cualquier desastre y ruina a la persona.
Si se le pretendiera matar, moriría la persona.
Entonces, el método elucidado en la Meguilá es el paradójico: es ofrecerle más poder, abierta y generosamente.
Que fantasee con dominar por completo a la persona, que se sienta plagado de honores, que se crea que ha obtenido la victoria total con la absoluta sumisión perpetua de la persona.
Que suponga que Ajashverosh jamás llegará a ser Rey, ni pretenderá siquiera intentarlo, dejando en el poder “de hecho” a Amán por siempre.
Que tenga ese deleite imaginario de poder plenipotenciario.
Que diseñe un plan para acariciar su oscuro ser, que el narcisismo aflore a pleno, que escoja cuales serán sus joyas y vestiduras de grandeza.
Que sienta poder, que sienta poder, que se sienta poderoso y sin contrariedades.
Cuando tenga todo listo para su apropiación, entonces derivarlo DE INMEDIATO y sin demoras hacia el altruismo, hacia las obras de bien y justicia.
No dar tiempo para excusas, marchas atrás, pataletas o rebuscados planes.
Que se ejecute “ya” actos de solidaridad, de beneficencia a otros sin esperar nada a cambio.
Que se vista de grandeza a otros, que se alegre el corazón del necesitado, que se pasee en carros de honor al prójimo, sin pedirle siquiera un gracias como pago.
Con esto se logra quebrar profundamente el –imaginario- poder del EGO sobre la persona.

Pero no basta, pues la Meguilá cuenta aún con un par de recursos más que deben llevarse a cabo.
Si se actúa solidariamente, con bondad y justicia, sin detenerse a mirar el deseo egoísta, puede ser un gran paso hacia la liberación; pero, bien pronto el EGO actuará para retomar el control.
Construirá excusas y trampas, organizará derrotas y humillaciones, vejará y avergonzará a la persona, para de esa forma asesinar su voluntad altruista.
Elevará una horca alta y cruda en medio de la plaza central de la ciudad para acogotar allí a la tendencia positiva.
Se tomará su venganza y no tendrá miramientos, con tal de alcanzar nuevamente la supremacía amada que lo aleja del sentimiento terrible de impotencia.
Será capaz de llegar a extremos espantosos, con el objetivo de seguir siendo el amo, aunque sea de un imperio devastado, de una vida arrasada, de un cuerpo mutilado y carente de vitalidad.
A ese punto es capaz de manipular el EGO resentido.

Hay que prestarle atención al EGO, darle un dulce para mantenerlo entretenido y calmado.
No se lo quita de un día para el otro, es una garrapata anhelante de succionarte la vida, pero por lo general sin quitártela por completo, a no ser que se vea estremecido y prefiera la extinción propia junto con la persona que lo aloja.

Para descubrir al Padre, primero debes descubrirte a ti mismo.
Debes verte al espejo espiritual y reconocer virtudes y defectos, mirar de frente al EGO que te devora, porque si continúas con excusas y huidas, no serás quien eres, ni estarás en contacto fluido con el Padre de Todo.
Es tiempo de escoger entre Dios y el EGO.
Entre madurar y ser tú mismo, o preserver el estado infantiloide, de impotencia manifiesta pero buenamente enmascarada.
Invita al Rey a tu vida… de la manera que solamente se debe hacer: cumpliendo los mandamientos que te corresponden de acuerdo a tu identidad espiritual. Si eres gentil son los Siete Mandamientos Universales, si eres judío los mandamientos que te tocan personalmente de los 613 globales.
Al invitar al Rey estás en posesión de nuevos recursos, que en realidad ya estaban a tu alcance, pero eras ignorante o impedido de usarlos.
El placer y la felicidad están en ti, pero prefieres someterte a las humillaciones del EGO en lugar de disfrutar de la bendición constante.

El Rey quiere colaborar contigo, quiere que seas rey de tu palacio interior.
La reina está anhelante, expectante por darte una gran mano.
Mordejai quiere convertirse en tu nuevo primer ministro, en el jefe de tus acciones de gobierno.
Solamente está Amán bloqueando tu dicha completa, tu plenitud, tu máximo potencial de gozo verdadero.
Siempre es Amán, al cual puedes derrotar si te lo propones y aprendes con maestros de La Verdad los métodos.
Puedes hacer mucho, por ahora con lo que te he enseñado, pero debes seguir andando el camino para hacer tu PURIM personal.

Feliz fiesta…

(Publicado originalmente el 15/3/2012)