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Nuevo video del rabino Oved Abrej

Hola amigos. Estoy trabajando en la traduccion de un nuevo video del rabino Obed Avrej.Si Dios quiere el domingo o el lunes lo tendremos online.Muy intersante.Estuvimos hablando con el rabino de hacer una serie, mas formal y con continuidad.Veremos si Dios quiere.ADemas, pronto grandes noticias.Mas todavia a las ya varias que les regale esta semana.Cariños, feliz septimo.Se merecen disfrutar de todo lo mejor.

El Predicador y tus metas

A veces nos proponemos ciertas metas.

Para algunas nunca comenzamos  a recorrer el camino para alcanzarlas.
Para otras damos unos pasos, y nos quedamos allí. Tal vez nos desviamos, tal vez retrocedemos, tal vez simplemente nos quedamos quietos. Muy comúnmente nos olvidamos de qué queríamos alcanzar, también perdemos conciencia de que habíamos fijado cierto rumbo, simplemente se esfuma.
Para otras damos pasos directamente en la dirección contraria.
A veces, no sé cómo, llegamos a la meta.

Entonces, no bajamos de peso, ni siquiera pisamos el gimnasio, dejamos de fumar 2 minutos, la dieta nos duró del lunes al lunes por la tarde, seguimos aferrados a sentimientos oscuros, mantenemos hirientes disputas con la pareja, nos excusamos para continuar en ese trabajo que detestamos y no reditúa, posponemos rendir aquel examen, apareció un bultito bastante feo pero no concurrimos al médico, sabemos que teneos actitudes para superar y nos quedamos (con suerte) en saberlo, etc.

Estas metas nacen de distintos deseos.
Los cálculos de la mente.
Los mandatos sociales.
Las presiones, manipulaciones, que nos demandan y coaccionan.
Las apetencias sensoriales.
Las pasiones fuera de límite.
Esa vocecita tenue que desde lo profundo nos indica la senda hacia la Luz.
Las punzadas del EGO, con sus miedos, desvalorizaciones, egocentrismo, ceguera, necedad, agresión, disgusto.
Sí, son muchas las fuentes de las que surgen las metas.

En gran cantidad de estas metas encontramos el anhelo de tapar brechas, llenar huecos, huir de la pobreza que sentimos dentro. Dejar de angustiarnos con la impotencia para tener la ilusión de poder.
Sí, las metas son demostraciones de poder.
De poder.
Pero llegados allí, en su inmensa mayoría, descubrimos –si somos conscientes- que el hambre sigue apretando, que la felicidad fue pasajera, que la frustración está a la vuelta de la esquina, que la meta no fue el final. Des-cubrimos, si nos atrevemos, que no tenemos paz.
Entonces, puede que nos hundamos. Puede que nos excitemos y propongamos ya otras metas. Puede que hagamos manifestación de nuestro poder, sonriendo con fuerza, para tapar el dolor. Puede que tomemos distancia. Puede…
Y el impulso sigue vibrante, nos requiere más, y pareciera que no hay océano que apague su ardor.

Así, ni la sabiduría, ni los triunfos, ni el romance, ni los hijos, ni el trabajo, ni el título, ni la batalla vencida, ni la medalla alcanzada, ni los millones de dólares, ni la luhjuria, ni las comilonas, ni el cuerpo perfecto, ni los récords mundiales, ni… nada de ello es suficiente.
Siempre habrá más, otra meta.
Esto es bueno, pero no lo es.

Por más que sigamos luchando, nunca lograremos llenar nuestro vacío.
Porque es la brecha que media entre nuestro Yo Auténtico y la capa del Yo Vivido.
Mientras exista esa separación, esa falta de armonía, ninguna meta, ningún trofeo, ningún “éxito” será el definitivo ni la cura para el malestar existencial. Seguirá habiendo miedo, sentimiento de impotencia, agresión, pobreza…

Sobre esto escribió el inspirado autor de Kohelet/Eclesiastés.
El rey Salomón experimentó todo, pasó por todas las modas, conoció el placer sensual, el lujo, la miseria, el intelecto, lo sagrado y lo profano, las bondades de una vida fácil, el exilio, la desesperación y la calma.
Todo ello lo va reflejando en su maduro y profundísimo Kohelet.
Cada capítulo es otra prueba que el hombre para encontrar sentido a su vida, para hallar la dicha verdadera, para estar en shalom.
Y con cada prueba, con cada meta, con cada trofeo, se eleva nuevamente la decepción.
Sí, el buen rey se acostó con miles de hermosas mujeres, pero no disfrutó del amor. Poseyó bienes incalculables, pero seguía hundido en la pobreza. Alternó con los nobles, poetas, filósofos, estrellas del Hollywood de aquella época, y no tenía momento de verdadera dicha. Rezó, estudió, repitió lemas sagrados pero igual se sentía vacío, en la separatividad del ser. Sin unidad, sin unicidad, sin alegría.
Allí está Kohelet, para quien tiene la clave de su estudio. Lleno de sabiduría, teórica y práctica. Llena de vacío y el hombre haciendo todo lo que tiene a mano para llenarlo, y ver que es insignificante, impotente.

Finalmente la clave para vencer la impotencia, para disipar la separatividad, para sentir dicha, para estar pleno la resume de la siguiente manera:

«(8) Porque si el hombre vive muchos años, que se alegre en todos ellos; pero que recuerde los días de oscuridad, que serán muchos… y que todo lo que vendrá es insignificancia.
(9) Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Elokim te traerá a juicio.
(10) Quita, pues, de tu corazón la ira, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son insignificancia.»
(Kohelet / Predicador 11:8-10)

«(12) Además de esto, hijo mío, queda advertido: El hacer muchos libros [especulativos] es algo sin fin, y la charlatanería fatiga el cuerpo.
(13) La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Sé consciente de Elokim (el Todopoderoso) y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.
(14) Porque Elokim traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo.»
(Kohelet / Predicador 12:12-14)

No, no está en libros de filosofía, ni en religiones, ni en la charlatanería, ni en repetir palabras estrambóticas, ni en fatigar al cuerpo con rituales. No, allí no se encuentra la dicha, la meta más elevada y eterna del hombre.

Se trata de:

  • vivir a pleno
  • gozar de TODO  lo permitido
  • alejarse de lo prohibido
  • no aferrase a lo que daña
  • aprovechar el aquí y ahora al máximo, porque no hay otro tiempo ni lugar que el aquí y ahora, sin embargo, que los hechos sean responsables, armoniosos
  • tomar conciencia de Dios
  • cumplir los mandamientos que Él ha dado a cada uno

Es un estilo de vida completo, saludable.
Su fortaleza está en admitir todo lo del hombre, lo bueno como lo malo, pero sin derivarse hacia lo malo. Está en nutrir cada dimensión del ser, no parcializarlo, no fracturarlo. Impone un sistema de vida en el cual se reconoce al goce en su dimensión sagrada.
Propone la unidad del ser, la armonía entre sus distintos Yoes.
No dejarse someter por el EGO, sino que estar pendiente del Eterno y hacer de sus mandamientos el código de existencia.

Este método conecta, a ti contigo mismo, con el prójimo, con el cosmos, con Dios.
Te permite abrirte a la bendición que de continuo recibes de lo Alto. Así disfrutarás de abundancia, bienestar, amor, expansión, gratitud, paz.

Recuerda, no permitas a la charlatanería religiosa envolverte con su tela de araña. No precisas de libros sofisticados, ni de filosofías complicadas, ni de religiones.
La clave está en ti, en unificar tu ser. En conectarte. En aceptarte. En amarte. En repararte. En abrir la puerta de la celdita mental y ser libre del EGO y su tiranía.

Estoy seguro que tu mente ya está inventado justificaciones para seguir como antes. Dirás que suena muy lindo pero tienes cuentas que pagar. Que muy “espiritual” pero tu trabajo, tu suegra, tu esposa, tu enfermedad, etc., es insufrible.

Sí, la mente está aliada al EGO, más bien, es su sierva.
Trabaja para someterte, si es que no la tienes entrenada para sintonizar con tu esencia espiritual.

Tómate tu tiempo para ver por qué sigues en relaciones tóxicas, qué te mantiene en lugares que te asfixian, qué temes que no cambias, que no sueltas y te retiene como ancla al naufragio, qué no has querido o podido des-aprender para aprender a ver Luz en ti y hacer que irradie y se difunda.

Hasta ahora tus metas no te han servido para alcanzar la dicha, ¿no?
Sigues enfrascado en el dolor.
Sí, por supuesto, hay días menos malos, otros que parecen bastante bonitos, pero presientes que estás actuando en una mala obra de cabaret, en vez de estar disfrutando a pleno de tu potencial sagrado.

Alcanzar la dicha, es tu meta.
Es lo que Dios quiere para ti.
¿Quieres colaborar con Él y construir shalom para ser dichoso?

Es tu decisión.

¿Judaizamos FULVIDA?

Algunas personas nos piden “judaizar” FULVIDA.
Demandan añadir cuestiones de Torá, de Talmud, meforshim, de Cabalá, de Jasidut, etc.
Hebreo, símbolos judíos, textos y canciones, celebraciones judaicas, etc.
Sermones de rabinos, cuentos de “santos” judíos, historias milagrosas de rebes, etc.
Judaizar FULVIDA.

En la práctica, yo no tengo problema. Podría hacerlo, modestamente conocimientos para ello no me faltan. (Aclaro para el que no me conoce, soy judío con un poco de estudios judaicos encima.)
Pero, tal no es ni la identidad ni la finalidad de FULVIDA.

FULVIDA es EL sitio de noajismo en habla hispana.
Noajismo, que es el camino que Dios marcó para los gentiles.
El judaísmo es el que marcó para los judíos.
Judaizar FULVIDA es quitarle su identidad, es ponerle una máscara falsa al rostro, es engañar, es confundir, es hacer lo contrario a lo que Dios ordenó.

Quien quiere supuesto noajismo plagado de supuesto judaísmo, tiene otros sitios en internet.
Hay muchos payasos y traficantes de la fe que lo hacen. Rabinos o supuestos, morim o supuestos tales, judíos y gentiles que se aprovechan de la ignorancia, de la falta de autoestima, de la pobreza intelectual, de los dogmas con que fueron criados sus seguidores.
Hay mucho bien intencionado que también cae en ello, por no saber hacer otra cosa, por ser “judeo-céntricos” al no conocer o comprender la amplitud del mundo. En definitiva, también llevan a la confusión, a que el noájida no encuentre su propia identidad, a que se crean sucursal pobre del judaísmo, a que no sean independientes en su servicio a Dios.

Nosotros hemos podido dar más contenido de corte judaico, en más de una vez lo pensamos, pero concluimos que no era algo bueno.
Sí, habríamos tenido mucho más “éxito”, gente que vendría y se quedaría feliz aquí, en el engaño del hambriento al que se le da desperdicios y sobras y se piensa que está nutriéndose y gozando de manjares.

Decidimos mantenernos 100% noájidas, con fidelidad a lo que es el camino noájico.
Estaremos en lo cierto, no lo sé. Analizamos que sí.
Tal vez no, pero nadie me ha dado hasta ahora evidencias sustentadas para cambiar en dirección a judaizar el noajismo, FULVIDA.

Por supuesto que habrá líneas que se cruzan, algunos conceptos en hebreo, referencias a libros sagrados del judaísmo, citas de rabinos, etc., porque somos socios no competidores que se ignoran.
Pero no me parece coherente ni de bendición llevar a FULVIDA hacia el éxito material a coste de corromper la belleza espiritual.

¿Qué opinan ustedes?

La berajá del saba

Shalom javerim y javerot.
Que sepan abrirse para recibir en ustedes todas las brajot min hashamaim.
Esta semana es leída la parashá Vaieji, la que finaliza el sefer Bereshit en su ciclo shnatí de keriat haTorá  kehiljatá.

Poco antes de partir a su mundo, Iaacov Abinu les da una berajá a sus nejadim benei Iosef: Efraim y Menashe.
En una de sus partes menciona el tzadik: «Sean ellos llamados por mi nombre y por los nombres de mis padres Avraham e Itzjac» (Bereshit / Génesis 48:16).

Resulta llamativa este jelek de la berajá.
Por lo general esperamos que se desee que la persona sea conocida por SU nombre, que sea reconocida por sus hechos, y no por el nombre del padre, del zeide, o de la mishpoje.
Como cuenta el viejo maise jasídico, aquel en el que ruv llama al bojer y le dice: “Ingale, ¿quién sos vos?” Y el muchacho le dice: “El hijo de Moishe”. El ruv contesta: “No, ingale, te pregunte quien sos vos, no quien es tu tate.” El muchachito dice: “Ah, pero soy el nieto de reb Fischel”. Y el ruv contesta: “Nischt git, tampoco te pregunto quien es tu zeide… te pregunto quien sos vos”. Y el yungel dice: “Ah, entendí… soy carnicero…”. El ruv lo corta y le dice: “Que quién sos vos, no de qué trabajas”. Y así sigue el geschichte tan famoso.
Se espera que se nos conozca a nosotros, por nuestros actos, por quien somos, por lo que hemos logrado en nuestra jaim, llena de emuna, de bitajón, de maasim tovim, de mitzvot. No por los méritos o la fama del aba, o del saba, o la mishpajá. Tampoco por el gelt que hayamos cosechado, o los trofeos acumulados.

Entonces, ¿cómo entender que Iaacov Abinu haya hecho la berajá pidiendo de Boré Olam que los jóvenes sean llamados por el nombre suyo y de los otros Abot Israel? ¿No hubiera sido mejor, más coherente con la mesoret hakodesh, que dijera algo así como “Que sean llamados por vuestros nombres, tal como lo han sido vuestros oirim”?

Una de las teshuvot posibles es la siguiente.
La educación de los hijos debe provenir de dos ramas: la escuela y el hogar.
Ambas, el schole y el eimish, se complementan, se nutren, se coordinan para fortalecer y engrandecer a los niños en su identidad. En todos los planos de existencia. En todos los olamot de su ser.
Cuando una de estas patas falta o renguea, la otra no puede soportar toda la carga y puede ocurrir el descarrío, Rajmana litzlan.

Entonces, lo que estaría diciendo el tzadik en su berajá se puede entender como: Im irtze Hashem ustedes crecerán pero no se apartarán del derej de sus abot. Tendrán broje y haztloje, sus logros y sus éxitos, alcanzarán sus metas, serán ustedes, pero en todo momento se mantendrán unidos y firmes gracias a las enseñanzas de sus melamdim y de sus altren. Habrá ajdut y iejidut, tehilá y netzaj. La gente los verá a ustedes, los reconocerá a ustedes, pero no dejarán de confirmar su pertenencia a la mesorá de Israel, el tener el ijus con sus mayores.

Esa es una gran berajá, sin dudas. Porque le encomienda a los ingelach a no solamente ser “yo”, sino que también encontrar la armonía interna, aquella que los conecta con su neshome y con Boré Olam a través del kibud orim umorim.

Si tú ya tienes banim y banot, ¿estás educándolos para que sean armoniosos, benditos, llenos de dicha, saludables y que además mantengan en alto el kesher pnimí contigo y la shalshelet hazaav de su mesorá?
¿Te encargas de que reciban el jinuj indispensable?

Es una ocasión para el jeshbón hanefesh y hacer tikún en caso necesario.

Queridos javerim, shalom uberajá.
Tizku leshanim rabot y ver al mashiaj bimeerá beiameinu amén.

Ahora, ¿cómo contarás lo que te sucede?

Como cuentas las cosas, tiene su importancia en los resultados.

Según reporta la “Journal of Psychological Science”, un estudio de la Universidad de Columbia, del año 2005, indica que las personas que cuentan sus malas experiencias pasadas en tercera persona, como si le hubiera ocurrido a otro, presentan mayor confianza y optimismo, en contraste con aquellos que las contaron como recuerdos personales.

Es un dato interesante.
Pareciera contradecir a ciertas corrientes de psicología que demandan que se cuente todo en primera persona, como forma de apropiarse de sus conductas, sentimientos, recuerdos, deseos, etc.

Creo que ambas opciones son acertadas, de acuerdo al uso que hagamos.

Veamos un poco lo que quiero enseñarte.
(Es oportuno que leas antes esto: http://fulvida.com/fortalecimiento/feliz-septimo/yo-soy-el-que-soy)

Tú haces, no hay relatos, sino acciones.
Pueden ser acciones internas, de las que ni tienes conciencia (funcionamiento de los órganos, fluir sanguíneo, etc.), o de las que sí tomas conocimiento.
Acciones externas, conscientes (un acto voluntario, por ejemplo) o no (tamborileo de los dedos como tic, movimiento de las piernas al caminar, etc.).
Es el mundo del hacer, sin más.
No hay cuento.

Luego, sientes, percibes y te comunicas.
Allí cuentas TU historia. Eres el personaje. A ti le suceden, a ti te hicieron, tú fuiste y volviste.
Estás envuelto en la narrativa, eres la narrativa, eres el mundo.
Te afectas por tu relato, tu relato te afecta.
Tu cerebro no distingue entre relato y realidad, entre recuerdo y suceso. Se entreveran tus hilos narrativos, te emocionas, actúas el pesar, ya no sabes si estás contando o siendo contado.
Estás en un tobogán, ¡no! Es una montaña rusa.
Todo gira en torno a “yo”, mí, mío. Sí, allí están los demás, pero son títeres, no tienen consistencia real, no son personas.
Hay expresión, hay relato, hay manipulación, pero siempre centrado en el yo.
Hay un cuento en primerísima persona.

Pero entonces subes un peldaño.
Te separas un poco de ti mismo y te duplicas (sin saberlo estás viajando el denso viaje hacia la unificación, hacia la unidad).
Ahora distingues los personajes, ya no eres el único intérprete de la obra. Estás tú, está el otro, estamos nosotros, y ellos.
Está el dar, el recibir, el compartir, el negar, el mendigar, el reclamar, el demandar, el exigir… la relación es lo que prevalece.
Juzgas, perdonas. Eres generoso, retienes. Te relacionas y te ubicas al relacionarte.
Entonces el relato ya no se hace midiendo lo que sientes, lo que haces, sino lo que estás siendo en tu relación con otros.
Hay un cuento ambivalente, en primera persona con participaciones estelares de los invitados a la fiesta.

Y allí subes otro peldaño en la integración de tu personalidad multidimensional, aunque aún está en el mundo de las dualidades, de las polaridades, de la confusión.
En este grado logramos hablar en tercera persona, aún de los sucesos personales.
Porque la mente permite tomar distancia, a la vez que acerca lo lejano.
En este plano analizamos, encasillamos, encuadramos, relacionamos con mayor perspectiva.
Vemos las causas y consecuencias… tomamos distancia, aunque no sé si tomamos conciencia.
Es una herramienta poderosa, porque se involucra la fantasías, la imaginación, la creatividad. Pero al mismo tiempo se inventan excusas, se rebuscan justificativos, se amparan errores, se somete al frío y la lógica aquello que debiera ser cálido y tierno.
Aquí hay un cuento aséptico, impersonal, en tercera persona.

Por último, se alcanza el peldaño de la unificación, de la unidad.
Uno es uno, pero es todo.
Se está en conexión permanente.
Se es consciente, más allá de los pensamientos y las razones.
Se deja de lado el juicio, la manipulación es intolerable, las mentiras son derretidas, las máscaras pierden sustancia.
Es el plano de la verdad absoluta, de la autenticidad plena.
El dolor y el gozo se encuentran, pero no afectan.
Aquí el relato existe como total aceptación.

Con esta breve descripción que proviene de lo más profundo de las enseñanzas cabalísticas, estarías en condiciones para comprender el resultado de la investigación que te mencioné al comienzo, así como los dictados de las corrientes de psicología también señaladas.

De paso, esta enseñanza te podría habilitar a conocerte un poco mejor, por tanto a amarte un poco más, y así acercarte a la meta sagrada de la persona: ser feliz por llevar una vida de servicio al Eterno, por medio del amor a sí mismo y al prójimo.

Ahora, ¿cómo contarás lo que te sucede?

Te propongo que hagas el experimento. Cuenta un suceso “dramático” en primera persona. Luego cuenta el mismo pero como si le hubiera pasado a otro. Observa las diferencias en tus reacciones emocionales.
¿Lo harás y nos contarás?

De paso, recuerdo otra técnica que te he brindado hace un tiempo atrás, la de contar lo dramático pero en tono de humor. Como en un “stand-up”. Pruébalo, te resultará de sanidad.

Gracias por acompañarme en la lectura hasta aquí.

Soy exitoso… si quiero

Perdonen mi candor por lo que compartiré a continuación.

En mi diccionario (basado en la sagrada Tradición), por "éxito" se entiende la medida de cuanto bien y justicia se ha hecho (en el día, el período, la vida, etc.).

El “triunfo” es la lealtad a su esencia eterna (su espíritu), que se alcanza al sintonizar y armonizar todas las dimensiones de nuestra vida con ella.

Lo demás, son LOGROS, cuestiones pasajeras, y muchas veces trofeos del EGO.
La marca del carro, las habitaciones de tu casa, los parajes recorridos, las vacaciones costosas, la esposa modelo publicitaria, el marido musculoso y galante, el dinero en tu cuenta de banco, los adversarios vencidos, las disputas en las que tuviste la última palabra… logros, que te pueden dar un paladeo del placer, pero nunca la alegría.

Pero claro, en este mundo que el éxito se mide por lo económico, por el aplauso social, por el poder sobre otras personas, ¿vale de algo mi inocente idea?

¿A ti q te parece?
¿Cómo definen los “pastores” al éxito, según tu experiencia personal?
Esos que son muy religiosos porque reciben “dones y milagros”, porque su dios muere para salvarlos a ellos de sus propios pecados, ¿qué creen que es ser exitoso?


Real Academia de la Lengua:

éxito.

(Del lat. exĭtus, salida).

1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.

2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo.

3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto.

 

triunfar.

(Del lat. triumphāre).

1. intr. Quedar victorioso.

2. intr. Tener éxito.

3. intr. En ciertos juegos de naipes, jugar del palo del triunfo.

4. intr. Gastar mucho y aparatosamente.

5. intr. En la Roma antigua, dicho del vencedor de los enemigos de la República: Entrar con gran pompa y acompañamiento.

El arte de comunicar

Si lo puedes decir en pocas palabras, ¿para qué complicarlo?

Si lo puedes comunicar con sencillez, ¿para qué complicarlo?

"Pues de la mucha preocupación viene el soñar; y de las muchas palabras, el dicho del necio."
(Kohelet / Predicador 5:2)

Y en este caso “soñar”, no significa algo bueno, ni providencial, ni profético, ni que lleve a bendición.
El soñar de la mucha preocupación es:

"Porque cuando hay muchos sueños, también hay insignificancias y muchas palabras. Pero tú, pon tu conciencia plena en Elokim (Dios)."
(Kohelet / Predicador 5:6)

Te propongo un ejercicio.
Escoge un día de esta semana, por ejemplo hoy.
Hoy te comprometes a decir todo lo que quieres (y conviene, y es lícito) decir en no más de siete palabras por oración. (No vale añadir oraciones cortas para formar un discurso largo.)

Vamos, hazlo.
Luego me cuentas, BREVEMENTE con SIMPLICIDAD pero sin por ello falto de inteligencia y autenticidad.
¿Te animas?
¡Claro que sí!


Dedicado con mucho cariño a varios amigos, que espero se sientan identificados y aprendan la lección.
Con todo mi aprecio y respeto.

Acepta hoy la bendición

La gente, nosotros buscamos el camino fácil, y por esto nos complicamos tanto la vida.

Es paradójico.
Nos afanamos por alcanzar la comodidad, el placer instantáneo, el no tener que esforzarnos
PERO es precisamente esta actitud la que nos niega la alegría y nos cierra el paso al bienestar.
Entonces inventamos excusas en abundancia para negar lo que es evidente.
Nos llenamos de palabrería y creencias, para seguir sometidos a nuestra complicación en lugar de ser felices.

No me creas a mí, créele al santo predicador:

"Considera que solamente he hallado esto: que Elokim (Dios) hizo al hombre recto, pero ellos se han buscado muchas excusas.’"
(Kohelet / Predicador 7:29)

Dios hizo al humano y le dio el camino derechito hacia la plenitud, el bienestar, la alegría.
Estaba todo preparado para que el hombre fuera dichoso por siempre.
Pero el hombre no quiso andar recto por la senda de Dios, sino que de inmediato empezó con cálculos, conveniencias, jueguitos mentales para obtener el supuesto poder.
Y fracasó de manera estrepitosa.
Eso no le pasó solamente a Adam y Java (Adán y Eva), es algo que nos pasa cada día.
Piénsalo y te darás cuenta de que es así.

Está todo listo para que seas bendito, pero decidiste dar esa vuelta de más, ese rebusque innecesario, esa cosita que nadie te pidió o te demandó el pastor… y entonces perdiste el rumbo.
Ya no te diriges más a la bendición, sino a la complicación, a bailotear entre la polaridad del dolor.

El ejemplo es evidente en el noajismo.
Dios ha dado Siete Principios básicos, fundamentales, simples de comprender, sencillos de transmitir, fáciles de cumplir, evidentes, naturales.
Son el camino de la humanidad para ser espirituales.

Pero, ¿qué hizo la gente, desde el mismo comienzo de la historia humana?
Se inventó religiones.
Impusieron creencias, dictaron dogmas, establecieron inquisiciones, encendieron hogueras para quemar herejes, erradicaron a los que pensaran diferente, jugaron a ser dioses, fueron payasescos con los rituales que elaboraron… y así seguimos actualmente.
La gente se complica innecesariamente.
Se llenan de rituales y de doctrinas en lugar de aferrarse a su verdadera esencia espiritual y a su camino de Luz.

Te propongo que seas simple en verdad, de forma auténtica.
Si eres gentil (no judío) entonces conoce los Siete Principios fundamentales y haz de ellos el parámetro de tu vida.
Así serás realmente espiritual.
Entonces, serás bendito y de bendición, serás feliz, tendrás alegría y, lo que para muchos parece indispensable, la promesa de una vida eterna llena de placer.

Hazlo por ti, sí hazlo de forma egoísta: vive como noájida para ser feliz aquí y en el paraíso.
No lo hagas porque eso es lo que te manda Dios.
No lo hagas porque es lo correcto, es la raíz de toda ética.
No lo hagas para ser auténtico, armonizado en ti mismo.
No lo hagas para beneficiar al prójimo, a la sociedad.
No lo hagas por nada trascendente. ((Todo esto ya te lo propuse antes y no lo admitiste ni integraste a tu vida))
¡No!
Hazlo para ser feliz, para ser bendito, para ser salvo, para obtener muchos bienestar.
¿Sí?
¿Lo harás entonces?
Vamos, es lo que Dios quiere para ti. Quiere que seas feliz. Ha diseñado todo para que lo seas. Pero tú tienes que abrirte a recibir esa Luz, esa paz, ese shalom.
¿Sí?
¿Lo harás?

Vamos, sé simple en verdad.
No a la manera del EGO, que todo complica pero hace creer que facilita.
Vamos, la bendición se derrama sobre ti a cada instante, ¿te negarás a recibirla en abundancia?

Abre tu corazón, deja de pensar en lo que te han enseñado en tus iglesias.
La salvación ya está lista para ti, con toda la bendición.
Pero la debes aceptar.