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Rescatemos a más hermanos

Te las ingenias para llegar hasta lo más profundo de la prisión de pesadillas.
Con habilidad engañas a los carceleros que mantienen secuestrado a su rehén.
Te escabulles de la mirada asesina de los guardianes, esos rufianes.
De alguna manera encuentras la llave de la celdita oscura y amarga.
Abres la puerta.
Alumbras con tus bengalas su interior, se hace rápidamente la luz en aquel lugar tenebroso, lleno de telarañas y dolores.
Sí, allí está al que tienen secuestrado, lo ves, pobrecito, en harapos, en un estado de abandono y miseria que te espanta.
Le muestras el camino, le brindas tu mano para ayudarle a salir a su libertad… esa libertad por la que tú has luchado y te has arriesgado… es tu hermano, tu prójimo, uno que está tal como estabas tú hace un tiempo atrás. Lo animas con tus palabras y mirada confiada. Le das tu calor humano, tu sincera oportunidad de salvación.
Pero él se queda acurrucado en las sombras, paralizado, temeroso, agonizante, esclavo. Te mira al pasar, de reojo, refunfuña… ¿te maldice? Te da la espalda, se aferra a los barrotes de su celdita, se niega a salir…

No se puede liberar a nadie, solamente uno se libera a sí mismo.
Por esto, ¿dejaremos de hacer nuestra parte en la tarea sagrada de rescatar hermanos secuestrados por el EGO?

Sefirot

Hablemos un poco de Cabalá, que es un método de estudio judío de la Torá judía.
No es algo novedoso, porque habitualmente lo hacemos en nuestros textos, los cuales suelen rebosar de conocimiento de Torá y del enfoque cabalístico, pero no lo anunciamos, ni llenamos el ojo con palabrería extraña o conceptos oscuros. Compartimos este pan de forma implícita, de manera discreta, tratando en lo posible de no quebrantar las reglas que atienen al estudio de Torá.
Que el conocimiento sea aplicable, útil, beneficioso, dentro del marco legal, para que sea bendito y de bendición.
Esa es nuestra forma de actuar, porque consideramos que es la correcta y mejor.
No precisamos de disfrazarnos de lo que no somos, ni vestirnos de manera graciosa para llamar la atención, ni de abusar de palabras incomprensibles para someter a nuestros lectores a la impresión de que somos inalcanzablemente sabios y los lectores mediocres o quizás obtusos y sin comprensión.
Preferimos comunicar auténticamente, en la medida de lo posible.
Ser claros, simples, concisos, precisos, exactos, explicar para que se establezca la comunión, y no dar cátedra de vanidad con nombre de “Kabbalah”.
En el ánimo de compartir el buen pan y de que alimente, es imprescindible hablar el mismo idioma, expresarnos con corrección, usar el lenguaje “normal” sin por ello perder el rigor intelectual.
Podemos proceder así porque no nos inspira el EGO, no buscamos poder, ni gloria, ni dinero ajeno, ni someter a los demás, ni hacernos pasar por lo que no somos. Pero los malabaristas de la fe, los que hacen de “la religión” un negocio, de la “Kabbalah” una tienda de mascotas, se empecinan en ser oscuros, impenetrables, adrede llenos de complejidades, para de esa manera someter a sus seguidores, perturbarlos, dominarlos, esclavizarlos, tal como ellos mismos están bajo la bota del EGO.

Hoy daremos unos breves pantallazos cabalísticos explícitos, breves, no queremos abundar, no nos parece ni necesario ni beneficioso.

En una conceptualización cabalística, una entre varias existentes y válidas, se representa los canales y  manifestaciones de la energía de la deidad en la creación como un conjunto de cualidades que son humanamente comprensibles.
Esta elaboración conceptual recibe el nombre de “Árbol de las Vidas”, y a esas esferas de recepción de la Luz para su irradiación se las llama “Sefirot”.
Es un intento humano por comprender al infinito y absolutamente diferente (Dios), a partir de un esquema de comprensión de la multidimensionalidad humana.
Entendamos bien, en su original y puro sentido NO es un intento por describir a Dios, ni de representarLo, ni de señalar Sus “partes”.
Nada de esto está en la base de esta conceptualización, porque, limitar a Dios a una imagen,representarLo, afirmar que no es uno y único, es idolatría y blasfemia.
Pero, reconocer Sus obras, describir Sus acciones en el mundo, contemplar cómo Él se ha manifestado ante Sus criaturas, es admisible.

Estas emanaciones se encuadran en cinco “mundos”, o grados de la irradiación, según nivel de ocultamiento de la energía:

  • Adam kadmón,
  • Atzilut,
  • Briá,
  • Ietzirá
  • y Asiá.

En nuestras palabras, estos cinco mundos son las cinco dimensiones que forman al ser humano, según nivel de amplitud de conectividad:

  • Espiritual,
  • Mental,
  • Social,
  • Emociona
  • y Físico.

Por supuesto, al confundido anhelante de retorcidos pensamientos, le parecerá poco “sagrado” decir “Social”, y preferirá decir “Briá”, aunque no tenga ni la menor idea de lo que significa o cómo repercute en su vida diaria. Se esconde detrás de los trucos de circo del EGO, para de esa forma no hacer el trabajo espiritual verdadero, que es la construcción de Shalom.
El EGO es astuto, en lo complicado encuentra cómo dejar empantanada a la persona, que se someta, que siga presa de su sentimiento de impotencia, de sus miedos, para que no se libere de las cadenas del EGO.
Es por esto que el EGO habla difícil, renuncia a lo simple, es rebuscado cuando no es necesario.

Retornemos a la conceptualización del Árbol.

Podemos encontrar que las sefirot, esferas de emanación y acción, se organizan en tres columnas, las aprecias en el esquema que acompaña a este texto.
La de la derecha, de arriba-abajo, está formada por: Jojmá, Jesed y Netzaj.
La central, de arriba-abajo, está formada por: Keter, (Daat), Tiferet, Iesod, Maljut.
La de la izquierda, de arriba-abajo, está formada por: Biná, Guevurá y Hod.

La columna derecha es la de la apertura, la expansión, expresividad, fusionar.
La izquierda es la de la oclusión, la limitación, receptividad, desunir.
La central, es la intermedia entre ambas, no exactamente el resultado de ligar dos tendencias contrarias, sino esto y algo más.

Cuando una persona funciona centrada en una de sus sefirot, si se “especializa” en una o un reducido número, podría parecer ser un rasgo positivo, puesto que “la práctica hace al maestro”, pero no es beneficioso.
La flexibilidad es una señal de salud. Claro, flexibilidad dentro de una coherencia fluida.
Por tanto, cada una de las sefirot es esencial que sea activa, en su justa medida, tiempo y espacio.
Somos un sistema multidimensional, y así debemos funcionar. Cuando se bloquea un canal, se perturba el flujo del sistema. Al estar problematizada una dimensión es toda la persona la que sufre, aunque le síntoma sea específico a un área.
Reitero, en su justa medida, tiempo y espacio cada sefirá recibiendo y revelando su potencial.

Alguien que caracterice su vida por actuar según su sefirá de Jesed, por ejemplo, y sea extremadamente buena, dadivosa, generosa, dispuesta a dar todo por los demás, ciertamente no está haciendo las cosas bien.
En su contracara, el excesivamente rígido, avaro, carente de buenas acciones por estar siempre en actitud de justicia estricta, tampoco está haciendo ni bien ni justicieramente sus cosas.
Ambas sefirot deben ser activas, armonizadas, porque el exceso, el rechazo a cualquiera de los olamot o sus sefirot, empobrece a la persona, le quita sentido a su existencia, perjudica la ecología cósmica a la que debe favorecer.

Entonces, cada cualidad ha de ser ejercitada, cada acción entrenada, cada dimensión tomada en consideración, porque cuando se deja de nutrir alguna, o se desequilibra en favor de alguna, no hay salud, sino enfermedad. Es la ruptura de las vasijas, que se menciona en el lenguaje cabalístico tradicional. La enfermedad por exceder la capacidad de una vasija al tiempo que se agota la capacidad de otras.

Por lo cual, tu vida saludable se compone de acciones positivas en el mundo espiritual, mental, social, emocional y físico. (Ya enseñamos que en realidad el mundo espiritual no crece ni disminuye, no se ve afectado por nuestras acciones y omisiones, igualmente es un plano a mantener saludable. Está enseñado, busca por favor).
Tu salud está en mantener en actividad cada una de las emanaciones de tu personalidad sagrada, lo que permite armonizar entre tu Yo Esencial, el Auténtico y el Vivido.
Porque es en esta armonía que se alcanza la plenitud, la paz, la trascendencia.

¿Cómo se armoniza?
Bueno, no te lo puedo decir en unas pocas líneas, pero te daré alguna idea, además de las que ya compartí contigo en otras ocasiones.
Debes permitir que cada sefirá se active en tiempo, forma y medida.
Todos ellos forman parte de un sistema, el individual, el colectivo, el universal. Todos son necesarios, todos forman parte de la armonía. Cada uno interactúa con otros, no hay manera de que sean independientes. Los altos y los bajos, de un lado y del otro, la interacción es la norma. De hecho, cada sefirá es holográfica, es decir, contiene a las otras, por tanto es impensable que se tome a una sin armonizar con el resto.
Así, hay tiempo, forma y medida para:

  1. Rezar (no las payasadas religiosas, sino la Comunicación Auténtica con el Padre Celestial desde lo más profundo de tu ser)
  2. Crear, idear, estudiar
  3. Razonar, analizar, teorizar
  4. Resolver, inteligencia aplicada a ordenar el caos
  5. Ser bondadoso, involucrarse con los demás como si no hubiera límites
  6. Ser justo, reconocer las cualidades propias y ajenas, tomar la distancia necesaria
  7. Trabajar para mejorar y alcanzar el éxito real, aquel que es “yo gano y tú ganas”
  8. Ser tenaz y esforzado, aventurarse, establecer marco de seguridad, dar otro paso más
  9. Sensibilidad, receptividad, agradecer, recogerse
  10. Comunicar auténticamente, conectarse a una persona que es significativa
  11. Ejercitar el cuerpo, gozar de lo permitido y alejarse de lo prohibido

Aquí y ahora, es el momento para conocernos, respetarnos y amarnos.
Sin culparse por lo pasado. Sin temblar por el futuro. Porque ambas son irrealidades, fantasmas, motivos para huir y no vivir el presente.
Es cierto que el pasado nos aporta material, que el futuro nos condiciona, pero es el aquí y ahora la única realidad actual.
Por tanto, el ideal, la meta, es construir Shalom a cada momento.
Las herramientas para ello son las que acabamos de mencionar, justamente las que son antagónicas a las del EGO.
El EGO usa el llanto, el grito, el golpe o la desconexión de la realidad, con todos sus respectivos derivados y ramificaciones más o menos evidentes.
La construcción del Shalom no apela a la manipulación, ni a la extorsión, ni a la mentira, ni a la presión social, ni a la amenaza, ni a la falsa promesa de salvación, ni a la demanda de fe en absurdos, ni a la ceguera, no a ser oveja de un pastor, ni a mendigar, ni a mantener vividores, ni a… nada de lo que se acostumbra a hacer a partir del EGO.
Las herramientas de la construcción de Shalom se pueden resumir en: bondad (columna derecha), justicia (columna izquierda) y autenticidad/lealtad (columna central).
Por supuesto de estas también son raíces, de las cuales emergen ramas frondosas, árboles y bosques de acciones, conductas, creencias, pensamientos, emociones, gestos, palabras de Luz.
Con las herramientas de la Luz se construye Shalom, que es paz, plenitud, armonía, salud, alegría sincera, autenticidad, conexión, sentido, fluidez, perpetuidad.

Responde a la pregunta: ¿quién soy?
Luego, ¿adónde voy?
Y por último: ¿para qué estoy en el mundo?

FULVIDA: te lo comparto

Ahora más que nunca DEBEMOS formar y sostener grupos noájidas que sean INCLUSIVOS.
Es decir, que sean abiertos, dispuestos a incluir y no a excluir.
Que sean herramientas de unidad aún dentro de la diversidad.
Donde no se discrimine negativamente, sino solamente se mantenga a raya en base a estrictos patrones de afinidad con las leyes humanas y especialmente divinas.
Grupos activos, participativos, en donde NO se privilegie a una cúpula de líderes y sus segundones aduladores y serviles.
Verdaderos hogares, en los cuales encontrar cariños, comprensión, estímulo positivo, apoyo, descanso, oportunidades, camaradas, paz.
Donde se acepten a todos los que vienen en honesta búsqueda del encuentro.
Lugares propicios para que sean escuchados a los que tienen algo para decir, aunque no sea exactamente el mismo lema conocido, similar idea, idéntica creencia.
Donde la palabra sea bienvenida, aunque no sea compartida, siempre y cuando no sean agresiones, rebeldías, denigraciones, malicias, delictivo o netamente negativo (idolátrico o contrario a los mandamientos).

Si alguna persona quiere incluirse en el grupo de noájidas, pero por ejemplo no soporta, o disiente, con el moré Yehuda, ¡igualmente sea bienvenido!
Si alguno opina diferente al moré, en tanto no pregone maldades, corrupción o delitos, ¡bienvenido!

Te digo más todavía, si es uno que lamentablemente sigue creyendo en dioses y/o salvadores falsos, como Jesús –con cualquiera de sus nombres y sabores-, pero no anda haciendo de misionero,  por mi parte también le digo: !bienvenido!
No tengo inconveniente en recibir en nuestro hogar, virtual o en el mundo real, a aquel que profesa fe en sus dioses, o supuestos redentores mesiánicos, siempre y cuando no traiga su mensaje de perdición a nuestro hogar, ni pretenda hacerse pasar por amigo para traicionarnos vilmente y como han acostumbrado desde tiempos inmemoriales.
Bienvenido el adorador de falsedades, pero afuera debe quedar su prédica y si accionar corrupto. Con su vida, que haga lo que quiera, pero no en nuestro hogar, no con nosotros. Es simple de entender, ¿no?
Igualmente, bienvenido el que no cree en ninguna deidad, o en alguna deidad inconcebible.

Ten en cuenta: nadie es libre si no quiere serlo.
Por más que le abras la puerta y le muestres el camino, es el esclavo del EGO quien debe traspasar el umbral y caminar como un ser libre. Tú no puedes hacer su parte.
Puedes ayudarle, darle una mano, mostrarle, enseñarle, alumbrarle, cobijarlo, pero no puedes caminar por él, ni obligarle a creer o a dejar de creer.
Tú no puedes liberar a nadie de su EGO, solamente a ti mismo. Pero puedes ser aquel que dio el impulso al prójimo para ser libre.

Debemos ser  hogares, virtuales y en el mundo real, para todo quien pasa por nuestro camino.
Convidarlo a descansar, a relajarse, a comer y beber, a pasar un rato agradable, sin predicarle, sin atosigarle, sin pretender adoctrinarle, sin querer “convertirlo”, sin llenarlo de palabrería soberbia y sin espiritualidad. Simplemente ser personas con las personas. Duros y combativos en la defensa contra los enemigos, todo dentro de la ley; pero amables y solícitos con los perdidos, desamparados, desnortados, errados, gente de buena fe pero escaso conocimiento y luces.

Tenlo siempre presente: no somos religión, no precisamos manipular, no somos secta, no andamos detrás del dinero o del poder de las “ovejas”, no adoramos al EGO.
Somos constructores de Shalom, con todo lo que eso implica.
Es sencillo, tanto como tú quieres que lo sea.

Ahora, tú te sumas o restas.
Tú compartes y haces tu parte, o dejas que todo siga por la misma ruta oscura y dolorosa.

¡Adelante!

Kubler Ross y la senda espiritual

Comencemos copiando de la Wikipedia:

El modelo Kübler-Ross, comúnmente conocido como las 5 etapas del duelo, fue presentado por primera vez por Elisabeth Kübler-Ross en su libro, On Death and Dying, en 1969.

Este libro describe, en cinco etapas distintas, un proceso por el cual la gente lidia con el lamento y la tragedia, especialmente cuando es diagnosticada con una enfermedad terminal o una pérdida catastrófica. Además, este libro expuso la necesidad de un mejor tratamiento a los individuos que están lidiando con una enfermedad fatal.

 Etapas

  1. Negación«Me siento bien.»; «Esto no me puede estar pasando, no a mi.»
    La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente remplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
  2. Ira«¿Por qué a mi? ¡No es justo!»; «¿Cómo me puede estar pasando esto a mi?»;
    Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
  3. Negociación«Déjame vivir para ver a mis hijos graduarse.»; «Haré cualquier cosa por un par de años más.»;
    La tercer etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna forma posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada. Psicológicamente, la persona esta diciendo, «Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener mas tiempo…»
  4. Depresión«Estoy tan triste, ¿Por que hacer algo?»; «Voy a morir, ¿Qué sentido tiene?»; «Extraño a mis seres queridos, ¿Por qué seguir?»
    Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que esta en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
  5. Aceptación«Todo va a estar bien.»; «No puedo luchar, debería prepararme para esto.»
    La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte esta acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere ser dejada sola. Además, los sentimientos y dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte.

Kübler-Ross originalmente aplicó estas etapas a las personas que sufren enfermedades terminales, y luego a cualquier pérdida catastrófica (empleo, ingresos, libertad). Esto puede incluir eventos significativos en la vida tales como la muerte de un ser querido, divorcio, drogodependencia, un diagnóstico de infertilidad.

Kübler-Ross afirmó que estas etapas no necesariamente suceden en el orden descrito arriba, ni todas éstas son experimentadas por todos los pacientes, aunque afirmó que una persona al menos sufrirá 2 de estas etapas. A menudo, las personas atravesarán varias de estas etapas en un efecto «montaña rusa» – cambiando entre dos o más etapas, y volviendo a hacerlo una o varias veces antes de finalizar.

Hasta aquí la cita.

Luego de haber estudiado varios textos en los cuales exponemos la tiranía del EGO sobre la persona, ¿podemos ver fácilmente qué está detrás de este modelo propuesto por la Dra. Kubler Ross?

Sí, por supuesto: el EGO, nuestro viejo amigo/enemigo, esa constante sombra que desde lo profundo de nuestro ser nos oprime.
Mencionemos rápidamente las cuatro herramientas básicas del EGO para manipular, de las cuales se derivan luego todas las otras artes y astucias: gritar, llorar, patalear y desconectarse de la realidad.
Todas ellas usadas para tratar de controlar el sentimiento de la impotencia, real o fantaseada, que inunda a la persona de su mismo nacimiento a este mundo.
Con el trascurso del tiempo, se perfecciona su uso, se afina la puntería, se ejercita al practicarlas, se rumbea hacia la manifestación privilegiada de una de ellas, se transforma en actitud de vida.
Estas herramientas, este imperio del EGO, no deja de estar presente a la hora de la agonía, de quedarse cesante en el trabajo, de la traición amorosa, de la mala noticia, de la muerte de un familiar, etc.
Es más, son esos momentos de sensible impotencia para los que el EGO ha sido creado, aunque luego se desbarranca de su rol y usurpa el control de las decisiones de la persona.

En el modelo de la Dra. Kubler Ross podemos distinguir lo siguiente:

  • La negación como derivado de la desconexión con la realidad.
  • La ira, asociada a los gritos o pataleos, dependiendo si se traduce en verbalizaciones o en actos.
  • La negociación, tal como es presentada, es derivación del llanto con toques de desconexión de la realidad.
  • La depresión, atada al llanto original.
  • La aceptación, aquí podrían adoptarse dos posturas.
    Una, en la cual aparentemente es un estadio en que el EGO ya no controla, sino que la persona ha salido de la celdita mental en la que se había auto recluido, siendo ya tarde para vivir a plenitud.
    Otra, que la persona ha claudicado, se ha sumergido por completo en el sentimiento de impotencia, ya ni siquiera trata de luchar para sobrevivir. Recordemos que el EGO, al que vapuleamos tanto, en realidad es una bendición en su justa medida y tiempo, pues es el mecanismo natural que tenemos para sobrevivir especialmente en situaciones de extremo peligro, cuando las reacciones lentas del cerebro superior no dan respuesta apropiada. Cuando se llega a la aceptación ante la muerte propia, o ante la terrible desgracia, probablemente se está en estado de inoperancia, precisamente de abandono de lucha por la vida.

Bien, hasta aquí esta reflexión.
Ahora, te podrás preguntar, con total justicia, ¿qué tiene que ver esto con noajismo o judaísmo?
¿Por qué un texto que trata de este tema en un sitio como en el cual estás ahora?
¿Tiene que ver algo con espiritualidad, con “la Palabra de Dios”?

Si te haces preguntas similares, te desafío a que tú mismo te las respondas, y nos las respondas aquí, en la sección de los comentarios.
¿Quieres?
¿Aceptas el reto?

Hasta luego.

A construir Shalom siempre.

Bienaventurados los pobres

Los instrumentos originales del EGO se preservan durante toda la vida, a no ser que consigamos doblegar al EGO y hacerlo apenas reconocible (como si fuera sencillo) y sumiso a nuestro control.
Estos instrumentos son raíces de otras conductas que, con el paso de la maduración y las experiencias, la persona va adquiriendo y usando para esquivar o dulcificar su sentimiento de impotencia, y sus miedos, al tiempo que son destinados a tratar de manipular al otro.
Así pues, llanto, pataleo, gritos (instrumentos activos), tal como el dormir (desligarse de la realidad) nos acompañan, más o menos visibles, con mayor o menor intensidad, mejor o peor camuflados detrás de otras conductas que se acomodan sobre ellas.

En esta ocasión quiero referirme muy brevemente a una actitud muy negativa que es la pasivo-agresiva.
Según nuestro marco de conocimiento, ésta que deriva de la asociación de las herramientas activas con la desconexión de la realidad.
¿Qué es la actitud pasivo-agresiva?
Podríamos caracterizarla como mostrar un gesto amable, una sonrisa, la “buena voluntad” que sirve para ocultar el intenso enojo, la ira, el desprecio hacia la otra persona o la situación vivida.
El otro es receptor de la agresión (verbal, física, emocional, social, etc.) pero le cuesta admitirlo puesto que el agresor no expresa su intención, sino que por el contrario se presenta como solícito, atento, sonriente, leal.

Esto es lo más oscuro de la actitud pasivo-agresiva, puesto que al no haber expresión manifiesta del enojo, al poder escudarse en la excusa de que no es con mala intención, la víctima queda como desarmada, sin poder obtener reparación. Es una hábil forma de manipular y evitar las consecuencias negativas.

Cuesta mucho comprenderlo, también reconocerlo.
Por ello te brindo ahora algunas modalidades de la actitud pasivo-agresiva, que quizás puedas descubrir que has empleado o has padecido de parte de otro.

A veces el pasivo-agresivo actúa con conciencia de sus oscuros sentimientos y supone (o cree) que de manifestarlos la situación en la que se encuentra empeorará.
A veces es ignorante de su malestar interno, aunque de trabajar un poco en su auto-conocimiento bien podría llegar a descubrir sus emociones.
Su miedo a la soledad, o al rechazo, o perder un rango, o a lo que puede sobrevenir, lo lleva a refugiarse en la simulación de un afecto positivo que en verdad no siente.
Entonces, cuando le inquieres acerca de sus conductas lesivas, de cómo te ha afectado, de cómo se muestra agresivo (sea por sus gestos, su postura, su entonación, sus acciones, etc.), rápidamente se defenderá y negará cualquier sentimiento hostil o posibilidad de haberte agredido.
Rechazará hacerse cargo de sus actos, negará que lo motive el miedo o la ira, desestimará cuando le preguntes si es por envidia o alguna otra emoción tóxica.
En resumen, insistirá en que es un “buen samaritano”, aunque sus manos estén chorreando sangre fresca de algún inocente.

Por supuesto que si insistes en querer que reconozca sus acciones y sus motivos, el agresor pasivo se enroscará sobre sí mismo y negará todo, encontrará justificativo para todo, te acusará a ti de “juzgar y no tienes derecho a hacerlo, porque solo Dios juzga”, te dirá que estás loco por decir lo que dices, o cosas por el estilo. Supongo que ya estarás haciéndote a la idea de cómo funciona, porque lo has vivido en más de una ocasión.
Pero tú, no te dejas enmarañar por sus mentiras y engaños por lo cual insistes en que reconozca sus actos y que aclare sus oscuros sentimientos.
Entonces el agresor pasivo hará un gesto, escupirá un monosílabo, te dejará plantado y sin respuesta.
Puede ser que te diga: “Ok”, “Bueno”, “Como digas”, “¿Algo más?”, en ese estilo de dar por concluida la charla sin haber expuesto en lo más mínimo lo que guarda dentro.
Esto es la agresión pasiva, también.
Porque te ubica en un lugar enfermo, loco, juzgador, criticón, al final eres tú el que está mal.
Al mismo tiempo, el malestar se intensifica porque aquello que no es comunicado auténticamente tarde o temprano es expresado, y si no es por las buenas, siempre es por las malas.

Pero, no se queda en jueguitos de palabras, en desplantes verbales o gestuales, también hay agresiones más “concretas”.
A veces por miedo a las represalias, por estar en una relación de evidente inferioridad, por cuestiones de conveniencia personal, las agresiones “concretas” se ejercen por medio de la pasividad, es decir, de la no acción, del retraso, del bloqueo para la realización.
Por ejemplo, le pides a tu esposo, hijo, empleado, amigo que haga tal tarea. La precisas para hoy. Por supuesto que la persona a quien le solicitaste sonríe y acepta hacerlo. Pero llega mañana y pasado y todavía ni siquiera empezó.
¿Qué pasó?
Bueno… una infinidad de excusas, pero lo concreto es que lo que se necesitaba sin falta, no se obtuvo.
Si el otro te hubiera dicho que no, entonces tú hubieras conseguido que otro te ayudara, o alguna otra solución.
Pero no, el delegado aceptó, no puso reparos, no se quejo, por el contrario, fue sonriente y amable, comprometido de palabra con la misión.
Y no estamos hablando de que en verdad le pasó un percance más allá de su voluntad o control, sino que realmente no lo quiso hacer, o inventó alguna ocupación diferente para dejar de lado lo que se había comprometido contigo.
¿Cuántas veces te ha pasado?
¿Con el pintor? ¿Con el amigo aquel tan despreocupado? ¿Con tu marido?
Es cierto, tú también lo hiciste… ¿no?

Es frustrante, pero todavía puede ser un poquito peor… ¿es posible?
Aquel que sonriente aceptó hacer una tarea que la realiza en tiempo, pero no en forma.
El resultado de la tarea es ineficaz y hasta demanda el doble de esfuerzo reparar los daños que si nada hubiera sido hecho.
Aquel que te hizo el recado pero trajo las marcas equivocadas, los productos vencidos, el precio altísimo, etc.
Aquel que se apuntó para colaborar con la expansión de FULVIDA, se llenó la boca de que haría esto y aquello, pero a la hora de la hora dejó todo por la mitad, ahuyentó gente, dejó un mal sabor acerca del noajismo, corrompió el mensaje de shalom y pureza de nuestro hogar, etc.

¿Cuántas veces lo hemos sufrido? ¡Infinidad! En las cosas grandes y en las chicas.
Con esta actitud el pasivo agresivo consigue ponerte en el lugar del impotente, no puedes nada con él. Te enojas, te irritas, te desgastas en corregir errores, te atrasas en ocupaciones, te cansas, te enfermas, te alejas de buenas personas, te envuelve en su tela de araña muy simpática a la vista pero llena de malicia amarga por dentro.

Ahora, te dejo una tarea para que hagas si quieres, pero hazlo bien.
¿Por qué escogí como título “Bienaventurados los pobres” para este post?
Y si quieres comentar sobre otros aspectos de este artículo, bienvenido.
Gracias, que pases un bello día, el mejor de tu vida.

Ser mundano

Hace un rato una joven amiga de este HOGAR nos decía que se sentía “aún mundana”.
No sé muy bien que significa “mundano” en el mundo del cual ella está saliendo, aquel que adora ídolos en cruces y similares.
Lo que sí es cierto es que está muy bien ser mundano.

¿Cómo?

Pues, ¡claro que sí!
Para ser mundanos es que estamos en el mundo.

Pensemos un poco.
Según la Real Academia de la Lengua, mundano es atender a las cosas del mundo, o también, perteneciente o relativo al mundo.

Si Dios quisiera que fuéramos ángeles, o entes celestiales, inmateriales, sin deseos ni pasiones, Él nos hubiera creado ángeles.
Pero Él adrede nos hizo como somos.
Con altibajos, con claroscuros, con pasiones encontradas, con EGO y la posibilidad de sobreponerse a él, con tendencia innata al bien, complejos, multidimensionales, falibles, imperfectos, perfectibles, mutables.
Es Dios quien nos hizo con cuerpo, apegados a lo material, dependientes de la materia, anhelantes de gratificaciones, enceguecidos por deseos.
Es Él, en Su amor y sabiduría, quien nos hizo parte del mundo, relacionados a él, necesitados de él, parte de él.
El mundo es nuestro hogar, porque es lo que Dios dispuso.
El mundo es nuestro lugar de trabajo, puesto que es nuestra tarea sagrada perfeccionarlo, bajo la guía de Dios de acuerdo a los mandamientos que Él nos ha dado a cada uno para cumplir.

Si Dios no hubiera querido que fuéramos mundanos, simplemente no nos hubiera creado tan estrechamente ligados a él.
De hecho, por algo el relato del Génesis (Bereshit) menciona explícitamente que Dios tomó polvo de la Tierra para formar al Hombre.
¿Acaso es un hecho científico el que nos cuenta el texto sagrado?
¿Acaso era necesario realmente que nos indicara esta polvorienta procedencia?
¿Acaso es materialmente real que al comienzo Adam era un monigote de barro y que se convirtió en humano al recibir alma y espíritu?
Más bien, es una enseñanza muy sutil y clara: somos en parte tierra, en parte espíritu. Así como el espíritu es esencial en el humano, similarmente lo es el cuerpo.
Y el cuerpo bien tratado, acomodado, querido, satisfecho. Porque Adam habitó el Edén y no una villa miseria, Adam tenía alimento al alcance de la mano y no rigurosos ayunos de falsa espiritualidad. Y, el Edén terrenal es la imagen más exacta de la esperada Era Mesiánica, que pronto llegará si Dios quiere.

No somos espíritus habitando cuerpos, sino que somos ambas cosas al mismo tiempo en tanto existimos en esta vida.
No tenemos un cuerpo, SOMOS cuerpo al igual que somos espíritu.

Es cierto, el cuerpo que somos se arruga, se cansa, se pierde, se muere, se recicla tras la muerte.
Es cierto, ese cuerpo que somos no es eterno, pero no por ello dejamos de ser también cuerpo en tanto vivimos en esta vida.
El espíritu permanece, es eterno, es inmutable, por ello algunos tienden a creer que solamente somos espíritu.
Pero, Dios nos creó multidimensionales, así que no seamos herejes contradiciendo a Dios.
Nuestra dimensión mundana: cuerpo, emociones, sociedad, mente; es tan valiosa como la espiritual en tanto estamos vivos.

Por supuesto que no es “buen negocio” dedicarse exclusivamente a lo mundano, a lo material.
¿Por qué no?
Porque somos material pero también espíritu.
Así como no está bien negarnos al cuerpo, tampoco está bien rechazar o destratar nuestra dimensión espiritual.
Enfocarse solo en el placer, en el poder, en los bienes materiales, en la belleza del cuerpo, en los gozos efímeros, no está bueno, tampoco es justo.
Todo en su justa medida. Todo lo que sea acorde con los mandamientos. Todo lo que no impida el desarrollo de una vida armoniosa.
Por otra parte, el espíritu es lo que queda de nosotros al morir, con nuestros recuerdos, con nuestras obras que nos sirven para disfrutar del placer de la eternidad. Así pues, dediquémonos también a desarrollar lo que se guarda como información sagrada en el espíritu, a través de nuestras buenas obras, plenas de sentido trascendente.

Así pues, seamos mundanos, ¡está muy bien!
Seamos mundanos, en el sentido de unir lo espiritual con lo material, de hacer de cada instante un motivo de construcción de shalom.
Hagamos que ese instante pasajero que es nuestra vida terrena sea un recuerdo eterno de belleza y bendición.

¿Puede?
¿Quiere?

No somos religión, no somos secta, no somos fanáticos, somos personas que anhelan construir shalom.
!Adelante!

Resp. 1065 – como volver a creer

tovazzi  nos consulta:

1- Fui ateo ya que era psicoanakista y marxista pero me venci y empece a creer en Dios,
2- Y ahora de nuevo tengo el abatamiento de no creer,
3- Y no se trata de pedir por una dificultad,
4- lo poco que entiendo es que Dios es tanto que no le importa si creo o no.
5- Asi que Como vuelvo a creer?
andres goldschlager 57 psicologo tel aviv israel

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Resp. 1064 – ¿como hacer una conversion legal?

Addiel nos consulta:

Buen dia me dijeron que en su pagina podia econcontrar una lista de los kibutz en lo cuales te pueden prepara para la onversion y enseñar el hebreo, ya que quiero hacer mi conversion e irme a EL Estado de Israel si es necesario,espero me pueda ayudar se lo agradecere de todo corazon! Gracias!! Bendicione y Shalom.
Julian Addiel Vallejo Morales, 23 años, Veracruz Mexico, Lic, Comercio

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Resp. 1063 – Saber los preceptos y transgredirlos ,consecuencia

Laura Elizabeth nos consulta:

1- Tenemos Preceptos para guiar nuestra manera de vivir correctamente
2- buscando agradar a Dios con ello.
3- Si sabemos que es lo que transgrede ese limite y reincidimos , que consecuencias tenemos como conocedores.
4- Por ejemplo matar, robar, mentir, tener sexo fuera del matrimonio, etc, ect, etc.. en que nos convertimos, que perdemos, ya sea como noajidas o como judíos?
5- Saber hacer lo bueno y agradable ante los ojos de Dios y no hacerlo y reincidir en ello en que nos convierte, hay condenación?
Laura Elizabeth Jara, 42 años Psicóloga Social , Cipolletti ,Argentina

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