Archivo de la categoría: Costumbres

¿La maceta vacía?

Los postulantes se presentaron ante el llamado público del rey como pretendientes al cargo de “Primer Consejero del Reino”, contrato jugoso, prominente y de primerísimo nivel que era codiciable hasta por el más humilde.
Alguno trajo su Currículo Vitae, ese vino cargado de cartas de recomendación, aquel portaba con orgullo su apellido, esotro se decía perito en tal difícil materia de gobierno, y así unos y otros fueron atraídos por el ofrecimiento de engrandecimiento.

Pero el rey no entrevistó a ninguno, ni eligió “a dedo” o por altisonancia de nombres, ni encargó la selección a los caros expertos en recursos humanos que oficiaban en sus filas; sino que personalmente dio una semilla con la consigna de que en tres meses él elegiría a aquel que cultivará la mejor.

Pasado el lapso, algunos (pero no todos) regresaron a las salas palaciegas, cada uno con la esperanza de hacerse acreedores al reconocimiento y el premio anhelados.
Cada uno de los presentes se mostraba orgulloso de la hermosa planta que había logrado cultivar en tan breve tiempo.

Pero, allí al fondo, como perdido ente los dichosos y envidiosos contendientes, se encontraba un joven sencillo, que en silencio acarreaba una maceta vacía.
No faltaba el jactancioso que aprovechaba para burlarse del muchacho y su feraz obra.
El joven no se apenaba por ello, ni daba excusas, ni evitaba la crítica, sino que honestamente admitía su fracaso, pues, por más que había procurado criar una lozana planta, nada había germinado de la tierra de su maceta.

Se abrió la puerta y entró majestuoso el rey.
Paseó rápidamente su mirada por entre las macetas tupidas y fragantes, sobre el festival de colores y aromas que hábilmente habían elaborado los pretendientes.
Hasta que se detuvo en aquel tiesto deshabitado.
El rey preguntó al joven qué había ocurrido, por qué no había planta para mostrarle.
A lo que el muchacho respondió con humilde sinceridad que en ese tiempo había aprendido mucho sobre jardinería y acerca de leyes de la naturaleza, pero mucho más sobre virtudes humanas tales como la paciencia, el respeto y la perseverancia. Pero, por más destreza que esgrimiera, de la maceta no había conseguido arrancar vida. A pesar de lo cual, igualmente se sentía en deuda con el rey, por lo que vino a presentar su escaso éxito, sin desertar a la competencia.
El rey agradeció al muchacho y continuó inspeccionando en silencio y con celeridad el resto de las macetas.

Llegado el momento del veredicto, el rey anunció: “Deben saber que me sorprende vuestros resultados, pues a todos sin excepción se les entregó una semilla infértil.”
Se oyeron murmullos, alguna tos nerviosa, pies iniciando un fugaz escape.
El rey continuó: “Muchos no volvieron, supongo que por escasa tolerancia al fracaso. Otros, ustedes, los aquí presentes, han intentado engañarme presentándome resultados falsos, pretendieron ocultar con trampas sus frustraciones.”
Aquí alguno intentó una tímida excusa, creo que fue el que se creía merecedor del cargo por ser hijo y nieto de tal apellido… como sea, el monarca obtuvo de inmediato el silencio para proseguir: “Solamente uno fue lo suficientemente honesto y valiente como para presentarse ante mí con el real resultado de su tarea: una maceta vacía, pero un corazón lleno de valores y una mente fértil en nuevos conocimientos.”

De más está añadir que el rey confirió el importante cargo al joven de la maceta vacía.

 

Preguntas para reflexionar

1. ¿En qué áreas eres especialmente competente?

2. ¿Sabes potenciar tus dones naturales?

3. ¿Cómo reaccionas ante las frustraciones?

¿Por qué bendijo Noaj?

Existe un suceso dentro del relato del diluvio que aparentemente no tiene relevancia, o parecería que es algo simplemente superficial, sin embargo una pregunta obligada deja al descubierto una profunda reflexión.

Después de que Noaj nuestro ancestro descendiera del arca al terminar el diluvio sufre una profunda ofensa a manos de su hijo Jam, sus hermanos al percatarse de ello proceden a “cubrir la desnudez de su padre” y entonces ocurre algo muy llamativo.

Entonces Shem [Sem] y Jafet tomaron un manto, lo pusieron sobre sus propios hombros, y yendo hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre. Como tenían vuelta la cara, ellos no vieron la desnudez de su padre. Cuando Noaj [Noé] se despertó de su embriaguez y se enteró de lo que le había hecho su hijo menor, dijo: ‘Maldito sea Canaán. Sea el siervo de los siervos de sus hermanos. Dijo además: ‘Bendito sea el Eterno, el Elokim de Shem [Sem], y sea Canaán su siervo. 

(Bereshit/Génesis 9:23-26) el subrayado es mío

La conducta de su hijo Jam provocó una reacción en su padre Noaj,  y los dos hermanos, Shem y Jafet se apresuraron para al menos tratar de mitigar la humillación de su padre, como vemos el primero en actuar es Shem y posteriormente Jafet.

Pero ¿Por qué si Shem fue el primero en apresurarse a tratar de restablecer el honor de su padre, no lo Bendijo Noaj? Pues las palabras de Noaj fueron (Bendito sea el Eterno, el Elokim de Shem), Noaj está pronunciando un agradecimiento al Creador, el Elokim de Shem, pero no está diciendo (Bendito sea shem que se apresuró a actuar en mi favor) la Bendición y el agradecimiento son dirigidos específicamente al Eterno.

¿Por qué no demostrar agradecimiento a shem quien fue el que actuó?

¿Porque Noaj no bendice directamente a shem y lo hace por medio del Eterno?

La respuesta puede ser que: Noaj no bendice directamente a shem porque el Responsable de que shem caminara con rectitud e integridad y se apresurara a hacer el bien era el Eterno, pues por la enseñanza que El les proveía ellos se conducían con rectitud, y si bien fue shem el que actuó con integridad fue la dirección del Eterno la que propicio dicha conducta, por eso el ancestro agradece directamente al Eterno en lugar de a shem, pues por la instrucción del Creador los hijos de Noaj contaban con los elementos para ser personas de bien, Noaj está agradeciendo directamente al Eterno porque El es el responsable de que shem y Jafet tuvieran a mano lo necesario para ser personas de bien, el agradecimiento está correctamente dirigido, pues el Eterno fue quien siempre les proveyó de todo para poder refinarse y andar en pos de El.

Y realmente no existe una bendición mayor a que te digan que andas en pos de los pasos del Eterno, y eso fue lo que Noaj le dijo de forma indirecta a shem “hijo andas según los caminos del Eterno y eso es excelente” pues shem no solo que hizo el bien sino que se apresuró a hacerlo.

Esta actitud vuelve a manifestarse diez generaciones más tarde en el primer patriarca hebreo Abraham, pero de una forma más refinada y pura.

Es sabido que la conducta del patriarca era para incentivar a las personas a reconocer la existencia del Eterno, su altruismo y generosidad eran utilizados para dar a conocer la  existencia del Eterno.

Pero no eran los bienes que compartía con sus huéspedes lo que utilizaba para que la gente reconociera al Creador, sino su propia actitud tal y como su ancestro shem hizo con su padre Noaj.

Para entenderlo mejor imaginemos un ejemplo.

En la vida te topas con diferentes tipos de personas, unos egoístas otros indiferentes pero encuentras alguien que no solo se preocupa por tu bienestar sino que también ocupa sus pertenencias para beneficiarte y ayudarte, ¿cuál sería la actitud que tendrías? Lógicamente preguntarías cual es el tipo de creencia que practica esa persona, preguntarías que es lo que lo motiva a actuar así, una vez que sepas que dicha actitud proviene de la instrucción de un Dios que no solo enseña así, sino que también actúa así, inmediatamente dirías “Bendito sea ese Dios que te enseña a actuar así, pues tu conducta es de gran bendición para los que se cruzan por tu camino”

Tal era uno de los objetivos que perseguía el patriarca “mediante sus acciones dar a conocer la existencia del Eterno”

A través de las acciones tanto de shem como posteriormente de Abraham las personas podían re-conocer la existencia del Eterno, aunque la conducta de Abraham era mucho más elevada pues el no solo se comportaba con bien hacia sus familiares y sus cercanos sino que también buscaba en toda ocasión beneficiar a cualquier persona con la que tuviera contacto, el extrapolo la conducta de su ancestro shem hacia toda la sociedad, ya no solo en un círculo cerrado sino que a toda persona que conocía, la trataba de beneficiar con sus acciones.

Y esa es precisamente la reflexión en que debemos meditar.

Que a través de nuestras acciones se reconozca la existencia del Eterno.

Esa es la verdadera imagen espiritual del Eterno que todos llevamos dentro y que cuando la hacemos resplandecer mostramos al mundo todo el bien que resulta de practicar Sus mandamientos.

Quiera el Bendito Creador en su inmensa misericordia que este texto sirva para la elevación del alma de eli hijo de maria guadalupe que se quitó la vida hace unos años.

Quisiera decir que fue un primo muy querido pero realmente lo quisimos como a un hermano.

Quiera el Bendito Creador que su alma repose tranquila junto a todos los otros justos de las naciones.

¡Exaltado sea el nombre del Eterno por todas las generaciones!

Referencias

http://fulvida.com/identidad/un-texto-fundamental

La luz del ciego o la oscuridad del vidente

alt

El hombre se había quedado más tiempo del pensado en su paseo fuera de la ciudad.

Ahora volvía cuando ya era la noche cerrada, sin luna, apenas con la luz de alguna que otra estrella.

No era fácil adivinar el camino en la oscuridad profunda, así que con miedo y precaución iba tentando con sus pasos para no caer ni extraviarse.

De pronto se alegró, pues por allí, de entre la espesura, vio brotar un pálido rayo de luz que se aproximaba.

Llama al portador de la lámpara para que se detenga y puedan encontrarse.

Al estar a un par de pasos reconoce a su iluminado “salvador”, que no era otro que un conocido ciego del pueblo.

Agradecido pero a la vez sorprendido, le dice: “¿Qué haces con una lámpara encendida, si tú no ves?”

A la razonable duda el buen hombre responde: “No la llevo por mí, sino por ti”.

Ante tamaña ética el vidente confundido replica: “Pero, ¿es por pura bondad que lo haces? No me lo creo. Algo debes ganar tú de esto”.

El ciego medita un rato, en tanto van caminado, y entonces admite: “Puede que tengas razón, que yo me beneficie también, pues cuando alumbro a otros evito que me choquen y lastimen aquellos que no me verían por andar perdidos en la oscuridad”.

Moraleja:

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino, aunque en apariencia no obtenga ningún beneficio.

Al final, todo acto bondadoso recibe su rica recompensa.

Tal vez andar por la vida cargando lámparas que alumbren el camino de los otros no sea tarea fácil.

Por el contrario, es más común encontrarnos con gente que va sembrando oscuridad, por medio de la mentira, la falsedad, la agresión, el pesimismo, el desaliento, la crítica destructiva, el egoísmo, la envidia, el odio, el resentimiento, la maledicencia.

Que distinto sería el mundo, nuestro país, nuestra sociedad, incluso nuestra familia, tu vida si todos compartiéramos nuestra luz, nuestros buenos consejos basados en el conocimiento, nuestra amistad sincera, iluminando así el camino del prójimo y el nuestro.

 

alt

Preguntas para reflexionar

1. ¿Piensas en las posibles consecuencias de tus actos antes de hacerlos?

2. En caso de que éstas sean negativas, ¿actúas igualmente o modificas tu comportamiento?

3. ¿Puedes mencionar diez actos bondadosos que hayas realizado en la última semana?

Constructor de shalom en el mundo

El Eterno anunció al patriarca hebreo Avraham que pronto sobrevendría la destrucción sobre las perversas ciudades del valle del Mar Muerto.
Avraham argumenta con Él, para encontrar la manera de salvar la vida de aquellas personas.
Comenzó su alegato con las palabras:

"Entonces Avraham [Abraham] se acercó y dijo: -¿Destruirás también al justo con el culpable?
Quizás haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿la destruirás con todo y no perdonarás el lugar por causa de los cincuenta justos que estén dentro de ella?"
(Bereshit / Génesis 18:23-24)

Al gran rabino, Shimshon Rafael Hirsch, le pareció sugestiva la introducción de la noción “que estén dentro de ella”.
Quizás para nosotros, menos preparados espiritualmente e intelectualmente que el insigne rabino, no nos llame la atención, o suponemos que es muy simple su sentido: ‘hay cincuenta justos que viven en la ciudad’. ¿Qué tanta instrucción se puede esgrimir aquí?
Sin embargo, el rabino señala que, por definición esencial, la persona justa es una habita junto al resto de las personas, interactúa con ellas, se entremezcla con la gente, actúa y sirve como ejemplo para el que atiende y aconseja en la medida que su justa palabra sea escuchada.
Es decir, para el rabino Hirsch, el hombre justo no es uno que se encierra en un monasterio, se confina en un gueto, se aparta de la muchedumbre anónima, se amuralla en su alta torre solitaria, se atrinchera detrás de sus libros de estudios.
Al contrario, vive entre la gente común, menos perfecta en su estado espiritual, menos trabajados espiritualmente, y sí, también se rodea de gente que yerra y peca sin por ello “contaminarse”.
Vive de tal manera que enseña con su vida, más que con sus prédicas o elaboradas palabras.

El justo no vive mirando su ombligo, no se esclaviza a su EGO, no se preocupa solamente de sí mismo o de lo que le concierne directamente.
El justo vive en base a actos de justicia, que se esclarecen en el contacto con el prójimo, el cercano y el lejano, con su comunidad, en su trabajo, en su centro educativo, en el respeto por el ambiente, etc..
El justo no se alela con pensamientos de apartarse de los demás por miedo a “contaminarse”, “ensuciarse”, “contagiarse”, etc.; por supuesto que hará lo necesario para preservar el orden y la virtud, pero no a costa de llevar una existencia opaca y carente de vitalidad.

Así pues, de acuerdo a la visión del rabino Hirsch, Sodoma no provocó su destrucción por que anidaba el mal, sino porque no tenía suficiente gente justa dispuesta a convivir en medio de sus conciudadanos.
Literalmente, de haber habido diez justos en medio de la población, la devastación no hubiera acontecido.
Pues, esos justos involucrados en la vida cotidiana de sus vecinos hubieran servido de referencia moral, de pauta ética, de faro para encaminar conductas.
Así pues, la salvación no depende de “la fe”, sino de los actos de justicia realizados con el prójimo, en medio de la relación con los demás.

Tú que te consideras leal al Eterno, sea en tu identidad judía o en tu identidad noájida, debieras tomar esta enseñanza como consigna.
Elevar tu conducta por medio de una vida de nobleza, plenitud en justicia, pero especialmente sin abandonar a los demás a sus miserias habituales.
No debes ejercer presiones, manipular, actuar como misionero, nada de eso.
Tampoco debes ir pregonando “la salvación” por medio de difundir “la palabra” del noajismo o del judaísmo.
Sino que debes hacer de ti un verdadero constructor de shalom, es decir, alguien que por lealtad al Eterno actúa en todo momento motivado por la justicia y la bondad.
No dejes de ser tú, de vivir tu legado espiritual (judaísmo si eres judío natural o por conversión; noajismo si eres gentil), no dejes de esforzarte para construir shalom con los instrumentos que Dios te ha provisto.
De esa forma estarás aumentando la masa crítica de personas de bien que son escudos para el mal que nuestras sociedades producen en abundancia.
Si eres constructor de shalom, eres generador de bienestar, imán de bendición, sembrador de dicha, recolector de placer eterno.
De ti depende cómo vives y cómo aportas tu parte a la obra del Eterno en el mundo.

Recuerda:

"Tzión [Sion] será redimida con el juicio, y sus arrepentidos con la bondad.
Pero los rebeldes y los pecadores serán quebrantados a una; los que abandonan al Eterno serán consumidos.
Entonces os avergonzaréis de los robles que habéis amado, y tendréis afrenta a causa de los jardines que habéis escogido.
Porque seréis como la encina de hojas secas y como el jardín al que le faltan las aguas.
El fuerte se convertirá en estopa, y su trabajo en chispa. Ambos arderán juntos, y no habrá quien los apague."
(Ieshaiá / Isaías 1:27-31)

Atiende a tu atención

¿A qué le prestas atención?

Considera con calma, haz un recorrido por tu día, por tu semana, por tu fin de semana, por tu mes, ¿tienes un rato para prestarle atención a este tema?
Si lo haces, quizás el que se beneficie al final eres tú, así que tal vez te convenga tomarte un tiempito para ti mismo.

Luego de que escribas tu lista, califica numéricamente –con tu honestidad habitual- el grado de atención que le confieres a cada uno de los ítems.
Puedes repasar cuantas veces quieras la lista, modificarla según consideres, así como reevaluar la nota que haz puesto.
Es un trabajo de autoconocimiento, no le debes explicaciones ni excusas a nadie.
Recuerda, quien vaya a recibir un beneficio de esta tarea eres tú, en tanto y cuanto lo hagas de manera sincera y aplicada.

Nuevamente, ¿a qué le prestas atención?

Hay una característica muy destacada en la atención y es que suele estar en algún lado.
A veces en aquello que enfocamos y conscientemente escogemos que tome preponderancia en nuestra mente; por ejemplo, cuando estamos atendiendo una película.
A veces, es aquello a lo que estamos encadenados de forma inconsciente, y tendemos a ello como sin buscarlo ni quererlo, como cuando nuestros pensamientos se llenan de ideas/sentimientos que escondemos de nosotros mismos, pero que igualmente pueblan nuestro deseo; por ejemplo, aquel que se llena de pornografía y no puede esquivar el pensar en ella.
Y a veces, nuestra atención se dirige hacia aquello que nos la llama; por ejemplo, cuando no estamos interesados en nada y hasta una mosca que vuela nos cautiva la mirada.

Revisa tu lista, por favor, y modifícala –según tu entender- a partir de este nuevo dato que te he dado ahora.
¿Encuentras ocasiones en las que tu atención está adosada a cuestiones que no manejas de forma voluntaria y consciente?
¿Cómo las calificas numéricamente, que nota les pones?
¿Cuántas de ellas están en tu lista?
¿Incluiste hasta aquellas que han pasado fugazmente por tu pantalla mental?
Recuerda que la ganancia de este ejercicio es para ti, así que concéntrate y prueba a hacerlo de la forma más completa posible.
Gracias.

Ahora, ¿consideras que alguna de esas innumerables ocasiones son irrelevantes, de poco beneficio, solamente un pasar el tiempo sin ningún provecho?
Claramente es correcto tener momentos de ocio, parar disfrutar por el disfrutar sin otro interés, pero es cuestión de evaluar la cantidad de tiempo que dedicas a ello.
De paso, ¿no estarás enfocándote demasiado en cuestiones que podrían ser perjudiciales, lesivas, dañinas, adictivas, etc.?
Cuenta el tiempo dedicado a Facebook (o similares), a twitear, a ver culebrones en TV, al chisme, a espectáculos que incitan el odio, la violencia, la degradación del prójimo, la idolatría, el desprecio a lo justo-bueno, etc..
¿Cuánto dedicas a estas cosas, y cómo se catalogan en lo que hace a tu salud integral (física, emocional, social, mental y espiritual)?
Otra evaluación para ti es que reconozcas las que te hacen sentir bien, en paz contigo mismo y con el entorno, y veas aquellas que te agitan y desasosiegan. 

Pero, permíteme una nueva sugerencia, ¿sabes cómo distinguir entre aquellas que son relevantes de las que no lo son tanto?
¿En qué te basas para determinarlo?
¿En tu gusto?
¿En lo que está de moda?
¿En lo que tal o cual te dice?
¿En los postulados de tu religión o secta?
¿A la presión social?
¿En lo que se te ocurre?
¿En lo que está comprobado científicamente?
¿En lo que Dios REALMENTE te indica que es bueno y correcto?

¿Cuáles son las consecuencias que se derivan de atender a eso que estás atendiendo?

Además, ¿qué te lleva a atender a eso que estás atendiendo con tanto detenimiento?
¿Lo haces por control voluntario o te dejas llevar?
¿Actúas a conciencia, o te dejas llevar?
¿Estás al mando, realmente al mando, de tus pensamientos y sentimientos, o eres llevado a la deriva por corrientes que te zarandean hacia cualquier lado?

Son muchas preguntas, ¿no? Algunas hasta bastante difíciles de tolerar, supongo.
Pero, ya lo sabes, si cumples tu tarea, está que estamos haciendo juntos, el que se beneficia eres tú, quizás también aquellos a quien aprecias y te rodean.
Así pues, vale la pena que sigas brindando un poco de atención ahora, y te esfuerces un poquito, quizás puedas obtener un éxito desconocido hasta ahora para ti.

Cuanto más te entrenes a prestar atención voluntariamente, mejores decisiones tomas; enriqueces tu vida; llenas tu tiempo de valor.

Es interesante notar que aquello que atiendes suele ir adquiriendo mayor importancia para ti y que por una “fuerza de atracción” va atrayendo más asuntos relacionados a tu pantalla mental.
Un ejemplo triste, el joven que recorre internet en busca de pornografía y que cada vez dedica más tiempo a tal menester, en lugar de reconocer la irrealidad de la misma, las dificultades de vincularse que promueve, el deterioro del respeto propio y del prójimo, entre otras penurias que pareciera no poder apartar de sí.
Se sumerge en ese mundo, cada vez más atrapado y codiciando más y más.
El ejemplo positivo también podría ser dado, de la persona que hace foco en crear, se esfuerza en tareas productivas, se aplica a progresar y no quedar estancado en un estado de insatisfacción.
Hacia donde se dirige la atención es a lo que la persona atiende.
Si tu escoges llenar tu pantalla con cuestiones licenciosas, poco efectivas, luego no te quejes si estás estancado e insatisfecho.

Mira, este tiempo podrías dedicarlo a correr hacia Facebook, para hurgar en la vida ajena, para pasar el rato en naderías, para llenarte de palabras huecas.
Claro que puedes.
Pero también puedes hacer el mínimo esfuerzo e imponerte, por ejemplo, escribir un artículo para publicar en nuestro sitio, un texto lleno de rico contenido, que favorece la vida, que comparte justicia y bondad, que ayuda a liberar de yugos.
El mismo tiempo pasado ante el mismo monitor, tecleando similares letras, pero en uno se tiene la atención puesta en acariciar el EGO y dejarse fluir como una hoja muerta en la corriente, en tanto que en el otro la atención se encamina voluntariamente hacia metas altas, alcanzables, aunque cueste.

Las excusas te surgen con facilidad, así que podrás inventar cien o mil justificaciones para no haber hecho tu parte, y haberte dedicado a jugar a ese tontito juego online, o a ver por n vez la galleta de la fortuna, o revisar el capítulo de tu serial preferida, o chismear groseramente, o… tanta cosa vana y banal…
Y la excusa saldrá, no te quepa dudas, la excusa ya la tienes preparada para justificar que estés capturado por cosas vacías, o que hayas regresado al hueco oscuro y fétido del cual un día te alegraste de salir, o que no avances en tu carrera o relaciones familiares, etc.
La excusa la tienes preparada.
Pero lo que no tienes preparado es tu cómo hacer para avanzar en verdad por la vida.
¿O sí?

Relee tu lista, revisa tus calificaciones, replantéate las preguntas que te he alcanzado en este artículo.
¿Estás feliz con el resultado?

Aplica tu atención a lo que es relevante, apártalo de los deseos confusos de los ojos y el corazón, enfócate al menos en un pequeño ejercicio que te tonifique, que sea centro de atracción para otras actividades constructivas.
Puedes hacerlo.

Construir Shalom

Me preguntó un conocido qué era ese lema que usaba tan frecuentemente “construir shalom”, pues no captaba su significado.
La cuestión debía ser respondida de manera sumamente breve, pues no disponíamos del tiempo –en ese momento- para extendernos y “filosofar”.
Así pues, le dije: “Vivir de tal manera que en cada situación tu conducta sea justa Y buena”.
Creo que es una buena síntesis.
Por supuesto que se podría añadir un sinnúmero de derivaciones, algunas fuertemente necesarias, tales como lealtad al Eterno, cumplimiento de los mandamientos que le corresponden a cada quien según su identidad espiritual, entre otras cuestiones; pero, como base firme, como resumen, como respuesta rápida y certera, es una que tú puedes llevar contigo y usar.

En cuanto a lo de “construir” y no meramente “sentir, tener, recibir”, la idea radica en que la persona debe tener una actitud y una conducta coherente con ser justo y bueno, incluso en las ocasiones en las que uno se ve excedido por presiones, enojos, apuros, etc..
Construir, porque no es fácil, no se da de manera directa y cómoda.
Construir, pues tenemos que sobreponernos a nuestras tendencias negativas, al dominio del EGO, a las bajezas cotidianas; y, aunque caigamos, tener el ánimo de incorporarnos y seguir avanzando y creciendo.
Es una tarea constructiva, y no un transitar pasivo y a la espera de que las cosas se resuelvan por sí mismos, mágicamente, milagrosamente, o por obra de otro, cuando soy yo quien debe hacer mi parte.
Dios hará Su parte, el prójimo quizás haga la que le corresponda, pero nadie más que YO puedo hacer MI parte, aquella que me corresponde, que me toca, de la cual soy único responsable.

Así pues, construir shalom no es solamente un lema, sino un modo de vida 100% espiritual, perfecto, acabado, que te brinda el destino, la herramienta, los métodos para llevar a cabo a plenitud tu misión en este mundo y adquirir tu posesión y placer en la eternidad.

Construir shalom, tal como la hemos definido tan brevemente ES el modo espiritual de vida para el 100% de las personas, sin excepciones.
Tal como ha quedado manifestado por Dios a través de Su profeta:

“¡Oh persona, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim.”
(Mijá / Miqueas 6:8).

¿Habrá algún desvergonzado o confundido que niegue que la esencia principal del "ser espiritual" en esta vida es la "construcción de shalom"?

Resp. 874 – borrarme un tatuaje con otro encima?

BERNAL nos consulta:

MORE YEHUDA RIBCO. QUIERA EL ETERNO ENVIAR MUCHAS BENDICIONES SOBRE USTED Y SU CASA, POR SU GRAN LABOR EN PRO DEL NOAJISMO. LE RUEGO ME ORIENTE CON LO SIGUIENTE: HACE MUCHOS ANOS ATRAS PERTENECI A UNA LOGIA QUE TENIA COMO EMBLEMA UNA CRUZ CON UNA ROSA EN EL CENTRO, Y ME LO HICE COMO TATUAJE. EL QUE NO SABE RELACIONA EL DIBUJO CON EL COLGADO, Y ESTO ME MOLESTA, YA QUE NO TIENE NADA QUE VER CON EL. VIOLO DE ALGUNA FORMA LAS NORMAS NOAJIDAS SI ME DIBUJO OTRA COSA CON LA INTENCION DE BORRARME ESA CR
DANIEL BERNAL, ESPECIALISTA EN SEGURIDAD, PANAMA, 49

Seguir leyendo Resp. 874 – borrarme un tatuaje con otro encima?

Una piedra en tu camino, un tesoro en tu camino

En el país en donde los reyes solían ser sabios, una vez, uno de ellos colocó una gran roca en medio de un camino. Se camufló a un lado, para ser testigo privilegiado de las reacciones de la gente ante tamaña dificultad.

Muchos venían y la pasaban haciendo un rodeo.
Infinidad despotricaron y de paso echaron culpas al gobierno, a los dioses, a los astros, por provocar un disgusto en su transitar.
Multitudes giraban y regresaban, mascullando vaya uno a saber qué cosas.
Estaban los temerarios que se atrevían a escalar la roca, a riesgo de resbalar o cortarse, pero con la meta bien clara de cruzar a cómo diera lugar.
Un par se sentó a estudiar la situación, para finalmente darse por vencidos y volver por donde vinieron.
Ni uno, ni tan siquiera uno hizo nada para sacar la piedra del camino.

Pasado un largo rato, apareció un hombre que trató de mover la roca a un lado para así despejar el transito por el camino.
Empujó con empeño, se laceró un poco su piel, sudó la gota gorda, se cansó, pero al final la pesada piedra cedió y fue permitiendo que el hombre la corriera y abriera el camino.
Cuando alcanzó su objetivo altruista, desinteresado, generoso, falto de egoísmo, notó por primera vez que en la profunda marca dejada por la roca había un bolsita. La abrió y encontró un abundante tesoro junto a una carta escrita de puño y letra del sabio rey, quien quería recompensar de esta manera a la persona que resolviera el problema de la roca en el camino de tal manera de favorecer al prójimo sin esperar nada a cambio.

Contento, el buen hombre reforzó su creencia de que cuando se actúa con bondad, generosamente, no solamente se evaporan los problemas, sino que se obtienen enormes beneficios.

Analiza: ¿cuáles son los obstáculos en tu camino?
¿Cuál es tu patrón de conducta ante ellos?
¿Qué acción diferente podrías intentar para obtener mejores resultados?
¿Cómo podrías beneficiarte por beneficiar generosamente al prójimo?
¿Cuántas veces has fracasado por no encontrar que el tesoro estaba al disolver con tu capacidad la dificultad que tenías frente a ti?
¿Qué es el éxito verdadero?

Comparte con nosotros, si quieres, tus respuestas.

Para ser feliz

  • Relaciónate
    La relación con la familia, amigos, compañeros de trabajo y vecinos enriquece nuestra vida, y nos aporta el apoyo que a veces necesitamos.
  • Permanece activo
    Practicar deporte, trabajar, tener aficiones u hobbies, o simplemente pasear te harán sentir bien y te mantendrán ágil y en forma.
  • Sé curioso
    Aprende a apreciar la belleza de lo cotidiano y el encanto de lo diferente. Así descubrirás lo que verdaderamente te interesa.
  • Aprende
    A arreglar tu bici, a tocar un instrumento, a cocinar… Los retos provocan satisfacción, diversión y confianza en uno mismo.
  • Da
    Ayudando tanto a conocidos como a desconocidos esparces tu propia felicidad.

La agresividad y su canalización

La agresividad en tu vida

Debemos conocer acerca de la agresividad, pues forma parte de nuestra vida, tanto interna como externamente.
No podemos eludirla, sea que actuemos de manera agresiva, reprimamos nuestras intenciones agresoras, deseemos agredir, seamos víctimas de agresiones, sintamos rabia, etc.
Es una parte constitutiva del ser humano (y también de los animales), no le es ajena ni resulta anormal o producto de enfermedades o posesiones de ningún tipo.
Por tanto, al tener un conocimiento más acabado podremos tomar decisiones más acertadas y actuar con mayor precisión como constructores de Shalom.


Agresividad hace referencia a un conjunto acciones y actitudes que pueden llegar a manifestarse (o no) a través de:

  • diversos canales (gestos, golpes, palabras, sonidos, etc.),
  • con variada intensidad (pelea física, discusión verbal, insulto, olvidos, etc.),
  • más o menos activa (amenaza, violencia; sabotaje, inhibición, quejas, manipulación emocional),
  • provocada por variados objetos o situaciones (persona o grupo en concreto, un acontecimiento, un pensamiento rumiado, el recuerdo de un momento adverso, etc.) y
  • repercute en cualquiera de los planos que integran al individuo: físico, emocional, social, mental y espiritual.

De acuerdo a los planos:

  • Físico: cambios fisiológicos y biológicos (ritmo cardíaco y presión arterial aumentan, variaciones en los niveles de las hormonas adrenalina y noradrenalina) que acompañan a la ira, lucha, golpes, gestos, destrucción de objetos, portazos, ataques, enfermedades, lesiones, suicido, asesinato, rapto, privación de libertad, etc.
  • Emocional: rabia, cólera, expresiones faciales, tonalidad y volumen del habla, mentiras, gruñidos, omisiones, silencios, implantar sentimiento de culpa, manipulación, ciertos chistes, ironía, negación de ayuda, adicciones, religiosidad, etc.
  • Social: falta de respeto, ofensas, provocaciones, amenazas, presiones, hostigamiento, robo, fraude, acoso, ataques, relaciones inarmónicas de poder/sumisión, lesionar el derecho legítimo de otra persona, etc.
  • Mental: ideas o fantasías destructivas, elaboración de planes perversos, ideas persecutorias, obsesiones, rumiación de pensamientos, deseos de venganza, guardar rencor, provocaciones, parálisis ideativa a causa doctrinas de alguna religión, etc.
  • Espiritual: actitudes/acciones negativas que no permiten o dificultan el cumplimiento de alguno de los mandamientos que deben ser cumplidos por cada quien (siete fundamentales para los gentiles, 613 para los judíos).

Si quisiéramos encontrar alguna idea que englobara todas las anteriores podríamos mencionar:
la actitud o acción que tiende a forzar a un cierto grado de impotencia a alguna persona, sea uno mismo u otro individuo o colectivo.
Con esta idea podemos contemplar que en ocasiones se puede ser agresivo (y es necesario y correcto serlo) dentro de lo lícito y/o adaptativo, aunque cuando está fuera de control pareciera enraizarse la agresividad en el lado oscuro del ser.

La impotencia, o su sentimiento, en la base de toda agresividad.

La IMPOTENCIA, o el sentimiento de la misma, está en la raíz de la conducta agresiva.
El sentimiento de impotencia puede ser vivido como una sensación de ira o malestar que surge a partir de lo que se considera un agravio, malos tratos, rechazo, imposibilidad, incapacidad, desprecio, u oposición entre otros disparadores del sentimiento.
La agresividad luego se presenta como un deseo de combatir la posible causa de la impotencia y alcanzar un estado de poder.
Generalmente se asocia a la agresividad como dirigida hacia afuera, hacia otra persona, o indirectamente hacia un objeto relacionado o que simboliza a otra persona.
Sin embargo, la persona al agredir puede, directa o indirectamente, hacerse daño a sí misma.
Puede también reprimir la manifestación externa de la agresión, o dirigirla directamente a sí misma.
Sin embargo, tengamos en cuenta que la energía reprimida termina siempre acarreando daños a la persona que no expresa de forma constructiva su ira, o no la canaliza adecuadamente.
La supresión constante lleva a estados de estrés, de frustración, de desgaste de energía. Cuando se acumula la energía agresiva, se crea un núcleo que va succionando energía del ser, debilitándolo, llevándolo a estados menos adaptativos. Esto lleva a que la persona reaccione de manera desmesurada, pues no reacciona ante un estímulo en concreto, sino que éste sirve como disparador para la explosión del contenido reprimido. Pero, ¿qué ocurre si la persona suprime también esta explosión? Pues, tenderá a reprimirse más y más, gastará mayor esfuerzo en imponer mayores barreras de contención, sufrirá de mayor ansiedad o angustia pues cada vez es mayor el trabajo de no expresar la agresividad. Es un círculo vicioso, que hunde a la persona en más y más frustraciones, llevándolo a sentimientos cada vez más pesados de impotencia, de imposibilidad, que se harán reales en una parálisis cada vez más completa.

Otra ocasión de sentirse impotente es cuando uno percibe una dificultad que es negada o no admitida por otros.
Esto puede deberse a problemas de perspectiva, pero también a cuando uno juzga de acuerdo a intenciones ajenas
en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos.
El prejuicio, o el juicio de intenciones es causa frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.

Como hemos mencionado, la agresividad adaptativa es la que permite conseguir para el sujeto cierto estado de satisfacción de alguna necesidad, sin por ello pretender dañar adrede a otra persona.
Es importante tener en cuenta este aspecto, pues en la base de la asertividad se encuentra esta agresión básica adaptativa, que recurre a afianzar a la persona, a dotarla de sentimiento saludable de potencia, aunque con ello se menoscabe la posibilidad o realización de otro.
Por ejemplo, la persona que debe tener el ánimo, la disposición y la realización para competir contra otros, o confrontarse, para alcanzar sus metas acordes con las normas sociales.
Así pues, se hace imprescindible conocer los límites entre lo apropiado y no, para no negarse ni inhibirse en aquello que es necesario y requiere el ejercicio de alguna dosis de agresividad.

En ocasiones la agresividad es usada de manera consciente, como herramienta de manipulación para generar miedo en otros y presionarlos a actuar conforme a los propios deseos, como mecanismo de coerción. Por supuesto que este uso NO es asertivo, ni debiera estar entre tus recursos de conducta.

Por otra parte, no es conveniente, ni saludable, ni resolutivo, expresar de forma iracunda, violenta, destructiva nuestra energía agresiva.
Las reacciones violentas han de quedar restringidas para aquellas situaciones extremas, de imperiosa necesidad de supervivencia, y no otras.

Aprovechar de manera constructiva la energía agresiva

La agresión es una reacción del sentimiento de impotencia, y/o un mecanismo para superar tal sentimiento.
Existe en ti, por lo cual lo primero es reconocer cuando se manifiesta en cualquiera de tus planos.

Admisión.
El peor consejo que te podrías dar sería que negarás su presencia, aunque te resulte incómodo, mejor es admitir que está en ti y pugna por manifestarse.
Ya teniendo conciencia de su presencia, podrás hacer algo positivo con su energía.
Porque, si la niegas, si la reprimes, si la tapas, si haces de cuenta que no está, no por ello deja de existir.
Es cierto que no debes rumiar acerca de tus frustraciones, ni estancarte en pensamientos negativos que se relacionen con tus deseos o necesidades que no han podido realizarse.
Pero no por ello haz de mirar para otro lado, esperando que las cosas se solucionen por sí solas y sin participación tuya.
La energía que introduces dentro de ti, o que movilizas de una zona a otra sin emplearla luego, y que no desplazas de manera constructiva o no modificas hacia otras formas de energía que te aprovechen, termina por estancarse en ti, lo que puede repercutir en un estado de estrés continuo, en enfermedad en cualquiera de tus planos del ser, en brotes de violencia por cuestiones menores, entre otras afecciones a tu saludable transcurrir cotidiano.
Así pues, ya lo sabes, reconoce cuando estés con sentimiento de agresión, con deseos de explotar, planificando algún daño, actuando con hostilidad, siendo cínico, degradando a otros, etc.

Identificación del deseo y del obstáculo.
Si además de reconocerla puedes advertir qué es lo que te ha llevado a ese estado, cual es el sentimiento de impotencia que te hizo pasar al modo agresivo, entonces has dado otro paso en tu crecimiento personal.
Muchas veces si identificas lo que generó o disparo la agresividad, podrás trabajar directamente con la causa (sentimiento de impotencia) en lugar de con el resultado secundario (deseo de agredir), lo que te habilitará para articular una respuesta más provechosa y una forma de vida con mayor armonía.
Probablemente no lo conseguirás enseguida, pero si te entrenas en conocerte y en aprender a darte cuenta de tus estados de ánimo, entonces estarás cada vez más en «poder» y menos sumido en sentimiento de impotencia.

En ocasiones el reconocimiento de la propia impotencia, real y muy humana, habilita a desmontar la respuesta agresiva innecesaria para adquirir un estado de admisión consciente y saludable de la impotencia, o tal vez el uso de un recurso agresivo adaptativo (comunicación auténtica, acciones asertivas).

Por otra parte, el conocimiento de la causa posibilita el recurrir a toma de decisiones, a veces laterales o creativas, que permiten sobreponerse a la impotencia y alcanzar el objetivo deseado sin recurrir a excesos negativos.
Es posible entonces, expresar la agresividad de una forma constructiva para resolver el estado o sentimiento de impotencia.
La impotencia puede resolverse en ocasiones cuando se elaboran o adquieren habilidades que eran deficitarias.

No reaccionar automáticamente, darse un tiempo y espacio para elaborar otra opción.
Cuando percibas que estás por reaccionar, toma distancia (física, emocional, mental), cuenta hasta diez, respira profundo, discúlpate y sal a dar un paseo o sal al balcón, no manifiestes tu ira, pues si bien puedes suponer que la descarga del momento te ayudará a destrabar la situación conflictiva, en realidad solamente será un incentivo para acrecentar el estado de impotencia y la controversia con otros.
Luego de este tiempo fuera, quizás puedas expresar tus deseos de manera asertiva, por ejemplo, en vez de decir “Estoy enojado contigo”, podrías decir “Me gustaría si pudiéramos tal y cual cosa”.
Darse tiempo y oportunidad para pensar otras opciones es una necesidad que no debe dejar de intentarse.

¿No puedo? ¡Sí puedes!
Recuerda que en muchas ocasiones eres tú el que piensa o siente que no puedes, por eso te conviertes en un impotente o frustrado por decisión propia.
Actúa con confianza, aunque no la sientas, actúa como si pudieras, que cuando en verdad no puedas ya se encargará el mundo de ponerte un freno.
Mientras eso no ocurra, mientras no choques contra la pared de los verdaderos límites, no te dejes guiar por la impresión de los “no puedo”, sino que da un paso más, uno por vez, y ya verás hasta donde llegarás.

Artes marciales.
El entrenamiento en artes marciales, desprovistas de elementos religiosos, es oportuno para aprender a canalizar y emplear de manera constructiva la agresividad.
Se entrena en respiración, posturas, gestualidad, amabilidad, roles sociales, etc. a la par que se adquieren técnicas que permiten desplegar las potencialidades, reforzando la conciencia del propio poder y los límites.

Registro y evaluación.
Es especialmente útil llevar un registro de los momentos de enojo.
Éstos permiten a la persona adoptar una visión más detallada y meditada, permitiendo tomar distancia de reacciones impulsivas y sentimientos de frustración y rabia.
Para conseguirlo habría que tener a mano constantemente una libretita en la cual tomar nota de la hora, incidente, persona involucrada, resolución, pensamientos así como cualquier otro dato que pueda aprovecharse para evaluar posteriormente con detalle el episodio.
Además, sirve lo registrado como material para realizar, más adelante, un intento de resolución alternativa, es decir, pensar qué otra reacción se hubiera podido implementar para obtener un sentimiento de potencia y una satisfacción mayor.
También permite tomar conciencia de las señales somáticas que anuncian que se está entrando en un estado de enojo, lo que habilita a realizar alguna técnica de relajación o de interrupción de la reacción automática habitual. Por otra parte, el hecho de estar pendiente de llevar un registro metódico abre una brecha a la reacción automática, pues reclama que se someta la conducta a una supervisión racional, apartada de la emoción sin control.

Cambiar la dirección de la acción.
La energía cinética (de movimiento) que se destinaría para una acción agresiva, en determinadas circunstancias, puede ser usada en la dirección contraria.
Por ejemplo, cuando se quiere dar un golpe y efectivamente se estira la mano y se alcanza a la persona a la cual se desea agredir, PERO, se la acaricia (por supuesto que esto solamente con quien corresponda y como corresponda).
La caricia en lugar del golpe, aunque el pensamiento sea hostil, llevará a una respuesta amorosa de parte del otro y de una reversión del ánimo en uno mismo.
De manera similar hacer con la caricia verbal en lugar de la palabra terrible que luego de pronunciada no tiene retorno ni arreglo.
Por supuesto que esta práctica no debe servir para negar la conciencia de un conflicto, de un sentimiento de impotencia que debe ser corregido.
Cuando lo pruebes, podrás comprobar su efectividad y su capacidad para resolver cuestiones que te hacen sentir impotente.


La risa.
El sentimiento de impotencia es de contracción, de limitación.
La agresión es un intento de expansión.
Así pues, el grito, el golpe, la respiración agitada, la risa nerviosa y falsa, el insulto, etc., son conductas expansivas, de dilatación o ensanchamiento del espacio personal.
Si se cancelan estas conductas y se las reemplazan con manifestaciones de alegría, tales como carcajada o el canto, que son también de dilatación y ampliación, pero constructivas.
Prueba a hacer esto, encontrarás que habrá un sentimiento liberador, pero ten cuidado de que tu conducta expansiva gozosa no sea tomada de manera adversa por la otra persona.
Que no se sienta despreciada o amenazada, o similar, por tu risa o canto.

La solidaridad.
Es un fuerte protector y fortalecedor en todos los planos el vivir de una manera solidaria, caritativa, con apertura generosa hacia el prójimo, particularmente sin personas cercanas o instituciones que ayuden a las masas (tales como FULVIDA.com y SERJUDIO.com).
Por lo cual un gran bálsamo y potenciador es el actuar con bondad, caritativamente, compartiendo de lo nuestro con el prójimo, sin por ello llevarnos a situaciones de pobreza o sufrimiento.
Dona de tu dinero, aprende a dar en lugar de querer solamente recibir para ti, sé un socio del Eterno en la creación de un mundo de Shalom, también a través de tu economía. No te quedes siendo impotente, ni ambicionando lo que no te corresponde, ni guardándote lo que es para compartir, ni siendo avaro. Excusas puedes inventar miles para no colaborar con FULVIDA.com o SERJUDIO.com, o con aquellos que de una u otra forma te alimentan y sostienen; puedes justificar tu avaricia de manera muy original o aburrida, pero no dejas de ser un avaro que se está aferrando a su EGO y por tanto a su IMPOTENCIA.
Da caridad, comparte, regala, aprenderás a saborear tu poder y a ser feliz.

La plegaria.
Es muy bueno acordarse de conversar con el Padre Celestial, directamente con Él, sin intermediarios de ninguna especie (ni ángeles, ni santos, ni enviados, ni tzadikim, ni hijos, ni corderos, ni nada), tú en franca charla con Él.
Derrama tu corazón ante Él, expone tu caso y admite tus fallas para corregirlas, así como reconoce tus virtudes para aprovecharlas en la sagrada tarea de construcción de Shalom que te compete a ti.
Usa aquello que tienes permitido, de acuerdo a tu identidad espiritual (noájida o judaica), para ayudarte a elaborar tus rezos, a conocerte más, a conectarte con tu alma y de esa forma expresarte abiertamente y con respeto venerable hacia Dios.
Encuentra las fuerzas que hay en ti, manéjalas para tu provecho y para beneficiar a otros.