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Del EGO y del SER

Una sección de nuestro cerebro es denominada por algunos teóricos como “cerebro de reptil o reptiliano”, que sería su porción más primitiva y encargada de asegurar los procesos instintivos básicos de subsistencia.
Esta
raíz primaria opera en conductas toscas de lucha o de huida.
Es un “camino rápido” para relacionarse con el mundo, que no pasa por el filtro del pensamiento racional, pues éste suele ser sensiblemente más lento y por tanto inoperante en determinadas condiciones de riesgo o necesidad.
No usa palabras, no las registra; no emplea metáforas ni pensamiento racional, sino que se maneja con reacciones instintivas ante hechos (reales o sentidos).
Es un sistema de alerta y reacción veloz. Por ejemplo si andamos por la calle y sentimos un bocinazo y saltamos a la vereda, reaccionó nuestro complejo reptiliano; si de pronto vemos las muecas en el rostro de alguien desfigurado por el terror, nos ponemos en estado de alerta para reaccionar en defensa o huida; etc.

Es éste el cerebro que aloja al EGO y recibe los primero “recuerdos” e “impresiones” del recién nacido.
(En realidad, no son recuerdos que podamos compartir con palabras, ni siquiera con imágenes, son sensaciones difusas pero que pueden ser extremadamente intensas. Es ese arrebato de furia enceguecedora, esa cólera incomprensible, esa angustia innominada, ese terror pavoroso, esa sensación profunda y perturbadora que te secuestra y no tienes noción de lo que estás haciendo.)
Allí se instala el profundo y espantoso sentido de impotencia original, producto del nacimiento de la persona.
Desde allí se nutren pesadillas y angustias, miedos y dudas, agresiones y religiones, todas las maldades conocidas y por conocer.
Allí, en donde quedo grabado a fuego el sentimiento inconcebible de la impotencia llevada al extremo y del EGO que apareció como un “salvador” milagroso.

Esto tiene que quedar bien en claro para ti.
Entre otras cosas te estoy enseñando que la terapia psicológica de “palabras”, no alcanza siquiera a rozar el núcleo de tus pesares. Que el reconocer tus errores del pasado y declararlos, no quita el motivo que te llevó a cometerlos. Que estás a merced de las imposturas del EGO mientras no tengas conciencia de su verdadera naturaleza y modos de funcionamiento. Que el razonamiento es una poderosa herramienta pero impotente en el reino en el cual reside el EGO. Que ninguna mística barata o superstición tiene real poder sobre tu vida, pero tú puedes conferirle credibilidad y hacer que tenga efectos positivos o negativos.
Estas son algunas de las implicaciones de la enseñanza del día de hoy.

¿Qué es el EGO?
Es nuestra primer línea de defensa ante el terrible sentimiento de impotencia inicial, que ocurre al momento del nacimiento.
En aquella oportunidad es nuestra tabla de salvación, un aliado, un sistema rudimentario pero efectivo que nos ha provisto el Creador para sobrellevar el impacto espantoso de la impotencia que sobreviene al nacer.
Es un mecanismo para la supervivencia en las condiciones extremas de impotencia que caracteriza al nacimiento.
Cuenta con herramientas activas (llanto, gritos y pataleos) y una pasiva (evadir la realidad, en un primer momento por medio del dormir).
Con las herramientas activas se procura llamar la atención para recibir el cuidado y nutrición de los cuales depende la supervivencia. De no obtenerse respuesta se pasa al modo pasivo, en donde se bloquea el sufrimiento que ataca desde dentro pero especialmente desde fuera.
Sin dudas que a pesar de su carácter rudimentario es eficiente y absolutamente indispensable para la especie humana.
El problema radica en que su accionar se prolonga más allá de los tiempos y circunstancias para los que fue creado.
Va tomado dominancia en el control (y formación) de la personalidad.
Cuando las experiencias y la maduración neuronal van permitiendo otros modos de acción y reacción, igualmente el EGO sigue prendido al mando de las conductas, impidiendo un desarrollo saludable y altruista de la persona.
Para no perder dominio se boicotea a la persona, se la hace pasar por momentos de impotencia, se la reduce a estados de indefensión que pudieran haber sido evitados, se la culpabiliza, para mostrase luego el EGO como el “salvador”, el “dios” que está siempre al rescate y dispuesto al sacrificio para dar vida al hombre.
Pero no solo con amenazas y torturas manda el EGO, también con promesas y esperanzas, con deleites y anhelos cumplidos en secreto.
La lujuria, el vicio, la codicia, el orgullo, la avaricia, el libertinaje son ramales del EGO, que vienen a acariciar el sentir de la persona, a rodearlo de caricias infames, para que no se libere y no sea amo de su propia existencia.
Es un juego macabro, realmente enfermo, que nos somete a todo tipo de vejámenes y situaciones tormentosas, a las cuales parecemos acceder voluntariamente, o a veces como si estuviéramos signados por un destino perverso.
En los hechos, somos nosotros mismos, ese EGO que es parte de nosotros, los que nos tiene esclavizados, enfermos, enjaulados en celditas mentales de las cuales pareciéramos temerosos de salir para vivir con apertura, libertad, responsabilidad, compromiso, gozo.

Retomando la línea evolutiva individual, cuando el bebe va creciendo y adquiriendo experiencias a la par que madurez neuronal, va sintiendo que está en competencia feroz por recibir lo que necesita: atención, cuidado, alimento, afecto, etc.
En parte es el instinto de supervivencia, en parte el EGO desde su trono reptiliano, pero el niño hará y deshará con tal de seguir siendo el centro del universo, real o fantasiosamente.
El EGO moverá a conductas en toda la gama posible con tal de no perder el poder sobre los otros, ni dejará de ejercer trucos y manipulación para no perder siquiera un palmo de su dominación.
Es que se siente como una verdad indudable que si se comparte, si se cede, si se negocia, se está en peligro de morir, o peor aún, de retornar al estado inicial de sufrimiento espantoso del nacimiento.

Sobre esta realidad interna es que los padres y maestros deben ir educando en valores altruistas.
Tarea para nada sencilla.
Entre los eslabones que dificultan este aprendizaje se encuentra también el profundo rechazo de los adultos por el compartir, por el actuar en verdad con bondad y justicia, pues por lo general las personas no han corrido al EGO del mando de sus vidas. También padres y educadores están sometidos a la esclavitud del EGO.
Tal vez matizados por obligaciones sociales, disfrazados con las máscaras de moralidad pública, sujetos a reglas comunes que deben ser obedecidas so pena de castigo, pero allí en el fondo no para de susurrar sus palabras venenosas el EGO.

El EGO encierra detrás de cáscaras oscuras a la esencia espiritual pura y en permanente nexo con Dios.
No permite que los niveles conscientes de la persona adviertan esa conexión sagrada, que no se perciba la Luz del Alma.
Las cáscaras del EGO están allí para hacer sentir desconexión, desamparo, soledad, inexistencia de Dios, vacío existencial, podredumbre interna, culpa intensa por cualquier motivo. La persona que no está consciente de su nexo sagrado constante se hunde en la desesperanza, en la rutina asesina, en la falta de creencia en Dios, en la impotencia total. Es fácil para el EGO esclavizar a una persona así abatida.
Por supuesto que el EGO se presentará como el que viene a rescatar y no como el causante del malestar.
Así pues el Yo Esencial parece “otro”, “ajeno”, alejado de toda conexión con la persona, siendo en verdad que la persona ha sido secuestrada de su verdadera identidad e impuesta a llevar una vida teatralizada a cargo del EGO.

Si bien puede presentarse al EGO como reinando sobre la dimensión material, debemos reconocer que al presentarse el EGO en función de “redentor” o “divinidad”, es común que la persona se someta a ilusiones de espiritualidad, a rituales de corte religioso, a todo tipo de supersticiones y ceremoniales de apariencia sacra, sin estar realmente en conexión con Dios o la esencia pura espiritual de cada ser.
Esas religiones, todas ellas, son manifestaciones del EGO. (Recordemos: judaísmo y noajismo NO SON religiones.)
La religión, cualquiera, es adoración del EGO, al cual se exterioriza como una o varias divinidades; aunque en la nueva onda de religiosidad light no faltan los que hablan del “dios interno”, o de que cada uno es un dios.
EGO y solamente EGO.
La idolatría es la adoración al EGO figurado externamente al individuo.

Así pues, el EGO impone cáscaras que bloquean a la persona la conciencia de su propia esencia espiritual cristalina.
Al mismo tiempo va elaborando máscaras que se van adosando al ser, que lo van haciendo representar roles y papeles, como en una obra de teatro mal guionada.
La personalidad se construye con esas máscaras, a las que llamamos Yo Vivido, que están adosadas al Yo Auténtico y no le permiten expresarse en todo su real potencial y alcance.

Nuestro Yo Auténtico está limitado en parte por su componente material (el cuerpo) y en parte por las máscaras del EGO.
Somos prisioneros de nosotros mismos.
Cuando en verdad nuestro Yo Esencial está encadenado al infinito, es un nodo en la red espiritual que no conoce limitaciones temporales-espaciales.
Siendo casi ángeles, debemos conformarnos con una vida de pordioseros, menos aún que animales.

Esa neshamá pura está buscando constantemente comunicarse con nosotros, es nuestra vocecita de la conciencia que quiere contactarse con nuestro ser consciente.
En el medio se interpone el EGO con sus aullidos, amenazas, reproches, promesas, maldiciones, zalamerías, humillaciones, caricias, fantasías…
El EGO requiere silenciar la voz tenue de la esencia espiritual, pues si estuviéramos en armonía multidimensional, si el espíritu estuviera en plena comunicación con el resto de nuestros planos del ser, el EGO perdería todo poder y realidad.

Por tanto, el EGO guerrea con todos sus recursos, que son bastante limitados pero bien aceitados y ejercitados.
Se nos hace creer que el EGO es un demonio, Satanás, un ángel caído, un dios poderoso, un dios de este mundo, el materialismo, tales o cuales grupos de poder.
Pero el EGO es un mero mecanismo primitivo de supervivencia, muy bueno en su momento, inoperante y terrible fuera de su contexto.
Su poder es aquel que le toleramos y regalamos con nuestra falta de conciencia y decisión de ser libres.
Es un impotente que te hace sufrir de impotencia, es un cáncer, es un suicida pues con tal de no perder el dominio es capaz de enfermarte, de llevarte a la muerte, de sumergirte en cualquier miseria o locura.
No puede dejarte que seas quien puedes llegar a ser, porque de hacerlo él no tendrá razón de ser, se perderá en las sombras del olvido reptiliano.

Si pudiéramos hacer el “clic” para apagar el EGO y prender la Luz de nuestro Yo Esencial, estaríamos cumpliendo una de las misiones principales en nuestra vida.
Estaríamos en realidad sirviendo a Dios, siendo leales a Él, desarrollando todo nuestro potencial; en lugar de servir al EGO, ser esclavos del EGO, impidiendo con artimañas nuestro desarrollo integral.

Nuestro trabajo, como almas en este viaje mortal, es cambiar la sede de nuestra identidad del ego al Sí mismo. Eso es todo.

Una forma de terapia es dejar de luchar, abandonar la ilusión de control, perderse en la impotencia para de esa forma quitar el yugo del EGO con sus falsas salvaciones y sanidades.
Fluir sin pelear.
No entrar en controversias, no debatir, no dudar, no argumentar, no dar excusas, no justificarse, no hablar.
Dejarse llevar por la corriente de sensaciones, admitir la impotencia, observarla, no juzgarla.
Sumergirse en la propia debilidad, en la propia ignorancia, en la propia limitación humana.
No ir a la guerra contra el EGO, pero tampoco servirlo.
Bajar los brazos, cerrar los ojos, dejar de percibir el mundo, acallar las voces interna, no seguir pensamiento alguno, no desear nada, solamente estar y dejarse llevar.
Allí encontraremos el canal, la brecha, el hilo sagrado hacia nuestra esencia espiritual.

En vez de descubrir nuestros temores hechos realidad, experimentamos la exaltación perfecta del abrazo del amado.
Es el encuentro con nuestro ser, con nuestra esencia, con Dios.

Los antiguos cabalistas, y pocos de los modernos, encuentran en el verdadero rezo un ámbito para sumergirse en experiencia de intensidad espiritual.
El rezo deja de ser un ritual reiterado, palabras repetidas, peticiones, alabanzas, ruegos, agradecimientos, juegos del EGO para ser el encuentro que debiera ser. Hitbodedut, aislarse del entorno pero también del mundo interior falsificado por el EGO. Experimentar el encuentro con el sí mismo y a través de éste con Dios.

Es un trance momentáneo, un éxtasis que se desvanece con rapidez.
El EGO difícilmente deja de actuar en tanto la persona está con vida.
El ejercicio de la dominación desde el pozo más profundo del cerebro no es posible de evitar de manera permanente, al menos para la absoluta mayoría de las personas.

Debes comprender que si la persona halla ese instante de elevación y encuentro, difícilmente vuelva a ser siervo del EGO. No dependerá de ritualismos, no se someterá a supersticiones, no hará de Dios un ídolo, no adorará líderes, no se aferrará a sus máscaras, no pretenderá ser lo que no es, no precisará de drogas u otras formas de dependencia psico-emocional. Será una persona cada vez más libre, más plena, más feliz, más solidaria, más contenta con su porción, más sociable.
No te dejes confundir por disfraces de santidad, otras formas externas del EGO. No te dejes seducir por maestros, “rabinos”, gurúes que con ropajes y actitudes “místicas”, te confunden con filosofías y palabras, te prometen santidades imposibles. Son manifestaciones externas del EGO.

Otra terapia se encuentra en actuar con bondad y justicia, con ánimo altruista.
El altruismo es la contraposición del egoísmo.
Cuanto más se dedica la persona a hacer actos de bien hacia el prójimo, con generosidad desinteresada, menos poder le entregamos al EGO, por tanto más libres estamos siendo.
Por supuesto que el EGO no tolera tales acciones, por tanto deberás hacerlo yendo en contra de tus ideas, de tus sentimientos, de tus creencias, puesto que todas ellas están dominadas y conquistadas por el EGO.

Existen otras técnicas, pero no es ocasión de mencionarlas.

Hasta aquí estas anotaciones que quería compartir contigo.
Espero que te sean de bendición y provecho, para que seas consciente de la bendición constante que recibes desde lo Alto y la disfrutes a pleno.

Para abrazar el gozo

En el seno judaico esta semana corresponde la lectura de la porción de Torá denominada «Emor».
Veamos las enseñanzas acordes a la espiritualidad noájica que podemos compartir hoy.

«Emor» es en hebreo y lo podemos traducir como «di», «habla». En buena medida acerca del «habla» tratará este encuentro, que espero sea de mucha bendición para ti y los tuyos. Dentro de las temáticas de nuestra parashá se mencionan las festividades, las fechas especialmente consagradas para la reunión del pueblo judío. Entre ellas está Sucot, de la cual ha dicho el Eterno:

«os regocijaréis delante del Eterno vuestro Elokim durante siete días» (Vaikrá / Levítico 23:40)

Quizás pasa desapercibido en el trajín diario, en medio de los problemas y dificultades de cada jornada; pero estamos en el mundo para aprender a gozar de lo permitido, y no para llevar una vida de miserias y amarguras. Como el inspirado salmista describiera en su canto:

«Bienaventurado todo aquel que teme al Eterno y anda en Sus caminos: Cuando comas del trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien.» (Tehilim / Salmos 128:1-2)

Porque debemos a prender a gozar sanamente, es que se nos ha ordenado regocijarnos y estar alegres1. Sea que estemos solos, pero mejor si podemos compartir con familia, y mucho mejor en comunidad. Pero, siempre delante del Eterno, es decir, con un corazón limpio, con regocijo sincero que nace en el buen proceder y no de la burla o la ventaja artera:

«Regocíjate en tu fiesta, tú con tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita, el forastero, el huérfano y la viuda que estén en tus ciudades. Siete días celebrarás la fiesta al Eterno tu Elokim en el lugar que el Eterno haya escogido. Porque el Eterno tu Elokim te habrá bendecido en todos tus frutos y en toda la obra de tus manos, y estarás muy alegre.» (Devarim / Deuteronomio 16:14-15)2

Ya lo sabes, tenemos la oportunidad en esta festividad para entrenarnos en esta difícil empresa de gozar auténticamente. Pero, un verdadero entrenamiento no se realiza una vez por año; ni tampoco una semana al año. Un entrenamiento efectivo ha de ser constante, o cuando menos muy frecuente. Para esto, cada semana al caer el sol del viernes para dar comienzo al Shabbat (cuya esencia, sentido y reglas son para los judíos exclusivamente, pero vale aquí como ejemplo para los noájidas), es tiempo de gozo y de aprender a deleitarse de lo que es trascendente y eterno, tal como a través del profeta ha sido declarado:

«Si apartas tu pie por respeto al shabbat, para no hacer tu capricho en Mi día santo; si al shabbat llamas delicia, consagrado al Eterno y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Iaacov [Jacob]. Porque la boca del Eterno ha hablado.» (Ieshaiá / Isaías 58:13-14)

Tenemos momentos para el gozo y para el entrenamiento, aunque la meta es servir constantemente con buen ánimo al Eterno, tal como está dicho:

«Por no haber servido al Eterno tu Elokim con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo, servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas.» (Devarim / Deuteronomio 28:47-48)

¿Lo comprendes? Nos sobrevienen terribles calamidades3 cuando no servimos al Eterno con alegría y gozo, porque no somos capaces de reconocer cuán ricos somos con lo que Él nos ha dado. En palabras de la Mishná:

«¿Quién es rico? Quien se alegra en su porción.» (Avot 4:1)

Es decir, si de mala gana vives, si con pesar actúas, el resultado al final será dolor. Pero si entiendes que cuando has comido solamente una cantidad similar a una aceituna o un huevo, ya has gozado de los bienes de Este Mundo, entonces te librarás de afanes innecesarios y dolores completamente evitables. Agradecerás de todo corazón por lo materialmente poco o mucho que te ha tocado, y serás feliz, sin angustias ni pesares. Porque confías en la Sabiduría, Justicia y Bondad del Eterno, no temes ni te perturbas detrás de la avaricia. Porque confías, entonces gozas:

«Porque Yo sé los planes que tengo acerca de vosotros, dice el Eterno, planes de bienestar y no de mal, para daros porvenir y esperanza. Entonces Me invocaréis. Vendréis y oraréis a Mí, y Yo os escucharé. Me buscaréis y Me hallaréis, porque Me buscaréis con todo vuestro corazón.» (Irmiá / Jeremías 29:11-13)

Cuando verazmente confías en el Eterno, el buen ánimo no se aparta de ti, ni siquiera en los momentos de pesada prueba. Tenlo presente. Pero además de la confianza depositada en el Eterno, puedes hacer tu parte para ir añadiendo gozo a tus días. Te daré tres breves consejos que te permitirán ir escalando en esta manera de vivir plena de gratitud, libre de presiones (aunque no de justos esfuerzos), resplandeciente de regocijo:

  1. Aprende a hablar positivamente.
  2. Aprende a encontrar el valor positivo de las personas, objetos, situaciones.
  3. Aprende a esforzarte, pero no a presionarte.

¿Qué es hablar positivamente? Es comunicarse auténticamente, a la par que encontrando gestos, tonos, palabras y sentidos positivos. Sin faltar a la sinceridad, se debe tratar de expresar las ideas sin usar formas negativas del lenguaje. Te daré un simple ejemplo, que espero puedas derivar de él la gran enseñanza que deseo trasmitirte. Recién acabo de escribir, y tú has leído: «tratar de expresar las ideas sin usar formas negativas del lenguaje», está un par de líneas atrás. ¿Cómo podríamos enunciar positivamente un concepto similar? Pues, diciendo: «trata de expresar las ideas de forma que uses lenguaje positivo». Te daré otro ejemplo. El joven estudiante anuncia: «No entiendo nada, soy un inepto, el estudio no es para mí«. Ésta es una manifestación de incorrecta autoestima, y de falta de confianza en su capacidad de superación. Bien podría decir algo parecido, pero positivamente: «Me cuesta entender este tema en particular en esta materia, reconozco que es una dificultad puntual, y haré mi mejor esfuerzo para vencer los obstáculos que se me presentan«. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre ambas frases? Descúbrelas y aplícalas en tu vida, verás los beneficios de hacerlo.

Te daré una breve lista de ejemplos, espero que te sea de provecho y adquieras el buen hábito de hablar positivamente:

Negativo (de lo cual es mejor que te abstengas) Positivo (que debieras emplear)
Eres tonto, nunca entiendes nada Quizás no fui claro al expresarme, permíteme que lo explique nuevamente
Me siento horrible
He tenido mejores días
Muero de cansancio Me haría bien un descanso
No me esperen, llegaré tarde Trataré de estar en hora, bli neder
Lo odio No llegamos aún a congeniar
Perdí El éxito me fue esquivo esta vez
Me engañaste Siento que lo que obtuve no es lo que había entendido que recibiría de tu parte
Temo fracasar El éxito es el 50% de mis probabilidades

Como ves, en el hablar positivo no se miente, ni se engaña, ni se esquiva el asunto urticante, solamente que se emplea un talante positivo, una expresión que apunta al encuentro, al crecimiento, a la esperanza, en lugar de caer en el abatimiento o la insolencia.

Hablar positivamente lleva casi siempre a pensar positivamente, y con ambas se encuentra que uno está conduciéndose de manera proactiva. Hablar de esta manera es unir el jesed con el iesod, la misericordia con el fundamento que vincula lo emocional con lo material, por tanto, es abrir los canales para el bienestar. Es bonita la enseñanza que el Maharal daba acerca de la lengua. Él solía decir que la lengua es el único órgano que puede estar tanto dentro como fuera. Y esto es así pues la lengua expresa, hace público, lo que está dentro. Si expresamos nuestros conceptos positivamente, nos retroalimentamos de positividad. Pero, si de nuestras bocas emergen palabras necias, falsas, negativas, pedantes, en fin negativas, entonces demostramos qué hay en nuestro interior, al tiempo que nos mantenemos enroscados en un círculo vicioso. Recordemos un precepto que se enuncia en la parashá pasada:

«No maldecirás al sordo» (Vaikrá / Levítico 19:14)

Sabemos que está prohibido maldecir, por tanto, ¿no resulta redundante este mandamiento? Pero además, ¿en qué le afecta al sordo si lo insultamos, si ni siquiera se entera de esto? La respuesta es: porque cuando maldecimos no solamente perjudicamos al insultado, sino a nosotros mismos. Cuando ofendemos de palabra a un sordo, o de cualquier manera al ausente, en los hechos podemos decir que no lo estamos perjudicando en nada (a no ser que alguien nos oiga y se afecte negativamente), pero siempre nos estamos auto-dañando. Por esto, la shmirat halashón, el cuidado de la lengua, es una conducta esencial. Y el cuidado comienza emitiendo positividad y no elementos de negatividad. Ahora, ten presente que en ocasiones debes ser firme en tu expresión de «noes». No debes permitir que te maltraten, directa o indirectamente. No debes promover la idolatría, especialmente no debes tolerar la basura para el alma que se disfraza de piedad y que para colmo le gusta hacerse pasar por «judaísmo mesiánico», «crecimiento integral» u otras formas aberrantes de confundir y estafar la buena fe. No debes consentir el mal. Entre otros «noes» ineludibles que deben ser sostenidos con firmeza y sin tolerancia alguna. Recuerda que el que es piadoso con el mal, termina perjudicando al bondadoso. Recuerda que al que está dispuesto a hacerte un daño, o a dañar a un inocente, no debes tenerle ninguna lástima ni darle ni siquiera una chance pequeña para que ejecute su maldad, tal como la Torá ordena:

«Tu ojo no le tendrá lástima.» (Devarim / Deuteronomio 25:12)

Pero, a veces también debes ser severo, actuar en cierta manera como «negativo», por ejemplo cuando reprendes a un hijo por una conducta desagradable, o echas a un empleado, etc. En estos casos, debes ser claro y severo, pero nunca usar la humillación, las ofensas, la bajeza. En todo momento debes recordar que el otro, a ese que le dirás algo que no quiere oír, es tu prójimo y que has de ser amable con él. ¿Qué es encontrar el valor positivo de las personas, objetos, situaciones? Es recordar que hay sombras porque necesariamente hay luz que las produce. El temeroso, el poco entendido, el que no ha aprendido a valorar, se queda prisionero de las sombras, sin ver más allá de ellas. Pero, aquel que aprendido a valorar lo positivo, no queda inmóvil y expectante por las sombras, sino que sale al encuentro con la luz. En palabras del inspirado y sabio salmista:

«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo.» (Tehilim / Salmos 23:4)

El salmista sabe que existen momentos de oscuridad existencial, pero también sabe que hay una Luz que siempre se halla encendida, y que es posible encontrarla a pesar de todo. Por esto, nosotros captamos que el salmista sabe valorar lo positivo. Entiéndelo bien: él sabe que están las sombras, pero no se queda en ellas, sino que razona que detrás de ellas siempre se encuentra la luz. El que busca lo positivo, no niega el dolor, ni vive en fantasías de perenne bienestar ilusorio, pero tampoco se hunde en la desesperación o el abandono de toda lucha por elevarse. Sino que tiene los pies bien plantados en tierra, en la realidad, sin sobresaltos ni decepciones, al tiempo que su cabeza y espíritu están en las alturas, en demandan de la clave de su gozo verdadero. Una persona así, reconoce trampolines para subir allí donde otros solamente encuentran pozos en los cuales tropezar y deslizarse al vacío. Él «siete veces cae y se levanta» (Mishlei / Proverbios 24:16), porque sabe que vale la pena ponerse de pie y seguir avanzando. Porque aunque muchas veces muerda el polvo de la derrota, sabe que todo es para bien. Encontrar lo positivo, incluso cuando pareciera difícil que lo hubiera, es vivir desde la perspectiva del jesed, la misericordia. Alguien que tiene un ojo misericordioso, encuentra sentido, y la siente concreta y palpable a esta afirmación:

«Bueno es el Eterno para con todos, y Su misericordia está en todas Sus obras.» (Tehilim / Salmos 145:9)

¿Qué es esforzarse, pero no presionarse? Cuando actúas con responsabilidad, pues te haces cargo de que haces el mejor esfuerzo para completar tu tarea, pero que no depende de ti el resultado final. En palabras de los Sabios:

«No te corresponde a ti terminar la obra, mas no eres libre de eximirte de ella.» (Avot 2:16)

Cuando te sobre-exiges, cuando te presionas más allá de lo razonable, estás conspirando para nunca alcanzar el éxito, sino para permanecer en la derrota o para hundirte más en el dolor. El proverbista en su notable sabiduría nos lo ofrece con las siguientes palabras:

«Corrige a tu hijo mientras haya esperanza, pero no se exceda tu alma para destruirlo.» (Mishlei / Proverbios 19:18)

¿Entiendes la idea? Ni siquiera cuando estamos corrigiendo podemos exigir más allá de los límites saludables, sino solamente lo que es justo, bueno y correcto. Cuando presionamos al punto que quebramos el límite de lo saludable, entonces estamos destruyendo y no construyendo. Te doy un ejemplo. Imagina la siguiente situación. Un hombre que se ha dado cuenta de que su vida laica no es beneficiosa ni correcta, y se hace baal teshuvá. Pero es tal su exigencia para consigo mismo que no tolera ni la más mínima desviación de lo que él cree corresponde que se debe cumplir y hacerse. Su vida no está dedicada al verdadero crecimiento espiritual, orientada a la Luz de la Torá, sino que se transforma en una tortura constante, en una rebelión en contra de familia, amigos, colegas y conocidos; en un reproche insufrible sobre todo y todos; en un machacante sentimiento de inferioridad por no estar cumpliendo al 100% todo de todo de todo. ¡Llega al extremo de no bañarse para no quitarse la kipá ni el talit katán! Lo más probable es que no sea una persona emocionalmente equilibrada, pero, ¿acaso su exigencia fuera de toda mesura no es la que lo está llevando a esta situación lastimosa? Pregúntate: ¿en qué me parezco a este personaje? Y si en tu sobre-exigencia eres semejante a él, hazte esta otra pregunta: ¿qué intento ocultar con tanto afán de perfeccionamiento? Recuerda el tema con el que comenzamos este encuentro: el gozo y la alegría. Entre los momentos de mayor gozo, y que además nos entrenan para gozar a diario, mencionamos el Shabbat (que es exclusivo para los judíos, pero vale aquí como ejemplo para los noájidas) con su deleite espiritual que se trasunta a lo material. Una persona JUDÍA que cumple realmente con las normas del Shabbat aprende a que el mundo no se detiene si ella deja su tarea por un rato, y por tanto, tiene derecho a descansar, también a equivocarse, también a no ser perfecto. La idea debe ser: hacer lo mejor que puedas, pero aceptar que no eres todopoderoso, y que llegarás más pronto o más tarde a tu límite. Si te confiesas que tienes limitaciones y que éstas no te hacen ser peor persona, estás dando un gran paso hacia el éxito verdadero. En el polo opuesto está el que conozcas tus potenciales, tus capacidades, y que te hagas consciente para no permitir que los temores te inmovilicen en tu tarea de crecimiento. Por otra parte, recuerda esta enseñanza adicional: cuanto más presionas a una persona, menos contacto auténtico tienes con ella, y difícilmente alcanzaras la meta que te has propuesto en la relación mutua. A mayor presión, mayor resistencia y alejamiento. Recuérdalo. Esforzarse sin traspasar el límite de lo saludable, es resaltar la perspectiva de netzaj, la constancia que lleva al éxito. Ten presente por favor estos tres consejos4, que si los anudas firmemente a la plegaria sincera y al estudio cabal de la Torá (para los judíos y aquellas porciones permitidas para los gentiles), te permitirán desatar los lazos de la esclavitud emocional, para verte de pronto abrazado por el verdadero regocijo. En palabras del salmista:

«Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Eterno moraré por largos días.» (Tehilim / Salmos 23:6)

¡Te deseo a ti y los tuyos que pases un excelente día ¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!

Notas: 1- Gozo y alegría NO debe considerarse como una sonrisa perpetua en el rostro, ni como aceptar injusticias y maldades con agrado, ni como reír sin comprender que hay tiempos para el llanto. El gozo y la alegría refieren a un estado del ánimo de tranquilidad interna y confianza en la Bondad del Todopoderoso. Peo si toca vivir un momento de amargura, se sufre, pero sin caer en la desesperación. Si toca el momento de la seriedad, así se lo experimenta, pero sin convertirlo en algo parsimonioso o plagado de dramatismo. La burla, la risa que nace en la gracia tonta, la sonrisa perenne del inconsciente o borracho no son sinónimos de gozo y regocijo, ni de alegría; sino muestras de la falta de éstas. (Ver Sefer Colbo 60).

2- Conviene analizar la Halajá que enuncia el Rambam en Hiljot iom Tov 6:17, en donde especifica qué debe entenderse concretamente por «la alegría» de la festividad.

3- En general son calamidades emocionales, personales. Familias destruidas, vidas vacías, comunidades hundidas en el odio o la confusión, sociedades corrompidas y decadentes, etc.

4- Te recomiendo la lectura y estudio de las obras del «Jafetz Jaim», R. Israel Meir HaCohen Kagan. Especialmente profundiza el «Shmirat Halashon».

Moré Yehuda Ribco

Eres el amo del universo…

Hay gente que cree realmente, y vive como si fuera verdad que: “Cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.” (Paulo Coelho).

Te hablan de “El Secreto”, por el cual puedes obtener lo que deseas con fuerza.
Te hacen unos cálculos irrisoriamente científicos para demostrarte que la “Ley de Atracción” es verídica.
Te insisten que Dios quiere hacer magia para ti, solamente debes pedirlo con fuerza y acompañarlo por donaciones de dineros y valores para el “líder” (pastor, rabino, gurú, paes, cabalistero, etc.).
Te ordenan que levantes tu mano derecha y digas “amén”, con tu corazón concentrado en tu deseo, y como un rayo se cumplirá. Y si no se cumple, es que eres pecador, fallado, hipócrita, no tienes suficiente fe, no pediste lo que era bueno, tienes la culpa, etc…
Te aseguran a ciencia cierta de que Dios es tu sirviente y está para salir corriendo a cumplir tus deseos, como genio de la lámpara.
Te traen el cuento de personas que a través de la fe y rituales de “simpatías” atrajeron riqueza, prosperidad, sanación.

Sí, la gente ama ese poder, ese misterio, esa fantasía de ser súper poderoso, de ser el amo del universo, de no tener más que “pensar positivo” para que pasen cosas buenas.
Nos creemos más de lo que somos, porque nos sentimos realmente menos de lo que en verdad somos.

Tú, que te crees favorecido por el universo, que te sientes el predilecto del cosmos, que tienes el poder para que la creación se confabule a tus órdenes, tú que sientes que eres el centro del mundo.
Te muestro tu grandioso lugar en la orquesta de la creación.
Atiende, aunque dudo que te llegue a despertar siquiera un poco la conciencia que duerme en ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

COMO TE CREES

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en tu PAÍS

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en la TIERRA

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en el SISTEMA SOLAR

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en la GALAXIA

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en nuestra sección del UNIVERSO

 

 

 

 

 

 

 

TÚ en el UNIVERSO

 

 

 

 

 

 

 

Un baño de modestia, para quien tiene capacidad de usar su conciencia.

Al mismo tiempo, tienes un enorme poder, eres singular, eres valioso, tu aporte cambia drásticamente el curso del mundo… pero no por medio de magia, ensalmos, encantamientos, buenas ondas metafísicas, palabritas arameas-hebreas, una fe profunda… tienes un enorme poder que debes usar.
Aquí te enseñamos gratuitamente cómo hacerlo.

¡Qué pases un excelente día!

La “espiritualidad” popular

En el misticismo judío, a semejanza de misticismos en otras regiones, se denomina a este mundo como “Mundo de Mentiras” (Alma deShikra).
Un lugar de apariencias, de ilusiones, de imágenes que hablan más que mil palabras.
Un sitio en donde los susurros de la verdad son apabullados por el griterío ensordecedor de los engaños, voluntarios o involuntarios.

No importa “ser honesto”, sino “parecerlo”.
Lo que brilla, seguramente es vendido como oro.
El que se viste de “santo”, por supuesto que es un hombre divino.
La mona vestida de seda, es una señora dama de la alta sociedad.

Apariencias y más máscaras.
Las palabras que quieres oír en vez de las que precisas.
Las prédicas de los líderes religiosos que te emocionan (de una u otra forma), para moverte a hacer lo que a ellos les complace pero a ti te resulta tan “emocionante” (y supones que eso quiere decir “espiritual”).
Los corruptos en el poder, que juzgan y encarcelan y persiguen y extirpan a los que son de limpio corazón y puras manos.

Un mundo en donde tanto tienes tanto vales.
Si tienes “din” (dinero) tienes “dón” (eres tratado como todo un Señor).
Un mundo en donde un tipo que le pega con el pie a una pelota es millonario, ejemplo de multitudes, “ídolo” de los niños; pero el científico que rebusca las curas para las peores enfermedades se pudre en la miseria en un cuartucho de pobreza solitaria (a no ser que trabaje para una multinacional, que no quiere más que ganancias y dominio).

Un mundo falso, en el cual quien regala vida y virtud, porque enseña los caminos sagrados apropiados para cada identidad espiritual (noajismo para gentiles –y no otra cosa-, judaísmo para judíos), es marginado y avergonzado. Pero quien vende a muy caro precio mentiras llenas de palabritas altisonantes, rituales estrambóticos, religiosidad azucarada, promesas de todo tipo de bendición, perversión de las fuentes sagradas… ese es elogiado y arropado con todo tipo de riquezas y aplausos.

Sí amigo mío, estamos en el mundo de la mentira.
Cuenta el midrash (lecciones de los Sabios de la Santa Tradición) una bonita lección acerca del cerdo.
No sé si sabes que a los judíos (y solamente a ellos) Dios ha ordenado que sigan una dieta alimentaria particular, sagrada, estrictamente acorde a la espiritualidad judía. Se llama KASHRUT.
Se deben seguir varias reglas para cumplirla.
Una de ellas establece que de los animales terrestres solamente son aptas para el consumo las especies que tengan pezuña hendida y sean rumiantes.
Ambas condiciones son necesarias e indispensables.
La vaca, la oveja, la cabra son algunos de los pocos animales que entran dentro de estas especificaciones.
El cerdo, por su parte, sólo tiene una de las señales, ya que si ves su patita encontrarás que tiene la pezuña partida, igualita que la de las vacas.
Pero, el buen puerco no es rumiante, por tanto no es kasher –apto, permitido, para el consumo-.
El midrash viene y nos dice que notemos como el chancho se acuesta con sus patitas extendidas hacia adelante, de tal modo que queden a la vista sus pezuñas partidas, para que todos crean que es kasher. 
El cochino se ofrece públicamente como apto, como idóneo, como “bueno”, como enmarcado dentro de la ley.
Eso es lo que a la vista demuestra.
Pero la señal interna, esa que no es posible distinguir por simple apariencia, esa no la tiene.
Es un animal “impuro”, descalificado por sus cualidades internas, pero que sin embargo se nos vende abiertamente como si fuera uno de los “puros”.
Para peor, es uno que se regodea en la inmundicia, su casa es un chiquero, la porqueriza también le dice al hogar del puerco. Come cualquier desecho, se deleita con la podredumbre, se engorda con las sobras mugrientas de los demás. Ah, pero cuando se sube al púlpito a predicar está impecable, se viste como un “santo”, habla con un lenguaje de “ángeles”, te moviliza con sus palabras astutas y hábilmente seleccionadas, te hace creer que es un gran hombre desde sus paginitas de internet… ¡te comes al puerco pensando que es un pan sagrado!
Pero adentro, en su interior, su alma es “deshikra”, de mentira, de oscuridad, de EGO, de falsedad, de engaño.
Es manipulador por excelencia, astuto, un buen alumno del serpiente del Edén, quien te abraza calurosamente y te dice “Chalom Chaverim Aleichem”, pero que en el fondo solo ve en ti un bolso con dinero para sacar, una fuente de diezmos y contribuciones que engorden su propia cuenta bancaria. Te usa y abusa de ti. Te engaña, de paso se acuesta con tu mujer, pero siempre te muestra esa sonrisa amplia, esa ropa fina, ese saludo cordial, esas palabras dulzonas… el predicador (con el título ministerial que use) ese al que tanto alabas y tanto defiendes.

¡Qué gran lección!
Andemos con cuidado, no debemos juzgar por las apariencias, sino que es nuestra obligación recabar datos, analizar hechos por hechos para descubrir realidades.

¡Pero alto!
¿Y por casa, cómo andamos?

¿Quién gobierna tu vida?
¿Tú o tu EGO?

Cuando piensas en Dios, ¿Estás pensando en:

  • la bendición que te dará,
  • en los dones que hará descender para ti,
  • en la riqueza que te lloverá,
  • en la prosperidad,
  • en la sanación,
  • en la salvación,
  • en el milagro que esperas,
  • en la promesa que le hiciste para que Él te diera algo a cambio?

¿En esas cosas piensas cuando piensas en Dios?
¿Haces el cálculo de cuánto diste de “caridad”, “tzedaká”, “se-da-acá”, “diezmos”, "aportaciones al Señor”, para ver cuánto te corresponde que Él te devuelva?

Vamos, te pido un minuto de sinceridad contigo mismo… ¿no lo hiciste?

¿Cuántos rezos o plegarias elevaste fervientemente para pedir o exigir que tal o cual asunto se resolviera de acuerdo a tu voluntad?
Está muy bien pedir al Padre Celestial, ¿pero es ese el motivo central y principal de comunicarte con Dios?

¿Cuántas veces te quejaste por lo que no tienes o sientes que te falta, y añadiste que no te parece justo que así sea puesto que tú eres “fiel”, “creyente”, “tienes fe”, “eres religioso”, “cumples tus mandamientos”? Vamos… ¿nunca pensaste que Dios te estaba siendo desleal por no darte lo que te mereces?

Te podría seguir haciendo preguntas simples y al punto, pero no quiero ponerte en situación incomoda, no quiero que salgas huyendo de este hogar y no vuelvas porque “te agredo” con estas preguntas.

Así que, lo dejo por aquí, me vuelvo al mundo de los engaños… allí nos estamos viendo…

Si quieres quebrar la pobreza en tu vida…

Hay tramposos y tramposos.
Los peores son los que se disfrazan de buena gente y que con cariñosas palabras y abrazos te llevan hacia la maldición.
De estos malabaristas perversos están los que se aprovechan de un par de versículos mal explicados, de uno o dos consejos de sabio verdaderos que trucan según sus intereses, de todo lo que puedan usar para engañar pero tenga pinta de santo y respetable.

Ejemplo,
el pastor, líder, supuesto rabino mesiánico, predicador, evangelista, el usurpador, etc.
que usa el versículo en Devarim / Deuteronomio 14:22 (luego te lo cito completo),
al que le suman su propia versión trucada de una opinión de un rabino talmúdico sobre ese pasaje,
para llevarte al extremo de tener que padecer y sufrir con tal de darles el diezmo a ellos.
Te prometen plenas riquezas, no pasar por la miseria y pobreza, ser millonario,
pero la condición es que les des a ellos tu diezmo, “tu sedacá” (como les gusta decir en jerigonza hebraica-aramaica),
tú debes llenarlo los bolsillos a ellos antes,
debes desprenderte de todas tus posesiones, vivir sacrificadamente y en pobreza,
para que ellos sean ricos y dichosos.
Ah… sí… te prometieron riquezas y no más pobreza… lo que pasa es que tú has sido egoísta, te has quedado con dinero y objetos,
no has dado suficiente aún, tienes el bicho satánico dentro,
y ni permites que Dios te bendiga a causa de tu maldad.
Debes dar más, sacrificarte más… eso es lo que ellos te dicen que Dios les revela a ellos.
¿O eres tonto, poseso, demoníaco, hereje que te atreves a dudar y cuestionarlos?
¿No ves que ellos tienen “la biblia” en sus manos y te disparan sin piedad versos tras versos?
¿Eres tan necio que no te das cuenta que se saben de memoria lo que dijo tal y cual rabino y santo y tú todavía osas a dudar?
Sí, tienes un problema grave… eres un pecador, un hijo de Belihal, un demonio en forma humana, un incrédulo, un farsante fariseo… Dios te castigará, a no ser que te arrepientas y des dinero, relojes, joyas, celulares, carros… ¡esto un asalto en nombre de Dios! Pero es para que tú seas “salvo”…
¿Te suena conocido todo esto?
Y si te suena conocido, ¿por qué sigues actuando como oveja detrás del pastor malvado?

Te prometen no “ver más pobreza en tu vida”, a cambio de que te sacrifiques hasta la miseria pero no dejes de darles su dinero a ellos.
Ah, esos hábiles pastores… esos “rabinos mesiánicos”… esos líderes noájicos adámicos… esos netzaritas ministeriales… esos místicos de pacotilla que te inventan cualquier cosa para que tú sigas aferrado a ellos…
Y lo peor… tú sigues aferrado a ellos, o vas saltando de uno a otro, siempre embrutecido y nunca haciéndote cargo de tu vida.

Vayamos al versículo en cuestión, en su contexto obviamente, que dice:

«Sin falta darás el diezmo de todo el producto de tu semilla que el campo rinda año tras año.
Delante del Eterno tu Elokim, en el lugar que Él haya escogido para hacer habitar allí Su nombre, comerás el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo, de tu aceite, de los primerizos de tu ganado y de tu rebaño, a fin de que aprendas a prestar completa atención al Eterno tu Elokim, todos los días

(Devarim / Deuteronomio 14:22-23)

Bueno, por lo visto cuando el versículo se lee completo y sin vendas de idolatría y negociados, fácilmente se descubre que el brujo mentiroso hace de las suyas.
No se está hablando de dar diezmos en dinero, no se habla de enriquecer al pastor, no se trata de llenar el bolsillo del “rabino”, ni de cooperar con “la iglesia o sinagoga”.
Claramente se habla de retirar el 10% del producto del campo, animal y vegetal, pero no para darlo al pobre o al mentiroso pastor.
¿Qué dice claramente la Palabra de Dios?
Dice, para llevarlo al Templo de Jerusalén, aquel que escogió Dios y construyó en un primer momento el rey Salomón, y que comas allí ese diezmo.
No dice que sea para que te enriquezcas, ¿o sí?
Dice Dios que es para que te sirva de lección y aprendas a reverenciarlo todos los días de tu vida, que Él sea el centro de tu vida, y no tu pasión por el dinero, tu deseo de bienestar, tu EGO.

Así que resumamos:

  • El diezmo refiere aquí a productos de la producción agropecuaria de tu campo en la tierra de Israel.
  • Para ser llevado y comido por ti y los tuyos en el Templo de Dios en Jerusalén, allí en donde ahora usurpa el lugar el Domo Dorado.
  • Para que aprendas a ser consciente de la Presencia de Dios y atender a Sus Palabras.

Sobre esto hay mucho más para explicar, reglas, detalles, etc.
Como por ejemplo que es un mandamiento para los judíos y que no aplica en modo alguno a los gentiles.
Como que es solo en la tierra de Israel, no para fuera de ella.
Como que es para cosecha y nacimientos del campo.
Como que no aplica ahora por no haber Templo.
Como se separa el diezmo legalmente.
Y muchísimas reglas más, ninguna de las cuales habilita al ladrón del pastor a prometerte que Dios te hará rico si tú le sigues dando el dinero a él…

Pero alto… nos falta eso que presume el pastor y sus compinches, de que el rabino “Yohanán dice que “Dando el 10% para Tzedaká, tú te harás rico” (Taanit 9ª). Otra versión lo traduce así: “Diezma, para que te enriquezcas”. Quien se esfuerce hasta el sacrificio para poder dar Tzedaká, no verá más pobreza en su vida.”

Primero y ante todo, veamos qué dice realmente el Rabí Iojanán en el Talmud (Taanit 9a): “Da el diezmo para que puedas enriquecer”.
Bueno, no dice que se de el diezmo como caridad, pues no era la finalidad del versículo. Así pues, cuando el pastor mentiroso añade que es “para Tzedaká”, está pervirtiendo el mensaje original. Ya está la mentira instalada y tú te la crees. Luego, como es muy hábil te dice al pasar una versión más atinada, que no menciona para nada “la caridad para el pastor”. Pero la deja como un comentario al margen, como una opción secundaria, como algo que está ahí pero sin importancia.
Claro, el pastor mentiroso es un hábil mago de circo, por eso te muestra una mano pero el truco lo hace con la otra… ¿o no es así como te hacen la trampa los magos?
Mira aquí, pues aquí es todo legal, en tanto allí está la trampa que no quiero que veas… tan típico…
Ya te instaló la mentira de que debes dar caridad, el diezmo, y por supuesto que te inducirá o directamente ordenará que sea para él… ¿no es así?
Y si no das, pues vienen las amenazas, insultos, presiones grupales, maldiciones, etc.
Ya con esto queda desbaratado el pastor mentiroso.

En cuanto al fraude de llegar al sacrificio, al sufrimiento, a la penuria para diezmar y engordar al pastor… ¿algo de eso está mencionado?
Más bien, todo lo contrario.
Se habla de disfrutar de la propia producción, de uno gozar de lo permitido, de uno pasarlo bien con su familia y los verdaderos necesitados, de uno tener un buen carro y no dárselo al pastor y su familia-amigotes.
Si te sacrificas para enriquecer al pastor… te compadezco… ¿Qué más te puedo decir?
Lo haces porque tienes ganas, y más ahora que lo sabes y te lo he repetido hasta el cansancio.
Tú sigues manteniendo al pastor, no te quejes…
(Ah… te oigo quejarte otra vez, dices que soy muy agresivo contigo, que por eso te fuiste de FULVIDA… bueno… perdona, eres muy lindo, muy bueno, muy inteligente, el señor celestial te adora, tendrás muchas riquezas y salud, nadie morirá ni se enfermará de la gente que tu quieres, el paraíso es tuyo, ya mismo se harán milagros para ti… así te gusta más, supongo…
¡Quéjate, insúltame, miente al respecto de mí y de este sagrado hogar FULVIDA, difama, engaña al respecto de mi persona, pero no me pidas que sea cómplice de tus mentiras y las de tu pastor!
Gracias.)

Pero tú ahora estás siendo inteligente y me preguntarás: ¿Pero no dice el rabino Iojanán que el que diezma se enriquece?
Sí, claro que lo dice.
Pero te reitero, se trata de diez porciento de ganado, de cosecha, de tu campo, de lo que produjiste en el año, en tu parcela de la tierra de Israel, para ser comido, para ser disfrutado en Jerusalén, en el Templo…
No estamos hablando de lo mismo que el pastor te quiere hacer creer, ¿te das cuenta?
(De paso, si tuviera tiempo te explicaría con más detalles como la opinión del Rabí Iojanán es muy valiosa, pero no implica que sea LEY, ni un destino prefijado, ni una fórmula secreta para el éxito. Es un interesante juego de palabras en hebreo entre la palabra “diezmar”-“teaser” y “enriquecerte”-“teasher”. No es momento ahora para explicarlo. Como tampoco hacer referencias a los pasajes en el Talmud Shabbat 119a y Rosh HaShaná 8a, ni a las explicaciones de los sabios exégetas in situ del versículo citado)

En resumen, deja de ser esclavo del pastor.
Guarda tu dinero, compártelo conmigo mejor… con el pobre, con el necesitado, con el que labora por un mundo mejor, con tu familia… ¡con tu familia!
Hay tanto que puedes hacer, pero no haces por seguir siendo una oveja del pastor.

Te deseo lo mejor, especialmente que aprendas a ser libre, a disfrutar de la vida y a darte cuenta de lo millonario que ya eres pero ni lo sabes.
Hasta luego…

Resp. 953– Envidio a los judios

gonzaloNJ nos consulta:

Querido Moré,

Intenté convertirme al Judaísmo, pero definitivamente me convencí de que ni era capaz de ello ni era mi camino, pues soy un Noajida, en mi país, y aquí tengo que cumplir la Voluntad de D/os.
Respeto a D/os, pero si me auto-evaluo, no me puedo engañar, sí me hubiese gustado ser Judio. Aunque cumplo con la Voluntad de D/os para mi, confieso, aunque sea vergonzoso, que tengo envidia de los Judios.
Por favor deme pautas para limpiar definitivamente mi corazón y ser mejor Noajida
Gonzalo Navarro, 38 años, empleado postal, Madrid, España

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Conectarte contigo, hasta con lo oscuro

El otro día tuvimos una intensa sesión de CabalaTerapia con un reciente paciente, incluimos ejercicios de toma de conciencia de sí mismo y de desintoxicación de trampas del EGO.
Como parte del proceso redentor y sanador le pedí a este socio que cuando pudiera analizara la sesión y me enviara un email con alguna síntesis de lo “aprendido”.

Esto es parte del email recibido, al cual le he realizado ciertas modificaciones para preservar la identidad y confidencialidad de la persona.

Lo que aprendí fue a reconocer mis malos hábitos, a descongestionarme por dentro, aprendí algo bien raro que es a calentarme [enojarme] conmigo mismo, a darme cuenta de mis fallas y las mentiras que invento para esconderme, de mi desprecio a mí mismo, porque realmente después de la "actuación" terminé reconociendo q el gil [tonto] de la película era únicamente yo. Le vivía echando culpas a los demás y reclamando siempre de los demás, pero me di cuenta q era yo el q me causaba daños y empeoraba al negarme a asumirme.
Arranqué focalizando mi enojo hacia a una persona, como para dar un justificativo a mis insultos, pero después no me pude engañar más, ya q a esa persona no la odio, y si me odié a mí… por burro, por imbécil, por no hacer las cosas bien, por no valorar más lo que tengo y me refiero al trabajo y a las personas q comparten el día a día de mi vida. Mi ******** [familiar del paciente omitido] es una mujer mayor q con sus **** años se ve muy bien, pero uno nunca sabe q le puede suceder mañana, y eso es lo q me quema, xq  quedaría con la sensación q podría haberle demostrado mucho más amor, cariño, afecto lo q sea. Y creo q estar arrepentido y vivir arrepentido el resto de tu vida por algo q podía haber hecho debe de ser horrible, por eso hoy estoy a tiempo de revertir esto, de intentar sacar a luz al ********** [nombre del paciente que he omitido] "agradable" q tengo dentro de mí ,ya q las personas q más quiero están vivas y junto a mí.
Me cuestaaaa, pero de verdad toda esta semana he estado poniendo en práctica lo que me enseñaste y de a poco voy avanzando… [omitido un largo párrafo personal].
Resumiendo entonces, la última sesión intenté sacar todo lo irritante, el enojo q tengo dentro y nutrirme de sensaciones, de momentos lindos, de poder ir filtrando toda la bosta y así poder tener un mejor relacionamiento con todos. ¿De q sirve estar limpio y bien empilchado [vestido, arreglado] por fuera si por dentro estás re sucio, todo mugriento? Das una imagen re trucha [falsa], tal vez muchos no se den cuenta, la mayoría no, pero yo personalmente se q es así, la tengo muy presente y vivir camuflado me tiene los harto.
Nos vemos,un abrazo.

Leer y releer esta misiva es sustancial, valioso, da para muchas enseñanzas.
No te las señalaré, si quieres intenta conseguir sesiones de CabalaTerapia con este servidor para que puedas adquirir conocimiento por ti mismo. Si estás dispuesto a quitarte de encima las máscaras y cáscaras del EGO, si quieres encontrarte a ti mismo y ser un presente, podrás hacerlo.

Te brindaré algunas reflexiones generales, que espero te sean de mucho provecho y bendición.

De “fábrica” vienes con tu cuerpo y tu espíritu.
Pero ya antes del impacto tremendo del nacimiento, ese que marca de forma profunda, siniestra e indeleble tu personalidad, tu cuerpo es sometido a modificaciones a raíz de la relación con el “afuera”, especialmente tu madre y sus avatares de vida.
Luego, el trauma del nacimiento, al cual ya nos hemos referido en otras ocasiones y no repetiremos ahora. En ese mismo momento es el EGO quien se encarga de ser tu “salvador”, te aporta rudimentarias herramientas de supervivencia, muy necesarias para esa fase inicial y los días o semanas subsiguientes.
Luego, el EGO debiera quedar reducido a una partícula inactiva, adormecido a la espera de algún evento catastrófico en tu vida que lo hiciera necesario nuevamente.
Sin embargo, por regla general, el EGO pasa a ser “divinizado” y ocupa un lugar de “redentor sagrado” que ejerce con la prepotencia de un faraón despótico. También sobre este tópico hemos enseñado anteriormente, por lo que te ruego que tomes tiempo para encontrar, leer y estudiar.
Entre las interacciones de tu Yo Auténtico (bastante impotente en los comienzos de tu vida mundanal activa),
los sucesos de la vida cotidiana (habitualmente sentidos como terribles y espantosos por el recién nacido)
y los mecanismos del EGO
es que vamos bloqueando la expresión y sensibilidad de nuestro Yo Auténtico,
vamos creando cáscaras y máscaras,
asumimos roles,
actuamos guiones mandatados por otros,
aprendemos a pensar, a sentir, a interactuar,
aprendemos a reconocer cosas, personas, gestos, sensaciones,
aprendemos a decodificar el mundo interno y el externo con los códigos que nos imponen los otros.

En resumen, tus emociones –que tienen una base biológica definida y objetivable-,
pasan a ser “leídas” por ti de acuerdo a como te vas formando, a quien vas siendo.

No es “la naturaleza” la que te entrega las emociones,
sino que eres tú quien las percibe e interpreta de acuerdo a lo que fuiste construyendo como tu Yo Vivido.

Si te sientes inseguro, egoísta, indiferente, enojado, traicionado, asustado, vengativo, quejoso, envidioso, o cualquier otro sentimiento oscuro es bueno que lo admitas, pero no para censurarte, mucho menos para actuar esas emociones de manera vil y negativa.
Reitero, es bueno que admitas tus emociones oscuras y no que reprimas e ignores tus verdaderas emociones, o des excusas, ni te justifiques diciendo que son cosas “naturales”, tal como el tamaño de los pies; o que alguien te ha maltratado y por lo tanto tienes “derecho” a sentirte y actuar de esa manera nefasta.

Si bien no eres responsable de tus sentimientos
sí eres el que los interpreta y da sentido,
y eres quien debe hacerse cargo de ellos y decidir que harás a partir de ellos.

Por supuesto que hay sentimientos destructivos,
que deben ser reconocidos, admitidos, reformados para quitarles su sentido negativo y en modo alguno traducirlos a actos lesivos.
Pero, ten presente claramente
que tus acciones serán groseras y dañinas cuando miras para otro lado y niegas/reprimes lo que sientes o haces tontos malabarismos para excusar tu lóbrego sentir.

La energía que se adosa  a un sentimiento sombrío es necesario procesarla, canalizarla, llevarla hacia un sentido de construcción,
pues de lo contrario es una constante pérdida de fuerzas, un desgaste, debilidad que se incrementa por los ilusorios esfuerzos ensayados para negar la presencia del sentimiento.

Primer paso es admitir la presencia del sentimiento.
Sí odio, sí estoy enojado, sí envidio, sí me siento impotente, sí me siento burlado, sí deseo la propiedad de otro, sí tengo ganas de hacerte daño, sí he sido desleal, sí soy culpable, sí tengo miedo, etc.
Recuerda, admisión del sentimiento, no juicio, mucho menos justificaciones.
Admisión.
Ahí está el sentimiento.
Sea que se basa en un hecho real, o en una ficción nunca sucedida pero que me hace sentir mal.
(Pregúntenle a una persona obsesiva que tan mal se puede uno llegar a sentir por los mortificantes pensamientos que invaden, laceran, escamotean de la dicha, pensamientos de acontecimientos aberrantes que nunca han sucedido y difícilmente sucederán, pero que sin embargo el sentimiento nefario está ahí).

Negar, repudiar, hacer de cuenta que no existe, taparlo, dar excusas, etc. nada de eso destruye al sentimiento negativo ni le resta el vigor perjudicial que te debilita.
Si miras para otro lado no desaparece, se incrementa y afecta a regiones que antes estaban libres de malestar.
Peor aún, te incapacitas para expresarlo y procesarlo y encaminarlo hacia una resolución eficiente y efectiva.

Por supuesto que es negocio para el EGO que te enredes con sentimientos negativos, que no te libres de ellos.
El EGO toma más poder cuanto más impotente te sientas o estés.

Te debilitas, pierdes energía vital, te reduces, te comprimes, te vas rigidizando, te escapas a la vida, porque no admites tus sentimientos negativos y empiezas a hacer algo productivo para enmendarlos.

Permite a tu Yo Auténtico expresarte, quita poder al EGO, reconoce que es ‘yo’ el que padece ese sentimiento,
así mantendrás abierta tu capacidad de actuar del modo que elijas,
y no de la manera que el temor te obligue.

Desintoxícate, límpiate por dentro, cura tu interior,
haz que tengas coherencia interna y externa,
para que fluya la energía a través de todo tu sistema multidimensional
y encuentres la dicha de gozar la bendición constante que recibes de lo Alto.

Corazón reluciente

En el pueblo judío esta semana corresponde la lectura pública de la Torá en la sección denominada Kedoshim. Te brindo ahora pan espiritual apto y bueno para noájidas.

Seleccionamos de la parashá

1. Santificar nuestra existencia por medio de actos de bondad y justicia.

2. Apartarse de la idolatría, pues ella se basa en el engaño y lleva a la persona a una vida de falsedad.

3. Rechazar toda superstición, puesto que ésta desequilibra a la persona y a la sociedad.

4. Los escalones que llevan al amor al prójimo, entre otros:

  a. Ser honestos.

  b. Cuidar la palabra dada.

  c. Pagar las deudas.

  d. No ser indiferentes ante las necesidades y padecimientos de otros.

  e. No guardar rencor.

  f. No vengarse.

  g. Honrar a los padres y ancianos.

5. La orden central: Amar a tu prójimo como a ti mismo.

6. Buscar la paz y construirla, con el lejano y con el cercano.

En esta sección ordena Dios a las personas judías como mandamiento, y que bien puede ser tomado como saludable estilo de vida por el noájida:

"No aborrecerás en tu corazón a tu hermano. Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él." (Vaikrá / Levítico 19:17)

Se demanda a la persona judía que no cargue en su corazón con aborrecimiento hacia su prójimo… ¡cómo si fuera tan fácil!

En verdad, nadie dice que lo sea, dejar de lado el resentimiento, no cargar con mochilas de rencor, abstenernos de desear el mal, parar de quejarnos amargamente buscando a quien culpar por nuestros errores y penurias, puede ser un trabajo muy duro de realizar.
Pero, la Torá nos incentiva a hacerlo, por tanto tenemos la oportunidad para ser libres de sufrimiento y malestares, ¿por qué al menos no intentarlo?
Podemos comenzar por no ser indiferentes a la presencia de nuestro prójimo, a sus necesidades, a sus padecimientos y a sus dichas.
Al mostrar sincero interés por el prójimo, incluso por aquel que sentimos que nos ha hecho algún daño, estamos en el camino de la construcción del Shalom.
Apreciemos lo positivo de nuestro vínculo, valoremos lo radiante que está a nuestro alcance, porque cuando coloreamos nuestra mente con ondas luminosas, todo aparece más brillante.
Nuestra mente se entrena de acuerdo a lo que le vamos ofreciendo, si la llenamos de oscuridad, se ejercita a ver todo opaco y angustiante.
Pero, al no hacer hincapié en lo negativo, abrimos las puertas de la prisión que representan nuestros amargos recuerdos.

Estos son unos primeros pasos, que bien podemos a intentar hoy mismo.

¿Quién no aspira a una vida buena y satisfactoria?


Enseñanza para comentar y pensar: Das lo que puedes

Un sabio de renombre llegó a la ajetreada ciudad, pero la gente –anclados a sus minúsculas vidas- no dio mucha importancia a su presencia.
Sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población, quienes al cabo de un tiempo se burlaban ruidosamente del sabio y de sus inteligentes consejos.

El colmo fue cuando un hatajo de hombres y mujeres lo insultaron públicamente, con gestos repulsivos y amenazas de agresión física.
¿Qué les había hecho el maestro?
¡Ni ellos lo sabían! Pero mejor parecía aborrecerlo y abuchearlo con tal de no despertar…
Él, en lugar de hacerse el superado y fingir distraimiento, se aproximó con palabras de bendición a flor de labios.

Entre ofuscados y sorprendidos, uno del medio del rebaño vomitó:- ¡Además sordo y zonzo! Nos viene a acariciar con suaves palabras sin comprender lo que le decimos.

A lo que respondió:- Cada cual ofrece lo que tiene y puede…

Preguntas para reflexionar

1. ¿Cuál te parece que es la enseñanza del relato?

2. ¿Cuál hubiera sido tu reacción en lugar del sabio?

3. ¿Cómo se relaciona con nuestro comentario acerca de la sección semanal de Torá para los judíos?

4. ¿Cómo pondrías en práctica la orden de amar a tu prójimo como a ti mismo?

 

El Yo Auténtico también te habla.

Hemos explicado en otras ocasiones que estamos formados por varias instancias de Yoes: el esencial, el auténtico y el vivido.
El esencial refiere a nuestro espíritu, tal como lo obtuvimos por gracia divina vuelve a la Fuente tras nuestro deceso.
El auténtico es nuestro espíritu y nuestro cuerpo.
El vivido es aquel que vamos construyendo a través de nuestras experiencias, aprendizajes, acciones del EGO, influencias del ambiente, predisposiciones genéticas, etc.

Por regla general estamos tan habituados a identificarnos con nuestro Yo Vivido que difícilmente podamos reconocer nuestras instancias más propias y trascendentes.
Nos cuesta apreciar que detrás de las innumerables máscaras que vamos incorporando, asumiendo y diseñando se esconde un rostro verdadero, que sufre y padece, que se regocija y comunica, que anhela lo bueno y justo, pero que suele quedar silenciada, apabullada su tenue voz detrás de los graznidos presuntuosos o ruido insoportable del EGO y sus máscaras.
Hablamos, pero decimos lo que estamos mandatados a decir por otros.
Pensamos, pero repetimos lemas que nos introyectaron otros.
Sentimos, pero interpretamos las señales internas de acuerdo al mundo que nos inyectaron y asumimos como verdaderos.
En resumen, podemos decir que somos constantes actores que siguen guiones ajenos, en un gran teatro que se llama vida, en donde a duras penas realmente vivimos y ejercemos nuestra plenitud.

Sin embargo, el Yo Esencial no deja de lanzarnos mensajes, permanentes, siempre orientados hacia el mismo objetivo, pero que permanecen acallados por las otras voces que nos resuenan con mucho estruendo.  
Esa vocecita de la conciencia, tan limpia y perenne, a la cual dudosamente prestamos atención, porque dudosamente somos conscientes de su presencia y realidad.

Con todos sus errores y malversaciones, podemos rescatar esta frase de Carl Jung: “Con el orgullo siempre nos engañamos a nosotros mismos. Pero en las profundidades, debajo de la superficie de la conciencia ordinaria, una suave vocecita nos dice: algo no concuerda”.

Mahatma Gandhi enseñó en una ocasión: “Por nada del mundo quiero ahogar esa vocecita que es mi conciencia o la expresión de lo más profundo que hay en mí… Esa vocecita no me engaña nunca

Como ves, no es una cuestión de creencias, de pertenecer a una u otra confesión religiosa, dondequiera haya buscadores de la verdad (descarriados o más afines a la Verdad), surge la vivencia del Yo Esencial y necesidad de expresar la realidad profunda de esa voz silenciosa que emana de lo medular de nuestro ser.

El espíritu nos habla, pero a duras penas le prestamos atención, negamos su existencia, bloqueamos su presencia, inventamos mil excusas para escoger la senda tenebrosa del EGO en lugar de la fresca y comprometida vereda de la LUZ.
Así vivimos entre disfraces, constreñidos, apenados, sudando la gota gorda para mantener una fachada de EGO que nos hace creer que con él somos salvos.

El Yo auténtico también se expresa, pues es el espíritu y el cuerpo.
El cuerpo también tiene su lenguaje, que va más allá de los adoctrinamientos y entrenamientos provistos a través de las cáscaras del EGO.
Es un idioma universal, innato, compartido a través de épocas y regiones, de etnias y culturas.
El Yo Vivido lo  decodifica de acuerdo a sus capacidades, o lo ignora rotundamente, o lo clasifica de tal modo que le sea funcional al ejercicio de la dictadura del EGO.
Empero, allí sigue el cuerpo hablando, manifestando su existencia y sus necesidades, sus malestares y angustias, sus regocijos y estrechuras.
Tal como la tenue voz del espíritu no se calla, tampoco el cuerpo enmudece, aunque el atronador griterío del EGO puede escamotear su traza.

Modernamente ha renacido el interés por las conexiones entre cuerpo y mente, se habla más de enfermedades psicosomáticas, de motivos emocionales que se manifiestan a través del cuerpo.
Si te interesa el tema, te aconsejo que vayas con cuidado a la búsqueda de agua para saciar tu sed, pues como suele suceder, se puebla de farsantes, misticismo barato, charlatanes, negociantes, bienintencionados torpes, truculentos siervos del EGO empilchados como santos. Recuerda que no todo lo que reluce es oro…

En ocasiones el resfriado es por estar inadvertidamente en contacto con el portador del virus; a veces la gordura es por el no limitar la ingesta a causa del verdadero placer al comer, etc.
No hay que buscarle vueltas “místicas” o “filosóficas”, sino aprender otros hábitos de conducta, varias ciertos comportamientos, aprender a limitar el deleite en cierta dimensión para no excederse y provocar desequilibrios, etc.
Pero en otras ocasiones los malestares y enfermedades pueden tener su origen en mensajes que el cuerpo está emitiendo, desde las profundidades de nuestro ser, detrás de mil máscaras del EGO, está nuestro YO hablando y no somos capaces de prestarle atención.

Podemos hacer el análisis para conectar qué de nuestro estado de ánimo podría estar afectando a nuestra salud física.
En vez de atacar los síntomas y hacerlos desaparecer, tenemos la chance de tomarlos como mensajes que nuestro cuerpo está emitiendo y preguntarnos: ¿Qué es lo que está mal y no he tomado conciencia de ello?
Cuando se consigue detectar la fuente, se está más cerca de poder solucionar el conflicto escamoteado a la conciencia pero padecido multidimensionalmente.

Desde antaño los Sabios de la Luz (TB Berajot 5a, secudariamente Eruvin 13b) han enseñado al respecto: “Iefashfesh bemaasav” – “si le suceden disgustos a la persona, entonces que se fije y analice sus acciones para estudiarlas hasta encontrar dónde pueden estar erradas y corregirlas“.
Sean acciones pasadas o esperadas hacia el futuro.
Son culpas (o sentimientos/ideas de culpa) por sucesos pasados, u omisiones pasadas; son temores por impotencias futuras.
Sean cuestiones activas o pasivas.
Sean materializadas en el mundo externo, o encarceladas en sus pensamientos.
Que se analice, que se estudie, que se observe, que se atienda, que sea honesto, que rompa las barreras del EGO para encontrar sus errores que ha pretendido mantener en las sombras pero brotan desde lo más profundo.
(Te recomiendo la lectura del texto que se abre haciendo clic aquí).

Esta idea está sustentada en un pasaje previo, del profeta Jeremías:

"¿Acaso de la boca del Altísimo no salen los males y el bien?
¿Por qué se queja el hombre, el varón que vive en el pecado?
Examinemos nuestros caminos; investiguémoslos, y volvamos al Eterno.
Alcemos nuestro corazón en las manos hacia Elokim que está en los cielos"
(Eijá / Lamentaciones 3:38-41)

Por supuesto, al ser seres complejos, multidimensionales, estamos más allá de determinismos ramplones.
Si te duele la cabeza no es directamente por pensamientos reprimidos. Si te duele la garganta no es necesariamente algo que te has tragado en lugar de decirlo en su momento. Si alguien padece cáncer no implica que tiene un EGO tan dominante y abusivo que es capaz de autodestruirse en su empeño por perpetuarse en el poder. No siempre que tienes dolor de estómago es porque estás enojado y no supiste canalizar tus emociones.
No es así.
No podemos ser tan esquemáticos y necios, ni pretender alcanzar la comprensión total por un acto mágico.
Tampoco es inteligente suponer que una sola causa es la que determina un evento.
Ni que tenemos el poder total de auto-enfermarnos o auto-curarnos.
Son elementos a tomar en consideración, a no descartarlos, a manejarlos con sagacidad y de manera multidimensional.
Al ser personas coherentes, racionales, no pretenderemos entender todo, abarcar todo, curar todo con la magia de “tomar conciencia”; o por vincular sentimientos reprimidos con síntomas esperar a que se realizan sanaciones maravillosas.
Puede ser una formidable herramienta, cuando es bien empleada y vale el esfuerzo intentarlo.
Pero ten mucho, muchísimo cuidado con ir corriendo a las fauces y garras de gurúes orientales, barbudos cabalisteros, maestros jasideos, sacerdotes afroamericanos, “psicólogos” místicos, mucho cuidado por favor que no sea que te estafen, te diezmen y termines aún más gravemente padeciente y esperanzado en mentiras.
Recuerda, ve al médico si sientes que estás enfermo. Acude sin pruritos al psicólogo (que no te venga con misticismos o religiones, por favor) si estás emocionalmente afectado. Encuentra al profesional que ha estudiado y recibido certificación para trabajar junto a ti en el mejoramiento de tu salud integral. Y por supuesto, alimenta tu ser con el modo de vida acorde a tu esencia espiritual: noajismo si eres gentil, verdadero judaísmo para quien es verdaderamente judío.

Dijimos de no ser simplistas, pero daremos ejemplos simplones.  Atención: no tomarlos como “verdad revelada”, como que necesariamente ocurre así en todas las situaciones.
Si te duele la cabeza, reconoce cuales son esas dudas persistentes que te acosan y no te animas a resolver.
Si te duele la garganta, encuentra que sentimiento estás reprimiendo y que si liberaras te sentirías mejor.
Si el pecho te aprieta, descubre cuáles son esos pensamientos de impotencia (quizás camuflados de orgullo o rabietas) que te estrechan y no te permiten gozar de la plenitud.
Si el estómago te arde, ¿será que estás ardiendo de ira tragada y no manifestada?
Tu cuerpo te habla, ¿aprenderás a escucharlo?
Algo está fuera de lugar y tu cuerpo es el que te está dando las pistas para acomodarte y hallar felicidad, bendición, crecimiento, alegría, plenitud… ¿a qué estás esperando?

Escuchar, es un gran paso adelante.
Detener el trajín, la premura, la urgencia, el correr para ocultarse, el hablar sin parar para no decir nada, hacer un alto, parar, aquietarse para escucharse.
¿Qué es lo que la vocecita espiritual te dice?
¿Qué es lo que el cuerpo expresa con sus dolores y desbarajustes?
¿Qué está queriendo salir a la luz pero tus máscaras y cáscaras del EGO abruman con trampas al solitario?
Escucha.
Respira en calma, profundamente, date un tiempo y lugar, no des excusas, no sigas huyendo de ti mismo.
Escucha y revela la verdad que estás ocultando.
Ya sabemos, aunque tú quizás no, que en el fondo siempre está ese sentimiento terrible y profundamente doloroso de la impotencia.
Un mar negro y plagado de torturas, ataques espantosos, imposibilidad de hacer otra cosa más que gritar, llorar o patalear, o huir hacia la fantasía y el sueño.
Lo sabemos, eso espantoso, innombrable, siniestro (¿freudiano?) que está en todos nosotros, ese pozo de horror y sufrimiento, esa impotencia primordial que fue rudimentariamente sobrellevada por el EGO original.
Sobre esto la mohosa armadura del EGO, las cáscaras y máscaras, las klipot, que se suman toscamente y torpemente para luego irse perfeccionando en su espeluznante acto encubridor del Yo Auténtico.
Esa tortura de estar recibiendo constantemente bendición de lo Alto pero no disfrutarla a causa de los dramas que vamos representando como si fueran “la” realidad.
Pero luego, siguen habiendo otros mensajes que nos envía nuestro Yo Auténtico, de bondad, de rectitud, de rectificación, de consuelo, de conexión con Dios y el prójimo.
Mensajes a desentrañar, que des-cubren otra realidad dentro de la realidad que actuamos en el teatro del mundo.

¿Serás capaz de escuchar en silencio?
¿Lo has hecho alguna vez?
¿Te has enfrentado a tu verdadero rostro?
¿Te puedes perdonar y pedirte perdón con sinceridad?
¿Sabrás admitir tu impotencia para hallar tu potencia?
¿Dejarás las excusas para encaminarte a la LUZ?

Con cariño y honestidad te lo digo: lo dudo…
Acerca de mí mismo también, no es que te esté juzgando a ti, sino a nosotros, en nuestra debilidad humana.
¿Me ayudas a corregir esta percepción?
Me encantaría.

Igualmente, estamos juntos en este camino, para unidos poder ir avanzando.
Por ello, elige a la persona adecuada para comunicarle tus dolores acallados.
¡No, no hagas lo de siempre!
No te quejes y busques culpable, o trates de justificarte ante ti y los demás.
Sino simplemente escucharte hablar con el otro, no hables para hablar, ni siquiera para que el otro te comprenda, sino para escucharte.
Es otra cosa que raramente has hecho en tu vida.
Es que no nos lo enseñan…
Tampoco al EGO que nos oprime le conviene que seamos comunicantes.
Cuando te comunicas realmente, es que te estás escuchando, estás siendo presente “aquí y ahora” para ti mismo, y por tanto eres presente para el otro.
Comunícate y escucharás más allá de las palabras. Podrás organizar ideas, armonizar sensaciones y recuperar la alegría.

Eres tú quien te está hablando.


NOTA:

Este texto nació ahora y no más adelante (para cuando estaba planificado) a causa de un párrafo compartido hoy por una amiga del Facebook:

"El cuerpo susurra, dice o grita lo que la mente no puede o quiere comprender

Un resfriado ocurre cuando el cuerpo no llora…

Un dolor de garganta aparece cuando no es posible comunicar las aflicciones…

El estómago arde cuando la rabia no consigue salir…

La diabetes invade cuando la soledad duele…

El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta…

El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan…

El corazón renuncia cuando el sentido de la vida parece terminar…

La alergia aparece cuando el perfeccionismo es intolerable…

Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas…

El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza…

La presión sube cuando el medio aprisiona…

Las neurosis paralizan cuando el "niño interno" tiraniza…

La fiebre sube cuando las defensas detonan las fronteras de la inmunidad…”

Podemos estar de acuerdo o no con estas ideas, no es lo que queremos expresar en nuestro texto.
El hecho es que ha servido como disparador para escribir ahora el texto que acabas de leer.

Los cuatro hijos noájidas de Pesaj

En la noche de Pesaj se acostumbra (para los judíos) leer de un libro que denominamos “Hagadá”, contiene bendiciones, narraciones, relatos, cánticos, simbolismos varios.
Hay un pasaje basado en enunciados de la Torá que menciona a cuatro hijos, el sabio, el rebelde, el simple y el que nos sabe preguntar.
Esta porción ha sido y es tomada muy a menudo para numerosas prédicas, enseñanzas, ejemplo, etc.
Nosotros mismos hemos incursionado varias veces en este sentido, por ejemplo en el texto que se abre haciendo clic aquí.

El sabio ¿qué es lo que dice?: «¿Qué son estos testimonios y leyes y reglas que les ordenó Eterno, nuestro Dios, a ustedes?» (Devarim/Deuteronomio 6:20).  Entonces tú también le dirás las leyes de Pésaj: no se debe comer después del sacrificio de Pésaj ningún alimento.

El rebelde ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es todo este servicio para ustedes?» (Shemot/Éxodo 12:26). «Para ustedes» – y no para él.  Y por cuanto que se excluyó de la comunidad negó lo principal.  Entonces tú también impídele continuar hablando y dile: «Por esto, es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto» (Shemot/Éxodo 13:8).  «Por mí» – y no por él.  Si hubiera estado allí no hubiese sido redimido.

El simple ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es esto?» (Shemot/Éxodo 13:14).  Y tú le dirás: «Con mano fuerte nos sacó Dios de Egipto, de una casa de esclavitud» (Shemot/Éxodo 13:14).

Y al que no sabe preguntar, tú lo motivarás.  Como está escrito: «Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Por esto es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto» (Shemot/Éxodo 13:8).

En estos días estaba leyendo una interesante reseña de un sorprendente e ilustrativo libro, “Festivals of Faith”, del Rabino Dr. Norman Lamm (puedes leer sobre obra y autor en este sitio: http://www.ou.org/oupress/item/festivals_of_faith_reflections_on_the_jewish_holidays).
Expone una perspectiva que no tuve en cuenta, a pesar de llevar años dándole vuelta a la temática de los cuatro hijos y cómo llevarla a la vida cotidiana para mejorarnos y ser más exquisitos constructores de Shalom.
Lo que me resulto novedoso fue la contraposición que hace entre el hijo sabio y el que no sabe preguntar, y entre el rebelde y el simple. Por lo general uno escucha y supone que las contraposiciones se dan entre el sabio y el rebelde y entre el simple y el que no sabe preguntar. Tenemos pues, para mí al menos, una interesante forma de replantear el asunto.
También señala que el hijo más alto en la escala espiritual no es el sabio, como se presume habitualmente, sino el simple.
El sabio quiere demostrar su inteligencia, hacer gala de su capacidad, dejar constancia de lo que sabe y de lo que tú no, etc.
Mientras que el simple, es íntegro, acepta con simpleza las normas de la vida y las aplica con dedicación, sin complicarse la vida inútilmente.
Por supuesto que este mensaje me llegó profundamente, quizás porque lo comparto plenamente, quizás porque es precisamente lo que vengo tratando de (humildemente) enseñar desde estas páginas.
Ser simple, ser pleno, ser consciente de la propia identidad, valorar lo que es de uno sin menospreciar lo que es de otro, no afanarse en pretender ser lo que no se es, etc. En resumen, las centenares de hojas que casi a diario son publicadas en mis dos hogares SERJUDIO.com y FULVIDA.com.

Me gustó y por ello quise compartirlo contigo ahora.
Pero, me dio pie a que pensara cómo encuadrar el perfil de los cuatro hijos en los noájidas, sean los modernos que están despertando a su conciencia espiritual, o los pocos que tenemos constancia que en el pasado fueron leales a Dios por ser leales a su propia identidad espiritual.
Entonces se me ocurrió más o menos así.

El sabio ¿qué es lo que dice?: «¿Qué son estos testimonios y leyes y reglas que les ordenó Eterno, nuestro Dios, a ustedes (judíos).
Entonces tú le dirás SUS Siete Mandamientos, le explicarás la belleza de vivir como noájida, le dejarás ver la completitud multidimensional que le cabe al noájida, descubrirás lo valioso que es ser socio de Dios viviendo a pleno como gentil fiel y le recordarás que no debe añadir para sí nada como mandamiento sagrado a los Siete que le ordenó Dios.

El rebelde ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es todo este servicio (de los Siete Mandamientos) para ustedes?».
«Para ustedes» – y no para él. Y por cuanto que se excluyó de la comunidad de noájidas que son conscientes de su identidad espiritual y viven orgullosos como tales, es que negó lo principal.
Y se puso a predicar acerca de dioses, de no dioses, de ser noájidas cabalísticos, de ser noájidas jasídicos, de ser noájidas místicos, de ser noájidas cristianos, de ser noájidas mesiánicos, de ser noájidas que toman para sí mandamientos que Dios estableció para los judíos, de ser noájidas judeo-céntricos o judeo-dependientes, de los que se hacen llamar gentiles justos pero adoran al EGO… el gentil que rechaza el servir a Dios tal como Dios ha mandado a los gentiles que lo hicieran.
Entonces tú también impídele continuar hablando y divulgando su rebeldía, sus mentiras, su EGO desbordado, su veneno para el alma, sus media verdades, sus buenas intenciones plagadas de errores, y dile: «Por esto, es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto». «Por mí» – y no por él.
Si hubiera estado allí no hubiese sido redimido.

El simple ¿qué es lo que dice?: «¿Qué es esto (que haya diferencia de cantidad y rigor de mandamientos entre judíos y noájidas)?».
Y tú le dirás: «Con mano fuerte nos sacó Dios de Egipto (a los judíos), de una casa de esclavitud», por ello los judíos le debemos a Dios directamente nuestra libertad y somos Sus esclavos. Por ello los judíos tienen 613 mandamientos, para expresar constantemente su sometimiento a Dios, el que nos liberó de Egipto pero nos introdujo en una alianza con Él muy rigurosa.
Pero los gentiles, los noájidas, no tienen esa obligación, no tienen el pesado yugo de cumplir con 613 mandamiento, sino tan solamente siete, que son los que permiten una vida plena en este mundo y en la eternidad.
Como es simple no tendrás necesidad de abundar en explicaciones filosóficas, ni en palabrería, ni en enseñanzas complejas. Comprenderá su rol, y con amor y dedicación servirá a Dios como noájida, satisfecho y con gozo de la plenitud de la bendición de ser noájida.

Y al que no sabe preguntar, tú lo motivarás. Como está escrito: «Y le relatarás a tu hijo en ese día diciendo: Por esto es que Dios hizo por mí, cuando salí de Egipto».
Y tú, amigo noájida que no sabes preguntar, que no eres mi hijo (porque no eres parte de mi pueblo, ni de los descendientes de los patriarcas hebreos) pero que sí eres mi hermano (pues todos somos hijos de Dios), también tienes una alianza eterna y sagrada con Dios.
Déjame que te la explique… (empieza aquí)…

¿Cómo quieres seguir viviendo el resto de tus días?
¿Cómo quieres ser recordado?
¿Como sabio, rebelde, simple o como el que no sabe preguntar?

Mis cariños para ti.
Espero que aprendas a reconocer y gozar la plenitud de la bendición que todo el tiempo fluye de lo Alto para ti.