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¿Luz para las naciones?

¿Viste alguna vez un faro en funciones?
Allí está, inconmovible, firme, leal, al pie del acantilado, cumpliendo con regularidad y puntualmente con su misión: alumbrar y dar pautas del camino seguro.
De su penetrante luz dependen las embarcaciones para no encallar, no naufragar, no perderse, no cometer atropellos.
Su poderosa iridiscencia traspasa la niebla, la voracidad de la noche, la ignorancia oscura, para preservar la vida e integridad.
Es un aliado, que desde su lugar y con fidelidad a su tarea auxilia y sostiene a quien en él confía.

El faro no precisa navegar para ayudar a los navegantes.
No precisa mojar sus pies (por regla general) para cumplir con eficiencia y dignidad su función.
No necesita mezclarse con las embarcaciones para comprender cuál es su tarea específica y cuál es la tarea de ellas.
Tampoco requiere de conocimientos expertos en cuestiones del mar, sino tan solamente saber qué es lo que tiene que hacer, cuándo hacerlo y cómo.
Es que el faro, si bien es excelente aliado y guía para los buques, no es uno de ellos, ni pretende serlo, ni tiene que serlo.
Es suficiente y excelente con que el faro sea faro.

El Eterno ha decretado que la nación de Israel, los verdaderos judíos, sean “luz para las naciones”.
Muchas veces se malinterpreta este concepto, por lo que ahora te diré con breve claridad cómo comprenderlo.

Los judíos son “luz para las naciones”, cuando se comportan como los faros.
Cuando aprenden, conocen, respetan, cumplen, honran, aman, experimentan, viven a pleno su propia identidad judía, es entonces que alumbran a los gentiles para que ellos hagan lo mismo, pero con su propia identidad espiritual, la noájica.
El faro no precisa moverse por las aguas para rescatar a los barcos, ni ser como un barco para ayudarle, ni cambiar su esencia para parecer otra cosa, sino simple y claramente el faro precisa ser un faro.
El judío precisa vivir su judaísmo, con ello ya esta sirviendo como “luz para las naciones”.
Aunque en su mente jamás se cruce la idea de socializar con gentiles, ni educarles en noajismo, ni rescatarlos del calvario de la religión, ni proveerles de enseñanzas aptas de Torá, ni nada; sino simplemente con ser judío y vivir como un judío debiera vivir, ya con eso está cumpliendo su tarea de ser “luz para las naciones”.

Quizás te cueste comprender y compartir esta verdad tan sencilla y tan profunda.
Probablemente tu paradigma mental te lleve a pretender que el judío necesariamente debe convertirse en “pastor” de “kehilás” de “goyim” para ejercer realmente su rol de luz para las naciones.
Quizás deduzcas, por tu adoctrinamiento religioso, que el judío debe enseñar Torá, llenarse de cuentitos de tal o cual rabino u “hombre santo”, que debe usar una palabrería altisonante hebraica, proferir bendiciones y supuestas rimas “espirituales”, quizás deduzcas eso, debido a tu adiestramiento en las religiones.
Tal vez creas que el papel del gentil es someterse en servil humildad a “mi maestro”, y repetir como loro entontecido consignas proferidas por “mi maestro”; sujetarse al manto del judío y negarse toda crítica saludable, pensamiento creativo, pregunta necesaria, etc..

Tales maneras de pensar, sentir, decir y hacer en nada tienen que ver con el rol que Dios ha determinado para los judíos y para los gentiles.
La misión de construir shalom en Este Mundo es la principal y nuclear para el gentil.
La misión de hacer de su vida (personal, familiar y colectiva) un recipiente y difusor de santidad, es la prioritaria para el judío.
El gentil puede y debe hacer su parte, tiene todo lo que tiene que tener, y si le falta algo encontrará alguna “boya” judaica que flota cerca de su nave y que le puede proveer de la puntual y pertinente información que le corresponde.

Por supuesto que el judío, preparado e idóneo, que desee encaminar con mayor asiduidad al gentil, puede hacerlo; siempre y cuando cuide con esmero el no violentar los límites, usurpar roles, confundir adrede o por torpeza, y especialmente que no sea para engrosar su EGO o el del gentil que ansioso de servir a su EGO le provea de honores, dinero, poder, etc..

La misión de ser “luz para las naciones”, tiene más que ver con “ser luz”, que con “para las naciones”.
Tal como el faro es faro por ser faro, aunque no hayan buques navegando en su entorno.

Cada quien a su legado, a su identidad, a construir shalom con la santas herramientas que el Padre Celestial le ha dado a cada uno.

Para evitar falsas creencias y conceptos erróneos

Es habitual que tengamos algunos inconvenientes con el conocimiento de ciertos conceptos o ideas, en el tema que esbozamos en este escrito nos centramos particularmente en cuestiones atinentes a la espiritualidad.
Es notable como la traducción muchas veces nos deja en un estado de ignorancia o falsa creencia; cuánto más cuando del hebreo de la Torá se trata, un idioma antiquísimo, de una cultura en muchos aspectos extraña, con una cosmovisión bastante diferente a la contemporánea.
En otras oportunidades, damos por sentado que sabemos definir algún concepto, pero ante el requerimiento no sabemos cómo hacerlo realmente; balbuceamos, damos vueltas, hacemos acrobacias lingüísticas para finalmente dejar en claro (para el que reconoce y admite) que no sabemos tanto como presumíamos saber.
Otras veces estamos en posesión del saber que proviene de la opinión, de la lealtad a una transmisión que hemos recibido, pero que parte de una fuente poco informada, o escasamente confiable, o el emisor es sumamente respetable, pero no cuenta con el conocimiento adecuado de aquello que nos enseña.
Y, por supuesto, están los que adrede pervierten los sentidos, inventan definiciones, esgrimen la falacia como si fuera santa verdad para alcanzar alguna ganancia personal.
Como sea, solemos estar en la oscuridad en algunos aspectos, y tristemente no tenemos la capacidad o la dignidad como para reconocerlo y hacer algo para rectificarlo.

¿Qué podemos hacer para corregir esto?
Ante todo, admitir nuestro estado de ignorancia en tal o cual aspecto.
Si nos aferramos al error, poco o nada haremos por la vida.
Luego, tener la dignidad como para asumir que debemos ponernos en campaña para aprender e incluso des-aprender.
Más tarde tener la voluntad y constancia como para estudiar, de fuentes de confianza, de probada virtud y conocimiento.
Estudiar, no meramente recibir de forma acrítica, o peor aún, ser receptor de forma servil y poco consciente de nuestro deber de descubrir la verdad, según nuestra capacidad.
Por supuesto que cotejar la información, analizarla, evaluarla, comprobarla y no dar nada por verídico sin antes filtrarlo finamente.
No suponer nada, ni siquiera de nosotros mismos, sino preguntar hasta que sea sanamente apropiado.
Recuerda, no tomar ninguna información como verdad, ni siquiera de la fuente que creemos más confiable, sin antes tamizarla y valorarla a la luz de fuentes fidedignas.
Es una tarea constante, que requiere compromiso, pero estamos en condiciones de hacerlo –cada uno de acuerdo a su capacidad y posibilidades- y que no podemos dar por sentada o finalizada simplemente porque nos parece o así nos afirma alguna persona –titulada o no, que creamos superior en conocimiento-.
Por supuesto que podemos auto-evaluarnos, tratando de expresar lo que creemos conocer, explicarlo y comprobar hasta donde realmente somos aptos para hacerlo, en demostración de nuestro saber y cuanto hemos modificado preconceptos anteriores.
Por otra parte, el saber espiritual suele requerir de una puesta en práctica de lo interiorizado, por lo que sirve también como patrón de medida, no meramente del frío conocimiento intelectual, sino de la formación y armonía de nuestro ser.
Por supuesto que para el noájida el ESTUDIO de Torá es un terreno cerrado y cercado, que solamente ha de hacerse bajo la directa dirección e instrucción de un experto judío, que tenga cabal conocimiento no sólo de cuestiones judaicas sino de lo que corresponde y es atinente a los noájidas.
De paso, ni siquiera es necesario que el noájida estudie un ápice de Torá, ni siquiera bajo la sabia conducción del maestro judío adecuado, puesto que la herencia de los noájidas se auto-basta, es auto-suficiente; aunque, tristemente, se vea opacada por la ignorancia y desidia de los propios noájidas de todas las épocas.

En este caso, como en tantos otros, la persona debe abstenerse en grado sumo de “idolatrar” a sus maestros o guías, especialmente es consejo para los noájidas que provienen de familias arraigadas en ambientes idolátricos, en los cuales se endiosa a personas, se santifica a hombres, se somete la propia voluntad ante la voluntad del “pastor”.
Debe ser quebrado el yugo servil, ese que indica “mi maestro dice” y por eso ya es verdad.
El buscador, el constructor se esfuerza por erradicar esa sumisión, esa falsa modestia, esa supuesta humildad, que no es otra cosa que una manifestación de un carácter débil, incapaz de poner en marcha la maquinaria espiritual preciosa noájica que Dios le ha provisto para esta vida y la eternidad.

Nuestro texto se centró en el conocimiento de aspectos espirituales, pero bien vale el consejo para cada área de la vida.

Las pequeñas elecciones

De pequeñas elecciones se hace nuestra vida.
Son esos ínfimos momentos, tan breves que hasta parecen insignificantes, que forman nuestra existencia.
Los grandes eventos, las festividades, las bodas, los divorcios, las despedidas, pueden tener un enorme impacto, pero no sostienen el esqueleto central de nuestro ser (por regla general).
Parece paradójico, que esa palabrita que impensadamente pronuncias, sea para bien o para mal, devenga en un torrente de alegrías y logros, o en una avalancha de reproches y sufrimientos.
Parece de cuento, que esa oportunidad de hacer (o no hacer) ese simple gesto, fuera la que precipitara un acontecimiento insospechado.
Tus decisiones, las más pequeñas, las constantes, las cotidianas, son las que marcan como eres y como serás.

Si llenas tu pantalla (conciencia) de pensamientos amargos, imágenes tortuosas, deseos reprobables, ácidas aficiones, no te quejes si luego te sientes invadido por ideas siniestras, sentimientos angustiosos, pesadas cadenas.
Si te dedicas al chisme, la envidia, el menosprecio, la desvergüenza, después no reproches si tu alma está solitaria, desamparada, falta de energías vitales para encarar el desafío diario.
Si te enojas, te ofuscas, reprendes incendiariamente, eres quejicoso, no aprendes a saciarte con tu buena porción, ¿cómo pretendes estar en armonía contigo mismo, con el prójimo, con la existencia?

Son pequeñas decisiones, esas que sin darte cuenta vas tomando, aunque hasta creas que no decides nada.

Te invito a que comiences el día eligiendo la vida, la salud, el bienestar, la bendición, la bonhomía.
Toma en cuenta el primer rezo que la tradición ancestral judía ofrece para comenzar a nutrir el alma desde que despierta: “Te reconozco y agradezco, rey que vive y existe, el que me hayas devuelto a la vida consciente, con suma amabilidad, pues tú posees enorme confianza (en mí)”.
Ni bien despiertes haz carne estas palabras, saboréalas, siéntelas, víbralas, hazlas realidad.
Siente el gozo, la plenitud, la satisfacción, el real orgullo de saberte amado y respetado por el Creador, quien confía en ti y por eso te ha entregado el precioso tesoro de vivir un día más.
Tienes otra oportunidad para aprovechar y conquistar nuevos territorios para el imperio del Bien.
Tienes la chance de reforzar tus conductas nobles.
Tienes la ocasión de revertir los actos negativos y reconstruir las sendas que te llevan al Shalom.
En ti está el poder para hacerlo.
Depende de ti.
De lo que escojas para ti.

Llénate de pensamientos de justicia y bien, enfila tus pasos hacia lo que es bueno, entonces notarás que tus ideas son luminosas, tus sentimientos agradables, las molestias como si no existieran, los problemas como trampolines para alcanzar nuevas y mejores alturas.
Depende de lo que escojas, de cómo vayas ubicándote en el entorno, de lo que asocies para ti.
Cuanto más te vincules con lo que es vida, más vital serás.

No hay magia, ni secretos, sino simplemente voluntad y confianza.
Recuerda que no hay momento despreciable, decisión inútil, cada cuestión es de peso y puede ser la que depare tu futuro.


Nota sobre la imagen que acompaña el texto.
Ambas elipses de la izquierda son rojas, en tanto que ambas de la derecha son cyan.
De acuerdo al entorno parecieran ser de colores diferentes, cuando en esencia no lo son.
De acuerdo a lo que vamos poniendo alrededor de nuestra conciencia, se van creando ilusiones ópticas, pensamientos erróneos, sentimientos penosos, que nos apartan de la senda del bien.
Cuando escogemos vivir con honestidad, pureza, simpleza, agradecimiento, vamos depurando nuestro entorno, posibilitando que destaque con nitidez nuestra verdadera esencia celestial, nuestro espíritu luminoso que requiere una conexión saludable con nuestro cuerpo para manifestar plenitud, gozo y bendición.
De ti depende, en buena medida.
Tenlo presente.

Hacer el bien

En estos últimos días, voluntariamente realice un pequeño viaje hacia el interior de mi país (Corrientes – Argentina) para conocer a un pariente lejano. Cuán grato fue mi viaje cuando me encontré con una persona humilde, sabia y entendida, alguien que queria pero no esperaba encontrar.

Este pariente lejano, que no conoce el Noajismo, me recordó una muy linda enseñanza que yacía en mí encerrada, por ello es bueno el repaso de estudio y el constante y continuo apego a nuestras leyes divinas que nos permiten una mente brillante.

Entre charlas y mate*, como es común entre los argentinos y alrededores, si mal no recuerdo sus palabras fuerón las siguientes:

«Muchas personas priorizan el fachaje (aquello que nos hace facha) a las verdaderas prioridades de la vida. Por ej. Hay personas que priorizan el tener una moto a arreglar el techo que contiene agujeros por los cuales el agua de las lluvias mojan el interior del hogar. Prefieren lucirse con un vehiculo, eligen el ostentamiento de sus egos a la comodidad del hogar para la familia.

Mi pensamiento es que Dios nos instalo en el mundo no para actuar egoistamente de esa manera, sino para atender a las verdaderas prioridades de la vida, de la familia, de uno mismo. Vivir feliz con lo que se tiene o puede, hacer el bien a los demás sin por ello negarnos una comodidad según nuestras posibilidades.»

En otras palabras lo que el pariente lejano – cercano me decia es que las personas ponen sus metas en lo material, fijan objetivos vanos que terminan empeorando situaciones economicas y llevando a la miseria por no atender las verdaderas prioridades de la vida.

Y si prestamos atención a las palabras del pariente lejano – cercano, encontraremos una respuesta a la pregunta que suelen preguntarse muchos.

¿Cuales el fin del hombre, el objetivo, su misión?

Aqui, estoy seguro, no tengo la respuesta completa pero si una parte de ella:

– Hacer el bien a los demás sin por ello negarnos una comodidad según nuestras posibilidades. Es decir, mientras en la vida cumplimos con la Voluntad del Padre, con Sus mandamientos, con una parte de nuestra misión, también debemos esforzarnos en otra parte de la misma: Hacer el bien a los demás, sin por ello complicarnos nuestras vidas o realizar actividades o acciones que nos afecten mal a nosotros, es decir, a uno mismo.

Solo unas pocas horas del día pase con mi pariente, hasta ahora no lo conosco bien y no he tenido la oportunidad de pasar más tiempo con él, parece que no es idolatra y que transita sin saberlo el verdadero camino de Dios.

Solo unas pocas horas pero una gran enseñanza me brindó. Cuando estamos comodos en la vida o quizás no tanto, mientras cumplimos los preceptos de Dios, mientras nos perfeccionamos en mejorar, mientras trabajamos, mientras vivimos, hay una acción que acarrea mucha bendición: Hacer el bien a los demás.

Quizás ello no sea tu meta, quizás no este dentro del marco de tus prioridades, quizás no tenga tanta importancia en estos momentos de tu vida, quizás este pequeño y humilde esfuerzo que de mi parte te brindo quede solo en palabras, quizás no tengas ganas.

Pero una parte de nuestra misión es hacer el bien, más allá de lo que tu hagas o quieras. Hacer el bien, espero se encuentre dentro de tus prioridades de hoy en adelante y apartir de este día:

¿Tienes ya marcadas o fijadas en tu mente tus verdaderas prioridades?

Notas:

*Infusión preparada con yerba mate.

«Si aún no eres parte de la comunidad de fieles a Dios, eres la pieza del rompecabezas que falta.»

Resp. 866 – La bendición para ti, la verdadera bendición para ti

nos consulta:

Estimado Yehuda:

reciba un cordial saludo. No soy judía, pero me encanta todo lo que tenga que ver con el judaismo. En mi país los dueños de los negocios más prosperos son judíos. Trabajo en bienes raíces. Siempre que muestro propiedades de judios en venta noto que estos tienen cuadros de plata con letras en hebreo que dicen ser bendiciones. En esta semana visite una tienda donde solo venden articulos judíos, la propietaria la cual es judía me dijo que aunque yo no fuera judía podia comprar las bendiciones y tenerlas en casa. Ella me ofrecio varias y las compre todas. No se si me lo dijo solo para que yo comprara. Me vendio una bendicion con letras hebreas impresas en un fondo de plata muy linda. y la otra que compré es una bendicion para negocio.

Me sentí contenta con la compre que hice aunque inverti mas de cien dolares en las dos que compre, y tengo las bendiciones en mi apartamento.

Fue un placer escribirle.

Atentamente,

Julissa Jaén
Ciudad de Panamá

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El teclado qwerty y las religiones

La mayoría de nuestros teclados de computadora, antaño de máquina de escribir, tienen una caprichosa distribución, en lo que se conoce como teclado tipo qwerty.
¿Nunca les ha intrigado tal disposición antojadiza de las letras?
Les confieso que a mí sí.
Siendo muy joven, hace muchos años me cuestionaba sobre el qwerty, y me ilusionaba con idear/encontrar un sistema más “natural” en el que estuvieran ubicadas las letras quizás por orden alfabético, o tal vez de forma que la mano derecha tuviera mejor acceso a las letras más frecuentes (digamos a,e, s) en lugar de la izquierda y así otras ideas y preguntas que me fueron surgiendo en esas horas de ocio juvenil.
Ahora, ya mis dedos están habituados a la locación de las teclas, pero igualmente a veces, en esos raros momentos de vagancia mental, suspiro por un teclado más racional, según mi buen parecer y entender.
Como por casualidad hace un tiempito me topé con un articulito en la web, de un sitio que ya ni recuerdo (lo siento, debiera explicitarlo, pero no lo tengo registrado en mi memoria), del cual copié y guardé en mi PC, y ahora pasteo lo siguiente:

¿Sabían que la distribución qwerty se creó a propósito para que la gente escribiera más lento?
Estamos hablando de máquinas de escribir, claro, de dónde creen que provienen los teclados de las computadoras.
Resulta que había una distribución de teclas para máquinas de escribir que les permitía a las dactilógrafas teclear tan rápido que las palancas que unían a cada tipo con la correspondiente letra no tenían tiempo de volver a su lugar al golpear el papel y se encontraban con la que ya venía subiendo, y entonces se trababan.
Era una configuración demasiado eficiente, y entonces a alguien se le ocurrió separar las letras que se utilizaban con más frecuencia (en el idioma inglés) y diseñó el qwerty.

Mira tú lo que nos venimos a enterar.
Creo que en otras webs leí que esta idea era un mito, no lo sé, tampoco me preocupa tanto como para hacer una investigación profunda y sistemática (te invito a que si tú tienes tiempo ocioso, y quieres hacerlo, que lo hagas, a no ser que encuentres algo más trascendental que esta tarea).

Si tal motivo fuera el cierto, si se diseñó el qwerty para entorpecer la velocidad de escritura, en épocas de palancas metálicas accionadas por el golpeteo de los dedos, ¿no hubiera sido más razonable, eficiente y hasta saludable cambiar por una distribución más moderna cuando se dejó de usar el sistema de martillos móviles?
Hace décadas que existen máquinas de escribir eléctricas, sin palanquitas, o hasta incluso tecnología como para hacer que los brazos metálicos no se entorpezcan en su funcionamiento.
Ni que hablar de esta era en la cual ya no precisamos mover ningún objeto físico para digitar letras, sino que tan solamente manipulamos puntos de energía en una pantalla luminosa (y ni siquiera estoy recordando aquí los teclados virtuales, los teclados de láser, entre otras maravillas modernas).
Pero, aunque tú y yo entendamos esta “fidelidad” a un sistema obsoleto (de acuerdo al motivo expresado más arriba) y pretendamos hacer un cambio en la realidad del mercado para obtener un teclado más ajustado a nuestra necesidad, a pesar de esto, el teclado qwerty sigue siendo el que lidera.
Vaya uno a saber la razón… (lee aquí si gustas y luego pensar en imperialismos, dominios económicos, pasión por el poder, religiones, sumisión al EGO, etc. Gracias.)

¿Qué podemos aprender de noajismo sobre esta breve historia?
Yo te propongo ahora algunas breves ideas, tú si quieres puedes aportar más en la zona de comentarios.

  1. El hombre es un animal de hábitos, para bien o para mal.
    Al principio nos cuesta aprender cosas nuevas. Tenemos que concentrarnos, poner voluntad, lentamente ir adquiriendo habilidad y destreza. Con el entrenamiento el hábito se va formando y deja de precisarse de fijar la atención, de rebuscar, de equivocarse para aprender, pues se automatiza, se convierte en hábito.
    Sea esto para lo bueno como para lo malo.
    Alguien que ha sido adoctrinado en alguna religión o superchería, ya no hace preguntas, no se cuestiona, no indaga, no descubre las falsedades (si es que le “dan permiso” para hacer esto sus “mayores”, sean padre, tutores, pastores, clérigos, etc.).
    La persona se somete a los dictados de la religión, de la ideología, de la creencia, del hábito mental, y no hace más que vivir en piloto automático, aceptando silenciosamente cualquier cosa que esté dentro de su estrechito marco de conceptos adquiridos y habituados.
    El sano ejercicio de interrogar, investigar, criticar positivamente, rechazar lo negativo no se obtiene, se aminora, se apaga, se enlentece, se bloquea, se niega para aquel que ha sido adoctrinado en cualquier religión o ideología obtusa.
    Hasta los que se hacen llamar “libre pensadores” y “progresistas” no escapan de tales esquemas mentales, de rutas trazadas por otros, de hábitos mentales que han adquirido y ni siquiera tienen en cuenta que pueden ser erróneos, pesados, removibles, mejorables, etc..
    Existe el qwerty aprendiste a escribir en él y por eso das por sentado que es el único sistema infalible, el mejor, lo más eficiente y beneficioso. Ni se te ocurre indagar el origen, alternativas, mejorías, etc..
    ¿Estás dispuesto a destruir el hábito que te tiene encarcelado a tu religión, a tu ideología, a tus dogmas?
    ¿Serás capaz de ayudarte a ser libre para entonces vivir según el camino del gentil justo?
    ¿Dejarás de temer a todas esas fantasías con que te han corrompido, ideas tales como Jesús que te salva, el demonio que te castiga y etc. varios?
  2. Los mitos.
    El invento del teclado es reciente, muy humano, aparentemente pasible de ser registrado y verificado, y sin embargo… ¡cuántos mitos y cuentos que parecen reales pero no podemos confirmarlos!
    Si esto acontece con temas tan cercano, tan banales, tan intrascendentes, ¿cómo no dudar de esas historias fantásticas que te presentan, repiten y machacan, acerca de súper hombres sagrados que son enviados en misión de rescate por su padre del cielo? (pareciera que estoy hablando del Superman, pero es una referencia directa al cuento del tal Jesús).
    Los mitos, las leyendas, las fantasías, las inventadas anécdotas, las supuestas confirmaciones, se van acumulando y acumulando, son repetidas hasta el cansancio por los clérigos de la religión, luego difundidas sin cesar por los que aceptan tales ilusiones como sistema de vida y creencia religiosa. Pero, no dejan de ser mentirijillas, a veces bien intencionadas, pero muchas veces planificadas para someter, para dominar, para manipular, para obtener el poder sobre las mentes y almas de las personas.
    ¿No te da deseo de romper con esos esquemas que te han inculcado?
    ¿No quisieras encontrar un camino sagrado y ético, que te aparte de la programación automatizada que recibiste y consideras santa?
    ¿No crees que sería muy bueno hacer una profunda revisión de tus creencias, aceptar que tienes que revisar eso que crees “por fe”, para encontrar más fundamentos que solamente “la fe”, lo que dice el pastor o falso rabino falso mesiánico, lo que dicen los medios de comunicación, etc.?
    Por supuesto que también debes tener una postura sanamente crítica cuando te ofrecen alimento noájico, o que quieren hacerte creer que es tal.
    Tampoco tienes que creerme a mí, porque yo te lo diga, o a lo que se dice por internet, o a lo que algún patán (o quizás alguna persona correcta) te barbota desde el YouTube o similar.
    Estás en tu derecho y es tu deber interrogar, preguntar, indagar, descubrir, llegar hasta el límite saludable y razonable para encontrar la chispa de verdad que te está esperando y alumbrando.
    No caigas en cuentos bien intencionados o bien tramados, no te sigas comportando como un ingenuo, no sigas los pasos de los “religiosos” que aceptan hasta lo más extravagante escudándose en “la fe”.
    Ten presente que si al respecto del diseño de un teclado, inventado hace pocas décadas, se elaboran tantas historias fantásticas, ¿no será mucho peor cuando se trata de cuestiones religiosas?
    Por supuesto que eres bienvenido a indagar acerca de noajismo, tratar de descubrir si hay “trampas”, si hay “cuentos”, si es como una religión más.
    Como el noajismo no tiene nada que ocultar, no teme las preguntas ni se deja devorar por las críticas saludables, aunque no debiera admitir que se difundan mensajes y supuestas dudas de los burlones, de los misioneros que traman trampas en las sombras pero se presentan como amigos deseosos de aprender, de los que buscan beneficios personales egoístas y no tienen consideración por aprender y enseñar, entre otros peligrosos pozos en el camino del que busca acercarse lo más que pueda a la Luz.
  3. El reducido espacio de tus decisiones.
    Como hemos dicho, tú puedes querer otra cosa para tu vida, quizás el teclado Dvorak, o algún otro que ya está inventado, o tal vez desarrollar tu propio diseño.
    Tú puedes estar seguro de que el qwerty debiera ser reemplazado, pero el mundo de los negocios no siguen tus ideas, sino que van detrás de sus propios intereses.
    Así pues, debes acomodarte a la realidad del mundo en el que vives.
    Pero, no eres una oveja, ni un tonto, ni un impotente que no sabe, no entiende, ni puede; sino que eres una persona completa, que tienes tu capacidad para tomar decisiones y llevarlas a cabo, en la medida de lo que te es posible.
    Tú puedes optar, y debes hacerlo.
    A cada rato estás en ocasión de tomar alguna decisión, más o menos importante, más o menos vinculante, pero siempre ante una toma de decisión.
    Quizás no seas tú quien cambie el mundo, o quizás cuando tú cambies promoverás que el mundo cambie contigo.
    No lo sé, pero tampoco tú lo sabes.
    Por eso, debes estar consciente de tu poder, de tu responsabilidad, de tu obligación de escoger a cada momento, y que tu decisión sea coherente con la meta de construir Shalom en el mundo, empezando por tu propio interior.
    Tú decides cambiar hacia un lado o hacia el otro, sin pausas, sin excusas. Cuando crees no decidir o no poder hacerlo, de hecho estás tomando igualmente un camino.
    Así pues, tal vez sigas escribiendo en el mismo teclado qwerty porque no fabrican otro tipo de teclados, o quizás encuentres que puedes ir contra la corriente para hacer lo que es mejor para ti, sin por ello causar un daño a nadie.
    Descubrirás, tal vez, que no tienes porqué seguir esclavizado de dogmas, de religiones, de iglesias, de pastores, de fantoches que se hacen llamar “líderes” espirituales, de tus propias creencias infantiles, que son teclados inventados por otros, que buscan beneficiar a otros y perjudicarte a ti. Puedes optar por quitarte la máscara de las religiones, dejar de cargar la pesada mochila del adoctrinamiento religioso, de usar las formas que no te corresponden por derecho de Dios, para empezar a escribir con tu propio teclado, el que Dios quiere que uses, el que no es el más difundido, pero que sin dudas es el mejor.
    Tú decides, si te sumas a los que son una masa anónima de seguidores de lobos disfrazados de ovejas, o te separas del rebaño y moras a la Luz del Eterno.
  4. El conocimiento ante ti, pero no te percatas.
    Desde el inicio, lo más probable, es que te hayan adoctrinado para que no pienses críticamente, para que no indagues, para que no desenmascares lo oculto (oculto por perverso o por velado).
    Es típico de padres/educadores prepotentes (en realidad, sumamente impotentes) dominar por la violencia, manipular, atemorizar, amenazar, castigar, violentar, silenciar las divergencias, etc.. Por lo que sé, es el procedimiento habitual que también esgrimen los clérigos de la idolatría cuando alguna persona bien intencionada cuestiona alguna cosa de sus doctrinas oscuras.
    Presionan a más no poder, niegan el acceso al conocimiento, prohíben la preguntas, castigan la voz que desentona, y así un sinnúmero de estrategias para someter y dominar a sus devotos.
    Los clérigos de la idolatría están bien entrenados para ejercer sus astutos planes de dominación, han sido ejercitados en ellos por sus maestros.
    Y tú, vaya uno a saber por qué, te sientes amordazado, maniatado, imposibilitado, ridículo, pecador, malvado, poseído, etc. si es que siquiera se te ocurre hacer alguna preguntilla que no mira con buen ojos el pastor.
    Te callas, te anulas, te cohíbes, te reprimes, te censuras, te ridiculizas, te insultas, te castigas si es que siquiera se te cruza alguna duda por entre tus ojos.
    No quieres saber de nada, te encierras, repites los lemas que te adoctrinaron, te escudas en “creo por fe”, aunque en el fondo (cada vez más apagada) resuena una vocecita que te habla de que puedes ser libre, que estás siendo sometido a un adoctrinamiento feroz, que tienes posibilidad de rescatarte… esa vocecita de tu conciencia espiritual se va apagando, hasta que ya ni la puedes oír y si la sigues oyendo, la mandas a callar. Es mayor tu miedo que tu compromiso con la verdad, con el bien, con la justicia.
    Prefieres el elogio fácil del pastor, el dinerillo dulce de la congregación, el puchero lleno antes que el ser leal para contigo, para con Dios.
    La Luz está ante ti, a veces dentro de ti, pero prefieres mirar para otro lado, prefieres no mirar, prefieres bajar la cabeza y levantar tu mano derecha para decir “amén hermano” a algo que sabemos que es mentira.
    Ante ti está el teclado qwerty, quizás alguna vez tuviste un rayo de curiosidad para preguntarte por qué es así, o quizás ni siquiera tuviste esa alma libre como para hacerlo.
    Pero la pregunta siempre estuvo ante ti, lo quieras o no.
  5. Gozas de lo permitido, cuando sabes y admites lo que está permitido.
    Aquí pudiera surgir una duda interesante: ¿acaso los devotos de religiones no son personas inteligentes, no hay gente con pensamiento crítico entre los religiosos, no son famosas algunas mentes brillantes (científicos, literatos, líderes políticos, etc.) que aparte eran fieles a sus falsos dioses?
    La respuesta es que sí, que por supuesto que sí.
    Pero, estamos apuntando a usar las capacidades de descubrimiento, de crítica positiva, de reflexión madura, de “método científico”, también a otras áreas. Es decir, no dejarnos dominar por emociones, no ser esclavos de pasiones carnales, no adular por pretensiones sociales, no cegarse ante “palabras reveladas”, no quedarse callado y sabiendo que se está en conflicto espiritual solamente porque un pastor o un librito “sagrado” lo diga.
    Es llevar el deseo de conocer la verdad, en la medida de nuestra capacidad, a todas las áreas, sin por ello contaminar cada plano con racionalizaciones e intelectualizaciones constantes. Te explico, si vas a gozar de tu encuentro con un riquísimo pastel, no es hora de que te pongas a analizar racionalmente al respecto, sino que simplemente disfruta de lo permitido. Pero, ANTES de sumergirte en aquello que tanto quieres, o aquello que tanto te adoctrinan para querer, mejor te tomas un rato para pensar acerca de si será correcto o no, si te está permitido o no, si no resultarás dañado (o alguna otra persona) por el acto que harás. Así, en el ejemplo del pastel, si eres celíaco, diabético, obeso, etc., por supuesto que sigues teniendo el deseo por paladear el sabroso pastel, y lo harías con todo gusto, pero si mides las consecuencias te detendrás, porque admitirás que no es un disfrute permitido, por lo cual, si aplicas tu inteligencia y rigor, no lo comerás e igualmente estarás contento, pues has hecho lo correcto.
    Cambia la palabra “pastel sabroso”, por religión que me han entrenado a creer, que te hace sentir bien estar rodeado de los otros feligreses, que te sientes protegido por el pastor, que te hace sentir superior el saberte hermano de un hijo colgado que te salva de pecados, que no te presionan pues eres una oveja más del montón, etc. Estarás disfrutando de muchos beneficiosos, sin dudas, algunos reales y otros imaginarios, pero es un pastel que tienes prohibido, que te enferma, que te llena de placer pero conduce directamente a la frustración eterna.
    Así pues, emplea cada plano en su justo lugar, para gozar de lo permitido y apartarte de lo prohibido.

Para concluir este encuentro de hoy, quiero agradecerte por haber compartido conmigo este momento de reflexión, espero que podamos seguir estudiando juntos acerca de cómo ser libres para llegar a serlo realmente.
Y, cuando lo seamos, sepamos hacer algo productivo con nuestras vidas y no solamente huir nuevamente hacia la esclavitud, por no saber qué hacer con nuestra libertad.

¿Saber o creer que Dios existe?

El Eterno en Su perfecta sabiduría y amor ha dado SIETE mandamientos universales, para todas las naciones.
Son siete, ni uno más, ni uno menos.
Siete, que están expresados con claridad y confirmados.

Por su carácter, por su esencia, esta “Torá noájica” (Torá = instrucción, enseñanza), de tan solo Siete Mandamientos, no fue tallada en roca por parte de Dios, tampoco declaró que fuera puesto en un rollo escrito y custodiado en algún templo, sino que exigió que se viviera a pleno en la vida de cada uno de los descendientes de Noaj/Noé.
Tal sería la manera de que esa Torá gentil estuviera viva, en el corazón de cada uno de los hijos del hombre.
Era la mejor y más pura manera de preservar el legado, de llevarlo a cabo.
No depender de objetos externos, ni de líderes o maestros, sino de la conciencia clara y firme en mantener la dorada cadena que vincula al hombre con los mandamientos de Dios.
Al estilo de lo profetizado para el futuro del pueblo judío:

"Pondré Mi Torá en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Elokim, y ellos serán Mi pueblo.
Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: ‘Conoce al Eterno.’ Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Eterno. "
(Irmiá / Jeremías 31:32-33)

Tal era lo que debía hacer cada gentil, tener SU Torá en su interior, es decir, conocer y vivir los Siete Mandamientos Universales.
(Aclaro para los que gustan de confundir, digamos, mesiánicos y otros paletos, que la profecía mencionada recién trata del futuro del VERDADERO pueblo judío, que en la Era Mesiánica será leal al Eterno, con total dedicación sabrá y aplicará SU Torá; tal como en el comienzo de la humanidad debieran haber hecho todas las personas con su propia Torá, la gentil, la que contiene solamente Siete Mandamientos).

Si bien era parte de la tarea y responsabilidad de cada gentil ser fiel a su tradición y mantenerla, tristemente no pudieron cumplir tan sencilla e importante tarea, vivir de acuerdo a los Siete Mandamientos, y pronto se llenó el mundo de confusión, de oscurantismo, de religiones, de dogmas, doctrinas, ideologías, etc..
Las multitudes de personas del mundo no supieron ser leales a tan simple pero profundo deber ante Dios, ante sí mismos.
(Un aparte: es bastante frecuente que reciba emails de idólatras –seguidores del falso dios y falso mesías- que desde su odiosa perspectiva acusan a Israel de no ser fieles a Dios, de no cumplir con Sus mandamientos, tal como la Torá registró en varias ocasiones… ¿no es patético? Gente incapaz de ser fiel a SIETE mandamientos se atreven a señalar acusatoriamente a aquellos que tienen SEISCIENTOS TRECE mandamientos y que como pueden los llevan a cabo… ¿no es patético? ¿No es patético que entre esos idólatras ni siquiera recuerden SU pacto verdadero con Dios y que hace milenios perdieron la buena senda, pero pretendan dictar cátedra a quienes en penurias y diásporas igualmente siguen conscientes y fieles a su propia identidad espiritual?)

Dios, en Su infinita bondad preservó el pacto con las naciones, lo mantuvo con lealtad a pesar de no recibir respuesta de parte de la humanidad.
La gente aborrecía a Dios, a pesar de usar la palabra dios a cada rato, a pesar de hacer sacrificios “para dios”, etc., lo cierto es que estaban lejanos de Dios, pues no se vinculaban con los mandamientos que Él había encomendado, habían olvidado SU Torá, la noájica.
Solamente un puñadito de hombres y mujeres eran fieles, el más destacado en su momento fue Avraham, el primer patriarca de los judíos.

Por Su bondad, es que los Siete se han preservado con fidelidad en la tradición del pueblo judío, y que sirve como legítima “caja de caudales” para las naciones.
Por supuesto que esto no significa que los Siete sean responsabilidad de la nación judía, mucho menos un invento judaico, ni que los guardianes judíos sean los que tengan que hacer la parte que le toca a los hermanos gentiles. Significa que así como una persona deja en resguardo -en casa de un seguro guardián- un precioso objeto para luego recuperarlo, es menester que cada gentil vaya y recoja su legado precioso, el conocimiento y compromiso a cumplir con los Siete.
Esto NADA tiene que ver con pretender estudiar Torá, o convertirse al judaísmo, o inmiscuirse en asuntos judaicos, o aprender hebreo, o tener objetos de judaica, ni afiliarse a sinagogas, ni ser parte de la nación judía; sino recibir el objeto puesto a resguardo, los Siete Mandamientos para las naciones.

Es notorio que ninguno de esos mandamientos noájicos ordena “creer en Dios”, cuando aparentemente debiera ser el núcleo central del noajismo, lo que sostiene el edificio de los Siete Mandamientos.
Pues, si no creo en Dios, ¿por qué habría de cumplir con lo que Él manda?
Entonces, parece como necesario y fundamental sumar como “mandamiento” el “creer en Dios”, aunque eso no está declarado por Dios como mandamiento.
En verdad, suena muy convincente y coherente esta tesis… ¿no te parece?

Por supuesto que sobran argumentos, bien intencionados sin dudas, para aseverar que es un “deber” para el noájida creer en Dios.
Por supuesto que son pensamientos razonables, valiosos, a considerar como interesantes, en apariencia con carácter sagrado… pero no toma en cuenta un “pequeñito detallito”, y es que Dios mismo no lo ha comandado como mandamiento para las naciones.
Mira qué curioso, tampoco lo ha ordenado directamente como uno de los 613 mandamientos para los judíos; se ordena CONOCER que Dios existe, y no directamente que se CREA en Él.
De hecho, si relees la profecía de Jeremías que cité más arriba verás que se habla explícitamente de CONOCER a Dios, y para nada de creer en él.
Quizás nunca te había percatado de ello, quizás pensabas que era algo similar conocer que creer, pero ahora puedes darte cuenta de que es diferente.
 
Podríamos SUPONER que es bueno creer en Dios, que sería DESEABLE que todo gentil crea en Dios, que en nuestro pensamiento DEBIERA ser un mandamiento que el gentil crea en Dios, pero no podemos someter a Dios a nuestra voluntad, ni cambiar los mandamientos según nuestra buena intención.
Pero, creer en Dios no es obligatorio para el gentil, desde el momento en que Dios no lo ha ordenado como uno de los Siete Mandamientos.

Reitero, es bueno que el gentil crea (luego veremos un poco más esto), es elogioso, es meritorio, seguramente obtiene recompensa en la eternidad por ello, sin dudas es una base firme para apartarse de errores y esforzarse en construir un mundo de shalom; pero, sigue sin ser uno de los mandamientos que Dios decretó para los gentiles.

Ahora, ¿cuál podría ser el daño que surgiera de aseverar que es necesario y obligatorio creer en Dios por parte del gentil?
Aparentemente no hay ningún perjuicio.
¿Cómo perjudicaría afirmar que es obligatorio creer en Dios?
Sin embargo, veamos una posibilidad de error o daño a causa de añadir un mandamiento que no existe.
Alguien puede buenamente luego añadir otro mandamiento, también bien intencionado, que tampoco existe.
Y así, se iría conformando un sistema seudo espiritual, basado en numerosas buenas intenciones, pero apartado de la senda delimitada por el Eterno para el noájida.
Por supuesto que saber que Dios existe está en la base de la fidelidad a Él, en el apego a los Siete, es el núcleo del cual parten los mandamientos para las naciones, pero, no es un mandamiento para los gentiles el deber saber que Dios existe.
Si lo saben, si lo admiten, si viven con la Luz de esa Verdad, es excelente; es lo que debiera ser, sin necesidad de que nada ni nadie le obligara a hacer.

Comprendo que puede ser un concepto difícil de entender y/o o compartir para personas que han padecido el nacer y criarse en entornos religiosos, en los cuales se adoctrina para creer en dios (adrede con minúscula), en donde se agrede a quien no cree, en donde es pecado no creer, en donde la duda es silenciada y castigada, en donde se hace que la persona crea, que tenga fe, aunque luego no viva de acuerdo al ideal espiritual diseñado por Dios.
Comprendo que puede parecer “blasfemo”, arbitrario, extraño que te diga que no tienes obligación de creer, de acuerdo a los mandamientos que Dios te ha comandado.
Quizás hasta en cierta forma te puedas sentir como un huérfano, creyendo que para los judíos es un deber, que ellos tienen a su “Padre” y tú no; si es lo que sientes, te comprendo, pero no tiene un punto de contacto con la realidad de acuerdo a lo planteado por Dios.
Dios es Padre de todos, judíos o gentiles, creyentes en Él o no, fieles a Sus mandamientos o contrarios, Lo conozcan o lo rechacen, Él sigue siendo Padre de todos.
Dios es una realidad, o más LA realidad. Somos nosotros pasajeros, fugaces, sombras de pájaros que pasan, nubes llevadas por el viento, inconstantes, desleales, torpes, etc. Pero Él es firme, una roca, eterno, fiel, perfecto, real.
Dios existe y no precisa de nosotros en lo más mínimo. Tampoco Le afecta si tú crees en Él o no, no es menos o más Dios gracias a ti o a mi.
Ahora bien, ¿por qué no te ordena creer en Él?
La respuesta, una de ellas, es bastante simple: uno cree acerca de lo que no puede comprobar, pero no se cree en aquello que se comprueba, que se SABE que existe.
Te lo pongo más claro: tú no crees que estás leyendo estás líneas, tú lo sabes.
¿Y cómo lo sabes?
Eso, no me lo respondas a mí ahora.

Dios no te pide, ni a ti ni a mí, que creas en Él, porque no se puede demandar creer en lo que es evidente, está “a la vista”; tal como no te pudo pedir que creas que estás leyendo este texto, pues sería un pedido ridículo de mi parte. Dios no comete actos ridículos ni inútiles.
Por tanto, tú puedes llegar a saber que Dios existe; repito, A SABER, pero no a creer…
¿Cuál es el método que Dios dejó en manos de las naciones para que ese conocimiento de Él exista?
Pues, el cumplimiento de los Siete Mandamientos Universales.
Te explico.
Adam, el primero en recibir los mandamientos universales, no precisaba que le dijeran que creyera en Dios, él mismo había hablado con Dios.
Noaj, del cual salimos los humanos luego del Diluvio, no precisaba que le ordenaran creer en Dios, él mismo recibía instrucciones directamente de parte de Dios.
Así mismo los hijos de Noaj, Shem, Jam y Iafet, quienes fueron testigos de la devastación, de la salvación, del pacto eterno del arcoíris, etc..
Ellos no podían ni debían recibir la orden de “creer” en Dios, pues para ellos era natural SABER que Dios existe.
¿Qué era lo que debían hacer?
Vivir de acuerdo a los Siete Mandamientos, desarrollar reglas justas a partir de los mismos, comprometer a sus descendientes en el noajismo, en tanto relataban con fidelidad como ELLOS mismos habían recibido “su Torá” (los Siete Mandamientos) directamente de Palabra de Dios.
Los hijos de los hijos debían recibir este legado, este recuerdo, este testimonio, esta evidencia de la existencia de Dios por medio del testimonio fiel e inquebrantable, tal era la tarea de cada personas en lo sucesivo… pero… la gente se dejo someter por sus vanidades, adoraban al EGO en lugar de ser fieles a Dios, por lo cual, pronto fueron toqueteando los mandamientos, los acomodaban a su antojo, los eliminaban, iban elaborando religiones, adoctrinando en “la fe”, inventando dioses, cubriendo de oscuridad y olvido el CONOCIMIENTO de la existencia de Dios y el DEBER de cumplir con Sus mandamientos. Tal fue lo que aconteció.
Así pues, no era necesario ni razonable que Dios demandara de los gentiles creer en Él, pues hubiera sido una orden imperfeta, ridícula.
Hoy, sumergidos en tanto fango de ideas y religiones, puede parecer loable el creer en Dios, cuando en verdad lo que debiéramos hacer es SABER que Dios existe.
Por supuesto, mejor creer que nada, o negarlo, o inventar dioses, o vaya uno a saber que otras terribles alternativas.
Pero, no pidamos –movidos por buenas intenciones- que consideremos como mandamiento noájico el creer en Dios, pues no lo es, ni lo fue.
Sí hagamos el esfuerzo por conocer más acerca del legado espiritual que nos motiva, a los judíos el judaísmo y a los gentiles el noajismo, conozcamos de nuestro pasado sagrado, comprometamos nuestra existencia a cumplir con los mandamientos que nos competen, revelemos la historia tal cual fue, para reconocer que Dios existe, que lo sabemos, que no precisamos de fe ni de creer, sino que es un hecho que SABEMOS.

Recuerda que cuando se agrega un mandamiento, sea cual fuera, da pie para que se agregue cualquier otro.
El sistema ya está confeccionado, tiene sus partes en su lugar, tal cual el Diseñador decidió, ¿cómo pretender modificar el sistema diseñado por Dios?
Otro perjuicio posible sería el que la persona se sienta pecadora, fracasada, en falta, lejana a Dios por no creer en Él… y en la realidad no es pecadora, ni fracasada, ni está en falta, ni se alejó de Dios… pero, a causa de agregar un mandamiento a lo ordenado por Dios, la persona pasa a vivir en conflicto, en una vida falsa, en lejanía cuando no debiera estar así.
Podríamos seguir buscando y encontrando beneficios de no añadir a los mandamientos, pero la idea ya está propuesta.
De paso, para los judíos, que tienen 613 mandamientos en lugar de sólo 7, hay explícito un mandamiento de no añadir ni quitar mandamientos:

"No añadáis a las palabras que yo os mando, ni quitéis de ellas, de modo que guardéis los mandamientos del Eterno vuestro Elokim, que yo os mando."
(Devarim / Deuteronomio 4:2)

Éste no es un mandamiento para los noájidas, pero bien puede ser un reglamento a tener en cuenta.
Recuerda que los reglamentos, las normas, las leyes derivadas, los consejos de vida, tus decisiones espirituales NO son mandamientos, aunque algunos de ellos pueden tener carácter muy grave y necesario, igualmente NO son mandamientos y no deben ser considerados como tales.
Así pues, una buena norma es no agregar ni quitar de los Siete Mandamientos universales. Puedes desarrollarlos, aplicar las reglas derivadas con total dedicación, pero a sabiendas de que no son mandamientos.

Ya hemos visto varios importante temas en este texto, que amerita relectura, repaso, estudio profundo, crítica saludable; pero aún quiero mencionarte un par de datos más.
En el idioma de la Creación, el que conocemos ahora como hebreo, creencia es EMUNÁ.
Esta palabra se asocia con entrenamiento, con ejercicio.
Creer no es tener una idea de algo, sino entrenarse para confiar en algo.
En el caso de la creencia en Dios, es entrenarse, ejercitarse, para confiar en Él.
¿Cómo se entrena uno en esto?
Pues, al cumplir con los mandamientos que a cada uno le compete, los Siete para los gentiles, los 613 para los judíos.
Si vives los mandamientos, aunque no conozcas a Dios, aunque no creas en Él, si igualmente vives de acuerdo a los mandamientos, llegarás a tener una vida noble, buena, justa y eventualmente descubrirás que también crees en Dios, aunque nadie te haya dado clases de “doctrina teológica”.
Esa creencia basada en el ejercicio de una vida saludable espiritualmente, conduce al conocimiento de Su existencia.
Tal es como ha subsistido a lo largo de los milenios, a pesar de las penurias, a través de las diásporas, con altibajos, el pueblo judío, el pueblo que es cercano a Dios.
No por creer en absurdos porque la fe lo exige; no porque se tiene el dominio y el poder para acallar a los contrarios; no por ser ciegamente fieles y sin rebeldías… nada de esto es parte de la nación santa de Israel.
No se vive teniendo fe en disparates, ni se ha tenido el poder para dominar y someter a los demás, ni se ha sido un pueblo de dóciles ovejitas que no se sobresaltan y retoban a cada rato. Y sin embargo, el pueblo de Israel VIVE y EXISTE, sigue siendo leal a Dios, sigue preservando su tradición, sigue estudiando y preservando SU Torá, sigue teniendo identidad, sigue siendo siervo fiel, a pesar de los pesares.
Cosa que no se obtiene por fe, ni por aplastar a los “herejes” en “guerras santas”, ni por ser sumisos hasta el absurdo; sino que se obtiene por entrenarse a diario en lo que le corresponde, hacer los ejercicios que fortalecen los “músculos” espirituales por medio de cumplir con los mandamientos que le competen.
Tú, hermano gentil, también puedes entrenarte, por supuesto que NO con la Torá judía ni con los mandamientos judíos, sino reencontrando TUS mandamientos, llevando tu confianza hacia Dios con sinceridad y pureza.

Así pues, a conquistar tu mundo interior por medio de lo que te corresponde.
Siendo orgulloso de lo que te toca, leal a tu identidad, fiel a Dios, constructor de Shalom.
Sin pretender saber mejor que Dios lo que te corresponde, sin adjudicarte prerrogativas que no tienes.
Tal vez no te resulte fácil, al principio, pero si te entrenas conocerás a Dios y se hará realidad la profecía de los últimos tiempos, una profecía que atestigua la presencia del verdadero Mesías:

" Entonces el Eterno será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Eterno será único, y Único será Su nombre."
(Zejariá / Zacarías 14:9)

Resp. 856 – ¿remedios de medicina y de espiritu?

Merariita nos consulta:

me puede contactar con alguien que sepa de los niveles espirituales o si usted me pudiera ayudar,porque estoy en una tremenda confusión con loss remedios de la medicina y los remedios del espiritu.
para que me entienda mejor me gustaria que me pudiera dar su correo o algo asi por el estilo para que le pudiera decir lo que me paso por que no encuentro otra manera de contactar a una persona tenga conocimentos medicos del espiritu
mariel garcia ,16,estudiante,mexico,d.f

Seguir leyendo Resp. 856 – ¿remedios de medicina y de espiritu?

Sin Dudas y Con Señal

La mayoria de las personas sumergidas en la religión, en cualquiera de sus formas o máscaras, cuando el alma les golpea la puerta del corazón, cuando las dudas sondean por sus mentes como moscas, suelen preguntarse:

– Dios, ¿es esto (el camino hacia) la verdad? –

Y despues de ello, algunos logran salir de la droga idolatrica en tanto otros siguen preso de ella, sin encontrar una base sólida y atandose a creer por fe y sin razón.

Mi querido lector, esa pregunta para el leal a Dios, para el que transita el noajismo y vive con simpleza, esa pregunta no es una duda, ni una pregunta sin base sólida, pues el que anda en la verdad no duda de la verdad, en más, el que tiene dudas no la deja en el aire sino que la alumbra con luz de Torá.

Y si te has hecho esta pregunta, siendo conciente de tu identidad espiritual y de la verdadera realidad, estoy seguro que habrás encontrado la respuesta, pero solo si la has buscado en donde verdaderamente se debe buscar, en donde se encuentra la palabra de Dios, la voluntad del Padre, pues la Torá declara:

«Cuando el arco (iris) aparezca en las nubes, Yo lo veré para acordarme del pacto perpetuo entre Elokim y todo ser viviente de toda clase que está sobre la tierra.» (Génesis 9:16)

Resalto, para que no queden dudas sumbando, «del pacto perpetuo entre Elokim y todo ser viviente»…

Claro esta, mi querido lector, perpetuo significa en la actualidad vigente. Ahora, analizemos algo juntos, estudiemos un poquito que no nos viene mal y para beneficio nuestro es, el versiculo declara:

«Yo lo veré para acordarme»….¿Acaso Dios necesita acordarse del Pacto Noajico?; ¿Dios, Quien todo lo sabe y no tiene olvido, precisa de recuerdos a Su memoria?

Pues NO, Dios no precisa de recuerdos, de señales, sino nosotros precisamos de ello. Porque el arco iris en el cielo no cumple solo la función de ser señal sino que nos recuerda perfeccionarnos, mejorarnos.

El arco iris surgió despues de la catastrofe del diluvio, donde la gente de esa generación debia mejorar y cumplir los preceptos, y tu, mi querido lector, tienes la capacidad, las herramientas, para mejorar y crecer, y también para no volver a cometer los mismos actos desagradables de la generación del diluvio.

¿Pero, estas sumamente dispuesto a recordarte que puedes mejorar y aplicar ello en tu vida?

No dejes esto en una duda.

«Si aún no eres parte de la comunidad de fieles a Dios, eres la pieza del rompecabezas que falta.»



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1.03.01

El Eterno espera por el arrepentimiento

En estos primeros días del nuevo año donde El Eterno espera que de nuestra parte allá un sincero arrepentimiento y un fuerte compromiso, traigo a recordar un post del moré Yehuda Ribco para que te nutras de buen pan espiritual y estes fuerte en tu tarea sagrada.

 

 

 

El Eterno espera por el arrepentimiento

En nuestra parashá nos encontramos con el siguiente desgarrador testimonio:

«Elokim miró la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.«
(Bereshit / Génesis 6:12)

Diez generaciones hubo entre Adam y Noaj.
Cada generación estaba un escalón inferior en la escalera que progresivamente descendía en moral y actitud bondadosa y responsable.
Como si un inexorable destino marcase el descenso, la humanidad se iba postrando más y más ante el pecado y el mal.

El Eterno esperó a que el arrepentimiento auténtico surgiera como un rayo alumbrador en el corazón de la humanidad, pero, más y más lóbrega noche era lo que se erigía en los pechos y mentes de las gentes.
Cada día que los alejaba del Edén más lejanos estaban del Bien.
Y no reaccionaban ante ningún evento devastador ni ante ninguna desgracia personal.

De continuo la violencia social los afectaba, eran víctimas de sus propios despojos, crímenes, violaciones, terrorismo y violencias; pero no se inmutaban sino que se aferraban con pasión a sus acciones plagadas de negatividad.

Sus acciones polucionaban el ambiente, destrozaban el hábitat de cientos o miles de especies, dañaban afluentes de agua, provocaban cambios climáticos y decenas de otras

Cada vez con más frecuencia la tierra era azotada por calamidades «naturales», inundaciones atroces, tsunamis, huracanes, plagas, incendios voraces, terremotos devastadores, volcanes rugientes y otras fatalidades de la naturaleza que ellos desestimaban pues asumían que eran parte del modo natural de vivir.

(Cualquier similitud con la actualidad no es pura coincidencia).

Como mucho más adelante profetizó el profeta:

«vuestros pecados os han privado del bien«
(Irmiá / Jeremías 5:25)

Sus pecados los privó del bien y los encaminó expreso al tenebroso mal.

La destrucción de la especie humana y de su entorno era cada vez más inevitable, más lógicamente evidente como resultado de las ruinosas acciones de las personas, pero, el Eterno les daba una oportunidad detrás de otra, esperando el arrepentimiento, el que se reencaminaran hacia el bien y la vida.

Finalmente la corrupción mundial llegó hasta el extremo de la aniquilación total, pero en Su misericordia el Eterno todavía les regaló 120 años más para ver si ellos lograban recapacitar y corregirse.

Y en ese tiempo extra también les envió claras señales, mensajes indirectos pero también explícitos, presagios de la ruina que se avecinaba, sin embargo ellos en su libre albedrío escogían (o pretendían que no escogían) desbarrancarse en el abismo de la perdición final.

En una ocasión futura, también de pecado y corrupción, el Eterno anunció:

«Voy a volverme a Mi lugar, hasta que reconozcan su culpa y busquen Mi rostro. Y en su angustia Me buscarán con diligencia.«
(Hoshea / Oseas 5:15)

Precisamente eso mismo hizo el Eterno, Se ocultó para la humanidad sumida en pecado y los pesares poblaban los días y noches de cada persona. Era ese el momento de la angustia en la cual el alma adolorida clama desde lo profundo por el abrazo del Padre.

Pero ellos no Lo buscaron.

Y entonces, la lluvia del gran diluvio comenzó a caer con lentitud y progresivamente fue más poderosa y violenta. Las aguas de las entrañas terrenas abrieron su camino hacia la superficie. Al mismo tiempo el cataclismo se incrementó cuando una lluvia de meteoritos que incendiaban la atmósfera se conjugaron con las miles de lavas volcánicas que ardían en las tierras anegadas. La debacle era voraz, las carnes de miles, de millones eran consumidas. La podredumbre de una civilización destinada a la muerte estaba siendo borrada de la faz de la tierra.

Pero antes de la hecatombe tuvieron aún siete días para el arrepentimiento.
Cuando las aguas ya habían comenzado, cuando el bólido celeste ya era visible y presagiaba el desastre… pero ellos se mantuvieron con apasionado abrazo en su camino del mal.

Él espera antes de enviarnos nuestros correspondientes castigos, pues es tardo en ira; Él nos da chances incluso en el peor de los caos infernales, pues desea la extinción del pecado y no la del pecador; pero debemos reconocer que nuestro camino no es el recto para de ese modo hacer algo para modificarlo.

En palabras del salmista:

«Oh Eterno, si tienes presente los pecados, ¿quién podrá, oh Señor, mantenerse en pie?«
(Tehilim / Salmos 130:3)

Estamos nosotros viviendo una época de catástrofes similares a las que preludiaron el Diluvio, y estamos nosotros en posesión de herramientas para evitar una nueva destrucción.

Tenemos el conocimiento de lo que aconteció en aquel pasado para no volver a repetirlo.

Tenemos la Torá y los mandamientos noájidas para actuar de manera diferente.

Tenemos mayor conciencia.

Tenemos aún tiempo y oportunidad de arrepentirnos y de caminar a la Luz de la Torá.

Pero,

¿tenemos el deseo de contribuir a cambiar el convulsionado mundo empezando por cambiar nuestro mundo interno?

Yehuda Ribco.

«Si aún no eres parte de la comunidad de fieles a Dios, eres la pieza del rompecabezas que falta.»

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1.03.01