Archivo de la categoría: EGO

Breve recopilación sobre el ego

Este es una muy breve recopilación sobre una temática que se ha estado llevando a cabo en este sitio, tomando en consideración que a medida que va pasando el tiempo, tenemos más y más visitantes nuevos, o antiguos que vuelven, estos son algunas de las publicaciones más básicas para conocer del tema.

 

El Yo y el EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=17359

Impotencia y EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=15200

Reconocer al EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=15402

Herramientas del EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=15593

La Fe del EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=17318

Los trofeos del EGO
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=16673

El EGO según Salomón el rey
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=17578

EGO y Yo en la parashá Toldot
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=17536

Ay el Ego
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=15291

En la base
Por: Yehuda Ribco
http://fulvida.com/?p=115

Las consecuencias del EGO
Por: Felipe G. FLORES
http://fulvida.com/?p=15730

Ese… es mi Ego
Por: Elizabeth Fernández
http://fulvida.com/?p=16466

Saliendo de Israel. El Ego y una esclavitud noajica.
Por: David Russomanno
http://fulvida.com/?p=15919

Ego una presencia constante
Por: talmidim
http://fulvida.com/?p=17410

El Ego…
Por: Jonathan Ovares Calvo
http://fulvida.com/?p=6536

Eres feliz? (ego- )
Por: Ricardo Rodríguez
http://fulvida.com/?p=17973

No olviden continuar leyendo la serie http://fulvida.com/series/ego-2

Abrazos para todos.

No tendrás dioses ajenos delante de Mí

«No tendrás dioses ajenos delante de Mí.»
(Shemot / Éxodo 20:3)

Este es uno de los famosos mandamientos que componen el Decálogo, al que erróneamente se menciona como “Diez Mandamientos”, cuando en realidad son “Diez Frases”, con catorce mandamientos (para los judíos) en ellas.
Éste es uno de los 613 mandamientos para los judíos, uno bastante peculiar puesto que no requiere de acción o abstención de una, sino que remite al mundo de las creencias, de lo intangible.
Si bien no es mandamiento para los noájidas, es una regla a tener en cuenta, como derivado del mandamiento universal de “no adorar dioses que no son Dios”.

A primera vista es una norma fácilmente comprensible, pero cuando somos delicados en el análisis descubrimos la hondura.
Prestemos atención.

Ante todo, donde dice “dioses” en el original se lee “Elohim”, que es “dioses”, pero también EL Dios (Uno y Único), también poderosos, también gobernantes.
Ya con este conocimiento comprendemos que el mandamiento se complejiza.
¿De qué se está hablando?
De falsos dioses, de Dios pero que está “ajeno”, de dioses ajenos, de dioses que ajenos creen en ellos, de poderosos… ¿de qué?

El EGO toma el control en las situaciones de impotencia real, cuando no quedan otros recursos para implementar.
Esa es su función natural.
Sin embargo, en la mayoría de las personas continúa gobernando, usando y abusando de las otras herramientas y potencias con que cuenta la persona: intelecto, imaginación, emociones, relaciones, posesiones, etc.

Resulta necesario que la persona se vea sometida a la sensación de impotencia, sea real o fantaseada, para que el EGO siga al mando.
Por ello, casi a cada rato nos vemos involucrados en situaciones en las que sentimos no poder, en las que no tenemos recursos propios para resolver, en los que dependemos de auxilio externo, en los que se evidencia nuestra inoperancia, nuestra falla, nuestra debilidad, nuestra culpa, nuestra falta de sentido, entonces recurrimos a hundirnos en el EGO: huimos de la realidad, lloramos, gritamos, pataleamos (y todos los posibles derivados de estas herramientas básicas del EGO).

Que te quede claro, cuando dices “todo me sale mal”, “soy un inútil”, “nadie me quiere”, “soy un fracasado”, “no sirvo para nada”, “no puedo”, “tengo mala suerte”, “es mi destino”, “es el pecado original”, “solo un milagro me puede salvar”, “solo cristo salva”, “clamemos para sanación, trabajo, prosperidad, marido, etc.”, “recemos para que se cure”, o similares, estás expresando tu impotencia (seguramente fantaseada), estás bajo el yugo del EGO.
Entonces, te aferras al EGO, que es tu dios.
Sí, es tu dios.
Aunque digas creer en Dios (el Uno y Único), o en cualquier dios o diosito, sin embargo es el EGO tu dios, puesto que es al único que adoras, sirves y esperas en él tu salvación.
Sí, aunque digas que eres ateo, y estés plenamente convencido del poder de tu razonamiento y lógica, absolutamente firme en que no adoras ninguna deidad y te opones a ella, igualmente estás adorando a tu EGO, aunque no lo admitas ni siquiera se te cruce por la mente la posibilidad de ser “religioso”.

Para que lo entiendas, las religiones son la manifestación externa, visible, socializada, cultural, del EGO en su lugar de deidad salvadora.
Todos los dioses son reflejos externos de ese EGO interno.
Todos, incluso Dios (tristemente) es puesto (en la mente y creencias) como títere manipulado por el EGO.
De allí que la frase diga: «No tendrás dioses ajenos delante de Mí.» (Shemot / Éxodo 20:3).
Que se puede entender de la siguiente forma: aunque creas en Mí, aunque digas reverenciarMe, no pongas entre Mí y tú dioses ajenos, aquello que la gente adora como una deidad.
Nada que se interponga entre tu Padre y tú, porque entonces ya no estás en comunión con Él, sino con un “artefacto”, un intermediario, algo que interrumpe el flujo santo.

Más adelante Él ordena: «No recurráis a los ídolos, ni os hagáis dioses de fundición. Yo soy el Eterno, vuestro Elokim.» (Vaikrá / Levítico 19:4).
Donde dice “dioses de fundición”, en el original expresa: “masejá”, que puede entenderse también como “máscara”.
El versículo diría entonces: «No recurráis a los ídolos, (a esos que evidentemente son falsedades, vanidades, ilusiones, pobreza) ni os hagáis dioses – máscara (que se presentan como si fueran Yo), porque solo Yo soy el Eterno, vuestro Elokim”.
Ni EGO, ni Jesús, ni cualquier otro que se ponga entre tú y tu Hacedor y Sostenedor.
Pero, eres tú aquel que debe despojarse de máscaras, de cáscaras, de interferencias, para que fluya la Luz santa en todo su esplendor.

Entonces, el camino a la integridad, a la felicidad, al gozo, a la dicha, al disfrute de la bendición no pasa por ser religioso, ni someterse a rituales innecesarios, ni sumergirse en plegarias sin fin.
El camino está en apartar al EGO, encontrar la armonía interna y externa, equilibrar nuestros planos para estar en paz, conectados, siendo uno.

Fácil de decirlo, pero muy difícil de tomar conciencia y más aún de perseverar para no volver a la celdita mental que nos tiene preparado el EGO.

El Predicador y tus metas

A veces nos proponemos ciertas metas.

Para algunas nunca comenzamos  a recorrer el camino para alcanzarlas.
Para otras damos unos pasos, y nos quedamos allí. Tal vez nos desviamos, tal vez retrocedemos, tal vez simplemente nos quedamos quietos. Muy comúnmente nos olvidamos de qué queríamos alcanzar, también perdemos conciencia de que habíamos fijado cierto rumbo, simplemente se esfuma.
Para otras damos pasos directamente en la dirección contraria.
A veces, no sé cómo, llegamos a la meta.

Entonces, no bajamos de peso, ni siquiera pisamos el gimnasio, dejamos de fumar 2 minutos, la dieta nos duró del lunes al lunes por la tarde, seguimos aferrados a sentimientos oscuros, mantenemos hirientes disputas con la pareja, nos excusamos para continuar en ese trabajo que detestamos y no reditúa, posponemos rendir aquel examen, apareció un bultito bastante feo pero no concurrimos al médico, sabemos que teneos actitudes para superar y nos quedamos (con suerte) en saberlo, etc.

Estas metas nacen de distintos deseos.
Los cálculos de la mente.
Los mandatos sociales.
Las presiones, manipulaciones, que nos demandan y coaccionan.
Las apetencias sensoriales.
Las pasiones fuera de límite.
Esa vocecita tenue que desde lo profundo nos indica la senda hacia la Luz.
Las punzadas del EGO, con sus miedos, desvalorizaciones, egocentrismo, ceguera, necedad, agresión, disgusto.
Sí, son muchas las fuentes de las que surgen las metas.

En gran cantidad de estas metas encontramos el anhelo de tapar brechas, llenar huecos, huir de la pobreza que sentimos dentro. Dejar de angustiarnos con la impotencia para tener la ilusión de poder.
Sí, las metas son demostraciones de poder.
De poder.
Pero llegados allí, en su inmensa mayoría, descubrimos –si somos conscientes- que el hambre sigue apretando, que la felicidad fue pasajera, que la frustración está a la vuelta de la esquina, que la meta no fue el final. Des-cubrimos, si nos atrevemos, que no tenemos paz.
Entonces, puede que nos hundamos. Puede que nos excitemos y propongamos ya otras metas. Puede que hagamos manifestación de nuestro poder, sonriendo con fuerza, para tapar el dolor. Puede que tomemos distancia. Puede…
Y el impulso sigue vibrante, nos requiere más, y pareciera que no hay océano que apague su ardor.

Así, ni la sabiduría, ni los triunfos, ni el romance, ni los hijos, ni el trabajo, ni el título, ni la batalla vencida, ni la medalla alcanzada, ni los millones de dólares, ni la luhjuria, ni las comilonas, ni el cuerpo perfecto, ni los récords mundiales, ni… nada de ello es suficiente.
Siempre habrá más, otra meta.
Esto es bueno, pero no lo es.

Por más que sigamos luchando, nunca lograremos llenar nuestro vacío.
Porque es la brecha que media entre nuestro Yo Auténtico y la capa del Yo Vivido.
Mientras exista esa separación, esa falta de armonía, ninguna meta, ningún trofeo, ningún “éxito” será el definitivo ni la cura para el malestar existencial. Seguirá habiendo miedo, sentimiento de impotencia, agresión, pobreza…

Sobre esto escribió el inspirado autor de Kohelet/Eclesiastés.
El rey Salomón experimentó todo, pasó por todas las modas, conoció el placer sensual, el lujo, la miseria, el intelecto, lo sagrado y lo profano, las bondades de una vida fácil, el exilio, la desesperación y la calma.
Todo ello lo va reflejando en su maduro y profundísimo Kohelet.
Cada capítulo es otra prueba que el hombre para encontrar sentido a su vida, para hallar la dicha verdadera, para estar en shalom.
Y con cada prueba, con cada meta, con cada trofeo, se eleva nuevamente la decepción.
Sí, el buen rey se acostó con miles de hermosas mujeres, pero no disfrutó del amor. Poseyó bienes incalculables, pero seguía hundido en la pobreza. Alternó con los nobles, poetas, filósofos, estrellas del Hollywood de aquella época, y no tenía momento de verdadera dicha. Rezó, estudió, repitió lemas sagrados pero igual se sentía vacío, en la separatividad del ser. Sin unidad, sin unicidad, sin alegría.
Allí está Kohelet, para quien tiene la clave de su estudio. Lleno de sabiduría, teórica y práctica. Llena de vacío y el hombre haciendo todo lo que tiene a mano para llenarlo, y ver que es insignificante, impotente.

Finalmente la clave para vencer la impotencia, para disipar la separatividad, para sentir dicha, para estar pleno la resume de la siguiente manera:

«(8) Porque si el hombre vive muchos años, que se alegre en todos ellos; pero que recuerde los días de oscuridad, que serán muchos… y que todo lo que vendrá es insignificancia.
(9) Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Elokim te traerá a juicio.
(10) Quita, pues, de tu corazón la ira, y aleja de tu cuerpo el mal; porque la adolescencia y la juventud son insignificancia.»
(Kohelet / Predicador 11:8-10)

«(12) Además de esto, hijo mío, queda advertido: El hacer muchos libros [especulativos] es algo sin fin, y la charlatanería fatiga el cuerpo.
(13) La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Sé consciente de Elokim (el Todopoderoso) y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre.
(14) Porque Elokim traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o sea malo.»
(Kohelet / Predicador 12:12-14)

No, no está en libros de filosofía, ni en religiones, ni en la charlatanería, ni en repetir palabras estrambóticas, ni en fatigar al cuerpo con rituales. No, allí no se encuentra la dicha, la meta más elevada y eterna del hombre.

Se trata de:

  • vivir a pleno
  • gozar de TODO  lo permitido
  • alejarse de lo prohibido
  • no aferrase a lo que daña
  • aprovechar el aquí y ahora al máximo, porque no hay otro tiempo ni lugar que el aquí y ahora, sin embargo, que los hechos sean responsables, armoniosos
  • tomar conciencia de Dios
  • cumplir los mandamientos que Él ha dado a cada uno

Es un estilo de vida completo, saludable.
Su fortaleza está en admitir todo lo del hombre, lo bueno como lo malo, pero sin derivarse hacia lo malo. Está en nutrir cada dimensión del ser, no parcializarlo, no fracturarlo. Impone un sistema de vida en el cual se reconoce al goce en su dimensión sagrada.
Propone la unidad del ser, la armonía entre sus distintos Yoes.
No dejarse someter por el EGO, sino que estar pendiente del Eterno y hacer de sus mandamientos el código de existencia.

Este método conecta, a ti contigo mismo, con el prójimo, con el cosmos, con Dios.
Te permite abrirte a la bendición que de continuo recibes de lo Alto. Así disfrutarás de abundancia, bienestar, amor, expansión, gratitud, paz.

Recuerda, no permitas a la charlatanería religiosa envolverte con su tela de araña. No precisas de libros sofisticados, ni de filosofías complicadas, ni de religiones.
La clave está en ti, en unificar tu ser. En conectarte. En aceptarte. En amarte. En repararte. En abrir la puerta de la celdita mental y ser libre del EGO y su tiranía.

Estoy seguro que tu mente ya está inventado justificaciones para seguir como antes. Dirás que suena muy lindo pero tienes cuentas que pagar. Que muy “espiritual” pero tu trabajo, tu suegra, tu esposa, tu enfermedad, etc., es insufrible.

Sí, la mente está aliada al EGO, más bien, es su sierva.
Trabaja para someterte, si es que no la tienes entrenada para sintonizar con tu esencia espiritual.

Tómate tu tiempo para ver por qué sigues en relaciones tóxicas, qué te mantiene en lugares que te asfixian, qué temes que no cambias, que no sueltas y te retiene como ancla al naufragio, qué no has querido o podido des-aprender para aprender a ver Luz en ti y hacer que irradie y se difunda.

Hasta ahora tus metas no te han servido para alcanzar la dicha, ¿no?
Sigues enfrascado en el dolor.
Sí, por supuesto, hay días menos malos, otros que parecen bastante bonitos, pero presientes que estás actuando en una mala obra de cabaret, en vez de estar disfrutando a pleno de tu potencial sagrado.

Alcanzar la dicha, es tu meta.
Es lo que Dios quiere para ti.
¿Quieres colaborar con Él y construir shalom para ser dichoso?

Es tu decisión.

Piensa bien y saldrá bien

Se nos ha dicho de que “si piensas bien, te irá bien”.
Y no, realmente no es así.
Es una falsedad evidente.
Es demostración del pensamiento mágico, típico de la inmadura mente infantil (link).
(Sí, ya sé, hay grandes personalidades que lo han instruido y sus seguidores lo repiten y otros los defienden. Sí, lo sé).

Claro, el pensar bien, el verdadero pensamiento positivo es beneficioso.
¿Por qué?
Lo podemos resumir con un verso: “Apártate del mal y haz el bien; busca la paz, y síguela. ” (Tehilim / Salmos 34:15).
Primero, entendamos al comienzo de las palabras del salmista.
Apartarse del mal, también de pensamientos, de acciones, de reacciones que sean malas, adversas, negativas, contrarias, conflictivas, falsas. Lo que sea mal.
En gran medida porque enfocarse en lo negativo, buscar la oscuridad, llenarse de abatimiento, sumirse en desesperación, prohibirse disfrutar, vaticinar calamidades solamente, produce un efecto túnel en nuestra percepción. Estaremos solo pendientes a los signos adversos que parezcan demostrar nuestra pesadez mental, nuestra parálisis emocional, nuestra impotencia.
Enchufarse a lo oscuro no brinda conexión con lo luminoso.

Así pues, si fuera solo para esto, para evitar caer en un pozo estimulado por la pesadez de pensamiento, ya estaríamos contentos con el pensamiento positivo.
Porque nos estaríamos apartando del mal.

Pero, mira el detalle significativo, el salmista inmediatamente después no te dice que te acerques al bien, tampoco que pienses bien, él te recomienda (con su inspiración divina al mando) a que HAGAS el bien.
Hacer. No divagar, fantasear, desear, anhelar, añorar, recordar, convocar con pensamientos, agitar con ensalmos… nada de superstición o magia, ni mandar a Dios para que sea Él quien nos haga los mandados.
Sino HACER el bien.
HACER el bien.
¿Y qué es el bien?
Aquello que te lleva a unificarte, a sintonizar tus dimensiones, a conectarte contigo y con el otro y con Dios.
Bien es lo que Dios ha declarado que es bien.

Así y todo, haciendo el bien, no es suficiente para el salmista.
Te aconseja que busques la paz, que la sigas, que la conviertas en tu meta, en tu destino.
La paz, que es la plenitud, la completitud, la armonía, la unificación del ser, la salud multidimensional, la conexión sin máscaras.
Tú debes buscar el Shalom afanosamente, es tu misión en la vida.
Construir shalom no es un mero ideal nacido entre nosotros, sino un imperativo sagrado de todos los tiempos.
Está implícito en el ser humano, en nuestra esencia como especie.
Construir Shalom, comenzando por dentro y luego con el afuera.
Unificarnos. Conectarnos. Despojarnos de la mentira. Ser auténticos.

Es lo que dice el salmista, al menos así lo vemos nosotros.
No se nos dice de pensar bien, ni de esperar milagros, ni de dejar que Dios haga todo.
Somos nosotros que tenemos el imperativo triple de accionar así:

  • alejarnos del mal
  • hacer el bien
  • construir Shalom.

No cuenta pensar bien como si fuera todo lo anterior.
Pensar bien es bueno, es saludable, en tanto no sea una excusa para dejar de hacer lo que nos toca hacer, lo que es deber hacer.

Andar por la vida con un ánimo optimista, confiando en Dios y en las propias potencias y en el prójimo, suele tener buenos resultados, mejores que andar esperando desastres, penurias, maldiciones, etc. Es cierto, el pensar bien es muy saludable. Yo no me atrevo a negarlo.
Pero si tenemos la certeza de que haremos “milagros” a través del mero pensar, de que la vida cambiará radicalmente solo por esperar que nuestro pensamiento controle al universo… estamos lejos de haber madurado y andar por la senda de la cordura.
Estamos más próximos a los niños, a los supersticiosos, a los que creen que una cintita roja los protege de algo llamado “mal de ojo”, los que creen que si dan caridad recibirán automáticamente un tanto por ciento, los que pretenden manipular a Dios con oraciones o creencias.
No, ese no es el camino indicado para el leal a Dios.

Entonces, adelante, llena tus pensamientos de Luz, pero no te creas el que controla todo, el que decide todo, el que a través del pensamiento adquirirás aquello que deseas.
También habrás de esforzarte, de trabajar, de comprometerte, de levantarte y seguir luego de tropezar… sí, deberás hacer tu parte y no aguardar milagritos ni magia.
¡Qué pena si no te gusta!
Pero no soy yo quien lo dice, solo lo repito para ti.

Y por si no fuera claro, el salmista reitera y amplía: “Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre.”  (Tehilim / Salmos 37:27).
Ciertamente no es una promesa tonta de vida eterna en este mundo limitado, en el cual la muerte es una realidad constante, en la cual las desgracias ocurren, en la cual las fallas y deterioros acontecen sin por ello ser “castigos divinos”.
El “vivir para siempre” es una promesa de superación, de dejar de estar limitado por nuestra condición material, de unificar nuestro ser y gozar en el más allá de los placeres que cosechan los que actúan en sintonía con los dictados de Dios.
Sí, la promesa del “paraíso”, de la “salvación”, que no se adquiere por creer en dioses crucificados, ni por peregrinar a tumbas, ni por cosechar reliquias, ni por venerar líderes religiosos.
Se adquiere muy fácilmente, apartándote del mal y haciendo lo que Dios te ha dicho que es bueno.
Encontrando la unificación. Siendo uno. Conectándote, contigo, con el otro, con Dios. Dejando libre el dolor. Dejando de imponer tus miedos. Asumiendo tu impotencia y no adorar al EGO a causa de ella.

Y, presta atención, el salmista, inspirado por Dios, no te dice que si haces el mal eres un demonio, o un fracaso espiritual.
El salmista, por ser un hombre de Dios, sabe que tienes que luchar contra tu EGO, que no la tienes fácil, que en la vida del hombre es natural la tendencia al mal y que muchas veces caemos, nos resbalamos hacia la mala acción.
El salmista, un hombre de Dios, lo sabe, él también tuvo que luchar esa batalla diaria contra sus tendencias, contra las presiones sociales nocivas, contra la pereza, etc.
No te condena por haber errado algún paso. No eres un demonio por equivocarte. No eres “condenado” por pecar.
Sino que el salmista, en su sagrada sabiduría te recomienda que te apartes del mal, que hagas el esfuerzo necesario para no caer.
Eres humano, así que eso es lo que debes hacer.
Luego, cuando te has fortalecido, o mientras lo estás haciendo, es que debes hacer lo posible para construir Shalom, por supuesto.

¡Cuánta diferencia con el mundo plagado de infierno y maldición de la idolatría que se hace pasar por santidad!
Mira el enorme contraste: “Amado, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios.” (Libro idolátrico tercero de Juan 1:11).
¡Mira que malicia, petulancia, ignorancia, falsa santidad!
Este señor te dice que si haces lo que él te dice, entonces eres “de Dios”, sea lo que ellos signifique en su doctrina oscura.
Pero, pobrecito de ti, si haces lo malo eres alguien sin Dios, desconectado, en falta eterna, en pecado original, carente de salvación, un hijo de Satanás.
No te reconoce en tu dimensión humana. No se identifica contigo. No admite que todos tenemos que esforzarnos para alejarnos del mal.
Este santulón te exige que seas perfecto, que no metas la pata, ni un poquito, porque si haces algo malo entonces es demostración que eres de Satanás y te vas al infierno, con tu padre…

¡Es TERRIBLE!
Es inadmisible, pero a pesar de esto sigue siendo predicado por todos lados, sigue siendo considerado un libro santo, sigue siendo adorado como único modo para alcanzar “la salvación”.

El profeta de la Verdad ha declarado firmemente la cuestión:

"(11) Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
(12) Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
(13) No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, los shabatot y el convocar asambleas. ¡No puedo soportar iniquidad con asamblea festiva!
(14) Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas.
(15) Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
(16) ‘Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.
(17) Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.
(18) ‘Venid, pues, dice el Eterno; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
(19) Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
(20) Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada; porque la boca del Eterno ha hablado.’"
(Ieshaiá / Isaías 1:11-20)

Lee lentamente el párrafo del profeta.
De a poco, entiende cada palabra, cada una en su contexto.
Des-aprende lo que te hayan introducido como dogma religioso (específicamente cristiano, recordemos que los mesiánicos o netzaritas son cristianos también), para permitir que el sentido espiritual te sea claro.

Te lo resumo, si quieres me lo agradeces luego: apártate del mal, haz el bien, construye shalom y vivirás por siempre.

No fe, no pensamientos mágicos, no rituales, no repetir lemas, no memorizar párrafos, no llenarse de mitología, no ahondar en cabalistería, no servir líderes religiosos, no ser fanático irracional… no, nada de eso…
Es lo que dijo el profeta, lo que sintetizo el salmista, lo que permea la Sacra Tradición desde el mismo comienzo de la humanidad.

Ahora, un dato de la investigación de psicología científica.
En un serio estudio reciente (link) se ha arribado a un inesperado resultado.
La visualización positiva NO ES efectiva para alcanzar éxitos, y además muchas veces es contraproducente.
Básicamente se explica de la siguiente manera.
El cerebro no tiene cómo reconocer si lo que percibe es un pensamiento, una actuación, una broma, un hecho real y verídico, un delirio. El cerebro recibe la información primaria y la procesa como original y dispara las reacciones automáticas oportunas.
Ejemplo, estás viendo una película de terror y aquella escena te paralizó, realmente te llenaste de pavor. Pero oye, dime, estabas en el cine o en tu sala, sabías que no era real, que era una película, entonces, ¿por qué sentiste miedo? Porque tu cerebro no discierne si es cuento o fáctico, simplemente lo toma y reacciona para preservar su existencia como mejor pueda.

Cuando la persona por medio de la técnica de la visualización positiva induce a su cerebro a creer que ha alcanzado la meta buscada, entonces se dispara una respuesta de relajación, tal y como si hubiéramos conseguido lo anhelado.
Se pierde fuerza, concentración, intención. Se fracasa por haber “pensado bien”.

Claro, el EGO está detrás de esto.
Usa cualquier recurso para someterte, para hacerte sentir impotente.
Sí. también el pensamiento positivo. Sea en su versión mágica, para que te quedes quieto y no cambies tu mundo. Sea en su versión “visualiza exitoso”, para que tu cerebro se lo crea y te desarmes. Para que en la realidad nada mejore y entonces la realidad sea la que te denuncie como impotente.
Como sea el EGO es astuto.
El EGO juega con la mente, se crean excusas a una velocidad impresionante. Todo suena plausible, hasta lo ridículo, en tanto sigas sometido al EGO.

Me he extendido muchísimo más de lo que era mi intención inicial.
He tocado muchos puntos, demasiado importantes e intensos.
Creo que de tan largo y complejo podría resultar confuso o perder poder, así que te pido me hagas el favor de releerlo, de estudiarlo y de compartirlo para poder conversar con otros al respecto y ver si estás de acuerdo, si encuentras algún error, si deseas expresar tu opinión, etc.

Quedo de ti, hasta luego.

Yo tengo la razón

Parece ser una constante de nuestra especie el sentirnos ofendidos, agredidos, enojados, movidos a responder fieramente, obligados a defender atacando, cuando alguien osa llevarnos la contra.
¿No te pasa a menudo que si alguien te contradice tu primera reacción no es precisamente positiva?

Aunque aprendamos a ser tolerantes con los que piensan o creen diferentes, igualmente sentimos esa tensión. Tal vez no la expresemos, quizás hayamos aprendido a disimular, por ahí respondemos diplomáticamente, pero algo en nuestro interior está alborotado.

Más de una vez he oído que en algunas reuniones familiares ciertos temas no se tocan, para llevar la fiesta en paz: política, religión y fútbol.
¿Nunca te pasó de estar en una situación en la que se vetaron tales temáticas?

Pero no hay que entrar en asuntos tan espinosos, tan “íntimos”, en ocasiones por si el bus tal para en la esquina cual ya da motivo para la disputa, el combate, la lucha por prevalecer o al menos no ser derrotado por el otro.
Vamos, si haces memoria admitirás haber vivido muchas de esos conflictos tontos, que se van de las manos, que las voces van aumentando de volumen, que las palabrotas se van sumando, que se llega incluso a los golpes y divorcios por desavenencias que en principio eran insignificantes… pero parece que a la postre no lo fueran.
(Realmente, en esencia, son insignificantes, ya veremos porqué se inflan y explotan en discordia y mucho dolor).

Sea que el que te confronta diga cosas verídicas, o ciertas, o razonables, o coherentes, igualmente te surge desde lo profundo un ardor, una necesidad de prevalecer.
Y hasta cuando uno es el que se aferra a creencias toscas, pensamientos oscuros, evidentes falsedades.
Como si no se pudiera dar un paso atrás, o al costado.
Como si fuera una pelea encarnizada, de vida o muerte.
Luchar por ser quien dice o piensa: “yo soy quien tengo la razón”.
Vamos, sincérate ahora contigo mismo… ¿no es verdad lo que te digo?

Lo comprobamos casi a diario, cuando demostramos que el Nuevo Testamento es una obra elucubrada por el imperio romano para perdurar en el poder; cuando demostramos la ineficacia de Jesús como un dios, un hijo de Dios, un mesías, un profeta, un líder espiritual, un ser de Luz; cuando demostramos el sucio negociado de los traficantes de la fe, los misioneros en su variadas franquicias; cuando demostramos la verdad del noajismo y su simple belleza y eternidad. Chocamos contra un muro de concreto.
El creyente está embrutecido, ciego y sordo pero no mudo, luchando como un desesperado por sostener su ídolo en alto, mintiendo como puede para justificar los engaños y estafas de sus pastores o líderes.
Nos hemos cruzado con ellos infinidad de veces, se han mostrado solícitos para pedir, para robar información, pero luego desechan lo que no quieren admitir, o no pueden hacerlo.
Se empecinan, se ponen tercos como mulas, parece que no tiene forma de desprenderse de la pesada mochila de mentiras que ellos creen y mantienen a pesar de estar muriendo para cargarla.
Es penoso, pero allí están. Siguen declarando “por fe” cosas absurdas, las repiten, las envían por email, forman iglesias, presionan para que todos las inyecten en sus venas.
Son verdaderos adictos a la religión, a la falsedad, al EGO en sus expresiones sociales.

Pero, no es solamente un tema de religión, ya lo mencionamos.
Puede ser en cualquier asunto, desde los importantes hasta los más irrelevantes.
Desde qué almorzamos hoy hasta a quién votar como presidente de la nación. Cualquier cosa es válida para luchar descarnadamente para tener la razón y no fracasar y de paso vencer a otro que tiene otra idea, otra creencia.

A veces hasta parece como si el otro se estuviera defendiendo de una invasión, o nosotros mismos los que hacemos tal cosa.
Como en una guerra, cuando los soldados se infiltran y van tomando posiciones. Las murallas caen, los fuertes son arrasados, las trincheras atravesadas, los sistemas de defensa quebrados. Tal cual en una cruenta guerra.
Y uno lucha por sobrevivir, para no ser conquistado, para conquistar.

Por ello tal vez buscamos “aliados”, gente que se supone piensan o creen lo mismo o parecido.
Gente con la cual juntarse para estar más protegidos, porque unos a otros se repiten los mismos lemas, dejan de usar el razonamiento y la crítica para ser borregos.
Se congregan y expulsan a los que piensan.
Se aíslan en iglesias y maltratan a los que son disidentes.
Se hacen llamar elegidos, virtuosos, profetas, hijos de dioses, salvos, o cualquier otra forma de superioridad, para así no tener que “ensuciarse” con las ideas que vienen de los “inferiores”.
Proclaman sus absurdos lemas, repiten sus versículos huecos, se blindan detrás de sus frases aprendidas de memoria.
Y sí, mantienen como emperadores a sus pastores, a sus líderes, porque ellos son los que dan cohesión al grupejo.
Ellos se sienten estafados por sus líderes, pero callan, prefieren mirar para otro lado, justificar al malhechor, agredir al que denuncia la corrupción, porque el líder los manipula y ellos se dejan manipular.
El líder, ese lobo en piel de oveja, cumple una función muy importante para esta gente, que se refugia detrás del líder para huir del pensamiento, para no tener que cambiar, para seguir en la senda de la oscuridad pero creyendo que es de luz.
No es solo cuestión de gente religiosa, pasa con la política, barras bravas, deportes, organizaciones criminales, grupos de presión, etc.
La alianza estratégica, la reunión en el vicio, para reforzarse en sus creencias y en sus actitudes.
Repito, son intransigentes con la divergencia, silencian la oposición.
Aunque puedan parecer sonrientes, angelicales, amables, bondadosos, son máscaras para tapar sus emociones verdaderas.
Vamos, a ti te ha pasado cuando te atreviste a preguntar o comentar lo que al pastor no le gustaba… ¿no?
O te expulsaron cuando te diste cuenta de que todo era un negocio para enriquecer al pastor y sus amigotes.
Vamos, sé sincero, Tú en Colombia, Venezuela, Argentina, Chile…, vamos que te conozco, que sé tu historia… ¿por qué te escondes y no la cuentas? ¿Por qué no la denuncias? ¿A qué le tienes tanto miedo?

Parece que si no tienes la razón te sientes amenazado, como si tu vida y posteridad dependiera de vencer y tener la última palabra.
¿No?

Ojo, mira que está bien tener tus ideas y defenderlas.
Está muy bien.
No te voy a pedir que adoptes cualquier creencia para no resultar agresivo.
Tienes tu derecho a creer lo que mejor te parezca, pero no tienes derecho a imponer tu creencia a otros ni tampoco a tratar de destruir al que no cree como tú.
También tienes tu derecho a rechazar lo demencial, lo criminal, lo maligno, lo perjudicial, lo nefasto. Más que tu derecho, es tu obligación alejarte de esas ideas y creencias oscuras y trabajar por imponer un modelo de Luz, de espiritualidad verdadera.

Lo que te pido es que tengas la valentía de escudriñar tus ideas, tus pensamientos, tus creencias.
Reconoce tus sentimientos, no los tapes.
Busca y rebusca, pero no solamente allí en donde están los que dicen lo mismo que tú, sino también con los que dicen otra cosa.
No tienes que demostrarles nada a nadie.
Pero debes hacer el trabajo de armonizar tu Yo Vivido, que incluye tus creencias, con tu Yo Esencial, tu ser espiritual.
Para el Yo Esencial no hay lugar para idolatría, mentira, engaño, falsedad, rencor, enojo, venganza, etc.
No puedes estar en armonía, por tanto no puedes ser sano y feliz, si tu Yo Vivido es una constante mascarada, una risotada sin gracia, una guerra de la oscuridad contra la Luz.

Debes saber que esa necesidad de imponerte nace del EGO.
Sientes que eres impotente si no tienes la razón.
Que eres loco, o débil, o incapaz.
Tiembla todo tu ser ante el espanto de la impotencia, y mucho más cuando del centro de comando (el cerebro y sus funciones superiores) se trata.
Sí, en verdad se siente como una lucha por sobrevivir cuando otro te confronta con algo que te contradice.

Pero, es el EGO.
Si sigues sus manipulaciones, seguirás siendo esclavo.
Ahora te he dado otro elemento para ser libre, feliz, sano.

Probablemente sea dejado de lado, negado, aborrecido, porque contradice tu fe, tu religión, tus creencias…
Los sabios y de noble corazón se tomarán el tiempo y el espacio para analizarlo, medirlo, cotejarlo y finalmente lo incorporarán a sus vidas.
Y si son además justos y buenos, lo compartirán y mencionarán que lo han tomado de este humilde Moré, Yehuda Ribco.

Espero que sigamos en contacto.
Te pido un favor, ¿me darías un resumen de lo que se entiende de este texto y cómo te puede servir?
Y si deseas, ¿podrías confirmar, o no, lo que te pregunto y contar alguna anécdota?
Gracias.
Hasta luego.

Cabalá noájida: ese tesoro oculto

Alguien, un nuevo amigo del hogar FULVIDA, me preguntó hace un rato si existe la “Cabala noájida”, tal como existe la “Cabala judía”.

La respuesta no tardó en llegar: no, la Cabalá noájida no existe.
(Cabalá con acento y tilde en la última “a”.
Cábala, es otra cosa.
Y Cabala, no existe, al menos en hebreo o español).

Y luego vino la breve pero concisa explicación.

Primero, aprendamos el significado de la voz Cabalá.
Cabalá proviene del verbo hebreo lekabel, que es recibir.
Por lo tanto, significa “recepción”, “acogida”.
Ver en el Traductor de Google : http://translate.google.com/#iw|es|%D7%A7%D7%91%D7%9C%D7%94

Es también sinónimo de Tradición, en el sentido del mensaje que se transmite de una generación y se recibe por la siguiente.
Ver en el Wikimilon: http://he.wiktionary.org/wiki/%D7%A7%D7%91%D7%9C%D7%94

Pero, ¿qué es tradición?

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

tradición
  1. f. Comunicación de hechos históricos y elementos socioculturales de generación en generación:
  2. Conjunto de lo que se transmite de este modo:

Pues, exactamente lo que habíamos dicho recién que es Cabalá, ni más ni menos.

En sí misma la voz Cabalá no hace referencia a nada “místico”, ni misterioso, ni oculto, ni “teológico”, ni filosófico, ni reservado, sino a lo que es propio de una determinada tradición.
Téngalo siempre presente: Cabalá = Tradición.

Por algún motivo no muy claro para mí, en algún punto de la historia judía reciente se ha identificado la voz Cabalá con el conocimiento místico judío, como si solamente se aplicara a éste y no a todo el conocimiento y práctica que se comunica de una generación a la siguiente.
Esta deformación, o tal vez debiera decir estrechamiento del sentido, es lo que suele provocar confusiones en el público general, confusión que supongo fue la que motivó la consulta del amigo que dio origen a este breve artículo.

Pero, entonces, ¿por qué dije tan enfáticamente al principio que no existe una cabalá noájida, tal como sí existe una judía?
Es lo que paso a explicar ahora.

Cabalá no quiere decir otra cosa que «tradición», ya lo aprendimos, y la única tradición ESPIRITUAL que se ha preservado hasta hoy, desde su origen en el momento en que Dios la manifestó a la humanidad, es la tradición judía.
Dios expresó Su Voluntad con respecto a las naciones a Noaj/Noé, éste se la trasmitió a sus hijos. Ellos eran los encargados de respetarla y trasmitirla a su vez. Pero bien pronto dejaron de cumplirla y de encomendarla a sus descendientes. Lo que debía ser la Cabalá/Tradición espiritual de los noájidas se perdió. A causa del EGO. De ir detrás de la comodidad, de los placeres, de la inoperancia, del invento de las religiones, de la adoración de los poderosos, de la sumisión a amos y reyes. Las naciones se inventaron sus propias “espiritualidades”, todas falsas, desconectadas en mayor o menor medida de la Fuente original. Esas tradiciones falsificadas en su faceta espiritual fueron las que trasmitieron, ordenaron cumplir, adoctrinaron a sus hijos. Tradiciones religiosas corruptas, llenas de idolatría, de engaño, de EGO. Infinidad de esas tradiciones religiosas se han perdido también, junto a las naciones y culturas que las crearon o adoptaron. Algunas otras lograron subsistir más tiempo. Se adaptan, cambian, mutan, como astutos parásitos se hacen inmunes a la medicación (verdadera espiritualidad) que las puede erradicar. Todas ellas tradiciones religiosas corruptas, ninguna conectada a la Fuente, ninguna sincronizada con la Voluntad del Padre, todas producto del EGO.
Así pues, no existe una Cabalá noájida, porque la tradición noájida la esfumaron los propios gentiles hace milenios, la taparon con escoria religiosa, la disfrazaron de religiones, la silenciaron para perder el contacto con el Padre y con Sus Mandamientos para las naciones.

Es triste pero cierto, los gentiles no tuvieron el amor y respeto necesario para preservar su memoria espiritual, su apego al modo de vida espiritual que Dios les comandó.
se inventaron religiones, supersticiones, sectarismos, ateísmos, adoraciones a humanos y numerosos etcéteras.
En su vanidad, en su esclavitud al EGO perdieron la senda a su propia tradición espiritual.

Pero, no todo se perdió de su tesoro sagrado para los gentiles.
El tesoro permanece oculto. Los piratas (de la fe) lo robaron, se lo llevaron y lo enterraron lejos, muy lejos, para que nadie se acordara de su existencia. Así ellos podían seguir con sus imperios, con sus tráficos de la fe, con sus iglesias y denominaciones.
Pero, gracias a Dios el mapa que lleva a ese tesoro oculto quedó resguardado en las bibliotecas sagradas del judaísmo.
Entre sus propios tomos de sabiduría, allí resguardado se encuentra el mapa del tesoro de los noájidas.
No porque lo hayan escondido los judíos, o hayan robado el mapa.
Sino que al guardar su propio tesoro, al mantener con vida su propia Cabalá/Tradición, mantuvieron con vida el recuerdo, el mapa, y el modo de llegar al tesoro de los gentiles.
No para los judíos, sino para restituirlo a sus verdaderos dueños: los gentiles

Tal como algún Indiana Jones, así debe actuar el noájida que despierta y se hace consciente de su verdadera identidad.
Debe pedir a los guardianes una copia del mapa al tesoro sagrado de los noájidas.
Con el mapa en mano es su obligación aventurarse hacia el descubrimiento de su propia identidad espiritual.
Retomar el nexo con Dios de la manera que Él ordenó.
Por supuesto que los enemigos de Dios pondrán obstáculos de todo tipo. Mentirán, engañarán, complicarán, desviarán, cansarán, presionarán, seguirán queriendo tener escondido y lejos el tesoro espiritual. Pero el Indiana Jones noájida correrá mil aventuras, subirá y bajará, pero seguirá en su afán de desenterrar el sagrado tesoro y devolverlo a su belleza original.
No por fama, ni por dinero, ni por alcanzar poder, sino porque eso es lo que siente que debe hacer para sintonizar su espíritu con su existencia.

Los judíos cultos en este asunto le pueden dar una mano, mostrar dónde está el mapa, pero recorrido lo debe hacer el noájida. La aventura de auto descubrirse es del noájida. La liberación está en manos del propio noájida, no del judío ni del judaísmo.

Tristemente algunos Indianas se pierden también, porque confunden a los guardianes del mapa con los poseedores del tesoro. Se quedan en las bibliotecas, se empiezan a apropiar del tesoro que no les pertenece, se escapan de despertar y crecer en su propia identidad para volver a perderse, ahora no detrás de religiones, pero sí detrás de una tradición que no le pertenece, que no le corresponde, que no le identifica: la judía. Se hacen religiosos nuevamente, pero ahora noajUdas, noájidas que perdieron la senda para travestirse de judíos. Siguen tan perdidos como antes, tan carentes de conexión como antes, tan religiosos como antes, tan esclavos del EGO como antes, pero se defienden diciendo que saben y aplican tal y cosa del judaísmo, como si eso les fuera propio o Dios se los hubiera entregado a ellos… pobre gente…

El tesoro noájida, ese que es parte de esa Cabalá noájida perdida y ocultada por los piratas de la fe, no tiene NADA de místico, de complejos espirituales, o similar. No trata de sefirot, ni de explicaciones oscuras acerca de energías vitales, o sobre qué ocurre después de la muerte o antes del nacimiento.
El tesoro noájida es historias del origen humano, de la entrega de los Siete Mandamientos por parte de Dios a las naciones.
Son los Siete Mandamientos para las naciones.

Así pues, las Cabalá noájida no existe, porque nadie se ha encargado de cuidarla, de amarla, de vivirla, de transmitirla.
Hoy que hay un despertar de la conciencia espiritual, hoy cuando cada vez son más los que descubren el noajismo, es el tiempo de desenterrar el tesoro, de retomarlo y lo más importante, de volver a hacerlo tradición, porque se le enseña a los hijos, para que la vivan, la amen, la respeten y a su vez la trasmitan a sus hijos, por todas las generaciones.
Así renace la Cabalá noájida, si es que usted, querido amigo noájida, lo acepta y lo hace realidad.

Por otra parte, cada cual tiene a mano otro tipo de tradición, muy valiosa aunque no sea la original y espiritual.
Usted tiene la tradición de su país, de su región, de su etnia, etc. que no es la Cabalá en su sentido espiritual, pero es otro tipo de tradición que vale la pena igualmente vivirla con amor y respeto a pleno, en tanto no sean costumbres contrarias a los Siete Mandamientos universales.
Las costumbres de alimentación, vestimenta, fiestas, idiosincrasia, etc. que cada uno ha recibido de sus mayores y que es parte de la identidad propia y comunal.
Reitero, son para recibir y vivir también, siempre y cuando no impliquen o lleven a la idolatría.

¡Amar SU tradición, es amarse!
Así pues, ámese.
Conozca acerca de las costumbres propias, las familiares, las culturales y… ahora que lo sabe, redescubra el tesoro espiritual de los noájidas: los Siete Mandamientos Universales.
No vuelva a cometer los errores espantosos del pasado.
No vuelva a perder el contacto con Dios, tal y como Él quiere que sea.

Excusas habrá siempre.
Negación y retorno a la idolatría, no faltarán.
Escupir lemas religiosos, frases del Nuevo Testamento, lealtad a ídolos, seguirán perturbando el despertar de la conciencia noájica.
Pero no tiene derecho a echar culpas a los otros por no aventurarse a ser usted mismo.

Rescatemos a más hermanos

Te las ingenias para llegar hasta lo más profundo de la prisión de pesadillas.
Con habilidad engañas a los carceleros que mantienen secuestrado a su rehén.
Te escabulles de la mirada asesina de los guardianes, esos rufianes.
De alguna manera encuentras la llave de la celdita oscura y amarga.
Abres la puerta.
Alumbras con tus bengalas su interior, se hace rápidamente la luz en aquel lugar tenebroso, lleno de telarañas y dolores.
Sí, allí está al que tienen secuestrado, lo ves, pobrecito, en harapos, en un estado de abandono y miseria que te espanta.
Le muestras el camino, le brindas tu mano para ayudarle a salir a su libertad… esa libertad por la que tú has luchado y te has arriesgado… es tu hermano, tu prójimo, uno que está tal como estabas tú hace un tiempo atrás. Lo animas con tus palabras y mirada confiada. Le das tu calor humano, tu sincera oportunidad de salvación.
Pero él se queda acurrucado en las sombras, paralizado, temeroso, agonizante, esclavo. Te mira al pasar, de reojo, refunfuña… ¿te maldice? Te da la espalda, se aferra a los barrotes de su celdita, se niega a salir…

No se puede liberar a nadie, solamente uno se libera a sí mismo.
Por esto, ¿dejaremos de hacer nuestra parte en la tarea sagrada de rescatar hermanos secuestrados por el EGO?

Sefirot

Hablemos un poco de Cabalá, que es un método de estudio judío de la Torá judía.
No es algo novedoso, porque habitualmente lo hacemos en nuestros textos, los cuales suelen rebosar de conocimiento de Torá y del enfoque cabalístico, pero no lo anunciamos, ni llenamos el ojo con palabrería extraña o conceptos oscuros. Compartimos este pan de forma implícita, de manera discreta, tratando en lo posible de no quebrantar las reglas que atienen al estudio de Torá.
Que el conocimiento sea aplicable, útil, beneficioso, dentro del marco legal, para que sea bendito y de bendición.
Esa es nuestra forma de actuar, porque consideramos que es la correcta y mejor.
No precisamos de disfrazarnos de lo que no somos, ni vestirnos de manera graciosa para llamar la atención, ni de abusar de palabras incomprensibles para someter a nuestros lectores a la impresión de que somos inalcanzablemente sabios y los lectores mediocres o quizás obtusos y sin comprensión.
Preferimos comunicar auténticamente, en la medida de lo posible.
Ser claros, simples, concisos, precisos, exactos, explicar para que se establezca la comunión, y no dar cátedra de vanidad con nombre de “Kabbalah”.
En el ánimo de compartir el buen pan y de que alimente, es imprescindible hablar el mismo idioma, expresarnos con corrección, usar el lenguaje “normal” sin por ello perder el rigor intelectual.
Podemos proceder así porque no nos inspira el EGO, no buscamos poder, ni gloria, ni dinero ajeno, ni someter a los demás, ni hacernos pasar por lo que no somos. Pero los malabaristas de la fe, los que hacen de “la religión” un negocio, de la “Kabbalah” una tienda de mascotas, se empecinan en ser oscuros, impenetrables, adrede llenos de complejidades, para de esa manera someter a sus seguidores, perturbarlos, dominarlos, esclavizarlos, tal como ellos mismos están bajo la bota del EGO.

Hoy daremos unos breves pantallazos cabalísticos explícitos, breves, no queremos abundar, no nos parece ni necesario ni beneficioso.

En una conceptualización cabalística, una entre varias existentes y válidas, se representa los canales y  manifestaciones de la energía de la deidad en la creación como un conjunto de cualidades que son humanamente comprensibles.
Esta elaboración conceptual recibe el nombre de “Árbol de las Vidas”, y a esas esferas de recepción de la Luz para su irradiación se las llama “Sefirot”.
Es un intento humano por comprender al infinito y absolutamente diferente (Dios), a partir de un esquema de comprensión de la multidimensionalidad humana.
Entendamos bien, en su original y puro sentido NO es un intento por describir a Dios, ni de representarLo, ni de señalar Sus “partes”.
Nada de esto está en la base de esta conceptualización, porque, limitar a Dios a una imagen,representarLo, afirmar que no es uno y único, es idolatría y blasfemia.
Pero, reconocer Sus obras, describir Sus acciones en el mundo, contemplar cómo Él se ha manifestado ante Sus criaturas, es admisible.

Estas emanaciones se encuadran en cinco “mundos”, o grados de la irradiación, según nivel de ocultamiento de la energía:

  • Adam kadmón,
  • Atzilut,
  • Briá,
  • Ietzirá
  • y Asiá.

En nuestras palabras, estos cinco mundos son las cinco dimensiones que forman al ser humano, según nivel de amplitud de conectividad:

  • Espiritual,
  • Mental,
  • Social,
  • Emociona
  • y Físico.

Por supuesto, al confundido anhelante de retorcidos pensamientos, le parecerá poco “sagrado” decir “Social”, y preferirá decir “Briá”, aunque no tenga ni la menor idea de lo que significa o cómo repercute en su vida diaria. Se esconde detrás de los trucos de circo del EGO, para de esa forma no hacer el trabajo espiritual verdadero, que es la construcción de Shalom.
El EGO es astuto, en lo complicado encuentra cómo dejar empantanada a la persona, que se someta, que siga presa de su sentimiento de impotencia, de sus miedos, para que no se libere de las cadenas del EGO.
Es por esto que el EGO habla difícil, renuncia a lo simple, es rebuscado cuando no es necesario.

Retornemos a la conceptualización del Árbol.

Podemos encontrar que las sefirot, esferas de emanación y acción, se organizan en tres columnas, las aprecias en el esquema que acompaña a este texto.
La de la derecha, de arriba-abajo, está formada por: Jojmá, Jesed y Netzaj.
La central, de arriba-abajo, está formada por: Keter, (Daat), Tiferet, Iesod, Maljut.
La de la izquierda, de arriba-abajo, está formada por: Biná, Guevurá y Hod.

La columna derecha es la de la apertura, la expansión, expresividad, fusionar.
La izquierda es la de la oclusión, la limitación, receptividad, desunir.
La central, es la intermedia entre ambas, no exactamente el resultado de ligar dos tendencias contrarias, sino esto y algo más.

Cuando una persona funciona centrada en una de sus sefirot, si se “especializa” en una o un reducido número, podría parecer ser un rasgo positivo, puesto que “la práctica hace al maestro”, pero no es beneficioso.
La flexibilidad es una señal de salud. Claro, flexibilidad dentro de una coherencia fluida.
Por tanto, cada una de las sefirot es esencial que sea activa, en su justa medida, tiempo y espacio.
Somos un sistema multidimensional, y así debemos funcionar. Cuando se bloquea un canal, se perturba el flujo del sistema. Al estar problematizada una dimensión es toda la persona la que sufre, aunque le síntoma sea específico a un área.
Reitero, en su justa medida, tiempo y espacio cada sefirá recibiendo y revelando su potencial.

Alguien que caracterice su vida por actuar según su sefirá de Jesed, por ejemplo, y sea extremadamente buena, dadivosa, generosa, dispuesta a dar todo por los demás, ciertamente no está haciendo las cosas bien.
En su contracara, el excesivamente rígido, avaro, carente de buenas acciones por estar siempre en actitud de justicia estricta, tampoco está haciendo ni bien ni justicieramente sus cosas.
Ambas sefirot deben ser activas, armonizadas, porque el exceso, el rechazo a cualquiera de los olamot o sus sefirot, empobrece a la persona, le quita sentido a su existencia, perjudica la ecología cósmica a la que debe favorecer.

Entonces, cada cualidad ha de ser ejercitada, cada acción entrenada, cada dimensión tomada en consideración, porque cuando se deja de nutrir alguna, o se desequilibra en favor de alguna, no hay salud, sino enfermedad. Es la ruptura de las vasijas, que se menciona en el lenguaje cabalístico tradicional. La enfermedad por exceder la capacidad de una vasija al tiempo que se agota la capacidad de otras.

Por lo cual, tu vida saludable se compone de acciones positivas en el mundo espiritual, mental, social, emocional y físico. (Ya enseñamos que en realidad el mundo espiritual no crece ni disminuye, no se ve afectado por nuestras acciones y omisiones, igualmente es un plano a mantener saludable. Está enseñado, busca por favor).
Tu salud está en mantener en actividad cada una de las emanaciones de tu personalidad sagrada, lo que permite armonizar entre tu Yo Esencial, el Auténtico y el Vivido.
Porque es en esta armonía que se alcanza la plenitud, la paz, la trascendencia.

¿Cómo se armoniza?
Bueno, no te lo puedo decir en unas pocas líneas, pero te daré alguna idea, además de las que ya compartí contigo en otras ocasiones.
Debes permitir que cada sefirá se active en tiempo, forma y medida.
Todos ellos forman parte de un sistema, el individual, el colectivo, el universal. Todos son necesarios, todos forman parte de la armonía. Cada uno interactúa con otros, no hay manera de que sean independientes. Los altos y los bajos, de un lado y del otro, la interacción es la norma. De hecho, cada sefirá es holográfica, es decir, contiene a las otras, por tanto es impensable que se tome a una sin armonizar con el resto.
Así, hay tiempo, forma y medida para:

  1. Rezar (no las payasadas religiosas, sino la Comunicación Auténtica con el Padre Celestial desde lo más profundo de tu ser)
  2. Crear, idear, estudiar
  3. Razonar, analizar, teorizar
  4. Resolver, inteligencia aplicada a ordenar el caos
  5. Ser bondadoso, involucrarse con los demás como si no hubiera límites
  6. Ser justo, reconocer las cualidades propias y ajenas, tomar la distancia necesaria
  7. Trabajar para mejorar y alcanzar el éxito real, aquel que es “yo gano y tú ganas”
  8. Ser tenaz y esforzado, aventurarse, establecer marco de seguridad, dar otro paso más
  9. Sensibilidad, receptividad, agradecer, recogerse
  10. Comunicar auténticamente, conectarse a una persona que es significativa
  11. Ejercitar el cuerpo, gozar de lo permitido y alejarse de lo prohibido

Aquí y ahora, es el momento para conocernos, respetarnos y amarnos.
Sin culparse por lo pasado. Sin temblar por el futuro. Porque ambas son irrealidades, fantasmas, motivos para huir y no vivir el presente.
Es cierto que el pasado nos aporta material, que el futuro nos condiciona, pero es el aquí y ahora la única realidad actual.
Por tanto, el ideal, la meta, es construir Shalom a cada momento.
Las herramientas para ello son las que acabamos de mencionar, justamente las que son antagónicas a las del EGO.
El EGO usa el llanto, el grito, el golpe o la desconexión de la realidad, con todos sus respectivos derivados y ramificaciones más o menos evidentes.
La construcción del Shalom no apela a la manipulación, ni a la extorsión, ni a la mentira, ni a la presión social, ni a la amenaza, ni a la falsa promesa de salvación, ni a la demanda de fe en absurdos, ni a la ceguera, no a ser oveja de un pastor, ni a mendigar, ni a mantener vividores, ni a… nada de lo que se acostumbra a hacer a partir del EGO.
Las herramientas de la construcción de Shalom se pueden resumir en: bondad (columna derecha), justicia (columna izquierda) y autenticidad/lealtad (columna central).
Por supuesto de estas también son raíces, de las cuales emergen ramas frondosas, árboles y bosques de acciones, conductas, creencias, pensamientos, emociones, gestos, palabras de Luz.
Con las herramientas de la Luz se construye Shalom, que es paz, plenitud, armonía, salud, alegría sincera, autenticidad, conexión, sentido, fluidez, perpetuidad.

Responde a la pregunta: ¿quién soy?
Luego, ¿adónde voy?
Y por último: ¿para qué estoy en el mundo?

Kubler Ross y la senda espiritual

Comencemos copiando de la Wikipedia:

El modelo Kübler-Ross, comúnmente conocido como las 5 etapas del duelo, fue presentado por primera vez por Elisabeth Kübler-Ross en su libro, On Death and Dying, en 1969.

Este libro describe, en cinco etapas distintas, un proceso por el cual la gente lidia con el lamento y la tragedia, especialmente cuando es diagnosticada con una enfermedad terminal o una pérdida catastrófica. Además, este libro expuso la necesidad de un mejor tratamiento a los individuos que están lidiando con una enfermedad fatal.

 Etapas

  1. Negación«Me siento bien.»; «Esto no me puede estar pasando, no a mi.»
    La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente remplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
  2. Ira«¿Por qué a mi? ¡No es justo!»; «¿Cómo me puede estar pasando esto a mi?»;
    Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
  3. Negociación«Déjame vivir para ver a mis hijos graduarse.»; «Haré cualquier cosa por un par de años más.»;
    La tercer etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna forma posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada. Psicológicamente, la persona esta diciendo, «Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener mas tiempo…»
  4. Depresión«Estoy tan triste, ¿Por que hacer algo?»; «Voy a morir, ¿Qué sentido tiene?»; «Extraño a mis seres queridos, ¿Por qué seguir?»
    Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que esta en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
  5. Aceptación«Todo va a estar bien.»; «No puedo luchar, debería prepararme para esto.»
    La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte esta acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere ser dejada sola. Además, los sentimientos y dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte.

Kübler-Ross originalmente aplicó estas etapas a las personas que sufren enfermedades terminales, y luego a cualquier pérdida catastrófica (empleo, ingresos, libertad). Esto puede incluir eventos significativos en la vida tales como la muerte de un ser querido, divorcio, drogodependencia, un diagnóstico de infertilidad.

Kübler-Ross afirmó que estas etapas no necesariamente suceden en el orden descrito arriba, ni todas éstas son experimentadas por todos los pacientes, aunque afirmó que una persona al menos sufrirá 2 de estas etapas. A menudo, las personas atravesarán varias de estas etapas en un efecto «montaña rusa» – cambiando entre dos o más etapas, y volviendo a hacerlo una o varias veces antes de finalizar.

Hasta aquí la cita.

Luego de haber estudiado varios textos en los cuales exponemos la tiranía del EGO sobre la persona, ¿podemos ver fácilmente qué está detrás de este modelo propuesto por la Dra. Kubler Ross?

Sí, por supuesto: el EGO, nuestro viejo amigo/enemigo, esa constante sombra que desde lo profundo de nuestro ser nos oprime.
Mencionemos rápidamente las cuatro herramientas básicas del EGO para manipular, de las cuales se derivan luego todas las otras artes y astucias: gritar, llorar, patalear y desconectarse de la realidad.
Todas ellas usadas para tratar de controlar el sentimiento de la impotencia, real o fantaseada, que inunda a la persona de su mismo nacimiento a este mundo.
Con el trascurso del tiempo, se perfecciona su uso, se afina la puntería, se ejercita al practicarlas, se rumbea hacia la manifestación privilegiada de una de ellas, se transforma en actitud de vida.
Estas herramientas, este imperio del EGO, no deja de estar presente a la hora de la agonía, de quedarse cesante en el trabajo, de la traición amorosa, de la mala noticia, de la muerte de un familiar, etc.
Es más, son esos momentos de sensible impotencia para los que el EGO ha sido creado, aunque luego se desbarranca de su rol y usurpa el control de las decisiones de la persona.

En el modelo de la Dra. Kubler Ross podemos distinguir lo siguiente:

  • La negación como derivado de la desconexión con la realidad.
  • La ira, asociada a los gritos o pataleos, dependiendo si se traduce en verbalizaciones o en actos.
  • La negociación, tal como es presentada, es derivación del llanto con toques de desconexión de la realidad.
  • La depresión, atada al llanto original.
  • La aceptación, aquí podrían adoptarse dos posturas.
    Una, en la cual aparentemente es un estadio en que el EGO ya no controla, sino que la persona ha salido de la celdita mental en la que se había auto recluido, siendo ya tarde para vivir a plenitud.
    Otra, que la persona ha claudicado, se ha sumergido por completo en el sentimiento de impotencia, ya ni siquiera trata de luchar para sobrevivir. Recordemos que el EGO, al que vapuleamos tanto, en realidad es una bendición en su justa medida y tiempo, pues es el mecanismo natural que tenemos para sobrevivir especialmente en situaciones de extremo peligro, cuando las reacciones lentas del cerebro superior no dan respuesta apropiada. Cuando se llega a la aceptación ante la muerte propia, o ante la terrible desgracia, probablemente se está en estado de inoperancia, precisamente de abandono de lucha por la vida.

Bien, hasta aquí esta reflexión.
Ahora, te podrás preguntar, con total justicia, ¿qué tiene que ver esto con noajismo o judaísmo?
¿Por qué un texto que trata de este tema en un sitio como en el cual estás ahora?
¿Tiene que ver algo con espiritualidad, con “la Palabra de Dios”?

Si te haces preguntas similares, te desafío a que tú mismo te las respondas, y nos las respondas aquí, en la sección de los comentarios.
¿Quieres?
¿Aceptas el reto?

Hasta luego.

A construir Shalom siempre.

Bienaventurados los pobres

Los instrumentos originales del EGO se preservan durante toda la vida, a no ser que consigamos doblegar al EGO y hacerlo apenas reconocible (como si fuera sencillo) y sumiso a nuestro control.
Estos instrumentos son raíces de otras conductas que, con el paso de la maduración y las experiencias, la persona va adquiriendo y usando para esquivar o dulcificar su sentimiento de impotencia, y sus miedos, al tiempo que son destinados a tratar de manipular al otro.
Así pues, llanto, pataleo, gritos (instrumentos activos), tal como el dormir (desligarse de la realidad) nos acompañan, más o menos visibles, con mayor o menor intensidad, mejor o peor camuflados detrás de otras conductas que se acomodan sobre ellas.

En esta ocasión quiero referirme muy brevemente a una actitud muy negativa que es la pasivo-agresiva.
Según nuestro marco de conocimiento, ésta que deriva de la asociación de las herramientas activas con la desconexión de la realidad.
¿Qué es la actitud pasivo-agresiva?
Podríamos caracterizarla como mostrar un gesto amable, una sonrisa, la “buena voluntad” que sirve para ocultar el intenso enojo, la ira, el desprecio hacia la otra persona o la situación vivida.
El otro es receptor de la agresión (verbal, física, emocional, social, etc.) pero le cuesta admitirlo puesto que el agresor no expresa su intención, sino que por el contrario se presenta como solícito, atento, sonriente, leal.

Esto es lo más oscuro de la actitud pasivo-agresiva, puesto que al no haber expresión manifiesta del enojo, al poder escudarse en la excusa de que no es con mala intención, la víctima queda como desarmada, sin poder obtener reparación. Es una hábil forma de manipular y evitar las consecuencias negativas.

Cuesta mucho comprenderlo, también reconocerlo.
Por ello te brindo ahora algunas modalidades de la actitud pasivo-agresiva, que quizás puedas descubrir que has empleado o has padecido de parte de otro.

A veces el pasivo-agresivo actúa con conciencia de sus oscuros sentimientos y supone (o cree) que de manifestarlos la situación en la que se encuentra empeorará.
A veces es ignorante de su malestar interno, aunque de trabajar un poco en su auto-conocimiento bien podría llegar a descubrir sus emociones.
Su miedo a la soledad, o al rechazo, o perder un rango, o a lo que puede sobrevenir, lo lleva a refugiarse en la simulación de un afecto positivo que en verdad no siente.
Entonces, cuando le inquieres acerca de sus conductas lesivas, de cómo te ha afectado, de cómo se muestra agresivo (sea por sus gestos, su postura, su entonación, sus acciones, etc.), rápidamente se defenderá y negará cualquier sentimiento hostil o posibilidad de haberte agredido.
Rechazará hacerse cargo de sus actos, negará que lo motive el miedo o la ira, desestimará cuando le preguntes si es por envidia o alguna otra emoción tóxica.
En resumen, insistirá en que es un “buen samaritano”, aunque sus manos estén chorreando sangre fresca de algún inocente.

Por supuesto que si insistes en querer que reconozca sus acciones y sus motivos, el agresor pasivo se enroscará sobre sí mismo y negará todo, encontrará justificativo para todo, te acusará a ti de “juzgar y no tienes derecho a hacerlo, porque solo Dios juzga”, te dirá que estás loco por decir lo que dices, o cosas por el estilo. Supongo que ya estarás haciéndote a la idea de cómo funciona, porque lo has vivido en más de una ocasión.
Pero tú, no te dejas enmarañar por sus mentiras y engaños por lo cual insistes en que reconozca sus actos y que aclare sus oscuros sentimientos.
Entonces el agresor pasivo hará un gesto, escupirá un monosílabo, te dejará plantado y sin respuesta.
Puede ser que te diga: “Ok”, “Bueno”, “Como digas”, “¿Algo más?”, en ese estilo de dar por concluida la charla sin haber expuesto en lo más mínimo lo que guarda dentro.
Esto es la agresión pasiva, también.
Porque te ubica en un lugar enfermo, loco, juzgador, criticón, al final eres tú el que está mal.
Al mismo tiempo, el malestar se intensifica porque aquello que no es comunicado auténticamente tarde o temprano es expresado, y si no es por las buenas, siempre es por las malas.

Pero, no se queda en jueguitos de palabras, en desplantes verbales o gestuales, también hay agresiones más “concretas”.
A veces por miedo a las represalias, por estar en una relación de evidente inferioridad, por cuestiones de conveniencia personal, las agresiones “concretas” se ejercen por medio de la pasividad, es decir, de la no acción, del retraso, del bloqueo para la realización.
Por ejemplo, le pides a tu esposo, hijo, empleado, amigo que haga tal tarea. La precisas para hoy. Por supuesto que la persona a quien le solicitaste sonríe y acepta hacerlo. Pero llega mañana y pasado y todavía ni siquiera empezó.
¿Qué pasó?
Bueno… una infinidad de excusas, pero lo concreto es que lo que se necesitaba sin falta, no se obtuvo.
Si el otro te hubiera dicho que no, entonces tú hubieras conseguido que otro te ayudara, o alguna otra solución.
Pero no, el delegado aceptó, no puso reparos, no se quejo, por el contrario, fue sonriente y amable, comprometido de palabra con la misión.
Y no estamos hablando de que en verdad le pasó un percance más allá de su voluntad o control, sino que realmente no lo quiso hacer, o inventó alguna ocupación diferente para dejar de lado lo que se había comprometido contigo.
¿Cuántas veces te ha pasado?
¿Con el pintor? ¿Con el amigo aquel tan despreocupado? ¿Con tu marido?
Es cierto, tú también lo hiciste… ¿no?

Es frustrante, pero todavía puede ser un poquito peor… ¿es posible?
Aquel que sonriente aceptó hacer una tarea que la realiza en tiempo, pero no en forma.
El resultado de la tarea es ineficaz y hasta demanda el doble de esfuerzo reparar los daños que si nada hubiera sido hecho.
Aquel que te hizo el recado pero trajo las marcas equivocadas, los productos vencidos, el precio altísimo, etc.
Aquel que se apuntó para colaborar con la expansión de FULVIDA, se llenó la boca de que haría esto y aquello, pero a la hora de la hora dejó todo por la mitad, ahuyentó gente, dejó un mal sabor acerca del noajismo, corrompió el mensaje de shalom y pureza de nuestro hogar, etc.

¿Cuántas veces lo hemos sufrido? ¡Infinidad! En las cosas grandes y en las chicas.
Con esta actitud el pasivo agresivo consigue ponerte en el lugar del impotente, no puedes nada con él. Te enojas, te irritas, te desgastas en corregir errores, te atrasas en ocupaciones, te cansas, te enfermas, te alejas de buenas personas, te envuelve en su tela de araña muy simpática a la vista pero llena de malicia amarga por dentro.

Ahora, te dejo una tarea para que hagas si quieres, pero hazlo bien.
¿Por qué escogí como título “Bienaventurados los pobres” para este post?
Y si quieres comentar sobre otros aspectos de este artículo, bienvenido.
Gracias, que pases un bello día, el mejor de tu vida.