Archivo de la categoría: EGO

Un pasito

¡Por fin, ya era hora!
Tomaste conciencia de que era momento de hacer el gran cambio, para mejorar, por supuesto.
Incluso pasaste ese bloqueo que hay entre lo mental y lo emocional, todo tú estás dispuesto a dar ese pasito que te separa de sentirte y estar mejor.
Solo falta un pequeño detalle, dar el pasito.
Y entonces, como de alguna parte misteriosa surge esa voz, supongo que ya la tienes oída, que te susurra o te ladra sugerencias para quedarte en tu cómoda (¿?) celdita mental, para no apurarte en dejar la zonita de confort, y la escuchas y entonces… entonces…

Te preguntas y dudas si estarás tomando la decisión correcta.
Porque siempre que abres una puerta y pasas al otro lado, estás dejando otras cosas.
¿Será esto lo mejor?
¿No habría que haber esperado un poquito más?
¿Y si en verdad esto que parece tan buena opción no deja de ser una ilusión, y en lugar de ascender me caigo al precipicio horrible?
Ahí ya estamos previendo los aspectos negativos de nuestra elección, los vemos asomarse y nos detenemos llenos de miedos.
Entonces, paralizarse parece ser la mejor alternativa… ¿no?
Porque… ¡más vale malo conocido que bueno por conocer! dicen las doñas del barrio y se quedan en el fango hasta que se hunden sin remedio.

Tal vez, si no optamos por nada, si no cambiamos, seguiremos con montón de oportunidades de las cuales escoger.
Así que, en lugar de cambiar, parece más beneficioso estar quietos, mirando la vida pasar, soñando con cambiar, imaginando una vida que pudiera ser mejor, pero sin hacer nada realmente para alcanzar el paraíso.
Porque, si no tomamos ningún camino al mantenernos en la encrucijada, seguramente que seguiremos teniendo opciones al alcance indefinidamente… ¿no? ¡NO! Las cosas se desgastan, las oportunidades se esfuman, de tanta estrechez de acción y fantasía al vuelo nos vamos encogiendo, la vida va tomando decisiones sin consultarnos y finalmente hemos perdido el tiempo, la energía, la oportunidad sagrada de estar mejor.
Por pretender controlar todo, perdemos todo.
Por soñar con las opciones, nos quedamos vacíos.

La gente también pasa, bueno… algunos se quedan como nosotros, indecisos, temerosos, idealizando el mal, esperando la magia que suceda, inventando excusas, viviendo de pretextos… y así estamos, enmohecidos, amargados, confundidos, detenidos, en la zonita de confort pero con muy poca confortabilidad.
En tanto, envejecemos y nos vamos arrugando, el mundo escoge aunque nosotros no lo hagamos… pero en verdad, cuando elegimos no dar el paso para cambiar, ya elegimos… ¿te das cuenta?

Entonces, ya estás a un segundo de dejar todo de lado, abandonarlo como haces siempre, pero de repente sientes como un impulso irrefrenable para cambiar… hasta que te das cuenta de que no conoces la nueva realidad, que habrán cosas que desconoces, que no tienes idea de hacia dónde ir realmente.
¿Cómo hacer si pasa esto o aquello?
¿Cuál será el paso siguiente al primer paso?
¡Cuánta ansiedad!
Entonces, dejemos las cosas como están que de alguna forma misteriosa se resolverán, porque… el tiempo todo lo sana… ¿no? ¡NO!
Y así hay ira, enojo, amargura, culpa, se echan culpas, se buscan culpables, se suma violencia y represión de la misma.
O te hundes en la inconsciencia, te haces adicto, te mareas con cosas cretinas, cada uno tiene su mecanismos para mentirse.

Ok, ya lo sabemos.
¿Entonces?
Yo no puedo dar el paso por ti, ni tú por mí.

El arte de preguntar y la ciencia de responder

Muchas de nuestras lecciones han sido acerca de la importancia del preguntar.
Lo seguimos sosteniendo, es imprescindible aprender a preguntar.
Hacerlo con profundidad, sin por ello ahogarse en complejidades innecesarias.
Evidenciar el anhelo por conocer a través de sinceras interrogantes.
No paralizarse ante la fascinación de lo que se cree.
Atreverse a avanzar allí en donde solo se ve una muralla infranqueable.
No quedarse con las “verdades” que son tales solamente por haber sido repetidas innumerables veces.
Preguntar y volver a hacerlo, sin timidez, sin agresión, simplemente deseando aprender.
Des-correr los velos para que atraviese la luz de la sabiduría, por intermedio de la herramienta poderosa de la pregunta.
Sí, es altamente necesario aprender a preguntar, entrenarse en ello, intentar variaciones creativas que intensifiquen la habilidad investigativa.

Pero luego, no basta con quedarse satisfecho consigo mismo, a causa del ingenio demostrado.
Es tiempo de hacer una pausa silenciosa y dejar que las respuestas emerjan, a su debido tiempo, en su apropiado compás.
Que florezca el entendimiento, o se aproveche para reiniciar el trabajo de investigación, pero sin apurar el momento.
Atender, con atención sincera.
Admitir lo que  se obtiene, aunque no se esté de acuerdo ni se comparta, sin embargo admitir que esa es la respuesta recibida.
Luego, ya veremos de continuar analizando, de diseccionar para luego reensamblar, de mantenernos alertas construyendo conocimiento.

Y recuerda, ser simple incluso en los temas complejos. Ser concreto, para no desviarse inútilmente. Ser claro, para evitar confusiones. Estar atento al feedback, e incluso provocarlo para confirmar la recepción. Ser humilde, en su real sentido. Ser agradecido. Evitar las agresiones. Ser respetuoso.

Porque al final, todo esto debe ser parte del instrumental del constructor de SHALOM.

Salidos del paraíso

«Tomó, pues, el Eterno Elohim al humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase.
Y el Eterno Elohim mandó al humano diciendo: ‘Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.’
Dijo además el Eterno Elohim: ‘No es bueno que el humano esté solo; le haré una ayuda idónea.’
El Eterno Elohim, pues, formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Lo que el humano llamó a los animales, ése es su nombre.
El humano puso nombres a todo el ganado, a las aves del cielo y a todos los animales del campo. Pero para Adam / Adán no halló ayuda que le fuera idónea.
Entonces el Eterno Elohim hizo que sobre el humano cayera un sueño profundo; y mientras dormía, tomó uno de sus costados y cerró la carne en su lugar.
Y del costado que el Eterno Elohim tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre.»
(Bereshit / Génesis 2:15-22)

Dios dio los árboles del huerto del Edén para alimentación del humano, aunque le prohibió comer del árbol del conocimiento, del bien y del mal.
Había comida “kosher”, apta, permitida, lícita para el humano y otra que no lo era. Lo prohibido para él, quizás serviría para alimento de otro ser vivo, pero para el hombre no era admisible servirse de ese producto no kosher, porque esa era Voluntad de Dios.
¿Por qué?
Porque esa era la Voluntad del Eterno.

Dios anunció que no es bueno que el humano esté solo, sino que precisa vivir acompañado por la persona que es idónea, que es aquella que funge como contraparte efectiva.
Había a su alrededor multitud de otros seres vivos, de variadas formas y colores, atractivos o repulsivos, amistosos o lo contrario; ninguno de ellos era el adecuado para ser su pareja.
Estaban por fuera de su límite permitido, en lo que a relación “romántica” (en todo su amplio espectro) se refiere. El humano podía estudiar las especies vivas, hacer uso de ellas, darles finalidades que le fueran provechosas y no lastimaran innecesariamente el ecosistema, pero… no, esos seres vivos no eran kosher para ser su pareja.
Había una que era la adecuada, aquella que lo completaba como persona, esa que podía ser vivida como “mi media naranja”. No como una cuestión mística o mágica, sin rocambolescos cuentos cabalísticos o cabalisteros, sino simplemente porque hacía surgir en cada uno de los dos lazos de unión con el otro, les brotaban ideas y sentimientos únicos que los vinculaban con ese otro especial.

Sí, al menos estas dos funciones vitales de toda especie estaban contemplados por el Eterno en este párrafo.
Al rato, cuando comieron lo que no debían (¿seguro que fue asi?), huyeron de su responsabilidad, inventaron excusas, faltaron a la verdad, fueron indolentes en sus obligaciones, no comunicaron auténticamente con el Eterno Elohim, y otras cositas más, debieron hacerse cargo de las consecuencias de sus actos:

«A la mujer dijo: -Muchísimo sufrirás en el embarazo; con dolor parirás hijos. A tu hombre será tu deseo y por esto él te dominará.
Y al hombre dijo: -Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: ‘No comas de él’, sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado. Porque polvo eres y al polvo volverás.»
(Bereshit / Génesis 3:16-19)

Aquello que era idílico, propio del paraíso, se corrompió.
Ya la relación especial con la pareja estaba teñida por otras cuestiones, donde entraban a jugar pulseadas de poder, jugarretas manipulativas, dolor, angustia, soledad, dudas, indecisión, pérdidas, entre otras cosas no tan maravillosas.
Y el comer ya tampoco sería sencillo, armonioso, saludable, agradable y otro montón de cosas negativas en torno a la satisfacción de esta necesidad básica.

Entonces, ¿qué aprendes para tu vida cotidiana de esa lección?

Dar <-> recibir

Los niños pequeños se comportan bajo el principio de recibir para recibir, sin más variaciones que las que les impone su egoísmo natural.

Cuando crecen un poco, aprenden y se dan cuenta de que tienen una ventaja si cambian su modalidad de relacionamiento, por ello pasan a dar con la intención de recibir a cambio.

Luego, ya siendo jóvenes brota la típica rebelión contra el sistema de los adultos, cosa que es saludable siempre y cuando esté dentro de sus límites; por ello se impulsan a dar por el mero hecho de dar; con una total irresponsabilidad por su bienestar, la justicia o lo que es la verdadera bondad. Pero, su inexperiencia sumada a la necesidad de encontrar su lugar e identidad nos lleva a pensar y hacer cosas que con otra cabeza y edad no solemos aceptar.
(Observación: solamente el Eterno es capaz de dar siempre, sin recibir nada. El motivo es obvio, pero a veces lo olvidamos y nos desvivimos por agradar, satisfacer, complacer, ayudar, hacer por otros mientras nos vamos desgastando, agonizando, malogrando en esa conducta lesiva para uno y el otro).

Por último, si las cosas van bien, se pasa a la siguiente modalidad, cuando se comprende que la bondad debe ser acompañada por la justicia, siempre. Por lo cual uno recibe para dar. Midiendo con la mayor objetividad las necesidades, posibilidades, dificultades, etc. De este modo se actúa construyendo SHALOM.

Por supuesto que esta cuatro fases también representan puntos de anclaje, pues hay gente de cualquier edad que se comporta de cualquiera de las cuatro maneras.
Vemos gente “grande” actuando patéticamente como niñitos, avariciosamente como jovencitos, revoltosamente como adolescentes y adecuadamente como adultos. Así, con todas las variaciones posibles.

Y tú, ¿estás en la fase acorde a tu edad?
¿Estás siendo socio del Eterno en la construcción de SHALOM?

Quejas y acción

Tal vez lloras y te quejas por no estar donde crees que deberías estar,
tener lo que deberías tener,
estar con quien deberías estar,
poseer lo que deberías poseer,
etc.

Ok, es un hecho, sí, no estás ahí, no tienes, no posees, etc.… ok, ya está, ya lo sabemos… ¿y ahora?

Enfócate en el aquí y ahora, visualiza tu SHEM (nombre, pero también finalidad y a veces también sentido) y da un paso en esa dirección.
Luego, ya veremos cuál será el siguiente paso, lo relevante es dejar la reacción impotente para dedicarte a construir un mejor presente.

Atención

Siempre (o casi) estamos en busca de poder.
Una de sus formas es atraer la atención de otros.

Por ello, si quieres ser poderoso, pon tu atención en la otra persona. Que ella no precise hacerse notar por medios negativos para que sienta que existe a tus ojos.
Así sentirá poder, y tú serás poderoso.

¿Exprese la idea de tal forma que es comprendida?
¿Quisieras comentarlas, criticarla, ejemplificarla, corregirla, ampliarla, anularla?
Ahora estoy por completo atento a tu reacción.

De aplausos y críticas

Cuando escuchas los elogios y te alegras por ello, está bien, pues también es necesario sentir esas caricias que otros te brindan.
¡Que no te hagan sentir culpa o vergüenza por aceptar aplausos y palabras bellas!
Pero, por favor, no dependas de la aprobación ajena, no seas adicto a ella, no te desvivas por obtenerla. Por el contrario, vive de acuerdo a la senda del constructor de SHALOM, que tu conducta sea acorde, tanto si te aplauden de fuera como si no. Con bondad Y justicia, haya testigos o estos falten; te premien por tu acción o no. Siempre construir SHALOM.
A veces será necesario mayor énfasis en la justicia, a veces en la bondad; todo en su apropiada medida y circunstancia.

Y cuando te critiquen, escucha también. Admite que esa es la opinión del que la expresa, aunque no por ello tiene que ser verdad o siquiera acercarse a ella.
Evalúa el contenido, no el tono ni el motivo; simplemente desprende el contenido para analizarlo y considerar cuanto te puede ayudar para mejorar tu andar por la senda del constructor de SHALOM.
No es improbable que sea la crítica, incluso la que proviene de quien te detesta, la que te ayude a mejorarte, incluso más que las palabras lisonjeras de quien te aprecia.

Por ahí aquello que no ves pero sí percibe el que te desprecia, es lo que precisas conocer para elevarte.
Cuando así ocurra, agradece y sigue adelante; no te paralices, no te aplastes en tu zonita de confort.
Cuando las palabras amargas solo sean vómitos destructivos, déjalas caer sin que te influyan, que desaparezcan en la nada, porque nada son.

Insignificantes, ¿eso dijo el Kohelet?

Es habitual que el hombre se sienta vacío, abrumado por ser insignificante.
Se inventaron muchas estrategias para olvidarnos de esto, hacer de cuenta que no estamos sumergidos en una duda existencial.
Entonces, para huir de la realidad, nos hacemos religiosos, adictos, fanáticos, negadores. Nos llenamos de objetos materiales. Nos saturamos de información intrascendente, porque lo importante es estar entre-tenido, para espantar al cuco de la insignificancia.
Nos narcotizamos, y nos anestesiamos, y nos embobamos con cualquier cosa, para no sufrir de nuestra precaria existencia.
Nos creemos poderosos, administramos fortunas que no tenemos, y hasta nos atribuimos el poder controlar al universo y sus dioses.
Algunos atrevidos hasta afirman dirigir a voluntad la Divina Voluntad.
Y allí, siempre presente la impotencia, la falta de sentido.
Desde que el hombre es hombre, desde Adam, que nos pasa esto.
Y por más frutos de la sabiduría que ingiramos, por más que atentemos con provocaciones, por más torres de Babel que erijamos, por más opresión que apoyemos, por más dioses que nos calmen con sus inexistentes clamores; siempre estaremos indefensos, inoperantes, siento el absurdo de no poseer el poder, de estar sin sentido.

Y es normal que nos sintamos así. Lee los primeros versos del libro Kohelet/Predicador/Eclesiastés y te encontrarás con una imagen ilustrativa.
Porque, somos NESHAMÁ (espíritu) que estamos atravesando un viaje breve por un mundo cuatridimensional.
Estamos aquí y ahora, para aprender, para disfrutar, para experimentar, para sumar a lo teórico también lo práctico. Pero esto conlleva todo tipo de limitaciones. Lo cual tiene su aspecto positivo, pero también el negativo.
Entonces, al introducir lo eterno en el marco estrecho del mundo, necesariamente nos sentiremos desubicados, a la búsqueda de un sentido.
Sentido que existe, que no cambia según las creencias o las modas.
Sentido que es conectarse con el Eterno, a través de reencontrar nuestra NESHAMÁ y permitir que su LUZ alumbre nuestras existencias.
Entonces, estaremos conscientes de nuestro ser, podremos vislumbrar de otra forma los acontecimientos, ya el EGO no operará con eficiencia para mantenernos sometidos a celditas mentales.

¿Qué hacer?
Vivir construyendo SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia.
De esa forma, nos haremos poderosos, minimizaremos los efectos negativos de ser impotentes y pretender ser el ombligo del universo.
Enfoquemos nuestros pensamientos en materializar el SHALOM, y no en construir barrotes invisibles que nos mantengan encarcelados a los mitos del EGO.

Encontremos el sendero a casa, a nuestra esencia espiritual.
Que no se hace con rituales, ni magia, ni invocaciones extrañas, ni repetición de palabras, ni religión alguna; sino con orientarnos de acuerdo a la ético/espíritu, despertar la conciencia espiritual.
Disfrutemos de lo permitido, en tanto nos apartamos de lo prohibido.
Fluyamos allí en donde no controlamos y no admitamos que se corrompa ni el bien ni la justicia.
Elaboremos pensamientos creativos, divergentes, que rompan con la repetición cansina y mortal que desde el EGO nos aqueja.

En resumen:

«el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Elohim, Quien lo dio.»
(Kohelet / Predicador 12:7)

De luz y máscaras

NebulosaNuestro Yo esencial, “inmaterial”, “nuestro espíritu”, es decir nuestro yo esencial en su estado más puro suele opacarse por diversas circunstancias que se nos van presentando en la vida.

En principio nuestro cuerpo es el primer ingrediente o componente que envuelve nuestro yo esencial. Junto con el cuerpo se le agrega otro componente, el ego.

El ego que es algo tan propio nuestro y de los animales es necesario en ciertas oportunidades, pero puede ser nocivo si nos lleva a la inacción o a la impotencia, o al lado opuesto a la destrucción, este mismo ego tan necesario para subsistencia, para la protección puede ser también motivo de desconexión con Dios y en su defecto nuestro yo esencial.

Entonces tenemos al ego como un componente esencial en el hombre o ser humano que si es bien administrado y utilizado cuando corresponde, puede ser de utilidad, pero si este mismo ego se combina con otros factores que vamos adquiriendo en la vida puede ser nocivo y así opacar la luz y por lo tanto el real propósito de nuestras vidas, ser seres auténticos constructores de Shalom.

Es el mismo ego que combinado con la compasión, el dolor, traumas en nuestra niñez, conceptos  de autoridad, conceptos de lo social, que nos lleva a crearnos mandatos internos que muchas veces se contraponen  con los mandatos divinos para la humanidad . Son como fuerzas que muchas veces nos mueven inconscientemente. Esto mismo puede jugar en contra al momento de descubrir quienes somos en autenticidad.

Muchas de nuestras máscaras son fragmentos o hilos de pensamientos ajenos a nuestro ser esencial, aunque a veces se aprehenden tanto que nos opacan. Los aprendemos de nuestros padres, de nuestros amigos o amigas o de la excesiva publicidad o de los multiples factores que gobiernan en nuestra sociedad.

Es decir, los mandatos de Dios se tiñen por conceptos que nos fueron introducidos en las instituciones familiares, de educación religiosas, países, corporaciones, nacionalidades, partidos políticos, tendencias grupales de aceptación o pertenencia,  puede también ser un club de futbol, hasta me atrevería a decir del sexo. Son máscaras que si están combinadas con las tendencias del ego, pueden  sacar de nosotros una faceta enajenada de nuestro yo esencial, de nuestra conexión con Dios o con el prójimo y nos pueden llevar a un fanatismo irrisorio o a establecer relaciones bien alejadas de lo auténtico.

Lo bueno y lo malo, lo correcto o lo incorrecto muchas veces son principios que son transmitidos en nuestras familias. Y no siempre son conceptos sanos para nuestro desarrollo. Muchas veces alejarnos de nuestras familias ayuda mucho descubrimiento de nuestra esencia. Ya que si mantenemos el vínculo con nuestros padres puede que también estemos copiando modelos de conducta o de ser o patrones negativos. También puede haber sanas costumbres pero muchas veces los hijos adquirimos las tendencias de nuestros padres tanto negativas como positivas. Es bueno saber administrar bien todas esas partes que forman nuestro ser para encontrar el sano equilibrio.

Respecto de las técnicas para sacar máscaras seguro hay muchas formas y perspectivas de cómo encarar un proceso de descubrimiento pero voy a citar algunas que en el último tiempo estuve realizando y fui descubriendo ya que en muchas de las actividades diarias hay secretos que pueden ser de ayuda, en teatro o en expresión corporal y también en la vida misma.

Reconocer los errores,  aprender a pedir perdón, aceptar, contemplar, aprender y entender que todo tiene un por qué mayor y por sobre todo saber escuchar, analizar, meditar. Todos los días estamos continuamente expuestos a responder desde el ego o desde el amor.

En principio la relajación, la conexión con la respiración, llenarnos de aire, pensemos que respirar es lo primero que hacemos cuando nacemos, uno puede estar sin comer sin tomar agua, pero no puede  vivir sin respirar. La respiración es en principio un punto fundamental, oxigenar nuestro cuerpo, sentir el masaje del latir de nuestro corazón en los pulmones.  Desde lo corporal es un punto fundamental para trabajar. Tratar de poner la mente en blanco o evitar intentar controlar lo que pensamos, solo dejar fluir sin tratar de procesar intelectualmente lo que sentimos o visualizamos, es una técnica bastante interesante para poder reconocernos, sentir el pulso, la respiración, como esta nuestra mente, tratar de no intelectualizar todo solo dejar fluir a través de imágenes, o formas que se nos vienen a la mente.

Recordemos que en cada sistema local físico hay un sistema local lógico y un sistema mayor que lo gobierna. Un ejemplo, mucha tensión en los omóplatos, indica que existen fuerzas mayores de pensamiento que pueden estar causando esa tensión. Esto puede indicar que es uno el que se ejerce mucha presión o puede ser que haya un exteriotipo de patrón o faraón que esté actuando como agente de tensión.

Hay muchas técnicas hoy en día de terapia corporal que si son trabajadas seriamente pueden ayudar mucho a la persona al conocimiento del cuerpo, recordemos que si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios nuestro cuerpo es parte fundamental de esa integración con Dios por lo tanto un sano cuidado del mismo y una concientización del mismo, puede ayudarnos a identificar zonas de conflictos o ciertas tendencias personales. Si nos cruzamos de piernas o cruzamos los brazos puede que estemos indicando un patrón de conducta de cerrarnos en nuestros pensamientos o de no estar permeables a recibir lo que el ambiente nos propone.

Hacer terapia, analizar conductas o procesos internos, observar, contemplar, conversar con gente capacitada y adulta, saber elegir buenas guías o líderes o matriarcas o patriarcas también es otra buena forma de ser guiado. No idolatrarlos simplemente tomar las cosas buenas y “copiarlos” a nuestro modo.

Si la compasión, el dolor, el orgullo, la vanidad, la pereza, se tiñen de ego  las consecuencias pueden ser nocivas, compasión y miedo, vanidad y orgullo mas ego, tendencia a la pasividad mas ego, ambición mas ego, todas son máscaras que pueden después gobernar nuestra existencia y así alejarnos del real propósito de nuestra existencia. Si las sabemos identificar podemos aceptarlas, controlarlas o someterlas para no dejar que se apoderen de nosotros.

Y otro factor fundamental para poder deshacernos de las máscaras es el don de la escucha, la escucha interna o externa, muchas veces en esta vida se nos presentan seres que nos graban mensajes que si sabemos escuchar con la sabiduría del corazón podremos develar o encontrar respuestas a lo que nos estamos formulando. O mismo también muchas de las respuestas pueden venir de lo más profundo de nuestro ser y sin querer muchas veces salen de nuestra boca las mismas respuestas a las preguntas que nos estamos formulando.

Una vez en este sitio se pregunto el significado del presente, y la etimología de esa palabra es pre (prefijo de antes) y sente, de esencia y la vida misma es un camino de preparación para nutrir nuestro ser esencial, o para lograr ser seres de iluminación con el toque original de nuestra persona.

Espero que este post les sea de ayuda o de punto disparador para sintonizar lo mejor de nosotros!

Posibilidades limitadas

Tu número de posibilidades va variando, por lo general se va reduciendo mientras más vamos envejeciendo.
A veces al escoger una puerta, cerramos otras; pero quizás al mismo tiempo estamos abriendo otras tantas con nuevas opciones que a priori desconocíamos.
O tal vez, obturamos, clausuramos, nos vamos encaminando por un único sendero, habituándonos a nuestra celdita mental, minimizando nuestras elecciones para llevar una vida repetitiva, codificada, programada.
¿Cómo saberlo?
¿Tú eres consciente?

Nunca, ni siquiera desde el minuto cero son nuestras posibilidades o capacidades ilimitadas, puesto que como seres en espacio/tiempo necesariamente estamos enmarcados, constreñidos, encuadrados.
Si bien es cierto, nuestra identidad como NESHAMÁ (espíritu), ¡esa sí es menos limitada! Pues nos mantiene constantemente conectados con Dios y con todo, en todo tiempo y todo lugar. Pero, al estar habitando esta realidad, este aquí y ahora, esa ilimitada LUZ se reduce a permanecer más o menos bloqueada por nuestra materialidad.

El pensamiento mágico, no abre nuevas realidades, no nos da alas, no cambia los hechos.
Por ser mágico, sencillamente es una fantasía sin asidero, aunque nos puede llenar de emoción y darnos esperanzas, cosas que quizás ayuden para ser audaces y atrevernos a mejorar. O, por el contrario, nos adormece, nos paraliza, nos mantiene a la expectativa de milagritos y salvaciones místicas y por tanto vamos muriendo mientras aún estamos con vida.
¿Cuál de estas cosas te sucede?

Pero, puedes pensar en cambiar para bien.
Puede diseñar el cambio y visualizarlo en tu mente.
Imaginar en grande y con detalles.
Luego dibujarlo para analizarlo, saborearlo, conocerlo, reconocerlo y adecuar entonces nuestra existencia a ese proyecto.
Pensar en cambiar y preparar la estrategia para alcanzarlo.
Que el sueño no sea un cuento hecho de vapores, sino una propuesta interesante que dota de vitalidad a una vida aburrida y amargada.

Si te aferras a lo que conoces, y temes al cambio, tal vez venga la ola que todo lo arrasa y te obligue a cambiar.
O, tal vez te mantengas en sombras, aterrado, adolorido, pero encadenado fielmente a lo que te está robando la vida.
¿Qué escoges?

Tienes al alcance algunas posibilidades que no has explorado, otras capacidades que mantienes a raya.
Tal vez ha llegado la hora de despertar y atreverte a ser.
A darle lugar a tu NESHAMÁ, a ser tú mismo a pesar de las máscaras que te han y has obligado a usar.
¿Que te parece?