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Amar la verdad y la paz, remedio para Tishá beAv

Como es habitual en nuestro sagrado HOGAR FULVIDA, te traigo rico y sano pan espiritual. Cocinado con amor y conocimiento para nutrir de eternidad tu espíritu, con el buen alimento apto y beneficioso para tu identidad como noájida.
En esta ocasión me centraré en una fecha triste del calendario JUDÍO, el ayuno del día 9 del mes de Av.
Es un día cargado de recuerdos de tragedias ocurridas a la nación judía, pero que en cierto modo tienen su repercusión negativa para todo el mundo, en particular para aquellos de los gentiles que anhelan un mundo de Shalom a la Luz del Eterno (los noájidas conscientes y activos).
Te invito a aprender juntos un poquito más, tanto de algunas temáticas relativas a la sección semanal de lectura de Torá en la nación judía, como acerca de esta oscura fecha.

Seleccionamos de la parashá –lectura semanal de la Torá judía- DEVARIM

1. Recordar el pasado, planificar el futuro, pero vivir a plenitud el presente.

2. El caos es enfermedad, el orden conlleva salud, progreso, bienestar, desarrollo.

3. Todo tiene su tiempo y lugar, conocerlo y aceptarlo es bueno.

4. El quebrar los sanos límites, aunque sea con el pretexto de las buenas intenciones, no suele concluir positivamente.

5. Autoestima, conocerse, apreciarse, valorarse, conquistar sus partes oscuras y aprovechar sus capacidades al máximo posible.

6. Tomar ejemplo de personas ejemplares.

Tishá beAv

Esta semana que está por comenzar (desde la anochecer del 8 a la noche del 9 de agosto) recordamos y volvemos a significar Tishá beAv.

Cada año los judíos, y los amigos de la nación de Dios, regresamos a un estado de dolor, de abandono, de falta de esperanza, de ruina, de impotencia al recordar el error provocado por diez de los doce exploradores (Bemidbar/Números 13-14), y por la destrucción del primer y segundo Templo para el Eterno en Ierushalaim con la consiguiente catástrofe personal y colectiva, además de otras intensos pesares que giran en torno a esta lamentable fecha.

Así está diagramada nuestra vida, para que tenga cumbres y valles, planicies y mesetas, ascensos y descensos, además de la rutina monótona.

El 9 de Av está marcado por la historia del pueblo judío y por su carga energética como el polo de negatividad para la nación judía.

Sin embargo, está llamado a ser un día de regocijo y de reencuentro, de plenitud, según nos testimonia nuestra Tradición, cuando sea la Era Mesiánica. Tal cual dice el profeta: "’Así ha dicho el Eterno de los Ejércitos: ‘Los ayunos del mes cuarto, del quinto, del séptimo y del décimo serán convertidos en ocasiones de gozo, alegría y buenas festividades para la casa de Yehudá. Amad, pues, la verdad y la paz." (Zejariá / Zacarías 8:19).
En esta palabra del Eterno está la clave: Amar la verdad y la paz.
Lo que es nuestra consigna, nuestro lema –en verdad, es más que meras palabras-, la presentación de los noájidas afiliados a FULVIDA: construir Shalom.

No esperar sentados que las cosas se resuelvan, no llorar por lo perdido, no dormir esperando milagros, sino actuar con pasión, con integridad, con dedicación, hacia la meta de construir un mundo de verdad y shalom.

En palabras de la parashá de la semana: "Mirad, Yo he puesto la tierra delante de vosotros. Entrad y tomad posesión de la tierra que el Eterno juró a vuestros padres Avraham, Itzjac y Iaacov, que les daría a ellos y a sus descendientes después de ellos.’" (Devarim / Deuteronomio 1:8).

La tierra prometida, un mundo mejor, está puesto ante nosotros, ahora tenemos que dar el paso, los pasos necesario para entrar y tomar posesión.
No podemos quedarnos a la espera, lamentándonos, quejándonos, reclamando, exigiendo, manipulando. Es cuestión de asumir nuestro rol y hacer nuestra parte.

Es muy lindo mandarse la parte de “creyente”, de “sabelotodo”, de “defensor de Dios”, de “misionero noájico”, de “cruzado noájida”, pero no deja de ser una apariencia, una postura, exterioridad…
La meta, el sentido, la razón de ser, no es permanecer en razonamientos o creencias, sino aventurarse a desarrollar a plenitud todo nuestro potencial. Alcanzar el máximo a lo que podemos aspirar. Estudiando, sí, pero especialmente llevando a cabo una vida de integridad, de ética, de dedicación, de construcción de Shalom.
El resto es palabrería, que pudiera resultar simpática, buena, bien intencionada, pero solamente palabras sin acción.
Cuando a las palabras se las llena de actividad proactiva, estamos haciendo lo que hemos sido llamados a hacer.

Está en ti ser socio de Dios, o meramente un parlante que difunde “la palabra de Dios”, al estilo eclesiástico, evangélico, misioneril, pordiosero…
Está en ti dar una mano para atraer la Era Mesiánica con su plenitud, o simplemente sentarte a llorar y a quejarte, a la espera de que sean otros los que hagan tu parte.

 

Relato: El jasid shoté

El maestro y el alumno iban por un camino en un día de fuerte lluvia. Al llegar a un arroyo, se encontraron a una joven belleza con su pie atorado, al tiempo que el agua subía y ya amenazaba alcanzar su cuello.
Veloz como un rayo, el maestro socorrió a la muchacha, destrabando su pie, alzándola en brazos y llevándola a un terreno seguro.
Al confirmar que estaba bien, el maestro continuó su camino, seguido por un meditabundo alumno, unos pasos rezagado. Así anduvieron hasta la noche, cuando se alojaron en un hostal. Entonces el muchacho no se pudo contener y espetó: “Nosotros somos ortodoxos, no debemos tocar mujeres que no sean nuestras esposas. Usted no solamente tocó a una muchacha, sino que la abrazó y cargó varios metros apretada a su cuerpo. Está prohibido, va contra la halajá (normativa judía), es pecado terrible… ¿Por qué hizo usted eso? ¿Cómo puedo volver a confiar en usted como mi maestro de Torá?”.
El maestro respondió: “Ah querido jasid shoté –piadoso tonto- tú crees saber de halajá, y me juzgas desde tus prejuicios e ignorancia. Demuestras que no tienes idea de las leyes pero tampoco de lo más básico de la vida. Conozco la ley y la he cumplido, pero además, yo dejé a la chica allá atrás, pero ¿tú todavía la estás cargando?”.

Preguntas para repasar y reflexionar

1. ¿Cuál crees que es el concepto de “jasid shoté” –piadoso tonto- que está sindicado en la ley judía y a quién se aplica?.

2. ¿Por qué te parece que hay gente que es rápida para prejuzgar negativamente a los demás?

3. ¿Cómo educar a las personas a ser tolerantes sin ser por ello cómplices de lo malo?

4. ¿Cómo relacionas este relato con el contenido de la parashá?

5. ¿Te parece que esta enseñanza tiene alguna relevancia para la vida cotidiana?

Imitatio Dei: actuar como Dios

En más de una oportunidad los hombres de Dios señalaban lo siguiente:

«Los ídolos de ellos son de plata y oro, obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven;
tienen orejas, pero no oyen; tienen nariz, pero no huelen;
tienen manos, pero no palpan; tienen pies, pero no andan; no emiten sonido con sus gargantas.
Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos confían.»
(Tehilim / Salmos 115:4-8)

(Ver también, en traducción de judíos respetuosos de los mandamientos, Salmos 135:18; Isaías 44:9-20; Jeremías 10:8; Jonás 2:8; Habacuc 2:18-19).

Podemos sintetizas brevemente la idea central con un par de frases para recordar toda la vida:

Así como los hombres, sus dioses.
Así como Dios, Sus leales.

¿Así como Dios Sus leales?
Pero… ¿eso es posible?
Si Dios es completamente diferente a todo lo creado, si Él es inalcanzable e incomprensible… ¿ser como Dios?

Exactamente eso, ser como Dios, lo cual es un mandamiento para los judíos (mitzvá 434), en tanto es un ideal bonito para los noájidas que son conscientes y activos de su santa identidad espiritual.
Lo que se conoce como “imitatio Dei”, “imitación de Dios”.
Tal como el mismo Dios ha expresado:

«Lalejet bejol derajav uledovka bo – Andar por todos Sus caminos y apegarse a Él»
(Devarim/Deuteronomio 11:22)

Y:

Ajarei Hashem Elokeijem teleju – En pos del Eterno, su Elokim, andarán”
(Devarim/Deuteronomio 13:5)

Y:

«Vehalajta bidrajav – Andarás en Sus caminos»
(Devarim/Deuteronomio 28:9)

En palabras del Talmud:

“Hacer como hace el Eterno.
Así como Él viste a los que no tienen ropa, uno debe vestir a los que no tienen ropa…
Así como Él visita a los enfermos, uno debe visitar a los enfermos…
Así como Él consuela al que está de luto, uno debe consolar al que está de luto…
Así como Él entierra a los muertos, uno debe enterrar a los muertos…
El comienzo de la Torá es actos de bondad desinteresada y su finalidad son los actos de bondad desinteresada…”
(Sota 14a).

Notarás que los ejemplos que pone el Talmud no son del ámbito “religioso”, no implican ser como “dioses”, ni ser ritualistas, ni vestir de tal o cual manera.
Explícitamente se trae a colación acciones concretas que Dios hace en favor de personas.
Tal como Dios favorece a los necesitados, así debes vivir tú.
Lo que pide Dios es lealtad, por supuesto, pero una vida de ética, de constante construcción de Shalom.
Así como Dios, Sus leales.

En esta línea de conducta ética, de valoración de la relación entre los individuos, es que determinó Maimónides en su Mishné Torá, Hiljot Matnot Aniim, capítulo 1, ley 9.
Atiende, por favor.

“No se rechaza al idólatra que viene a buscar de la caridad, sino que vienen a recibirla junto a los de Israel, y reciben porque actuamos de modo pacificador”

Y, en Mishné Torá, Hiljot Matnot Aniim, capítulo 7, ley 7:

“Se les da sustento y abrigo a los idólatras pobres junto a los pobres de Israel, porque actuamos de modo pacificador”

Y, en Mishné Torá, Hiljot Ebel, capítulo 14, ley 12:

“Se entierra a los idólatras, y se consuela a sus deudos, y se visita a los enfermos idólatras, porque actuamos de modo pacificador”

Y podríamos seguir citando al gran maestro al respecto, pero creo que ya es más que evidente la dirección de la ética requerida del judío, y que es oportuna asumir por el noájida.
Tomar en consideración al necesitado, respetar al prójimo, aunque detestemos y aborrezcamos su conducta y sus podridas creencias.
Es nuestro deber eliminar la idolatría, hasta sus rastros más pálidos, para lo cual podemos destruir, burlarnos, y otras cosas más, porque a la idolatría se la debe despreciar, cero respeto hacia ella. Pero al idólatra, a ese que está perdido, no tenemos más que considerarlo un hermano perdido, al cual es menester ayudar. Sea que lo consideremos pecador o no.
No así con el incitador, aquel que adrede, con todo conocimiento, con rebeldía contra Dios, difunde y promueve el ilícito, la ilegalidad, la inmoralidad, la rebelión, la idolatría, el odio. A esta clase de gente, se la ha de condenar sin pausa, no concederle paz, todo dentro de la ley. Porque no se puede ser misericordioso con aquel que se debe ser estricto, porque al final terminan sufriendo los inocentes injustamente.
Por tanto, a la inmensa mayoría de gente atrapada en la idolatría debemos ayudarla, cuidarla, respetarla, en lo posible orientarla hacia la Luz, la libertad, para que despierten su conciencia y rompan sus cadenas religiosas. Con amor y paciencia. Pero al misionero, al que voluntariamente se disfraza para promover el mal, la idolatría, a ese hay que negarle la ayuda, procurar que sea detenido dentro de lo que marque la ley (mitzvot 517, 518 y 519 para los judíos).
En palabras de la sagrada Torá:

«Pero el profeta que se atreva a hablar en Mi nombre una palabra que Yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.»
(Devarim / Deuteronomio 18:20)»

Y con más detalle, que se percibe con claridad un boceto de las acciones y métodos del misionero, el falso judío, el noajuda, en estas líneas:

«Tendréis cuidado de hacer todo lo que Yo os mando; no añadiréis a ello, ni quitaréis de ello.
‘Cuando se levantará en medio de ti profeta o soñador de sueños, y te dé una señal o un prodigio,
y se cumple la señal o el prodigio que él te predijo al decirte: ‘Vayamos en pos de dioses ajenos’ -que tú no conociste- ‘y sirvámoslos’,
no escuches las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños; porque el Eterno vuestro Elokim os estará probando, para saber si amáis al Eterno vuestro Elokim con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
En pos del Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis. Guardaréis Sus mandamientos y escucharéis Su voz. A Él serviréis y a Él os adheriréis.
Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto, porque predicó la rebelión contra el Eterno vuestro Elokim que te sacó de la tierra de Egipto y te rescató de la casa de esclavitud. Él trató de desviarte del camino por el que el Eterno tu Elokim te mandó andar. Así eliminarás el mal de en medio de ti.

‘Si te incita tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o tu amada mujer, o tu íntimo amigo, diciendo en secreto: ‘Vayamos y sirvamos a dioses ajenos’ -que tú no conociste, ni tus padres,
dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, como está un extremo de la tierra del otro extremo de la tierra-,
no le consientas ni le escuches. Tu ojo no le tendrá lástima, ni tendrás compasión de él, ni lo encubrirás.
Más bien, lo matarás irremisiblemente; tu mano será la primera sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo.
Lo apedrearás, y morirá, por cuanto procuró apartarte del Eterno tu Elokim que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Y todo Israel lo oirá y temerá, y no volverá a hacer semejante maldad en medio de ti.»
(Devarim / Deuteronomio 13:1-12)

Son mandamientos duros, para los judíos, que sirven como referencia para los noájidas.
Realmente duros, Dios no quiere el mal de las personas, ni siquiera de las perversas, particularmente cuando son miembros de la casa de Israel –como los casos descritos en estos dos párrafos anteriores-. Pero, cuando las personas son un cáncer mortal, que corroen y corrompen, cuando adrede van por la vida destruyendo vidas, cortando el camino de la espiritualidad, perturbando el orden cósmico, adulterando la espiritualidad con religión, y todo esto de forma consciente y malévola, Dios no puede admitir misericordia, porque Sus hijos son los que están en grave riesgo.

(Toma en cuenta que estos mandamientos no se aplican con pena de muerte en la actualidad, y que deben ser sometidos al escrutinio de la ley, no del mero deseo o parecer personal. No actúes apresuradamente al condenar, no seas como los fieles a dioses de mentira, que insultan, amedrentan, amenazan, condenan al infierno, hacen terrorismo, asesinan en nombre de sus deidades).

Como dijera el inspirado salmista:

«¿Acaso no aborrezco, oh Eterno, a los que Te aborrecen y contiendo contra los que se levantan contra Ti?
Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.»
(Tehilim / Salmos 139:21-22)

Sin embargo, el salmista también dijo:

«Sean exterminados de la tierra los pecados, y que los impíos dejen de serlo.»
(Tehilim / Salmos 104:35)

Porque la guerra del siervo del Eterno no es contra hombres, contra gente ingenua, torpe, cómoda, petulante, que se dejan corromper y son siervos del EGO.
La guerra es contra el mal, por tanto, contra aquellos que a sabiendas y conscientes son rebeldes contra Dios e impulsan lo negativo. Adoran al EGO y desean imponer el imperio del mal sobre la tierra.

Como compruebas, hasta a los idólatras se les debe respetar en su condición humana, darles caridad, ayudarles, porque son creados a imagen y semejanza del Eterno. Si bien ellos con sus creencias, pero especialmente con sus conductas se ponen en la senda incorrecta, no por ello dejan de ser hermanos, gente necesitado, y a causa de la construcción del Shalom también deben ser atendidos en sus necesidades básicas.
Porque esa es la idea, como te repito lo ya citado de Sota 14a:

“El comienzo de la Torá es actos de bondad desinteresada y su finalidad son los actos de bondad desinteresada…”

Entonces…

¿Juzgar severamente a alguien que tiene un comportamiento ético, que es bueno y justo, pero no cree en Dios, es lo que Dios hace y nos comanda hacer?
¿Dios es un energúmeno impotente que maldice a quienes no Le conocen, porque carecen de educación o capacidad emocional, o la oportunidad como para conocerLo?
¿Tan pequeño hacemos a Dios?
¿Tan vanidoso y torpe, que condena a la nada a los que no tienen el grado de creencia sincera en Él?

¿Acaso Él dejará desvalido al que nació y fue criado en un hogar de gente no respetuosa de Dios?
¿Tan malvado es Dios?
¿Tan oscuro en nuestro deseo?
¿Así somos, que así imaginamos a nuestros dioses?

Yo por mi parte, confieso: ¡Ese NO ES mi Dios!
Tampoco es, según hemos visto en las citas más arriba mencionadas, el Dios de la Torá (judía), ni el Dios del noajismo, sino que parece más bien una caricatura de hombre asediado por la inseguridad, por la baja autoestima, por el anhelo de ser vitoreado o sufrir el anonimato.

Es más, mira lo que el Talmud Ierushalmi expresa:

“Dice Dios: que me dejen a Mí pero que no abandonen el cumplimiento de los mandamientos, porque de cumplir con ellos sin creer en Mí, eventualmente terminarán también por creer en Mí… (lamed Torá shelo lishmá shemitoj shelo lishma at ba y etc.)”
(T.I. Jaguigá perek 1 halajá 7)

(El texto que se abre al hacer clic aquí más que recomendable es fundamental de leer, conocer y aprender.)

Impresionante, ¿no?
Seguramente que el que se ha criado en un hogar “religioso” (y por tanto muy pobre en espiritualidad), renegará de tal afirmación divina.
¿Cómo Dios prefiere que la gente no sea creyente en Él, siempre y cuando se comporten con la ética adecuada tal cual Él la expresó?
Para el “religioso” esto es algo incomprensible.
Pero para el que ha bebido del manantial de la espiritualidad es claro.
Dios no es un enano rencoroso, pendiente del aplauso ajeno, inexistente si no hay una cohorte de zánganos bailoteando alrededor.

Dice el profeta de la Verdad:

«porque soy Elokim, y no hombre»
(Hoshea / Oseas 11:9)

Tal cual.
Es Dios, no un patético mortal.
No hijo de mujer.
No alguien que nace, sufre y muere.
Es Dios, aunque no nos entre en la cabeza (y está bien que así sea).
Es incomparable. Por ello los místicos le han denominado “ein sof – sin fin”, “el infinito”. Pero se han atrevido a decirLe “ain” – “nada”, porque es absolutamente incomprensible Su esencia, no tenemos herramientas para penetrar siquiera un poco el carácter de Su existencia.
No es hombre… ¿oyeron creyentes en colgados?
Pero tampoco es hombre, para decirle a los que lo reducen a ser como uno más, a pensar como nosotros, a necesitar como un hijo de mujer, a disfrazarse como otro “religioso”.

Ya lo advirtió el profeta:

«¿Quién es sabio para entender estas cosas, y prudente para que las conozca?
Ciertamente los caminos del Eterno son rectos, y los justos andarán por ellos.
Pero los rebeldes tropezarán en ellos.»
(Hoshea / Oseas 14:10)

Esos “religiosos” que en realidad son pobres espiritualmente, que son rebeldes en contra de Él, porque carecen de ética, tropiezan a cada rato en los mandamientos del Eterno.
Para que no nos demos cuenta andan por la vida prohibiendo lo permitido, encerrando la alegría, inventando excusas, usurpando vidas, negando el potencial de cada ser.
Pero los que confían en verdad en el Eterno, andan por los caminos correctos, aunque parezcan menos “santos” que los “religiosos”, su conducta es impecable, su corazón limpio, sus manos abiertas para saciar al necesitado para compartir con el maestro.

Confiar en Dios, más que “creer” en Él, es un mandamiento para el judío, no así para el noájida.
Y sin embargo, a Dios no le da inconveniente decir que Lo dejemos a un lado, junto con todos las reglas que incumbe a esto, siempre y cuando no dejemos de ser éticos, de construir Shalom, de ser buenas personas con el prójimo.
Claro que esto no es el ideal.
El ideal es ser leal con el cumplimiento y poseer una fuerte confianza en Él.
Saber que Él existe, opera, supervisa, recompensa, etc. Por supuesto que es importantísimo, pero a la hora de la hora, Dios está por encima de nuestra mediocridad y aplaude a quien es ético mucho más que aquel que vive como un salvaje pero plagado de religiosidad.

A Dios no Le cambia ni un milímetro si crees en Él o no.
Pero si le cambia a tu prójimo si actúas con bondad y justicia, como constructor de Shalom o no.
Por supuesto que confiar en Dios es mucho mejor, no lo niego ni un poquito, pero a la hora de la hora, ¿es eso lo que Dios valora como principal?

Si leemos el capítulo primero del profeta Isaías comprobamos que Dios detesta a los “religiosos”, gente que tiene la palabra “dios” en sus bocas, saltan en alabanzas, hacen rituales, sacrifican animales, se pasean por templos, se visten con ropas de “religiosos”, son convidados en todos los festivales, pero carecen de ética, destratan al prójimo, se mofan de los mandamientos entre el hombre y el prójimo, y por eso son “religiosos”, descarados, que representan todo el show, con restricciones insoportables (jumrot) incluidas, pero a la hora de la verdad son vacíos.
Dios no quiere religiosos, no le hace mella si crees en Él o no, aunque para los judíos es un mandamiento saber que Él existe.
Eso no es lo principal, en el razonamiento de Dios, no en el de este modesto maestro.
Atiende:

«Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.»
(Ieshaiá / Isaías 1:16-17)

No dice que usen cabeza cubierta, ni que vistan “gracioso”, ni que bailoteen, ni den plata al líder religioso, ni digan “amén”, a cada rato, ni que sean “creyentes”.
Tampoco que se congreguen en fiestas sabáticas, ni se hagan pasar por sabios de Torá, ni comercien con “Kabbalah”.
Nada de eso.
¿Qué es lo que pide?

Pide ética, respeto por el prójimo, amor por el prójimo, vivir una vida de construcción de Shalom.

Reitero, amar a Dios, saber de Su existencia, claro que es estupendo, son mandamientos para los judíos.
Pero de poco valen cuando se maltrata al prójimo, se condena al inocente, se oprime al necesitado, se actúa con maldad.

Cumplir con los mandamientos, aunque no se crea en Dios… suena paradójico, pero es lo que se expresa en estos textos sagrados.
Y si esto es así para los judíos, a los que Dios ha escogido y sometido a un peso de 613 mandamientos, y demanda que sepan que Él existe, y demanda que Le amen, y demanda tantas otras cosas… ¿acaso no será así para los noájidas, a los cuales Dios no mandó saber acerca de Él, ni de amarLe, ni de atenderLo constantemente, ni ningún otro mandamiento por el estilo?

Así:

«¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim.»
(Mijá / Miqueas 6:8)

Esa es TODA la ciencia del espíritu: ser justo, ser bueno desinteresadamente y actuar con humildad ante Dios.
Si alguno no cree en Él pero es bueno, es justo y no blasfema ni adora deidades… ¿acaso está por la senda incorrecta o va en el rumbo correcto?

Gracias a Dios, Él no juzga con la severidad y pocas luces con que hacemos los humanos.
Porque Él escudriña los rincones del corazón, conoce hasta los pensamientos que nosotros desconocemos de nosotros mismos, evalúa con pleno saber, no anda precisando que le suban el ánimo, no es esclavo de Su ego… por ello no es rencoroso, ni vengativo… aunque las mentes estrechas lo vean así.
Porque es Dios, y no un invento nuestro.
Porque es nuestro hacedor, y no un reflejo de nuestra mediocre oscuridad.

«reconoce al Elokim de tu padre y sírveLe con un corazón íntegro y con ánimo voluntario; porque el Eterno escudriña todos los corazones y entiende toda la intención de los pensamientos. Si tú le buscas, Él se dejará hallar; pero si Le abandonas, Él te desechará para siempre.»
(1 Divrei Haiamim / I Crónicas 28:9)

Aquel que se dedica a cumplir con los mandamientos que le competen y busca a Dios, eventualmente encontrará esa paz interior que le confirma su conexión eterna con Él.
Aquel que se rebela en Su contra, que Lo abandona, que se opone a Su autoridad, a ese es a quien Dios deja de lado. Porque Dios devuelve lo que Le dan, medida contra medida (TB Sanhedrin 90a). Si voluntariamente, a sabiendas, uno detesta a Dios, Dios le regresa lo que recibe…

Atiende:

«El Eterno se dio a conocer por el juicio que hizo; los impíos fueron atrapados en la obra de sus propias manos. »
(Tehilim / Salmos 9:17)

Cada cual cosecha lo que siembra.
Pero la misericordia de Dios puede mitigar el dolor de la cosecha escasa y aumentar el regocijo del que Él considera merecedor de bondad.

Pero, sabemos que Él es misericordioso y si alguno es ateo o agnóstico o hasta “religioso” pero cumple cabalmente con los Siete Mandamientos (si es gentil), y con lo que puede de los 613 (si es judío), ¿acaso lo dejará desvalido?

Él sabe como es el hombre y por eso es misericordioso y no anda cancelando “entradas al paraíso” porque la persona se equivoca o no ha sido educada en el camino del bien.

Ah… ¿pero Maimónides no dice que el gentil solamente tiene parte del paraíso si cumple sus mandamientos sabiendo que son divinos?
Realmente no dice eso con exactitud. Veamos:

“Todo gentil que se compromete a cumplir con los Siete Preceptos Universales, se lo denomina un gentil piadoso y tiene su porción del Mundo Venidero [derivado de Sanhedrin 90a]; en tanto reconoce que estos mandamientos le fueron ordenados por el Eterno y reconfirmadas a través de Moisés en la entrega de la Torá, acerca de que los descendientes de Noé habían sido ordenados para cumplirlos desde tiempo antiguos.
Sin embargo, aquel que los hace porque les parece racionales, no se lo considera un “extranjero residente”, y no es uno de los piadosos de las naciones del mundo, sino de los ilustrados de las naciones.”
(Hiljot Melajim 8:11)

Sin embargo, en el Talmud (Sanhedrin 56a hasta 57b), que es la fuente de Torá Oral de la cual abreva Maimónides nada menciona acerca de creer en Dios, ni de admitir la divinidad de los preceptos como condición única para ingresar el gentil de conducta ética al mundo venidero.
Ni una palabra de ello.
Aunque se detiene en detalles sobre reglamentos, penas, ocasiones y otros, pero en modo alguno siquiera alude a la creencia en Dios como condición, ni a su obligatoriedad, ni a su carácter de único ticket de entrada al paraíso.

Por más datos, en la Tosefta Sanhedrin 13:2-3, y en el Talmud Rosh HaShaná 17a se menciona lo que acontece a judíos y gentiles en el mundo venidero a causa de sus acciones y méritos y no en su creencia en Dios. Y específicamente se declara que el espíritu de los perversos entre los gentiles “se evapora”, cosa que no ocurre con el espíritu de los gentiles promedio ni los justos.
Interesante, ¿no?

Comprobemos qué dice el Midrash Eliahu Rabbá –Ish Shalom- 14:

“Dijo el Santo bendito Sea a Moshé: ‘Sea judío o gentil, hombre o mujer, esclavo o sierva, si ejecuta alguno de los mandamientos obtiene su recompensa.”

En estas palabras no se expresa la obligatoriedad de creer en Dios, sino de cumplir con los mandamientos, en perfecta concordancia con lo que en la santa Tradición se dice y se repite:

“es la acción lo fundamental y no la teoría”
(Talmud, Abot 1:17)

Más aún, el Talmud (Avoda zará 2b, 3a) indica que la persona recibe su recompensa por los actos positivos que ejecuta, más allá de sus motivaciones.
Es cierto, pareciera que esto contradice a Maimónides, pero es el Talmud quien lo establece, con su autoridad mayor a la del gran Maimónides.
Maimónides es una luz, una cúspide, pero no es LA autoridad única ni última. Hay otros con similar estatura, jerarquía y dignidad que establecen otras leyes en ocasiones, y tal parece que en este punto en el Talmud hay opiniones divergentes. Esto no resta un ápice a la magnitud y valor de Maimónides, sino que lo encuadra dentro del sistema normativo tradicional del judaísmo. No hay “Papa”, ni palabra de un rabino que deba ser asumida como vinculante para todos los judíos. Por supuesto que la valía de Maimónides, el respeto que se ganó, su obra, su enseñanza, es el mérito que le hace ser una de las voces más apreciadas dentro del judaísmo tradicional. Pero cuando en el Talmud se dan otras opciones, éstas no son para descartar con impaciencia y poca sabiduría.

Así pues, Maimónides afirma lo que afirma, y en el Talmud encontramos que no es la única opción al respecto.
Es decir, el gentil que no conoce a Dios pero que sin embargo lleva una vida acorde a los Siete Mandamientos, igualmente es meritorio y obtiene su poción de mundo venidero.

Ante la disyuntiva, es preferible andar por el camino de la misericordia, de la apertura que en nada obtura el acercamiento del lejano así como el fortalecimiento del cercano.
¿Cuál es el valor práctico y trascendental de condenar a la negación de la vida eterna a aquel que actúa acorde a lo que Dios dispuso, pero que no alcanza todavía a reconocerLo como deidad única y que ordenó los mandamientos?
¿Es justo y misericordioso el apurarse a condenar y negar la “salvación” a quien vive según Dios manda, pero que no tiene la capacidad, el conocimiento, la salud emocional, como para “creer” en Dios?
Habiendo diferentes posturas, igualmente válidas, ¿es lo más acertado, es una imitación de las acciones de Dios, el expulsar de la eternidad al que podría algún día reconocer a Dios?

Yo prefiero acercar al que por ignorancia, torpeza, error, comodidad está lejano.
Es mi opción, aunque yerre o “peque”, puesto que prefiero ser denunciado ante el Juez por “amor gratuito” que por “odio gratuito”.
Es mi decisión, es lo que dentro del marco de la ley me está permitido hacer. No le pido a nadie que me siga en esto, es lo que yo escojo, tal como otros muchos más grandes escogieron anteriormente. Como dijera en otra oportunidad: «prefiero ser conocido por pecar por ahavat jinam -amar gratuitamente- y no por sinat jinam -odio en balde-«, citando al venerable Rav Kook.
Precisamente, en imitatio Dei, siguiendo el modo de proceder de Dios para con Sus criaturas.
Por tanto, en lo personal, no me mueve un pelo que se me tilde de “rebelde” o “ignorante” por no jugar al juez sabihondo y condenar a la desaparición eterna a aquel que lleva una vida ética, de construcción de Shalom, en perfecta sintonía con lo que Dios manda, pero que todavía tristemente no puede dar el pasito para aceptar la realidad de Dios.
Prefiero confiar en que cuando Dios dijo que se hiciera lo que Él mandó, aunque no se crea en Él, está bien… aunque no sea lo mejor. Porque al admitir al errado sincero, se está debilitando la oscuridad y amplificando el espacio para la Luz.
Dijo el Rav Kook:

“En verdad, toda oscuridad no es más que la Luz disminuida.”
(Orot Hakodesh 2, p. 455)

Permitamos a la Luz avanzar, abrazando al que no es antagonista, sino un espíritu puro encerrado en las contradicciones del EGO.
En tanto mantenemos a raya a los enemigos del Eterno, a aquellos malvados que adrede se oponen a Él para difundir sus maldades y ejercer su impudicia.

Habiendo expresado esto, igualmente me parece que se puede para aclarar aún mejor la postura expuestas por Maimónides, vemos que el salmista dijo claramente:

«Los impíos serán regresados al Sheol, todas las naciones que se olvidan de Elokim.»
(Tehilim / Salmos 9:18)

Sheol es la tumba, el olvido, la falta de eternidad.
Al olvido van los difuntos perversos.
De la tierra son, a la tierra regresan, sus obras no prosperan.
Además de los impíos están mentados también las naciones que “se olvidan” de Dios.
Es decir, los que habiendo encontrado el camino del noajismo escogen rechazarLo, negarLo, volver a la pudrición de la religión, obviar a Dios para halagar a sus EGOs.
Aquel que nunca tuvo la oportunidad de conocer acerca de Dios, ¡ese no Lo olvido!
(Al respecto es interesante el debate en el Talmud, Sanhedrin 105a, y en Tosefta Sanhedrin 13:2, que no reproduciremos aquí).

Así pues, por supuesto que la cima corresponde al hombre ético y que reconoce la existencia de Dios.
Sin embargo, nadie niega el valor en este mundo y en el venidero del que no habiendo podido tener conocimiento de Dios igualmente se comporta de modo ético, acorde a los Siete Mandamientos Fundamentales.

Una cosa es aquel que Lo conoció pero escogió olvidarLo.
Otra cosa es aquel que nunca tuvo la oportunidad de ser enseñado y liberado de las redes de la ignorancia y/o el error de sus mayores.

Pero cuando la persona actúa falta de ética, cuando adrede hace el mal, eso es diferente, está en desbalance interno y provoca el desequilibrio en el medio.
Cuando la persona quiebra las reglas más elementales de la convivencia, entonces ya no es cuestión de opiniones.
Algo no está bien.
Para que se comprenda, el hombre nace provisto de una Luz interna, de su esencia, de su espíritu, que es la línea directa y constante con Dios.
En ese seno se afincan los Siete Mandamientos de forma natural, sin necesidad de haber sido ordenados, sin tener que estudiarlos.
De hecho, cuando los estudiamos, cuando los aprendemos, en realidad los estamos recordando, repasando una lección antigua que quedó en lo más profundo del ser.

Por ello, cuando la persona vive de un modo carente de la más elemental ética, actuando en total y completo servilismo a su EGO, deseando y quebrando el orden sin tapujos, es un síntoma de que algo está groseramente alterado en su ser.
Es tanta la escoria alrededor de su espíritu, tanta cáscara dura y ruda impidiendo el gozo de su esplendor, que pareciera como si realmente no tuviese conexión con Dios.
Algo como lo que se puede observar en los promotores conscientes y activos de la idolatría, o en los jefes nazis, o en los miserables terroristas que no se guardan de asesinar hasta a sus propios hijos en busca de saciar sus más sanguinarios y oscuros deseos.
Este tipo de gente es la que no tiene mérito para gozar de los bienes del mundo venidero, porque de hecho niegan la vida aquí y en la eternidad.

Pero el que no ha aprendido acerca del Eterno, el que ha sido engañado y lleva una vida de ateísmo, religión, falsas doctrinas, sin ser consciente de la gravedad de esto… ¿qué alma inmisericorde es capaz de acusarlo y prometerle infiernos y dolores eternos?

En definitiva, loable quien cumple con su parte y además confía en Dios. Ese es el ideal.
Encaminado anda por la senda de Dios, aquel que aún no sabe que está haciendo lo que Dios le mandó. Eventualmente alcanzará también a confiar en Dios. Tal es el deseo, que lo real alcance lo ideal sin quebrantos.
Todos recibimos nuestra justa recompensa, que no es de nosotros saber cual es, porque no somos Dios ni evaluamos de acuerdo a los pensamientos y parámetros de Él.

Procuremos, por tanto, desplegar una vida de construcción de Shalom.
Acerquemos al lejano, abracemos al cercano.
Seamos semejantes a Dios en la medida de nuestras posibilidades, al actuar como Dios actúa.
Dejemos de lado las condenas, amenazas, presiones, burlas inmerecidas, parloteos poco saludables.

Y el que piensa diferente, en tanto no transgreda revoltosamente ningún mandamiento, ¡bienvenido sea!

¿Dios escoge por ti?

En un comentario un nuevo amigo de nuestro hogar FULVIDA escribió: “De lo poco que le he leído y tal y como supongo diría el, para mí, y a partir de ahora, Maestro Moré: “Si Dios me ha hecho Noájida ilustrado, y ateo, ¿quién es alguien para contradecirlo?”.

Aplica una consideración para evitar errores, confusiones, caos y desvíos involuntarios de la senda correcta.

Este comentario está formado por una afirmación correcta: “Dios me ha hecho noájida”.
Así es.
Cuando nacemos podemos ser judíos, si nuestra madre es judía; o podemos ser de la inmensa mayoría de la humanidad, es decir, noájidas, en caso de que nuestra madre no fuera judía.
El nacer, hasta donde sabemos, no es una cuestión de nuestra elección personal.
Hemos nacido por acciones ajenas, voluntarias o no.
Nuestra raíz espiritual no depende de nuestras decisiones, de nuestra voluntad, de nuestro parecer.
Somos, porque así ha sido dispuesto más allá de nuestra escogencia.
Nosotros creemos que fue la Divina Voluntad la que nos hizo formar parte del gran grupo humano de los noájidas, o del pequeño grupo humano de la familia judía.
También creemos que si Dios lo marcó así, y siendo que ambas identidades espirituales son sagradas, completas, amadas por Dios, entonces el camino obvio y perfecto para el gentil es el noajismo, en tanto que el camino para el judío es el judaísmo.
Dios creó ambas identidades espirituales con sus respectivos manuales de vida: noajismo y judaísmo; por lo cual, lo sabio y bueno es vivir de acuerdo a lo que Dios seleccionó para cada cual, de acuerdo al estilo apropiado para cada cual.
Por supuesto que hay algunos pocos gentiles que sienten una poderosa atracción hacia el judaísmo, una que no tiene componentes secundarios tales como intereses sociales, ni ventajas materiales, ni huidas emocionales, ni ningún otro interés espurio, sino tan solo el intenso deseo de servir a Dios al estilo que deben hacerlo los judíos, por completo apegados a los mandamientos que son para los judíos, sin banalidades, sin escoger según la comodidad o el propio parecer. Para esas pocas personas hay una puerta abierta hacia la verdadera conversión formal y legal al judaísmo, pero sin dudas que la casi totalidad de los gentiles tienen su camino en el noajismo, tal y como es de sentido común y de acuerdo a lo determinado por Dios.

Pero el comentario del nuevo amigo contiene una afirmación equivocada, que es la que puede generar mayor confusión dolor y caos.
Es cuando expresa convencido que: “Dios me ha hecho… ilustrado y ateo…”.
Tanto el ser ilustrado como ateo ya no queda en potestad de Dios, sino de la propia elección de cada uno.
Por supuesto que nuestras elecciones están cruzadas por componentes sociales, seguimos modas, nos vemos sometidos a presiones, somos producto de nuestra experiencias y enseñanzas de nuestros mayores y del medio social, nos convencen desde la tele, etc., pero somos nosotros los que nos hacemos cargo de lo que escogemos hacer con nuestras vidas. Al menos, eso es lo que se espera que haga un adulto.
El ser ilustrado o ignorante, el ser ateo o creyente, el ser leal a Dios a través del cumplimiento de los mandamientos o quebrantarlos, el usurpar legados espirituales ajenos o ser coherente con lo que es propio, etc., no es lo que Dios decretó para la persona, sino lo que la persona escoge para sí.
No podemos achacarle a Dios el resultado de nuestras  elecciones. Tampoco el medio social en el cual nos vemos insertados. Si bien nosotros no escogimos nacer de padres ladrones, mentirosos,e estafadores, religiosos, ateos, burladores, brutos, violentos, idólatras, etc., si bien no somos responsables por lo que nuestras mayores y nuestro marco social nos lleva a hacer, ciertamente que al momento de elegir somos nosotros los que lo hacemos.
Según sabemos, Dios no juzga con similar estrictez a aquel que teniendo a disposición buena educación, correcto marco social, buenos ejemplos, etc., que aquel que ha sido sometido a malos ejemplos, pésimas doctrinas, imposibilitado de acceder a otro modo de vida más acorde a la senda de Dios.
Dios es más estricto con aquel que se lo merece. Es así.
Pero cuando alguien se ha “topado” con SERJUDIO.com o FULVIDA.com, o algún otro lugar de buen contenido, y rechaza adrede la información, se niega a salir de la celdita mental que lo encierra, se aferra a su EGO y sus mentiras, se moviliza en contra de las cosas de Dios, esa persona está eligiendo adrede, voluntariamente, por gusto oponerse a Dios y andar por la senda de la oscuridad. ¿Acaso Dios tendrá tanta misericordia con alguien así corrupto y corruptor?
De hecho, no lo sabemos, porque es Él el único que tiene perfecto conocimiento de todos, absolutamente todos, los determinantes. Es Él quien juzga cabalmente, no parcialmente como nosotros.
Sin embargo, así hemos aprendido, acerca de que cada uno es responsable cuando se le ha puesto ante sí la oportunidad de elección y teniendo la capacidad de hacerlo, se escoge el mal.

Así pues, resumiendo, Dios te ha hecho nacer judío o gentil.
Pero luego, como tú vives, tu estilo de vida, eso es algo que te compete a ti. No puedes responsabilizar a Dios acerca de esto.

Dios te dio tu identidad, Dios te dio el manual de vida (Torá judía y Torá noájida), eres tú quien debe vivir tu vida.
Con sus altibajos, con sus dudas, con sus contradicciones, con sus secretos, con sus luces y sombras.
Eres tú el que está a cada rato en la necesidad de elegir entre lo bueno y lo que no lo es.

Los señores de la foto…

En la actualidad el disfraz tiene más peso que la esencia.
Por ejemplo, uno llega a considerar que un hombre barbudo, con guedejas colgando de sus sienes, pelo rapado, gran sombrero negro, saco largo negro, camisa blanca, es de lo más ortodoxo y por tanto aplicado dentro del judaísmo. Probablemente se les dirá “rabino”, aunque no lo sea, pero eso “parece”.
Tal como si fuera condición indispensable vestir de esa manera, porque de lo contrario uno no estaría en la senda del Eterno.

Sin embargo, eso es solamente apariencia, teatro, disfraz, para nada la esencia o lo que identifica en realidad a la persona.

Contemplemos esta imagen (tomada de Matzav.com).


Seguramente pocos admitirían que estamos ante personas ortodoxas, y más aún, de los más encumbrado de una de las ieshivot –academias rabínicas- anteriores a la Shoá.
Sí amigos, así es.
Estos señores con el rostro rasurado perfectamente, con ropas modernas –para su época-, con diferentes estilos de ropas y sombreros, sin uniformes, similares a cualquier caballero de clase media de hace 70 años atrás, estos señores eran la flor y nata, lo mejor entre lo mejor de la ortodoxia judía.

Así eran en su mayoría los ortodoxos hasta hace pocos años.
Porque se valoraba la acción y no la postura. Porque se apreciaba el contenido y no el disfraz. Porque se reconocía la importancia de equilibrar lo físico con lo espiritual. Porque importaba la calidad y no la cantidad. Porque se estudiaba y se sabía y no meramente repetía con infantilidad de extremista fanático. Porque no eran necesarias imposiciones restrictivas apabullantes para sostener una máscara de religiosidad, cuando lo que se tomaba en cuenta era la belleza de la espiritualidad bien entendida y vivida.

Pero ahora entre muchos ortodoxos prima lo superficial.
Se buscan rituales complicados porque se está vacío de espiritualidad.
Se imponen más y más límites a lo que es permitido, por miedo a lo que se desconoce.
Se obliga a ser parte de grupos cerrados, enceguecidos, imposibilitados de preguntar y madurar, para que algunos pocos sigan en el poder, desde sus tronos fantasiosos de “rebes” y “líderes cabalísticos”.
En este complejo camino muchas veces se cae en el error profundo, incluso en la idolatría disfrazada de piedad. Adoración de persona, rezar a personas, denegar la humanidad del prójimo, supersticiones variadas, tráfico de influencias emocionales, hostigamiento, discriminación negativa, rituales paganos convertidos en piedra fundamental de doctrinas y prácticas, etc. ¿De que vale el disfraz si uno lleva una vida antagónica con el camino y la meta que propone Dios para Sus hijos?

Cuando en los hechos el disfraz es solamente eso.
El miedo es otro de los instrumentos del EGO.
Las restricciones agobiantes son manifestación de la limitación intelectual y la inoperancia espiritual, en la mayoría de los casos.
El adoctrinar en lugar de enseñar es asegurarse en la prisión conocida en lugar de aventurarse a crecer y cumplir al máximo grado el potencial individual.

Lamentablemente este cáncer social se extiende, se amplía.
Ya no son solamente unos pocos extremistas, ahora se van incorporando otros a esta forma superficial de vivir.
Se mandatan uniformes exteriores para uniformizar el pensamiento, para someter las emociones, para bloquear el avance dentro de los marcos permitidos.

Incluso entre algunos noájidas se está percibiendo algo similar.
El afán de vestirse como lo que se cree es un judío ortodoxo, el anhelo por trajes negros y camisas blancas, poblarse de barbas, dejarse colgar pelos desde las sienes, usar la cabeza cubierta con grandes gorras, prohibir lo que está permitido en aras de aparentar una mayor “ortodoxia” noájica.

Triste, patético, lamentable, erróneo y seguramente lleva al vaciamiento del intelecto, a la pobreza del accionar, a la parálisis emocional y al consiguiente aumento de la religiosidad para tratar de llenar el hambre de espiritualidad.

Veamos nuevamente la foto.
Son judíos ortodoxos, de lo mejor entre la nobleza intelectual y de práctica del judaísmo, gente impecable por dentro y por fuera… ¡de la ieshivá Telz! Que es decir el Harvard de las ieshivot.
Pero hoy serían tildados de no-ortodoxos, conservadores, judíos modernos, reformistas, laicos por más de uno que viste el uniforme, repite los lemas, adora a sus “rebes”, pero seguramente no tiene ni un 10% del conocimiento y acción de los señores de esta foto.

Y en esta foto… ¿qué vemos?

Los tiempos cambian.
Ahora se exalta lo externo, el ser parte de la secta, el agruparse en torno a algún líder con su doctrina metafísica, el discriminar y presionar a los diferentes.
Antes… antes no todo era mejor, pero al menos había lugar para el debate saludable, la apertura dentro de los parámetros correctos, el ser activo y pensante.
(Quizás estoy idealizando el pasado, pero las fotos no me dejan).

Por supuesto que para aquellos que comprenden y sienten la importancia de tal o cual vestimenta, en tanto no contradigan ningún mandamiento, están en su derecho y son bienvenidos de hacer como hacen. No hay nada de malo en sí en la forma de vestir pulcra, decorosa, acicalada, hasta uniformizada, en tanto no sea un disfraz para ocultar el vicio y oscuridad interior.
¿No es mejor llenar de contenido a la vasta mayoría irreflexiva, temerosa, títeres, EGÓlatras que se aferran a lo externo, a lo superficial, en lugar de mejorar lo que realmente tiene valor y trascendencia?

Para finalizar, un pensamiento del gran maestro, el Rav Kuk:

"Los hombres justos no se quejan de la iniquidad, sino que incrementan la Justicia.
No se quejan de la herejía, sino que acrecientan la confianza en Dios.
No se quejan de la Ignorancia, sino que aumentan la sabiduría."
(Arpelei Tohar)

Resp. 986 – Duda consejo diario 364

claudiamejia nos consulta:

Shalom!
1- En el consejo diario 364 nos dicen que no debemos hablar de Di-s, sino con Di-s…
2- Discúlpenme la ignorancia, pero quisiera saber por qué no se debe hablar de Di-s?
3- Es muy difícil entender, pues sé que Di-s ha trazado nuestro camino, el cual cada uno debe recorrer,
4-  adicionalmente en los mitzvot habla de ello, de no interferir, no tratar, etc a los idólatras…
5- pero y si es alguien como yo, en búsqueda del camino correcto?
6- En qué momento es correcto hacerlo?
Gracias.

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Resp. 985 – ¿siendo ateo soy noájida?

dams nos consulta:

1- Tras leer con interés parte de las entradas de este sitio he llegado a la conclusión que cumplo casi en la totalidad los requisitos de un noájida observante(no adorar idolos…).
2-  Dado que no es requisito indispensable creer en Dios:
3- ¿Ser ateo es una forma de ser noájida?.
4- ¿Ser ateo es también una forma se ser judio si se es judio?.

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El “éxito” de los pastores

¿Cómo puede ser que tú aportas datos veraces y correctos, pero tu oyente parece no darse cuenta de lo que le muestras?
¿No te ha pasado que demuestras con evidencias y citas las falsedades de las religiones, pero los fieles a las mismas siguen empedernidos en sus estilos de vida?
¿No te sientes apenado cuando ves al fetraficante que moviliza a miles de congregantes, recibe aplausos y elogios, es apoyado económicamente, cuando resulta tan claro para ti que es un farsante, sus palabras son vacías y seguramente peligrosas, sus pasiones son bestiales, su conducta es ilegítima –y quizás criminal-, su imperio maligno es terrible?
¿Estuviste en la situación que exponías a un familiar o a un amigo acerca de lo espantoso de las religiones, pero ellos se negaban a admitir siquiera una letra de tus argumentos; y para peor, te querían manipular para que regresaras al rebaño de los religiosos?

Intentemos una respuesta posible.

El ser humano es multidimensional: espiritual, mental, social, emocional y físico.
Muchos políticos, columnistas, comentaristas y especialmente predicadores de las religiones tienden a manipular con habilidad los resortes que activan mecanismos de dominación emocional y social.
Ellos no le hablan al intelecto, esquivan la argumentación, eluden el pensamiento crítico para sumergir a sus oyentes en un océano de emociones furiosas, que vapulean a la persona y la impulsan hacia la dirección marcada por el hábil malabarista.

Así, los profesionales de la manipulación crean un ambiente social y un encuentro emocional que dé un sentido de pertenencia, inventa y refuerzan el sentimiento de la comunidad, someten a su audiencia a un torrente de percepciones que anulan el pensamiento crítico e impulsan el surgir de los miedos y deseos escondidos en lo profundo.

Si tú has participado de cuestiones por el estilo y ahora tienes la oportunidad y la claridad mental/emocional como para analizar, podrás confirmar la verdad de esta caracterización.
Recuerdas como el pastor los hacia sentar juntos, no quería personas desperdigadas por la sala, si eran pocos. Los quería juntos.
Él se encontraba encima de ti, en una tarima, en un estrado, sobre un altar, allí arriba, y tú debajo.
Él usaba micrófono, a un volumen intenso. A menudo se acompañaba de música fuerte que solía reiterar la misma melodía y las mismas palabras, una y otra vez.
Seguramente que hasta gritaba al micrófono cada dos por tres, elevando el clima emocional con cada grito.
Te hacía repetir palabras o frases, hasta el cansancio. Te hacia parar y sentar, estar de pie, levantar una mano y no la otra, cerrar los ojos y gritar junto al grupo.
Si alguien se atrevía a preguntar algo en contra del deseo del pastor, de inmediato era silenciado y estigmatizado, tratado como loco, malvado, perverso, hereje, perturbado, rebelde, mala semilla, del demonio o similar.
El pastor te convocaba a sus reuniones y no había excusa posible, era tu deber asistir, aunque no quisieras, aunque estuvieras enfermo, aunque te disgustara… era tu deber y si no lo cumplías te llovía una terrible cantidad de llamados a tu teléfono, mensajes de texto, citaciones, componendas, reprimendas, extorsiones, amenazas, en privado y ciertamente que en público también.
Por supuesto que el pastor era quien decidía por ti sobre casi cualquier asunto, tú debías obedecer o serías castigado. Se te prohibían las cosas más naturales y normales, con la justificación de que era la palabra de Dios en boca del profeta que era el pastor. Se te censuraba, se te encerraba, se te asfixiaba, se te sometía a todo tipo de maltratos (físicos, emocionales, sociales), se te exigía dinero y ofrendas, se te exigía lealtad y sumisión, mucha sumisión.
Tu vida giraba en torno a los deseos del pastor, entre las paredes de tu iglesia –a la que puedes llamar “sinagoga mesiánica” si eso te hace sentir más “espiritual”.
Se te demandaba austeridad, dedicación, servilismo, alejarte de los que te pueden hacer pensar otra cosa, incluso aborrecer a los de tu propia sangre o familia con tal de mantener tu vínculo con el pastor y con la comunidad de los “fieles”.
Todo tipo de maldiciones, insultos, palabrotas, desprecios se dedican a los “de fuera”, particularmente a los que traen un mensaje liberador que choca de frente con las astucias que te presenta el pastor como sagradas.
Sitios como SERJUDIO.com o FULVIDA.com son satánicos, serías excomulgado si los pisas, pues el pastor les tiene terror porque sabe que arruinan su negocio oscuro.
Hasta las cosas más deleznables tuviste que hacer, dejar hacer, ocultar o apoyar, con tal de que el pastor no te señalara en público a ti como “pecador”, siendo que en la verdad era el pastor el primero en la lista de los destructores, infieles, vejadores, ladrones, corruptos, malandrines, procaces, manoseadores, etc.
Las dudas se callan, el análisis de argumentos se prohíbe, se censura la crítica, las preguntas solo pueden ser bajo la atenta admisión del pastor y los de su camarilla de corruptos en el poder.
Efectúan falsos milagros, sugestionan, compran vidas, mienten descaradamente, hacen también “buenas acciones” pero siempre y cuando obtengan rédito de ello. Usan sus “éxitos” como pruebas de su poder divino, sus fracasos no se mencionan jamás o se explican para echar culpas a los pecadores de entre la comunidad, para hacerse las víctimas, para demostrar su bondad y la maldad que otros les hacen. Siempre caen parados, aunque hagan las cosas más terribles.
Se rodean de gente débil, de otros traficantes como ellos, de personas necesitadas emocionalmente, de personas con poca educación, de gente receptiva a sus trucos emocionales, de verdaderos creyentes obnubilados en las prácticas de dominación del grupo, y con ellos van ampliando su marco de labor, armando un marco de cohesión social.
Te sonríen, te saludan, te abrazan, te preguntan por tu vida, te invitan a sus cenas, te hacen sentir importante, y tú caes en las redes que han tejido para ti.
Es agradable… ¿o acaso te parece que se presentarán al principio como algo peligroso de lo cual tienes que huir espantado para salvar tu vida aquí y en la eternidad?
Obviamente que te hacen sentir como un pequeño rey, pero por poco tiempo.
Al rato ya estarás trabajando servilmente y sumiso para el pastor.
Aunque algo no te cierre, aunque en el fondo una vocecita te diga que estás yendo por el mal camino, igualmente encontrarás excusas para silenciar a tu conciencia, para mentirte, para permitir la adulación.
Luego, será tarde para salir fácilmente por tus propios medios.
Has creado una realidad alternativa, una en la cual eres esclavo de tu pastor, la comunidad es tu existencia misma, romper los lazos con uno u otra es sentido como un suicidio, como una pesadilla terrible. Entonces, desde lo más profundo de tus entrañas harás todo para seguir aferrado al barco, aunque éste se hunda.
Te han hecho sentir culpa por cosas del pasado que solamente puedes resolver con el bálsamo mágico del pastor. Te han creado angustia hacia el futuro que solamente puedes calmar con las esperanzas “sagradas” que solamente te brinda el pastor. Te prohíben vivir el aquí y ahora, solamente ser parte del universo del pastor y la comunidad.
El mundo está dividido entre los buenos, la comunidad y a su cabeza el pastor; y los malos, que son los de afuera, los otros, los que dicen algo diferente.
No hay intermedios.
No es posible que los “hijos del demonio” sean buenos, que tengan algo bueno para ofrecer. Los caricaturizan, se burlan, los desprecian, los convierten en peleles a ojos de su congregación, porque así consiguen al menos dos o tres ventajas: te llenan de pánico para que no caigas en la bolsa de los enemigos del pastor, te demuestran que solamente el pastor es el que sabe y a quien hay que seguir, te confirman en tu lugar dentro de la comunidad de amados y guiados por el pastor.
No les basta con escupir y maldecir a los otros, sino que te insisten acaloradamente que es imposible que el pastor yerre, todo en él es perfecto y sagrado, aunque a ojos vista sea un patán, tú negarás lo que sabes para aceptar lo que quieres creer.
Hasta lo más estúpido admites como verdad, porque crees por fe y te enseñaron que la fe mueve montañas en tanto que el pensamiento es para personas enfermas, las leyes son de hombres, pero tú sigues a alguien “más grande”, a un dios personal, a alguien que dio su vida por ti, a alguien que te ama hasta la muerte… ¿cómo dejar de estar en comunidad con súper héroes salvadores como esos?

Es un pequeño pantallazo de lo que he visto en otras personas, a partir de lo que escuchado y leído, pero nunca lo he vivido en persona.
Tú sí.
Por lo cual es importante que te expreses, aunque nunca lo hayas hecho antes, para comentar aquí debajo y corregirme si crees que me he equivocado en mi descripción, o aumentar los datos que no he mencionado.
Tú que has estado ahí, o todavía te encuentras, o pronto regresarás –Dios no permita- puedes dar una pincelada para mejorar nuestra caracterización.

Si de paso quieres encontrar la relación entre este tema y el EGO y con el maltrato familiar, te agradezco doblemente.

Y, si puedes responder a las dudas que dieron comienzo a este post, serán bienvenidas tus palabras.

Hasta luego.

Estilo de Vida Espiritual

Te voy a pedir que cuando quieras y puedas vayas al texto que se abre haciendo clic aquí, está en SERJUDIO.com y trata sobre el Estilo de Vida Espiritual que Dios ha diseñado específicamente para los judíos.

Es sencillo, breve, viene acompañado por unas bellas imágenes y concisas explicaciones, además de algunas citas “bíblicas”.

Mi pedido es para que analices con calma y calidad cómo podrías hacer un texto similar pero acorde al Estilo de Vida Espiritual que Dios ha diseñado para los noájidas. Así aprenderás acerca de tu identidad, de tu destino sagrado, de lo que Dios quiere de ti, del camino que Dios te ha confeccionado para que disfrutes de todo el bien y la prosperidad y que tú ni siquiera tienes idea que está ahí.

Además estaría muy bueno si compartes allí tus comentarios, ideas, invitaciones para que los gentiles se congreguen y comuniquen en este sagrado hogar que es FULVIDA.
Por otra parte, te pido una mano para que difundamos mucho más y sin excusas tanto a FULVIDA.com como a SERJUDIO.com, que haya participación, actividad, comentarios, nuevos usuarios que han tomado conciencia de su identidad espiritual y sacan fuerza para salir de la cárcel del EGO.

Eres mi socio, soy tu socio, somos socios del Gran Jefe… ¿a qué estamos esperando para construir shalom?

Hasta luego, muchísimas gracias.

El consejo diario 369

No basta con haber despertado del letargo de la religión –del oscurantismo espiritual-.
No es suficiente con ser consciente de la propia identidad y el compromiso que conlleva.
Sino que es indispensable vivir a pleno esa conciencia.

Los judíos a través del judaísmo.
Los gentiles por medio del noajismo, es decir, los Siete Mandamientos Universales que Dios ha codificado para los hijos de las naciones.

El consejo diario 367

La religión es para los que huyen, para los que les remuerde el sentimiento de culpa, para los que desean pero no se animan.
La religión es EGO.
Es culparse por el pasado, angustiarse por el futuro y negarse a vivir el presente.

En cambio la espiritualidad es para los que aman la vida, desean gozar de la bendición, abrazan la justicia, comparten el bien.
La espiritualidad es conexión con Dios, con el prójimo, con el otro, con el cosmos…
La espiritualidad es vivir aquí y ahora, sin olvidar lo memorable, sin rechazar los proyectos posibles.

El consejo: sé menos religioso para que puedas ser más espiritual.