Sabemos que los Siete Mandamientos dados a Noaj no se encuentran explicitados en una lista en la Escritura Hebrea, además sabemos que a pesar de ello los Sabios utilizan cierta sección de las Escrituras Hebreas (Libro de Bereshit, lo relativo a los patriarcas) y de la Tradición Oral Judia (Talmud, Sanhedrín 56 a y b) para enseñar la existencia de dichas leyes.
Pero, ¿cómo sabemos que el noajismo no es una suerte de juego «Teléfono roto»?
El resultado usual del juego «Teléfono roto» es que en el momento en que se alcanza el final de la linea, el mensaje es diferente que al inicio. ¿Por qué? Porque las reglas del juego demandan que el mensaje deba ser transmitido a manera de susurro y rápido, y repetir no es permitido.
Ahora, qué tal si organizamos 50 lineas con 50 personas en cada linea y alguien le dice una palabra a la primera linea. Luego que la palabra llegue al último de la primera linea, este se encarga de decirla a la siguiente linea y así hasta terminar todas las 50 lineas. Al finalizar todas las 50 lineas le pedimos a todos que digan de cuál palabra se trató. Para nuestra sorpresa, todos y cada uno de ellos dicen la palabra correcta.
Las enseñanzas que el pueblo judio preservó fueron, y aún son, transmitidas en voz alta, clara y despacio. Las leyes fueron cuestionadas y examinadas. Una misma ley fue revisada N veces antes de pasar a la siguiente ley.
¿Piensas que la palabra que ellos están diciendo es la misma palabra que ese alguien originalmente pronunció?
Lo más probable es que así sea.
La inquietante pregunta seria: «¿Cómo pasó?
Aqui está el secreto: El sistema de transmición del noajismo es el preciso opuesto a las reglas del «Teléfono roto». Las enseñanzas del noajismo no fueron relatadas ni transmitidas en silencio, rápidamente y una única vez. Todo lo contrario, las enseñanzas del noajismo, fueron, y aún son, transmitidas en voz alta, clara y calmadamente. Las Siete Leyes son sometidas a estudio y examinadas. La misma ley es revisada N veces antes pasar a la próxima ley. Y más importante aun, todas estas leyes son experimentadas, no sólo estudiadas.
Mira, por ejemplo, este artículo Lo que la Torá indica acerca de los gentiles, y verás a sabios actuales hablando de las mismas enseñanzas que ellos aprendieron de sus padres y que son identicas a las enseñanzas que ellos mismos están transmitiendo a sus nietos.
Cuando alguien oye o lee acerca de las Siete Leyes de Noaj es fácil, y natural, que se pregunte cómo sabemos si todo esto es verdadero. Pero cuando atestiguas, y tienes el mérito de formar parte de la irrompible cadena de transmisión, te preguntas si es posible que algun mito sea capaz de perdurar por tanto tiempo, habiendo sido sometido a un estricto escrutinio, entre tantas generaciones, y a través de tantas variables condiciones y circunstancias.
A la luz de los vastos y variados testimonios es más logico preguntarse si Neil Armstrong alguna vez caminó sobre la luna que dudar de la autenticidad del noajismo. Piensa en ello.