Pesaj, como toda fiesta judia, tiene un cuerpo y un alma. El cuerpo de la fiesta de Pesaj está formado por los rituales, las leyes y la estructura de la tradición. El alma es su significado, su propósito.
El cuerpo de Pesaj es conmemorar el Éxodo, la salida de Egipto. El alma de la fiesta es la Libertad. Al unir ambos se logra la trascendecia. El éxodo no fue unicamente un asunto técnico, no fue unicamente una nación dejando atrás a quienes los esclavizaban. Nuestro respetable Moré ha enseñado que “Mitzraim” (hebreo para Egipto) significa límitaciones, barreras, constricciones. Salir de Mitzraim es liberarse de las limitaciones que nos hacen esclavos de nuestros temores, inhibiciones y adicciones. Al pueblo judio se le enseña siempre a verse como si constantemente estuviesen saliendo de Egipto, y esto es algo que los noájidas podriamos, sin obligación, aplicar a nuestras vidas.
El alma de Pesaj nos da la oportunidad de evaluar cada una de las facetas que conforman nuestra vida y asi descubrir dónde estamos parados en este mismo instante. Incluso de sernos dificil considerar cada uno de los planos de nuestra existencia (material, emocional, intelectual, social y espiritual) podemos tomar uno o dos que creamos debemos trabajar en pro de su mejora.
Podamos todos, judios y noajidas, ser bendecidos con un Pesaj lleno de trascendencia, que abra canales de esperanza y confianza. Que juntos, cada uno desde su lugar, podamos hacer nuestra parte para generar bendiciones, y que la mejor manera de hacerlo sea añadirle trascendencia a nuestra identidad espiritual.