La maldición del san Pablo (antes llamado Saulo)

Desde la más remota antigüedad, el cristianismo se afianza infundiendo un miedo irracional, a no creer, en el subconsciente de los feligreses. Para ello se cuentan fábulas, historias y cuentos que se incrustan en la mente de los niños y de los adultos de manera subliminal.

Un ejemplo de este truco lo viví hace tiempo en un viaje por las tierras de Aragón.

De pronto vi un ermitorio de aspecto medieval abrigado por olmos. En la puerta estaba sentado un anciano. Era el ermitaño. Le pregunté si el agua del pozo era potable y asintió. Sin que le preguntara me explicó el origen del ermitorio.

En la antigüedad los cojos, tullidos y minusválidos eran dedicados al cuidado de las ovejas, ya que este oficio no requería grandes esfuerzos. Estando tres pastores cojos cuidando sus rebaños, se apareció un peregrino. Les dijo: Si bebéis agua de mi cantimplora os curaréis la cojera. Uno de ellos, apellidado Domeneq, se burló del peregrino: ¿Está chiflado? Como me va a crecer la pierna bebiendo agua.

Los otros dos bebieron y se curaron. Entonces al ver su asombro, el peregrino les dijo: Soy San Pablo y he venido a comprobar vuestra fe. Vosotros dos que habéis creido en mis palabras os habéis curado. Sin embargo,  a ti que no has creído te maldigo junto con tu descendencia.

El anciano me aseguró que la maldición de san Pablo todavía estaba en vigor.

La semana anterior había muerto una mujer que se apellidaba Domeneq por causa de la maldición.

Le pregunté:

— ¿De qué murió la mujer? ¿de algún ataque al corazón?

n    —  No; murió por la maldición de san Pablo.

n   — ¿Y qué edad tenía?

n  — 95 años acababa de cumplir.

Pues, ¡¡ vaya maldición!!!

El anciano añadió: Eso les pasa a los incrédulos.

Esa es la cantinela que más se repite continuamente: Si no crees serás maldito y reo de todas las condenas. SI crees estás salvado. Todo ello ha calado en el subconsciente de los feligreses de tal manera que sienten horror a no creer.

Con esa coacción las iglesias han acumulado riquezas inmensas durante la historia. Los capos de la mafia lo consiguen con amenazas y estas otras mafias hacen lo mismo.

Curiosamente la historia de la maldición de San Pablo tiene dos ingredientes dignos de tener en cuenta. En primer lugar San Pablo fue el que explícitamente negó que las obras de la ley salvaran supeditando la salvación a la fe ciega.

Por otra parte, según tengo entendido, su anterior nombre Saulo, era en realidad un apodo que significa “cojo”, ya que por lo visto era cojo, feo y narigudo. Quizás por eso rechazaba el matrimonio, por su poco éxito con las mujeres.

Pues bien, el cojo santo maldijo al cojo incrédulo, y para que nadie se olvidara de lo que te puede pasar si no crees, se construyó un ermitorio que recordara a todos los viajeros lo que te puede pasar por ser incrédulo.

6 comentarios sobre “La maldición del san Pablo (antes llamado Saulo)”

  1. Otra moto que se vende es la de judeocristianismo, cuando el cristianismo no tiene nada de judio, Saulo fue uno de los que se encargaron de cuidar de ello, aunque apuntaria más a Eusebio y a su imperial patrón. Pero la Iglesia paulista es ya gnostica mucho más que judáica en algún sentido. Otra cosa es decir que el judaismo y el cristianismo han contribuido a la formación de Occidente, como el helenismo o la Ilustración.

  2. Sin embargo la mayoría de las personas lo ven así. No tienen idea de cómo son las cosas y como decía alguien con quien charlaba un día de éstos, es por pereza, porque es más fácil creerse loas historias de cuarta que les cuentan los manipuladores que sentarse a leer unos cuantos comentarios en la sección de «Empieza aquí» de FULVIDA y no sólo es leer sino también digerir, comprender y más importante aún, aplicar.

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