Tal vez tú seas de esos, o alguien quien tú conoces lo sea, que guardan cosas y más cosas y añade esa otro elemento al desorden.
A veces con la excusa que probablemente lo usarán o servirá para algo.
Otra porque dicen que tiene algún valor, sentimental, material o vaya uno a saber cuál.
O sencillamente, acumulan entre las otras mugres acumuladas (valiosas o no).
Forman el desorden y la desprolijidad, objetos, pilas y montones de cosas, aunque podría parecer difícil distinguir y asegurar dónde empieza una y termina la otra.
La mezcolanza se extiende y conquista, invade, se mueve a su propio ritmo, como si de una macabra criatura extraterrestre que devora todo a su paso se tratara.
Su imperio puede abarcar toda la casa, o determinadas habitaciones, o solo el ropero, o la mesa de trabajo, o un rincón; pero allí donde se asienta es que comanda el caos.
¿Es casual el lugar?
Pero no solo el espacio, también el tiempo.
Son ocasiones para disgustos, enfados, polémicas, rupturas, heridas, en fin, mucho más jaleo que se extiende a otros planos de la existencia.
Sea porque hay familiares que se entrometen a toquetear o tratar de poner cierto orden; o porque alguno se llevó algo sin permiso; o porque alguno está harto de vivir en una porqueriza; o porque alguien rompió algo de toda esa inmundicia; o porque el hedor es insoportable que acuden los servicios municipales a detectar la fuga de gas; o por… ese caos genera más caos, si es posible esto…
Aunque se prometa hacer limpieza y emprolijar, al ratito nuevamente la maraña de cosas impide discernir qué hay, qué se perdió, que nunca estuvo, etc.
Por más que el padre/madre, el jefe, el cónyuge, uno mismo demande aclarar el alboroto, éste se perpetua como si no tuviera principio ni fin.
O, uno dice estar a gusto en su chiquero y que nadie se entrometa, ¡ni uno mismo!
¡Vamos! ¡No me digas que no eres tú el de este retrato, o tienes a un familiar/amigo que recuerdas en este momento!
Pero, ¡cuidado!
Hay ciertos desordenes que tienen su sistema, en donde el autor conoce al dedillo su funcionamiento y no ampara el caos, sino un modo alternativo de relacionarse con las cosas.
Sin embargo, no usemos esto como excusa, la mayoría no somos de esos desordenados prolijos…
Ese bullicio, ruidoso o no, puede estar dentro de tu cabeza también (o solo allí y no fuera; o solo fuera y no allí).
Dudas exasperantes, que debilitan, que confunden, que no sirven para hacer luz ni dar entendimiento.
Certezas que se levantan, unas tras otra, en cualquier sitio, ocupando el lugar de los pensamientos.
Elementos que se añaden y agregan sin orquestación, sin fundamento, sin provecho, hasta dejar todo hecho un lío.
Proyectos, anhelos, sueños, temores, angustias, promesas, pactos, oraciones, sentencias, todo mezclado y un día te das cuenta, o ya ni puedes, que estás embarullado al punto tal que nada guarda relación, proporción, sentido.
¿Te resuena?
Al mismo tiempo, multitud de energía se bloquea debido a esta vorágine. Sea porque oculta algo, porque se malgasta en mantener algo oculto, porque se pierden cosas que luego se desespera para encontrarlas, porque hay controversias, porque uno quiere disfrutar un momento de calma y lucidez pero no puede entre tanto jaleo interno/externo.
Pero además, ¡no es casualidad que ese orden esté presente!
Aquello que lo motivo suele ser algo poco amistoso para el desarrollo del ser y el entorno.
Hay algo que estorba, que paraliza, que bloquea y no permite disfrutar, ser feliz, salir a la vida y gozar de lo bueno que hay en ella.
Lo antiguo se enmohece, se apila, se acumula. Lo nuevo parece viejo.
Lo necesario, ¿dónde está?
Trozos rotos, partes a reparar, cosas verdaderamente inservibles, promesas de ser provechosas, objetos valiosos, aquello que resultaría imprescindible, montones de cosas inclasificables, o simplemente tu escritorio repleto de papeles, útiles de escritura, libros, migajas, tacitas, cables, por allí asoma el monitor, en un costado aún respira el mouse con el que estás moviendo esta página para leerla… ¿qué más?
¿Tal vez todas esas cosas, o algunas, o una, tenga un sentido especial que al ser revelado permitiera resolver el intríngulis?
¿Quizás si se analizara el desorden se descubrirían temores, impotencias, oscuros motivos que se dibujan en esa confusión?
No sé, o no quiero contarte ahora, no sé… es tan confuso… ¡todo un desorden!
Y así, con aquello que debiera solucionarse pero queda atrapado en esa especie de telaraña que uno teje a ciegas, dentro y fuera de sí mismo.
Cosas inconclusas, mal acabadas, sin reparar, fracasos, promesas sin cumplir, cumplimientos que no fueron prometidos, esperanzas huecas (como todas ellas), fe en imposibles, inseguridades, la firmeza del fanático, abarcar mucho para apretar poco, desorganización en el tiempo, un estilo de vida veloz y agitado, el pasado monumental… tantas cosas hablan con la voz rugiente y poco amigable del caos.
Si tienes algo para acumular a este post, ¡bienvenido sea!
¿Bienvenido?
Hola hola jeje ¿Bienvenido? no se si acomularia solo un comentario simple, pero tengo que decir que me refleja el post; al desprendimiento de cosas adquiridas , pensamientos, promesas, despejarse de todo eso el resultado del desprendimiento se adquiere un orden y que las nuevas cosas, pensamientos, consejos parescan realmente nuevas y no en la fila del monton, creo que es una tarea que realizar aprehender y desprender, aprendiendo.
gracias elias por añadir a lo acumulado!!!
pero en resumen, seguimos acumulando o hacemos algo para poner cierto orden?
cual es la ventaja de una u otra?
Creo que tenemos que hacer algo para poner orden y la diferencia es precisamente esa el hacer, si acumulamos ,llenamos muchos espacios y nos volvemos sedentarios sin poder movernos mucho; y si tratamos de realizar y poner un cierto orden tal vez podríamos tener más espacio y saber donde buscar cada cosa, pero si tenemos mucho desorden la pregunta podría ser ¿Por dónde empezar a poner cierto orden?
Acumular. Con cuantos nombres es llamado Acumular: Experiencias, Sensaciones, Vida,Costumbres, Usos..Memoria.
Acumulamos por activa o por pasiva.
Motivados o desmotivados. Seguros o inseguros. Por exceso o carencia.
Por voluntad o sin ella. Para convencer o ser convencidos. Por adquirir conocimiento o disfrazar la ignorancia,
¿Como se gestiona lo acumulado?
Me recuerda lo que leí de Khalil Gibran: «Anoche inventé un nuevo placer, y cuando lo iba a disfrutar por vez primera, llegaron violentamente a mi casa un ángel y un demonio. Entraron en mi puerta y disputaron acerca de mi nuevo placer. Uno gritaba: ¡es un pecado!; y el otro decía: ¡es una virtud!..
Y sobre Angeles y demonios:
http://serjudio.com/rap351_400/rap387.htm
http://serjudio.com/rap1201_1250/rap1247.htm
http://serjudio.com/rap751_800/rap765.htm
Quien mas o menos se encuentra o se ha encontrado en ese Caos de ideas, pensamientos, percepciones, sentimientos que abarrotan nuestra mente.
Ya no es solo el caos, el desorden…es la mezcolanza en si..la mezcla de aquello positivo y negativo. Mezclar sin orden ni criterio..solo infundados en razonamientos erroneos y falsos…..todo es bueno si nos interesa, por que sí, sin profundizar, sin reflexionar….solo porque es lo que tenemos mas a mano, ideas y criterios que solo sirven para salir del paso, para darnos una respuesta/as comododas y que no lastimen a nuestro Ego…
Ideas y criterios para una sola ocasion, de quita y pon….el caos no dá para más…en otra ocasion ya encontraremos algunas otras, las primeras que encontremos en ese caos ya nos serviran.
Pero aun así, ese caos es inevitable.
Y dentro de ese caos está lo Autentico.
Solo es cuestion de encontralo, asumirlo, vivirlo, compartirlo con voluntad, tiempo, confianza y querer hacer Shalom.
Tohu vavohu
Permítame una pequeña introducción.
Las preguntas relativa a la Creación, sin dudas resultan interesantes, pero, caen dentro del rango de conceptos inalcanzables (o casi) para las mentes humanas.
Por lo que cualquier respuesta al respecto, en esta ocasión o en cualquier otra, no es más que hipótesis, generalmente sustentada en la Tradición y en las enseñanzas de los Sabios.
Ahora bien, ¿por qué Dios deseó que esto fuera así? ¿Por qué en fases de mayor evolución, y comenzando con el caos, y no ordenado y equilibrado desde el comienzo?
Sólo Él le puede responder…
Pero, si sabemos que el relato (alegórico y no científico/histórico) de la Creación tiene una finalidad pedagógica, ¿por qué no pensar que es para enseñarnos que está en nosotros la capacidad para transformar las vicisitudes, nuestros caos cotidianos, en estructuras cada vez más perfeccionadas?
Para que, a través de la labor constante y creativa, se logre hacer de lo informe y vacío una realidad cualitativamente superior, de la que se pueda afirmar: «es muy buena».
¿Cómo lograrlo?
La Torá tiene la respuesta ante nosotros.
Era la «tierra» lo caótico… la materia…
Pero, «los Cielos», lo espiritual, eso ya contaba con estructuras acabadas y que encauzan el florecimiento.
http://serjudio.com/rap651_700/rap674.htm