Todas las entradas de: Jonathan Ortiz

Un gentil con sentido. Colaborador en la expansión del noajismo.

Estuve ahí – De las falsas enseñanzas – Parte VII

Todos los días recibíamos clases de supuesta Torá. Supuesta porque aquél que la estudie, y al mismo tiempo crea en Ieshu y lea el fantasioso Nuevo Testamento, y sea enseñado por un falso judío que se haga pasar por rabino, sencillamente NO está ni siquiera acercándose a un verdadero estudio de Torá.

Como “talmidim” o discípulos, debíamos aceptar toda falacia que saliera de la boca de aquellos falsos maestros, puesto que ellos hacían creer que su conocimiento era mejor y mayor que el de cualquier Rabino del Judaísmo sin Ieshu.

¿Cómo puede ser mayor y mejor la falsa Torá enseñada por estos seudo sabios que, si acaso, recibieron formación teológica en un instituto evangélico?

¿Cómo puede ser mayor y mejor la falsa Torá enseñada por estos seudo sabios que constantemente nos decían que los Maestros del Judaísmo Rabínico eran unos ciegos e ignorantes de las revelaciones de Dios?

¿Cómo puede ser mayor y mejor si nunca han recibido enseñanzas de parte de Rabinos verdaderos?

El seudo jajam siempre hacia alarde de recibir enseñanzas de personas a quienes el llamaba “mis rabinos”, que según él, estaban residenciados en Israel. Nunca conocimos a uno, ni en foto. Y si alguno se hace llamar rabino, y cree en Ieshu, entonces no es un rabino en todo el sentido de la palabra. Es otro estafador más.

¿Cómo puede ser mayor y mejor si la base de sus enseñanzas de falsa Torá es el tan cuestionado Nuevo Testamento?

La base de las enseñanzas de los seudo judíos es el Nuevo Testamento. El cual consta de más de 5.000 manuscritos distintos y más de 250.000 variantes entre ellos. ¿Cómo llegaron a un consenso para definir cuál de aquellos manuscritos seguir? No lo hicieron. En cambio, seleccionaron lo que más les convenía. Hoy día los falsos judíos pretenden modificar la historia cristiana de la cual surgieron. Hablan de raíces hebreas o judías del Cristianismo, y de los textos hebreos originales del NT. Esto con el propósito de crear un movimiento que arrastre a los gentiles a vivir siendo “falsos judíos” y odiar a los judíos que hasta el sol de hoy rechazan todo lo que tenga que ver con Ieshu.

Entre las falsas enseñanzas que recibí destaco las siguientes:

1. Jesús – Ieshu no es Dios. Esta idea es usada para demostrar que Ieshu sí es el Mesías, puesto que ya no se estaría creyendo en un hombre – dios, entonces esto hace que sus reclamos mesiánicos tengan valor. Claro, es una contradicción con los muchos textos del Nuevo Testamento que muestran a Ieshu proclamando su “deidad”. Y por supuesto, que alguien no sea Dios no es evidencia que sea el Mesías. Si es así, entonces todos sin excepción podemos ser el Mesías.

“El jajam” enseña que: “si se demuestra que Ieshu no es Dios, entonces esto hace que su mesianidad sea verdadera, al igual que el difunto Rabino Schneerson a quienes sus discípulos proclamaron Mesías mas no Dios”. Que Ieshu sea un simple hombre, no lo hace el Mesías. Es absurdo pensar en que exista una profecía que diga “el mesías será hombre”.

Si alguien cumple TODAS las profecías que deba cumplir el Mashiaj, entonces y sólo entonces, será el Mashiaj. El orden es: Cumplir las profecías, luego ser nombrado el Rey Mesías y no lo contrario.

2. El Israel injertado. Según los seudo judíos, se refiere a todos aquellos que, a través de los supuestos méritos de Ieshu, forman parte de la nación de Israel. Es decir, si aceptas a Ieshu como el salvador, entonces automáticamente eres israelita, judío.

Es una falsedad, cuyo propósito es eliminar a la nación de Israel, a la cual acusan de menospreciar a los gentiles y de obstaculizarle la entrada con el proceso “duro e inhumano” llamado conversión.

El falso jajam enseña que la autoridad que tienen los rabinos para efectuar las conversiones les fue dada por el gobierno no religioso del estado de Israel, y que incluso los mismos rabinos no aceptan al estado de Israel, por tanto, esa autoridad no es válida en absoluto y por tanto las conversiones efectuadas hoy día no son válidas en ningún caso. Y que para resolver dicho dilema, se necesita un juez antiguo, de los primeros del Judaísmo de los días del Templo, y que el único juez que está vivo se llama Ieshu, y que por tanto, las únicas conversiones válidas son las que se hacen en el nombre de Ieshu. Y así se valida al Israel injertado.

No es sino otra mentira más que forma parte del andamio teológico inventado por el falso jajam para atraer a los gentiles y formar su imperio del mal.

En realidad Dios tiene un solo pueblo elegido, al cual no ha desechado, ni ha modificado, ni lo hará, por rechazar los reclamos de Ieshu. Ese pueblo se llama Israel. Y los únicos autorizados para efectuar conversiones al judaísmo 100% validas son los judíos mal llamados ‘ortodoxos’.

3. La Torá es para todas las naciones. Este argumento fue creado como una estrategia de mercadeo. ¿Cómo vender una moda? Fácil, diga que es para todos sin excepción.

Esto fue lo que hizo el seudo judío que se hace llamar “el jajam”. Malponer a los judíos que celosamente preservaron generación tras generación la Torá, diciendo que ellos debían enseñarla a las naciones pero que por envidia no lo hicieron.

Ha sido una estrategia que ha dado como resultado enfermar la mente de quienes creen tamaña mentira y los ha desviado de qué es lo de deberían estudiar para alimentar su alma. Tan grande ha sido el daño que incluso muchos, luego de retomar la identidad noájica, siguen creyendo que sí deben estudiar Torá, que ella es para todos, y no es exclusiva del pueblo judío.

La Torá es exclusiva del pueblo judío. En repetidas ocasiones dice “habla al pueblo de Israel y diles”. Nunca dice que será para las naciones. No dice que los gentiles deberemos estudiarla ni ahora, ni nunca. Si un gentil desea estudiar Torá y profundizar en sus aguas, es menester hacer un proceso de conversión válido, sin excepción, sin atajos.

Finalmente, es suficiente con las anteriores falsas enseñanzas para demostrar cómo estos seudo judíos tergiversan, mienten, manipulan y falsifican, con el único propósito de levantar un imperio maligno que desplace, y elimine al pueblo judío del mapa.

Existen muchas más falsedades que se han enseñado en distintos países, principalmente de América del Sur, y han causado que los hijos de Noaj terminen odiando a los verdaderos judíos, deseando ser parte de ellos pero sin ellos.

“Bendeciré a quienes te bendigan”, y lo contrario también es cierto. No hay bendiciones reales para quienes proyecten su odio hacia el pueblo judío por medio de enseñanzas etiquetadas de “revelación celestial”.

La bendición plena está servida para aquellos que aceptamos la existencia del pueblo judío como necesaria e imprescindible, sin la cual el mundo no podría sostenerse.

Gentil que te haces pasar por judío, entiende que nunca has estudiado verdadera Torá. Que tan sólo han estado intoxicando tu alma con falsas enseñanzas que no tienen asidero racional. No te sigas indigestando con ese alimento podrido que te están haciendo comer. Renuncia de una vez por todas a esa mesa sucia, llena de malos olores y moscas a la cual has estado sentándote por causa de estos falsos judíos.

Ven, pasa a la Luz. Aquí se tiene una imagen clara y nítida de la vida. Además hay conocimiento verdadero necesario para nutrir tu alma gentil.

Resp. 329 ¿Es correcto bailar?

Shalom: Me queda aun la interrogante acerca de los bailes que se llevan a cabo en algunos eventos como fiestas de fin de año, bodas, quinceaños, bailes como son Salsa, Rock, Cumbia, etc. Es decir los bailes de eventos o celebraciones no judias.

Este tipo de expresiones, son correctas delante de HaShem??

Cual es el mandato respecto de estas??

Puedo participar en ellas o lo mejor es mantenerse lejos de esto??

Me gustaria saberlo para poder compartirlo con gente que me rodea. Pues

aunque no participo en estos bailes, muchos me preguntan el porque, una de

las razones es porque no se como hacerlo, no he aprendido ninguno de

estos. Pero también me gustaria compartirles acerca de lo que HaShem dice

al respecto.

Muchísimas Gracias.

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SALUDOS ! ! ! ! ! !

¡Bienvenida!

La felicito por participar.

Antes de responder le recuerdo que un sólo signo de interrogación es suficiente para formular una pregunta. Si va a usar dos, entonces que sea uno al principio y otro al final. Pero dos al final puede ser mal interpretado.

Empecemos diciendo que no solamente en las celebraciones no judías se baila. He visto celebraciones judías en las que también se mueve el cuerpo al ritmo de algún género musical. Hay judíos que bailan y judíos que no bailan, así como gentiles que bailan y gentiles que no bailan.

Por otro lado, si por celebraciones judías se entiende las fiestas establecidas en la Torá por Dios para el pueblo judío, entonces, como ha enseñado el Moré, es un asunto netamente judío, y en principio no tiene relación alguna con los gentiles, puesto que no son de carácter obligatorio para nosotros, y si alguno desea participar, entonces deberá cuidar de no hacerlo a la manera judía, pero tampoco a la manera que mejor le parezca, so pena de estar creando una religión nueva.

Pasemos a sus interrogantes:

1. ¿Este tipo de expresiones son correctas delante de Hashem?

Por ningún lado de la Torá dice que bailar sea bueno, pero tampoco dice que sea malo. Si revisa las Siete Leyes y sus derivados, verá que no aparece algo respecto al baile.

Le doy un ejemplo que recibí del Moré Yehuda: La Torá no dice que fumar sea malo, pero tampoco dice que sea bueno. No lo promueve pero tampoco lo avala. No significa que si no aparece prohibido en la Torá entonces es totalmente bueno.

Es un asunto de responsabilidad humana únicamente.

Con esto del baile es sabido que se usa como profesión para ganarse la vida. Existen bailarines profesionales y escuelas de baile, etc. Eso está bien. Pero también existe quienes se ganan la vida bailando frente a otros hasta quedar desnudos, ¿eso está bien? Tanto el que baila hasta quedar como llegó al mundo, como el que paga para ver un baile que termine en el desnudo, van tras una sola cosa y se llama sexo, sólo que el baile es usado como excusa.

Me atrevería a decir, muy personalmente, que el baile es como el dinero. No es ni bueno, ni malo. Es amoral. Depende de para qué se le utilice.

2. ¿Cuál es el mandato respecto de estas?

Ya lo dije. No hay tal. Es un asunto de responsabilidad humana.

3. ¿Puedo participar en ellas o lo mejor es mantenerse lejos de esto?

Su pregunta me recuerda a una historia que una vez leí acerca de un joven judío que en Shabat le pregunta a su maestro si podía jugar ajedrez. El maestro le respondió que no. A lo que el joven respondió: “pero sepa que quiero jugar ajedrez”.

Si usted lo que quiere es bailar, entonces baile. Bailar NO es pecado. NO hay una ley que diga “NO BAILARÁS”.

Disfrute al ritmo de la música que más le guste. Bailar desestreza, drena la ansiedad, hace ver soluciones a las preocupaciones, crea momentos diferentes en la vida.

Le contare muy brevemente una experiencia personal:

Pasé años de mi vida en una falsa religión, la cual prohibía bailar porque, según ellos, era malo. Cuando me casé con mi esposa me di cuenta que a ella le gustaba bailar puesto que formó parte de un grupo de baile profesional a nivel nacional. Así que para evitar caer en el aburrimiento de llegar a una fiesta y quedarnos sentados o peor… que otro bailara con ella, sencillamente me decidí a aprender. Le pedí que me enseñara. Y por fin bailamos juntos. Creamos un recuerdo bonito, agradable, diferente. Algo que nos hizo ver que se vale disfrutar de un ritmo en pareja, sin sentirse pecadores o rechazados por Dios.

Así que si quiere y puede participe de un baile sano. Sin caer en lo denigrante del “perreo” y “zandungueo” que ofrece la moda.

Intente comenzar por una bailoterapia donde participe más gente, así no se sentirá apenada o pensando que es incorrecto.

Finalmente, lo importante es saber que existen asuntos que no vienen regulados por Dios. Que son de exclusiva responsabilidad humana y que no hay que andar pensando y mucho menos enseñando que son pecados.

Si no sabe bailar, no se avergüence, aprenda. Y cuando sepa, no lo esconda, ni lo llame incorrecto.

Para servirla.

Profesor Jonathan Ortiz

Resp. 328 – ¿Educación noájica efectiva?

Muy buenos días estimado señor Yehuda, espero se encuentre muy bien:

Muchas gracias por la respuesta sobre la Idolatría del Islam.

Ahora me gustaría saber por favor ¿de qué manera se le puede enseñar a un hijo (desde que tiene razón de entendimiento), a andar por caminos correctos?, uno le puede hablar sobre las 7 leyes universales a ellos, también le podemos hablar que hay muchas otras cosas perjudiciales que no se deben hacer por su propio bien y por supuesto que por el de los demás también, pero, cuando ellos van creciendo, van aprendiendo nuevas enseñanzas en las etapas de la vida (buenas y malas), y nuestros hijos se pueden llegar a sentir cansados de seguir este estilo de vida(camino Noájida) que es diferente al de los demás (incluso al estilo de vida de las religiones Idolátricas que gobiernan este mundo), entonces ellos ven que otros la pasan muy bien haciendo lo contrario.

Entonces ¿como se puede fortalecer esa enseñanza para nuestros hijos? ¿Qué pasos se debe seguir?

En el caso de mi hijo (13 años), me cuesta un poco más que me logre tomar atención cuando le comienzo a hablar sobre Dios, el falso cristianismo, las 7 Leyes Noajidas, etc.

Le deseo que pase junto a los suyos, unas felices fiestas de Pesaj, que Dios lo bendiga, gracias por sus enseñanzas, hasta pronto.

Esteban Vargas

Santiago

Chile

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¡Bienvenido!

Gracias por participar.

1. ¿De qué manera se le puede enseñar a un hijo (desde que tiene razón de entendimiento), a andar por caminos correctos?

Alguien dijo que los consejos son como las dietas para adelgazar. Se está de acuerdo en ellas, parecen maravillosas y se cree que serán efectivas, pero muy pocos se someten a ellas y logran la meta.

La manera más efectiva, recomendada por el Moré Yehuda en su libro “Luz para la Vida”, es a través del ejemplo. Nuestras acciones deben ser congruentes con nuestros ideales y valores. El comportamiento que los hijos vean en nosotros será el que ellos imiten. Hay un video interesante subido por FULVIDA a Youtube, en el cual los hijos hacen lo que sus padres hacen. Si el padre grita a la esposa, el hijo imita el comportamiento y grita a su madre. Si la madre fuma, el hijo fuma. Así que no es saludable la premisa de “toma mis consejos, pero no hagas lo que yo hago”. Le recomiendo se tome un tiempo para verlo y devolvernos su reflexión.

Por otro lado, muchas veces comenzamos a proyectar nuestros temores a través de volvernos consejeros indescansables día tras día. Aconsejar es bueno, sobre – aconsejar, no lo es. Me explico, levantarse en la mañana y comenzar a decirle al joven qué debería hacer con todos los aspectos de su vida, terminará indefectiblemente cansándolo y haciendo que rechace los buenos consejos. En realidad, el hijo verá que papá tiene miedo, que se está poniendo viejo, y optará por hacer a un lado las orientaciones del padre.

Quieran o no quieran, los padres debemos aceptar la idea que los hijos aprenderán muchas cosas gracias a otros, de igual manera que lo hicimos nosotros. La diferencia estará en aquello de “háblale a tus hijos acerca de las drogas, el sexo y el alcohol, antes que otros lo hagan”. A esto podríamos modificarlo y decir “háblale a tus hijos acerca de la idolatría, antes que otros lo hagan”. Adelantarnos a otros es una buena opción.

2. ¿Cómo educarlos en las Siete Leyes sin cansarlos?

Simple, y con todo respeto: no se vuelva cansón.

Le daré un ejemplo que recibí del Moré Yehuda.

Si usted ve que su hijo toma un juguete y lo pone en el enchufe o tomacorriente, y usted sabe que no corre peligro, entonces, decirle que tenga cuidado es innecesario. Pero, si ve que el niño toma un alambre y lo introduce en dicho lugar, entonces, obligatoriamente usted deberá no solamente decirle que tenga cuidado, sino hacer todo lo necesario para retirarlo y evitarle daño alguno. Personalmente, entendí que, a veces, los consejos son innecesarios cuando un peligro real no existe. Usted puede interpretarlo a su manera, pero a fin de cuentas, llegaremos a un acuerdo.

así que tenga cuidado de, por miedo suyo, no llegar a los extremos que otros han llegado:

-Prohibir que le hable a personas que no son de la misma corriente de pensamiento.

-Prohibirle la salida a la calle, porque allí hay idolatras.

-Evitar mandarlo a la escuela, porque en la escuela le podrían hablar de religión.

En lugar de volverse cansón, y cansarlo, muéstrele un ejemplo a seguir: Yosef/José en Egipto, quien a pesar de estar inmerso en la idolatría de dicho lugar, supo mantenerse fiel a Dios, y fue de beneficio para muchos, pero principalmente para los suyos.

3. Respecto a la frase “entonces ellos ven que otros la pasan muy bien haciendo lo contrario”.

Comience por definir la palabra “bien”. Encontrará que en las religiones no existe el Bien, sino la maldad.

Muestre cual ha sido el destino de aquellos que decidieron pasarla “bien” en las religiones, y enséñelo. Mentiras, engaños, estafas, decepciones, depresiones, desvíos sexuales, entre otros.

Busque y léale el testimonio de quienes pretendimos vivir “bien” en la religión (cristiana, evangélica, católica, mormona, seudo judía mesiánica), y que un día fuimos sacados de la falsedad religiosa, pero que ahora asumimos con responsabilidad nuestra identidad.

Con lo anterior podrá enseñar que en realidad los otros no la están pasando bien, sino siendo engañados con algo que está destinado a perecer.

 

4. ¿Cómo se puede fortalecer esa enseñanza en nuestros hijos?

  1. Evite enseñar el noajismo como si fuera una religión, pues no lo es. Las religiones enseñan que se use la palabra Dios a cada rato, en todo momento, vanamente. Que todos los días y en todo momento lea las biblias y libros de temática religiosa. Noajismo no es religión. Es bueno instruirse espiritualmente, pero fuimos creados para aprender a vivir en la tierra, no en el cielo.
  2. Haga del noajismo más que una teoría, un estilo de vida. Ser noájida es ser reconocedor de la existencia de un Único Creador, Padre de todos, dador de una responsabilidad especial a los judíos y una responsabilidad especial a los gentiles. La vida debe ser vivida con eso en mente. Y no hay razón para que las diferentes áreas de nuestra existencia se vean afectadas.
  3. Muestre que el noajismo es simple, sencillo, sin sofisticaciones. Las religiones muestran a través de complicados métodos qué es lo que hay que hacer para ocuparse de Dios. En realidad Dios se ocupa de usted cuando usted se ocupa de lo de Él y no de Él.
  4. Siga su vida normal, visite a la familia, a los amigos, y evite caer en temas religiosos que terminaran creando discusiones infructíferas y divisiones. Si tocan el tema religioso, muy amablemente diga “perdón, no me gusta hablar de religión, hablemos de la vida”. Ese es otro consejo del Moré Yehuda.
  5. Salgan a pasear, a disfrutar de un día de campo, de una comida al aire libre, conéctese con la creación. De ello surgirá reflexiones significativas que perdurarán en la memoria de los suyos.
  6. Enséñele a cooperar con aquellos que dedican su tiempo y esfuerzo a la enseñanza de las Siete Leyes. Entre dos las cargas pesan menos. Si uno se cae, el otro lo levanta.
  7. Instrúyale en cómo invertir en el presente para la vida Futura. En que es bueno hacer donaciones a personas e instituciones comprometidas en ayudar a otros.

Por supuesto hay más cosas qué hacer. Todos quienes participamos podríamos elaborar un manual acerca de cómo fortalecer la vida noájica.

Espero haber sido de ayuda.

No dude en escribir nuevamente.

Profesor Jonathan Ortiz

 


 




 

 

Estuve ahí – Amor al dinero ajeno – Parte VI

         ¿El amor al dinero es la raíz de todos los males?

         Así es. Por eso es necesario decirle a los hermanos que deben dar diezmos y ofrendas para que sometan sus riquezas a la autoridad de Ieshu-a.

         ¿Y no sería más fácil eliminar el dinero para que se acaben todos los males?

         No, de ser así, los siervos que Dios ha elegido para ser mediadores entre Él y los hombres, no tendrían de qué vivir.

         ¿No cree usted que sería más fácil que los siervos de Dios consiguieran un buen trabajo que les cubra todas sus necesidades?

         …mmm… estás cuestionado mucho… no te permito que hables así… además, no veo razón para ir en contra de la voluntad de Dios. Sí él predestinó a alguien para guiar a los creyentes, entonces, es deber de los creyentes suplir las necesidades de quien los guía. Y ya que estamos hablando de dinero, quería saber qué ha pasado con la mensualidad tuya, tienes una deuda grande con la yeshiva.

         Usted conoce mi situación. A un mes de llegar aquí la economía del país cambió y conseguir el dinero en dólares se hace cada vez más difícil.

         Bueno, ya sabes que por causa de eso no puedes tener los mismos privilegios que los demás talmidim. Por ejemplo, no deberías pararte de primero en la fila de la comida, puesto que no estás pagando por ella. Tus compañeros deben servirse antes que tú. Ve buscando quien te ayude a pagar.

         … mmm… ok.

Lo único imaginario del dialogo anterior es: el nombre Ieshu-a. Lo demás fue una realidad vivida durante dos años.

Los falsos líderes disfrutan administrar el dinero ajeno. Los que yo conocí no tenían una profesión decente en la cual ganarse la vida. Les era más fácil inventar profecías en las cuales el receptor debía sembrar su dinero para que “la palabra profética” se le cumpliera.

Esos seudo judíos se caracterizan por dedicarse a vender nuevas supuestas revelaciones que, según ellos, Dios les da. Acostumbran a venderlas en congresos o retiros en los cuales montan su show. Manipulan a la audiencia con el único propósito de obtener dinero para gastárselo a sus anchas.

Es interesante ver cómo se comportan ante quienes sí poseen riquezas. No importa cuán ortodoxos pretendan ser, a la hora de la final, venden sus propias reglas con tal de ganarse la simpatía de los millonarios a quienes repetidamente visitan para contarles sus problemas monetarios. Luego, que consiguen su objetivo, dicen a los incrédulos que esa tsedaká/caridad quedará grabada en los libros del cielo para el día en que Dios lo llame a su presencia.

Sin embargo, con el que no tiene ni donde caerse muerto, se comportan de forma altanera, amenazadora, altiva. Si a usted algún día lo han humillado por no tener dinero, créame, yo también sé lo que se siente. En esa seudo yeshiva el único que no recibía dinero era yo. Mientras se acumulaba la deuda de las mensualidades, tenía que agachar la cabeza y decir “sí” y “amén” a todo lo que me pedían. Y cada vez que cuestionaba lo que no me convencía, me recordaban cuál era mi condición en ese momento.

Tener que estar de último en la fila de la comida, resignado a comer de lo que los demás escogían, era denigrante. No todo el tiempo fue así, puesto que sabía que algún día la deuda se iba a cancelar me sentía con los mismos derechos que los demás.

Ver cuán alterado se volvía “el shaliaj” cuando alguien se atrasaba en una mensualidad era impresionante. Cuando tenía dinero decía “Dios proveerá”, cuando no lo tenia decía: “¡sus pastores son unos irresponsables por no hacer llegar el dinero a tiempo!”

Reclamaba constantemente que de las mensualidades dependía hacer las compras a tiempo. Pero como todo sale a la Luz tarde o temprano, supe que una señora seguidora del seudo jajám le daba mensualmente y sin falta el dinero del mercado. Esto lo supimos cuando hablamos con ella y nos quejábamos de la falta de buena comida en la yeshiva. Entonces, ¿qué hacía con el dinero? Pues lo donaba a una “buena” causa, la suya.

Respecto a la deuda que tuve con la seudo yeshiva, puedo decir que se le pagó dos veces. Me explico: mi regreso a Venezuela coincidió con una visita del seudo jajam. A él, el director de mi congregación, le pagó en bolívares toda la deuda de dos años de yeshiva. Por otro lado, luego supe por correo del “shaliaj” que una persona que prefirió permanecer en el anonimato había pagado toda mi deuda en dólares. Sin contar que otras personas que simpatizaban conmigo habían pagado una que otra mensualidad. En mi país se le dice a eso “pagarse y darse el vuelto”. Pero en realidad tiene un sólo nombre ROBAR.

Es mandamiento de Dios para nosotros los gentiles abstenernos de tomar lo ajeno en cualquiera de sus formas. Pero, ¿qué se podía esperar de aquellos que decían a grito entero conocerlo, pero que en realidad nunca tuvieron una relación verdadera con Él?

No importa cuán piadoso pretenda lucir, no importa cuán santo se muestre. Si dice ser judío y no tiene cómo demostrarlo, sumado a que cree en Ieshu como su salvador, y actúa como misionero, entonces es un deber actuar de manera tajante y cortante, y evitar que siga engañando y sembrando la maldad.

Estos falsos sabios son amigos del dinero ajeno. Profesionales en sacar los billetes del bolsillo de quien tengan cerca. Mienten, roban, estafan, delinquen a diestra y siniestra. Todo en nombre de su falso dios Ieshu. Ni la moneda más pequeña debe ser donada para que cometan sus fechorías. En lugar de dar, se les debe obligar a pagar cada centavo que han conseguido por medio de sus falsedades.

Amigo que escondidamente has seguido la secuencia de esta historia, y que aun así pretendes seguir viviendo la mentira seudo judío mesiánica, decídete ya a renunciar al camino torcido y tenebroso, vuelve a la Senda Buena. Aquí no hay piedras con las que tropezar, sino un camino suave lo suficientemente iluminado para ver la verdad de la vida.

En cambio, nosotros que desde hace algún tiempo somos fieles de entre las naciones, debemos hacer caso a la voz del maestro que constantemente nos dice que no entiende cómo gustosos sembrábamos en aquellas causas sin cuestionar y convencidos de hacer la voluntad de Dios, pero en cambio con las personas y organizaciones que nos han dado acceso a la Luz de la Verdad, hemos cerrado nuestra mano.

Rectifiquemos, corrijamos. No mañana, hoy mismo.

Estuve ahí – De los extremos – Parte V

No temo al afirmar que en este capítulo se expondrán los hechos más graves que sucedieron en la seudo yeshiva. Son muy pocas las personas a las que he contado lo que ustedes leerán a continuación, puesto que cuando lo he hecho, la gran mayoría siente pena, dolor, impotencia, ganas de llorar, frustración, y otros sentimientos escondidos muy dentro de cada ser.

Llamo extremo a todo aquello que fue hecho en el nombre de Ieshu-a, y que pisoteaba la integridad humana, y escupía la fragilidad del ser que Dios creó de manera perfecta.

A medida que relate cada hecho que considero como extremo, enunciaré lo que yo leía en las enseñanzas de los grandes sabios de Israel, esto con el propósito de mostrar que las incongruentes acciones de los falsos líderes son veneno para el alma, pero las enseñanzas a las que tuve acceso luego de renunciar a la idolatría son un descanso para aquellos que, al igual que yo, fueron violados y ultrajados espiritualmente.

Los siguientes hechos no siguen un orden cronológico, puesto que no es relevante al propósito de este capítulo.

1. Ser indiferente ante el sufrimiento humano. Esto sucedió mientras regresábamos de uno de los pocos paseos que tuvimos. Íbamos en carretera cuando nos cercioramos que más adelante había ocurrido un accidente de tránsito. Una camioneta tipo pick up perdió el control y se salió de la carretera. Nos detuvimos para ver con mayor detalle qué sucedió. Eran dos personas, uno salió ileso, el otro yacía a un lado de la carretera, apenas consciente de lo que le había pasado. Estaba mal herido, golpeado, lo peor era una herida tan grande en la cabeza que la sangre le brotaba de manera descontrolada. Junto con otra persona me dispuse a auxiliar al herido. Para mi sorpresa los demás compañeros se alejaron. Ellos se regresaron al auto en donde se encontraba la maestra de hebreo “la morá”, una judía que se había desviado hacia la idolatría. Criticaba duramente al Judaísmo en el que fue criada, pero constantemente decía a los mesiánicos cómo era que tenían que practicarlo si pretendían ser judíos. Claramente escuché cuando ella dijo “está prohibido tocar sangre”, “es impuro”. Y esto hizo que ninguno de los compañeros se apiadara por aquella víctima del accidente que no encontraba alivio para sus dolores.

Durante el camino de regreso sentía una gran molestia al ver la actitud tan irracional que tomaron los demás. No entendía cómo era posible que aquellos que estaban siendo preparados para rabinos, dieran la espalda a un ser humano que necesitaba ayuda, solamente porque “la morá” les dijo que tocar sangre humana era algo impuro. Y que un verdadero judío no tocaba sangre.

Yo había leído en los libros judíos que la vida humana estaba por encima de cualquier cosa, que era prioridad ayudar al necesitado.

Al regresar a la seudo yeshiva conté al “shaliaj” lo sucedido. Él nos reunió y preguntó si era verdad que “la morá” dijo que no se debía tocar sangre humana. Todos sin excepción lo negaron. Dijeron que no habían oído nada… Juzgue el lector.

2. Menosprecio de la salud. Fue a causa de los colchones de mala calidad que nos dieron. Por más vueltas que se les diera era  imposible encontrar acomodo. Así que un día hablamos con “el shaliaj” y le pedimos que resolviera la situación. Su respuesta fue que la yeshiva no tenía dinero para eso. Me indigné y le respondí que un colchón era mucho más barato que un tratamiento médico para la espalda. Finalmente, la situación no se resolvió. Nuestra salud nunca fue prioridad, a pesar de ofrecer seguro médico cuando promocionaron la seudo yeshiva.

En los libros de Judaísmo que había leído, me llamaba la atención que la salud era algo que se debía preservar, y no alcanzaba a entender cómo ese falso líder restaba importancia a nuestras quejas.

3. Las computadoras que fueron robadas. Seis computadoras habían sido donadas para la yeshiva. “El shaliaj” dispuso de ellas para beneficio de su familia que ya contaba con una pc de mesa y una laptop.

Al final de la yeshiva contacté al seudo jajam para que me autorizara a llevarme una para mi país. Él accedió. Así que le escribí a “el shaliaj” diciéndole que me llevaría una con permiso del “jajam”. Nunca obtuve una respuesta de parte del “shaliaj”. Él se quedó con las computadoras que no le pertenecían.

Me sorprendió su actitud, puesto que en sus enseñanzas se llenaba la boca diciendo que robar era incorrecto. Pero ahí aprendí que los principios permanecen mientras hay beneficios. Es decir, mientras podía amenazar y asustar a otros llamándolos ladrones, le era fácil decir “robar es malo”, pero cuando se vio frente a una buena oportunidad para adueñarse de lo ajeno, no lo pensó dos veces para desechar lo que enseñaba.

4. Actuar como si a Dios le estorbara un médico. Muy posiblemente, a diferencia de usted amigo lector, yo no tengo estómago. En repetidas ocasiones pedí con lágrimas en los ojos al “shaliaj” que me llevara al médico, puesto que presentaba constantes malestares estomacales. Su respuesta era “la yeshiva no tiene dinero para eso, pídele a alguien más”. Y cada vez que no me podía levantar de la cama por los dolores tan intensos, “el shaliaj” venia y decía “sé sano en el nombre de Ieshu-a”, pero nada cambiaba. Venía a mi mente si era indigno de ser sanado por causa de algún pecado que Dios no me había perdonado.

Si tan sólo ese remedo de judío hubiese tenido un ápice de compasión, hoy en día no tendría que vivir con la molestia de carecer de estómago: atorarme con agua, cólicos que duran más de 12 horas, perdida de 15 kilos de peso de los cuales en tres años he recuperado aproximadamente 8, no volver a sentir hambre, llenarme de ansiedad cada vez que necesito comer y no hay nada a la mano. Sin mencionar la terrible experiencia de haber pasado por el quirófano y permanecer 15 días sin beber ni siquiera una gota de agua so pena de morir si llegaba a hacerlo.

¿Cómo era posible que aquél que hacia llamados a la gente para orar por ellos y declararles “sanos en el nombre de Ieshu-a”, me negara los medios para ir al médico, teniendo como hacerlo?

Luego de la operación tuvo la desfachatez de contactarme para preguntar cómo seguía. Le dije que por culpa de él y de sus tonterías de ser sano “en el nombre de Ieshu-a”, yo había perdido mi estomago. Y que si solamente se hubiese compadecido, eso no hubiera sucedido. Su respuesta fue que yo nunca le había pedido que lo hiciera. A lo que respondí que eso era una gran mentira, que incluso se lo llegué a pedir con lágrimas.

¿Acaso se necesita ser un erudito para entender que cuando alguien se siente mal de salud debe ser llevado al médico? No se precisa de ninguna revelación divina para saber qué hacer. Bueno, “el shaliaj” si precisaba de que “Dios le hablara” para hacer las cosas de manera “espiritual”.

La salud debe estar por encima de todo. Esa es una lección que tuve que aprender de manera no agradable. Hoy día celebro dos cumpleaños, es decir, el día de mi nacimiento, y el día de mi re-nacimiento luego de haber sobrevivido a una operación para extraer un estomago con cáncer. Por fin pude experimentar la bondad Divina y reconocer que fue exclusivamente gracias a Él que pude salir victorioso de la operación, y no gracias a ese ser imaginario de nombre Ieshu, personaje ficticio que tuvo gran responsabilidad en lo que sucedió.

5. Las ilógicas y enfermizas disciplinas. “Tienes prohibido salir el día libre por causa de haber olvidado darle de comer a los perros”, o “el jajam dijo que la disciplina por haber abusado del teléfono es comer en el suelo durante una semana y nada de días libres”.

Ilógico, irracional, demente, y un largo etcétera, es privar de la libertad de salir una tarde a alguien que ha estado encerrado durante una semana únicamente por olvidar darle de comer a un perro.

Loco es poner a alguien a comer en el suelo, con la excusa de que para hacer teshubá/arrepentimiento, esa era una condición sine qua non.

¿Quién en su sano juicio hace que otro coma en el suelo pensado que es en el nombre de Dios?.

Bueno, ¿cómo no detestar el nombre de Ieshu y a estos malhechores cuando se ha sido víctima de tales abusos?

Y no se vale alegar que Ieshu-a no tiene nada que ver en esto, que los únicos culpables son los líderes que mal interpretan sus palabras. Claro que Ieshu-a es plausible de ser odiado, puesto que desde sentar a alguien a comer en el suelo hasta matar a 600.000 judíos se ha hecho en su nombre y por causa de sus enseñanzas.

6. Desprecio a todo lo que no fuera de carácter hebreo. En cierto paseo tuvimos la oportunidad de disponer del estéreo del auto. Comenzamos a cambiar las emisoras y a cantar las canciones que conocíamos. A raíz de eso surgió un gran escándalo puesto que “los talmidim” no eran tan santos como estaba supuesto que debían ser.

El fanatismo hacia la música hebrea era una característica que debimos adoptar. Tirar a la basura los CD de música no judía, aprender a aborrecerla y a quienes la componían. Aún así cantábamos a escondidas. Canciones de ‘Soda Stereo’ eran las favoritas. Lo álgido era enseñar a otros que la música “mundana” debía ser rechazada. Eso se llama hipocresía.

No existe música santa y música no santa. Existe música tocada por personas que creen en Dios y personas que piensan que creen en Dios.

Lo que muchos no saben es que “el shaliaj” cuando joven perteneció a una banda de rock, de esas cuyas melenas van y vienen al ritmo de la música. Y que su rechazo a la música de los gentiles se debía a la vergüenza que sentía al saber que un día fue parte de ella. Querido lector, le doy la libertad para que usted le dé nombre a esa actitud.

Y por último, pero no menos importante…

7. Proponer que cuatro años de universidad fueran tirados a la basura. Estábamos reunidos en lo que sería la última reunión con los falsos judíos que liderizaban la seudo yeshiva. Antes de eso, había hablado en privado con el “shaliaj” para comentarle que yo había decidido terminar el último año de universidad que hacía falta para graduarme de Licenciado en Educación Mención Inglés. Ante toda la incertidumbre que vivimos con aquello de si íbamos a ser rabinos o no, supe que el título universitario era de mayor valor que cualquier pedazo de papel que la seudo yeshiva me podía ofrecer, y por tanto no podía perderlo por andar jugando a ser judío.

Al “shaliaj” le pareció excelente idea, dijo que me daba todo su apoyo. No obstante cuando me llegó el turno de hablar con los seudo líderes (porque para hablar con ellos había que esperar turno, ya que se creían la última gota de agua del desierto y disfrutaban de los primeros asientos, y de que la gente los llamara “rabí, rabí”) para exponerle mis intenciones de regresar a Venezuela y terminar con la universidad a la par del servicio que prestaría a la comunidad a la que fuera asignado, por aquello que había leído en los libros de “el estudio de la Torá debe ir acompañado de un oficio”, mi sorpresa fue que “el jajam” de manera absolutista dijo “No te lo permito Yonatán, o terminas la universidad y renuncias a la yeshiva o  sigues en la yeshiva y renuncias a la universidad, pero las dos cosas no puedes hacerlas”. Lo sorprendente del caso no fue que me dijeran eso, sino que al responder que me parecía extraño el planteamiento y que yo había mencionado mis intenciones al “shaliaj” y que él estuvo de acuerdo, “el shaliaj” se quedó callado, no dijo nada, no me apoyó, su silencio sepulcral demostraba que aceptaba como voluntad de Dios todo lo que saliera de la boca del seudo jajam.

En ese instante me pregunté si ese falso sabio les aconsejaría lo mismo a sus hijos. ¿Qué se podía esperar de alguien que había dedicado toda su vida a depender del dinero ajeno?

Allí me di cuenta que todos ellos: el seudo jajam, el shaliaj y el seudo jajam de Colombia, o el Beit Din como se hacían llamar, eran secuaces y cómplices de todas las atrocidades que hacían avalados por Ieshu-a. Y que tan solo buscaban su propio beneficio.

Ante todas estas situaciones tan extremas, tan aplastadoras, tan graves, tan atroces, no entiendo como pude pretender ser uno de ellos.

No me gusta culpar a Dios por mi situación actual de falta de estómago, pero si fue gracias a que Él optó por quitarme un órgano a cambio de una nueva vida, entonces, le estaré agradecido siempre y me esmeraré por servirLo conforme las Siete Leyes de Noaj.

Yo perdí mi estómago por andar jugando con lo ajeno. Probé del sabor amargo de la idolatría. Hoy en día he aprendido a vivir con esa realidad. Mi pregunta es: ¿Qué estás esperando perder tú para dejar de vivir en la falsedad del judaísmo mesiánico o netzarita o cristiano?, y ¿qué estás esperando tú que has sido víctima de estos delincuentes y renunciaste por la misericordia de Dios? ¿Acaso a que otros pierdan no solo el estómago, sino el alma?

Decídete de una vez, haz tu parte. Si tu parte es renunciar a la mentira, renuncia; si tu parte es denunciar la mentira, denuncia. Haz algo ya. Ayer fui yo, hoy podría ser un familiar tuyo quien, Dios prohíba, se cruce con uno de estos malévolos líderes y pierda mucho más.

Estuve ahi – Un dia común en la seudo yeshiva – Parte IV

El día comenzaba al estilo militar, pero en lugar del sonido de la diana, se hacía con el sonido del shofar. Uno de nosotros era asignado para hacerlo a las 5 am en punto. 

Si alguno de ustedes tiene la oportunidad de conseguir un shofar (de los grandes) y pedirle que alguien entre a su habitación y los despierte a esa hora  haciéndolo sonar repetidas veces, verán lo incomodo que se siente. Ese fue otro de los grandes inventos del que se hacía llamar “el shaliaj”. Fue así durante dos años. No sé si usar el shofar como despertador sea lo más correcto.

Luego comenzaba un periodo de rezos hasta las 6:30 am, el cual estaba lleno de pereza, sueño, cansancio, rutina, aburrimiento. El único que se emocionaba con esos rezos era el que le correspondía dirigir la oración. Recuerdo que se usaban cantos evangélicos para amenizar la oración, claro que en aquellas partes del canto donde decía “Jesús” se cambiaba por Ieshu-a, donde decía “dios” se decía Eloah, en lugar de “espíritu santo” se usaba ruaj hakodesh. Y así se creaba un hibrido entre judaísmo y evangelismo. 

Además se alteraba el contenido del Sidur en un 90%, puesto que los seudo líderes afirmaban que esas oraciones fueron creadas por judíos “ciegos” que no tenían el espíritu de Ieshu-a. En este preciso momento sé que nada de lo que allí se hizo fue rezo judío, sino un burdo y acéfalo remedo. Y que la comunión con Dios fue nula, al igual que lo es ahora para aquellos que se hacen llamar judíos pero no lo son.

Luego de terminar los rezos debíamos ejercitarnos. Estaba supuesto que corriéramos alrededor de 8 kilómetros por una vía cuya primera parte era de tierra y la otra parte de cemento. En la primera parte, la de tierra, cada vez que pasaba un auto se levantaba una cortina de polvo que, sí o sí, tocaba tragarse.

Como era de esperar todos nos aburrimos de salir a correr, y optábamos por salir a caminar, sin afanes, pero con miedo a ser descubiertos caminando. Y cuando llegábamos a la seudo yeshiva se nos preguntaba si habíamos corrido, y sin mucha vergüenza respondíamos “sí”. Sabíamos que estábamos mintiendo, pero de haber dicho “no”, hubiésemos sido tildados de desobedientes, rebeldes y engañadores. También muchas veces no salíamos a correr, con tal de dormir por lo menos media hora más. En lo personal, durante la segunda mitad del segundo año dejé de correr, prefería quedarme durmiendo y levantarme cuando fuese la hora del desayuno.

El desayuno…

Como estábamos divididos en parejas, cuando correspondía el día asignado, debíamos cocinar el desayuno para 10 personas, además de “el shaliaj” y cuatro familiares suyos, es decir, 15 en total. Y por supuesto, los platos no se lavaban solos, teníamos que apurarnos para llegar a tiempo a la primera clase so pena de ser regañados y etiquetados de contumaces y perezosos.

Al principio los desayunos, almuerzos y cenas eran buenos, luego se volvieron paupérrimos. Fue a raíz de depender de la mensualidad de un compañero, el colombiano, quien  indirectamente era el responsable del mercado. Digo indirectamente porque si la mensualidad de él no se pagaba a tiempo, entonces, el mercado no se hacía  a tiempo.

Paupérrimo llamo a desayunos, almuerzos y cenas que incluían comidas recalentadas hasta 5 veces. Así como cuando en las casas queda alguna comida sin tocar y las mamás las recalientan para la cena o el almuerzo, bueno, la diferencia es que si no tocábamos esa comida, debíamos recalentarla cuantas veces fuera necesario. Un día fuimos regañados porque según “el shaliaj” estábamos despreciando lo que Dios nos había dado. Claro amigo lector, ¿se comería usted un pollo que estuvo enfermo y que además fue recalentado 5 veces? Seguramente no. Muchas veces optamos por darles esas comidas a los perros. Ahora mismo me rio, porque en una ocasión le dimos el pollo enfermo y recalentado a los perros, y ni siquiera ellos se lo comieron.

Bien, después de desayunar debíamos entrar a la casa de estudio para la primera clase, la de “Torá”. Se hacía con los libros de Rashi, más el Nuevo Testamento. La técnica era leer el texto del pentateuco según la versión del anteriormente mencionado, luego la explicación que ofrecía, luego confrontar dicha explicación con los textos e interpretaciones del Nuevo Testamento, eso sí, según el parecer de “el shaliaj”. Frases como “no estoy de acuerdo con Rashi”, “Rashi se equivoca”, “eso de Rashi no es correcto”, “si tan solo Rashi hubiese aceptado a Ieshu-a”, se volvieron comunes todas las mañanas. Más adelante contaré con detalle las ridículas enseñanzas que se nos dieron.

Tan aburridas se volvieron dichas clases que en lugar de escribir lo que se nos dictaba, optamos por jugar futbol o carros en la computadora mientras “el shaliaj” daba sus charlas. En una ocasión un compañero fue traicionado por el subconsciente y grito “gooool” en plena clase, los demás nos reímos mucho porque sabíamos que no le estaba prestando atención a lo que estaban enseñándonos.

La clase era hasta mediodía, debido a que era necesario almorzar. A veces se hacia 30 o 40 minutos más allá de la hora estipulada porque “el shaliaj” se inspiraba en sus falsas enseñanzas y como no sentía hambre, pensaba que nosotros tampoco. Muchos decidíamos no ir a almorzar porque sabíamos que la comida seria la misma que se había recalentado en el desayuno, y que seguramente, veríamos en la cena.

A propósito de las enseñanzas, un día se nos dijo que nuestro nivel espiritual había bajado y que ya no se sentía “la ruaj” a la hora de las clases. Más ridícula no puede ser tal idea.

También recibimos otras clases que eran acomodadas en el horario, a saber, hebreo, danza hebrea, y una que otra clase del seudo jajam, quien nos visitaba de manera ocasional, pero que se perdió del mapa, en especial el segundo año.

Llegadas las 5 de la tarde debíamos ir a trabajar. Es decir, dar de comer a los animales, limpiar los jardines, limpiar el jardín de la casa del “shaliaj”, limpiar la huerta que tan solo producía vegetales tan podridos como las enseñanzas que estábamos recibiendo, y hacer lo que al seudo líder se le ocurriera, incluso lavarle el carro.

A las 6 pm podíamos tomar un baño y prepararnos para la cena. Ya sabíamos que íbamos a comer así que no nos afanábamos. Muchas veces salimos, de manera escondida, a la tienda del pueblo para comprar esas sopas que se preparan añadiéndoles agua tibia. Eso era mil veces mejor que la comida recalentada que nos estaba esperando.

Luego de la cena y de lavar platos, podíamos quedarnos en las habitaciones o en la casa de estudio haciendo cualquier cosa. Se suponía que después de la cena hasta las 9 y 30 pm debíamos estudiar. Cosa que hicimos muy pocas veces porque preferíamos hablar cualquier asunto, ver televisión o ir a jugar en las computadoras.

Aclaro que algunas de las libertades que nos tomamos fueron gracias a que “el shaliaj” se mudó de la seudo yeshiva, y así no tuvimos el ojo vigilante del seudo líder de manera permanente. Pero mientras estuvo con nosotros, la yeshiva fue un infierno.

Finalmente, creo que fui uno de los pocos que estuvo cubierto hasta la coronilla del excremento mesiánico ofrecido por AMI, uno que supo cómo es estar ahí, y uno de los pocos que sabe con detalle cómo es en realidad ese ambiente donde se preparan los seudo lideres mesiánicos. Así que para ti que te disfrazas de judío, y que eres tan solo eso, un disfraz, te digo que lo que estás viviendo no es nada emocionante, que están manipulándote. En palabras de mi Moré, te están vendiendo “espejitos”, falsedad, engaño. Y lo peor de todo es que lo sabes. Yo lo supe, pero el miedo a la desaprobación fue mayor, el miedo a aceptar que no era judío era más grande. Era más cómodo seguir viviendo una mentira. Y por eso es que al leer esto piensas cosas como: “a mí no me va a pasar”, “voy a tener cuidado”, “yo sí tengo alma judía”, etc.

Desiste de tanto engaño. Detén la mentira. Vive siendo quien en realidad eres. No robes, no usurpes, no engañes en el nombre de Ieshu. Aquí hay Luz, Paz, Libertad, Verdad. Te invito a renunciar a la idolatría de Ieshu que profesas y volverte amigo de Dios.

Estuve ahi – De los malestares internos – Parte III

Como era de esperar surgieron malestares que tenían origen en distintas causas, pero que demostraban una sola cosa y era: la poca o ninguna planificación que se tuvo para realizar dicho proyecto que en realidad se hizo por fe. Claro, en el mundo evangélico todo es por fe. Cree por fe, actúa por fe. Fe ciega, fe en el colgado, fe en las palabras del colgado, fe en la sangre del colgado, fe en que Dios envió al colgado.

Uno de los principales malestares que viene a mi mente era la comida. Tal vez porque perdí mi estomago, entre otras cosas, como consecuencia de una pésima alimentación estando allí. Al principio no existían mayores limitaciones que evitar el cerdo y la combinación de carnes y lácteos, eso en realidad no era problema puesto que si pretendíamos ser judíos era un deber abstenerse de tales cosas.

Con el paso del tiempo comenzó a agravarse la situación puesto que se llegó a criar pollos con el propósito de consumir aves de corral “kosher”. Por supuesto que no hay nada de malo en criar pollos. Lo malo está cuando los pollos se enfermaban con alguna peste y “en el nombre de Ieshu-a” los matábamos y los comíamos, puesto que si comiéramos cosas mortíferas no nos harían daño, nos decían. 

Dicho pollo era visto con desagrado, y es que, ¿a quién le gusta saber que el pollo que se está comiendo un día, estando vivo, lució cual Silvester Stalone en Rocky IV luego de la pelea final? Así que preferíamos no tocar el pollo y optábamos por comer cualquier otra cosa o sencillamente no comer. Esto suscitó la molestia del “shaliaj” quien nos dio un gran regaño porque según él “estábamos siendo unos desagradecidos con lo que  Dios nos estaba proveyendo” y que “comer pollo que había estado enfermo no era perjudicial para la salud”. Algunos comimos el pollo otros prefirieron seguir comiendo cualquier cosa.

Y respecto a la carne de res, la comíamos muy rara vez porque como no era carne kosher pues había que abstenerse de consumirla. Y no era que el pollo visitaba nuestros platos de manera concurrida, el pollo se consumía, al principio dos o tres veces por semana, y al final, una vez por semana, específicamente en shabat.

Otro malestar era el tiempo libre para hacer nuestras diligencias personales. Teníamos el viernes en la tarde para ir al pueblo, caminar, ver gente, chatear por internet, revisar correo, comer en el “Pollo Campero”, visitar o llamar a las novias, hacer las llamadas a los respectivos países, etc. Luego teníamos que estar de vuelta a eso de las 5:00 de la tarde para alistarnos para celebrar shabat. Su servidor, al igual que los otros, se volvió un experto en llegar tarde y también un experto fabricante de mentiras y excusas para justificarse.

Si queríamos estar el shabat fuera de la seudo yeshiva teníamos que comprometernos a dar una enseñanza en alguna kehila, con la condición de regresar el domingo antes de las 9 de la mañana para iniciar clases. Sí, así es, el día domingo en el que usted acostumbra a salir a pasear, comerse un helado, ver el futbol o una película, nosotros lo vivimos como si fuera un día común y corriente. Qué envidia les tenía a los ‘gentiles’ en ese día. También me volví un experto en programar enseñanzas con los roé para poder estar un día completo fuera de la seudo yeshiva y hacer mis cosas.

Otro malestar que era común fue el tiempo de descanso. Quedarse dormido para la oración de la mañana, el shajarit, era una gran falta. Teníamos el deber de levantarnos a las 5 de la mañana para orar hasta las 6 y 30 am. Nos daban 15 minutos para arreglarnos y salir de las habitaciones. Constantemente preferíamos quedarnos acostados esos 15 minutos y salir con la ropa de dormir y con el talit encima a orar. Muchas veces nos cubríamos con el talit para aparentar mayor entrega, pero en realidad estábamos “echando otro sueñito” delante de la presencia de “Dios”.

Un gran malestar que en cierta ocasión saltó a la escena fue la prohibición de usar el teléfono, bien fuera para hacer o recibir llamadas. Claramente recuerdo que mi madre al no saber de mi, se preocupó y llamó. La respuesta del “shaliaj” fue que “Yonatan tiene prohibido recibir llamadas en día de clases y solo puede recibirlas en día libre”. Mi madre me cuenta que ella argumentaba: “…pero yo soy la mamá”. Y “el shaliaj” como si nunca hubiese tenido mamá, menospreció esa realidad y no me comunicó la llamada. También me volví un experto en abusar del teléfono a tal punto que tenían que asignar de manera escondida a algún compañero para que me vigilara cuando yo tomara el teléfono y seguidamente acusarme de haberlo hecho. Confieso que no lo usé para llamar a mi mamá, sino a una “mejor amiga” que tenía en ese momento. Claro que luego de cada regaño pedía perdón “en el nombre de Ieshu-a” y mis faltas me eran perdonadas, decían. Otros siguieron mi mal ejemplo.

Finalmente, quiero retomar el malestar acerca del título de rabinos que nunca recibiríamos. Luego de enterarnos que no seriamos nombrados como tal, comenzamos a comportarnos de manera indiferente. Ejemplo: dejamos de orar con fervor, dejamos de estudiar Torá con devoción, comenzamos a ver más televisión de lo normal, comenzamos a comprar cerveza para amenizar los partidos de futbol (sepa el lector que la cerveza es vista como bebida pecaminosa en el mundo evangélico), en otras palabras, estar en la yeshiva nos valía un comino, ya no tenía sentido. Comenzamos a hablar de lo que haríamos luego de irnos y concluíamos que lo mejor era completar una carrera universitaria cuyo título tendría más valor que el titulo de rabinos que nunca nos entregarían.

Dichos malestares son tan solo un ejemplo de la gran lista de inconformidades que miles de personas en Latinoamérica y en el mundo tienen por causa de los proyectos de la organización AMI, pero que muy pocos se atreven a hacer públicos, basados en eso de “ellos (los seudo líderes) verán que cuentas le entregan a Dios”.

Para aquellos que todavía caminan en el torcido sendero de la idolatría de Ieshu, haciéndose pasar por judíos, usurpando una identidad ajena, y que han experimentado malestares similares a los anteriormente expuestos, si quieren y pueden recapaciten, corrijan sus caminos y sepan que la voluntad del Dios de la Torá no es hacerlos pasar por un sinfín de sinsabores y amarguras. Los primeros culpables son sus falsos líderes que los mantienen engañados para beneficiarse a sí mismos, los segundos culpables son ustedes mismos por dejarse abusar. Para que alguien engañe a otro, se necesita que ese otro se deje engañar. Los espero en el lado de la Luz, aquí se ve con mucha claridad, en el lado de la oscuridad solamente hay tropiezos, lo sé porque estuve ahí.

Estuve ahi – De las falsas promesas – Parte II

Antes de leer la segunda parte recomiendo leer la primera haciendo click AQUI.

Parte II

 

De las falsas promesas

 Como dije anteriormente, llegamos cargados de sueños que luego se convertirían en pesadillas. Cada uno de nosotros abrigaba ver cristalizadas las promesas del seudo rabino Hernández, principalmente:

         Seriamos los primeros rabinos de origen sefardita con el espíritu del mashiaj. Qué gran falacia.

         La semijá o graduación seria en Jerusalén con el aval de, según Hernández, algunos de sus rabinos de los cuales afirmaba él recibía enseñanzas. Puro embuste.

         Viajaríamos por todo el mundo a impartir las enseñanzas de la Torá según la explicación de Ieshu-a. Más falsedades.

 

La verdad es que nunca llegamos a ser rabinos, primero porque no había forma legal de serlo, y la única manera seria dándonos un titulo falso que fuera valido solamente en las congregaciones afiliadas a AMI, y segundo porque a mediados del segundo año Hernández escribió un correo electrónico donde pedía que no se le llamara Rabino. Él explico que dicha prohibición se basaba en la enseñanza de Ieshu de “a nadie llamen rabino…”. ¿Qué mente retorcida y extraviada planea encerrar a diez jóvenes prometiéndoles mil maravillas y luego de año y medio les confiesa que nada de eso será posible? Tan solo una mente saturada de las mentiras de Ieshu.

Así que nos quedamos desconcertados al ver que si el líder mismo pedía que no se le llamara rabino, entonces, qué cuernos hacíamos nosotros ahí encerrados.

A raíz de ese hecho, recibimos la visita de otro seudo rabino de AMI quien se hacía llamar Yojanan bar Moré, proveniente de Colombia. En su visita él cuestionó que a Hernández no se le llamara rabino. El argumento que esgrimió fue: “¿y quien nombró rabino a Moisés?”, la respuesta dada por él era: “el pueblo”. Por tal razón, Hernández tenía todo el derecho a ser llamado rabino puesto que existía un grupo de personas (no judías por supuesto) que lo aceptábamos como tal. 

Eso causó en nosotros una calma momentánea al ver que también seriamos nombrados rabinos. Digo momentánea puesto que a los días “el rabino Yojanán” ahora se hacía llamar “el jajam Yojanán”. 

Así que esta fue una de las miles de inconsistencias que causaban malestar en el grupo, y que al momento de ser expuestas ante los líderes era tildada de REBELDIA, DESOBEDIENCIA, ACTUAR FUERA DEL ESPIRITU DEL MASHIAJ, ATAQUE DEL ENEMIGO, o peor, SER USADO POR SATANÁS PARA CREAR MALESTAR.

Por otro lado, el viaje a Jerusalén nunca sucedió. Fue una de las tantas promesas que Hernández nunca cumplió pero que siempre prometió durante el transcurso de la seudo yeshiva y luego de ella.  Aun conservo los correos enviados por “el shaliaj” acerca de cómo iba a ser “la subida a Erets Israel”. Y la verdad era que si no íbamos a ser nombrados rabinos, entonces no había necesidad de viajar.

Los viajes por todo el mundo no fueron por todo el mundo. En realidad si viajamos a varios países para dirigir una seudo fiesta de pesaj, claro según un seder u orden redactado por Hernández, el cual incluía el nombre de Ieshu por todos lados. A esto habría que sumarle el hecho que los viajes se planificaban para que coincidieran con las fechas en que nuestras visas se vencían y por ley debíamos abandonar Guatemala por lo menos 3 días. Esto sucedía cada tres meses puesto que como “la escuela rabínica” no era legal, no existía forma de conseguir visas estudiantiles para evitar viajar.

Otra falsa promesa que recuerdo era que estando en Jerusalén recibiríamos clases de parte de los rabinos que Hernández afirmaba tener y que en caso de estar casados antes de terminar el tiempo de estudio, podríamos llevar a nuestra esposa a vivir con nosotros. También prometió que donaría para la yeshiva todos los tomos del Talmud que tenía en su casa. 

Cada cierto tiempo teníamos reuniones en las que aprovechábamos a drenar las inconformidades. Esto se hacía para aliviar tensiones pero nunca para dar soluciones. Y claro, este servidor tenía fama de rebelde porque acostumbraba a reclamar con tono grosero y altanero el por qué de tantas falsas promesas e inconsistencias.

Recuerdo que en una de estas reuniones pregunté qué había sucedido con los tomos del Talmud que el seudo jajam había prometido. A lo que “el shaliaj” respondió que no recordaba dicha promesa. Lo cual se vio confrontado con la respuesta de los demás que sí recordábamos las palabras de Hernández. La única razón para justificar las constantes mentiras y la falsa piedad del seudo rabino era: “es un ataque del enemigo”. A lo cual pregunté: “Shaliaj, ¿por qué cada vez que el jajam actúa irresponsablemente se dice que es un ataque del enemigo, pero cada vez que nosotros cometemos un error somos etiquetados de irresponsables e inmaduros y dónde se marca la línea que separa los ataques del enemigo de la irresponsabilidad humana?” Luego de un largo silencio, de esos que se hacen cuando no se sabe qué responder, la respuesta del “shaliaj”, quien siempre justificaba a Hernández, fue que a veces no entendía por qué el jajam era tan ‘flexible’, y que la razón era que el latinoamericano tiende a comportarse de tal manera y que había que entenderlo y aceptarlo porque a fin de cuentas “era el jajam”. 

Sin ánimos de inventar la rueda, la conclusión a la que llego hoy en día es que la mentira se disfraza de piedad. Y que aquél serpiente del Edén que un día incitó a Eva a desobedecer la Ley, ahora se disfraza de santidad, habla medias verdades y promete lo imposible. 

Qué increíble que el seudo jajam, quien era la persona que supuestamente más emulaba a Ieshu-a, era la persona con más falsas promesas e irresponsabilidades cometidas. Quizás si imitaba el mismo comportamiento de Ieshu, quien prometió una plétora de cosas a sus seguidores pero nunca les cumplió. ¿Qué se podía esperar?

Finalmente, lo correcto es desenmascarar al serpiente que sigue ilusionando a los incautos con promesas de conversión al judaísmo, residencia en la tierra de Israel, títulos rabínicos más falsos que un billete con la cara de Hernández, supuestas traducciones fieles de los manuscritos hebreos originales del Nuevo Testamento, entre otros.

A ti que sabes que no eres judío pero que te están haciendo creer lo contrario, y que al igual que yo te han prometido y no te han cumplido, y te sientes triste, decepcionado, engañado, te invito primero a que llames las cosas por su nombre, no excuses más a esos falsos lideres que te están haciendo vivir una identidad que no es tuya, decide de una vez vivir tu vida, no esperes a que el engaño sea mayor. Te espero en la lado donde sí hay Luz. Aquí es posible ver todo con claridad.

 

Siguiente capìtulo: «De los malestares internos»

Estuve ahí – Introducción – Parte I

A más de tres años de haber renunciado a la supuesta judeidad que durante tanto tiempo profesé sin tener forma alguna de demostrar, salvo por argumentos emocionales que no son evidencia verdadera, he decidido hacer memoria de los dos años vividos en la seudo Yeshiva en Antigua Guatemala, Guatemala. Encabezada por Daniel Hernández, alias Dan ben Abraham, rabí Dan y/o jajam. Esto con el propósito de enseñar de qué se es capaz cuando se vive una mentira creyendo que es una verdad. Creo tener la suficiente experiencia para hacerlo, puesto que forme parte de élite seudo judía, y llegué a ser, citando a Daniel Hernández “el mejor alumno de yeshiva”.

 

Dirigido a ti, que te haces llamar mesiánico, judío mesiánico, netzarita, israelita injertado, o israelita por los méritos de Ieshu – Yeshúa, entre otros. Dirigido a todas aquellas personas que hoy en día se creen judíos pero en realidad no lo son. Aquellos que sabiéndose pertenecientes a las naciones, aun así insisten en la idea de auto proclamarse judíos. Aquellos que no tienen conexión genética alguna con el pueblo hebreo pero alguien les hizo creer todo lo contrario. También dirigido a ti que, el cielo te libre, posiblemente algún día serás tentado a transitar por esa engañosa vía comúnmente llamada Mesianismo.

Primera Parte

De cómo llegué

Hice parte del grupo de inicialmente doce jóvenes provenientes de distintos países del continente americano, a saber: USA (Ariel), México (Mijael), Guatemala (David), Honduras (Yosef e Imanuel), Colombia (Dudu), Argentina (Yejezkel) y Venezuela (Caleb, Yojanán, Caleb y Yonatán). Al principio éramos doce, pero no había pasado un mes cuando dos de ellos se devolvieron a su país de origen. No sé si envidiarlos. Quizás de haber seguido su ejemplo me habría ahorrado esta triste experiencia.

Jóvenes que como verán más adelante, llegamos llenos de sueños, metas, anhelos y principalmente el deseo de ser rabinos, pero solamente descubrieron que todo era un engaño. Algunos luego de saberlo, corrigieron sus vidas, otros por razones que serán expuestas más adelante, prefirieron permanecer en la mentira.

Llegamos a Guatemala a raíz de una publicidad dirigida por Dan ben Abraham en la cual anunciaba la creación de una yeshiva o escuela de estudios rabínicos dirigida a jóvenes solteros que tuvieran la vocación de ser rabinos, y con la disposición de someterse a un entrenamiento de dos años de estudio y un año de prácticas en algún lugar del mundo. Capaces de dejar sus hogares, sus estudios, sus vidas en sus países para dedicarse “a la obra de dios”, e internarse para aprender “la palabra de dios interpretada a la luz del Nuevo Testamento”.

En mi caso, estuve expuesto a la respuesta negativa de quien dirigía la congregación a la cual pertenecía en aquel entonces. Esto sucedió por orden de Daniel Hernández, quien aconsejó que no se prestara atención a quienes se mostraran interesados. Según él, el propósito era buscar gente con mucha convicción acerca de ser rabino. Tanta convicción demostré, que fui tomado en cuenta para viajar a Guatemala y ser parte de los aspirantes a “sabios de la Torá revestidos con el espíritu del Mashiaj”. 

Duramente o como decimos en mi país: “a trancas y mochas” se consiguieron los recursos para viajar. Pasajes, inscripción en la escuela, mensualidad, eran algunos asuntos que debían ser cubiertos por las manos generosas de los creyentes. Cabe destacar que el dinero de la inscripción y la primera mensualidad fue una de las primeras exigencias al llegar a entrevistarse con “el shaliaj”, quien sería el director de la seudo yeshiva.

Al llegar al aeropuerto de Guatemala fui bienvenido por un roé o pastor cuyo nombre hebreo usado era Binyamin. Llevaba en su cabeza una kipá y me saludó con una de las pocas palabras que hacen parte del vocabulario hebreo de los mesiánicos “shalom”, pronunciada “chalón”. Cabe resaltar que al igual que “el roé”, el 99% de los mesiánicos no se interesan en aprender el idioma del cual presumen fue escrito el Nuevo Testamento, es decir, el hebreo. Esto basado en la profecía que, según ellos, dice que en los tiempos mesiánicos todos hablaremos hebreo.

Fui llevado a una “sinagoga” de nombre “Esh Kadosh”. Parecía más un estacionamiento o garaje de una casa cualquiera. Casi todos los que conocí tenían sus “sinagogas” en el estacionamiento de su casa.  Cosa que luego vi que era común entre los mesiánicos de dicho país, puesto que la premisa era que “donde dos o tres estén congregados en mi nombre (ieshu), ahí estaré”. Y así cualquier hueco más o menos ambientado con elementos que pretendían judaísmo era usado para reunirse.

Ahí estaba yo, emocionado, contento, feliz, expectante de lo que vendría. Me recibió “el shaliaj”, con la misma indumentaria y el mismo saludo que el roé, salvo por la pronunciación de la palabra shalom, la cual fue más correcta que el primero. Tal vez por eso era “el shaliaj”, porque conocía algunas maneras más finas de aparentar ser judío.

“El shaliaj” o “chalia” como le decíamos, esa noche dio una enseñanza acerca del rosh jodesh o inicio de mes, claro está “a la luz del espíritu” de ieshu. Aunque antes nos pidió (digo ‘nos’ porque llegué con un compañero que luego inteligentemente se devolvería a Venezuela) que diéramos una reflexión cualquiera, para darnos a conocer a la audiencia, a los hermanos. Como me gustaba hablar al respecto (recuerden que estaba plenamente convencido de lo que creía) y me gustaba demostrar que sabia del tema, accedí a hacerlo. No recuerdo qué dije, pero hoy sé y estoy seguro que fue una mentira de tantas que se dicen cuando se cree en Ieshu y en sus enseñanzas.

Luego de terminar en la kehila, otro nombre que era más usado para referirse a lo que antiguamente era una iglesia evangélica, nos fuimos a comer porque cuando se viaja da hambre (y como en el avión no comí nada porque no me dieron comida kosher, a pesar que me puse la kipá y me saqué los peyot, guedejas o patillas alargadas, para mostrarle a la aeromoza que era judío).

Nos dirigimos a “Pollo Campero”, una cadena de restaurantes comúnmente visitada por los mesiánicos de Centro América porque allí “el pollo es kosher” decían ellos, y que luego visitaríamos nosotros los “talmidim” cada vez que salíamos de permiso a la ciudad. Antes de entrar nos quitamos la kipá, por si acaso alguien de la comunidad judía de verdad nos veía, no pensara mal. Luego de haber recitado la bendición sobre el pedazo de pan que era tan kosher como el pollo, comimos y nos fuimos a donde viviría las experiencias más tristes y deprimentes de toda mi vida seudo judía, la yeshiva. Claro al salir del “restaurant kosher” nos volvimos a colocar las kipá. Ya saben, para lucir judíos porque era la moda.

El camino fue largo, alrededor de una hora y media. Llegamos al pueblo de Antigua Guatemala y el sitio donde fungiría el internado era una casa que aparentaba paz y bienestar, pero que aguardaba mentira, engaños, tristezas, decepción, oscuridad, extravío y más. 

Luego de bajar las maletas entré a la habitación para elegir la cama que me serviría de descansadero durante dos años. Resalto que un día reclamamos que nos cambiaran los colchones porque ya no servían para nada. La respuesta fue que la yeshiva no tenía plata para eso, a lo que argumenté que un colchón era más barato que un tratamiento médico, y a lo que contra argumentaron que no sería necesario medicinas “por el poder de Ieshua”.

Si le interesa saber qué cama elegí, pues le diré que la de la ventana porque me gustaba quedarme dormido viendo al cielo a ver si recibía alguna “revelación celestial”. 

Fue así como llegué. 

Advierta el lector todas las atrocidades cometidas en tan solo un día bajo el aval de Ieshu. Y si eso fue un día, qué no se hizo en dos años.

Continuará…

Mata al pollo pero no te quedes con las plumas

Cuando se hace a un lado la fe ciega, o lo que es, ese absurdo comportamiento de creer en algo o en alguien porque sí, por razones que la razón no entiende; y se echa mano de lo racional, lo lógico, lo verdadero, entonces, se comete un ‘crimen’.

 

Al enterarse que el colgado no existió en la realidad, que fue una idea que se albergó en el pensamiento y que se manifiesta en las acciones, no queda otra opción sino deshacerse de todo lo relacionado a él.

 

A nadie le gusta la idea de que tener que matar. Además es una prohibición para los gentiles. Pero vale la pena matar al colgado, esa idea justificadora que no solamente provee de una buena excusa para permanecer de brazos cruzados ante la vida, sino que sirve para sentarse en la banca de las víctimas.

 

Matar al colgado significa eliminar una excusa, cambiar hábitos, y retomar las verdaderas pautas de vida.  Dicho de otra manera, cambiar la forma en que se piensa y actúa.

 

¿Y cómo se mata al colgado?

Bien sencillo. Se necesita convencerse de que sus enseñanzas y creencias no son correctas. Darse cuenta que creer en él es estar programado para la mediocridad. Entender que la vida no depende de lo que está escrito en sus falsos libros.

 

Matar al colgado implica constancia, perseverancia, disciplina y dedicación. No se trata de matar al pollo y quedarse con las plumas.

 

Se precisa no de una, sino de siete armas para quitarle la vida que un día le dimos a esa idea del colgado. Siete armas porque quizás pretenda levantarse en contra de la verdad, principalmente de manera agazapada, argumentado ‘racionalmente’ o cuestionado ‘lógicamente’.

 

Cuando se mata completamente al colgado, se está aceptando la totalidad de la vida noájida.