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Bondad y misericordia

Alguien quería saber la diferencia entre bondad (jesed) y misericordia (rajamim), intentaré dar una breve idea según lo que comprendo de la tradición judía.

Bondad son las acciones en beneficio de otro que no tienen motivo ulterior, simplemente el benefactor desea beneficiar y el receptor es el destinatario.
No hay intercambio, ni espera de algún retorno, o sentimiento de lástima o cuestión similar hacia el que recibe.
Solo el deseo de hacer el bien, ser gracioso, hasta con aquel que en apariencia de nada carece.
El ideal es que el dador ni siquiera obtiene un beneplácito de creerse superior, o asumir que tiene potestad alguna sobre el otro.
Dar, por el simple hecho de hacer el bien en las diferentes dimensiones de la existencia.

Por su parte, en la misericordia el benefactor se asume en una posición privilegiada, en tanto que el receptor está en una posición o estado disminuido.
El primero se compadece de alguna situación de miseria del segundo, así se genera un sentimiento de identificación que mueve al acto (o actitud) bondadoso.
Notamos que se distingue de la bondad por este componente de indefensión, de error, de falta, de crisis, de necesidad, que impulsa a la acción.
Aquí si se presenta el dador como potente, en tanto que el receptor está en un lapso de impotencia. Es esta diferencia de poder la que dispara el sentimiento y luego el acto misericordioso, compasivo.
La misericordia también es multidimensional, porque no se limita a dar dinero o bienes materiales, también incluye el consuelo, el aliento, la orientación, el refugio emocional, el perdón, pero siempre condicionado porque uno está en posición de poder sobre el otro, quien está pasando una carencia que conduce al acto.

¿Podríamos deducir que la misericordia es una mezcla de bondad Y justicia?
¿O podríamos deducir que a veces es la bondad sometida al EGO?
¿Cómo reconocerlo?

Por otra parte, es evidente que hay una escala graduada y no un único escalón, en donde esto es bondad o no; esto es misericordia o no.

Un detalle interesante es advertir que ninguna de las dos es lástima.
Ésta es una sensación pasajera y que no pasa de ello, de ser una sensación. No se traduce en un acto bondadoso.

Me encantaría obtener alguna idea de tu parte, para darme cuenta si he sido claro en la exposición y estas ideas tienen alguna utilidad para ti.

Shalom, shalom

Shalom se traduce como paz.
Es un estado de completitud, de integridad, de estar a mano.
Equilibrio o armonía son conceptos íntimamente vinculados.

El Shalom es una base esencial para la convivencia humana,
con uno mismo,
con el prójimo.
Entre individuos, entre grupos.

Es la bendición por excelencia que El Eterno otorgó al pueblo de Israel:

"Hashem dará fuerza a su pueblo;
Hashem bendecirá a su pueblo con paz"
(Tehilim / Salmos 29)

Porque, ¿de qué valen las otras bondades y bienes si no se puede disfrutar de ellos?
¿Hay mayor pobreza que tener a disposición y disponible los recursos, pero no tener la capacidad –interna/externa- para gozarlos?

Es tan supremo su estatuto, que la Tradición reconoce la voz Shalom como uno de los nombres del Eterno.

Al ser tan valioso, ¿cómo puede ser que no paladeemos Shalom a cada instante?
¿Cómo explicar nuestras amarguras, descontentos, desconfianzas, desánimos, sensaciones empobrecidas?
¿Cómo comprender que pequeños contratiempos ajenos nos perturben?
¿Cómo puede ser que cositas sin importancia se transformen en terremotos con consecuentes tsunamis?
¿Cómo, habiendo tanto para compartir y deleitarse, cómo terminamos encerrados en celditas mentales, de odio, angustia, rencor, deseos de venganza, malestar, malas acciones, actitudes mortales?
Y, aunque le bienestar material sea escaso, ¿cómo dejar pasar la oportunidad para satisfacerse con el SHALOM?

Sí, la respuesta, aburrida respuesta, la que hace rato brindamos, se reduce al EGO (que es otra manera de llamar al Ietzer haRá).
En esta ocasión no me extenderé en explicarte de la temática, si buscas encontrarás decenas, centenas, de posts publicados al respecto. Con un poco de paciencia, esfuerzo, inteligencia, que apliques podrás descubrir lo que se cocina por detrás de tanta miseria y malestar; hasta tal vez te encuentres con alguna vía de mejorar tu vida y la de tu entorno.
Si quieres compartir los links del sitio (serjudio.com y fulvida.com), bienvenidos sea. Así como tus comentarios, opiniones, ideas, impresiones, que tengan relevancia y sumen a la comprensión y perfeccionamiento. Gracias.

Tal vez te has dado cuenta que la dificultad de establecer Shalom no es con aquellos con los que no mantenemos ningún tipo de relación.
¿Por qué pelearíamos con ellos?
¿Por qué habrían de molestarnos con su absoluta otredad y ausencia?

La prueba verdadera es con nuestra familia, con el vecino, con los de nuestra proximidad y con la sociedad con la que convivimos.
(Y sí, con nosotros mismos… pero sobre esto no hablaré en particular ahora).

Con la gente que está a nuestro alcance es que surgen las distintas ideas y opiniones sobre temas comunes que pueden provocar la separación, la confusión, la discusión, el enojo, la falta de shalom.
En muchos casos, luego de la pelea no se recuerda ni siquiera cómo comenzó, lo cual demuestra así la falta de importancia del tema en cuestión.

Todas las peleas tienen un común denominador: la falta de humildad de sus protagonistas, que se consideran superiores e intentan justificar el motivo de la discordia.
No se discute para encontrar algo de verdad, para ubicarse en un plano de conciencia compartida. ¡No! La lucha es por el poder, para ver quien tiene la razón, quien supera al otro, quien es vencido y quien vencedor.
Es una batalla por el poder, en donde se sacrifica al shalom, y con él a los participantes.
Porque, cuando se quiebra el shalom, ya nadie puede ser triunfador. Quizás se obtiene alguna ventaja material, un sorbo de apariencia de poder.

En muchos casos, la inclinación a pelear del ser humano es la que encuentra los motivos para hacerlo. Pelear por pelear, por aparentar poder.
¿Entiendes la idea?
¿Cómo la valoras?
¿Te sientes identificado?
¿Qué me cuentas?

Construir Shalom es nuestra tarea constante,
por medio de acciones y actitudes de
BONDAD Y JUSTICIA,
de ambas al unísono,
y con la Tefilá (la comunicación con el Eterno, el rezo) aprendemos herramientas para conseguirlo.

Versus

Creo que casi no hay excepción a la regla que te mencionaré ahora.
Toda relación interpersonal es una en la cual se lucha por el poder.
Quien es el conquistador, quien el conquistado.
Quien cede, quien avanza.
Quien estipula, quien accede.
Quien es impotente y quien es potente.

Las luchas pueden ser encubiertas o a la vista.
Menos o más cruentas.
Con mayores recursos e ingenio al servicio de la batalla, o con un primitivismo abismal.
En apariencia civilizada, o con la rusticidad del indomesticado animal.
A sabiendas de lo que se está invadiendo, o confundidos todos.
Con vencidos y otros vencidos, aunque algunos canten victoria.

Cada relación, cada vínculo, tristemente hasta cuando ambas partes emplean Comunicación Auténtica, en marcos rígidos y formularios o en la apertura “progresista”, en cada intercambio se está en esa pugna por el poder.
Aunque el tema sea trivial, aunque se proclame disputar por conocer la verdad, aunque se use la palabra “dios o Dios” en cada frase, no deja de estar la lidia en la ecuación.
Si se habla de amor, si hay rosas en vez de palos, si las caricias fluyen sin lugar a los golpes, hasta si el respeto y la intención cuidadosa son las que se asumen como prevaleciente, yo te digo, ahí subyace la rivalidad por la supremacía.
Hasta en donde parece más que sobradamente demostrado quién manda, el juego del poder está presente.

No te quiero convencer de nada.
Tampoco explicarte qué subyace ni cómo se produce.
Tan solo dejarte planteada esta realidad, a mi entender, que puedes aceptar y compartir, o puedes encumbrarte en opositor pero también compartir para que más gente se sume a la tarea de aprender del tema.

Nada más.
Que tengas bello día y puedas disfrutar de la bendición que llueve constantemente sobre ti.

Tohu vavohu (Bereshit/Génesis 1:2)

Tal vez tú seas de esos, o alguien quien tú conoces lo sea, que guardan cosas y más cosas y añade esa otro elemento al desorden.
A veces con la excusa que probablemente lo usarán o servirá para algo.
Otra porque dicen que tiene algún valor, sentimental, material o vaya uno a saber cuál.
O sencillamente, acumulan entre las otras mugres acumuladas (valiosas o no).

Forman el desorden y la desprolijidad, objetos, pilas y montones de cosas, aunque podría parecer difícil distinguir y asegurar dónde empieza una y termina la otra.
La mezcolanza se extiende y conquista, invade, se mueve a su propio ritmo, como si de una macabra criatura extraterrestre que devora todo a su paso se tratara.

Su imperio puede abarcar toda la casa, o determinadas habitaciones, o solo el ropero, o la mesa de trabajo, o un rincón; pero allí donde se asienta es que comanda el caos.
¿Es casual el lugar?

Pero no solo el espacio, también el tiempo.
Son ocasiones para disgustos, enfados, polémicas, rupturas, heridas, en fin, mucho más jaleo que se extiende a otros planos de la existencia.
Sea porque hay familiares que se entrometen a toquetear o tratar de poner cierto orden; o porque alguno se llevó algo sin permiso; o porque alguno está harto de vivir en una porqueriza; o porque alguien rompió algo de toda esa inmundicia; o porque el hedor es insoportable que acuden los servicios municipales a detectar la fuga de gas; o por… ese caos genera más caos, si es posible esto…

Aunque se prometa hacer limpieza y emprolijar, al ratito nuevamente la maraña de cosas impide discernir qué hay, qué se perdió, que nunca estuvo, etc.
Por más que el padre/madre, el jefe, el cónyuge, uno mismo demande aclarar el alboroto, éste se perpetua como si no tuviera principio ni fin.
O, uno dice estar a gusto en su chiquero y que nadie se entrometa, ¡ni uno mismo!

¡Vamos! ¡No me digas que no eres tú el de este retrato, o tienes a un familiar/amigo que recuerdas en este momento!

Pero, ¡cuidado!
Hay ciertos desordenes que tienen su sistema, en donde el autor conoce al dedillo su funcionamiento y no ampara el caos, sino un modo alternativo de relacionarse con las cosas.
Sin embargo, no usemos esto como excusa, la mayoría no somos de esos desordenados prolijos…

Ese bullicio, ruidoso o no, puede estar dentro de tu cabeza también (o solo allí y no fuera; o solo fuera y no allí).
Dudas exasperantes, que debilitan, que confunden, que no sirven para hacer luz ni dar entendimiento.
Certezas que se levantan, unas tras otra, en cualquier sitio, ocupando el lugar de los pensamientos.
Elementos que se añaden y agregan sin orquestación, sin fundamento, sin provecho, hasta dejar todo hecho un lío.
Proyectos, anhelos, sueños, temores, angustias, promesas, pactos, oraciones, sentencias, todo mezclado y un día te das cuenta, o ya ni puedes, que estás embarullado al punto tal que nada guarda relación, proporción, sentido.
¿Te resuena?

Al mismo tiempo, multitud de energía se bloquea debido a esta vorágine. Sea porque oculta algo, porque se malgasta en mantener algo oculto, porque se pierden cosas que luego se desespera para encontrarlas, porque hay controversias, porque uno quiere disfrutar un momento de calma y lucidez pero no puede entre tanto jaleo interno/externo.
Pero además, ¡no es casualidad que ese orden esté presente!
Aquello que lo motivo suele ser algo poco amistoso para el desarrollo del ser y el entorno.
Hay algo que estorba, que paraliza, que bloquea y no permite disfrutar, ser feliz, salir a la vida y gozar de lo bueno que hay en ella.

Lo antiguo se enmohece, se apila, se acumula. Lo nuevo parece viejo.
Lo necesario, ¿dónde está?
Trozos rotos, partes a reparar, cosas verdaderamente inservibles, promesas de ser provechosas, objetos valiosos, aquello que resultaría imprescindible, montones de cosas inclasificables, o simplemente tu escritorio repleto de papeles, útiles de escritura, libros, migajas, tacitas, cables, por allí asoma el monitor, en un costado aún respira el mouse con el que estás moviendo esta página para leerla… ¿qué más?
¿Tal vez todas esas cosas, o algunas, o una, tenga un sentido especial que al ser revelado permitiera resolver el intríngulis?
¿Quizás si se analizara el desorden se descubrirían temores, impotencias, oscuros motivos que se dibujan en esa confusión?
No sé, o no quiero contarte ahora, no sé… es tan confuso… ¡todo un desorden!
Y así, con aquello que debiera solucionarse pero queda atrapado en esa especie de telaraña que uno teje a ciegas, dentro y fuera de sí mismo.
Cosas inconclusas, mal acabadas, sin reparar, fracasos, promesas sin cumplir, cumplimientos que no fueron prometidos, esperanzas huecas (como todas ellas), fe en imposibles, inseguridades, la firmeza del fanático, abarcar mucho para apretar poco, desorganización en el tiempo, un estilo de vida veloz y agitado, el pasado monumental… tantas cosas hablan con la voz rugiente y poco amigable del caos.

Si tienes algo para acumular a este post, ¡bienvenido sea!
¿Bienvenido?

¿Dónde está el piloto?

Si eres ciego y estás sin compañía en medio de un sorpresivo espectáculo de luces y colores, probablemente no compartas los comentarios de los videntes que están a tu alrededor, ni experimentes sus emociones. ¿O tendrías manera de hacerlo?

Y si eres sordo, tal vez percibas algunas débiles vibraciones del aire sobre tu cuerpo, pero no disfrutes las melodías como los que oyen al lado tuyo, quienes llevados por el regocijo danzan y hacen palmas rítmicas. ¿O podrías sumarte de alguna forma a la fiesta musical?

Y si estás amargado o hundido en tus penurias, pueden estar narrándote aventuras fantásticas y llenas de emoción dichosa, pero no encontrarás motivo de placer, ni tu corazón se alegrará junto a los otros. ¿O conoces algún modo de sintonizar la onda positiva?

Entonces, ¿está fuera lo que te provoca alegría/pesar, o eres tú el amo de tus emociones?
Tus comentarios harán al contenido, sentido y comprensión de este sencillo post.

¿Quieres enfermar?

Podrías pensar que nadie quiere estar enfermo, ¿es evidente, no?
Sin embargo, hay gente que, conscientemente o no, encuentran beneficios en la enfermedad, por lo que se mantienen en ese estado de impotencia.
Te daré un solo ejemplo, tu imagina o recuerda otros.
La persona que de pronto tiene pánico a salir a la calle, que piensa en traspasar el umbral de su hogar y se asfixia, se ahoga, suda, tiene fuertes palpitaciones, en una palabra está al borde de la muerte. ¿Qué consigue con ello? Podría ser tener a la familia en estado de servidumbre, atentos a proveerle, a que no tenga que angustiarse, que no se dispare la fobia, a hacerle todos los mandados y favores. Así, su prisión es la comodidad.
Como te dije, imagina o recuerda otros casos.

Pero, mucho desean tener lejos cualquier enfermedad, en cualquiera de los planos de la existencia.
Entre ellos están los que hacen por preservar su salud, mejorarla, fortalecerla, recuperarla ante el menor atisbo de quiebre.
Entre ellos están también los que dicen la salud, pero mantienen conductas o actitudes reñidas con ella. Por sus excesos, por sus ingestas, por sus adicciones, por sus modos de vida, por sus estilos de vida, por cosas grandes o detallitos, que conllevan riesgos de perder la salud/vida o directamente provocan el desequilibrio.
No fuman, pero comen como puercos.
Hacen ejercicio, pero se fuman algunos porros semanales.
Ningún exceso químico, pero se la pasan enfadados con la vida.
Nada de sal, mucha gimnasia, cero alcohol, pero relaciones conyugales plagadas de mentiras, engaños, infidelidades, cosas ocultas.
¿Quieres que siga contándote o entiendes la idea?

Y, por supuesto, están los que se llenan de religión, superstición, fetiches, lemas a repetir, oraciones que son ensalmos para conquistar el favor de “los dioses”, “buenas acciones” que de buenas no tienen nada porque son motivadas solo por el egoísmo, decir tener “fe en Dios” cuando se está hundido hasta la coronilla en la macabra idolatría, dejar de lado la solidaridad por razones que son solo sinrazones, ritualizar en lugar de vivir, adorar al EGO en vez de andar por la senda del AMOR… ¿es que acaso la enfermedad espiritual no cuenta a la hora de evaluar la salud y bienestar de la persona y la sociedad?

¿Qué preguntas harías para ampliar o profundizar este tema?
Gracias por leer y participar.

Responsa

Pasa que llegaste a una respuesta, a tu respuesta, y la conviertes en la única respuesta.
Ahí se cierra la búsqueda, ya no hay ansia de conocer, de investigar, de avanzar, de profundizar, de alcanzar mayor comprensión.
Esa es la respuesta, ¿para qué malgastar energía en tonterías, tales como ofrecer otras alternativas válidas y valiosas?

En ocasiones, demasiadas, son las creencias irracionales aquellas que se presentan como la respuesta.
No hay análisis, crítica, indagación, explorar opciones, sino el peso de la creencia que se impone, que impide el pensamiento o el acercamiento a la verdad.

Es así que nos basamos en preconceptos, prejuzgamos, y asumimos que lo supuesto debiera ser cierto.
¿O no es nuestra respuesta la que valoramos y por eso la consideramos nuestra y correcta?

En esta senda de verdad autorevelada y acrítica está también el apego a frases de personas (escrituras) a las que uno adhiere como figuras de poder.
Ellos dicen y por tanto ya es verdad.
No se discute, no se pregunta, no se cuestiona, ni se rebate ante las evidentes falacias.
La figura de poder dio su veredicto, esa es la respuesta inamovible.

En la otra punta se encuentra la duda estéril, constante, carente de sustancia.
La que no se satisface ante las evidencias, la que cansinamente se queja y exige más confirmaciones o afirmaciones de fe.
La duda, esa tan irracional como la creencia insustancial; ambas emperatrices del imperio de la impotencia.

Ambas son áreas de la zona de confort, donde nos sentimos seguros incluso en la inseguridad.
Sabiendo lo poco que conocemos, pero con una firmeza descomunal que no es otra cosa que una máscara que encubre nuestra debilidad.

En todo esto se encuentra el EGO, que así juega para mantenernos encerrados en la celdita mental.

¿Cómo puedes emplear este texto para ser más feliz, más leal al Eterno?

Dios no es hombre

En la mañana del shabat anterior a Purim, en las comunidades judías se sacan dos rollos de Torá para ser leídos, en el primero la parashá de la semana, en el segundo el párrafo “zajor”, en el cual se ordena la eliminación del recuerdo del malvado pueblo de Amalec.
Acompaña la lectura la haftará correspondiente.
Ésta relata la campaña que realizó el rey Shaúl, a instancias de Dios y del profeta Shmuel/Samuel, contra Amalec.
Es un pasaje sumamente interesante, para ser estudiado con detenimiento.
Tengamos en cuenta que en la escala profética, Shmuel está apenas un pasito por detrás del máximo de todos los profetas, Moshé. Su obra, legado y visión profética tiene un valor incalculable, y aunque es dejado de lado habitualmente, tenemos que mantenernos atentos para aprender de sus enseñanzas.

Por ello, ahora quiero rescatar solamente una pequeña frase pero poderosa y de valor perpetuo:

"la Gloria de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque él no es hombre para que se arrepienta."
(1 Shemuel / I Samuel 15:29)

Estamos en una época en la cual el enemigo de Dios, y de los judíos, es multiforme. Trae variados colores y disfraces. A veces parece amigo, otras neutral, incluso si hasta se quiere hacer pasar por uno de nosotros. El enemigo puede estar en nuestro interior, y suele ser el más difícil de identificar y extirpar.

Por ello, a la hora de crecer, de despojarnos de Amalec, del EGO, tengamos presente que Dios NO ES hombre, ni lo fue, ni lo será.
Él no cambia de opinión.
Él no miente.
Él no eligió al pueblo judío para luego dejarnos de lado.
Él no entregó la Torá para reemplazarla por un nuevo testamento.
Él no se hizo hombre para confundirnos con conceptos de idolatría y bajeza espiritual.
Él no es el mesías.
Él no pretende convertirnos en esclavos, sino darnos libertad y vida.
Él sí nos ha otorgado un camino de vida, que se compone de acciones de bondad y justicia, para permitirnos construir shalom dentro y fuera.

Y. así como es deber extirpar a Amalec, e incluso su memoria, es imprescindible sostener con firmeza y vigencia nuestra identidad, nuestra unidad.
Pero, no es solamente el falso judío mesiánico (y similares) el problema, los que deifican hombres, o ideas, o hacen de Dios un viejo olvidadizo y pendenciero. Observemos con atención para descubrir aquellas cosas que no podemos permitir en nuestro seno, pues nos apartan del camino del bien y la justicia.

El fracaso de Amán

Amán, el perverso amalecita del relato de Ester (en el Tanaj), llegó a tenerlo todo y a no tener nada al mismo tiempo.
Era poderoso, adinerado, con influencias, afamado, respetado, temido, seguido, mantenía una interesante relación conyugal, sus hijos eran fuente de satisfacción para él, nada material le faltaba, y sin embargo era pobre, miserable, amargado, sufrido. Poderoso pero hundido en la impotencia.
¿Quizás, porque él estaba disfrazado de poder, cuando en esencia era un débil y menesteroso?

Queda retratado en breves palabras:

"Aquel día Amán salió alegre y contento de corazón. Pero cuando Amán vio a Mordejai [Mardoqueo] en la puerta real, y que no se levantaba ni temblaba delante de él, se llenó de ira contra Mordejai."
(Ester / Esther 5:9)

Sí, era esclavo de su EGO.
Éste le hacía sentir impotencia, cuando materialmente era sumamente poderoso.
Éste le llevaba a odiar, a envolverse en deseos nefastos, pensamientos malignos, intentos macabros, en vez de admitir, de fluir, de agradecer, de construir shalom.
Por ello Amán estaba “destinado” al fracaso, porque dentro de sí cargaba la semilla oscura que él regaba, cuidaba, alentaba hasta que diera sus frutos dolorosos.
Un fruto de muerte, para quien lo carga y para su entorno.

Las enseñanzas del relato de Ester son variadas, en múltiples niveles, y ésta es una que no debemos dejar pasar.
La fortuna, la riqueza, el poderío material, puede perderse de un instante al siguiente, incluso si uno sigue siendo adinerado y lleno de posesiones. Puesto que el verdadero poder se mide en la capacidad para sobreponernos a la celdita mental en la que nos encierra el EGO.

Alégrate alegrándolo

Éste es un texto que escribí recién para serjudio.com, pero me parece que su mensaje ético es compartible por los hermanos noájidas plenamente.

Las cuatro reglas de Purim, para los judíos, según establecieron los Sabios son:

  1. Lectura de la historia narrada en el rollo de Ester.
  2. Un banquete con alegría.
  3. Enviar comidas a los amigos.
  4. Dad dádivas a pobres judíos.

Al respecto nos parece importante hacer notar el dictamen de Maimónides:

יט  [יז] מוטב לאדם להרבות במתנות אביונים, מלהרבות בסעודתו ובשלוח לריעיו–שאין שם שמחה גדולה ומפוארה, אלא לשמח לב עניים ויתומים ואלמנות וגרים, שהמשמח לב האמיללים האלו מידמה בשכינה, שנאמר "להחיות רוח שפלים, ולהחיות לב נדכאים" (ישעיהו נז,טו).

Es bueno que la persona aumente en las dádivas a los pobres, en vez de aumentar en su banquete o el envio de comidas a sus amigos. Porque no hay mayor alegría y dicha que alegrar el corazón de los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros, porque el que alegra el corazón de los desprotegidos se parece a la Presencia Divina…
(Mishné Torá, Hiljot Meguilá 2:19)

Sí, así es.
Con nuestros recursos podríamos darnos una panzada, beber sin moderación, comer hasta el hartazgo, puesto que Purim pareciera ser el día en el cual los excesos están permitidos.
Y con esos mismos recursos podríamos halagar hasta el empacho a nuestros amigos, brindándoles golosinas (superfluas e innecesarias como sustento), y así alegrarles y alegrarnos.

Pero, con su mesura, sabiduría, delicadeza, comprensión, espiritualidad, el gran maestro nos advierte de cómo debiera ser nuestra elección.
Atender al menos favorecido, aquel que tiene las necesidades a la orden del día.
Si aportamos a que pasen un día más plácido, con satisfacción, con alegría, entonces estamos haciendo una gran obra, que sería necesaria cada día, pero especialmente en esta festividad.

Y allí es cuando el EGO susurra:
¿Le vas a dar a los pobres?
¿Tanto?
¡Si son pobres, con poco les alcanza!
¡Vamos!
Es tu dinero, ¡tuyo!
Tú lo ganaste con el sudor de tu frente.
Tienes la oportunidad de pasarla bien, con amigos, con la familia, darte gustos y luego no sentirte con culpa ya que es la propia ley la que te habilita a tomar y comer de más.
¿Qué el pobre tiene hambre?
Bueno, será que prefiere estar en la calle en vez de conseguir trabajo.
Seguramente usa el dinero para vino, drogas o vaya uno a saber qué.
Dale un par de pesos, con eso es suficiente.
Vamos, no te dejes embaucar por el EGO –Ietzer haRá- que te quiere someter y dejar en estado de impotencia. ¿Cómo vas a dejar de disfrutar de lo permitido? ¡Es el EGO el que te hace sentir culpita si no le das más plata a esos pobres… que por algo son pobres…!

Esto, o parecido, te susurra el EGO.
Y te deja convencer, y no abres con generosidad tu mano para beneficiar a tu prójimo en penurias.
Te gastas tu plata en engordar, en regodearte con lo que no precisas, en falsa santidad, en religión.
Mientras, al lado tuyo puede haber alguien que está sin comer, un hermano que no tiene siquiera para llevar un pan a la boca. O le falta para el alquiler, la renta. O no puede comprar los medicamentos. O vive en la calle y pasa frío. O… pero claro, el EGO tendrá el mensaje sulfuroso con apariencia de santidad, lleno de religión para que te excuses y creas que tienes el poder, cuando en verdad estás sometido a tu celdita mental, egocéntrica, egoísta, limitada, de falsedad.

Puedes alegrarle el día al hermano judío necesitado, y acrecentar lo que darás para tal fin.
O puedes hacer lo que te venga en gana, en obediencia y fe, a instancias del EGO.

¿Qué crees tú que es más valioso?

Si quieres, puedes darnos una mano para que continuemos ayudando a más gente. Con lo que donas mantenemos el sitio, seguimos trabajando, pero también usamos el dinero en donaciones directas a personas con carencias y que precisan del sustento, del aliento, de esa alegría que no les llega por otro lado.
Si quieres, puedes enviarnos tu aporte a través de alguno de los método que ofrecemos, aquí tienes el link; o puedes darle tú mismo, personalmente a la persona judía necesitada de alegría para festejar este Purim y para llevar un vida digna el resto de los días.

Excusas no te faltarán, te aseguro que ya estás mascando algunas.
Si te hacen feliz, quédate con ellas.
Si son solamente anclas que no te dejan crecer, entonces déjalas de lado, abre tu corazón, abre tu mano, abre tu mente y alégralos para alegrarte.

Hay otra gente que precisa tu presencia, tu abrazo, tu palabra o tu silencio, aquello que no es dinero ni dádivas materiales, pero que implican una actitud y una conducta de construcción de shalom.
La familia en duelo, el amigo angustiado, el desesperado, el dubitativo, el enfermo, como tantos otros.
Para ellos quizás el dinero no sea la respuesta, porque no están necesitados de él precisamente, sino de otro tipo de atención.
Tampoco te cierres a ellos, cuando sea el momento de alegrarles, ayúdales, pero si es el tiempo de la seriedad, respétalo.
A cada uno lo que precisa, con bondad y justicia.
De esa forma, tu creces junto a tu prójimo.
Eso es construir shalom.

Jag Purim Sameaj.

 

Leilui nishmat del querido amigo KIKE KATZKOWICZ, Z”L.