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Como arcilla

(Publicado originalmente para SERJUDIO.com).

Un famoso párrafo del piutken anajnu beiadja”, de la noche de Iom Kipur, dice: “como arcilla en manos del alfarero”.
Similar al que encontramos en el musaf, casi al comienzo de la Amidá para el oficiante: “somos en Tu mano como arcilla en manos del alfarero”.

Unos renglones antes, hay una pasaje que no suele ser tan mencionado, y es el que expresa: “El oro y los ricos tesoros no traerán ayuda al hombre, no lo rescatarán en el día de la retribución. Pero, la bondad y la justicia que demuestre durante su vida marcharán delante de él y su glorioso Creador lo recibirá”.

Por supuesto que cada uno podría encontrar casi cualquier mensaje que quisiera en el extenso texto que recitamos en este día santo y de alegría, pero, no sé exactamente porqué, este breve pasaje que te destaqué es de los menos usados en prédicas y enseñanzas.
Tal como otros, que ya hemos compartido en ocasiones anteriores, de profetas y sabios, en los que predomina como escudo para el hombre sus actos de bondad y justicia.

Pero, la gente por lo general, sigue aferrada a supersticiones, creencias banales, rituales de compra-venta de salvaciones, adhesión a líderes religiosos, palabrería, santurronería y otras cuestiones menudas pero a las que se las llena de humo hasta que parecen inmensas.
Oro y ricos tesoros, a ojos del que los consume, pero que llegada la hora del pago verdadero no tienen ningún valor ni sirven para el rescate.
Y sin embargo, siguen siendo ídolos adorados por sus esclavos.
En la típica estrategia del impotente que quiere controlar lo que no puede controlar, ni debiera querer hacerlo.
En vez de hacer lo posible, de disfrutar lo accesible, de encontrar la plenitud, se desprecia lo bueno a cambio del placer (o del tormento) que se percibe como salvación, y no es más que fantasía.

Por nuestra parte, reiteramos que nos parece que la medida debe ser el accionar con bondad y justicia, construir shalom.
Hay otras enseñanzas en este trozo del rezo, pero quedarán, Dios mediante para otra oportunidad.

Ahora, si somos como arcilla en manos de alfarero, ¿qué podemos hacer? ¿Cuál nuestra fuerza? ¿Cuál nuestro poder? ¿Cómo atrevernos a suponer que algo podemos hacer, si no somos más que un objeto amorfo a merced del Creador?
La respuesta es que como arcilla hay algo que podemos ser pero que no puede serlo el alfarero: podemos ser arcilla.
Es decir, podemos ser hombres, humanos, personas, cosa que Dios no es.
Estamos a merced de infinidad de elementos que no controlamos, ni siquiera con nuestra altamente avanzada tecnología.
Y por sobre todo, más allá de todo, está el impensable poder del Eterno, quien es el amo de todo, y sin embargo nos dio un átomo de poder, único, nuestro, que solamente depende de nosotros. Es nuestro libre albedrío. Nuestra capacidad para decidir si hacemos el bien o hacemos el mal.
Eso ya no depende del artesano, sino de nosotros.
En palabras de los Sabios: “Todo está en manos del Cielo, menos la reverencia al Cielo” (Berajot 33b).

Cuando actuamos de acuerdo a nuestra identidad espiritual (judaísmo para judíos, noajismo para gentiles), y por ello desplegamos actos de bondad y justicia, en una constante construcción de shalom, estamos desarrollando el mundo, encontrando felicidad.
Sí, por reconocernos limitados, al aceptar nuestras carencias, pero no por ello entregarnos a la desesperación o la pasividad del indolente.
Porque somos limitados, y al mismo tiempo contamos con el poder que desde Arriba nos otorgan.

Entonces, ¿cuál es el camino a la plenitud, el shalom, la felicidad?
La construcción de shalom, por medio de actos de bondad y justicia.

Pararararam parara param param

Confieso que me encanta la música Disco-Funk, especialmente o particularmente de los ‘70. Para mí no existe mejor, más alegre, más emotiva, más fantástica que esa música.
Será que era la música de mi infancia, de mis hermanos mayores adolescentes, de un mundo que ya no es ni creo vuelva a ser.
Aquello de todo tiempo pasado fue mejor… vaya uno a saber…

Cuando por alguna de esas casualidades la vuelvo a oír y me topo con el tema “Don´t let me be misunderstood”, de “Santa Esmeralda”, enseguida lo asocio al basquetbol.
Según me parece el tema no tiene ninguna relación, ni en su letra, ni en el ritmo, ni en el nunca visto video clip que le acompaña.
Entonces, ¿por qué esa automática e instantánea asociación en mi mente?

Este caso, no es un misterio para mí.
Resulta que hace decenas y decenas de años atrás pasaban el basquetbol uruguayo por el canal 10, de la TV abierta.
¿A qué no saben qué música era usada como cortina de presentación?
Sí, acertaron, la de Santa Esmeralda.
O al menos eso tengo en mi memoria. ¿Será un recuerdo de un hecho real? ¿Me parece? ¿Me confundo?
No sé con exactitud, tampoco me puse a buscar ni a indagar, no me cambia mucho la vida.
El hecho cierto es que para mí escuchar el estribillo instrumental (¿se dice así? mis años de solista en violín ya están muy lejanos, así como mis conocimientos de música) yo enseguida lo asocio con basquetbol.

Sí, también la conocemos de “Kill Bill”, pero para mí no es algo relativo a una bella rubia un poco loca por la venganza, sino de hombres jugando a ser deportistas profesionales de épocas que ya no volverán.

Ahora, tú con todo derecho puedes estar aburrido e incluso preguntar ¿qué tiene que ver esto contigo?
¿Te aporta en algo a tu crecimiento multidimensional, especialmente en tu espiritualidad?

Yo tengo mi respuesta a esta pregunta, dos preguntas.
Pero me gustaría que te animaras a compartir conmigo las tuyas, y luego te prometo –más o menos- que te diré cuál creo que es la enseñanza que puede fortalecer tu identidad noájida, si eres gentil, o judía si eres tal.
¿Te animas a comentar?
Desde ya te agradezco, hasta luego.

Feliz cumpleaños Google

Para muchas personas Internet se confunde con Google.
Sin dudas, buscar en internet es “googlear”, pocos conocen alternativas y de saberlas no suelen usarlas.
Algunos son conscientes de que más que un buscador, actualmente es una mega empresa, que cada vez ocupa más espacios en nuestras vidas, incluso sin que nosotros lo sepamos, sin advertirlo. En línea y fuera de ella. En asuntos relativos al ciberespacio y en otros que nada tienen que ver. ¿Dónde no está presente?
¿Sabías que los productos con Android (celulares, tabletas, televisores, relojes…. ¿todo?) dependen de esta empresa? Si piensas que con un producto de Apple estás fuera de su órbita, probablemente te equivoques, ¿sabías que Apple usa licencias de Google? Y seguramente que el buscador, el mail o alguna otra cuestión interviene en esta junta de gigantes.
¿Y qué podemos decir de Gmail, Youtube, Plus, Talk, Blogger, Earth, Maps, Drive, Docs, Chrome, Chorme OS, Chromebook, dispositivos, autos inteligentes, anuncios publicitarios, división de móviles de Motorola, infinidad de proyectos de tecnología, presencia filantrópica, escándalos de seguridad? No sé cuanto más pertenece o está directamente en dependencia con Google.
Sí, hasta en los lugares sin internet está esta presencia, con proyectos para dotarles de energía y conectividad. Con sus satélites fotografiando. Con sus equipos tomando fotos y panoramas para ser usados luego en sus “mágicos” mapas. Con inversiones. Con… realmente no lo sé, pero ahí está.

A todo esto, solamente tiene quince años.
Sí, solo 15.
Por su poderío y presencia uno estimaría que es antigua como el mundo, ¿cómo podíamos existir sin ella?
¿Cómo hacer trabajos escolares, presentar informes laborales, entretenerse, comunicarse, aprender, contactarse, TODO sin Google?
Y solo en quince años.

¿Cuáles son las moralejas para el judaísmo y especialmente el noajismo?

Ecología multidimensional en el judaísmo

Escrito para ser publicado en SERJUDIO.com y que me parece provechoso compartir con mis hermanos noájidas.

En la Tradición encontramos que se describe al ser humano como multidimensional: inanimado (domem); vegetativo (tzomeaj); animado (jai); parlante (medaber).
En el hombre, además se identifica un plano supra-natural, que no es compartido por el resto de las criaturas terrestres, el de la neshamá, el espíritu.

No resulta sorprendente que en “De Anima” Aristóteles (y probablemente tras de él nuestro Maimónides (“Shemoná Perakim”, cap. 1)) distingue tres facetas –funciones- del alma humana: la vegetativa, presente en las plantas, los animales y los hombres; la sensitiva, de la que carecen las plantas; y la racional, privativa del hombre.
Esta alma es la “forma” de la materia, que es el cuerpo.
Por sobre esto, se está el espíritu del hombre.
Según lo exponemos humildemente nosotros, las dimensiones: física, emocional, social, mental y espiritual.
Tales las cinco dimensiones que somos.
(En el “Shemoná Perakim” del Rambam se encuentra ampliado y profundizado esto).

Cuando decimos físico implicamos todo aquello que hace a su materialidad. Por lo general se entiende con esto su cuerpo, pero no debemos olvidar de incluir aquello que posibilita su vida, en particular lo ambiental.
El hombre es un ser que es imposible su existencia fuera del ecosistema, o mejor dicho, el ecosistema también conforma una de las dimensiones del hombre.
De cierta forma está esto indicado al momento del segundo relato de la Torá acerca de la creación del hombre, cuando dice: "Y formó el Eterno Elokim al humano, polvo de la tierra. Y sopló en sus narices aliento de vida, y el humano llegó a ser un ser viviente." (Bereshit / Génesis 2:7).
El hombre ES polvo de la tierra, materia inerte, pero que con la intervención divino obtuvo forma, diseño, sentido, alma, espíritu, lo que lo hace viviente.
No existe el hombre desprendido del ecosistema.
Tal como el resto de los seres vivos: "Dijo además el Eterno Elokim: ‘No es bueno que el humano esté solo; le haré una ayuda idónea.’  El Eterno Elokim, pues, formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Lo que el humano llamó a los animales, ése es su nombre. El humano puso nombres a todo el ganado, a las aves del cielo y a todos los animales del campo. Pero para Adam / Adán no halló ayuda que le fuera idónea." (Bereshit / Génesis 2:18-20).
Ellos también son hijos de la tierra, criaturas del Eterno, que forman y son formados por el ambiente.
Y si bien con ellos somos compañeros de ruta, pasajeros en esta gran nave, evidentemente que hay una barrera que nos separa permanentemente; nosotros somos espíritu también, es la marca fundamental que nos diferencia como especie. Así pues, no son nuestro prójimo, pero sin dudas son dignos y meritorios de aprecio y respeto, aunque se nos haya habilitado para hacer uso dignamente de ellos.
Según queda dicho: “Creó Elokim, al humano a su imagen; a imagen de Elokim lo creó; hombre y mujer los creó. Elokim los bendijo y les dijo: ‘Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra.’" (Bereshit / Génesis 1:27-28).
No es en todo correcta la idea que el misionero alemán, Albert Schweitzer, propusiera: “No me importa si el animal es capaz de razonar, sólo sé que es capaz de sufrir y, por eso, lo considero mi prójimo". Sí, debemos considerar al animal en su sufrimiento y tratar de evitarlo o impedirlo. No, en el marco de la Torá el animal no es el prójimo de la persona, aunque tengamos (y debemos hacerlo) mucho cariño y respeto por él. Aunque no sea un prójimo, igualmente es digno de misericordia, de justicia, como obra del Eterno, como ser vivo con capacidad de sentir.

En el judaísmo hay un concepto muy antiguo denominado “tzaar baalei jaim”, que es la prohibición de atormentar a un animal sin obtener con ello ningún provecho real.
Aparece varias veces en el Talmud, aunque su origen es la Torá (Shemot / Éxodo 23:5).
A partir de preceptos de la Torá vamos comprendiendo que toda vida es sagrada, todo sufrimiento/dolor es terrible, incluso el de los animales. Entonces, no se caza animales por “placer” o “deporte”, ni se abusa de ellos en “espectáculos” sádicos y desalmados, ni a los domésticos –o propios- se les hace padecer adrede necesidades, ni se los emplea en ejercicios que no provean un beneficio verdadero para la sociedad humana.

En Baba Metzia (85a) se nos relata que Ribbí Yehuda haNasí no tuvo compasión por un ternero que estaba aterrorizado cuando iba a ser degollado. A causa de esto desde lo Alto se le decretaron padecimientos que solamente finalizaron cuando aprendió a ser compasivo con los seres vivos, por ejemplo cuando su criada quería lanzar unas crías de comadrejas y él las protegió.
La idea es que nuestra conducta sea una copia humana de la conducta divina, a la medida de nuestras capacidades: "Bueno es el Eterno para con todos, y su misericordia está en todas sus obras." (Tehilim / Salmos 145:9).
Ser misericordioso con TODAS sus obras, personas, animales, vegetales, hongos, elementos físicos. Con todo nuestra actitud y conducta debiera regularse con el bien Y la justicia.
Sí también con la hormiguita, a la cual pisamos involuntariamente al caminar, pero a la cual no debemos mortificar una tarde de aburrimiento en el jardín.
También con el árbol, el cual no debe ser maltratado sin provecho real.
Llevar una vida de armonía, de amor y respeto por la creación (en su conjunto y en sus individuos) sin por ello irse a extremos ascéticos. La propuesta del judaísmo clásico no roza las postura al estilo de las doctrinas del jainismo.
Cada criatura alaba al Eterno según su naturaleza (Tehilim/Salmos 148), son nuestros compañeros de viaje, aunque no nuestro prójimo. Compañeros a los cuales respetar, cuidar y hasta en ocasiones amar.

Por ello, cuando se debe tomar la vida de un animal, o emplearlo para alguna actividad beneficiosa para el hombre, se debe eliminar o disminuir al máximo todo sufrimiento que pueda ser evitado o reducido.
Quizás a los modernos defensores de los “derechos de los animales” no les parezca suficiente, pero recordemos como comenzamos este estudio: somos también ecosistema, y en él las relaciones tróficas son constantes y necesarias, además de las otras relaciones que no siempre resultan pacíficas e indoloras en su naturalidad. Lo importante es también en esto tratar de construir Shalom, actuar con bondad Y justicia, hasta para con el animal que iremos a consumir o usar para nuestras necesidades. En palabras del filósofo Emmanuel Levinas, sería la “libertad difícil”, que es hacer uso de nuestro libre albedrío de forma digna.
Tengamos en cuenta que el libre albedrío es la capacidad para elegir entre actuar bien o mal. Somos libres (al menos esa es la creencia) para escoger, pero el Eterno nos aconseja con precisión lo que es mejor para nosotros: optar por el bien, que es la bendición y la vida.
Desechar el EGO para vivir en la plenitud, en la construcción de shalom.

Recordemos otro relato de piedad hacia animales.
Moshé pastoreaba las ovejas de su suegro cuando una pequeñita se escapó y se extravió en el desierto. Él no podía admitir que el pobre animalito muriera con el dolor de la sed, o los terrores del desierto, por lo cual salió a su busca. Fue en esa tarea que llegó hasta el monte Sinaí, en donde el enviado del Eterno se apareció a él en un arbusto encendido que no se consumía (Shemot / Éxodo 3:2).
Aquel que era un excelente pastor de ovejas, que no dejaba a ninguna sin protección, ese era el indicado para conducir a los judíos por el camino que llevaba de la opresión a la libertad.
Porque el verdadero líder espiritual no oprime a sus seguidores, no amedrenta, no amenaza, no castiga sin fundamento, no diezma, sino que se entrega por completo para la mejor conducción de su grey, para que todos y cada uno obtengan verdadero beneficios. Cuando el líder emplea de manera sistemática las herramientas del EGO, sabemos que no estamos ante un conductor espiritual, ni su camino es de vida.
Entre otras cosas, por su bondad hacia su rebaño, por su nobleza, por su respeto a la vida del indefenso y del justo (aunque pudiera ser durísimo con el que lo ameritara), es que Moshé fue elegido por el Eterno para ser el personaje bisagra en la historia de Israel, e indirectamente en la de toda la humanidad.

Es el mismo Moshé que no participó en la primer plaga sobre Egipto, la de “sangre”, pues afectaría las aguas del Nilo que muchos años antes habían ayudado (involuntariamente, por supuesto) a salvarle la vida. Ni a las arenas, que también estuvieron en su auxilio.
Porque recordemos, el ecosistema consta de factora abióticos, lo inanimado, junto a los seres vivos que lo componen (y son compuestos por él).

Vamos comprendiendo que la construcción de shalom debe ser una accionar y una actitud constante, hacia dentro y hacia fuera. Con nosotros mismos, con el prójimo, con la sociedad y con el ambiente. Una actitud que privilegie la armonía, el equilibrio, en lugar de la muerte y la esclavitud.
Donde se oriente a través del AMOR y no de EGO.
(AMOR NO es un sentimiento, es una forma de vida multidimensional).

Si bien la Torá y los Sabios de antaño no hablaron específicamente del cuidado del ambiente, de llevar una vida de armonía ecológica, de ser hombres ecológicos, podemos encontrar que el mensaje está implícito, codificado. Recordemos que la palabra de la Torá es perpetua, pero fue otorgada en un contexto determinado, y debía ser comprensible para sus directos receptores. Era imposible para aquellos antiguos antepasados de los judíos actuales entender acerca de ecología, o de otros conceptos modernos. Pero la médula sigue siendo la misma.
Es que una vida en donde el EGO está bajo control, lleva a la plenitud en todos los aspectos, al shalom multidimensional.

¿Qué sucede cuando es el EGO el rector?
La Torá narra algún que otro suceso dramático, desde el asesinato de Abel, pasando por el Diluvio hasta la opresión de los judíos en Egipto, sin olvidar a los traicioneros amalecitas.
Veamos un ejemplo: "El Eterno vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal… La tierra estaba corrompida delante de Elokim; estaba llena de violencia. Elokim miró la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra…" pero "…Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj caminaba con Elokim." (Bereshit / Génesis 6:5, 11, 12, 9).

El hombre llevado por su EGO fue deteriorando el ambiente, el equilibrio había sido perdido hacía tiempo.
Las advertencias aparecían a ojos de quien tuviera conciencia para admitirlas.
Tal como Noaj lo hizo.
Pero el resto siguió en franco abuso, destruyendo, corrompiendo, provocando la catástrofe.
Lo que infantilmente se explica como un castigo divino, podemos comprenderlo cabalmente como la directa consecuencia de los actos egoístas del hombre, que llevaron al mundo al caos. Finalmente, ocurrió la devastación, la tierra se tomó se revancha. Tarde o temprano, como puede pasar actualmente.
La naturaleza fuera de su cauce provocando destrozos, muerte, destrucción, un final tempestuoso que podría posibilitar un nuevo inicio.

Apenas si sobresalía un poco de ese entrevero el líder de los sobrevivientes, Noaj, pero atiende qué fue lo primero que hizo cuando salió de su nave salvadora: "edificó Noaj [Noé] un altar al Eterno, y tomando de todo cuadrúpedo puro y de toda ave pura, ofreció holocaustos sobre el altar" (Bereshit / Génesis 8:20).
¿Alguien le pidió que sumara más muertes a los miles de millares que yacían en tumbas improvisadas por los elementos desatados?
¿Realmente Dios se complace tanto con el “grato aroma” de estos asados?
¿Era necesario?
¿Qué quería demostrar con este acto? ¿Qué demostró?

Quizás como respuesta, la Torá añade lo siguiente: "Noaj [Noé] comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña. Y bebiendo el vino, se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda." (Bereshit / Génesis 9:20-21).
Piensa tú.
¿Plantar primero una viña, fabricar vino, emborracharse, actuar de manera degradante… eso es lo que podemos tomar como ejemplo para reconstruir una sociedad basada en el bien Y la justicia?
¿Dejarse dominar por el EGO?
¿Vivir como si se estuviera muerto?
¿Morir sin haber vivido?

Toma en cuenta un ejemplo muy diferente, que lo narra un rabino (Aryeh Levine, “Malachim Kivnei Adam”, Simcha Raz, pp239-240 Fuentes, pg.15) contemporáneo: : "Después de Minjá (el servicio de la tarde) mi maestro (el Rav Kook), como era su costumbre, fue a dar un paseo con el fin de enfocar sus pensamientos y lo acompañé en el camino. En eso arranqué una flor. Él, temblando me dijo en voz baja: «Créeme, yo siempre he tenido cuidado de no arrancar sin propósito una brizna de hierba o una flor que puede crecer y desarrollarse, porque no hay hierba aquí abajo que no tiene una fuerza de lo Alto que le ordena ‘¡Crece!’. Cada brizna de hierba dice algo, cada piedra susurra un secreto, cada criatura pronuncia una canción. Esas palabras dichas por un corazón puro y sagrado penetraron hondo en mi corazón. Desde aquel día tengo una gran compasión por todas las criaturas.".
¿Recuerdas lo que te conté más arriba, cuando el príncipe de los rabinos de su tiempo no tuvo compasión por un ternero?
¿Qué podemos aprender para nuestra vida cotidiana?
¿A ser vegetarianos o veganos? ¿O algo mucho, muchísimo más consistente y profundo?
¿Que te parece a ti?

Por otra parte, nuestra Tradición está enseñado también a cuidar de los recursos, a no transgredir el “bal tashjit”.
Es un mandato sagrado el ser cuidadoso y no derrochar inútilmente, porque cada vez que abusamos de los recursos, estamos provocando un daño que podría resultar irreparable y que siempre genera consecuencias que llegan a exceder nuestros cálculos.
Cuidamos, usemos cabalmente, sumemos en lugar de desperdiciar, construyamos shalom.
Hagamos lo que fue ordenado a Adam con respecto al jardín terrenal: "el Eterno Elokim tomó al humano y lo puso en el jardín de Edén, para que lo trabajase y lo guardase." (Bereshit / Génesis 2:15).
Esa esa tarea y al mismo tiempo finalidad.
Debía trabajar y cuidar del huerto del Edén, para así disfrutar plenamente de sus bienes. Hubiera podido obtener todo gratuitamente, sin esfuerzo, pero el Eterno le abocó a una tarea precisa para que alcanzara mayor bienestar. Porque disfrutar de lo permitido es una de las misiones sagradas que tenemos en este mundo, para cargarnos de experiencias positivas que de otra manera el espíritu no podría tener registrada. Pero cuando el deleite proviene de la buena acción, aquella que realizamos, la consecuencia placentera es mayor (y mejora con el sano esfuerzo dedicado).
Este mundo es un potencial paraíso, solamente el EGO del hombre impide que alcance este estatus.
Desde Arriba se nos ha provisto de todo lo necesario, simplemente no hemos alcanzado aún a desplegar nuestras capacidades. Eso acontecerá en la Era Mesiánica, tanto en lo personal como en lo colectivo. Entonces el mundo será un paraíso, aunque poco y nada haya cambiado exteriormente.
Podemos trabajar para establecer una Era Mesiánica interna, en cada uno de nosotros. ¿Cómo? Disminuyendo la injerencia del EGO, actuando desde el AMOR.
Esa manera de vida está en armonía con el Cosmos, por lo cual provoca reacciones en cadena que finalmente permitirán el brote completo de la Era Mesiánica global.

Cada pequeño acto tiene consecuencias, muchas veces insospechadas, de un alcance que no se puede prever inicialmente.
En la ciencia se conoce como el “efecto mariposa” dentro de la teoría del caos, y se la ejemplifica con la conocida frase: “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo”.
Desde otro ámbito, el genial Rav Kook nos enseñó: “Si usted está sorprendido por cómo es posible hablar, oír, oler, tocar, ver, entender y sentir –dígale a su alma que todos los seres vivos confieren colectivamente sobre usted la plenitud de su experiencia. Ni siquiera la menor partícula de existencia es superflua, se necesita todo, y todo sirve a su propósito. ‘Usted’ está presente en todo lo que está debajo de usted, y su ser está ligado a todo lo que le trasciende a usted.” (Orot haKodseh).
Estamos todos unidos, aunque el EGO nos hace ver que no tenemos relación.
La separatividad es un efecto de la materia, pero al mismo tiempo una ilusión. Cuando se contempla con la mirada espiritual, somos uno y unificados al Uno.
Estos conceptos cabalísticos pueden resultar extraños y áridos, por lo que, explicándolo con sencillez: estamos en el mismo barco y cuidar al otro es cuidarse a sí mismo.

En buena medida tal es uno de los objetivos de bendecir antes (y después) de disfrutar de alimentos (y otros placeres mundanos).
Tomar conciencia de que estamos haciendo uso de elementos de la naturaleza, la cual nos son provistos para nuestro beneficio, y que sin embargo no nos hace amos de todo, sino sus usufructuarios, personas que vivimos pagando la renta y el Amo es el Eterno.
Si comenzamos a despertar nuestra conciencia, a vivir por completo el aquí y ahora, seremos menos negativos y nocivos, mucho más agradecidos, más respetuosos, personas que aportan a una mejor existencia que se continúa en la eternidad.

El amor y respeto por la naturaleza no se da solamente cuando vamos de paseo al campo, o en la playa, o en cualquier actividad al aire libre.
Somos seres ecológicos, por tanto en cada momento estamos interactuando con el todo.
Por ello es necesario comprender la importancia de la construcción constante de shalom, interna (consigo mismo) y externa (con los demás hombres, con todos los seres vivos, con el ambiente).

La santidad suprema se halla cuando el hombre conoce su esencia y no se encierra en sí mismo, sino que lleva una vida plena, en relación a todo lo existente. Siente la ‘Presencia’ en lo inanimado, en lo vegetal, en los animales, la vida en todo, también en cada hombre, en cada uno de los seres humanos” (Rav Kook, “Arpelei tohar”).

Sí, éste es el camino del constructor de Shalom.

Tú decides

A la zorra cada día se le dificultaba más encontrar algo con lo que pudiera alimentarse. Un día, descubrió en el interior de un tronco caído una abundante cantidad de manjares que alguien había dejado allí. La zorra entró en el tronco y tragó todo con rapidez, sin dejar siquiera una miguita. Quiso salir, pero tan abultado estaba su abdomen que no cabía por el agujero que había usado para entrar. Impotente ante esta situación, comenzó a lanzar gritos de auxilio, con la esperanza de que alguien pudiera rescatarla de tan penosa situación.
Al rato apareció un lobo, que atraído por sus gritos se acercó a conocer el porqué de tanto lamento. Cuando le contó lo sucedido, le dijo: -Yo no me preocuparía por ello, ni gastaría tiempo en lamentarme. Lo único que necesitas es esperar a que tu barriga vuelva a estar como antes y seguro que podrás salir sin problema.
La zorra agradeció el consejo y esperó, esperó y esperó, no una hora o dos, sino algunos días de encierro y ayuno obligado, hasta que pudo salir, con más hambre que antes y mucho malhumor.
Por una de esas casualidades, días más tarde se cruzó con el lobo al cual increpó por el consejo que le había dado. Él respondió: -En lugar de quejarte, agradece que el dueño de la comida no volvió y por ello no te castigó por tu imprudencia y maldad.

¿Cuál crees que podrían ser las moralejas de esta narración?
¿Respetar el entorno? ¿No quebrar los límites? ¿Medir las consecuencias de nuestros actos antes de realizarlos? ¿El tiempo todo lo resuelve? ¿Si uno tiene paciencia las cosas se arreglan? ¿Es fácil dar consejos? ¿No quejarse sino hacer? ¿Hacer lo posible para mantener la homeostasis? ¿No dejar comida olvidada dentro de un tronco hueco? ¿No ser glotón?
¿Tú qué opinas?

Déjame compartir contigo lo que pensé.
Como la zorra de la fábula, estamos en este mundo y podemos disfrutar de lo que en él hay. Pero, cuando nos excedemos, cuando hacemos cosas incorrectas, a pesar de creer que estamos obteniendo ventajas, realmente nos estamos metiendo en problemas. Al final, no nos llevamos nada y hasta terminamos peor de lo que comenzamos.
Una opción más saludable y lógica es disfrutar de aquello que nos es permitido y aportar para que la armonía (interna y externa) sea mantenida.
Si aprendemos para conocer, si tomamos conciencia, si planificamos lo que haremos, si actuamos con mesura, probablemente estaremos en un estado mejor que si nos dejamos llevar por la ignorancia, el preconcepto, la superstición, el apuro, el egoísmo, etc.
¿Tú qué opinas?

Lo cierto es que en varias ocasiones la humanidad, a causa del egoísmo y la maldad, no supo cuidar el delicado equilibrio de la naturaleza y de la sociedad, por lo que sucedieron catástrofes que pudieron haber sido evitadas. Por supuesto que hay eventos naturales que no tenemos (todavía) injerencia, pero en otros somos directos responsables. Y no que hablar de las noxas sociales, tales como guerra, desigualdad social, pobreza, discriminación, entre otras. ¡Cuanto mejor viviríamos si hiciéramos menos como la zorra!

Al respecto, mira lo que nos relata la Torá (de la nación judía): "El Eterno vio que la maldad del hombre era mucha en la tierra, y que toda tendencia de los pensamientos de su corazón era de continuo sólo al mal… La tierra estaba corrompida delante de Elokim; estaba llena de violencia. Elokim miró la tierra, y he aquí que estaba corrompida, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra…" pero "…Noaj [Noé] era un hombre justo y cabal en su generación; Noaj caminaba con Elokim." (Bereshit / Génesis 6:5, 11, 12, 9).
En una generación sumergida en el egoísmo y el mal, alguien pudo sobresalir, un hombre hizo la diferencia.
Todos podemos ser ese hombre, aquel que desequilibra la balanza hacia el lado del bien, como dijeron nuestros Sabios: “en el lugar donde no hay hombres, esfuérzate en ser hombre” (Pirkei Avot 2:5).
Como enseñara Maimónides, el gran rabino y maestro: “la persona debe verse a sí misma y su relación con el mundo entero como si sus actos buenos y sus actos malos estuviesen en una balanza. Si comete un pecado, inclina su balanza y la del mundo entero al lado culpable, atrayendo la consecuencia negativa hacia sí y hacia el todo el mundo.
Por el contrario, si cumple un precepto inclina la balanza de todo el mundo hacia el lado del mérito, atrayendo la redención y liberación hacia sí y hacia otros, como está escrito: “Un justo es el fundamento del mundo”
(Mishlei/Proverbios 10:25), lo que quiere decir que la persona que actúa de forma virtuosa, inclina la escala de todo el mundo hacia el lado del mérito, y lo salva. Es, por lo tanto, la costumbre de todo Israel aumentar su tzedaká, realizar buenas acciones y arrepentirse…” (Mishné Torá, Leyes de Arrepentimiento).

Cada uno es importante, tú lo eres, depende de lo que hagas.
Podemos actuar en armonía interna y externa, o no.
Desde el comienzo de la humanidad tenemos la orientación correcta, que luego fue plasmada en la Torá. Es bueno conocerla, estudiarla, aprender de sus valores y practicarlos, todo de acuerdo a las reales posibilidades de cada uno.

Resumen de la parashá Noaj ("Noé"), que corresponde sea leída por el pueblo de Israel esta semana 
El mundo se ha corrompido a causa del hombre y lentamente va rumbo a una gran catástrofe natural. Solamente un hombre, Noaj, con su familia logra salvarse. También se encargan de rescatar a los diversos animales.
A partir de ese momento el Eterno hace un pacto con la humanidad, que se mantiene hasta la actualidad. Es el pacto de los Benei Noaj, los noájidas o naciones de la tierra, que consta de siete mandamientos:

  1. No adorar a dioses falsos.
  2. No maldecir al Eterno.
  3. No asesinar.
  4. No mantener relaciones sexuales prohibidas.
  5. No robar.
  6. No comer carne de un animal con vida.
  7. Instituir un Sistema Legal.

Estos siete mandamientos se simbolizan con el arcoíris, cada color representa un mandamiento. Por ello, muchas personas que actualmente conocen este pacto y viven de acuerdo a él, lo usan como emblema. Se supone que este código legal sagrado es base para el sano desarrollo de la persona y la sociedad, en todas sus dimensiones.
En cuanto al contenido la parashá, de a poco la humanidad va creciendo y ocupando más territorios mientras mantenía su centro en el valle de Shinar, donde decidieron construir una torre que les sirviera de protección ante nuevos desastres. Sin embargo, el motivo por detrás era rebelarse contra el Eterno, ya al poco tiempo de haber atestiguado a qué conduce la maldad. Finalmente, se generan conflictos, la gente se expresa pero no se comunica, ya no se entienden unos a otros, han dejado de hablar el mismo idioma. Así pues, se dispersan y se fragmenta la sociedad.
Finalmente se enuncia la genealogía de diez generaciones que va desde Noaj hasta Avram, y se introduce a éste y su familia en el relato bíblico.

¿Te casarías con tu esposa?

Por algún motivo, o algunos, te has casado con tu cónyuge. Por algo siguen conviviendo al día de hoy.
Quizás hasta planificaron alcanzar objetivos juntos y en común (o no).

Han vivido experiencias juntos y por separado durante el tiempo de matrimonio.
Con momentos de mayor cercanía y afinidad, así como de los otros.

A veces te cuestionas, otras te resignas, en ocasiones celebras y hasta pasas días y semanas en indiferente apatía.

Te propongo (lo que me parece) un interesante ejercicio.
Haz de cuenta que no conoces a tu cónyuge, que nunca te cruzaste con ella (te hablo en masculino, aunque es válido de igual manera para la mujer).
No sabes nada de su vida, no tienen ninguna historia en común, ni pasado, ni futuro, ni presente. Nada. Sin hijos, sin contratos, sin reproches, sin promesas incumplidas, sin regalos, sin aniversarios olvidados, sin regalos sorpresivos, sin vacaciones aburridas, sin infidelidad, sin enojos, sin alegrías, sin sucesos compartidos, sin felicidad y unidad. Nada. Ella y tú son dos extraños. Imagina que en este universo alternativo tú eres soltero, sin compromisos ni hijos, y jamás te cruzaste con ella.

De repente, en un lugar para encuentros de solteros la ves. A ella, tal cual es hoy. No aquella piba del primer encuentro, no la fresca dama del primer beso, no aquella imagen que ya no es. La ves como es ella hoy. Ahí está, y tú estás. El de ahora, con lo que eres. Lo único es que no la conoces, es la primera vez que la ves.
¿Te atrae?
¿Te gustaría acercarte para conversar con ella?
¿Tendrías el deseo de iniciar algún tipo de vínculo?

Si respondes que sí, imagina que te aproximas y te presentas. Le muestras quien eres, tal como eres hoy (pero sin haber estado casado, sin hijos, etc., como te mencione un rato antes).
¿Le atraes?
¿Le gustaría seguir conversando contigo?
¿Tendría el deseo de iniciar algún tipo de vínculo más próximo?

Obviamente, ni tú ni ella tienen más referencia que el envase, lo que está a la vista: cuerpo, vestimenta, accesorios, actitud, gestos, pose, y aquello que hace resonar las fibras inconscientes de cada uno.
Aún no se conocen más allá que lo superficial y lo que el cerebro cocina en sus entrañas más primitivas.

Conversan y ella te cuenta todo sobre su personas, incluso las cosas más íntimas, más vergonzosas, más oscuras, todo, tal como si se conocieran y convivieran desde hace años (es solo un ejercicio de la imaginación, no pidas mucha coherencia en el relato que te propongo).
Te cuenta con detalle eso que tú conoces en el mundo de siempre, pero que en este universo paralelo es novedoso.
Te habla, gesticula, expresa, queja, burla, humilla, fastidia, sonríe, agradece, anhela, replica, manifiesta y deja a la vista eso que tú sufres/gozas a diario en vuestra convivencia.
¿Aún te gusta?
¿Te agradaría seguir en contacto con ella?
¿Estarías dispuesto a mantener una relación más formal y estrecha con ella?

Y si así fuera, cuando tú compartes con ella quien eres, tal y como lo haces a diario en la realidad, te parece que:
¿Aún le gustas?
¿Le agradaría seguir en contacto contigo?
¿Estaría dispuesta a mantener una relación más formal y estrecha contigo?

En definitiva, ¿estarías dispuesto a casarte hoy nuevamente con tu esposa? (Y viceversa, por supuesto).

Mighty words

¿Los límites limitan? ¡Qué novedad!
Sin ellos nos sentiríamos invadidos, difusos, faltos de orden, sumidos en el caos, confundidos, agredidos, masificados, indiferenciados.
Es bueno que existan los límites y mantenerlos en el lugar apropiado, para que lo interno/íntimo permanezca así en tanto se comparte con seguridad y entendimiento lo compartible.

Si sientes que transgreden tus límites, probablemente respondas desde el EGO, queriendo controlar lo que está por fuera de tu dominio.
Si no lo consigues, seguramente se intensifique tu malestar, pues te sentirás aún más impotente, más invadido por el otro, con menos recursos para disfrutar de la vida.

¿Qué te parece si tomas conciencia de lo que está sucediendo?
Como segundo paso, podrías comprometerte a demarcar los límites en tus relaciones interpersonales, para mantenerlos con flexible poder.
Luego, encontrarás que sostener tus barreras de manera proactiva resulta mucho más eficiente y placentero que la vieja apatía, aquella indiferencia sumisa con la cual te dejabas manipular por los demás.

Si estableces el límite saludable y te afirmas en él, pronto descubrirás que tienes recursos que antes dilapidabas en negaciones o regalándolos a personas que no son merecedores de tus bienes.
Es que, tú permitías que entraran, que ellos hicieran su juego, aprovechándose de ti.
Por  miedo, a la soledad, al rechazo, al engaño, al regaño, al abandono, a la miseria, diluías los límites, los volvías confusos o inexistentes.
No mostrabas tu parecer ni expresabas tu sentimiento, sino que eras sumiso, un seguidor, alguien capaz de aguantar y aguantar con tal de no ser rechazado.
Y lo triste es que no eras feliz, no te gustaba tu vida, ni siquiera te convencían tus excusas y mentiras y muy en el fondo sabías que no te apreciaban, que no te valoraban, que no te querían. Aquellos que se llamaban tus amigos simplemente apretujaban tus entrañas para obtener de ti lo que querían, haciéndose pasar por los poseedores de autoridad, cuando en la verdad eran pobres desgraciados, gente sin poder ni calidad, pero que estaban allí para devorar tus entrañas.

Y tú lo negabas, lo excusabas, encontrabas justificación para tu malestar. Pero sufrías, y te lastimabas de una y otra forma. Con adicciones, con actos de violencia, con olvidos, fracasos en los estudios o en el trabajo, en parejas inestables y tóxicas, con amigos de tus bienes pero no de ti. Te lastimabas en vez de pararte sobre tus pies con firmeza y declarar tu deseo, tu objetivo, tu presencia. Eras quien corría los límites y servía como carnada para los vampiros de tu energía.

Pero, cuando comenzaste a poner los límites, captaste que no eras tan impotente ni los otros tan poderosos.
Viste que no era necesario esconderte ni huir, también podías luchar con armas nobles, manifestando tu sentir, diciendo lo que te gustaba o no.

Sí, ¡cuánto poder tienes y lo disfrutas al marcar límites saludables y sostenerlos con entereza!
Ya no precisas esconderte, ni refugiarte en caóticas excusas, ni mentir, ni aparentar ignorancia, ni lastimarte de una y otra forma.
Ahora manifiestas la capacidad natural tuya, a través de afirmar tus límites y afirmarte en ti.

El mundo no ha cambiado mágicamente, pero tú has avanzado para modificar tu forma de estar en el mundo.
Tu presencia se distingue, ya no eres una esponja para apretar y que entregues tu vida a cambio de nada.
Ahora tienes densidad, profundidad, existencia, voz y decides.

Solamente porque te diste cuenta de que era hora de marcar el límite, con un simple “no, gracias”, con un sencillo “quiero, por favor”.
Puedes ceder, porque así lo escoges.
Puedes ser flexible, porque tienes el poder para serlo.
Puedes negarte, porque es tu derecho.
Puedes acceder, porque es tu elección.
Está el límite, que te protege sin necesidad de armaduras pesadas, sin astucias del EGO.

Estás probando la libertad, y parece paradójico que sea gracias a los límites.
Hasta ahora pasabas tus oscuras jornadas en la prisión que habías construido con tu debilidad, con tus fantasías llenas de temores y dudas. Tus límites no eran tales, sino barrotes pesados que te asfixiaban. Demandabas seguridad, pero nunca te conformabas, ni siquiera dentro de una caja fuerte debajo de mil pisos de concreto. Pretendías el éxito, aunque te rodeabas de personas que te conducían al fracaso. Te culpabas, te angustiabas, no te permitías equivocarte para estar siempre en el error. Te sentías fallado, defectuoso y sin posibilidad de ser perdonado o perdonarte.

Miedo, mucho miedo.
Manipulación de uno y otro.
Fantasías y tristeza.
Decepción, malas compañías, enojo, llanto, soledad, materialismo sin placer.
En caos, confusión, ignorancia, sin límites saludables.

Pero ahora, tienes nuevas palabras que te impulsan:

  • No
  • Gracias
  • Perdón
  • Por favor
  • Decisión
  • Fluir
  • Bondad
  • Justicia
  • Comunicación
  • Creatividad
  • Compañía
  • Independencia
  • Felicidad
  • Placer
  • Bendición
  • Satisfacción
  • Equilibrio
  • Simpleza
  • Compromiso
  • Responsabilidad
  • Solidaridad
  • Amor
  • Límites

Addicted to love

El enamoramiento, que no es lo mismo al amor, tiene una base biológica.
Ante la presencia, o el recuerdo, de la persona de la que estamos enamorados, ciertas zonas del cerebro intervienen en la liberación de sustancias químicas que estimulan y generan sensación de placer.
El organismo desea repetir la experiencia placentera, por lo cual se buscará el estímulo externo, a la persona (o interno, si es un pensamiento que la evoque), tal y como una adicción. De hecho, lo es. En nombre de la ciencia te lo explican, los artistas (link no tzanúa para algunos) te lo reflejan, tú lo vives. El famoso enamoramiento, al cual muchos confunden con amor. La tan renombrada ceguera del amor.
Es que efectivamente, es una cuestión ciega, carente de sentido, sin proyecciones al futuro, sin evaluaciones de idoneidad, sin compromiso o responsabilidad, es una atracción producto de la química cerebral.
No hay cálculos, solo el deseo de experimentar ese placer. Un gozo que no depende realmente de la otra persona (como tal), ni de lo que hace o dejar de hacer para enamorarnos, ya que es una oscura propiedad la que hace resonar las ondas de la pasión. Es aquello que (de forma inconsciente) provoca que nuestro cerebro se active en el proceso de segregación de la dopamina y nos llene de sensación placentera (y de alguno de esos síntomas típicos de la persona enamorada).
¿Qué será lo que dispara esta reacción en cadena?
¿Algún aroma que ni siquiera identificamos conscientemente que nos haga sentir seguros, como cobijados?
¿La mirada? ¿La postura? ¿Un gesto? ¿Un parpadeo que nos recuerda a alguien de valor? ¿El leve movimiento de la cabeza a un lado?
Cualquiera de estas, cualquiera de las que no mencionamos, pero que activan el proceso del placer.
Entonces, ya poco importa si la persona no es muy hermosa (incluso en nuestra valoración personal), ni su clase social, ni su nivel cultural, ni su estado civil, ni… nada importa porque el efecto se produce en un lugar más allá (o acá) de la conciencia, de la toma de decisión voluntaria. Aquello que nos activó se impone a nuestra realidad y se desea, porque el placer es intenso, es profundo, se quiere repetir. Sí, es una droga.

Puede ser extraño que particularmente cuando la relación no es racionalmente positiva o saludable, la necesidad de repetir la sensación se refuerza.
Aquí también interviene otro factor del cerebro, al que nosotros denominamos EGO.
Entran a jugar otras cuestiones, tan primitivas y básicas como lo anterior. El poder, la impotencia, el obtener seguridad, el controlar al medio, todo en lo que participa el EGO.

No valen de nada explicaciones, racionalizaciones, elaboraciones intelectuales que demuestren que la relación no es saludable o insatisfactoria en niveles más elaborados, ya que la necesidad del estímulo químico es más poderoso.
El enamorado está “poseído”, sueña con su objeto de deseo, anhela su presencia, codicia cada instante, y no se da cuenta de que detrás hay una adicción al placer que se suscita en su química neuronal.

Esta etapa de enamoramiento tarde o temprano se desvanece. El efecto del otro no se mantiene.
Se perdió la “química” en la relación.
Cuando además de enamoramiento se pudo construir una relación multidimensional, la pareja puede subsistir, ya en un plano diferente.
Cuando solo el placer mantenía viva la relación, se evapora una y se lleva la otra.
Tal vez se quiera recuperar ese idilio, el loco romance, la fuerza de la droga con mecanismos no saludables, como un adicto dependiente psíquico y físico que busca recuperar el efecto aumentando la dosis o con el policonsumo.

¿Qué podemos hacer para superar el trance de la adicción del enamoramiento y que no derive en situaciones tóxicas?
¿Cómo conducirnos para que el lapso del enamoramiento sirva como una base para una relación saludable, si es lo adecuado?
Son algunas de las preguntas cuyas respuestas esbozamos en el texto y otras puedes tú aportar aquí como comentario.

Aquí y ahora

Vivir a pleno en el aquí – ahora no significa borrar el pasado, olvidarse de aquello que nos forma, como tampoco derrochar las posibilidades del futuro.
Más bien, es liberarse de culpas, soltar lo que no ha de estar encadenado, disfrutar de lo permitido, planificar sin angustias ni ansiedades.

Como decía un sabio sastre: Cuando me dan un traje viejo para arreglar, lo remiendo de tal forma que quede como nuevo, que el paso del tiempo no desmerezca el lucimiento actual sino que lo mejore. Si me dan una tela para confeccionar un traje, la corto y luego armo las prendas de tal manera de no desperdiciar innecesariamente para que el dueño lo luzca con placer.

De esa misma forma podemos vivir a pleno el aquí y ahora.

Motivo y objetivo

En alguna oportunidad hablamos acerca de la necesidad de preguntarse “para qué” antes de realizar alguna acción, hablar, decidir, etc.
Es un instrumento poderoso para evitar conflictos al tiempo que permite dirigir con mayor precisión y acierto los recursos disponibles.

Hoy quisiera comentarte brevemente de otra herramienta útil y necesaria.
Se trata de establecer el motivo y el objetivo de una acción, comentario, decisión, etc.

¿Qué me motiva a decir/hacer esto?
¿Qué pretendo alcanzar con ello?

Es normal que pueda resultar difícil darse cuenta de uno y otro, pues por lo general no vamos analizando nuestra vida sino que nos dejamos llevar por cuestiones del momento, emergencias, elecciones inconscientes, etc.
Pero, es bueno darse el tiempo para ejercitarse y aprender a hacerlo.

De pronto podrás indicar varios motivos y más de un objetivo, y en ocasiones podría ser adecuado.
Sin embargo, sería mejor que definieras exactamente EL motivo y EL objetivo, aquello único, o central, o principal.
Por supuesto hay objetivos a diferentes plazos, está bien que así sea.
Como también hay motivos circunstanciales, otros que son estratégicos, así como están los sustanciales.

Evalúa hasta definir el medular, tanto motivo como objetivo, para que de esa manera el camino que recorras tenga sentido. Tus energías estarán enfocadas, tus dudas se responderán, las excusas no harán mella, tendrás mayor probabilidad de obtener el éxito.
Y recuerda, que cada instante se de construcción de shalom, con bondad Y justicia.

En palabras de los Sabios: “Sabe de dónde viniste, adónde vas y frente a Quién en tiempo venidero rendirás juicio y otorgarás cuentas” (Avot 3:1).