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El olvido y el recuerdo

Tanto el recuerdo como el olvido cumplen una función. Tienen su justo tiempo y lugar. Nada en la creación del Eterno es por azar, inútil o sin sentido. Quizás nosotros no llegamos a percatarnos de las cosas, o tal vez les atribuimos significados alejados de la verdad, pero lo cierto es que todo lo que Dios ha creado, es bueno y hasta muy bueno.
Así con el recuerdo, también con el olvido.
Repito, en su tiempo y lugar, en su medida correcta y adecuada.
Aquello que no ha de ser perdido, debe perdurar en la memoria; tal como lo que ha de ser borrado no debiera volver a acaparar nuestra atención.

Ahora que lo menciono, ¿notas la relación que existe entre memoria y atención?
De manera muy superficial podemos apuntar que la memoria es el depósito que resguarda lo que en alguna oportunidad puede aflorar nuevamente a nuestra conciencia, magnetizar hacia allí nuestra atención.
Pero otras veces el recuerdo no opera atraído por el pensamiento consciente ni apareciendo con claridad en la pantalla de tu conciencia, sino que se producen sucesos “extraños”, interrupciones, actos fallidos, los que pueden ser recuerdos que no alcanzan a ser hechos conscientes, no les prestamos la debida atención, y entonces nos la reclaman con esas manifestaciones que cortan la rutina, lo “normal”. Como el recuerdo no es hecho consciente, sino que opera desde las sombras, entre velos, no surge el recuerdo, sino el olvido o la falsa memoria. Paradójico, pero así opera este llamado del pasado cuando no está armonizado con el presente.
Seguramente te ha ocurrido, esa palabra que sabes muy bien pero no puedes recordar, el nombre de esa persona que todos los días ves pero ahora se te olvido, el recado para tu suegra que oh casualidad se te pasó porque ni siquiera tuviste un poquito de memoria al respecto, y así pequeños (o mayores) acontecimientos que desde las sombras de nuestro reservorio están indicando que hay cosas pendientes, cosas que no hemos resuelto. Entonces la memoria falla (hay otros motivos, pero estamos hablando de éste ahora), o se llena de contenidos que no armonizan con lo que está pasando, son señales de que hay algo que está pretendiendo ser atendido pero no lo es.

Es frecuente que este recuerdo vivo del pasado, que desde las sombras nos está llamando, que nos provoca e interrumpe de maneras poco armoniosa, sean lecciones que no hemos aprendido, o asuntos pendientes que no hemos resuelto y algo permanece abierto y sangrante en nuestro ser (metafóricamente hablando).
Algo hemos bloqueado, algo no resolvimos, algo pasó o sentimos y no lo pudimos integrar a nuestro ser, sea incorporándolo o sea dejándolo ir.
Exactamente como herida abierta, doliendo, desgastando, provocando el malestar.
Si no lo resuelves de algún modo saludable, la herida no se cerrará por sí sola. Quizás lo olvides, pero allí estará y de alguna u otra manera golpeará a la puerta de tu conciencia para que atiendas lo pendiente.

Reitero, aquellas cosas pendientes, que no supimos o pudimos resolver y nos sigue doliendo, encontrará algún camino para que le prestemos atención.
Cuando lo incorporamos, sea por integrarlo a nuestro ser, sea por dejarlo ir en paz, entonces habremos detenido un desgaste incesante de energía anímica, habremos curado una de nuestras heridas.
Aprendimos alguna lección, cerramos una puerta que tiene que estar cerrada, dimos un paso en nuestra construcción de shalom interna.

Pero, ¿cómo saber si tal olvido, tal acto fallido, tal descuido, tal lapsus, tal falso recuerdo, tal sueño molesto son en efecto heridas del pasado que desde las sombras nos reclaman?
Y si podemos darnos cuenta, ¿cómo interpretarlos para hacer consciente el recuerdo que clama por ser atendido?
Y si conseguimos hacerlo consciente, ¿cómo integrarlo o soltarlo?

Pero, una y otra vez dejamos pasar la oportunidad. Lo dejamos pasar, o como una simple intrusión, un olvido más, un error, algo pasajero, una desgracia más, y así por el estilo. Entonces, no aprovechamos el momento y ahondamos el sufrimiento, nos quedamos esclavos de la ignorancia y el error.

Parashat Balac 5772 y Purim

En ocasiones veo a la parashá Balak como un precursor de Purim.
Sabido que a esta festividad también se la conoce como la del “venafoj hu”, cuando las cosas se dan vuelta, y ocurre lo inesperado, se presentan los contrastes, las apariencias se mezclan con lo original y lo que parecía ser de una manera resulta ser otra. Es en Purim cuando se usan máscaras por un día para tapar las máscaras, el Yo Vivido, de todos los días.
Es una fiesta muy profunda en su simpleza aparente.

En esta parashá se nos cuentan sucesos ocurridos cerca de mil años antes de la historia de Purim.
Aquí también hay un rey impotente a la par que prepotente,
un séquito de ministros y subordinados que toman atribuciones,
un maligno encargado de destruir a los judíos, 
una salvación oculta, 
lo que es no es,
y lo que debía suceder de una forma sucede de otra.
En una lectura comprensiva y comparativa resaltaran numerosos detalles que asocian una historia con la otra. Es cuestión de tomarse el tiempo, proveerse de baterías de conocimiento, y emprender la búsqueda que bien pronto se encontrará las pistas.
Algunos aspectos son diferentes, como por ejemplo el final de ambas historias, o quizás luego de analizar con detalle podemos encontrar que no hay tantas diferencias.

Encontramos que el supuestamente poderoso tropieza allí en donde el débil tiene éxito.
Vemos al sabio que fracasa cayendo en ignorancia y violencia, al tiempo que brilla el entendimiento del que es considerado inepto.
Testimoniamos como el que posee enormes capacidades las desperdicia, las tuerce hacia lo que pierde en lugar de usarlas para alcanzar lo que salva.
Comprobamos intentos de maldición que se vuelven pálidas bendiciones, que al mismo tiempo esconden larvadas otras maldiciones.
Allí está quien debe guardar silencio que habla, y el que tiene que decir algo importante se pierde en divagaciones, palabrería, cosmética ridícula o silencios perniciosos.
El enemigo es el encargado finalmente de pregonar públicamente las alabanzas y bendiciones del que quería destruir, porque el “rey” hizo que el tiro del malvado le saliera por la culata y le dañara en tanto la víctima era rescatada para bien.

Sí, hay mucho para desentrañar. Especialmente luego de que aprendimos a reconocer las injerencias del EGO en nuestra vida, de cómo manipulamos y somos manipulados, de cómo vivimos en conflicto, de cómo estamos en “galut pnimit” (exilio interior)… muchísimo es lo que tenemos para aprender. Te ofrezco que nos encontremos en pocos días en Bogota, Colombia, para que juntos veamos las enseñanzas que afloran de estas historias. Te espero.

Ésta es una invitación a seguir estudiando, para encontrar allí no solamente el saber sino el ejemplo de vida apropiada para el leal al Eterno.
Un estilo de vida que necesariamente involucra el ser bueno y justo, como es Dios el que se encarga de demandar de cada persona:

"¡Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno!
¿Qué requiere de ti el Eterno?
Solamente hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Elokim."
(Mijá / Miqueas 6:8)

Ser justo, ser bueno, ser leal. Eso es lo que Dios pide de cada persona.
No lo dice un hombre, lo dice DIOS.

Para mí, es suficiente.
Pero, es interesante ver que gente no muy apegada a los asuntos espirituales, en esta caso Voltaire, tuvo una inspirada genialidad al decir:

"Si eres justo, ya lo reúnes todo; la fuerza, la prudencia y la templanza sólo son cualidades útiles. Si las tienes, tanto mejor para ti; pero si eres justo, tanto mejor para los demás. No es suficiente ser justos; es menester, hacer el bien a los demás".

Sí, doblemente interesante que se este autor el que pareciera estar bebiendo directamente de las fuentes espirituales al afirmar lo que afirmó.
Es como otro “milagro oculto”, otra paradoja de Purim, pero con un profundo mensaje muy cierto y vital.

De paso, ¿saben ustedes qué famoso personaje expresó el versículo que da comienzo a las plegarias matinales en la sinagoga?
Como ayuda, es el verso que comienza con las palabras “ma tovu ohaleja Iaacov”…

Amo de tus Emociones

La emoción está en ti para que
la reconozcas,
identifiques que la causa,
la uses como señal o alerta,
en este sentido es muy útil pues es una herramienta más para vincularte con otros y aprender a conocerte a ti mismo. La emocional es una dimensión de la persona, una que es necesaria, buena, pero no la única ni la más importante de todas.
Pero es perjudicial en cuanto
te atas a una emoción específica o conjunto de ellas y no tienes flexibilidad,
te identificas a ti mismo por completo con ella, por ejemplo al decir soy una persona triste,
te dejas llevar,
te eternizas en ella.
Porque, no somos solamente seres emocionales, sino multidimensionales, lo emocional es un componente más de la compleja fórmula que somos cada uno de nosotros.

Negar la emoción,
clasificarla erróneamente,
esconderla debajo de la alfombra,
apegarse a ella,
la sensiblería,
la victimización,
entronizarla,
sus desbordes,
entre otros errores suelen ser algunos de los que vamos cometiendo.
Por supuesto que estos modos provienen del EGO y sirven a sus finalidades.
Ten presente que el EGO te hace sentir la impotencia
pero te hace creer que eres todopoderoso, entonces fracasas cuando te confrontas con la realidad y niegas tal hecho;
o te hace sentir que eres una piltrafa, por lo cual estás imposibilitado de salir por tu mismo con esfuerzo, compromiso y confianza.
Tanto si vas por la ruta de la prepotencia como por el de la debilidad, estás en una espiral viciosa, porque sales de la impotencia para volver a ella, pero aumentada, complejizada, llena de mayores sufrimientos y cadenas que te esclavizan.

Con lo que recién te expuse puedes comprender este pasaje:

"Entonces el Eterno dijo a Caín: -¿Por qué te has enfurecido? ¿Por qué ha decaído tu semblante?
Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido? Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti será su deseo; pero tú lo puedes dominar."
(Bereshit / Génesis 4:6-7)

No desmerezcas tus emociones, tampoco las eleves al sitial de mando, simplemente tenlas presente, conócelas, ordénalas, úsalas para aquello que han sido diseñadas por el Creador.
Te servirán para revelar cuestiones de ti, de tu cuerpo, de tus relaciones, de tus expectativas. Es un instrumento, el termómetro para medir tu situación. Por ejemplo, lees acerca de una persona violenta, la información la comprendes, la ubicas en los casilleros correspondientes, está todo clasificado e intelectualmente deglutido. Pero de pronto, una persona violenta te agrede, ahora no hay teoría, sino experiencia, sensaciones, emociones. Lo que leíste tiene mayor sentido ahora, mayor contenido. De manera similar a la inversa, con situaciones placenteras, agradables.
En parte para esto vinimos la mundo, para completar la información fría y sin emoción con las experiencias que proveen nuestro interactuar mundanal, terrenal.
Nos vamos llenando de experiencias, de recuerdos, y la idea del Creador es que estos sean positivos, beneficiosos, luminosos, de placer, de dicha, de estima, porque serán la “materia prima” de nuestra estadía en el reino espiritual. De aquí la idea de vivir con sentido multidimensional, orientados por lo espiritual. Por ello la “ganancia” de apartarse del mal y de hacer el bien, porque no solo nos permite vivir con bondad en este mundo, sino también disfrutar de placeres sin par en el más allá.
Pero, si contaminas tu registro mnémico con acciones negativas, con maldades, con rebeliones, con groserías, con ondas negativas, entonces tu tesoro para la eternidad se ve corrompido, el placer se diluye para dar lugar al malestar, a aquello que algunos denominan “infierno”.

Por lo cual, es altamente recomendable llenarte de bien, de bondad, de justicia, de lealtad, para que tus recuerdos no sean perturbadores.
Recuerda, en el mundo de la Verdad no hay excusas, ni mentiras, ni olvidos. Todo es revelado ante el potente ojo del Eterno.
Por supuesto que Su Misericordia lava, compone, repara, absuelve; pero es preferible no comer del pan de la vergüenza, de la impotencia real, sino asociarnos a Él para que aquello que gozamos sea por derecho, bien adquirido por nuestras acciones que son buenas y justas.

Entonces, si comprendes bien lo que te estoy explicando, podrás valorar en su infinito poder la necesidad de llevar una vida en sintonía con los mandamientos que te corresponde según decisión de Dios. Si eres gentil, es decir no judío, tienes los Siete Mandamientos Fundamentales. Si eres judío, tienes aquellos que aplican para ti de los 613 del pueblo judío.

En palabras del gran rabino y sabio contemporáneo Aryeh Kaplan:

“Imagínate estando parado desnudo frente a D-os, con tu memoria completamente abierta, transparente sin ningún mecanismo de protección o válvula reductora que disminuya esta fuerza.  Vas a recordar todo lo que has hecho y lo verás bajo una luz diferente.   Lo verás bajo la luz de espíritu sin sombra, o bajo la luz de D-os que alumbra de un extremo de la creación al otro.  La memoria de cada buena acción y mitzvá será el placer más sublime como lo dice nuestra tradición sobre el mundo venidero.

Pero tu memoria también estará abierta a todo las cosas de las cuales te avergüenzas.  No pueden ser racionalizadas o expulsadas.  Te enfrentarás a ti mismo, completamente consciente de las consecuencias de todos tus actos.  Todos sabemos la terrible pena y humillación experimentaba cuando se nos cacha haciendo algo malo.  Imagínate ser atrapado por la memoria sin lugar a escapar….”
(“La inmortalidad del espíritu”)

Ahora, ¿qué puedes hacer cuanto la emoción negativa brota?
Sin dudas que dejarse llevar por ella no es lo mejor en la inmensa mayoría de las situaciones. En lugar de mejorar o componer, la emoción negativa al timón te lleva a mayores dramas, al naufragio.
De hecho, son las emociones las que controla con habilidad del EGO para mantenerte subordinado, esclavizado, siendo un títere en su mano.
Entonces, te enroscas en ideas enfermizas, en creencias truculentas, en deseos banales, en pasiones decadentes, en miedos. Desgastas tu energía, corroes tu alma, pierdes tu preciosa vida en emociones y no en construir una vida con sentido de plenitud.
Y te carcomes pensando en el pasado, en echar culpas, en echarte culpas, en sentirte culpable, en que hizo o dejo de hacer tal o cual persona, en cómo le faltaron a tu honor, en… vacío.
Y lo mismo con la corrida del foco hacia el futuro, pendiente de ilusiones, impedido de avanzar por miedos, angustiado por fantasmas que nunca existieron, preparando guiones que nunca actuarás… vacío.

¿Qué hacer?
Surge la emoción y no reaccionas, no haces nada, no dices nada, te quedas quieto (si con ello no te pones en riesgo de vida o salud).
Respira.
Respira lentamente, tan lento y profundo como puedas.
Aún no digas nada, no expreses nada, no hagas nada.
Respira, precisarás alrededor de diez segundos de esta respiración reconcentrada en ella misma. No pienses en lo que te hicieron, lo que te parece que te han hecho, en lo que harás, en nada de ello. Solo respira y concéntrate en tu respiración, en aspirar con calma, en llenar tus pulmones plenamente con aire.
Respira.
Si el otro trata de hacerte reaccionar con insultos, gestos, golpes, o lo que fuera, tú sigue concentrado en tu respiración. Por supuesto que si la agresión es física y hay riesgo de salud o vida, deberás hacer lo necesario para prevenirte de daños.
Ahora, estarás con mayor poder sobre tus acciones.
Podrás escoger cómo y con qué accionar, y ya no solamente reaccionar de forma automática. Ahora estarás más en poder de tus acciones, no en manos del EGO.
Entonces, quizás optes por quedarte en silencio, porque te das cuenta de lo poco que sirve decir o hacer algo cuando no aporta a la construcción de la plenitud.
Tal vez quieras sonreír al comprender lo patético que es el agresor, lo impotente que realmente es.
O por ahí en lugar de insultar o maldecir, digas palabras bondadosas, benditas, inesperadamente favorables para quien te agredió.
O… la acción que decidas emprender, viéndote en el espejo que te puso el otro ante ti y que se ve en la emoción que te brotó en ese momento.
Porque al ver tu emoción, no estarás viendo al otro y lo que te hizo, sino viéndote a ti, atisbando qué es aquello que tienes débil en ti y que pretende aparentar fuerza o esclavizarse por medio de la emoción negativa.

Recuerda, cuando en un debate se levanta la voz, es porque no hay argumentos ni razón.
Cuando se insulta, es porque no se cuenta con la capacidad como para ser fuerte.
La emoción negativa no está hablando realmente del otro, sino de ti mismo.

En vez de atarte a una emoción, la reconoces y la liberas. No por medio de una explosión con sus consecuencias desagradables, sino por liberar aquello que la provocó. Eso interno que se molestó con la provocación del medio o de otra persona.

Entonces, cuando te haces amo de tus emociones, estarás espiritualizando otra dimensión de tu ser, llenando de placer tu memoria, construyendo shalom.

Ahora dicen David y Salomón

Nunca sabemos en realidad qué resultará de lo que estamos haciendo.
Buscamos la mejor semilla, la mejor tierra, el mejor fertilizante, la mejor época para sembrar, cuidamos cada día de la planta, nos llenamos de buenos sentimientos y pensamientos positivos hasta el colmo del optimismo, pero nada de esto nos asegura que finalmente brotará un retoño saludable y vigoroso, que produce buen fruto y cobija con su amable sombra.
No tenemos como asegurarnos, no hay modo.
Aunque estemos llenos de buenos deseos, abarrotados de buenas acciones, plenos de rezos y loas al Eterno, el futuro es incierto.
Y a pesar de ello, aunque los pronósticos puedan cumplirse o no, aunque el futuro es incierto, aunque nunca podemos estar 100% tranquilos… es necesario hacer nuestra parte, esa que nos corresponde y no poner la excusa de la duda, de la falta de certeza, de la impotencia, para abandonar la tarea.
Con claridad el más comprensivo de los hombres de su época nos dijo:

"El que observa el viento no sembrará, y el que se queda mirando las nubes no segará.
Tal como tú no comprendes los senderos del viento, ni tampoco los huesos en el vientre de la mujer encinta, así no comprenderás la obra de Elokim, Quien hace todas las cosas.
En la mañana siembra tu semilla, y por la tarde no dejes reposar tu mano; porque tú no sabes cuál será mejor, si esto o lo otro, o si ambas cosas son igualmente buenas."
(Kohelet / Predicador 11:4-6)

Sí, las excusas brotan como una plaga. No tiene pausa. Es tan sencillo dejar de lado nuestra obligación y compromiso, que otros se encarguen de hacer el trabajo, que alguna deidad nos proteja, que se cumpla un milagro, que existan los “reyes magos”, cualquier cosa vale con tal de sumergirse en la impotencia, sea que una nube pasa cargada o si el viento está fuerte. Cualquier cosa sirve para justificar el fracaso.

Pero el que vive de esa manera, jamás alcanza un mínimo de éxito, del verdadero y no de aquel que la moda denomina com tal.

El inspirado salmo nos enseña:

"Los que siembran con lágrima, con regocijo segarán.
El que va llorando, llevando la bolsa de semilla, volverá con regocijo, trayendo sus gavillas."
(Tehilim / Salmos 126:5-6)

Aunque hoy cueste, aunque hoy parezca imposible, aunque los problemas parezcan insalvables, aunque no haya certeza del futuro, aunque todo parezca inútil, aunque seamos expertos en excusas, está en nosotros hundirnos en nuestros sentimientos erróneos, en nuestras creencias fantasiosas, o hacer lo que corresponde para construir hoy un mundo de shalom.
Claro, no es fácil, pero esa es la idea… que no lo sea…

Hagamos lo que es mejor según el calculo sabio y honesto del momento y no nos perdamos en angustias por el futuro. Pues, estas angustias por lo incierto y fantasioso, son tan enfermizas como los molestos remordimientos y sentimientos de culpa que nos anclan al pasado ya muerto.

El futuro siempre es incierto, incluso para los que se creen amos de secretos místicos y cuentan con poderosos amuletos que los confirman en su impotencia ingrata.
Lo único cierto, lo único que tenemos, lo único es el presente.
Claro, siempre y cuando no estemos perdidos en fantasías que nos ausentan del presente.

Hagamos aquello que podemos por construir shalom, por sembrar, por cuidar, por amar, por conocer, por moderar, porque nuestro poder es inmenso pero tan limitado. Somos extremadamente pequeños, aunque paradójicamente tan poderosos. En nuestra estrechez, ni siquiera tenemos poder para comprender nuestra propia existencia, lo que somos y cómo somos, y aprovechar el presente a pleno.

Pero, te cuento un secreto, el saber nuestros límites nos hace un poco menos impotentes y un poco más poderosos, porque controlar lo que podemos controlar y no pretender controlar aquello que no podemos controlar… ¡cuán poderosos nos hace!

No controlas a tu hijo, ni a tu esposa, ni a tu padre, ni a Dios, tampoco a tu patrón, ni a tu empleado, ni al presidente, ni al dictador… hasta a veces dudo que te controles a ti mismo de manera regular.
Por ahí aprendiste a manipular y te sale con gran maestría, pero la manipulación no es control real, es eso, manipulación.
Aprende a controlar ese poquito que está en tu poder controlar, que entonces serás realmente poderoso.
El resto, no te incumbe, que fluya, que no te atrapes en fantasías de control imposibles, que no te angusties ni obceques. Relájate, toma tu tiempo libre, respira, comparte, ama, disfruta y controla lo que puedes en verdad controlar.

Es fácil para mí decírtelo, suena bien… ¿sí?
Ahora, comprende el mensaje y vívelo.
Si quieres, y si no quieres, que seas feliz también… si es que lo consigues…

Resp. 1082 – Hasta donde llegar?

Hans nos consulta:

hola, ayer fui a una entrevista para trabajo y me dijeron de último que ellos hacen una reunión a la semana para leer sobre liderazgo cristiano y no se que cosas más…me preguntaron si tenía inconveniente con eso y les dije: «yo no soy religioso ni participo de eventos de religión»
¿Qué opina moré?
Saludos

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Resp. 1081- Jala?

Mónica de Q. nos consulta:

Shaloom Rav Yehuda Ribco quisiera saber si es correcto lo siguente:
Puedo Yo una B`nei noaj hacer Jalot para shabat ? aun sin bendicion
pues consegui el Libro que se llamael secreto de la Jala y ahì explican que hay ciertas bendiciones que se hacencuando se elaboran dichas Jalot o no me corresponde hacerlo ? gracias

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Resp. 1080 – Creo al hombre a su imagen?

Antonio_manuel nos consulta:

Mi pregunta es sobre esto .
Dios creo al hombre a su imagen y semejanza , exactamente a que se refiere
ya que esto se entiende que dios tambien puede hacerse hombre y de hay lo de jesus pero como mi conocimiento del tanaj es 0 recurro a usted antes de estar sacando conclusiones en base a supuestos y lo cual seria muy tonto de hacer.
antonio balta , 27 , ingeniero sistemas ,peru

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Jukat 5772 – חקת

Los temas que trata nuestra parashá son:

Ø "Pará Aduma" (vaca roja). Es el procedimiento requerido para purificar a la persona que ha estado en contacto con un cadáver humano. Desde hace siglos que no se reliza.

Ø Casi al cumplirse los cuarenta años de permanencia del pueblo en el desierto fallece la profetisa Miriam, hermana de Moshé. Es sepultada en Kadesh.

Ø En el desierto de Sin, nuevamente el pueblo reclama por la falta de agua para beber. Aarón y Moshé ruegan a Dios y Éste ordena que los reúnan en Meriva para que presencien cuando Moshé tome su bastón en su mano para luego hablarle a una roca de la cual surgiría agua. Moshé no pide agua a la roca sino que la golpea, como había hecho cuarenta años atrás en una ocasión similar. También le grita a los israelitas, aparentemente cansado por tantas quejas, revueltas, complicaciones, casi sin fin.
El Eterno decretó que ni Moshé ni Aarón entrarán a la Tierra de Promisión, también ellos morirán en el desierto.

Ø El pueblo continúa sus marchas, pero debido a que el rey edomita, descendiente de Esav, les niega el paso por su territorio, deben prolongar su viaje, haciendo un rodeo para alcanzar los límites de Israel.

Ø En el monte Hor muere Aarón, el cohen hagadol. Su hijo Eleazar es investido para ocupar sus funciones. La desaparición física de Aarón es llorada por todo el pueblo durante treinta días.

Ø El pueblo murmura en contra de Moshé y de Dios por haberlos sacado de Mitzraim, porque no tienen agua, y porque están hartos de man. Dios entonces, envía serpientes del desierto que mordían y envenenaban a los pecadores. A modo de remedio, Dios ordena a Moshé que haga la imagen de una serpiente y la coloque sobre un pedestal, para que aquel que alce los ojos y la vea, sea curado.

Ø Sijón, rey de los amorreos, lucha contra Israel, para no permitirles el paso por su país; esta batalla desemboca en la toma de esas tierras por parte de Israel. Convirtiéndose en la primera posesión territorial del pueblo de Israel, luego de la esclavitud egipcia.

Ø Se asentaron los israelitas en la ribera oriental del Jordán, frente a Jericó.

Nuestros Sabios en el Talmud (Pesajim 66b) nos enseñan: “Todo hombre que se enoja, si es sabio se aparta de él su sabiduría, si es profeta se aparta de él su profecía”.
El gran Najmánides (Igeret haRamban) por su parte instruye: “Acostumbra a hablar siempre calmadamente, a toda persona y en todo momento, con esto vencerás al enojo, que es una cualidad muy mala que lleva al hombre al pecado”.
Más recientemente, el Rav Kook (Shmoná Kvatzim 3:134): “Cuando vemos algún sector o partido que habla siempre con ira, es para nosotros una evidencia de que no cuenta con conocimiento, que no tiene contenido con el cual llenar su vacío interior; por lo cual, se enoja realmente con sí mismo, pero a causa de su egoísmo a la fuerza trata de volcar su ira sobre los demás”.

1. ¿Cómo vinculamos estas grandes enseñanzas con el contenido de la parashá?

2. ¿Cuáles son los temas recurrentes en la parashá?

Lo espiritual

Ya explicamos al respecto de “espiritual” (rujaní) en otras oportunidades, especialmente en su su carácter de estilo de vida en armonía con los mandamientos que el Eterno ha decretado para cada cual según su identidad espiritual. De esto se desprende con claridad su oposición de base a lo que es religión o religiosidad.
Puedes repasar aquí: http://fulvida.com/varios/temas-frecuentes/espiritual y http://fulvida.com/id-noajica/identidad/espiritual-te-lo-repito

Ahora quisiera hacer una especie de síntesis para comprender a “lo espiritual” (neshamá), como aquella dimensión que integra al ser humano.
Cómo entender el concepto cuando estamos hablando de la dimensión espiritual como formadora del hombre.
En esta ocasión solamente enumeraré las diferentes maneras correctas de entender este concepto, estando en el interés del lector buscar-encontrar-leer-estudiar aquello que ya está publicado al respecto en este sagrado hogar.

Lo espiritual:

  1. Lo que recibe en la gestación el hombre directamente de Dios y no de sus padres o de los nutrientes.
  2. No es material, no es parte de la naturaleza, está por fuera de espacio-tiempo.
  3. Lo que somos como personas, más allá del cuerpo o lazos sociales.
  4. La información personal, única, irrepetible, de cada uno como obra en construcción irremplazable. Información que en buena medida se registra en nuestro sistema nervioso como memoria, pero que también es “subido a la Red espiritual”, y allí queda indeleble, imborrable, protegida en los “discos duros” de la eternidad.
  5. La conexión metafísica (más allá de lo físico) con el Cosmos, con el prójimo, con Dios.
  6. Lo que permite al hombre el libre albedrío (capacidad de elegir libremente entre hacer el bien o hacer el mal).
  7. Lo que queda del hombre tras su muerte terrenal.
  8. El Yo Esencial, parte medular del Yo Auténtico.

Job 1:1-5. Para ser bueno y justo con Dios y el prójimo.

La historia de Job, una historia pocas veces comprendida.
Una en la que la educación, piedra angular en sostener una vida de armonía, parece ausente.
Sobre eso quiero comentarte en esta oportunidad.

Prestemos atención a la lectura de las sagradas escrituras del judaísmo, tratemos de comprender lo que el inspirado autor nos quiere trasmitir.
Vamos:

"Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Elokim y apartado del mal.
(2) Le nacieron siete hijos y tres hijas.
(3) Poseía 7.000 ovejas, 3.000 camellos, 500 yuntas de bueyes, 500 asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.
(4) Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
(5) Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los consagraba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: ‘Quizás mis hijos habrán pecado y habrán bendecido a Elokim en sus corazones.’ De esta manera hacía continuamente."
(Iyov / Job 1:1-5)

¿Te ha llamado algo la atención en este breve texto?
Vemos un hombre poderoso en su época y lugar. Dinero no le faltaba, eso es innegable. Poder tampoco. Era famoso. Era estimado. Era como la figura más predominante en el medio oriente.
Ese era Job.
Afortunadamente era reverente al Eterno, trataba de vivir apartándose del mal, actuaba con rectitud, cumplía las leyes. Claro que sí, era un ciudadano respetuoso de la ley y de la convivencia social. No transgredía, no cometía infracciones, andaba con honestidad por la vida. Es una virtud digna del mejor elogio, ¿no?
Pero notemos un detalle. Se apartaba del mal, pero… ¿hacía el bien?
Recordemos que ambas son necesarias para ser una persona completa. Apartarse del mal y hacer el bien. Con solo apartarse del mal uno consigue no cometer transgresiones, con el temor reverente del Cielo uno escapa de situaciones problemáticas. Pero, ¿dónde queda la faceta activa? ¿Qué hace para promover el bien, para darlo a conocer, para que la gente lo reconozca y actúe con bondad?
Por ello, no basta con temer al Cielo y apartarse del mal. No basta, aunque es una gran virtud.
Se debe complementar con los actos bondadosos genuinos, con las acciones promotoras de Shalom.
Como menciona Dios a través del profeta, Él quiere que el hombre sea bueno Y justo. No una de las dos, sino ambas. Y esto parecía no cumplirlo el justo Job, más no el bueno de Job.

Esta virtud “defectuosa” tarde o temprano se manifiesta problemática.
Y así lo veremos en lo que continúa (que en lo medular no trataremos en este texto, pero te anticipo que resuelve –según entiendo- el espinoso tema aquel de “el hombre justo que le pasan cosas malas”).

Como vemos, Job tenía mucho de todo, posesiones, animales, servidores y también hijos e hijas.
Era como un rey, lleno, poderoso, recargado de bienes.
Mucho tenía, pero algo aparentemente estaba faltando.
Veamos.

¿Qué hacían sus numerosos hijos?
No leemos que hicieran asistencia social, ni fueran líderes justos de su generación, ni comerciaran de alguna manera y proveyeran de bienes y servicios a sus contemporáneos, ni eran estudiosos, ni eran… se la pasaban de jolgorio en parranda. Siempre había buen motivo para celebrar, ¿y por qué no? Si papá Job se encargaba de proveerles de todo, todo, sin necesidad de esfuerzo, sin trabajo, sin dedicación Ellos estiraban el brazo y papá Job les daba sin límite. Al menos, en apariencia, se llevaban bien entre ellos. Eso es algo para destacar, o al menos eso es lo que parece del texto literal.
Así pues, tenemos a unos jóvenes licenciosos, príncipes enviciados, que teniendo el poder y la capacidad para ser motores de expansión del bien, se centraban solamente en gratificarse a ellos mismos. Siete hijos varones, una parranda por día, siete por semana, una día en cada casa.

Al cabo de una semana, cada fin de semana, el preocupado padre Job los convocaba para que él se encargara de elevar sacrificios en honor a la deidad, no sea cosa que ellos hayan pecado.
Es que entre copas y copas, con mezcla de alcoholes y otros “endulzantes”, con cuerpos que iban y venían, con la cabeza aligerada y el corazón alegre, con la juerga a flor de piel… ¿cómo saber si habían incurrido en algún error leve o grave?
¿Podemos nosotros saberlo?
¿Cuál era el pecado que molestaba que incurrieran los muchachos y muchachas?
El de blasfemar, maldecir a Dios, que está mencionado con el eufemismo “bendecir” a Dios.
Los comentaristas clásicos nos hacen notar que este tipo de sacrificio, “olá” – “holocausto” – “incinerado por completo”, era el acostumbrado hacer cuando uno tenía pensamientos negativos, los que no implican un acto en los hechos, en este caso el de insultar a la deidad de alguna manera, con la excusa de la borrachera o la falta de consciencia.
Y así procedía este hombre poderoso, cada semana, una y otra vez, ofrendando diez animales en honor al Dios, porque eso era lo que él consideraba necesario para prevenir a sus hijos de castigos a causa de blasfemar. Madrugaba, presuroso corría a sacrificar animalitos con la buena intención de prevenir castigos divinos. Una y otra vez, escudaba la conducta de sus hijos detrás de la sangre derramada de los holocaustos.
Parece un hombre notable, como para tomar en consideración y ejemplo. ¡Tanta religiosidad aplicada a los sacrificios! ¡Tanto esmero y velocidad para disculpar los posibles pecados de blasfemia de sus descendientes! ¡Tan atento a los detalles rituales! Sí, a primera vista, a ojo de lector superficial y poco entrenado en la ciencia del estudio de la Torá se pude consignar a Job como un modelo de noájida a seguir, con todo su ritualismo, su detallismo, sus animales muertos en sacrificio, su temor reverente de Dios… sí… pero no…

¡Cuán errado e impotente era este temeroso y poderoso hombre!
¡Cuánto descarrío y desgracia en tanta buena intención desprovista de ciencia!

Entendamos, no era un mal hombre el amigo Job, pero tampoco podemos decir que era bueno.
A lo sumo, recto, correcto, justo, temeroso de pecar, pero no era bueno.
Y tampoco se encargó de educar en la buena senda a sus hijos e hijas. No lo vemos como maestro, como orientador, como consejero, como hombre sabio que encamina a sus continuadores detrás de sus pasos de gigante. Más bien vemos a un hombre que no pone límites cuando son necesarios, que permite el desenfreno, que no enseña, pero que corre como bombero a apagar principios de incendio o teme enojar a la deidad y se apura a apaciguarla.
Pero el padre, el hombre, el que tiene que estar, el que educa, el que instruye, ese no aparece, al menos no en esta descripción.

Así pues, Job está ausente en su presencia.
Presente para aparecer al final del ciclo de juergas, para compensar a la deidad con sacrificios que nadie le pidió; pero totalmente ausente cuando tiene que dirigir a sus hijos o aleccionarlos o haberles nutrido en cómo debe ser la conducta de la persona.

No, los sacrificios compensatorios no bastan.
Aunque no peca de hecho, el hombre Job peca en su omisión.
Es cómplice en su tolerancia ante conductas reñidas con lo esperable y en su intolerancia con la posibilidad de que los hijos hayan pecado.
Pero en vez de educar, compra “la paz” con ofrendas.
¿Es eso paz?
¿Es eso lo que Dios quiere?

Resuenen las palabras del profeta cuando declara: 

"Dice el Eterno: ‘¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y del sebo de animales engordados. No deseo la sangre de toros, de corderos y de machos cabríos.
(12) Cuando venís a ver mi rostro, ¿quién pide esto de vuestras manos, para que pisoteéis mis atrios?
(13) No traigáis más ofrendas vanas. "
(Ieshaiá / Isaías 1:11-13)

El sacrificio, un método anticuado, nacido en la desesperación del hombre, en su ignorancia, pero que no reviste real sentido.
Y lo demuestra Job, sacrificando una y otra vez, cada semana, en lugar de corregir la conducta de sus hijos o hacerles entender lo que es el camino de Dios. No, él no estaba despierto a la conciencia espiritual, como dormidos estaban también sus hijos, todos ellos entumecidos con rituales, con ritos vistosos, con aromas de carnes asadas, con festivales, pero con cero contenido espiritual.
Job, un hombre muy religioso, pero desarrollado en lo espiritual.
Temeroso del pecado, reverente de Dios, cosas que son sumamente loables… pero, ¿cuál era el sentido de vivir así?
En esto, de por sí no hay pecado, pero tampoco hay perfección ni construcción de Shalom.
Su propia esposa, sus hijos, sus amigos cercanos, todos ellos no han sido influidos positivamente por Job, porque, ¿cómo habría de recibir influencias positivas si él no hace nada para instruirles en el camino del Shalom?
Temer al pecado, correr a hacer sacrificios, dar sermones, no hacer cosas malas y ¿nada más? ¿A eso se limita el potencial multidimensional del hombre?

Cuando lo vemos con esta luz, cuando entendemos que no era tan bueno ni tan perfecto Job, se nos aclara rápidamente la metáfora que continúa narrando el capítulo, aquella de la puja entre Dios y Su ángel Satán. No están disputando, no están jugando con el destino del hombre, no hacen al estilo de dioses paganos, sino que ponen de manifiesto la debilidad del proceder, de la cosmovisión “religiosa” (más no espiritual) de Job.
Pero esto, no es el tema que trataré hoy contigo.
Dios mediante, algún día, podremos estudiar al respecto.

La redención de Job surge cuando cambia su modo de actuar, o más correctamente, cuando comienza a actuar con bondad, con bien, con generosidad sincera.
Ya no como temeroso del pecado, ya no más como justo indiferente al prójimo, sino como un hombre activo en la construcción de Shalom.
Atendamos, hacia el final de la historia Job confiesa:

"De oídas había oído de Ti, pero ahora mis ojos Te ven.
Por tanto, me retracto, y me arrepiento en polvo y ceniza."
(Iyov / Job 42:5-6)

Sí, ese hombre que se ufanaba de temer a Dios, de escapar del pecado, de hacer sacrificios propiciatorios en lugar de educar en el camino del bien, ese hombre ahora reconoce que solo fue un religioso más. Alguien que hablaba de oídas, suponía, inventaba ritos, creía entender a Dios y por eso actuaba como si fuera sabio, sin serlo.
Ahora, por fin ahora, despierta a su conciencia espiritual.
Hasta aquí no hacía el mal activamente, pero tampoco hacía el bien.
A partir de ahora se da cuenta de sus carencias y de sus vicios. El vicio de presumir, el de suponer, el de inventar caminos que lo apartan del Camino.
Y ya no recurre a sacrificios, porque no valen de nada si no se hacen en su contexto y especialmente con su sentido puro.
Ya no mata animales para complacer o aplacar a una deidad enojona. Ahora simplemente hace lo que tiene que hacer: TESHUVÁ.
¿Simple, no?
Sin rituales, sin palabrería, sin rebusques, pero pleno de espiritualidad, con la simpleza de la verdad, con fidelidad a Dios.
Se arrepiente y actúa como a Dios agrada. Tal es el secreto universal de la felicidad.
A sus amigos que seguían enroscados en religión, Dios les pide sacrificios de animales (Iyov / Job 42:8), porque ellos no alcanzaban a comprender, no podían salir de su celdita mental.
Pero de Job no pidió Dios sacrificios, sino que viva como constructor de Shalom. Lo vemos con efusiva claridad aquí:

"El Eterno restauró a Job, cuando él oraba por sus amigos, y aumentó el Eterno al doble todo lo que había pertenecido a Job."
(Iyov / Job 42:10)

La salvación de Job no dependía de sacrificios, ni de sangre derramada, ni de fe, ni de temor, ni de rezar por el mero hecho de rezar, ni de rituales, ni de posturas, ni de imposturas, ni de hebraísmos, ni de palabras hebreas, ni de repetir lemas judaicos, ni de leer Cabalá, ni de hacerse pasar por judío, ni de… la salvación de Job fluyó para él cuando fue capaz de interesarse por otro, hacer algo generoso por otro, actuar con bondad, hacer algo para beneficiar a otro en verdad.
Job fue “salvo”, restaurado, cuando aprendió a vivir con sentido espiritual, en su multidimensionalidad, en su plenitud, como constructor de Shalom.
Haciendo lo bueno y justo.
Lo que Dios espera que tú también hagas.

En resumen…