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El primer salvador… ¿en serio?

Hemos podido constatar que detrás de las amarguras, malestares, sufrimientos, conflictos, pecados se agazapa el EGO.
Nuestro primer amigo, nuestro constante enemigo.
Nuestro primer salvador, nuestro primer dios falso que se interpone ante nuestro reconocimiento de Dios.
Nuestro instinto de supervivencia, que nos lleva a la muerte en vida.
Allí está el EGO, siempre el EGO. Más o menos visible, con mayor o menor presencia “física”, pero sin faltar nunca a la cita.

Vamos a enumerar algunas de las versiones “modernas” con las que se presenta el EGO. Algunas son solo actualizaciones de viejas pretensiones, otras son realmente puestas en escena novedosas. Como sea, es el EGO. Armado de sus cuatro herramientas básicas y primitivas: gritos, llantos, golpes y desconexión de la realidad.

Comencemos por la perversión en el tiempo.
Nuestra única vida es aquí y ahora, ni el ayer ni el mañana, ni allá ni más allá, solamente aquí y ahora.
Por cierto tenemos memoria, y es menester cultivarla.
Claro que no podemos rifarnos el futuro, con la excusa de que no sabemos si lo tendremos, por tanto a despilfarrar todo ahora.
Tampoco es racional ni espiritual negar que aparte del aquí hay otros lugares.
Pero solo el presente en este lugar es el que realmente hace la diferencia ahora.
No puedes cambiar el pasado, por mucho que lo llores o lo intentes. A lo más lo puedes usar como experiencia para aprender, o para darle un nuevo sentido, que te permita encarar el presente de mejor modo.
Tampoco puedes modificar el futuro, porque es vapor que aún no sale de la caldera, pero bien puedes preparar aquello que lo acondiciones.
Pero es esta vida, la única que tienes para vivir.
El EGO quiere trastornar esto, por lo cual te llena de sentimiento de culpa por el pasado y también puede que te angustie por el futuro. En ambos casos, desperdicias el presente.
O puede ser que huyas hacia el pasado, y vivas de recuerdos, de aquellos tiempos pasados que fueron mejores; o delires con utopías, fantasías que no se realizan porque no haces tu parte para concretarlas.
Como sea, el tiempo se pasa, la vida se diluye, la muerte gana siempre la batalla.
Es el EGO que te vence, porque te bloquea el aquí y ahora.
En nuestra época parece que el tiempo es un recurso tan preciado, tan económicamente valorado, que sin dudas el EGO se apropió de él para enjaularte con sus trampas.
Mira, antes la gente se tomaba su tiempo para comer, también para cocinar, algunos para la sobremesa (con o sin siesta).
Ahora estamos en la época de la comida rápida, la fast food.
Hacemos cola, pedimos de un menú restringido, abonamos, nos dan la bandejita, nos semi-sentamos, comemos a las apuradas y nos vamos a nuestras importantes naderías también llamadas ocupaciones.
Así mismo se trata de hacer con las relaciones humanas, que sean pasajeras, casuales, de una noche, de un contacto, a distancia, conectados pero sin conexión, todos informados pero poco comunicados, llenos de posibilidades pero carentes de voluntad, iniciativa, creatividad, responsabilidad o compromiso.
Estamos en la senda veloz, no es para pararse y meditar, prohibido reflexionar, se niega el pensamiento, todo para ayer, todo fácil, prefabricado, con las respuestas ya armadas para preguntas que nunca se harán.
Oh sí, el EGO no quiere que pensemos, no nos dará oportunidad para que tomemos las cosas con calma y podamos analizar para así llegar a las decisiones mejor sopesadas.
El EGO nos quiere en impotencia, real o sentida, para de esa forma venderse como el salvador, la única redención posible. Sin él estamos perdidos, condenados al infierno.
Por ello, tenemos que someternos, repetir lemas, envolvernos en ritos, encerrarnos en nuestras celditas mentales, todo rápido, todo para ayer.
Ser ovejas, ser adoradores de dioses y salvadores, sin preparación, sin reflexión, sin trabajo interior que lleva a la construcción de shalom desde dentro hacia fuera.
Sí, la comida rápida espiritual, también es un instrumento del EGO, y muy usado.
Recuerda, el EGO trata de hacer sentir la impotencia para así controlarte. ¿Cuándo te sientes impotente? Cuando crees controlar, pero todo se descontrola. Cuando tratas de hacer, pero todo sale mal, Cuando quieres sobresalir y eres anónimo. Cuando te apuras, y cuanto más apurado vas, más tarde llegas.
Así estamos, corriendo detrás de ilusiones, abrazando sombras, encerrados en celditas mentales, sufriendo por lo que nos falta sin disfrutar de lo que ya tenemos, y mejor aún, deleitarnos por lo que en verdad somos.
Pero, no. Eso no es suficiente para el EGO, que te quiere hundir, recuerda eso, te quiere hundir, aunque te haga elevar hasta las cimas del mundo siempre estarás a un paso del desplome más brutal. Allí estará sonriendo el EGO, listo para engullirte, para hacer de ti leña, porque eres un árbol caído, impotente.

Otro método para someterte es negarte tu identidad. Hacerte creer que las máscaras son tu cara. Imaginar con plena fe que tus roles eres tú. Testimoniar que tus posesiones son lo que valen de ti.
Sí, que viejo recurso el de los disfraces. Bueno, sí, esta es muy antigua pero ahora viene con otros formatos.
Desde siempre el EGO quiso hacer pasar gato por liebre, pecador con ropaje de santo.
Desde el origen se puso como una deidad, para ocupar el lugar de Dios.
Pero ahora, estamos llenos de imitadores, payasos, actores, disfrazados, travestis espirituales. Son plaga.
Los más notorios quizás para nosotros sean esos clowns que siendo cristianos se hacen pasar por judíos. Se desesperan por ser admitidos como tales, se visten de lo que creen es judío, usan palabras que les suena a hebreo, forman congregaciones de burlones con tono aparentemente judío, todo para negar su identidad sagrada y travestirse de lo que no son, ni serán. Sí, estas pobres almas de los que se hacen llamar judíos mesiánicos, o netzaritas, o el nombre que se quieran inventar, que se la pasan inventando historias, usurpando vidas, pretendiendo ser lo que no son, confundiendo roles, bloqueando la luz espiritual para los que la buscan, etc. Muchos de estos mesiánicos son buena gente que anda trastornada, enloquecida, enceguecida, esclavizada por su EGO al que llaman Yeshua, o el nombre que quieran inventar. Son obsesos esclavos, adoradores de la mentira, pero siempre listos a disfrazarse, a ritualizarse, a repetir lemas huecos, a aceptar nuevas reglas absolutamente idiotizantes, pero que asumen con total convicción.
La mayoría de ellos son merecedores de compasión, porque se encuentran secuestrados en sus pensamientos, rehenes de los pastores (a los que pueden llamar rabino, da lo mismo), presos de sus EGOs. De lo que son absolutamente culpables es de no aceptar la mano que les viene a rescatar, sino que prefieren –con la excusa que sea- hincarse ante el demonio que adoran y negarse a ser libres. Desde ese momento ya no son más víctimas, sino que pasan a ser cómplices de sus verdugos espirituales.
Ya no son niños confundidos, sino adultos que adrede se asocian con los pervertidos. Acusan a otros de ceguera espiritual, de maldad, de ser hijos del demonio, de estar condenados, de estupidez, de fanatismo, de… de lo que se les ocurra, porque estos personajes de fantasía no tienen problemas en ver defectos en otros –sean reales o imaginarios-, pero nunca jamás tendrán un ápice de auto crítica, de reflexión, de comprensión de su identidad y amarla y respetarla.
Son payasos, disfrazados, que llenan sus muros de Facebook con cosas judías, que son incapaces de reconocer su identidad, que son ejército del mal.
Así como ellos, todos los que tienen una vida de imitación de espiritualidad, sea del tenor que sea.
También es el EGO presente, el generador de toda idolatría.

Junto a los disfrazados se ubican los que hablan de amor, de ayuda al prójimo, de caridad, de buenas intenciones, de rezos para abrir puertas de misericordia, pero en verdad solo buscan su propio beneficio. No siempre una ventaja material, porque están los que no la quieren, pero igualmente solo son “buenos” porque algo esperan como compensación.
Entonces, te dirán que religiosamente dan el diezmo, al rato te informan que es un mecanismo mágico infalible para que su dios te de el mil por ciento de lo que diste para los indigentes.
Sí, se la pasan ayudando a los demás, pero luego esperan favores, reconocimiento, pago, aquí o en mundos venideros.
O se creen que son reencarnaciones que tienen que pagar los platos rotos en vidas anteriores, entonces todo lo que hacen no es por bondad, no es con el ánimo de beneficiar a otros, sino a sí mismos.
Y no, no tiene nada de malo querer beneficios personales materiales o espirituales, está muy bien quererlos y gozar de ellos. Lo malo, lo corrupto, es negar que uno lo hace por beneficio propio, o creerse superiores por llevar una vida de supuesta santidad.
Allí está el EGO.

Como también en los que se ponen un rótulo, sea de maestría, de superación, de claridad, de santidad, o sean los adversos, de pecador, hereje, vicioso, enfermo, etc.
Cuando hacen del rótulo, de una careta, su identidad, necesariamente están en la impotencia, porque no pueden ser ellos mismos, ni llegar al máximo de su potencial.

Bien, el EGO está allí, ahora podrás verlo en ti o seguir viviendo en tu mundo de nubes.
Cuando lo veas, podrás hacer algo para cambiar el rumbo de tu vida, o seguir a la deriva, en el caos original.

Tazría y Metzorá מצורע–תזריע

 

Esta semana se leen juntas las parshiot Tazría y Metzorá. En ambas se trata el tema del afectado por la enfermedad de מצורע – metzorá.
Ésta era una antigua dolencia que se manifestaba con espantosas manchas y lesiones en la piel. Se la confunde con “lepra”, sin serla.
Según dicen los Sabios, en el Talmud (Erajín 15b), aparecía como resultado de la conducta gravemente negativa. Son mencionadas las siguientes imperfecciones en su origen: maledicencia, asesinato, inmoralidad sexual, falso juramento, arrogancia, robo y avaricia. Reconocemos que son acciones causadas por el יצר הרע – Ietzer hará (EGO) que controla a la persona.
A partir de esta enumeración, la tradición (midrash Tanjuma Metzorá), ha considerado que el foco principal es el מוציא שם רע – motzi shem rá, difamar, que es decir públicamente mentiras respecto de otro con la intención de perjudicarlo.

Quizás había algún virus, una bacteria, un hongo, o alguna lesión cutánea involucrados, pero el gatillo que disparaba la afección física era el uso de la palabra para agredir a otra persona.
Suena raro, ¿no?

Realmente no, si apreciamos el poder de la palabra.
Según relata la propia Torá, el poderío del habla es inmenso. Recordemos que el Eterno “habló” y el universo fue creado. Cada etapa de la creación era precedida por una locución de Dios.
A escala mucho menor, los hombres también podemos crear y destruir mundos a través del lenguaje. Una palabra amable puede animar al decaído, fortalecer al agotado, dar vida al abandonado. En tanto que una palabra destructora tiene la capacidad de derrumbar, echar abajo, angustiar, amargar.
Según dice el salmista: “¿Quién es el hombre que desea vida? ¿Quién anhela años para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela.” (Tehilim / Salmos 34:13-15).
¡Cuánto cuidado debemos poner al hablar!

Además, tomemos en cuenta que nuestra comprensión del mundo se estructura a través del lenguaje. De acuerdo a nuestro acervo idiomático será nuestra capacidad para percibir y relacionarnos con la realidad. Al respecto dijo Ludwig Wittgenstein : “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”. Es decir, nuestra mente alcanza hasta donde nuestra lengua nos permite describir, delimitar, reconocer, nombrar.

Una persona que emplea esta herramienta poderosa para arruinar, para provocar el caos, para herir, necesariamente se está poniendo en una situación terrible. Causa el mal a otros, corrompe el entorno (natural o social), pero básicamente demuestra que está alterada en su interior. Carece de paz interna, está sofocada por el EGO. Esto es enfermedad a nivel moral, emocional, mental, social que contamina también al cuerpo.
Lo de fuera termina por mostrar lo de dentro.
Al decir de Miguel de Unamuno: “La lengua no es la envoltura del pensamiento sino el pensamiento mismo”. El pensamiento negativo, la palabra vil, la conducta perversa viste al cuerpo –la persona- de metzorá.

Somos amos de nuestro silencio y esclavos de nuestra palabra, ¡gran verdad!

 

 

Agujereando el alma

Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así en los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta de que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca.

Los días pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:

– Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.

Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y deficiente carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter.

Basado en relato de León Tolstoi

 

Reflexionamos juntos

1. ¿Cuál es la moraleja del cuento?

2. ¿Cómo lo relacionas con el comentario que hicimos de la parashá?

3. ¿Te pasó alguna vez que quisiste borrar algo que recién dijiste?

4. ¿Cuál te parece era la reacción de la gente al ver a un enfermo de metzorá?

5. ¿Por qué metzorá atacaba la piel y no algún órgano interno, que no fuera visible?

6. ¿Cómo podemos hacer para usar la palabra para construir shalom?

Muertos y muertos. De la Shoá y la guerra

Antes, durante y al finalizar la Segunda Guerra Mundial murieron millones de personas por su causa.
Algunos de ellos eran combatientes, gente que lucharon y murieron. Parte lamentable de todas las guerras. Padres, hijos, hermanos, amigos que se fueron, que dejaron corazones quebrantados. De uno y otro bando. Más o menos comprometidos con valores trascendentes o con lo más aberrante del ser humano. Como sea, miles, o quizás millones, de personas enfrascadas en lucha que perecieron.
Entre estos también hubo prisioneros de guerra, soldados que debieran ser preservados con vida y buen estado de salud, en respeto a normas internacionales, pero que igualmente fueron masacrados, generalmente por los asesinos nazis ensañados contra soldados indefensos, prisioneros de guerra soviéticos.
Otros de los muertos no eran combatientes, ni enrolados en ejércitos, ni comandos paramilitares, ni partisanos, pero estaban en actividades directamente relacionadas con la maquinaria bélica y sus muertes ocurrieron como consecuencia de su participación. Trabajadores en fábricas de armas y municiones, colaboracionistas, espías, gobernantes títeres, traidores, entre otros.

A causa de la misma guerra fallecieron otros millones de personas, los que no luchaban directamente, los civiles.
Terribles bajas, espantosas muertes, las que ocasionan los enfrentamientos armados en gente que no está armada y hasta quizás en oposición al derramamiento de sangre.
Estas muertes, imperdonables, injustificables, entran dentro de la ecuación horrorosa de las guerras, no son sorprendentes, son esperables, aunque no deseables.
Así pues, la maldad de Hitler y sus socios llevaron muerte, destrucción, devastación, dolor a millones de hogares, en decenas de países durante años y más años. No solo entre sus enemigos (rusos, polacos, británicos, franceses, etc.), sino también entre sus seguidores y connacionales.

La infernal estructura nazi decidió aniquilar a grupos que no estaban ni directa ni indirectamente vinculados a la guerra.
Aprovecharon la ocasión para deshacerse de gente y grupos que a sus intereses resultaban molestos.
Así pues, se despacharon sin piedad a alemanes “arios” que eran opositores al régimen, por lo general gente de izquierda o librepensadores, pero también personas con cierta influencia que podían obstaculizar el dominio de la ideología nazi.
Eliminaron discapacitados, gente con síndrome Down, deformes, y homosexuales (a los que rotulaban como enfermos), para de esa manera perfeccionar la “pureza” genética de la raza aria.
Aniquilaron gitanos junto a criminales, para así quitar lo que los nazis consideraban lacras sociales, vistos por los nazis como parásitos que corrompían con sus actos y estilo de vida a la sociedad “pura” que ellos anhelaban.
Así pues, a la búsqueda de la pureza política, mental, genética, social y moral asesinaron a mansalva a cientos, miles de personas inocentes de cualquier crimen o falta.
Asesinatos maliciosos, imperdonables, basados en la pura maldad mas que en la pureza de intenciones, pero que se escuda en una supuesta finalidad “superior”, en conseguir alguna ventaja en la práctica.

Pero hubo un grupo al cual se le destacó para hacerlo desaparecer por completo de la tierra.
Un grupo que fue escogido para ser destruido, evaporado, erradicado por completo.
Un grupo que recibió especial atención y esfuerzos, aún en medio de los contratiempos en los frentes de batalla, para ser sistemáticamente masacrados, pero antes embrutecidos, esclavizados, mortificados, negados en su condición humana.
Un grupo que incluía gente sin religión, de religiones diversas, aunque mayoritariamente eran fieles a alguna corriente judaica.
Un grupo de personas mayormente saludables, socialmente productivas y ajustadas a las normas sociales. Muchos de ellos con altos estudios, trabajos dignos y provechosos, destacadas participaciones en las ciencias, las artes, las industrias, la enseñanza, con vidas familiares correctas.
Un grupo leal a su patria, con testimonios de valor y fidelidad a su nación en la Gran Guerra y a lo largo de los años.
Gente que no daba mayores problemas sociales, pues no había entre ellos infractores, ni criminales, ni adictos, ni perversos, más bien todo lo contrario.
Gente que se distinguía por su proceder “civilizado”, positivo, respetable.
Gente que no se metía en dificultades ni boicoteaba a su patria.
Gente que era asesinada salvajemente pero con gran conocimiento científico.
Gente que moría en la guerra, pero no a causa de ella, ni por ser víctimas de ella, ni por participar de ella, sino que eran arrancados de la vida a causa del EGO, de lo más oscuro del alma de la persona.
Los judíos, asesinados sin motivo, sin ganancia, sin excusas. Solamente asesinados por ser judíos.
Es incomparable el asesinato organizado, metódicos, desalmado con cualquier otro de los crímenes, tanto de aquel período como de cualquier otro.
No tiene puntos siquiera de semejanza la industria de la deshumanización y aniquilamiento que se hizo contra los judíos con cualquier otra situación de guerra, conflicto, persecución real o supuesta en ningún otro momento o lugar, del pasado o del presente.

Poner las cosas en claro, recordar, no permitir que se corrompa el recuerdo ni se lo mal use para promover imperialismo (como el árabe-musulmán, por ejemplo), es parte de nuestra tarea como constructores de shalom.

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Promover la Paz

“La práctica de conceder a otros el beneficio de la duda es esencial para el buen mantenimiento de relaciones humanas pacíficas.
Los seres humanos interactúan constantemente con otras personas y es inevitable que en ocasiones alguien sienta que fue denigrado o lastimado por otra persona.
Sin embargo, cuando reflexionamos un poco, la conducta que a primera vista pareció ser maliciosa o insensible, en ocasiones podría ser interpretada de distinta manera.
Si en este tipo de situaciones la persona considera todas las posibilidades e interpreta ese acto aparentemente malicioso de una manera generosa, no solo evitará conflictos innecesarios, sino que también se salvará de numerosas transgresiones que con frecuencia aparecen cuando hay conflictos; por ejemplo, hablar mal de los demás, el odio injustificado, el rencor y la venganza.”

Extraído de la “Enciclopedia de Taryag Mitzvot”, página 197,  citando a Sefer HaJinuj; Maharal, Derej Jaim a Abot 1:6-7; Noam HaMitzvot

Resp. 1076 – ¿JESÚS FUÉ UN HUMANO AMOROSO EJEMPLO A SEGUIR PARA EL NOAJISMO?

NORMA nos consulta:

COMPRENDO QUE JESÚS NO ES DIOS Y EL CRISTIANISMO LO ADORA COMO TAL, DE AHÍ QUE ESTO VAYA CONTRA EL NOAJISMO, MI DUDA ES SI SUS ADEPTOS CONSIDERAN QUE JESÚS NO FUÉ UN SER HUMANO AMOROSO COMO EJEMPLO A SEGUIR? CONOCEN UNA HISTORIA DIFERENTE DETRÁS DE LA QUE LA MAYORÍA CONOCEMOS?
NORMA SALAMANCA, MÉXICO D.F., 32 AÑOS.

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Sheminí – שמיני

Está escrito en nuestra parashá:

«No hagáis detestables (אל תשקצו) vuestras personas por causa de ningún reptil. No os contaminéis con ellos, ni os hagáis impuros por causa de ellos. Porque Yo soy el Eterno vuestro Elokim, vosotros os santificaréis; y seréis santos, porque Yo soy santo. No contaminéis vuestras almas…
(Vaikrá / Levítico 11:43-44).

Específicamente se está refiriendo la Torá a que la persona judía no ingiera partes de ningún reptil, porque esto “contamina el alma”, lo cual impide “ser santo, tal como Dios es santo”.
Recalco que es ordenanza para personas judías exclusivamente, al respecto de cuestiones vinculadas a la identidad espiritual judía, tal como el resto de las reglas alimentarias del kashrut que se citan en este capítulo y en otros de similar temática en la Torá.
Según comprobamos está escrito como introducción obligatoria al tema:

«El Eterno habló a Moshé [Moisés] y a Aarón diciendo: ‘Hablad a los Hijos de Israel y decidles que éstos son los animales que podréis comer… »
(Vaikrá / Levítico 11:1-2)

Y luego:

«Vosotros sois hijos del Eterno vuestro Elokim… Porque tú eres un pueblo santo para el Eterno tu Elokim; el Eterno te ha escogido de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, para que le seas un pueblo especial. No comeréis ninguna cosa abominable. Éstos son los animales que podéis comer…»
(Devarim / Deuteronomio 14:1-4)

Es importante tener en claro y en cuenta esta exclusividad dictada por Dios para los judíos.
Son reglas de la alimentación espiritual que rigen exclusivamente para los judíos, para los hijos de la nación que Él ha escogido para ser Sus siervos. No son preceptos para las naciones, no son reglas requeridas para los gentiles.
El gentil está perfectamente habilitado para comer cerdo, mariscos, pulpo, erizo, carne junto con leche, etc., puesto que la única ordenanza espiritual que los gentiles han recibido de Dios en lo que respecta a los alimentos es la prohibición de comer parte de animal que aún está con vida.
Me he encontrado con mucho gentil bien intencionado que pretende apropiarse de los mandamientos alimentarios del judaísmo, porque de esa manera pretenden sentirse o hacerse más espirituales. En los hechos, tal cual corroboramos con una veloz y comprensiva lectura de la Palabra de Dios, el gentil no está obligado a nada de lo que el judío está obligado en lo que respecta a la alimentación. En principio no hay ventaja espiritual o de otro tipo directa para el gentil que presuma de seguir la dieta alimenticia que Dios ha destinado para los judíos. (Aunque pudiera haber algún beneficio secundario, que no mencionaré ahora).
Así pues, el gentil que ama a Dios y anhela cumplir con Su Voluntad, no andará torturando su existencia al obligarse a seguir una dieta que le es ajena y no necesaria, ni presumirá de alcanzar grados de espiritualidad superiores por hacerlo, ya que no es parte de su herencia espiritual ni lo que Dios le demanda como estilo de vida. Es apropiado para el judío porque Dios lo ha decretado así. Seguramente que porque el alimento no kasher puede ocasionar algún desbalance en el sistema espiritual de la persona judía, pero no produce ningún efecto adverso en el sistema espiritual del gentil. Tal como el gluten afecta negativamente a la persona que padece la enfermedad celíaca, pero no altera a la persona sana. Tal como la gasolina común es la apropiada para el motor de combustión común, y el Diesel lo es para los motores a gasoil. Tal como Windows sirve para PC y no para las computadoras de Apple. No hay mejor o peor, sino lo que es acorde a las características de cada uno.
Si el gentil quiere comer kasher, bienvenido sea, pero que no se angustie si no lo hace, ni carcoma su corazón para hacerlo.

Ahora, retomando la primer cita que trajimos.
Vamos a realizar un breve análisis para aclarar conceptos y de esta forma alcanzar una mayor sabiduría y una mejor praxis.

¿Qué es contaminar el alma?
Más aun, ¿qué es alma?
¿Qué es ser santo?
¿Cómo se puede comprender esto en lenguaje moderno?

Comencemos explicando brevemente que נפש – “alma”, actualmente se define como energía vital, aquella que posibilita los procesos biológicos que nos sostienen con vida.
En el pasado se le atribuían cualidades místicas, porque el conocimiento científico, racional, mensurable, comprobable, era muy limitado y los antiguos no tenían cabal noción de la existencia de la energía y su relación con la vida. Sin embargo, en escritos de venerable data y valía se emplean en ocasiones imágenes, metáforas en donde se habla de luz, haces de luz, emanaciones, que son las maneras que los sabios de tiempos atrás podían expresar “energía”, pues la idea en sí estaba por fuera de su lenguaje y comprensión.
Por ser el factor esencial que determina la vida, se puede usar la voz nefesh para referirse al individuo (animal o humano), tal como a la persona.
Debemos hacer notar que alma no es idéntico a espíritu, si bien en ocasiones se confunden los conceptos.
Neshamá –espíritu- es una instancia diferente, asociada a la información propia de la persona, a sus recuerdos, experiencias, conocimientos, las huellas que se marcan por su pasaje por la vida. Es la neshamá la que perdura tras la muerte, la información que queda registrada y activa en la memoria celestial. Es la neshamá el nexo intenso que une al hombre con su Creador, así como con el resto del universo… pero, nos hemos desviado del tema central de este estudio (igualmente, de esto ya hemos explicado bastante en otras ocasiones, busca si deseas, seguramente encontrarás algo para ti).
Retornemos al recapitular: alma = energía.

Pasemos al siguiente vocablo que queríamos analizar.
תטמאו que tradujimos como “contaminen”.
¿Qué es טמא?
Generalmente se traduce como “impuro”, lo que lleva a numerosos mal entendidos, como por ejemplo la suposición de que se trata de algo sucio, inmundo, asqueroso.
Por ello escogimos “contaminar”, para darle más claridad al texto, mayor comprensión y practicidad, sin por ello perder el sentido original.
Contaminar, es alterar negativamente las condiciones normales.
Precisamente así se ha de comprender la voz “impuro”, en el contexto de la tradición sagrada.
Impuro es lo que está alterado en su armonía, lo que está fuera de su foco normal, siendo más precisos es lo que introduce muerte/caos en lo que debe contener vida/orden.
Por ello se llama “impura” a la menstruación, por ejemplo. NO por ser ella algo sucio, asqueroso, despreciable, ¡nada que ver con esto! Sino porque el cuerpo de la mujer ha perdido una oportunidad de procrear, se ha introducido momentáneamente la muerte (en potencia) al cancelarse la opción de traer una nueva vida.
Por ello lo más impuro que hay es un cadáver humano, porque se alteró al grado máximo la condición normal de vida.
Y sin embargo, el estar en estado de impureza no implica de por sí ningún pecado, no es un acto en contra del Eterno ni contra la persona (Ver “Moré Nebujim” 3:47).
Quizás cueste comprender un poco este concepto, por lo que es bueno releerlo, repensarlo, des-aprender las creencias antiguas y erradas para darse el placer de aprender lo que es bueno (busca en el sitio, encontrarás que ya trabajamos este tema también en otras ocasiones).

Si tomamos en cuenta lo que te expliqué recién junto a lo anterior, contaminar el alma puede entenderse como “desorganizar la armonía energética de la persona”.
O sea, provocar que la energía de vida no esté fluyendo en su máximo potencial.
Impedir que la persona alcance su mejor nivel de vida, de estabilidad, de salud multidimensional.
Recuerda, estar en estado de impureza, por el motivo que fuera, no es de por sí un pecado, sin embargo, ¡cuánto mejor se puede estar si uno se mantiene, o recobra, el estado de pureza!
Y, recuerda, pureza: estado de armonía energética. Estado en el cual no se introduce la sombra de muerte allí en donde solo debe haber luz de vida.
Si hay algo que te cuesta comprender, no sigas, por favor vuelve a leer y mastica el pan hasta que lo digieras con gozo y te de vitalidad y bendición.

Para ponerlo de otra manera, vivir de acuerdo al AMOR es vida, es pureza. Pasar por la vida esclavizado al EGO es muerte en vida, es lo impuro.
La persona que pauta su existencia de acuerdo al EGO, contamina su alma, la empobrece, la llena de oscuridad, se debilita, proclama la muerte en lugar de celebrar la vida. Son los que se aferran a sus máscaras del Yo Vivido, los que son títeres de sus caretas, ignoran su verdadero rostro o lo niegan, por lo cual están en estado de impureza, puesto que no tienen armonía multidimensional.
Por el contrario, los que conocen sus máscaras y deciden usarlas en concordancia con su Yo Auténtico, están doblegando a su EGO, están viviendo en realidad.
Cuanto más permitamos al EGO esclavizarnos, mayores manchas recubrirán nuestra Luz interior, menos energía tendremos disponible para disfrutar, para ayudar, para desarrollarnos.
Si nos aferramos al EGO nos hacemos detestables para nosotros mismos y para los demás. Aunque usemos el disfraz de bien adaptados, aunque nos crean exitosos, aunque tengamos cientos de excusas que demuestren nuestro control y poderío, en verdad nuestra alma está fuera de sincronía, suena como una orquesta enloquecida y sin director.
Es cierto, no debemos contaminar nuestras almas, no solamente con alimentos que no son apropiados, sino tampoco con conductas que nos hundan en el abismo, que nos mantengan en la celdita mental, a merced del EGO.

Ahora, regresemos a la primera de las citas que trajimos, porque queríamos comprender algunos de los conceptos.
Nos queda saber qué es “santo”.
Dentro de la tradición judía lo קדושsanto es aquello que es diferente y distinguido de lo corriente, de lo habitual. Precisamente por esto Dios es santo por excelencia, porque no hay nada ni nadie que se parezca o pueda ser semejante a Él. Tenemos el Shabat como día santo, porque es especial, sin par entre los otros días de la semana. Ierushalaim, es la ciudad santa, porque fue escogida para servir como único lugar para el Santuario del Eterno. El pueblo judío es santo, porque ha sido elegido por Dios para que sea Su pueblo de siervos, servidores, los que deben estar primeros en la fila para servirLo tal y como Él dictamina. Las exigencias de Dios para con los judíos es mayor, la severidad para medir sus acciones también, porque es una elección que conlleva mayor esfuerzo, más trabajo, más carga y responsabilidad y no precisamente mejores beneficios o licencias.
Asimismo, cada uno de nosotros está llamado a ser santo.

¿Cómo se consigue esta santidad personal?
Se puede ser santo por la conexión que se tiene con Dios y Sus cosas. Esto lo consigue el gentil al conocer y cumplir cabalmente con los Siete Mandamientos Fundamentales, que son el camino sagrado que Dios ha marcado para que las naciones sean santas, trascendentes, con sentido espiritual. Es un camino completo, pleno, perfecto. Es un camino marcado por el Amor y Sabiduría de Dios. Es la senda celestial que todo gentil debiera transitar si realmente anhela a Dios y desea serLe fiel, y por tanto alcanzar la santidad.
No es el judaísmo el camino para el gentil, sino el noajismo.
No está en las costumbres judías la identidad del gentil, ni su patrimonio.
Tampoco halla el sentido de su vida en las cuestiones de los judíos, sino que desarrolla su sentido de vida, su trascendencia, al construir Shalom en cada momento, desde dentro y hacia fuera. Al andar con fidelidad por la autopista del noajismo, diseñada y codificada por Dios mismo. Básicamente es una existencia signada por el AMOR y no por el EGO. Una conducta plena de bondad, de justicia y de fidelidad a Dios. Sin religiosidad barata, sin espectáculos bizarros, sin ropajes extravagantes, sin palabrería extraña, sin reuniones de murmuradores, sin diezmos a clérigos engordados por el vicio. Sino, AMOR, plenitud, solidaridad, altruismo, el bien propio junto al del prójimo. La Era Mesiánica cada día de vida, gracias a que nosotros lo hacemos posible con nuestras acciones.
El paraíso en la tierra, no por obra de milagros o gracia divina, sino como resultado de nuestro trabajo.

Por su parte, la persona judía debe andar por su propia senda, la del judaísmo, tratando de cumplir cabalmente con aquellos mandamientos que le conciernen dentro de los 613 que Dios ha dictado para el pueblo judío.
Cada uno en su propia senda, ambos con el mismo sentido y objetivo. Ni uno mejor que el otro, diferentes pero igualmente valiosos.

Aquel que no puede creer en Dios, que le cuesta compenetrarse con Su existencia o Presencia, aquel que ha sido criado sin Dios (el verdadero), no por ello está abandonado y sin “salvación”.
A Dios no le importa tanto que se crea en Él, sino que la persona se se comporte como Él quiere que sea. Si se cree y se Lo sirve directamente, ¡qué bueno! Si no se cree, si no se Lo sirve directamente… bueno… igualmente hay “salvación”, hay maneras de alcanzar un grado de santidad (sí, santidad incluso sin contar a Dios directamente en la ecuación).
¿Cómo?
También por la perfección de la propia conducta, esto es, a través de las acciones que estén en sintonía con lo que es bueno y justo, y por tanto marquen un contraste, una distinción con el vivir de forma ritual, automática, carente de sentido. Al hacer las cosas de manera consciente, con la voluntad de desarrollar nuestras potencialidades positivas, estamos siendo santos. Hay constructores de Shalom también entre los que no creen en Dios, o dicen no creer…
Al respecto de esta santidad dentro de lo mundano se extendió el gran maestro de generaciones, el venerable Rab Abraham Itzjac Kook, por ejemplo al enseñar que:

צריך שכל איש ידע ויבין, שבתוך תוכו דולק נר, ואין נרו שלו כנר חברו, ואין איש שאין לו נר. וצריך שכל איש ידע ויבין, שעליו לעמול ולגלות
את אור הנר ברבים, ולהדליקו לאבוקה גדולה ולהאיר את העולם כולו.

Es necesario que toda persona conozca y entienda que dentro de cada uno hay encendida una vela, y la vela de uno es diferente de la del otro, y no hay persona que no tenga su propia vela. Y es necesario conozca y comprenda que tiene sobre sí el deber de esforzarse para descubrir la luz de su vela para los demás, y hacer que arda como una gran antorcha que alumbre al mundo por completo.

Así es, dentro de cada uno está la neshamá pura, esa luz que nos conecta con el Creador, esa vela que alumbra sin pausa. Está en cada uno descubrirla, hacerla arder con fuerza, que irradie su presencia para todos. Por supuesto que la manera excelente es a través del conocimiento de Dios y de Sus mandamientos, por medio del cual el hombre encuentra la senda privilegiada para la perfección. Pero, si no se puede, si hay obstáculos emocionales/mentales/sociales, si algo impide a la persona reconocer a Dios (al verdadero, no a las fantasías producto del EGO que la gente llama “dios”), igualmente tiene dentro de sí la llama sagrada, igualmente puede alcanzar la santidad, una de menor grado, pero santidad al fin.
Y en Orot haTeshuvá 17 claramente enseña:

גם מתוך החול יגלה הקודש, גם מתוך החופש הפרוץ יבוא העול האהוב, זו תהיה הפליאה הגדולה של חזון הגאולה

También de dentro de lo profano se revelará lo santo, también de la libertad desinhibida vendrá el yugo del amor, está será la maravilla más grande de la visión de la redención.

Sí, de lo profano puede surgir lo santo. El desenfreno se puede canalizar para ordenarlo y hacer que mane la responsabilidad, el amor, el compromiso.
Si ocurre así, es una evidencia de la Era Mesiánica, cuando no se precisan de milagros ni actos prodigiosos para reconocerla, sino que por distinguir la supremacía del AMOR por sobre el EGO.

El ideal está en vivir con bondad, justicia y lealtad a Dios, pero si la persona no alcanza el grado de conocimiento de Él y de servicio a Él, en tanto sea íntegro con el prójimo, evapore en la medida de lo posible la tiranía del EGO, estará en el rumbo correcto, quizás no de plenitud (pues falta un nexo consciente con Dios), pero sí de bendición.

Visto lo cual, es necesario respetar al prójimo allí en donde está, ayudarlo a avanzar, rescatarlo del mal, no juzgarlo (aunque llevarlo a juicio de ser necesario, ante las autoridades competentes), pero tampoco podemos ser cómplices de la idolatría, del engaño, de la estafa, del crimen. Es una posición media, de bondad y justicia, la que no se afilia al EGO sino al AMOR.

Ahora que hemos analizado algunos conceptos básicos y fundamentales, estamos en condiciones para descubrir si hay formas de aumentar nuestra energía de vida al evitar cosas detestables, tales como conflictos y malestares innecesarios con nosotros mismos y con el prójimo.

Amor materno religioso

Hace un rato veo el siguiente mensaje en el chat de FULVIDA.com:

Invitado_4580 : Por favor me puede decir por qué razón cuando le participé a mi madre esta nueva forma de acercarme a Dios como lo es el noajismo, me mandó mucho al infierno? Sinceramente me dolieron sus palabras porque es mi madre.

Hacía más de siete horas que estaba publicado, la persona ya no estaba en línea para recibir respuesta, igualmente respondí como sigue:

Yehuda Ribco : hola invitado, que triste que una madre mande al infierno a un hijo porque éste desea servir a Dios con amor y respeto… que triste… oremos por su mama, para que esté libre pronto de las garras de la religión que la tiene esclavizada y enferma… ¡shalom!

Sí, ciertamente es una situación sumamente triste, lamentable, terrible, que no debiera suceder.
Pero…. sucede… ¡y cuánto!

Tenemos dos opciones a cada momento para escoger, y debemos hacerlo.

“Mira, Yo he puesto hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal;  pues te ordeno hoy amar al Eterno tu Dios, andar en Sus caminos y guardar Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus decretos, para que vivas y te multipliques…”
(Devarim/Deuteronomio 30:15-16)

Por un lado está el EGO, con el sentimiento de impotencia por detrás, por lo tanto la desesperación, la angustia, el malestar, el miedo, el deseo de poder, la manipulación, la mentira, el engaño, la opresión, el ataque sin motivo trascendente, la destrucción, el afán por sentirse en control, la negación del prójimo, el pensamiento positivo falaz, la imposición de dioses en lugar de Dios, la veneración al EGO en cualquiera de sus formas y modos, la muerte en vida, el vacío, la perversión, la burla, la religión… la total esclavitud.

En el otro lado está el AMOR, con el sentimiento de valía, respeto, autonomía, sensibilidad, ética, pensamiento positivo del verdadero, la comunicación auténtica, responsabilidad, compromiso, altruismo, solidaridad, servicio a Dios, espiritualidad, construcción de shalom, conocimiento, plenitud de vida, hacer del mundo un paraíso, sembrar para el deleite eterno, equilibrio… la libertad multidimensional.

Lo más frecuente es escoger el EGO.
Sí, resulta extraño cuando uno se pone a ver las cosas desde una perspectiva amplia.
¿Cómo puede ser que la gente, tú y yo, andemos por la senda de la oscuridad, del dolor, del malestar, cuando tenemos al alcance la senda de la Luz?
Realmente cómo puede ser, no interesa tanto ahora responderlo, sino constatar que es así.
Vamos por la vida estrechos, apocados, empobrecidos, disfrazados, sufrientes, esclavos, bajo el imperio del EGO, siendo que tenemos al AMOR al alcance de la mano.

Como una madre, capaz de maldecir con el peor de las maldiciones a su hijo por el simple “pecado” de que este escoge a Dios y no a un ídolo, prefiere ser libre y no esclavo, declara su deseo de ser pleno y no una sombra muerta en vida.
La madre esclava del EGO no tolera siquiera el amago del hijo para ser liberado por el AMOR.
Lo retiene, le corta las alas, le coarta el alma, le impide la plenitud, lo manipula, le inyecta terrores hacia lo inexistente, lo infecta de religión, le mata… le mata…

Este es uno de los tantos resultados de pasar la vida encerrados en celditas mentales, adorando al EGO, siendo religiosos.

Tú puedes mantenerte en el mismo rumbo de oscuridad, es tu elección.
O puedes salir del rebaño, no ser más una de las ovejas que ciegas siguen la mentira.
Te traerá enemigos, gente que murmurará, tu propia familia te rechazará porque para ellos es más valioso el castigo del EGO que la caricia del AMOR.
Puedes volver al rebaño, llenarte de drogas, perderte, esconderte, puedes volver a tu celdita… tantos lo hacen a diario… apenas si unos pocos son los que despiertan y se mantienen conscientes.

Al final de cuentas, cuando toda la payasada terrenal culmine, cuando sea hora de presentar facturas ante el Creador, ¿qué excusas tendrás si has pasado tu vida bajo el EGO en lugar de llevado por el AMOR?

Vivir en el tiempo de DIOS


Hace un rato le dije a un querido amigo: “no siempre lo que queremos es lo mejor para nosotros”.

Quise compartir contigo también esta enseñanza, creo que es importante tenerla en cuenta.
Nos evitará amarguras innecesarias, quejas sin motivo, fantasías pueriles dolorosas, rupturas dramáticas, esclavizarnos aun más al EGO.
Nos ayudará a valorar lo que tenemos, los que somos, lo que en verdad está a nuestro lado y nos hace bien.
Tú sabes que he escrito en otras ocasiones acerca del valor único del presente, de vivir el aquí y ahora a pleno.
Porque acostumbramos a sentir culpa por el pasado, o a angustiarnos por el futuro, y en eso perdemos de vivir el presente.
Escapamos de fantasmas idos y evitamos sombras que aún no están, y en esos juegos turbulentos desperdiciamos y despreciamos nuestro único tesoro: el tiempo presente.
En el escape es común repetir el pasado, fracasar una y otra vez en lo mismo o tan parecido, haciendo del hoy una copia borrosa e infame del ayer. Esto nos lleva a mortificarnos más, a temer más, a hundiros en la impotencia más, a prefabricar un mañana de angustias y horrores.
EGO, todo EGO…

Recuerda, el deseo es deseo de poder. Ese afán, ese desespero, esa esperanza vana nace en el sentido de impotencia, porque todo miedo, es miedo a no poder.
Y entre estas puntas se maneja el EGO.
Que te zarandea, de un lado para el otro.
Te mantiene preso, esclavo, sometido, embrutecido.
Quizás tienes una mente brillante, pero asfixiada por las emociones y pensamientos perturbadores que surgen del EGO.
Tal vez tu destino fuera de grandeza, pero estás aplastado por la bota ridícula del EGO, que te hace sentir miserable, que te arrastra en el cieno de la impotencia, que te lleva a desear y fantasear imposibles, para inflarte de nada y estar alterado por todo.

La mayoría de las personas no toma conciencia de este pasaje por la vida sin vivir.
Muchos tienen la excusa de estar atareados en sus corridas cotidianas.
Otros se distraen con las ocupaciones importantes de la nada misma. En el Río de la Plata esto tiene nombre y apellido, Marcelo Tinelli y el mundillo que gira a su alrededor. Es el famoso circo de antaño, para mantener adormecida a la gente, adoctrinada, quieta, en la ilusión de compartir la grandeza de otros que son enanos pero vendidos como gigantes. En todos lados están estos amos del circo, payasos en realidad, muy poderosos en términos mediáticos pero absolutamente esclavos en términos espirituales.
No hay tiempo para detenerse y pensar en uno mismo, en conectarse consigo, en hacer cinco minutos diarios algún ejercicio de armonización de sus múltiples dimensiones.
No, para eso no hay tiempo, porque el tiempo vale oro, aunque se lo desperdicia en lo superficial, en lo que no vale realmente.
Las agendas se sobre escriben, se apilan las actividades, el frenesí y la carrera se convierte en sinónimo de plenitud… ¿será así?
¿O esa actividad que satura cada minuto, que no da pausa, que aliena es solamente un modo de escapar de sí mismo?
¿No será que tanto jueguito y distracción, tanto partido importante de fútbol, tanta charada son solamente escapes de la realidad para postergar el inevitable encuentro consigo mismo?
Porque verse da miedo, porque nos desconocemos.
Somos nuestro vecino más cercano, y el más olvidado.
Difícilmente nos reconocemos en el espejo del alma.
Detrás de tantas máscaras, dudo que puedas saber cuál es tu rostro.
Nos escondemos detrás de los arbolitos, para que nuestra conciencia no nos alcance.
Porque de hacerlo, ¿cómo justificar lo injustificable?
¿Cómo rendir cuentas del tiempo perdido, de la vida gastada en nada?

El tiempo de Dios es un eterno presente. (Hablar del tiempo de Dios es una manera de decir las cosas, Él está por fuera de todo tiempo, de todo espacio, Él es contenedor del universo y nada lo contiene a Él).
Hoy para Él es el Big Bang, el momento inicial del Bereshit.
Hoy es el momento del final, si es que existe, no lo sé.
Hoy está un dinosaurio paseando por ahí.
Hoy Adam conoce a Java.
Hoy Noaj es ordenado en el pacto eterno de las naciones con Dios.
Hoy está Avraham circuncidándose.
Hoy Avraham está circuncidando a su hijo Itzjac.
Hoy están los judíos saliendo de Egipto.
Hoy ellos reciben la Torá para ser posesión judía por siempre.
Hoy los hijos de Israel están tomando posesión de su tierra.
Hoy David es coronado rey.
Hoy Salomón es coronado rey.
Hoy los judíos son exiliados en Babilonia y hoy retornan desde Persia.
Hoy luchan la independencia de Judea para expulsar a los romanos.
Hoy Colón llega a América y comienza el desastre para los habitantes de por aquí.
Hoy Neil Armstrong dice su discurso famoso y pisa la luna.
Hoy es hoy, nuestro pequeño hoy.
Hoy es el año siguiente y el siguiente.
Todo tiempo es presente para Dios.
Todo tiempo presente, es nuestro único real y existente tiempo para nosotros.

Dejar pasar este instante es perder tu única oportunidad.
Es derrochar un tesoro, es gastar un recurso limitado e irrecuperable.
Pero, cuando lo vives a plenitud, cuando haces actos de bien generosamente, cuando eres altruista, cuando eres solidario, cuando eres una sinfonía perfecta de tus multidimensiones, cuando encuentras la conexión entre tus planos y por ello con el prójimo y con Dios, entonces estás haciendo la mejor inversión de todas.
Estás consiguiendo aprovechar tu vida.

Muchos viven pendientes de un promisorio futuro, el de la Era Mesiánica.
Está bien que así sea.
El ideal mesiánico apunta a que en aquella Era el hombre será más hombre, a causa de lo cual se dará cuenta de que es también “divino”. No por ser como dioses, o parte de dioses, o como Dios, o que Dios mora en nosotros, sino porque existimos por Él, estamos en permanente conexión con Él, nos vivifica Él.
En esa Era añorada, el hombre no será más divino, porque ya ahora lo es. Lo que pasa que tenemos tan escondido nuestro Yo Esencial, tan tapado por caretas del Yo Vivido que ni siquiera nos reconocemos en nuestra humanidad.
Somos semejantes a animales, que viven en inconsciencia, sin alzar su mirada, sin resplandor del espíritu. Es una pena por nosotros, siendo que tenemos la capacidad de unificarnos y conectarnos con la eternidad.

Comencé este breve encuentro con las palabras “no siempre lo que queremos es lo mejor para nosotros”.
¿Qué aprendiste ahora a querer, que realmente sea mejor para ti?

El árbol del MESÍAS

Ah, ¡cuánta gente anda con la idea de que la Era Mesiánica es una de milagros y maravillas!
Un mundo dado vuelta, sin sufrimiento, sin hambre, sin molestias, todo paz y tranquilidad, como un retorno mágico al útero materno.
Todo lo bueno nos lloverá desde los Cielos.
El EGO estará sometido sin esfuerzo.
El alimento será recogido y nos nutrirá sin inconvenientes.
Los buenos y justos andarán por la tierra en tanto ya no habrá gente de alma oscura.
¡Ah, que bello parque de diversiones metafísico nos pintan!

Pero, presta atención a lo que Rabí Iojanán ben Zakai expresó:

“Si estuvieses a punto de plantar un árbol y te dijesen: ‘El Mesías está llegando aquí, ven, vamos a recibirlo.’; primero termina de plantar el árbol y luego sal a recibirlo”
(Avot de Rabí Natán, Nusaj B,31).

¿Cuál es la idea que nos brinda el sabio maestro?

Pues, plantar un árbol, trabajar la tierra, ocuparse de cuidar el ecosistema, prever para el futuro, esforzarse para cumplir el proceso completo que culmina en cosechar, estará ANTES que salir a recibir al Mesías.
Sí, es importante el Mesías, habrá buenas nuevas, cosas agradables impactarán para bien al mundo, pero el mundo seguirá siendo mundo.
Con claridad lo sintetizó Maimónides en su Código Legal, a su vez tomado de la sabiduría del Talmud:

“Nuestros sabios enseñaron: (Talmud Berajot 34B) no habrá ninguna diferencia entre el mundo actual y la era de Mashiaj excepto (nuestra emancipación de) la subyugación a las naciones”
(Leyes de Reyes, Cap. 12, Ley 2)

Sí, así es como lo ven las mentes preclaras. Una época en la cual la nación judía no estará sometida a los vaivenes del humor de las naciones. Ya no temerán pogromos, ni nuevos holocaustos, ni expulsiones, ni matanzas, ni propaganda basura pro-árabe, ni asesinos en la presidencia de países ardientes en fanatismo, ni el odio enfermo del antisemita.
Será una época de paz para Israel y los judíos, porque las naciones habrán desechado la infamia de la idolatría, la maldad de las religiones y habrán adoptado el código espiritual sagrado que pertenece a las naciones: el noajismo.

Será valorado plantar árboles, porque de algún lado tiene que salir nuestro alimento, nuestro refugio, nuestro sustento, nuestra permanencia en la tierra.
Dios no hará cambios radicales en las leyes de la naturaleza, no despertaremos en un mundo diferente a causa de milagros.
Probablemente, y tal como viene el ritmo de las cosas, tendremos mucho bienestar gracias a la ciencia y la tecnología.
Cuando a esto se le suma la bondad y justicia de la conciencia ética espiritual, entonces estamos casi en un paraíso terrenal.

Todo esta preparado, pero falta que tú hagas tu parte, esa que Dios te ha codificado para que realices.
Queremos NOAJISMO puro ya para las naciones.

Santo remedio

Eres impotente, ¿tienes alguna duda?
La sombra de la máxima impotencia te sigue a todas partes, tu propia muerte.
Puedes hacerte el distraído, negarla, delirar con reencarnaciones o vidas más allá de tu extinción, como sea, eres impotente.
Te guste o no, a nadie le interesa, nadie te pregunta, la muerte no te pedirá permiso tal como la vida tampoco te lo solicito.
Contra tu voluntad viniste aquí, contra ella te irás.

Oh, sí claro que sí, eres impotente.
En las grandes cosas, pero también en las que piensas que dominas y controlas.
De hecho, cuando más crees controlar, es porque más terror tienes al descontrol, al no poder.

Tu sentimiento de impotencia te lleva al miedo y al deseo.
Todo miedo es miedo a la impotencia, todo miedo deriva de allí.
Todo deseo es deseo de poder, todo deseo deriva de allí.
Entonces nos revolvemos, revolcamos, enviciamos, desesperamos por ansia de dominio, sobre ejercicio del control, que nos lleva al caos, al fracaso, a sentir la impotencia, a hacerla real.

El miedo y el deseo pronto nos llevó a la invención de dioses, religiones, crímenes, sistemas de dominación, mentiras, corrupción, superficialidad, fanatismos… en fin, todo lo que hace de la vida un mayor tormento, pero a veces da esperanzas de ser salvado del naufragio final y total… ilusiones…

Estamos entonces en el exilio, lejos de nuestro hogar.
Echados del paraíso por nuestras propias acciones.
Sufriendo como condenados en un infierno constante, que nosotros ayudamos a crear.
No, no construimos shalom.
Preferimos disfrazarnos de lo que no somos ni seremos, usar caretas, confundirnos con los personajes del Yo Vivido, porque el EGO se interpone en nuestra unificación con el Yo Auténtico.

Ah, si desplazáramos al EGO.
Si simplemente lo usáramos para la función que fue creado con sabiduría.
Si corriéramos el espeso velo que el EGO impone en nuestro ser.
Si dejáramos de estar encerrados en nuestra celdita mental.
Si dejáramos de anhelar sin hacer nada, soñando con Mesías, repitiendo como lelos acerca de redención, aplaudiendo a los Cielos para reclamar la Era Mesiánica, pero sin hacer nuestra sagrada parte, sin cumplir con nuestra tarea, sin ser constructores de Shalom.

Mírate.
Sé tu propio testigo, observa tu pensamientos (que dudosamente sea TUYO realmente, más bien de otros que tú adoptas y con el cual te mimetizas), atiende a tus emociones, no juzgues.
Solo sé testigo.
En silencio.
No luches, no pretendas demostrar tu dominio, porque no lo tienes.
Solo enfócate en tu interior.
Descansa.
Relájate.
Te dije que no juzgues…
Calma.
Mira pasar las ideas, no te ancles en ninguna.
Deja que fluyan las emociones, que fluya… eres un observador al costado del río que pasa, solo miras, y pasa, sigue pasando.
No te detienes en nada, no te sumerges, no te hundes, no te quieres imponer sobre nada ni nadie.
Estás ahí, en pasividad activa.
Atento, enfocado, en silencio.

Si tienes constancia en este ejercicio, dejarás de vivir reaccionando, saltando ante los estímulos, de ser discípulo del EGO.
Serás un observador preparado, entrenado.
No un luchador debilucho que se cree en posesión de poderes mágicos, capaz de vencer imaginarios gigantes cuando ni siquiera puede triunfar sobre enanos reales.
El EGO no te gobierna, porque no luchas en su contra, porque no te opones, pero tampoco acatas sus órdenes.
Solo lo miras, lo reconoces, le das su lugar para que no siga inquietando para llamar la atención.

Desde lo profundo de tu santidad esencial, de lo más sagrado que hay en ti, puedes hacer surgir la llama del AMOR, que no se extingue, que es capaz de erradicar el poder del EGO.
Te abres al prójimo, con generosidad sincera, sin esperar nada a cambio.
Le das una mano, le escuchas cuando precisa ser escuchado, le tienes paciencia, cooperas con él, eres solidario, no lo juzgas, no lo sometes a presiones, no negocias con él, no manipulas, no demandas, no te decepcionas, sino que haces lo bueno y justo sin esperar nada a cambio.
No, no eres un benefactor infinito, por tanto pondrás límites, porque éstos son buenos, justos y necesarios.
También recibirás lo que te corresponde y precisas, sin sentirte por ello abusador, codicioso, pecador.
Estás aquí para gozar de lo permitido, recuérdalo.
Hay gozo en el dar generoso, pero también en el recibir sin pompas.

Actúas con solidaridad, aunque una voz en ti te condene por ello.
Aunque te vean o veas raro por ser demasiado bueno.
Es el EGO que no quiere dejar de gobernar, no hagas caso, recuerda ser testigo, admitirlo, aceptar su presencia, pero no luches, déjalo solo que se extingue por sí mismo.
Tú conoce lo tuyo, ámalo, cuídalo y haz tu parte.

Que tu pensamiento, tu palabra, tu acción, tu sentimiento y tu ser se unifiquen.
Eso es construir Shalom.