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El Mishkán personal

En el desierto el Eterno ordenó la construcción de lo que en español se conoce como Tabernáculo.
En hebreo se denomina Mishkán.
Proviene de la voz “lishkon”, que es asentarse, morar.
De esta misma voz proviene “shejuná”, que es vecindario; así como “shajén”, que es vecino.
También “Shejiná”, que es la Divina Presencia.
Así pues, Mishkán sería comprensible como el sitio para la morada de Dios.
Por supuesto que morada no ha de entenderse en el sentido literal, finito, idolátrico, sino más bien como un lugar de encuentro particularmente designado, allí en donde Dios aguarda al hombre. Ese sitio puede ser cualquiera, porque no hay lugar fuera de la supervisión constante de Dios. Pero, es el hombre el que precisa de un lugar particular, algo que lo defina, algo que lo enfoque.
Así como todos los días son de Teshuvá –arrepentimiento-, pero se hace hincapié al respecto alrededor de Rosh HaShaná. Todos los días son para ser felices, pero se remarca esto durante el mes de Adar –que estamos iniciando ahora justamente-.
Todos los tiempos y lugares son para el crecimiento, para el encuentro con Dios, para descubrir nuestra multidimensionalidad y unificarnos, pero precisamos de recordatorios, mojones, instituciones que nos lo tengan a la vista.
Tal sería este Mishkan, el lugar de encuentro con Dios, no por ser el único, sino por ser el señalado para tal fin.
Al respecto dice el Eterno:

וְעָשׂוּ לִי, מִקְדָּשׁ; וְשָׁכַנְתִּי, בְּתוֹכָם

"Que Me hagan un santuario, y Yo habitaré dentro de ellos."
(Shemot / Éxodo 25:8)

Un santuario, un Mikdash, para reposar entre los judíos. (Dice realmente dentro de los judíos, pero no me extenderé en este tema que ya lo he tratado en otras oportunidades. Es muy interesante y te recomiendo que uses el buscador aquí arriba para encontrar más al respecto).

Un santuario al que se le acostumbró a  llamar Mishkán, el lugar para que la Presencia habite (por así decirlo) en comunión con la nación judía.
Esto podría parecer como una exigencia terrible para el pueblo, pues implicaría la imperiosa necesidad de estar en estado de “consagración” y “pureza” constantes, sin margen para cometer el mínimo error. Tal como fuera mencionado:

"El Eterno dijo a Moshé [Moisés]: -Desciende y advierte al pueblo, no sea que traspasen el límite para ver al Eterno y mueran muchos de ellos.
Santifíquense también los sacerdotes que se acercan al Eterno, no sea que el Eterno acometa contra ellos."
(Shemot / Éxodo 19:21-22)

Evidentemente estar ante la Divina Presencia no parece cosa de todos los días, sería indispensable un estado de lucidez, de pureza, de santificación, de apartamiento de las cosas “mundanas”, so pena de morir, de ser “acometidos” por las poderosas fuerzas de la santidad que no toleran la manchas de la oscuridad.

PERO, ¡oh sorpresa!
Tenemos evidencia de otra cosa:

לְאֹהֶל מוֹעֵד, הַשֹּׁכֵן אִתָּם, בְּתוֹךְ טֻמְאֹתָם

"… el tabernáculo de reunión, el cual habita con ellos en medio de sus impurezas."
(Vaikrá / Levítico 16:16)

Dios está con nosotros, en medio de nuestros errores.
Él no nos abandona nunca.
No hay un pecado original, o repetido, que quiebre el sagrado lazo con Él.
Nosotros podemos alejarnos con nuestra conducta, confundirnos con nuestras creencias, embotarnos con nuestros pensamientos, sentirnos sin Dios o absolutamente lejos de Él; pero, Él está aquí, ahora, conectado contigo, con su Luz en ti, Su espíritu morando en tu interior.
Tus actos negativos te perjudican, y a tu prójimo.
Tu estilo de vida no acorde con los mandamientos te hacen vibrar negativamente, en estado de impureza, de desconexión.
Pero allí, sin pausa está Su Presencia, morando, a la espera, pacientemente aguardando a que despierte tu conciencia espiritual y comiences el proceso de crecimiento, de reencuentro con tu identidad, de unificación.

Para esto están los mandamientos de la Torá para la nación judía, así como los Siete Mandamientos Fundamentales para los gentiles.
Para que el hombre encuentre el modo de encontrarse consigo mismo y de ese modo con Dios.
En nuestro ser está el sagrado Mishkán, nuestro espíritu, sin importar que tanto “pecamos”. 
Es por nuestro beneficio si lo sabemos y nos preparamos para adentrarnos en este santuario interior, si armonizamos nuestra existencia para estar acordes con el Eterno.

Esa “tienda de reunión”, ese lugar sagrado te habla:

" tabernáculo de reunión, donde Me encontraré contigo para hablarte allí.
También Me encontraré allí con los Hijos de Israel, y el lugar será santificado por Mi gloria."
(Shemot / Éxodo 29:42-43)

Esa vocecita de la conciencia espiritual, de Dios, que nos habla en silencio, desde lo más profundo. No precisa de clamores, ni de rituales, ni de preciadores vociferantes, ni de palabras extrañas, sino que desde tu interior te llama, te encamina, te abraza, te insta a que te encuentres con tu verdadero ser. Que seas noájida si eres gentil, que cumplas lo que te corresponde de los 613 si eres judío.
Sí, esa suave voz que contiene santidad e impulsa a la vida (1 Melajim / I Reyes 19:12).

Por supuesto que el EGO tiene sus voces. algunas pueden disfrazarse de santidad. Es parte del truco de manipularte. Te confundirán con susurros que a toda vista parecen coherentes, llenos de religiosa importancia. Pero, no deja de ser la seducción del EGO. El falso profeta que te habla de “paz, paz” pero te lleva al desastre.

Entonces, está en ti conocerte, definirte, diferenciar lo que es deseo del EGO de la voluntad sagrada.
Está en ti reconocer la santidad de tu vida y procurar fortalecerte para ser digno de lla.
Está en ti vivir como constructor de Shalom, con sentido, sabiendo "para qué” haces las cosas, entonces serás una mejor residencia para el Eterno.

Te concedo tu deseo

Todo deseo es deseo de poder.

¿Por qué?
Porque nos sentimos impotentes desde el inicio y a lo largo de nuestras vidas.
Infinidad de sucesos nos demuestran nuestra limitación, nuestra debilidad, nuestra fragilidad.
De hecho, la sombra de la muerte es la más constante presencia, cada segundo más cercana, y que ratifica sin dudas la máxima expresión de nuestra impotencia.
A esto se le suman los pensamientos, creencias, sentimientos de impotencia, que se suman a los hechos concretos, que nos envuelven en una red de sensación de inoperancia, de fatiga, de vacío, de temporalidad dolorosa.
Oh sí, es terrible, pero allí está siempre presente la impotencia.
En las cosas grandes, como la muerte, la enfermedad terminal, los avatares de la naturaleza, las catástrofes, o en las cosas menudas, como las que nos pasan todos los días, muchas veces por día. Perder las llaves, olvidar una cita, que alguien nos contradiga, equivocarnos, perder el tren, tropezar sin lastimarse. En el medio las otras situaciones de impotencia, ni tan terribles, ni tan simplonas.

Para paliar esa amarga realidad, ese sueño persecutor, esa sensación de ser como una hormiga, para evadirnos de nuestra condición es que deseamos.
Deseamos poder.
Poder en forma de dinero, dominio, mando, renombre, placeres, lujuria, lo que pertenece a otro.
Sí, el deseo es una forma de paladear la sensación de ser poderosos, de estar sobre otro, de usurpar un lugar, de ser otro, de huir de la muerte, de escapar de nuestra escasa importancia.
Deseamos, y nos creemos como dioses.
Nos vemos como si el mundo, el universo, se pusiera a conspirar para hacernos los favores.
Deseamos y nos creemos que Dios correrá a hacernos los mandados, a darnos de todo por milagro.
Oh sí, el deseo, tan presente, tanto como el sentimiento de impotencia.

Y allí, nuestro primer amigo, que luego se transforma en nuestro carcelero y tirano.
El EGO, aquel que nos dio una mano para sobrevivir al comienzo de nuestra vida.
Ese que nos sirve para reaccionar en los momentos en que no hay tiempo para pensar sino para hacer algo primitivo y sobrevivir.
El EGO se hace amo del deseo.
Porque, deseo y EGO nacen juntos, al momento en que nacemos al mundo y sufrimos el espanto de la impotencia original.

¿Puedes dejar de desear?
Realmente no.
¿Puedes erradicar al EGO?
Hmmm, no.
Pero sí puedes, y quizás deberías, aprender a vivir con ellos.
Ser tú, a plenitud, con tus deseos y tu EGO, pero siendo tú a plenitud y no como un esclavo del EGO.
Ser tú quien manda en tu vida, quien escoge qué del EGO usar, cuál deseo convertir en acción gratificante pero al mismo tiempo espiritual.

Se puede, sí, se puede.

¿Podría convertirme al judaísmo?… ¿Para qué?

Una buena señora me envía un mensaje consultando por un tema personal, de índole familiar, para lo cual precisaba un asesoramiento desde la perspectiva noájica al cual respondí atentamente.
Era un asunto que no viene al caso mencionar, pero con aristas muy compleja.
Sin dudas para tomar cartas en el asunto y corregir aquello que está fuera de curso.
Se lo hice saber a la señora, con la rectitud necesaria y la amabilidad correspondiente.
Al rato me responde ella con una pregunta, absolutamente fuera de contexto, sin conexión (al menos directa) con el tema tratado anteriormente.
Me pregunta:

  • “Tal vez algún día pueda convertirme al judaísmo???”

Entonces, yo replico:

  • ¿Qué tiene que ver con lo que preguntó antes?
    Y, ¿para qué lo haría?
    ¿Para complicarse más la vida?

Estas tres preguntas tenían una clara intención de mi parte.
Te explico brevemente, en su orden:

  1. Ver si la conversión al judaísmo es vista como una especie de mágica receta para solucionar sus problemas personales-familiares. De hecho, me he encontrado centenares de personas que sueñan con una conversión al judaísmo precisamente por esto, para huir de sus vida en lugar de corregir, enmendar, remediar, crecer con madurez. La ley es muy clara a este respecto, estos motivos personales no ameritan siquiera el inicio de un proceso de aprendizaje para la conclusión en una conversión formal y legal al judaísmo. Como tampoco el pretender cualquier tipo de ventaja o conseguir algún beneficio. El único motivo legalmente, y espiritualmente, válido para la conversión es el querer comprometerse a llevar una vida de servicio a Dios y al prójimo tal y como deben hacer los judíos de acuerdo a la ley judía. No es para sentirse más “cerca” de Dios, ni para tener derechos en la inmigración a Israel, ni para casarse, ni por tener amigos judíos, ni porque Jesús era judío, ni para tener promesa de paraíso como judío, ni porque uno se siente encantado con la identidad judía, ni porque un antepasado fue judío tal vez, ni porque a uno le gusta la música judía, ni porque uno sabe un par de palabras en hebreo, ni… solamente porque uno siente la imperiosa necesidad de cumplir al máximo con los mandamientos y reglamentos que deben cumplir los judíos, y con ello servir a Dios.
  2. Ésta debiera ser una pregunta clave en cada conducta que tomamos o pensamos tomar: ¿para qué hacerlo?
    Haz el ejercicio de preguntarte esto antes de cada cosa que harás, verás que interesante el resultado. Si quieres me lo cuentas luego aquí mismo, en los comentarios.
    De paso, es una obligación preguntarse esto antes de dar un paso fundamental e irreversible, como es la conversión real y legal al judaísmo
    Te pongo un ejemplo, pero te pido que no te quedes “pegado” al ejemplo, es solo eso un ejemplo.
    Si quieres hacer un tatuaje, y eres gentil, puedes hacerlo. No hay ninguna ley espiritual que te lo prohíba. Ahora bien, yo te aconsejo que te preguntes antes: ¿para qué?
    Si tu respuesta es: para tener el nombre de Alberto, mi novio, conmigo toda la vida. Yo te diría, mejor no. ¿Cómo le explicarás a Raúl, tu marido, que tengas en una nalga ese nombre hasta que la muerte los separe?
    Si me dices que quieres el tatuaje para que te acepten tus amigas, yo te diría que tampoco. Si tus amigas no te aprecian como eres y te demandan hacer cosas que tu realmente no quieres, no me parece que sean tan amigas.
    Si me dices para verte y agradarte, yo te diría piénsalo bien, tal vez no precisas ese pedacito de arte en tu piel para ser bella.
    Si me dices para… y así hasta que encuentres tu verdadero motivo.
    Antes de que mi amigo J. Ortiz proteste por tocar el tema de los tatuajes, quiero repetir que es un ejemplo. Lo tomé porque es indeleble, es una decisión de por vida, no hay vuelta atrás, te marca y así te deja. Algo parecido, pero mucho más importante, intenso, profundo, eterno pasa con la conversión al judaísmo.
  3. Sí, ser judío es complicarse la vida. Si no cumples con los mandamientos y reglamentos de la Torá, quizás pareciera que no tanto. Puedes vivir como un gentil, sin cumplir siquiera uno de los 613 mandamientos que la Torá demanda para el pueblo judío. Puedes vivir así y quizás no veas nada complicado en tu vida como judío, porque naciste así, pero sin vivir como tal. Sin embargo, no faltan aquellos que de una u otra forma te recuerdan que lo eres. Existe algo que se llama antisemitismo, algunos le dicen judeofobia, otros le dicen desprecio, odio, malicia contra los judíos. Oh sí, el pueblo judío ha padecido innumerables horrores, y lo sigue haciendo pero un poco más solapado, a causa de las gentes que no los quieren. Entonces, ya de por sí es complicado ser judío. Pero cuando te comprometes a vivir de acuerdo a los mandamientos que te corresponden de los 613, a ser puntilloso con los inacabables reglamentos que detallan como ha de ser tu vida como judío, entonces sin dudas que estás complicando tu existencia muchísimo. Que no puedes comer esto, ni mezclarlo con aquello, ni a tal hora, ni en aquel lugar, ni si tiene esto, ni si le falta aquello. Y no puedes hacer esto, que es lo más simple y normal, pero tampoco aquello, y mucho menos eso otro, aunque ayer cuando eras gentil lo podías hacer perfectamente y no constituía ni una falta contra la ley, ni una conducta maligna, ni acción poco ética ni nada de nada. Simplemente Dios, o los rabinos a cargo, dijeron “no”, y es no, aunque no cause daño, ni dolor, ni nada malo, no puedes hacerlo, y si lo haces estás “pecando”.
    Oh sí, es bello ser judío, pero muy, muy complicado.
    Es tan bello como ser noájida, aunque mis hermanos noájidas tienen un camino mucho más simple y menos alborotado para alcanzar el mismo paraíso…

La buena señora contestó rápidamente:

  •  

    porque dice que es mas complicado?
    no comprendo

A lo que yo le dije:

  •  

    Entonces, ¿no sabe lo qué es ser judío?
    Para empezar, no tiene 7 mandamientos, tiene 613.
    ¿Ya cumple usted los 7?
    ¿Está lista para sumarle 606 más?
    A todo esto, ¿tiene cabal idea de lo que es ser judío?

Sinceramente, tenía la convicción suficiente de que la amable señora quería convertirse a judía, pero no tenía noción de lo que es un judío, que debe hacer un judío, para qué ser judía.
No sé qué hay detrás de su deseo, no me lo dijo. Pero veamos cómo respondió:

  •  

    un pequeña idea.
    comprendo que a todos los que quieren convertirse al juadaismo les ponen muchas trabas
    para ver realmente cual es su interés
    nadie dijo que fuera fácil
    pero creo que lo más importante es que
    Hashem me acepta tal cual soy
    lo importante es instruirse en la Tora y refinar su alma con el cuerpo
    y elevarse al Todopoderoso

Pues bien.
La señora realmente no sabe para qué convertirse ni el tremendo compromiso que eso implica.
Pero se excusa con alguna cosa que oyó por allí: que los rabinos ponen trabas para que la persona demuestre cuál es su interés.
Realmente, no. No es para ello.
Para saber el interés sencillamente se lo preguntan al que desea convertirse. Vean el video que está aquí por favor, y presten mucha atención.

Y luego, confunde aún más las cosas.
Dice que Dios la acepta tal cual es.
Entonces, ¿para qué convertirse?
Realmente no entiendo esta respuesta.
Si Dios la acepta tal cual es, según la señora dice, y ciertamente fue Dios quien creó el noajismo y al espíritu del noájida y además hizo que la señora naciera gentil, ¿para qué convertirse al judaísmo?
Es totalmente cierto, Dios la acepta a la señora como noájida. Absolutamente cierto. Tiene todo para disfrutar aquí y en el mundo venidero como noájida.
¿Entonces?
Sigo sin entender.

Pero luego, se me oscurece aún más.
Porque, habla de la Torá, cuando sabemos absolutamente con claridad que la Torá no es de ni para los noájidas.
Es del pueblo judío y para el pueblo judío.
De su luz se desprenden chispas radiantes de vida para todas las naciones, pero el gentil puede vivir perfectamente toda su vida sin siquiera una gota de Torá, nadie le juzgará por ello, ni recibirá castigos, ni Dios le reclamará alguna cosa por no hacerlo. Porque, Dios entregó la Torá al pueblo judío, no a la humanidad. Dios demanda que sean los judíos los que la estudien y la apliquen, no los gentiles.
Ciertamente, hay muchas cosas buenas que el pueblo judío puede compartir de Torá con sus hermanos mayores, los gentiles. Pero perfectamente pueden no hacerlo y no por ello los gentiles pierden su paraíso, ni su identidad, ni su misión en este mundo.
No es muy difícil de entender, pero para que penetre en el corazón primero debes des-aprender tanta miserable doctrina religiosa que te han inculcado, tanta culpa, tanta desesperanza, tanta falsa esperanza, tanta religión que no tiene nada que ver con espiritualidad.
En fin, cuando la señora menciona que Dios la acepta tal cual es, y luego mezcla la Torá, ya podemos comprobar que precisa acomodar sus pensamientos, corregir muchas creencias, des-aprender, llenarse de Luz de Vida, para empezar a amarse, a respetarse y por fin conocerse en todo su esplendor, con la belleza que tiene pero no conoce.

Porque, y aquí hay otro concepto ajeno y erróneo, el gentil no refina su espíritu con Torá, nuevamente, ese es legado judío, no gentil. Hay cosas muy buenas para compartir, pero también se puede vivir sin ellas.
El gentil refina su espíritu viviendo como Dios le manda, no como a cada uno le parece que debiera ser.
Dios decidió que el espíritu refinado del gentil se produce con el cumplimiento de los Siete Mandamientos Universales.
¿No está claro?
Repito, ser bueno, ser justo, ser leal a Dios, a uno mismo, al prójimo. ¿Cómo? Al cumplir los Siete Mandamientos, al ser un constructor de Shalom.
Sin necesidad de creencias, ni dogmas, ni fe, ni ritos, ni bailoteos, ni palabrería, ni congregaciones, ni centros de estudios “noájicos” que en realidad son de judaísmo dulcificado y sin sentido, ni…
Simplemente siendo noájidas.
Eso es lo que Dios quiere, lo que Dios manda, no lo que a usted o a mí nos parece.
No es con conversiones al judaísmo, ni las verdaderas ni la falsas; ni con una vida estrafalaria de noajUda, es decir, alguien que se hace llamar noájida pero es un payaso que se disfraza de lo que cree es “judío” y se pasa haciendo ritos ridículos porque le son absolutamente ajenos. No es hablando algunas palabras de hebreo. Ni repitiendo versículos, en este o aquel idioma. Ni llenando el Facebook de fotitos de rabinos, ni pegando mensajitos de rabinos, ni…
No, eso no es lo que Dios mandó al noájida.
Él, Dios, mandó Siete Mandamientos… ¿quién se cree más listo que Dios para inventarse atajos a su propia perdición?

Entonces, creo que la señora (como la gran mayoría de las personas) debería leer mucho acerca de su identidad y oír menos a los que inventan religiones, caminos alternativos para estar “cerca” de Dios, pero que terminan estando cerca de su dios-EGO y ausentes de Dios.
http://fulvida.com/nosotros/empieza-aqui es un buen lugar para empezar.

Conocerte, amarte, respetarte.
Lo consigues con el noajismo, si eres gentil.
Pero no pienses que es un remedio mágico para todas las cosas que tienes que resolver y no se remedian con milagros ni fantasías.

Y no, no anheles una identidad que no es la tuya si no sabes cómo responder con sinceridad a la simple pregunta esencial: ¿para qué?
Si lo sabes, si eres sincero contigo mismo, encuentra un VERDADERO rabino ORTODOXO que te guíe en el proceso. Al final, lo que importa es construir Shalom siempre.

Autoritarismo laboral

Hay aquí una recopilación muy interesante de frases que no debiera decir un jefe a sus empleados.
Quiero compartir contigo ahora tales frases, puedes leer más al respecto en el link que te brinde.

1. Si no te gusta tu trabajo, encontraré a otro que le guste

2. No te pago para pensar

3. No quiero verte en Facebook / Twitter / ESPN mientras estés trabajando

4. Lo tendré en consideración

5. ¿Quién te dio permiso para hacer eso?

6. ¡Deja todo y haz esto AHORA!

7. No me vengas con problemas: tráeme soluciones

8. Eso es un asunto personal

9. Tengo varias críticas sobre ti… y aquí todo el mundo piensa lo mismo

10. Deberías sentirte afortunado de tener un trabajo

¿Qué tienen en común estas frases?

Considero que son todas expresiones del EGO:

  • Agreden.
  • Destratan.
  • Manipulan emocionalmente.
  • Hacen gala de autoritarismo pero no de autoridad.
  • Pretenden imponer, no negociar.
  • Son producto del miedo, de la necesidad de demostrar poder, dominio, por sobre el que está en una jerarquía laboral inferior.

Es cierto que en un ambiente laboral no todos trabajan a buen ritmo. Tampoco están todos remando hacia la misma meta. Ni los empleados son independientes, sino que muchos en muchas ocasiones trabajan “a reglamento”, porque hay un ojo inspector, amenaza de sanción, el rigor ejercido desde los mandos superiores.
El EGO de los asalariados también opera.
Los empleados también recurren a estrategias y astucias para imponerse, directamente con gritos, llantos, pataleos y sus derivados; o indirectamente, por medio de desconectarse de la realidad de una u otra forma; o a través de la perniciosa agresión pasiva.
Oh sí, en donde hay relaciones humanas suele haber disputas de EGOs.

Me pregunto, con total ajenidad al mundo empresarial y de los negocios, ¿estas frases son las que posibilitan un mejor desempeño de los trabajadores, un mayor rédito para le empresa, el crecimiento real?
¿Cómo sería la conducta que no se forma en el EGO? ¿Qué frases se usarían?

Y en el universo de la familia, ¿cómo se dan estas expresiones de miedo e impotencia disfrazadas de autoritarismo?

¿Adónde vas?

Es una saludable costumbre proponerse objetivos, puertos a los que dirigirse para luego reabastecerse allí.
Objetivos para el día. Para el mes. Para la temporada. Para el año. Para el ciclo. Para la vida.

Si no marcamos un destino ni fijamos un rumbo, difícilmente estaremos navegando con tranquilidad, orden, confianza.
Cada corriente nos llevará, el viento nos dictará el curso, estaremos a la deriva, todo sirve porque nada sirve.
La desazón abruma cuando el caos nos rodea por dentro y por fuera.

Aquí estoy, allí quiero llegar, éste es el mejor camino que en este momento puedo trazar.
Ahora, a izar las velas y también remar, timonear con firmeza y flexibilidad.

Pero, antes sería bueno tomarse un tiempo para reflexionar y considerar si aquella meta soñada, esa que tanto nos desvela, en realidad es la necesaria, adecuada, de bendición, o es otro engaño fabricado por el EGO, otro “trofeo del EGO”, que nos envolverá en ocupaciones vacías, en preocupaciones, en discordancias externas que no dejen ver los conflictos más importantes, las carencias reales.
Quizás tanto afán por tener el mejor 0km, la casa más grande del vecindario, la esposa-trofeo más vistosa, el esposo más esbelto y simpático, los hijos más geniales y bellos, el trabajo más encumbrado, el viaje más exótico y extenso, en fin, todo lo que se propone como una idealización de lo que nos dará felicidad completa y es externo a nosotros, cosas/personas pasajeras, que hoy están y mañana se esfumaron, se fueron a otros horizontes, desaparecieron, envejecieron, surgieron nuevos y mejores modelos. ¿Serán éstas las metas a las que debemos aspirar y remar por alcanzar?

Sabemos que no tiene nada de malo, ni pecaminoso, ni enfermo, querer cosas, anhelar objetos valiosos y obtenerlos legalmente. No tiene nada de inmoral, anti-espiritual, rebelde, querer una gran casa con fondo, y tenerla, y disfrutarla. Ni el mejor auto en plaza. Ni gozar de la compañía de gente bella. Ni de darse lujos permitidos. Ni de hacer turismo allí en donde nos plazca y sea accesible. Nada de malo, aunque las religiones suelen demonizar todo esto para sus “ovejas”.
En realidad, es muy bueno disfrutar de lo que nos está permitido y a nuestro alcance.
La cuestión es comprobar si eso se convierte en el centro de nuestra vida, el motivo que nos mueve, el sentido que da valor a nuestra existencia, el objetivo de nuestra vida.

El cuerpo quiere y merece cosas buenas.
¿Por qué no?
Por ello nacemos como cuerpo, para que disfrutemos de la vida, para ser felices.
El espíritu goza con el goce permitido del cuerpo.
Vamos recogiendo información con nuestras experiencias, y sin son gozosas dentro de lo permitido la información será radiante, de luz. Placer en esta vida y para disfrutarlo también en la eternidad.

Pero, esta vida es un corredor, no el palacio.
Estamos para aprender a ser felices, para serlo, para adquirir esa experiencia y poder disfrutarla en la eternidad.
Sin embargo, la felicidad no es el disfrute de lo externo, sino la unificación de las dimensiones.
Hacer que el cuerpo sea espiritual, que lo espiritual encarne.
Que cada deleite “mundano” sirva para despertar la chispa espiritual y hacerla irradiar su energía benefactora.
Elevar este mundo, armonizarlo con el mundo del espíritu.

Por ello, si ponemos nuestras metas en afanes del EGO, en cosas exteriores, en placeres del momento que sirven para esconder el sentimiento de impotencia, entonces no estamos siendo felices. No estamos sirviendo a Dios. No estamos adquiriendo sabiduría. No estamos recopilando información para disfrutar en la eternidad.
Si el auto nuevo es para sentirme poderoso, es EGO.
Si la casa más grande es para que los demás admiren mi riqueza, es EGO.
Si la pareja la queremos a nuestro lado porque causa el deseo de los demás, su codicia, es EGO.
Si nos ufanamos de lo inteligente y lindos que son nuestros hijos y no les vamos dando su lugar, su independencia, es EGO.
Si el viaje lejano es para demostrar nuestro valor, dinero, poder, es EGO.
¿Se comprende la idea?
Una cosa es querer cosas buenas para disfrutarlas, siempre y cuando sean permitidas.
Otra cosa, muy diferente, es querer las mismas cosas pero para tapar ese inmenso vacío que nos produce el sentimiento original de impotencia, y que aprovecha el EGO para dominarnos.

Por lo cual, disfruta de lo que te es permitido, en tanto te alejas de lo que no lo es.
Pero no llega con ello la felicidad, pues ésta es resultado de algo más.
No solamente del goce sensorial, sino del abrirse generosamente a los demás.
¿Quieres una gran casa? Haz lo necesario y permitido y consíguela, pero no te conviertas en un ser mezquino y avaro, sino que comparte con los demás, da caridad, sé generoso.
¿Quieres ser el mejor estudiante de la generación? Pues, estudia, sigue estudiando, haz las preguntas sabias e inteligentes, aprende, aprende a aprender, pero en el camino no dejes de ser amable, respetuoso, atento, bondadoso con el prójimo.
¿Quieres un cuerpo esbelto, firme, poderoso? Trabaja tu cuerpo, haz ejercicio, sigue una dieta saludable, entrénate, pero no te pases todo el día viéndote al espejo del cuerpo, sino que también presta mucha atención al espejo del alma, reconoce tus debilidades emocionales y trabaja para fortalecerte en ellas, no menosprecies al gordito, feíto, debilucho, pobrecito, sino que sé tú mismo y ayuda al otro a ser.

Es decir, disfruta lo exterior, pero no hagas de ello tu objetivo principal.

Traza tu objetivo, los de corto, mediano y largo plazo.
Ve qué quieres aprender, que potencial desarrollarás, que límite impuesto por el EGO correrás, a cuanta gente beneficiarás realmente con él.
Si encuentras que habrá dificultades, que no todo es cómodo, que tendrás que esforzarte, ¡perfecto! Así es como debe ser.

Cada noche, si tienes energía aún, tómate un tiempito para reflexionar, para evaluar si estás yendo por el rumbo marcado o te has desviado.
Vuelve al rumbo, si encuentras que te has apartado y la meta sigue siendo la apropiada para ti.
No temas cambiar de objetivo, pero ten cuidado, que no sea el EGO que te manipula para hacerte sentir fracasado, dubitativo, impotente. Los puertos no se van cambiando porque sí, sino porque realmente ya no son un destino provechoso y se ha encontrado uno que es mejor.

Recuerda que ni el deseo, ni la creencia, ni el sentimiento, ni la fe, ni el pensamiento hacen nada. Son los actos los que lo hacen.
Piensa bien, siente bien, cree bien, pero HAZ bien.
Te has subido al taxi de la vida hace x años. El taxista (tu conciencia) te preguntó: "¿Adónde lo llevo señor/señora?”
Y tú tienes la obligación de responder, no puedes quedarte en silencio, ni teniendo fe en milagros, ni esperando que otro decida por ti.
El taxímetro corre, el viaje termina en algún momento, hay que ponerse en marcha.
El taxista espera que le des la orden y arrancar y andar el camino hacia tu meta.

Vamos, decide, evalúa, ponte en marcha.

Clave para mejorar tu vida

Muchas veces nos preguntamos: ¿qué me está pasando en la vida, con mi vida?
Por lo general cuando estamos en una racha negativa, o ante un tropezón.
¿Qué me está pasando?
Y también el tan común: ¿Por qué a mí?

No sé si notas que está pregunta evidencia pasividad, falta de responsabilidad, ser víctima y no actor, estar sometido y no ser creador.
”Me está pasando”.
Como si hubiera un destino, como si uno no fuera personaje y autor, sino mero títere.
Hay algo que acontece, que me ocurre y que pareciera estar por fuera de mi alcance.

Desde una perspectiva más integral podemos decir que no nos está pasando nada, sino que estamos recibiendo respuestas.
¿Respuestas?
¿Respuestas a qué?

A cómo estás viviendo.
A las decisiones que tomas.
A las decisiones que pospones.
A las decisiones de las que crees escapar por no decidir.
A lo que estás haciendo.
A lo que estás dando.

No amigo querido, no es respuesta a lo que piensas, ni a lo que sientes, ni a lo que crees.
El mundo interno es muy importante, tiene un grado en el arte de modelarnos y a nuestro entorno, pero no es la clave.
Lo esencial es cómo vivimos, qué hacemos, qué dejamos de hacer.

Te daré un ejemplo muy simple.
Puedes pensar en que tu comida es saludable, sientes que estás ingiriendo alimentos sanos, crees que tu dieta es balanceada y correcta, tienes plena fe en esto; pero en los hechos, en los actos, estás comiendo comida chatarra, llena de azúcar, fritos y refritos, en cantidades desaconsejables, con mucha sal, etc.
¿De qué vale tu pensamiento, sentimiento, creencia, si a la hora de las acciones estás falto de equilibrio, provocando tu desarmonía?
Luego te quejas de sobrepeso, de pesadez, de malestar estomacal, de taquicardias, de insomnio, de fatiga crónica, de falta de aliento, de problemas emocionales, de conflictos con tu pareja, de…
La vida te está respondiendo a lo que estás haciendo con ella.

Recuerda, las buenas intenciones son hermosas, sí señor, pero cuando están acompañadas de conocimiento y equilibrio. Pues, cuando las buenas intenciones vienen solas, carentes de sabiduría, adecuación y armonía, suelen resultar en desastres. (Lee la definición de diletante, si gustas).

Oh sí, el pensamiento, sentimiento, palabra, que son positivos tienen su efecto positivo.
Sin dudas que sí.
Somos multidimensionales, no meras máquinas de hacer cosas.
Una bella palabra a tiempo puede cambiar una vida, para bien. Una palabra a destiempo, puede hacerlo para mal.
Pero es una palabra dicha, es decir, hay una acción, diste algo de ti. Para bien o para mal.
Si te quedas solo en el pensamiento positivo, en el sentimiento ídem, y nada más, no cambias al mundo, ni te mejoras para nada a ti mismo.
Que la acción sea un vestido acorde con tus pensamientos y sentimientos, entonces sí: piensa bien y será bien.
No por magia, sino porque es la ley de causa-efecto, acción-reacción, modifico de alguna forma el sistema y éste me responde.
La vida me responde a lo que doy,

Ciertamente las emociones han de acompañar al pensamiento, darles esa energía vital de la cual carecen los pensamientos.
Piensa bien, entonces encuentra dentro de ti la emoción positiva y encárnala en una acción constructora de Shalom.
O al revés, siente tu “neshamá”, tu esencia espiritual, tu pura conexión con la Eternidad, siéntela vibrar, descúbrela, enlázala con algún pensamiento favorable y entonces haz la obra necesaria para construir Shalom.

Por supuesto, en medio estará el EGO perturbando el accionar.
La emoción luminosa será opacada por deseos del EGO.
El pensamiento correrá hacia excusas para justificar lo negativo.
Las acciones serán torpes o confusas.
Entonces, luego no te quejes preguntando qué pasa con tu vida, pasa lo que estás haciendo con ella.
Porque, por lo general nos vamos auto engañando, creyéndonos más buenos, sabios, justos, leales, inteligentes, perfectos, armoniosos, iluminados, santos, etc. de lo que en verdad estamos siendo.
Es una de las trampas del EGO, la desconexión de la realidad.
Entonces, cuando tomamos real conciencia de nuestra identidad, cuando nos unificamos en nuestros planos, cuando vamos armonizando nuestra existencia, cuando realmente construimos shalom a cada instante (es un ideal casi inalcanzable, pero bueno, a ello debemos aspirar), entonces allí comprendemos la futilidad de la queja, la necesidad de seguir creciendo, aún en el dolor, aun en la falta de esperanzas, aun en el amargo momento.

Pero, ten presente, tú no eres el centro del universo, tampoco eres todopoderoso, por lo cual ni tus buenas intenciones+conocimiento arropados en buenas acciones no tendrán necesariamente resultados siempre positivos en este mundo.
Porque, te lo repito, no eres el centro del universo, no eres todopoderoso.
Hay otros factores en juego, que pueden ser otras personas que se oponen a tu proceder, que son indiferentes, que producen el mal –voluntariamente o no-, que están allí y no responden de la manera esperada, etc.
Está también el mundo material, que excede en mucho tu poder, que no está a tu servicio aunque la humanidad tenga esa rara idea.
Está el sistema complejo del mundo que funciona con sus propias reglas naturales, que tiene efectos que pueden ser molestos, desagradables, mortales.
Están los designios de Dios, que suelen ser inescrutables.
Como sea, a veces podemos confesar que estamos pensando, sintiendo, creyendo y haciendo en sintonía con el Bien (con inicial mayúscula), pero igual sentimos que algo no está bien.
Es la famosa cuestión, tan milenaria, de que al bueno le va mal, en tanto al malvado le va bien.
No es aquí el momento de tratarla, porque ya lo hemos hecho en otras ocasiones antes.
Pero sí, hay cuestiones que nos sobrepasan.
Sin embargo, la clave habitual suele ser lo que te trato de enseñar aquí hoy: Lo que das, es lo que recibes.
No será 100% de las veces, pero tiende a ello.

Lo que das en esta vida, que es la única que tienes.
No hay necesidad de estar pendiente de ilusiones (o no) de vidas previas.
Ni de conceptos magias o místicos.
Busca lo simple, lo concreto, que suele ser la mejor respuesta.

¿Como encarnas en acciones tus emociones?
¿Brindas agresión, gritos, pasividad, dolor, severidad, falsedad, miedo, miseria, indiferencia?
¿Qué estás aportando al mundo?
Lo que brindas, es lo que probablemente recibirás a cambio.
Como en tu cuenta de banco. No sería lógico ni razonable enojarse y patear al cajero automático si no te da dinero, si no le has depositado nada antes.
Y si esperas dólares y depositaste pocos pesos, ¿con qué derecho reclamarás lo que no te corresponde?
Primero deposita, cuida tu inversión, añade a ella y entonces estarás listo para recibir lo que es tuyo y con creces, con buenos intereses.
Así en el amor, la amistad, el trabajo, la comunidad, el vecindario, etc.
Brinda y recibirás.

Deposita en el banco de la vida (temporal y eterna), haz buenas obras, no importa tanto en lo que crees. Haz el bien, con justicia y lealtad.
Pon en tu cuenta, de a un peso por vez si no puedes más, pero no dejes incrementar tu caudal ni bien puedas.
Brinda acciones nobles, colabora, coopera, comparte el buen pan, brinda entusiasmo, alegría, afecto, gratitud, felicidad, amor, abundancia, aprecio, reconocimiento, lealtad.
Vamos, dale eso a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, amigos, familia, FULVIDA-SERJUDIO.com, da generosamente, no esperes NADA a cambio.
Tú brinda, haz que tu entorno sea depositario de tus buenas acciones.
Al rato estarás recibiendo con creces lo que diste.
Recogerás bienestar, si no lo estás esperando como codicioso negociante mezquino.
Construye shalom, una y otra y otra vez. No esperes NADA a cambio. Tú hazlo.
La vida te responderá con creces.

Ya no preguntarás con una respuesta hueca: ¿Qué me está pasando?
Sino que alegremente enseñarás a construir shalom, a ser quien construye tu vida y la hace receptora regocijada de bendición.

Si te gusta, compártelo, vívelo. No dejes que este mensaje de vida muera en el anonimato del EGO. Gracias.

Siempre presente

Después de que se toma conciencia de la ubicua existencia del EGO y de sus modos de operar, y cuando se admite su presencia y no se reniega, es posible verlo en funcionamiento en casi cada acto humano, sea de la vida real o del mundo de las fantasías, sea en los hechos cotidianos o en historias pasadas. Allí lo podemos descubrir, en las sombras del inconsciente humano, siempre acechando, siempre tiranizando, manipulando para hacer sentir impotencia pero al mismo tiempo prometiendo el poder total. El EGO, que está anhelando la vida pero la termina corrompiendo.
Ya te daré algunos breves ejemplos de la mismísima Torá, aunque pudieran ser tomados de cualquier otra fuente, real o imaginaria, actual o pasada, “sagrada” o profana, en el hogar o en el trabajo, en la relación conyugal o con el compañero de tareas, en el bus como pasajero y detrás del volante de tu auto, en un estadio o en la playa, en la sinagoga o en la iglesia, en cualquier sitio y situación, al estar atentos y conscientes allí lo descubriremos al EGO.

Realmente, no es extraño que cuando en el pasado la gente percibió que una “fuerza oscura” actuaba en sus vidas, hayan inventado a “Satanás”, o dioses/ángeles/seres-metafísicos del estilo.
Es comprensible, al menos para mí, que aquella gente haya concebido a un “Satanás” malévolo, siempre activo, siempre presente, provocador, instigador, seductor, príncipe del mal. Aunque no sea real, porque tal Satanás es una ilusión, ciertamente no resulta tan descabellado que aquellas personas lo inventaran y le tuvieran tanto rechazo, temor y al mismo tiempo deseo y amor. No por ser falsa la invención del tal Satanás, deja de tener algunas conexiones con la verdad.
Es la forma que inventaron para tratar de comprender un poco al EGO, o al menos para explicar todo aquello tan insólito y espeluznante que sentían estaba pasando en sus vidas.
Tengamos nosotros mucho cuidado y criterio de no convertir esta teoría explicativa en una nueva teología, en otra superstición más. Nuestra conceptualización del EGO es una herramientas de comprensión de la realidad humana, no una mística para esclavizar a la gente bajo la tiranía del EGO.

Hemos de tener en claro que el EGO radica en el cerebro, en la parte más primitiva del mismo, en aquella que está por fuera del gobierno de intelecto superior. Sin embargo, muy pronto la persona supedita su intelecto al EGO. Entonces, esa dimensión superior y distintiva del humano suele trabajar –inconscientemente- para el EGO.
¿De qué modo?

  • Inventando excusas para no hacer lo correcto.
  • Justificando lo que no está bien.
  • Elaborando estrategias para mantenerse apegados a aquello que no nos permite crecer.
  • Ideando planes para someter a los demás y de ese modo pretender no sufrir del sentimiento de impotencia.
  • Distrayendo la conciencia y sumiendo a la persona en adicciones, anestesia, negaciones más o menos hábiles.
  • Fantaseando seres y mundos imaginarios, que evaden la realidad.

Como te dijo, el EGO es omnipresente, porque está en nosotros.
Allí donde estás, está tu EGO.
Repito, no por ser un ángel o un demonio, pues no tiene una existencia separada a la nuestra, sino por ser una partecita de nuestro sistema nervioso.

Ahora, un par de ejemplos del Tanaj, que es lo que erróneamente algunos denominan como “Antiguo Testamento”, que no es ni antiguo para ser reemplazado por otro, ni testamento, ni tampoco es en sí el Tanaj, pero bueno…
Para hacerlo “más interesante”, no escogeré arbitrariamente narraciones que acomoden a lo que quiero mostrar, sino que abriré al azar en el TANAJ interactivo que he programado y traducido, allí en donde el cursor caiga copiaré y pegaré aquí.
Vamos.
Ejemplo 1:

"(5)Así ha dicho el Eterno acerca de los profetas que hacen errar a Mi pueblo, que muerden con sus dientes y proclaman: ‘Paz’; y al que no les da de comer le declaran guerra.
(6) Por tanto, habrá para vosotros noche sin visión y oscuridad sin predicción. Se pondrá el sol sobre los profetas, y el día se oscurecerá sobre ellos.
(7) Serán avergonzados los videntes, y confundidos los adivinos. Todos ellos se cubrirán hasta sus labios, porque no habrá respuesta de Elokim."
(Mijá / Miqueas 3:5-7)

Bien, ni que lo hubiera buscado adrede…
La simple lectura sin pesado análisis, pero siempre teniendo en cuenta las enseñanzas sobre el EGO, ya nos permiten ver su presencia y funcionamiento.
Encontramos en el párrafo a falsos profetas, clérigos que vienen en nombre de Dios o dioses, que supuestamente hablan en nombre de la deidad y prometen paz, salvación, riquezas, poder. Dicen ser emisarios de Dios, casi todopoderosos, viven proclamando religión y aleluyas, pero sus dientes muerden porque no son sinceros, no son constructores de Shalom, no trabajan para Dios, sino para su dios, el EGO. Ya que cuando las ovejitas no les dan de comer, no les pagan diezmo, no contribuyen con la falsa “sedaká”, no les arrullan el ego (en minúsculas), no los apoyan ni aplauden, los contradicen de alguna manera, entonces en ese momento las ovejitas pasan a ser enemigos, amenazas, hijos de Satanás, manzana podrida, malditos, infernales, herejes, que salieron del camino, extraviados, malvados, pecadores. Oh sí, cuando alguien les tambalea aunque sea un poquito su ilusión de poder, entonces muestran quien son en realidad. Se deja de lado el amor y no juzgar, ya no hay otra mejilla, los modales quedan relegados, la paz… ¿qué es eso? Enseñan sus dientes, afilan sus garras, escupen veneno, atacan sin piedad.
Usan las armas del EGO para manipular, agreden, insultan, maldicen, gimotean, se hacen las víctimas, amenazan, juegan con las emociones, declaran la guerra “santa”.
Oh sí, esos profetas falsos, siguen existiendo. Son pastores, ministros, sacerdotes, algunos rabinos o presuntamente tales, caudillos políticos, jefecitos del trabajo, cualquiera que se pone a mandar y no lo hace desde el servicio sino desde el EGO.
¿Y qué anuncia Dios, el Uno y Único, para estos mercaderes de la fe?
Oscuridad, inseguridad, caos, confusión, terror, vergüenza, descontrol, tal como existe ya en el interior de esta gente: EGO y más EGO.
Y no habrá respuesta de Dios para ellos, porque ellos prefieren mantenerse desconectados de la línea de Luz para sorber del veneno de la oscuridad de sus EGOs.

Veamos si ahora al azar encuentro una historia con acción.
La mujer come del fruto del árbol prohibido y da de comer a su hombre. Ambos se ciñen hojas, para tapar su recién descubierta desnudez. Entonces:

"(8) Cuando oyeron la voz del Eterno Elokim que se paseaba en el jardín en el fresco del día, el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Eterno Elokim entre el árbol del jardín.
(9) Pero el Eterno Elokim llamó al hombre y le preguntó: -¿Dónde estás tú?
(10) Él respondió: -Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, porque estaba desnudo. Por eso me escondí.
(11) Le preguntó Elokim: -¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te mandé que no comieses?
(12) El hombre respondió: -La mujer que me diste por compañera, ella me dio del árbol, y yo comí."
(Bereshit / Génesis 3:8-12)

Hicieron algo incorrecto y la reacción fue esconderse.
Lo típico cuando se está bajo el comando del EGO. Se sigue al deseo, se quiebra el orden, se siente la culpa y en lugar de comenzar un proceso de restauración se corre hacia la mentira, el ocultamiento, la negación, el echar culpas al otro… típico, ¿no?
La voz de la conciencia desde nuestro interior no duerme, no se deja engañar. Insiste en preguntarle a la persona: ¿Dónde estás?
Puede esconderte, disfrazarte, huir, hacerte el distraído, drogarte, hacerte adicto a las religiones, llenarte de supersticiones, hacer piruetas rituales, pretender ser otro, convertirte en otro, pero la conciencia anidada en la esencia espiritual no se deja estafar ni corromper. No la compras con dinero, ni con elogios, ni con rezos, ni con insultos, ni con escapes, nada la corrompe pues está ligada a Dios en su propia esencia.
Y te insiste en que te descubras, en que te veas tal como eres en realidad, que mires al espejo para encontrarte, amarte, cuidarte.
No te dejará perder, ni admitirá que prefieras ser esclavo del EGO antes que libre y siervo de Dios.
¿Dónde estás?
Una y otra vez te preguntará, hasta parecerte un tormento. Pero realmente lo que te tortura no es la conciencia, no es la silenciosa voz de Dios dentro de ti, sino que te hace sufrir tu vida engañosa, tus travesuras infantiles a edad adulta, tu esclavitud opresiva al EGO.
Cuando no tienes más escape darás una respuesta, pero fastidiosa, mentirosa. Reconocerás alguna cosilla, pero nada grave, nada que te mueva al cambio positivo.
Sí, ahí están las excusas.
Cualquier cosa sirve para taparte.
Por supuesto que el echar culpas es algo habitual, que mejor manera de zafar que haciéndose la víctima.

Ya lo vimos en dos ejemplos tomados al azar.
Ahora, puedes irlo reconociendo en todos, en cada momento.
A veces puede estar más tapado, menos evidente, pero luego de un tiempo de entrenamiento sabrás verlo.
En otros. Pero especialmente es importante que puedas verlo en ti.
Saberlo, comprenderlo, tenerlo presente te permitirá manejarte de otra manera, si quieres y puedes.
En lugar de desconectarte de la realidad, de manipular, de agredir, de corromper directa o indirectamente, podrás estar en condiciones para darte cuenta y detener el curso nefasto de acción.
Es algo automático en ti, el EGO está ahí, es parte tuya, actúa lo quieras o no. Pero tienes el poder para darte cuenta, hacer una minúscula pausa y optar por no actuar el papel grotesco que el EGO ha escrito para ti como guión de vida.
Precisas entrenarte, mucho, no te prometo que será fácil, pero si te aseguro que de a poco, si das los pasos correctos, tu vida irá mejorando en todos los aspectos.
Alto, no reacciones, deja fluir al EGO, no te pongas a discutir, no quieras vencer, deja que corra, déjalo ser, así pierde su dominio sobre ti.
Toma unos pocos segundos antes de responder, no te dejes llevar por el deseo de ser el triunfador de la batallita, sino que considera lo que estás por hacer y decide por la vida, por el bien.
Es necesario repasar las lecciones, aprender a ver al EGO en operación, tener la valentía de reconocer que allí está, en nuestro ser, dominándonos casi a placer.
Y luego, evapóralo, diluye su poder al no actuar bajo su mano, al no rebelarte con él, al no confrontar innecesariamente con otros simplemente por querer tener la razón o ser quien demuestra poder.

Bien, hasta aquí este pequeño estudio.
Te pediré que, si eres tan amable, escribas aquí debajo cuál es la enseñanza que adquiriste y cómo te puede ayudar para ser mejor persona, más feliz, alguien que disfruta un poco más la bendición constante que estás recibiendo de Dios.
Si no aprendiste nada, si crees que hay algo erróneo, te solicito que también lo comentes aquí debajo, con la intención de aportar en encontrar una senda de Luz para transitar.

¿Noajismo? ¡No, muy fácil!

Algunos terroristas emocionales, junto a gente no muy despierta, suelen desacreditar este sagrado camino del noajismo diciendo que es “fácil”, que no tiene rituales, ni textos sagrados, ni fiestas religiosas, ni amenazas de castigos infernales, ni una teología compleja.
Les molesta que sea “fácil”.
Tan solo siete mandamientos, de ética básica, comprensibles, compartibles, no muy difíciles de cumplir (y sin embargo, tan poco respetados).
Sí, eso mismos que no son capaces de servir a Dios a través de siete mandamientos, son los que demandan más cosas judías, más restricciones, más reglas, más que vayan complicando la existencia.
Como si les resultara imposible soportarse tal cual son, como si fracasaran en encontrar en el espejo la belleza y verdad y por ello corrieran a ocultarse detrás de otros, disfrazarse de otros, llenarse de máscaras y consignas para no sufrir la insoportable nada que les devuelve el espejo espiritual.
Y no, no son nada por ser noájidas.
Se SIENTEN nada por rechazar su identidad, por negar su Yo Esencial, por repudiar el encuentro con su propia esencia sagrada.
Si estuvieran en armonía, en paz interna, serían dichosos con el tremendo tesoro que es el noajismo.
Agradecerían y agradarían a Dios cada día por el regalo de ser noájida y alcanzar la suprema belleza a través del simple camino de los Siete Mandamientos.
Pero no, se esconden, tal cual el pecador Adam, detrás de arbustitos, exponiendo excusas torpes, todo para no ser ellos mismos sino seguir siendo alienados.

Algunos vienen con pancartas demandando palabrería en hebreo, versículos, textos talmúdicos, refranes de rabinos, estudios de “Torah”, más exigencias, más obligaciones, especialmente más prohibiciones y vetos a una vida sencilla y bella. Son los mismos que dicen “boker tob” en lugar de buen día, como si eso le diera al día o a la vida una nobleza diferente, un sentido de trascendencia que no pueden encontrar con sus acciones. Son los mismos que huyen ante la idea de ser responsables, activos, constructores de shalom. Prefieren refugiarse en religión, superstición, dogmas, paparruchadas, en vez de encarar la vida con la majestad que corresponde a hijos del Rey.

Son pobres menesterosos, pidiendo limosnas, robando mendrugos, quejándose por migajas, porque rechazan el banquete que ya su Padre les ha preparado.
Y corren detrás de líderes “inspirados” por sus EGOs.
Líderes religiosos, pastores de ovejas (con el título clerical que fuera), gente de todo tipo y color, hay para todos los gustos, que tienen una meta en común: sentirse poderosos a través de adquirir dominio, poder, renombre, riqueza.
Allí van los líderes con su ovejitas, les dan pastito de supuesto Torá, o de budismo, o de lo evangelios, o de textos “sagrados” de aquí y de allá.
Salpican con sus astutas mañas para mantener a su rebaño sometido.
Obviamente, para estos taimados pastores (de la religión que fuera, con la teología que sea) el noajismo representa el fin de sus imperios, el cierre de sus fuentes corruptas de ingresos económicos. Ellos precisan de bosques enmarañados, muchas palabras para no decir nada, emociones que hacen vibrar, hacer sentir culpable e indigno al rebaño para venderles la promesa de poder, de salvación, de eternidad.
Por supuesto que a los pastores les resulta abominable el sencillo camino que Dios marcó para los gentiles, porque significa el fin de sus negocios, a veces imperios reales.

Noajismo es simple, es fácil, en parte porque es sagrado.
Dios no quiere que nos compliquemos la vida, sino que aprendemos a ser simples. Porque Él mismo nos enseñó con Su ejemplo de que debemos ir poniendo orden, simplificando, actuando con bondad, justicia y lealtad. ¿Dónde lo enseñó? Por ejemplo, en el relato del Génesis. Yo veo a Dios actuando con el principio de las Siete Leyes Universales. Por supuesto que es Dios, que hace las cosas a Su modo, pero allí está, cuando crea va poniendo orden, simplificando, haciendo que lo complejo inevitable igualmente no sea un mecanismo para el fracaso sino para el crecimiento.

Así pues, a los gentiles que de buena fe, sin mala intención critican la facilidad del noajismo, les invito a que se adentren en él.
Que lo critiquen todo lo que quieran, pero mientras lo transitan.
Porque el noajismo no es algo ajeno al noájida, al gentil, sino que es el verdadero pan espiritual para su esencia.
Cuando un gentil se adentra a pleno en el noajismo descubre que es feliz, que es íntegro, que es bendito.
Descubre todo eso que creía que estaba en “convertirse a judío”, o en las religiones, o en la Nueva Era. Pero, no, no está allí porque nada de ello le corresponde ni le satisface.
No es pan para el espíritu noájida.
Ven, critica todo lo que quieras, pero al rato descubrirás que cambias tu paradigma en 180º, dejas de ver la vida como una oveja, como alguien que se esconde de sí mismo.
De a poco, porque todo es paulatino, irás des-aprendiendo, descargando tu pesada mochila de rencores, creencias, doctrinas, malestares, enfermedades.
Te liberas de traumas, heridas, conceptos enquistados en tus cuerpo y tu mente y que anidan en el seno de las naciones desde hace por siglos.
Nadie te lavará el cerebro, no es necesario manipular, ni presionar, ni engañar, ni estafar, ni mentir. No es necesario porque el noajismo es vida para el gentil.
Podrás disfrutar sin luchar en contra de lo establecido sino transformando la realidad de forma compasiva, con bondad, con justicia, con lealtad.
Serás feliz, en conexión con Dios, contigo mismo, con el prójimo.
Claro, no de un día para el otro. No por milagro. No por una revelación mágica.
Sino paso a paso.
Habrá momentos de soledad, de angustia, de duda, de dolor… bienvenidos sean todos ellos, porque demuestran que están en realidad embarcado en el viaje más importante de tu vida: el de conocerte, amarte y respetarte tal y como eres.

Por supuesto que hay personas que solo leen y hablan de noajismo, pero sin incorporarlo.
Gente que lo usa como otra excusa, como otra religión, como otra adicción.
O peor, si es posible, como un “paso intermedio” para convertirse al judaísmo.
Porque aún no comprenden la magnifica identidad noájica y siguen encerrados en su celdita mental. No se identifican como noájidas, sino como futuros judíos.
Es triste, es lamentable. No por mí, no por el noajismo, sino por esa propia gente que sigue negada a verse al espejo y amar lo que allí descubren.
Esos pobres noajUdas, gente sin identidad pero que intentan arrastrar a otros a su tormento.

Para quien está comprometido con el noajismo, este es un camino lleno de piedras, porque la vida las trae, porque el EGO las usa, porque la sociedad no comprende o no quiere hacerlo.
Habrá soledad, habrá dudas, pero hay dicha, bendición, plenitud, no muy lejos, solamente tras desprenderse de los males que se traen del pasado y de las mentirosas esperanzas que se ponían en un imaginario.

Si quieres, puedes probar esta vida de sencillez, de belleza, de armonía.
Dichoso tú que eres gentil y el noajismo es tu porción.

Tienes muy cerca de ti la posibilidad de sentir paz, la indescriptible conexión con el Creador, el vínculo con el prójimo.

Bienvenido seas. Ahora, vive tu noajismo y compártelo.

¿Se puede obligar a despertar la conciencia?

El diccionario nos dice que aprender es “adquirir el conocimiento de alguna cosa”.
”Alguna cosa”, sobre la cual adquirir el conocimiento o la destreza no solamente implica contenido, ideas, pensamientos, teoría, palabras sin sustento, sino toda la persona en su multidimensionalidad.
Se aprende contenido, es cierto, al igual que actitudes y procedimientos, y sin duda también una manera de percibir y percibirse, de ser-estar en el mundo.

Los canales por los cuales se aprende pueden ser varios: lectura de textos, escuchar una conferencia, ambos al unísono, gráficos, películas, una demostración práctica, conversando con alguien y poniendo en práctica lo que se intenta aprender. Según Edgard Dale, el creador del “cono de la experiencia”, no todos los canales tienen la misma fuerza e impacto en el que pretende aprender, ni marcan al aprendiz de similar manera. Según este pedagogo es la experiencia lo que impulsa un mayor cambio, una huella más intensa en lo que es aprender.
Puede que tenga su razón, que efectivamente sea así. Al menos está en concordancia con el sentido común.
Hacer las cosas que se quiere aprender, equivocarse en ellas, darse cuenta, corregirse, volver a hacerlo hasta alcanzar destreza o maestría.

Entre los Sabios se afirmó algo similar.
Atiende:

ד,ו  [ה] רבי ישמעאל בנו אומר, הלמד על מנת ללמד, מספיקין בידו ללמוד וללמד; והלמד על מנת לעשות, מספיקין בידו ללמוד וללמד ולעשות.

“El hijo de Rabí Ishmael opinaba: El que estudia para enseñar, tendrá oportunidad e aprender y de enseñar; mientras que el que estudia para practicar, tendrá oportunidad de aprender, de enseñar, de observar y de practicar”
(Mishná Pirkei Avot 4:6)

Sí, muchos siglos antes que Dale ya en el mundo existía esa referencia.
Aprende por medio de la acción modeladora.
Modela tu personalidad en tanto vas adquiriendo conocimiento.
Instrúyete no solamente con contenidos, palabras, ideas, sino que haz algo con ellas. Enseña, si puedes a otros, porque eso te dará más dominio en la materia. Pero por sobre todo esto está el hacer, el practicar, el no quedarse en la teoría, sino en sacarle jugo a la vida.
Como para aprender a conducir un auto, hay que sentarse tras el volante, encender el motor y empezar a andar. Con la experiencia se va formando el hábito, con éste la maestría.
Pero el que fantasea con conducir, aunque se conozca de memoria todas las piezas del auto, poco hace por disfrutar de su potencial.

כך שנה רבי המעשה קודם לתלמוד.  נמנו בעליית בית אריס בלוד התלמוד קודם למעשה.  ר’ אבהו שלח לרבי חנינה בריה יזכי בטיבריה.  אתון ואמרין ליה גמל הוא חסד שלח ומר ליה המבלי אין קברים בקיסרין שלחתיך לטבריא.  שכבר נמנו וגמרו בעליית בית אריס בלוד שהתלמוד קודם למעשה.  רבנין דקיסרין אמרין הדא דתימר בשיש שם מי שיעשה אבל אם אין שם מי שיעשה המעשה קודם.

“Así enseñaba Rabí: La acción precede al estudio.
Dijeron lo sabios reunidos en Lod: El estudio antecede a la acción.
Les contestaron los sabios de Keisarín: Esto se refiere solamente cuando hay otras personas dedicadas a la acción, pero si no las hay, la acción es más meritoria que el estudio”.
(TJ Pesajim 3:7)

Oh sí, por supuesto que el estudio es esencial, absolutamente necesario.
Pero cuando hay acción, cuando no se queda todo en palabras, en aire, en ideas, en ilusiones, en conocimiento estéril.
Porque el conocimiento sin obras, es como nada.
El estudio huevo es un regocijo emocional, una caricia al EGO, no mucho más. Pero se convierte en un instrumento transformador, de progreso, de bendición cuando se aplica a la realidad para mejorarla.
Puede ser la transformación interna, el mejoramiento de las cualidades personales, eso también es acción concreta.
Puede ser en la construcción de shalom con el prójimo, en la sociedad, en el mundo.

Así se aprende “Torá”, sea la noájica o la judía.
Aplicando lo que se sabe, adquiriendo datos para transformarlos en acciones concretas que perfeccionan el mundo (interno y/o externo).

El aprender no debe ser considerado como sumar cosas, atiborrarse de datos, sino más bien como el trabajo del alfarero sobre la arcilla.
Tú eres el alfarero y eres la arcilla.
Mientras aprendes te modelas, te das formas, te das sentido, te conectas, creces.
Si solamente engulles datos, eres una máquina repetidora, sorprendes con tu memoria, de poco vale todo ello, aunque muchos te aplaudan y te engorden la ilusión.

Aprender, entonces, es despertar la conciencia.
Ser consciente de la propia identidad espiritual, de quien es uno en su esencia eterna e inmodificable.
Reconocer su lugar, encontrar su misión personal en el mundo.
Tomar en cuenta los mandamientos que competen a cada uno y aplicarlos.
Aprender es mejorarse, cambiarse para bien, para alcanzar el máximo potencial posible.

Pero, no se puede obligar a despertar.
Por más despertadores que pongas, por más razonamientos impecables que expongas, por más que te alteres queriendo hacer despertar a alguno, éste no lo hará a no ser que esté preparado para hacerlo.
Mientras, seguirá durmiendo en los brazos del EGO.
Por ahí abre un ojo, farfulla alguna cosa, parece que sí… pero no, vuelve a la anestesia, a sus adicciones, a su ignorancia, a la idolatría. ¿Por qué? Porque aún no está en condiciones de despertar su conciencia espiritual. Sigue preso, y así seguirá hasta que decida por sí mismo salir a la libertad y quedarse allí.
Recuerda, no es tu fracaso el no conseguir difundir FULVIDA, el noajismo, entre tu familia, amigos, conocidos, cuidad. Tú haces tu parte, hablas, explicas, muestras, compartes, convives, pero es la responsabilidad del otro el despertar.
No lo puedes obligar, no lo puedes forzar.
De hecho, cuanto más fuerzas, menos el otro despertará.
Esto se aplica a todo aprendizaje.

La persona aprende antes y más fácil aquello que quiere o necesita.
Sí, es triste pero cierto.
Si la persona comprende que el despertar de su conciencia espiritual es lo que necesita para ser feliz, entonces despertará.
Pero, mientras siga narcotizado, idiotizado con las mentiras de las religiones y otras supersticiones, entonces no tiene necesidad de cambiar. Es feliz en su idiocia o ignorancia.
Cuando necesita se mueve, así funciona bajo el mando del EGO.
¿Qué puedes hacer tú?
Obligarlo –tal como hacen las religiones- no puedes ni debes.
Hacerlo sentir infeliz injustamente –tal como hacen las religiones-, no puedes ni debes.
Prometerle paraísos mentirosos –tal como hacen las religiones-, no puedes ni debes.
¿Entonces?
Que tu vida sea el ejemplo, que tus acciones hablen por ti más que tus palabras.
Que el otro comprenda que la vida es mejor cuando uno está armonizado, en sintonía multidimensional, cuando vive de acuerdo al patrón de conducta que Dios ha establecido para cada uno.
Por supuesto que seguirá presa de la adoctrinación, pues no ha des-aprendido aún, pero comprenderá que tú tienes algo que él precisa y querrá que se lo compartas. Pero, si tu vida es amargada, infeliz, pobre emocionalmente… ¿qué tienes para ofrecer?

Las amenazas o presiones cortan el camino del despertar.
Sí, las religiones se basan en mentiras, en estafas, en burlas, en presiones de todo tipo, en amenazas.
Por ello tienen “éxito”, el podrido éxito del EGO.
Pero no contribuyen con el bienestar de la persona ni de la comunidad.
Acrecientan el caos y el malestar.
Así pues, evita las amenazas, no hables de infiernos, no te dediques a ver “pecados” por todos lados, no te creas más bueno y justo de lo que eres.
Una cosa es el desafío, la propuesta de esforzarse. Otra muy diferente es la amenaza.
Una cosa es advertir lo que puede ocurrir, otra atormentar con mentiras de infiernos inexistentes.

No sermonear, no perseguir como misionero, sino compartir aquello que haga sentir cómodo al otro y a ti.
De predicadores y malabaristas emocionales está lleno el mundo. Tú eres diferente, eres un constructor de shalom que quiere compartir su legado con el prójimo.

Recuerda, todo tiene su tiempo. Por más que quieras apurar el despertar de esa persona que tanto quieres, ella no lo hará hasta que no esté en condiciones y quiera hacerlo.
No va en coeficiente intelectual, ni en estatus social, ni en preparación académica, sino en armonizar sus YOes, en dejar de vivir bajo la sombra del EGO y eso es probable que no lo consiga.
Adecúa tu expectativa, no esperes nada de nadie, entonces todo será ganancia.

Tú puedes mostrar el paisaje, pero es el otro quien tiene que verlo y disfrutarlo.
Tú puedes ir adelante mostrando la senda, pero es el otro quien tiene que mover los pies y acompañarte.
Si el otro decide no ir contigo, es su decisión, para bien o para mal.
Por más que te enojes, angusties, amargues, grites, llores, insultes, agredas, exijas, es el otro quien decide y no es bueno olvidarlo.

Recuerda, el despertar es aprender a conocerse, a amarse, a respetarse.
Uno no despierta a ser consciente de Dios, sino de la conexión sagrada e ininterrumpida que tiene con Él.
No es versículos, ni aforismos de rabinos, ni palabras en hebreo lo que hará al despertar, sino un cambio de vida hacia lo que es bueno y justo y verdadero.

Es necesario des-aprender para poder aprender.
Tantos años, tantos dogmas, tantas relaciones, tantas prebendas es difícil dejarlas.
El EGO encuentra excusas para no hacer esta tarea, para dormirse nuevamente, para perderse en la confusión.
Te pasará, lo verás, así somos.

No, no puedes obligar a despertar la conciencia espiritual de nadie.
Ni siquiera la tuya.

Pero, haz tu parte, dedícate a vivir noajismo o judaísmo, si eres gentil o judío respectivamente.
Habla, comparte, muestra, explica, pero no pongas tus ilusiones en “convertir” al otro.
Déjalo ser. No te opongas, no pelees, no quieras vencer, no quieras demostrar la verdad que tú conoces.
Camina con confianza, que seas tú el ejemplo.

Leshem shamaim: ya tienes el poder

Los Sabios en la Mishná enseñaron:

ה,טז  [יז] כל מחלוקת שהיא לשם שמיים, סופה להתקיים; ושאינה לשם שמיים, אין סופה להתקיים.  איזו היא מחלוקת שהיא לשם שמיים, זו מחלוקת הלל ושמאי; ושאינה לשם שמיים, זו מחלוקת קורח ועדתו.

"Toda disputa que es leshem shamaim, finalmente perdurará, sin embargo la que no es leshem shamaim finalmente no perdurará.
¿Cuál es la disputa que es leshem shamaim? La disputa de Hilel y Shamai.
¿Y la que no es leshem shamaim? La disputa de Koraj y toda su asamblea"

(Pirkei Avot 5:17)

¿Leshem shamaim?
¿Qué es eso?
Literalmente: “en nombre del cielo”.
A causa de Dios, para honrar a Dios, porque es mandado por Dios, porque tiene a Dios como finalidad, que sirve a Dios.

Pero, ¿qué es leshem shamaim?
Básicamente, una acción que no busca un beneficio egoísta sino un bien común, tal como las acciones de Dios son para beneficiar sin obtener beneficio a cambio.
Ejemplo, el judío que estudia Torá leshem shamaim, es uno que lo hace para aprender, aplicar, fortalecer su identidad judía sin por ello esperar ningún tipo de recompensa, ni aquí ni en la eternidad. Si la hay, qué bueno. Si no la hay, qué bueno.
Otro ejemplo, donar dinero al necesitado leshem shamaim, para darle una mano, para promoverlo, para que crezca, para que progrese, para que el rédito sea para él, y no una forma supersticiosa e indirecta de pretender obtener alguna ganancia, aquí o en la eternidad, por el hecho de hacer caridad.

En el caso de las disputas, discusiones, controversias, confrontación de ideas, ¿cómo se entendería?
Podríamos decir que es una disputa cuya finalidad es esclarecer un hecho, descubrir alguna verdad, encontrar relaciones entre sucesos, fomentar el entendimiento, promover el conocimiento, destruir la falsedad para posibilitar la construcción del Shalom.

Koraj, llamado Coré en la traducción al español del libro de Números, propuso controversias recias, astutas, maliciosas, en contra de Moshé y de Aarón.
Su estrategia era sembrar la duda, carcomer con el deseo, enviciar con el sentimiento oscuro.
Su finalidad, obtener la supremacía, vencer, ser el líder, desplegar su dominio y poder por sobre los demás.
Por supuesto que era hábil y como todo estafador guardaba su intención, más bien se presentaba como un paladín de los derechos del pueblo, un defensor del pobre, un amigo del desposeído, un combatiente por la libertad… hasta parecía un “héroe palestino”, tal como lo inventan los medios de des-información en manos del imperio árabe-musulmán.
Un pernicioso rebelde pero disfrazado de santo, como cualquier misionero mesiánico/netzarita, que está entrenado en el arte del engaño, de la trampa, del malabarismo emocional con apariencia de espiritual.
Este personaje maligno, Koraj, no pretendía servir a Dios, sino a su EGO.
Apabullado por su propia impotencia, se inventaba una grandeza que no tenía. Se escudaba en su linaje, en su riqueza, en sus conexiones con las “altas esferas”, en su inteligencia filosa, pero finalmente, era otro malandrín taimado que se dedicaba a vivir a costa de los demás pero presentándose como el primero de los benefactores y amigo de todos.

Por supuesto que sus acciones no eran leshem shamaim, sino motivadas por el EGO.
Por ello sus debates finalizaron en perdición, en ruina, en muerte en vida.

Así son todos los que siguen su patético ejemplo.
Tal es la enseñanza de los Sabios.

Cada vez que te inmiscuyes en un debate, y te enojas, y gritas, y te alteras, y levantas la voz, y desprecias al que propone otra cosa en lugar de concentrarte en los argumentos y su validez, estás en la senda de Koraj.

Cuando estás en un entrevero familiar, de pareja, con un amigo, de trabajo, etc., si tu intención es demostrar tu poder, tu no impotencia, entonces ciertamente eres un impotente que haces aspavientos, que te escudas en artimañas pero no tienes real poder.

El que es poderoso no precisa de la ofensa barata, ni del grito, ni del insulto, ni de imponerse por sobre el otro a como dé lugar.
Demuestra su poder a través de sus palabras, gestos, acciones, con Luz y no con instrumentos del EGO.

Claro, no es fácil llevar la disputa por el terreno del razonamiento, de la búsqueda de la verdad, con la intención pura.
El EGO está ahí, actúa en ti, en mí, en todos.
Pero si lo sabes, lo adviertes, eres consciente, trabajas por unificar tu ser, entonces notarás los impulsos del EGO y los dejarás fluir sin dejarte arrastrar por la tormentosa corriente.
Admitirás que tu EGO está pretendiendo llevarte, serás plenamente consciente de que quieres gritar, insultar, golpear, prevalecer, pero dejarás correr eso, lo dejarás que fluya sin pelear contra eso.

Entenderás que el otro tiene sus opiniones, más o menos acertadas, pero no serás afectado en lo personal por ellas.
No dejarás que el miedo a ser aceptado, a no ser rechazado, a ser parte, te domine.
Tú eres quien domina en el palacio de tu vida.
No tu EGO.

Si te pones a vibrar en sintonía con la mala onda que te lanza el que quiere disputar por EGO, ¿piensas que tus vibraciones serán luminosas, de vida, de shalom?

Entiende que el otro es otro, que te está lanzando mala onda y no la tomes, no la retribuyas, no la repitas, no la adquieras, simplemente déjala pasar. Que fluya, que te traspase y siga de largo.
Si no las tomas, si no te apropias de ella, no te afectará.
De hecho, es el que lanza la mala vibra el que se va desgastando sin que tú siquiera muevas un dedo, digas una palabra.

De nada sirven cintitas rojas, amuletos “cabalísticos”, conjuros, supuestos rezos, rituales, palabrería hueca, de nada vale.
Simplemente tu deja fluir, no lo tomes, no lo injertes en ti, no lo devuelvas, no lo incrementes. Que corra, que se evapore, que fluya.

Porque cuando quieres ser quien tiene la última palabra, el que sale victorioso, el que parece más inteligente, el victorioso, en verdad solamente demuestras tu escaso poder real, ese que te sirve para gobernar en armonía tu existencia.
Habrás demostrado que eres tal vez más poderoso que el otro, pero en los hechos están ambos en un peldaño descendido, entrampados, faltos de poder para ser luminosos.

Si disputas y no es leshem shamaim, sea cual fuera el resultado, has perdido. El otro, también.

Entonces, prepárate para ser un triunfador.
El EGO estará allí, siempre presente, siempre listo para hacerte caer.
Es su función, para eso existe.
Pero tú existes para no dejarte llevar, sino para ser realmente fuerte, realmente santo.
No precisas rituales, ni palabras raras, ni objetos ajenos, ni maestros que buscan tus centavos, ni posiciones corporales particulares, ni pertenecer a ninguna secta, ni convertirte a ninguna religión.
Nada de ello es lo que te da el verdadero poder, ese que desde siempre has tenido en ti por gracia del Eterno.
Toma conciencia, despierta tu conciencia espiritual, des-aprende, libérate del peso espantoso de tu mochila, deja fluir y no retengas ni respondas al que está embarullado por su EGO.

Hay mecanismos para que prevalezca el bien, la justicia, apréndelos, aplícalos, hazlos tuyos y compártelos.
Comparte este texto, serás feliz, que para eso estás en el mundo.