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ALZO LA VOZ

Hace poco se publico en serjudio.com un artículo que surgió debido a un E-mail que fue enviado al señor Ribco plagado de una intolerante violencia[1], y que me hizo pensar (y recordar) los múltiples ataques que ha recibido tanto el More Ribco como también el profesor Ortiz[2], a través de décadas de servicio gratuito y desinteresado que han brindado en serjudio.com y en Fulvida.com.

Pero también me ha hecho pensar la posición de indolentes y pasivos en que muchos de nosotros los no-judíos[3] nos atrincheramos, mientras observamos como a ambos los han querido conducir al “paredón de fusilamiento” debido a sus luchas para que el espíritu humano no se extinga en los hornos de la religión.

Hemos sido muchos (cientos, miles o millones; no lo sé) los no-judíos que nos hemos visto beneficiados de manera gratuita. Unos han abandonado sus vicios eclesiásticos, otros han encontrado sendas apropiadas para la vida; unos otros han confirmado sus sospechas razonadas de que la religión de turno los estaba estafando (y matando literalmente), mientras que otro tanto han encontrado una fuente de Moral y de Ética (¿y por qué no decirlo? de espiritualidad también. Porque bueno… hasta los ateos nos hemos espiritualizado).

Pero lo cierto es que sin obligación alguna, el compromiso de ambos ha sido notablemente visible a lo largo de los años.

¿Será que el judío tiene obligación con un no-judío de mostrarle su camino e identidad, y tras de eso soportar sus insultos?

No. Suficiente con sus propias obligaciones. Es más, en el caso del señor Ribco, sus padres milenios antes lo comprometieron con un adeudo serio con Dios, Israel y con él mismo[4] ¿Qué se gana con una obligación “de hecho” y no legal que ha asumido para con el no-judio? Nada, exceptuando el cariño y amor de muchos.

Y del Profe Ortiz, ¿tendrá obligación para con el no-judío también, en mostrarle la senda correcta; la vía jurídica divina de su proceder y vida?

Tampoco. Suficiente con las obligaciones divinas y legales que ha asumido para con él, su familia, y su identidad. Y al igual que el More, el profe Ortiz no gana nada, exceptuando el cariño y amor de muchos.

Pero como en ambos casos, por los buenos sentimientos de unos despiertan el lado negativo en otros.

¿Y por qué?

Envidia en el caso de Yehuda pareciera ser la respuesta[5].

Estar chismeando en lo que hace el profesor pareciera ser la respuesta en su caso[6]

O tal vez, eso es lo que personalmente quisiera yo creer.

Pero sea cual sea la respuesta a tan innecesarias preguntas, lo cierto es que nuestra posición no debería ser pasiva, observadora, arremetedora de inactividad, de espectador circense.

Hoy en día, somos más que hace décadas atrás. Ya tenemos una voz más fuerte y sonora por ser muchos los que defendemos nuestra libertad que como no-judíos tenemos.

No deberíamos permitir más esos arremeteos de violencia que quieren callarnos o intimidarnos; ni contra Yehuda, ni contra el Profe, ni contra de ninguno de nosotros.

Y que éste sea uno de muchos de los artículos que alzan la voz.

 

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[1] http://serjudio.com/sitra-ajra/jesus/malabares-del-circo-religioso

[2] http://serjudio.com/personas/re060306.htm  solo por poner un ejemplo de los muchos más que se pueden leer en la página web de antaño http://fulvida.com/nosotros/sernoajidacom/

[3] Si me permiten, usaré el término “No-Judio” en lugar de otro, para incluir a todos lo que se han beneficiado de las paginas web en mención. Sea los que creen que el noajismo o judaísmo es una religión, lo que hacen de ambas identidades una religión, lo que nos hemos identificado a pesar de no tener una religión, los que tienen religión y a pesar de eso nos siguen leyendo, los que se han identificado como noajidas pero se comportan como religiosos, los ateos, los agnósticos, los cristianos, los musulmanes, los judíos, y todos aquellos de todas formas siguen visitándonos y beneficiándose del buen alimento que ambas paginas desinteresadamente tiene servido.

[4] “…Los judíos, recién liberados de la esclavitud de Egipto, vieron a los Cielos y dijeron al Eterno: ‘Si Tú nos entregas tu Torá, nosotros te entregamos a nuestros hijos’. Respondió Dios: ‘Ya que ustedes me ofrecen a vuestros hijos, Yo les entrego mi Torá’”. Rabbi Meir en http://serjudio.com/personas/pueblo-judio/secreto-de-continuidad

[5] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/¿que-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios

[6] http://fulvida.com/2013/01/08/el-no-vivo/

Él mora, y tú sin saberlo

Bereshit / Génesis 5:1
El Eterno tiene Su morada en cada uno de nosotros, los humanos, y no depende de nuestras acciones o voluntad.
Hagamos o dejemos de hacer, pensemos o sintamos, confesemos o guardemos para lo más privado, cualquiera fuera la creencia o la renegación, nada cambia este hecho; puesto que en cero absoluto depende del hombre, solo de Dios.
Una “chispa” de Él nos da la identidad espiritual, nuestra NESHAMÁ divina.
Sin ella, no somos humanos.
Por ser ella, somos descendientes de Adam.
Todos somos hijos de nuestros padres biológicos, pero también de nuestro padre espiritual que es el Eterno.

Zejariá / Zacarías 14:9
Pero, esa residencia del Eterno no es percibida por nosotros, no hay un órgano sensorial disponible (al menos en la actualidad) para detectar y comprobar Su presencia.
Cuando el área de la profecía de nuestro cerebro se active nuevamente, en algún futuro cercano si Dios quiere, en la Era Mesiánica; entonces tendremos una sensación cierta del Eterno; obtendremos en algún grado la revelación de Su Voluntad de manera más o menos directa. Ya nadie podrá dudar de Su existencia y Su relación constante con Su creación, será el momento en que toda boca confesará que “Dios es Uno y Su Nombre Uno”.

Shemot / Éxodo 25:8
Por ahora, y sin recurrir a la inspiración profética, podemos llegar a ser conscientes de ser morada del Eterno cuando vivimos de acuerdo a los mandamientos que Él nos ordena, los Siete de las Naciones para cada uno de los gentiles (no judíos), y los que correspondan de los 613 mandamientos de la Torá para los judíos.

Shemot / Éxodo 29:45-46
No tenemos acceso a sentir a la NESHAMÁ, podemos racionalizarse o tal vez intuirla. Nuestra naturaleza nos impide acceder a captarla, no tenemos ninguna capacidad perceptiva de ella, pero sí estamos constantemente siendo esa NESHAMÁ, que nos nutre, nos orienta, nos da vida eterna. Además de nuestra incapacidad, se añaden las cáscaras y obstáculos a su LUZ, que vamos formando cada vez que nos desviamos del buen camino.
Así mismo, es inconcebible la Divina esencia, absolutamente diferente a todo lo creado, y por tanto fuera de cualquier registro intelectual, imaginativo, asociativo. Él es y el conocimiento de Su ser nos es negado por siempre.
Son grados de ocultamiento: Su esencia fue/es/será impenetrable; Su morada en nosotros, con claridad puede ser sentida por medio de la dote profética (inactiva desde hace unos 2500 años hasta la fecha); Su morada en nosotros, conocida cuando estamos actuando en total armonía con los mandamientos que nos competen; y podemos darnos cuenta de Su poder, amor, sabiduría, presencia atendiendo a Sus obras, así como a las palabras de los verdaderos profetas de antaño, aquellos cuya voz quedó registrada para las generaciones en el TANAJ.

1 Melajim / I Reyes 19:9-13
Al llevar una vida de armonía interna/externa, es decir, de cumplimiento de los mandamientos, encontramos de pronto que no estamos realizando acciones meramente con nuestro cuerpo, es decir rituales vacíos de trascendencia, o que esos actos nacen de un decreto social, o que tienen origen en el intelecto del hombre; sino que de alguna manera percibimos una realidad diferente, cotidiana pero sagrada. Es una presencia permanente, pero silenciada por el bochinche de la vida sin compromiso espiritual (que es el cumplir los mandamientos, y así unificarnos con el Eterno y Sus cosas).
Cuando logramos acallar el bochorno de la falta de espiritualidad, o de su perversión que es la religión; descubrimos un suave murmullo que proviene de la NESHAMÁ.

Es lo que el Eterno quiso que entendiera el profeta Eliahu/Elías, a las afueras de la cueva del monte Sinaí, pero lo que el profeta no consiguió hacer plenamente consciente.

Devarim / Deuteronomio 4:4
Él está con nosotros, en nosotros.
Estamos unidos a Él, sin necesidad de religarnos, porque nada rompe la ligadura brillante con Él.

Ieshaiá / Isaías 1:13-15
Pero contaminamos nuestra vida con acciones que se desvían de la ruta trazada por Él a través de sus mandamientos.
Por ejemplo los seguidores de la idolatría, como la del falso dios y falso mesías en cualquiera de sus versiones, tal como cualquier otro desvarío religioso. O los que asesinan adrede. O los que roban. O los que son infieles a su cónyuge. O los que estafan. O los que corrompen el juicio. O los que se burlan del inocente. O los que ingieren lo prohibido para ellos. O los que se esfuerzan en rituales pero están vacíos de caridad. O los que repiten lemas de textos sagrados pero no los practican en su vida cotidiana. O los que están sumergidos en corrupción. O los que anhelan el mal y lo provocan. O… toda la larga lista de pecados y errores, en cualquiera de sus cuatro grados posibles.
Incluso, o especialmente, aunque estemos llenos de piedad externa, o sinceramente nos creamos santos y consagrados, pero realmente no llevamos a la práctica los mandamientos que nos corresponden.

Irmiá / Jeremías 2:32
Los pecados y errores tienen efectos negativos multinivel, entre otros provocar cáscaras y máscaras que van impidiendo que que Su Luz nos alcance.
Así, faltos de conciencia y entendimiento, podemos imaginar que estamos sin Dios; o que se ha roto nuestro lazo; o que cargamos una culpa colectiva por un supuesto pecado original; o que Él no existe; o quizás nos detesta y abandonó a nuestro destino; o que es una deidad perversa que nos castiga con una Ley imposible de ser cumplida; o quizás que algún fantástico dios dio su vida para nuestra salvación y con ello volvemos por mera fe a ser aceptados por el Padre… ¡todo estas ideas erróneas son producto de la ignorancia de las cosas del Eterno y Sus caminos!
Porque, aunque estemos hasta el tope hundidos en pecados, Él sigue siendo nuestro Padre; puede tener oculto “Su rostro”, pero no nos despoja de nuestro lugar de ser Sus hijos, y como tal mantiene siempre abierta la puerta del retorno, de la TESHUVÁ. Que no implica fe, ni sacrificios sanguinarios, ni adoración teológica, ni piruetas para explicar lo ridículo, ni ceguera de la razón, ni negar nuestras dimensiones, ni aferrarse a figuras de autoridad eclesial, ni nada de lo que habitualmente mercan las religiones para seguir obteniendo poder.Sino, simplemente el camino de la TESHUVÁ, del verdadero retorno a nuestra identidad esencial, que es el regreso a tomar la mayor conciencia posible del Eterno.

Ieshaiá / Isaías 1:16-20
Él aguarda, con paciencia, a que retornemos a la senda.
No por medio del vacío de la fe; ni con extraños sacrificios; ni por medio de rituales y malabares teológicos; nada de esto es lo que Él propone como remedio para el hijo que anda extraviado y debe volver al hogar.
El camino del retorno se llama TESHUVÁ, y está abierto, por lo general, para todos.
No hace falta fe, ni creencias complejas, ni amargar la vida con pensamientos rebuscados y malabares intelectuales.
Simplemente hace falta reconocer nuestra lejanía del camino del bien, decidir abandonar el mal, ¡hacerlo! Es necesario enmendar lo dañado, reparar al que hemos lastimado, confesar nuestro desvío para que tengamos claro el compromiso de no volver a caer en el opacamiento de nuestra Luz.

Tehilim / Salmos 34:15
Apartarse del mal para hacer el bien.
Y luego seguir confiados y convencidos, construyendo SHALOM por medio de acciones leales de bondad Y justicia.

Mishlei / Proverbios 12:15
Para muchos esta verdad clara que hemos expuesto con sencillez, será incomprensible, puesto que chocarán contra un muro durísimo, debido a estar encarcelados en sus celditas mentales, producto de los aprendizajes y del adoctrinamiento al cual se han visto sometidos.
Se les inyectó el veneno de la fe en la magia, en dioses al servicio del hombre, en la fantasía del querer es poder, en la efectividad de la superstición, en la reverencia incondicional a textos o personajes religiosos, en otros delirios que nacen del EGO y se aprovechan del intelecto secuestrado y de las emociones desequilibradas. Son religiosos en lugar de vivir su espiritualidad a pleno.
Creen, y por creer ya tienen por seguro que sus creencias son las que valen, y quien las ponga en duda o las contradiga, es un infiel, maldito, hereje, digno de terribles escarmientos. Con esa creencia necia y ciega, se cierran también a sí mismos la posibilidad de pensar y librarse. Viven bajo la amenaza que ellos mismos lanzan hacia los demás.

Mishlei / Proverbios 1:33
Es necesario desaprender lo que ha aprendido en los antros de instrucción religiosa/sectaria, o en los postulados sociales que con mayor o menor disimulo sostienen los mandatos religiosos patrocinados por el EGO.
Es necesario dejar de lado la repetición de creencias erróneas y que afean el alma, y dedicarse a construir SHALOM, interno consigo mismo, y con el entorno.
Menos religión y más espíritu.
Menos orto-doxia y más orto-praxia.
Cuando lo haga, seguramente no tendrá dudas acerca de la existencia y presencia del Eterno.

¿Es claro?

(Texto originalmente escrito para ser publicado en SERJUDIO.com, replicado aquí por su importante sentido para el crecimiento de cada noájida).

No tienes la obligación de ser un sabio

Enseña el Kotzker Rebbe, el Rav Mendel de Kotzk:

«Dice el profeta Ieshaiau/Isaías: “Limdu Heitev» (Isaías 1:17).
Lo cual es explicado por Rashi como «Aprendan a hacer lo bueno».
no encontramos en ninguna parte de la Torá que se ordene al hombre a ser un “lamdán” (estudioso dedicado de la Torá) ni un experto en todas las áreas de la Torá.
Porque, la finalidad del estudio de Torá no es ser un lamdán, sino ser una buena persona; hacer lo bueno y ser bueno con los otros.”

Nuestra modesta y constante prédica es la construcción de SHALOM, por medio de acciones de bondad Y justicia.
Por supuesto que para lograr actuar con real bondad y con real justicia, es necesario tener un mínimo de conocimiento y de conciencia; para no trastocar la bondad y convertirla en paternalismo asfixiante; para no confundir la justicia y hacerla una rígida rama de castigo.
Por lo cual, cada uno de acuerdo a sus capacidades y posibilidades, debe comprometerse con el estudio. De Torá, la noájida para gentiles, la judía para judíos. Pero también todo aquello que nos permita alcanzar un mayor conocimiento y conciencia de nuestro ser, de aquello que nos motiva, de los objetivos tras los que andamos, de lo que nutre nuestros deseos y sueños, etc.
Para de esa forma, tener una mejor perspectiva y por tanto mayor libertad y poder, y que nuestra acción sea realmente buena Y justa.

Claro que habrá personas que su camino sea el de la dedicación intensa y extensa en estudio de Torá.
Estarán los que se hagan expertos y técnicos en todas las áreas de la Torá.
Pero, tal no es el destino de cada judío, y por supuesto que NO lo es de ningún noájida. Es para un grupo reducido, de gente que tiene la virtud y posibilidad para realizarlo.

La gran mayoría, e incluso también los que pertenecen a este grupo, SÍ tienen la obligación de construir SHALOM.
Para de esa forma alcanzar el máximo de plenitud personal, pero también ayudar al prójimo a alcanzarla.
Siguiendo las fieles palabras del profeta:

«Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda.»
(Ieshaiá / Isaías 1:17)

¿Ya hiciste tu parte el día de hoy en la construcción del SHALOM personal?
¿Y en el del prójimo?
¿Y en el del colectivo?

Es nuestra misión en esta vida; y es también una herramienta fundamental para disfrutar de salud integral.
¡Vamos a hacerlo!

Shir haShirim para vivir en paz y felices

Enseña el Rav Kook (Orot haKodesh, segunda parte, página 444 ), a partir del concepto cabalístico del “Shir Merubá”, que hay cinco tipos de shirim – cantos, que son lo que hace vibrar especialmente al alma de la persona.
Cuando estos cánticos ocupan el centro de la vida de una forma intensa, se van tornando en exclusivos, en excluyente de los otros; a excepción del quinto, según ya veremos.
Así, con esa intensidad se transforman de trovas en ideologías, en sistemas de creencias que filtran la manera de percibir la realidad y por tanto en mecanismos para dirigir nuestra manera de actuar en consecuencia.

Te presento como entiendo los cantos y algunas de las explicaciones y moralejas que podemos aprender de ellos:

  1. Primario: el que forma la ideología centrada en sí mismo. Todo lo encuentra en él y para él. Este canto es del individualismo.
  2. Secundario: el que centra su accionar y creencia en la relación con el prójimo, porque es prójimo, en lo del prójimo; en lo que surge de la relación emocional. De aquí proviene el basamento de la religión, el colectivismo y el nacionalismo. Por ejemplo, el que cuando la selección de su país juega un partido, él dice “hoy jugamos”, “salimos a la cancha”, “perdimos/ganamos”; aunque él no sea jugador, ni nunca haya pisado el césped de un estadio. Pero, se identifica de tal manera con el colectivo, que vive como si no fuera individuo.
    Y esto no sucede con todo lo que concierne a lo emocional, en su relación con el otro: religión, política, equipos deportivos, club, grupo de referencia, etc.
    ¿Te imaginas el grado de secuestro mental que puede sufrir cuando se sumerge por completo en este cántico? ¿A qué hazañas o desastres puede conducir, cuando se fanatiza?
    Es lo emocional controlando las otras tres dimensiones del ser, y bloqueando la dimensión espiritual. El resultado no suele ser benéfico. Sin embargo, en su medida adecuada, tiene también su valor; tal como veremos ocurre con los otros tres cánticos (sin incluir el quinto, que es de una naturaleza diferente).
  3. Terciario: el que toma en cuenta a todos los seres humanos, sin distinguir entre razas, etnias, naciones, familias; es lo que funda el humanismo.
    Como dijera el pensador Terencio, hace 22 siglos: “Nada de lo humano me es ajeno”.
    Esta perspectiva es una amalgama imperfecta entre lo emocional y lo mental, como un punto de encuentro volátil entre ambas dimensiones del ser. Esta imperfección explica cómo ideologías que en principio pueden tener objetivos sublimes, terminan convirtiéndose en abismos oscuros para sus seguidores. Por ejemplo, el ideal socialista que suele conducir a todo tipo de aberraciones e injusticias. En sí mismo, se podría descubrir que la esencia del socialismo es buena, enraizada en un humanismo que busca racionalmente el bienestar del individuo dentro del colectivo. Pero, llevado el ideal a la práctica, la raíz emocional absorbe y va dejando de lado el racionalismo constructivo, para excusar todo tipo de arbitrariedades, deformaciones y atropellos. Podemos observarlo en todos estos populismos presentes, así como en las historias no tan lejanas.
  4. Cuaternario: el que atiende todo lo existente, sea orgánico o inorgánico, y se ocupa de ello. Es la visión y acción que motiva el ecologismo. Aquí lo emocional queda supeditado al pensamiento, aunque éste puede no ser racional ni coherente ni correcto. Entonces, es posible que por “amor” al ambiente se llegue a la negación del individuo, de la sociedad, o de la humanidad. No es infrecuente que gente muy dada a considerar el cuidado del ambiente, no tenga inconvenientes en ser pasivos ante la muerte o el dolor del prójimo humano, en tanto y en cuanto con ello se libere a algún individuo (animal o plante), una especia o ecosistema del estrés producido por el hombre. Por ejemplo, entre los nazis de alto rango no faltaban aquellos que eran vegetarianos, no por razones de salud personal, sino por misericordia hacia los animales; estos mismos sujetos mientras degustaban una ensalada, no tenían ningún remordimiento para enviar a la tortura y la atroz muerte a caravanas milenarias de judíos. ¡Es solo un ejemplo, es evidente que no son los ecologistas como estos asesinos y genocidas! Pero, no faltan otros ejemplos en los cuales testimoniamos que por defensa de animales, se incurre en todo tipo de bajezas en contra de personas y sociedades.
  5. Shir haShirim: el único que comprende y unifica a todos los anteriores, es el cantar de los cantares. Es la mirada y la conducta que comprende que somos criaturas y creación de un mismo Padre, y se nutre en cada dimensión de su existencia y encuentra la armonía. Ésta es la espiritualidad. Se pasa del conflicto, a la música ordenada y agradable, como una orquesta variada y en la cual cada instrumento tiene su parte y no hay otro que lo pueda reemplazar. Hay lugar y tiempo para el individualismo, para el nacionalismo, para el humanismo y para el ecologismo; pero todo bajo la batuta y con el sentido de lo espiritual.

Como sabes, resumimos el cántico propio del camino espiritual en dos sencillas palabras: CONSTRUIR SHALOM.
Con acciones de bondad Y justicia.
Siendo leales al Eterno.
Disfrutando de lo permitido y apartándose de lo que es prohibido.
Te invito que cantes este canto, viviendo el noajismo si eres gentil, desplegando el judaísmo si eres judío.

Amar al ser, no a su mal actuar

El gran maestro, el Rav Kook enseñó:

אדם נשחת ראוי לשנאתו רק מצד חסרונו, אבל מצד עצם צלם-אלהים שלו ראוי להוקירו באהבה, גם לדעת שמציאות יקרת ערכו היא יותר עצמית לו ממציאות מקריו הפחותים.
(מידות ראיה, אהבה)

“El hombre corrompido es pasible de ser odiado, pero solamente por aquello que está en falta, pero su esencia es a imagen de Dios y por tanto digna de amoroso aprecio;
también hemos de saber que su esencia es más real y preciosa, que aquella realidad eventual y humillante.”
(Midot Reia, Ahava)

¿Es necesario repetir nuestras insistentes lecciones acerca de las identidades de la persona?
Creo que no, por lo que solamente haré una breve síntesis y luego te pido que estudies con detenimiento la sección dedicada a tal fin, que encuentras haciendo clic aquí.

Está el Yo Esencial, la NESHAMÁ, el espíritu, que proviene directa y completamente del Eterno.
Es nuestro ser eterno, el que nos acompaña aquí y en la eternidad.
Es el canal de conexión constante con Dios, pero también con el resto de la creación, sin límites de espacio o tiempo.
Nada de lo que hacemos lo afecta, ni se ve perjudicada por acciones y omisiones. No hay factor humano que le dé existencia o le provoque variaciones.
Su presencia se intuye, nunca se impone. Su acción es casi silenciosa, al punto que los que niegan su existencia parecen tener la razón.
Es lo más propio que somos, al mismo tiempo que lo más ajeno.
La NESHAMÁ del gentil (no judío) tiene un punto de conexión diferente a la NESHAMÁ del judío, por ello es que existen estas únicas dos identidades espirituales: la noájica, de gentiles; la judía, de judíos. Cada una de estas identidades espirituales recibe su nutriente correspondiente, con los Siete Mandamientos Universales para los gentiles, y los mandamientos acordes a los 613 de la Torá para judíos. (Por ser este de las identidades espirituales un tema complejo, no ahondaremos más, encuentra lo que ya hemos explicado en varias oportunidades anteriormente).

Está el Yo Auténtico, formado por la NESHAMÁ y por el material genético que recibimos de nuestros progenitores. Su existencia depende de otros, está determinada por otros y no por nuestra voluntad o deseo. Nacemos con esta identidad y nos acompaña por el resto de nuestros días, pautando todos los aspectos de nuestra identidad.

Por sobre Yo anterior se construye el Yo Vivido, el cual es el que habitualmente denominamos “yo”.
Está formado por las vivencias, recuerdos, acciones, decisiones, conflictos internos, elementos reprimidos, etc.
Son múltiples máscaras que ocultan el verdadero rostro, el de la NESHAMÁ.
Cuanto mayor es la distancia de las máscaras con ésta, mayor es nuestro grado de exilio interno, de enfermedad. Al contrario, cuando se encuentra sintonizar las máscaras para que representen la esencia, se está en estado saludable. La dificultad radica en descubrir y vestir las máscaras que mejoren representen al rostro esencial.

Ahora, al haber repasado esto, podemos comprender mejor las palabras del gran maestro que citamos al principio.

Es aborrecible la mala conducta, aquella que afecta a la persona y a otros, o al ambiente.
Es detestable y despreciable lo que causa el mal. No debe ser admitido ni promovido.
Para tener una guía, contamos con la Torá (judía y noájica).
Pero, si no conociéramos dicha guía, la ética espiritual, la que irradia la NESHAMÁ, debiera ser suficiente para mantener a la persona alejada del mal evidente.

Las máscaras negativas que usa la persona, que lo aferran al mal, que le imponen la mala conducta, deben ser quitadas del rostro, eliminadas del reportorio vital.
Aunque puedan proveer de ciertos beneficios temporarios, a largo plazo son malignos; y a plazo eterno, contraproducentes.
Llevan a la persona a estar en un exilio torturante, alienado de su identidad, en falsa existencia.
Es por ello tan tajante el maestro en determinar que es esto lo que debe ser aborrecido.

Pero, no podemos olvidar que la esencia de la persona es divina, es un hijo de Dios, aunque esté pecando.
A diferencia de las religiones, no se considera a la persona en oposición a Dios, desconectada de él, en estado de pecado perpetuo y sin remedio. No precisa de fe, salvadores mágicos, sacrificios milagrosos, y otros malabarismos para despojarse de la mancha del pecado.
Sino la TESHUVÁ.
Porque, sigue siendo un Yo Esencial puro, luminoso, conectado a Dios.
Aunque esté sumergido en el lodo del pecado, de la mala acción, de la religión, de la idolatría, del EGO en cualquiera de sus versiones nefastas y desubicadas.

No podemos olvidar que esa persona, incluso el pecador frecuente, en su esencia es LUZ.
Pero, tampoco podemos dejar de lado el imperativo de establecer justicia, también en términos humanos.
Y hasta, aunque suene feo decirlo y repetirlo, aborrecer aquello que es odioso en la persona.

No es dando la otra mejilla como se establece el bien y la justicia.
Ni esperando que sea Dios quien juzgue.
Ni siendo misericordioso con el que actúa malignamente.
Tales no son caminos espirituales.

Por el contrario, es obligación trabajar para extirpar al mal del mundo, de esa forma también estamos ayudando al malo a que retorne a su verdadero rostro.
Y cuando decimos malo, obviamente tenemos todos una pesada mochila, quien más quien menos, la cual revisar y de la cual expulsar las costras horrendas, así como las piedras siniestras.
Por supuesto, cada uno con la gravedad de sus acciones, sin minimizar la verdadera culpa, ni excusar lo que no merece misericordia alguna.

Entonces, tenemos un inmenso trabajo para hacer con nosotros mismos y con el prójimo.
Amar al ser, pero odiar su mal actuar.

¿Cómo hacer para no confundir las cosas?
Sabiendo de nuestras múltiples identidades y atribuir adonde corresponda lo que corresponde.

Aquel que peca, realmente ha hecho el mal. Aunque su esencia siga siendo pura, merece el “castigo” acorde a sus acciones. Que se encargan los tribunales de hacerlo, cuando es de su competencia. O nos encargamos cada uno de lo que está a nuestro justo y legal alcance.

Está también la misericordia, cuando el mal no es a causa del deseo de hacerlo. Sin por ello obviar la necesidad de hacer responsable al culpable y de ayudarle en el proceso de reparación.

Y está la TESHUVÁ, en todo caso.
Porque la TESHUVÁ no es un regalo exclusivo para quien ha pecado o se ha apartado de la buena senda, sino que es una manera de denominar el encontrar y andar el camino hacia la unificación del ser.

Lo que llamamos realidad, este mundo, es eventual y pasajero, sin embargo, nuestras acciones tienen fruto en la eternidad.
Hagamos lo que podemos, aquí y ahora, para convertir este mundo en un verdadero paraíso.
Revisemos el catálogo de nuestras caretas, dejemos de usar las que nos empobrecen y dediquémonos a encontrar el canal para irradiar la LUZ de la NESHAMÁ en nuestra vida y en la del entorno.

Construyamos SHALOM.

Enemigos de Dios

[1]“ …(Al Monte Sinaí) no se le denominó “monte de la luz”, ni “monte del encuentro con Dios”, ni “monte de la recepción de la Torá”… se le llamó y se le conoce luego de milenios como “monte donde descendió el odio/envidia de los gentiles en contra de Israel“…”

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Parece impensable que alguien, en su uso de razón y lógica, se declare enemigo de Dios.

Algunos posiblemente no han medido las consecuencias de sus palabras; otros se han declarado enemigos de Dios y los judíos abierta y conscientemente por razones ideológicas o políticas [2] .

Pero lo cierto es que la gran mayoría no lo hacemos por temor, otros por prejuicios religiosos, otros por su ateísmo, o bien, por las razones que convengan.

Lo cierto es que en nuestra Tora, la de los Hijos de Noe, existe un mandamiento que explícitamente prohíbe la blasfemia, donde no solamente debe de entenderse como inadecuado referirse (o específicamente actuar) negativamente hacia el Creador, sino que además reglamentariamente puede entenderse como prohibitivo constituirse enemigo de Dios y de sus elegidos[3]

Pero por otro lado resulta totalmente ilógico que alguien se quiera constituir enemigo de Dios o los judíos, y que ponga la razón que quiera el lector

Resulta ilógico e innecesario constituirse enemigo con alguien a quien no va vencer, ni con otros que posiblemente no le han declarado la guerra primeramente.

Pero parece que la cosa no es tan simple.

Pues si objetivamente la cara que mostramos a la sociedad es ser socios de Dios y los Judíos, subjetivamente y en nuestro mundo interno y de sentimientos existe grados de disconformidad con lo que somos. Disconformidad que nadie quiere aceptar, pero que los hechos externos los ponen en evidencia.

Pareciera que las palabras de los sabios que se mencionan el texto trascrito arriba son atemporales, ya que están completamente vigentes al día de hoy.

Seguimos envidiando, odiando, maldiciendo y celando a Israel, a Dios y a los Judíos; pero no de forma expresa y explicita; sino que camuflada por actos inconscientes, o bien intencionados, pero lo que demuestra es celos por la tradición judía, sus costumbres, historia, nacionalismo y unión.

Seguimos guerra contra Dios, los judíos y la Torá cuando “de facto” insistimos en usar nombres judíos, comprar cosas judías, imitar a los judíos, querer ser judíos por “amor” a Dios, por creerse judíos mesiánicos, por negar las leyes universales, por ver el Código Noajido soso o escaso en comparación a la Tora de Israel, por negar la identidad, y por otras razones más que dejo abiertas como “Numerus apertus” para los que quieran poner sus opiniones en los comentarios.

Porque lo que refleja algunas actitudes de TODOS nosotros es una lamentable envidia y un lamentable celo, que lejos de una sana admiración por la fortaleza judía que ha soportado de todo, nos carcome la pasión insana por formar parte de ellos (aunque fuese un poquito) a cualquier costa o precio, porque no nos queremos e invalidamos nuestra identidad y, por ende, no los queremos pero deseamos su identidad, sus tradiciones, sus fiestas, sus dichos, sus nombres, sus costumbres… deseamos ser ellos y no nosotros.

En definitiva, no nos gusta ser nosotros y queremos ser ellos. Así usamos sus dichos, sus locuciones idiomáticas, los nombres que utilizan para referirse a Dios[4] en los actos propios de sus costumbres y obligaciones, etc; que reflejan una pasión celosa y envidiosa que hay que admitir, erradicar y corregir con alguna humildad y con la ayuda apropiada.

Antes de terminar, y antes de cualquier (contra)ataque, quiero aclarar que lo que escribo es para llamar la atención hacia lo que por derecho nos corresponde.

Tenemos una identidad que hay que nutrir, hacer valer, dar a conocer, ejercer y desarrollar; tenemos un Compendio Legal que, al igual que el de los judíos, fue dado divinamente; tal vez no a 3 millones de personas, pero sí a las UNICAS personas que existieron en su momento de dación.

Y en la entrega de la Tora Noaj, no descendió la envidia; sino el Derecho y la Justicia; la identidad y el sentido de la existencia; la fórmula del paraíso y de la Era Mesiánica:

http://fulvida.com/2008/03/27/un-texto-fundamental/

Queda en nosotros su robustecimiento

Y que sirva yo de mal ejemplo si fuera el caso, pero hagamos algo.

Gracias por sus comentarios, observaciones y opiniones.

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[1] El resaltado en negro es del original. http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/¿que-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios

[2] http://serjudio.com/sitra-ajra/idolatria/¿que-descendio-para-los-gentiles-en-sinai-cuando-descendio-la-tora-para-los-judios

[3] Véase a modo de ejemplo los reglamentos del 1 al 8 sobre la Ley de Prohibición de la Blasfemia, en  http://fulvida.com/2008/02/01/reglamentos-de-los-mandamientos/

[4] En estos momentos acabo de ver en mi Facebook una invitación realizada por un grupo de noajidas que en propaganda a su reunión, postearon una fotografía donde se utiliza el nombre de Dios que en lo personal no creo que debiera de usarse.

¿Cambia, todo cambia?

Ni bien se termina de leer el Decálogo (los mal llamados “Diez Mandamientos”, puesto que son 14) en la parashá Itró, nos encontramos con un versículo que podría resultar curioso si nos detuviéramos a contemplarlo:

«Y el Eterno dijo a Moshé [Moisés]: ‘Así dirás a los Hijos de Israel: ‘Vosotros habéis visto que Yo he hablado desde los cielos con vosotros.»
(Shemot / Éxodo 20:19)

Recién concluyó el imponente espectáculo de la Revelación del Eterno para todo el pueblo de Israel en la zona de Sinai.
Todavía arden sus almas por el contacto con la Presencia.
Vibran aún por la conmoción de ser atravesados por las voces celestiales convertidas en ondas energéticas visibles.
No pasó inadvertida la Revelación, el mundo entero se estremeció hasta sus raíces, ¡cuánto más aquellos judíos allí presentes!

Ellos, nosotros, un pueblo entero, de unos tres millones de individuos, que testimonian haber experimentado la Divina manifestación.
No como un cuento, no por tradición, no por habladurías, no por fe; sino ellos mismos estaban allí presentes, nuestros espíritus también, en contacto directo y cierto con la expresión de Dios en la tierra.
No hubo, ni habrá, otra circunstancia parecida, única, de unificación de lo celestial con lo terrenal de manera tan masiva e incontrovertible.

Entonces… ¿a qué viene este versículo?

Pues, pareciera estar demás.
¿No?
¿Acaso ellos no sabían al 100% que era Dios el que se había manifestado allí, ante ellos, en ellos?
¿Podrían quedar dudas?
¿Dependerían de la vanidad de la fe, o de esclavizarse a ideologías, habiendo tenido recién esa única e irrebatible experiencia?

¿A qué viene esa frase entonces?

Sabemos que un concepto básico de la Torá es que no contiene nada extra, decorativo, carente de sentido.
Por ahí, nosotros no alcanzamos a comprender o desvelar algunos misterios. Está bien que así sea, pues cada uno alcanza al nivel que le corresponde.
Pero, una frase tan obvia, evidente, redundante, ¿cómo explicarla?

Una de las maneras es muy simple, a la vez que profunda.
La Torá la dio Dios al pueblo judío, Él es su autor, Él su codificador, Él quien decretó que tal fuera el texto.
Por consiguiente, solamente Él puede modificarla o anularla.
Pero, Él mismo se ha encargado de cancelar tales opciones, ya que fue Él quien declaró:

«No está en el cielo»
(Devarim / Deuteronomio 30:12)

Ya no depende más de Dios la Torá, ahora es del pueblo judío, el depositario, quien se encarga de preservarla, de estudiarla, de vivirla. De interpretarla y llevarla a la práctica de acuerdo a los parámetros acordados y consagrados.
Uno de los elementos claves es que la propia Torá se encarga de negar su posibilidad de cambio:

«Tendréis cuidado de hacer todo lo que Yo os mando; no añadiréis a ello, ni quitaréis de ello.»
(Devarim / Deuteronomio 13:1)

Así pues, ni Dios puede anular o cambiar la Torá; ni tampoco sus verdaderos dueños, que son el pueblo judío.
La Torá de Israel, es y será.

Pero entonces, ¿cómo entender la famosa profecía del profeta Irmiá/Jeremías?

«‘He aquí vienen días, dice el Eterno, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Yehudá [Judá].
No será como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos invalidaron, a pesar de ser Yo su señor, dice el Eterno.
Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Eterno: Pondré mi Torá en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Elohim, y ellos serán Mi pueblo.
Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: ‘Conoce al Eterno.’ Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Eterno. Porque Yo perdonaré su iniquidad y no Me acordaré más de su pecado.'»
(Irmiá / Jeremías 31:30-33)

La respuesta es bastante simple, a la vez que profunda.
En la Era Mesiánica, el EGO (conocido en la Tradición como Ietzer haRá) estará sometido al AMOR.
Ya no dominará el miedo, ni la falsedad, ni la amargura, ni la malicia, ni la violencia, ni todo lo que afea nuestro hermoso mundo.
Por el contario, la LUZ de la NESHAMÁ irradiará y colmará los confines de la existencia individual y colectiva.
No viviremos en sombras, apartados de la LUZ, en tristeza y agonía, sometidos al EGO.
Ya no sentiremos la Torá y sus mandamientos como algo externo, que se nos impone desde fuera.
En la Era Mesiánica será comprendido que el camino de todo ser humano es el cumplimiento de los mandamientos que le corresponden de acuerdo a su identidad espiritual, los Siete Universales para la mayoría de la humanidad, los gentiles; los 613 de la Torá para el pueblo judío en exclusiva.
No será necesario apartar la idolatría, ni demostrar la mentira de las religiones, ni la torpeza de las supersticiones; puesto que será el espíritu quien comandará y no una pequeña porción de nuestro cuerpo (el EGO). Estaremos libres, y por tanto en sumisión a Dios, en armonía con Sus preceptos, aquellos que nos pertenecen por derecho de identidad espiritual.
Ciertamente será un nuevo pacto, aunque NO un “nuevo testamento”.
Será el pacto renovado, tanto para los noájidas como para los judíos.
La alianza eterna que se respetará por AMOR, por el deseo de cumplir la Voluntad, y no para obtener beneficios o codiciar librarse de castigos.
El conocimiento del Eterno será evidente, puesto que será la LUZ de la NESHAMÁ la que alumbrará, y no más los espejismos del EGO.
No será necesario que se nos tome de la mano para arrancarnos de las angustias, de los Egiptos, porque ya habremos madurado nuestra espiritualidad en la experiencia humana.
Seremos partícipes activos de nuestra tarea sagrada, de construir SHALOM en el mundo.

No se cambiará la Torá, se mantendrá vigente como el primer día.
No se reemplazará, tal como tampoco otra nación desplazará a Israel de su misión específica en este mundo, de su relación particular con el Padre y Rey.

Cada uno vivirá a plenitud, en bendición, disfrutando de su propia porción, en paz.
¿Cómo lo sé?
Porque nosotros, los judíos, hemos visto personalmente que desde los Cielos Dios nos ha hablado y nos ha ordenado Su Torá.
No es un cuento, no es una tradición sostenida en la fe, no es un mito, no es una creencia.
Es un hecho.

Ahora que lo sabes, ¿cómo cambiarás tú y ayudarás a cambiar a otros, para bien?

(Texto publicado originalmente en SERJUDIO.com, compartido aquí por tener sumo valor para el fortalecimiento de la identidad noájica).

Te mando ser bendito

El alimento para nuestra dimensión espiritual es el cumplimiento de los mandamientos que nos corresponden, de acuerdo a nuestra identidad espiritual.
Si somos judíos, aquellos de los 613 que se encuentran en la Torá.
Si somos gentiles, tenemos que cumplir los siete mandamientos que Dios ha dictado para ser la Torá de las naciones, el sagrado código noájico.

En una síntesis: construir shalom en todo momento, por medio de acciones de bondad Y justicia; siendo leales al Eterno.

Pero, cuando profundizamos en el estudio, pareciera que nos topamos con una dificultad.
Porque acabamos de señalar que el cumplimiento de los mandamientos que nos corresponden nutren el plano espiritual; pero en más de una ocasión mencionamos que la NESHAMÁ (espíritu) proviene directamente del Eterno, no se modifica, no cambia, no se corrompe, no crece, es la identidad verdadera que somos aquí y en la Eternidad.
¿Entonces?
¿Sirve el cumplimiento de mandamientos para nutrir, o no sirve?

La respuesta es realmente sencilla y clara.
La NESHAMÁ no sufre ninguna variación, ni pecados ni méritos la modifican; sigue siendo esa esencia pura y divina más allá de nuestras acciones y omisiones. Por ello es el Yo Esencial.
El recuerdo de las experiencias en vida se canaliza a través de ella y queda inscripto en la “memoria universal”, lo cual será la porción que cosechará tras el pasaje por este mundo.
Aquel que sembró bondad Y justicia, que vivió en sintonía con los mandamientos que le corresponden, disfrutará del recuerdo “teórico y práctico”, en una sucesión de placer que podemos denominar “paraíso”.
Aquel que sembró lo contrario, ¿de qué podría disfrutar entonces?
Cuanto mayor es nuestra dedicación a llevar una vida comprometida con la construcción de Shalom, mayor será el beneficio. Probablemente aquí también, pero seguramente que allá.

Digo que seguramente allá, porque el Eterno es el juez perfecto, que se abstiene de prejuicios, no se guía por codicia u otros deseos, ni acepta sobornos. La justa porción es la que obtenemos. Entonces, lo que trabajamos aquí en la construcción de Shalom, será lo que recibiremos allí como frutos sin por ello perder nada.
Por supuesto que además de Juez, también es un Padre lleno de amor y misericordia; por lo cual, de acuerdo a Su Voluntad Él concede paz incluso cuando los méritos propios no lo acreditasen.
Dependiendo de Su Sabiduría será el resultado final.

Pero, también tenemos –probablemente- beneficios en este mundo a causa de nuestra conducta constructora de shalom.
Éstos ya no son tan seguros, porque en este mundo las personas contamos con libre albedrío, lo cual significa que cualquiera puede decidir tomar el mal camino y con ello perjudicarse pero también perjudicar a inocentes, quizás tú caigas en sus tramoyas y en lugar de obtener réditos por tu bondad Y justicia, solamente recibas golpes, humillación, malestar, pobreza que obviamente NO te mereces, ni hay piruetas metafísicas que tengan derecho a justificarlas. Pero, el otro haciendo uso de su libre albedrío, te ha incluido en el mal trago, el cual debes pasar como mejor puedas.

Por supuesto, el Juez también lo toma en consideración, sea para equilibrar las cosas aquí o allá; nada queda sin su consecuencia, ni Él admite que el resultado final sea desequilibrado.

Así pues, tienes tu nutrición espiritual: ¡cumple tus mandamientos!
Los tuyos, los que Dios te ha dado, NO los de tu vecino.

Esa es tu misión, esa es tu porción, ese es tu pago.
Pero, no lo hagas como el avaro y mezquino que solamente busca su ganancia. Aunque el centro de placer en tu cerebro dispare dosis estimulantes por el logro, y está bien que así sea, no te conviertas en adicto a esa emoción, sino en leal a tu esencia espiritual.
Haz tu parte, porque es lo que te corresponde hacer, porque es tu parte y solamente tuya.
Hazlo por amor, no por codicia.
Hazlo por bondad, no por miedo.
Hazlo porque es el regalo que Dios te ha dado, y no porque es la pesada carga que te ha tocado “en suerte”.
Hazlo, porque mejoras tu vida, la vida del prójimo, la del entorno en este mundo, y eso es buenísimo, porque es parte de tu tarea en esta vida.
Hazlo, para llenar tu memoria de recuerdos geniales, de luz, de plenitud, que se convierten en tu justa y merecida porción en la eternidad.
Hazlo, porque Dios te lo ha ordenado.

Hazlo, sabiendo que obtienes retribución, pero no te quedes esperándola o reclamando por ella.
No esperes ninguna recompensa, ni que el mundo sea justo contigo o con quien tú quieres.
El mundo, no es justo.
Tampoco es bueno.
El mundo es lo que es, entre lo cual se incluye, entre otras cosas, la oscuridad, la confusión, el caos, el malestar, el EGO, la impotencia, el mal.
Por ello TÚ debes ser quien haga la diferencia, construyendo SHALOM.
Si tú lo haces, yo lo hago, todos lo hacemos, entonces el mundo sigue siendo lo que es, pero las personas ya no derrumbarán las normas ni quebrarán el equilibrio de manera voluntaria.

Hazlo, no para jugar a las escondidas con Dios, o esperar algo a cambio.
No precisas, ni debes, comerciar con Dios.
Debes construir SHALOM.

¿Alguna duda?

POR LA ELEVACIÓN DEL ALMA DE MILTON VENEGAS ZUÑIGA

imagen1Estimados amigos,

Les informamos que El Eterno es su infinita misericordia recogió a uno de los alumnos de nuestra filial en México.

Milton Venegas Zuñiga, partió hacia el mundo por venir, el pasado vienes 23 de enero de 2015 en la ciudad de México. No sin antes haber conocido y aceptado el cumplimiento de los siete principios universales para las naciones. Que sea este merito entre muchos más lo que le de parte en el mundo por venir.

Queremos agradecer en especial al Rabino Aaron Ribco por su apoyo durante momento del fallecimiento de nuestro amigo Milton que desde Israel y a pocos minutos de iniciar el Sábado supo dar un consejo preciso sobre como atender esta situación y consolar a los familiares. También a nuestro Moré Yehuda Ribco por sus enseñanzas que sirvieron para atender los servicios necesarios en el proceso de despedida de Milton.

Les recordamos que en este momento la caridad, los actos nobles pueden ser de ayuda para la elevación del alma de nuestro amigo.

Que sepamos construir Shalom.

SILOGISMOS A LOS SIETE PRINCIPIOS UNIVERSALES

Aristoteles_Logica_1570_Biblioteca_Huelva

A continuación ponemos a su disposición la sección «Silogismos a los Siete Principios Universales» del libro «Luz para la Vida» de la filial Fulvida México.

Para bajar el archivo de click en el siguiente link:

SILOGISMOS A LAS SIETE LEYES UNIVERSALES 1

Esta sección forma parte del curso que en este periodo 2014-2015 se desarrolla en nuestra filial.

Es un tratado elaborado de forma sencilla en forma de tabla, sin embargo es especial y con una profundad temática extensa sobre los siete principios Universales y la lógica Aristotélica. El mismo incluye varios temas en un solo documento por lo que es recomendado para alumnos ya muy avanzados en el tema. Los asuntos que trata esta sección, por ejemplo son;

1. Los niveles de bondad explicados por Yehuda Ribco en su libro anatomía de la felicidad,
2. Los silogismos de la herramienta del pensamiento de Ely Goldratt,
3. Los 7 principios de Fe noajicos explicados por Rabí Itzjak Ginsburg en su tratado Cabalá y Meditación para las Naciones del Mundo.
4. Los 7 derechos Universales explicados por Yehuda Ribco para el simposium en México en febrero de 2012.
5. El tema del miedo y el Ego en forma de silogismo y explicado puntualmente para cada ley.
6. Las 7 dimensiones internas de los poderes emocionales del alma explicadas por Rabí Itzjak Ginsburg en su tratado Cabalá y Meditación para las Naciones del Mundo.
7. Lógica Aristotélica.

Les recomendamos compartirlo con sus familiares, conocidos y amigos.

¡Que sepamos construir Shalom!