Una forma de construir Shalom: La Tolerancia

A veces nos excedemos en nuestro comportamiento para con otras personas, en varios niveles y en varios aspectos, algunos parecieran menos importantes, pero lo cierto es que nuestro influjo sobre el pensamiento de nuestros hermanos no se hace a la fuerza ni a través de la discusión torcida; sino a través de la comunicación asertiva, tolerante, respetable, donde prive más que nuestro parecer en la conversación, una verdadera conducta empática y de respeto a la percepción del otro.
¿Cuál es el fundamento del Shalom?


La generosidad, la disciplina, la compasión, la determinación, la empatía, la unidad, la nobleza, todo esto compone un comportamiento respetable, tolerante, constructivo; un comportamiento que finalmente hará que de la persona emane Shalom.
¿Quién es generoso?
Según Yosi Ben Yojanan, hombre de Ierushalaim, aquél que hace a los pobres, miembros de su casa, porque refirió esta enseñanza, influído por lo que dijo previamente Simón el Justo, quien decía que el mundo se sostiene sobre tres pilares: La Torah, el culto y los actos generosos.
Quien da desde el corazón, y con amor, en todos sus niveles, quien no establece juicio sin misericordia, ni discriminación sin compasión, ese es generoso; aprendemos esto de Avraham, quien en medio de su dolor, luego de su circuncisión, a pleno día, no discriminó a los forasteros que pasaron frente a él, sino que ofreció pan y agua y dio más de lo que dijo; fue desprendido y se dejó llevar por una voluntad superior, enajenarse del propio ego y la comodidad para regalarle un momento de solaz a un extraño.
El Shalom proviene de acciones generosas, y aprendemos esto del castigo que la misma raza humana pre-diluviana sembró para esa generación, por el aumento de actos de violencia y egoismo, por las posiciones individualistas.
Es deber del justo en estas épocas no ser iguales a aquellos, quien armoniza la generosidad con la disciplina, no se abstiene de dar, sino que da con la mesura exacta, quien cultiva esto cultiva su propia vida, como dijo Hilel: «Si no soy para mi ¿Quién es para mi? y cuando soy para mi ¿qué soy? y si no es ahora, ¿cuándo?
Claramente nuestro bienestar proviene de nuestro mismo cuidado y respeto por nuestra propia integridad. No es que seamos autosuficientes, pero tampoco somos un manantial de dádivas, el balance de entrada y salidas energéticas es indispensable para la regulación de nuestra vitalidad. Decía también Hilel: «No te separes de la comunidad, no creas en ti mismo hasta el día de tu muerte, no juzgues a tu compañero hasta que no llegues a su lugar…»
Somos pasibles de errar, bastante más de lo que creemos, imperfectos en nuestra perfecta naturaleza, porque son nuestras equivocaciones las que nos permiten hallar el cable roto, gracias a la razón, y reparar, hacer Tikún, y así mejorar cada día.
Quien mira con compasión, evita la violencia, porque no ve al otro como un pecador, como un candidato al infierno y al sufrimiento eterno, no mira a su hermano con ojos diferentes, ni lo menosprecia, sino que mira en el otro una alarma que le sirve a si mismo y una oportunidad para ayudar, con generosidad, con amor y así poder trascender en las relaciones con quien está ligado espiritualmente.
Y es una herramienta indispensable para actuar con compasión, con amor, con generosidad, sin perder la armonía, la determinación. Es un catalizador de la tolerancia, de la búsqueda interna y auténtica del Shalom, sin esta cualidad de persistencia, de inteligencia emocional, nos sería imposible seguir adelante.
La empatía, esa cualidad que nos permite tomar consciencia de nuestro lazo con extraño, aunque no se conozca, aunque no se haya visto jamás, esa percepción de unidad, de respeto a la integridad del otro y esa razón para consesuar con el otro, sin llevarlo fuera de si para que vea sus propios potenciales ocultos, sin abstraerlo de su propia personalidad para hacerlo reflexionar sobre su propio camino.
Esto nos permite alcanzar la unidad, la sociabilidad sin alteraciones nocivas, sin perjuicio para nadie, sino con el ánimo de construir, de alcanzar juntos la misma meta, aunque haya una forma de hacer las cosas distintas, una percepción de los asuntos de la vida, diferentes, aunque se sienta la separación, se encuentra la persona, que actúa generosamente, con mesura, con justicia, compasivamente, determinado a unirse por medio de la empatía, haciendo noble su pasar por el mundo, domina sobre sus instintos, ha alcanzado un conocimiento superior, está constantemente buscando construir Shalom, constantemente haciendo justicia y así trayendo energías positivas a su vida y a la vida de quienes lo rodean, levantando en el acerbo espiritual común un baluarte de comunicación con lo trascendente, con el Altísimo, haciendose acreedor de las mercedes del Santo Bendito Sea.

Un comentario sobre “Una forma de construir Shalom: La Tolerancia”

  1. Me extraña q un tema de tanta importancia ,no tenga comentarios ,será seguramente,porque está tan bien expuesto q no hay nada mas que decir. En todo caso,voy agregar que el 16 de noviembre es el día internacional de la tolerancia desde 1995 .

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