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La Isla Mágica – 16ª Parte

Un nuevo enemigo

Por: Ashnoaj

-corre –dije –sube al dranio

-¡escapan!-grito dragonair

-nos descubrieron-dijo Noah

Corrimos subimos a los dranios y cabalgamos lo más rápido que pudimos y a gran velocidad nos alejamos de ahí

-creo que los dejamos atrás- dijo Nick

Nos detuvimos para dejar descansar a los dranios un momento, había un silencio tenebroso, estábamos entre la abundante neblina, se escuchaba el palpitar de nuestros corazones exaltados, cuando de pronto se escuchó salir de la hierba a alguien

-¡¡¡¡aaaaaaaaaaaaa!!!!-gritamos al unísono

-calma contesto una voz, soy yo-

-¡he! qué haces aquí Salomón deberías estar descansando-dijo Noah

-me he recuperado, además ¿podrían ustedes solos vencer al mejor guerrero de la isla? o mejor aún burlarlo-dijo Salomón

De nuevo un ruido rompe el inmenso silencio

Nos detuvimos para dejar descansar a los dranios un momento, había un silencio tenebroso, estábamos entre la abundante neblina, se escuchaba el palpitar de nuestros corazones exaltados, cuando de pronto se escuchó salir de la hierba a alguien

-a quien trajiste Salomón-dijo Noah

-Yo no traje a nadie-dijo Salomón

 -¿no?-dije yo–creo que vamos a darle un pequeño saludo a dragonair

Entonces dragonair apareció saliendo de entre la maleza

-inocentes humanos-dijo el villano-siempre tan ingenuos, pensando que escaparían de mí, dragonair un guerrero poderoso-

-cállate dragonair-dijo una figura misteriosa entre los arboles

-no queremos problemas- dije –solo queremos llevarnos a nuestro amigo

-ustedes no pueden llevárselo, nosotros lo capturamos y ahora es nuestro prisionero-dijo dragonair

– ¡era! su prisionero-dijo Noah-nosotros lo rescatemos y ahora él es libre

Subimos a nuestros dranios y la figura misteriosa de repente nos dijo

-¿o acaso ustedes son unas gallinas? –que para evitar una batalla, usan excusas sin sentido

Esa misteriosa voz provenía de las enormes sombras de los altos sauces 

-déjate ver insolente- dijo Nick              

-mi nombre es kardac uno de los mejores guerreros de toda la isla y yo los reto a una batalla reyes -dijo el con un tono menospreciante

Continuara……………

El oso, la mona y el cerdo

Un oso, con que la vida
se ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida
danza ensayaba en dos pies.

Queriendo hacer de persona,
dijo a una mona: «¿Qué tal?»
Era perita la mona,
y respondióle: «Muy mal».

«Yo creo», replicó el oso,
«que me haces poco favor.
Pues ¿qué?, ¿mi aire no es garboso?
¿no hago el paso con primor?».

Estaba el cerdo presente,
y dijo: «¡Bravo! ¡Bien va!
Bailarín más excelente
no se ha visto, ni verá!».

Echó el oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto
hubo de exclamar así:

«Cuando me desaprobaba
la mona, llegué a dudar;
mas ya que el cerdo me alaba,
muy mal debo de bailar».

Guarde para su regalo
esta sentencia el autor:
si el sabio no aprueba, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!.

Poemas para Niños.
Autor: Tomás de Iriarte

¿Te gustaria decirnos cuál es la moraleja del poema?

Carta de un hijo a todos los padres del mundo

– No me dés todo lo que te pida. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar.

– No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.

– No des siempre órdenes. Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

– Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio dámelo; pero también si es castigo.

– No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir; y sí me haces lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.

– No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén esa decisión.

– Déjame valerme por mí mismo. Si tu haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

– No digas mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices. 

– Cuando yo hago algo malo no me exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.

– Cuando estés equivocado en algo admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti. Y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

– Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que porque seamos familia eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

– No me digas que haga una cosa y tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

– Cuando te cuente un problema mío no me digas «No tengo tiempo para tonterías» o «eso no tiene importancia».

– Trata de comprenderme y ayudarme. * Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario decírmelo. 

– Abrázame, necesito sentirte mi amigo, mi compañero a toda hora.

El lobo y el perro

Había una vez en una casa, cerca del bosque, vivía un perro que se encargaba de cuidar la propiedad de sus amos. Un día el perro se alejó de su casa porque deseaba conocer a los animales que vivían en el bosque.

Encontró muchos animales que parecían felices y pensó que sería divertido jugar con libremente con todos ellos. De regreso a su casa, el perro se encontró con un lobo.

Los dos se miraron sorprendidos. «Nos parecemos tanto que podríamos ser hermanos», pensaron.

El perro y el lobo comenzaron a platicar y se fueron caminando juntos. Después de un buen rato sintieron hambre y el lobo le propuso al perro que cazaran algo para comer.

El lobo dijo: «Mira podemos cazar una liebre. No es nada sencillo, por eso te pido que me ayudes a atraparla» el perro de forma apenada dijo: «Pero yo nunca he cazado» dijo el lobo: «¿Entonces qué comes?» contestó el perro: «Tengo un dueño que siempre me alimenta.

A mí me gusta estar con él y ayudarle a cuidar la casa donde vivimos» dijo el lobo: «A mí me gusta cazar» después de un rato, el perro y el lobo encontraron una liebre. El lobo la persiguío y lo atrapó. Llegó la noche y los dos se fueron a dormir.

El perro se sentía confundido por la forma de vida del lobo que no pudo descansar. A la mañana siguiente el perro decidió volver con sus amos e invitó al lobo. Quería compartir su casa y su comida con él. El lobo entró a la casa del perro.

Preguntas para reflexionar – Pidele a tus padres que te ayuden.

¿Qué enseñanza podemos extraer del cuento?

¿Crees que el respeto es fundamental?

¿Hay alguna diferencia entre respetar a una persona y estar de acuerdo con lo que esa persona piensa, siente, dice y hace?

¡Noajikids de vuelta!

Nuevamente NOAJIKIDS está disponible, esta vez lo podrán encontrar aqui en fulvida en este link http://kids.fulvida.com

(Opcionalmente puede ser: http://fulvida.com/noajikids2)

Construyamos shalom dando a conocer el noajismo entre los más chicos.

Son bienvenidos todos aquellos que deseen participar con algún articulo.

Invitemos a nuestro hijos, hermanos, sobrinos, nietos, amiguitos, alumnos a ser parte de esta gran familia de constructores de Shalom.

Muchas bendición para todos y todas.

Los 3 cerditos y el lobo

Eran tres hermanos.

Tres lindos cerditos músicos, que decidieron hacerse sus casas junto al bosque.

El primer Cerdito sin pensarlo mucho, hizo su casita de paja.

Pero el malvado Lobo, que vivía en el bosque, era muy envidioso

Llegó cauteloso junto a la casita. Hinchó los pulmones, y sopló con fuerza,

iFFFFFF!

Y toda la casita se desmoronó, mientras huía el Cerdito.

El segundo Cerdito no hizo su casa de pala. La construyó con hierba fresquita del campo.

Y al contemplarla tan bella, se puso a cantar y a tocar la mandolina.

Poco duró su alegría, Se acercó a la casa el Lobo y sopló como la vez anterior. Seguir leyendo Los 3 cerditos y el lobo

El auto que le gustaba el agua – Cuento que enseña la prudencia

En un pequeño pueblito de la costa había un autito color azul llamado Tutú. A Tutú le encantaba el agua y cuando estaba estacionado frente a la casa de su dueño siempre tenía la mirada puesta en el cielo. Buscaba esas nubes gordas y negras que avisaban que iba a llover. Un día, las nubes comenzaron a hablar ente ellas y se pusieron de acuerdo para que llueva un rato. Tutú se puso muy contento y puso a funcionar el limpia parabrisas. Seguir leyendo El auto que le gustaba el agua – Cuento que enseña la prudencia